El secreto de mi cuñada (Capítulo 16)

El comportamiento de Igor demuestra lo poco hombre que es y que no se merece en absoluto, el mínimo aprecio por parte de su esposa, pero además él se va a llevar el máximo castigo.

CAPÍTULO 16

Tras apretar su culo firme, salgo disparado en mi moto hacia las oficinas y en cuanto llego, me encuentro a todos bastante alterados y me dicen que mi cuñado está en mi despacho montando una buena. Levanto el pulgar sonriente, para que todos se tranquilicen y abro la puerta. En cuanto Igor me ve entrar, lo primero que me dice es:

-        ¡Eres un maldito cabrón!, ¿Dónde cojones está mi mujer? - añade acercándose a mí como si estuviera dispuesto a pegarme.

-        Igor, no creo que estés en condiciones de exigir nada y mucho menos de que me faltes el respeto y montes este número en mi empresa y delante de mis empleados.

-        ¿Me quieres decir dónde está esa zorra?

-        No te pases o entonces me cabreo yo y te saco a patadas. Marel se merece un respeto y en mi presencia no consiento que hables así de ella, por mucho que sea tu mujer.- digo yo levantando mi dedo como advertencia.

-        Joder Aritz, no es la misma. No sé lo que la has hecho. – dice apretando los dientes.

-        ¿Yo? Marel es la de siempre, pero hace falta que tú empieces a respetar lo que hace con su nuevo trabajo y su nueva vida, pero sobre todo como persona, deberías entender que no se merece ese trato. Deberías estar orgulloso.

-        ¿Por qué?

-        Primero por ella, pero además porque por fin ha conseguido lo que tanto necesitaba.

-        ¿Vendiendo consoladores? - pregunta él con su mueca burlona.

-        ¿Qué hay de malo? Mejor que tú sin trabajo.

-        Joder, no seas cabrón, sabes cómo están las cosas.

-        Precisamente por eso. Ella ha encontrado un trabajo que desarrolla a las mil maravillas. Ha encontrado la horma de su zapato.  - añado sin dejar de pensar la de veces que mi polla ha llenado su coño hasta llegar a su útero.

Mi templanza y mi voz firme y mi argumento, sin duda, le desarman del todo, Pero insisto.

-        Marel es una mujer libre, independiente e inteligente. Deberías ir pensando en darle ese espacio para que haga perfectamente su trabajo, al fin y al cabo, es la que está llevando el dinero a casa. ¿No te parece? - le digo serio señalando la silla para que se siente, pero él sigue en pie.

Igor me mira con rabia, pero mis palabras siguen siendo pausadas, porque quizás lo que él esperaba es que yo le gritase como un animal, del mismo modo que está haciendo él, pero no caigo tan bajo, aunque ganas de partirle la cara no me faltan. Tras una breve pausa, continúo:

-        Para empezar, deberías pedirme perdón a mí y a mis empleados, para después darme las gracias por conseguiros un sustento, después de lo que tú y yo...

-        Joder, Aritz, no empieces con eso.

-        Bueno, es la verdad, debería echarte de aquí a patadas o llamar a la policía y que se encarguen ellos, pero no lo voy a hacer, ¿sabes por qué? Por ella.

Igor parece irse calmando, aunque sigue apretando sus puños. Y yo continúo...

-        Debes aprender una cosa. Tu mujer no es algo que te pertenezca, es una persona libre, que se merece todos los respetos, empezando por el tuyo. Ella se está dejando la piel en este proyecto, ha conseguido grandes logros y joder, te ha llevado con ella a Japón para tener vuestro momento. ¿No crees que eres un puto egoísta, Igor?

Cuando parece que él va a intervenir, le interrumpo y continúo con mi pausada, pero contundente bronca.

-        Yo creo que Marel no se lo merece y si no quieres perderla, deberías empezar a pensar en eso. - afirmo.

-        Yo no quiero perderla – responde asustado.

-        ¿Pues entonces?, ¿Hablamos civilizadamente para que entiendas la situación o nos engarramos como perros?

Igor por fin se sienta.

-        ¿Pero dónde coño está? No ha venido a dormir esta noche. - dice nervioso.

-        Ayer fue un día duro, acabó agotada casi de madrugada y no quiso despertarte por eso ha dormido en mi casa, en la habitación de invitados.

-        Joder, podía haberme llamado.

-        Seguramente quiere llamar tu atención, pero con este comportamiento no creo que consigas nada de ella. Deberías recapacitar y empezar a pedir perdón a todo el mundo. Cuando crees que solucionas las cosas, las estás jodiendo más.

-        Tienes razón, Aritz, discúlpame, pero es que Marel, está rara... Después del viaje hemos discutido. Tuvimos una buena bronca y ahora no me habla, no contesta mis llamadas ni mis mensajes.

-        ¿Por qué motivo?

-        No quiere que tengamos sexo.

-        ¿Por eso habéis discutido? Ya te dije que está metida en un proyecto importante, deberías ser paciente.

-        Pero hace unas cuantas semanas que no follamos...

-        Bueno, quitando el viaje a Japón.

-        Sí, precisamente hemos discutido por eso, porque yo no me acuerdo absolutamente de nada, estaba borracho y ella no deja de decirme que fue maravilloso.

-        ¿Ves? Y tú juzgándola continuamente.

-        He llegado a pensar que me pone los cuernos, Aritz.

-        ¿Pero qué dices? Marel es incapaz de hacer algo así... - añado riéndome por dentro y sé que soy cruel, pero es lo que se merece este canalla.

-        Sí, pero joder, no quiere nada conmigo, quiero recuperar esa noche, quiero repetirlo y me tiene a dos velas.

-        Sus razones tendrá.

-        Pero soy su marido. - añade con tono exigente.

-        ¿Y la vas a recuperar así? ¿Haciéndola pasar esta vergüenza?

-        Yo...

-        No la presiones, Igor.  Te puedo decir que tu mujer ha estado toda la semana trabajando en este proyecto, incluida esta noche. ¿Sabes que hoy lanzamos un producto exclusivo y secreto?

-        Algo me comentó. Que había una fiesta para clientes importantes.

-        Pues sí, esta noche es la gran fiesta de presentación.

-        ¿Ella va a ir?

Hago una pausa, cojo aire y le miento:

-        No, naturalmente que no, le he dicho personalmente que no venga. De hecho, ella no ha querido tampoco, creo que está disgustada, ahora entiendo por qué.

-        ¿Por la bronca conmigo?

-        Claro, por eso le dijo a Mar que quería pasar unos días en nuestra casa.

-        Joder, entonces ¿Ella por qué no va a la fiesta?, ¿No es tan importante?

-        Pues, verás, es un evento algo especial... una fiesta veneciana.

- ¿Y qué cojones es eso?

-        Pues una fiesta en la que todos vamos desnudos.

Igor me mira sorprendido por eso, pero más aún cuando le propongo.

-        Mira Igor, yo no quiero estar en guerra contigo todo el día y entiendo que estés desesperado, castigado sin sexo, por eso, en un acto de buena voluntad y sabiendo que tu mujer no vendrá, quiero invitarte a esa fiesta y así, te desahogas... ya me entiendes.

-        Espera. ¿Me estás invitando a esa fiesta en pelotas?

-        Bueno, si quieres.

-        Pero yo...

-        Nadie te conocerá, tranquilo, porque iremos con máscaras... pasarás totalmente desapercibido y por supuesto yo no diré ni una palabra a tu mujer. Lo que hagas allí, es cosa tuya y te puedo decir que encontrarás mujeres alucinantes. Eso sí, espero que las respetes.

-        ¿Y Mar no te dice nada por ir a esa fiesta?

-        ¿Mar? Es la primera que se apunta.

Igor me mira alucinado.

-        Sí, Mar también vendrá. Le encantan este tipo de eventos.

-        ¿Y a ti no te importa?

-        Tenemos libertad para hacer lo que queramos y deberías plantearte ir pensando así.

-        ¿Estás loco? Dejar a Marel que se ponga en pelotas delante de la gente.

-        ¿Ves? Ya estás en plan egoísta y acaparador... ¿No has pensado si a ella le hubiese gustado? ¿No lo harías por ella?

-        No jodas... ¿dejar que mi mujer vaya desnuda y que todos la miren?

-        Bueno, exactamente lo que harás tú...

-        Ya pero no es lo mismo...

Me hace gracia esa doble vara de medir de mi cuñado, que no ve impedimento en ir él en pelotas a la fiesta, pero no permite que lo haga su mujer...

-        Pero en serio, Aritz ¿A ti no te importa que tu mujer esté ahí en pelotas? - me pregunta.

-        Ya te he dicho muchas veces que nosotros pensamos un poco diferente. Diría que más sensatamente sobre eso y nos damos total libertad, no como en tu caso. Yo amo a mi mujer y ella a mí, pero no por eso, nos cortamos la libertad de poder hacer lo que queramos, de hecho si ella disfruta, yo disfruto.

-        Yo no soportaría que tíos salidos mirasen a mi mujer desnuda.

-        Supongo que menos que se la follasen. – añado con toda la mala baba.

-        ¡No jodas!, ¡la mato!

-        ¿Ves? Con esa actitud machista y desfasada no vas a conseguir absolutamente nada de ella. De todos modos, en este caso, tranquilo, Marel no asistirá. - afirmo mintiendo como un bellaco.

-        Mejor así.

-        ¿Entonces cuento contigo?

-        Uf, no sé, si va Mar, entonces no voy yo, no quiero que se lo vaya contando a su hermana.

-        Joder, Igor, ¿no te he dicho que nadie te va a conocer? Y por mi parte, el secreto está a buen recaudo

Mi cuñado cambia totalmente su actitud y entiende que se ha comportado como un tarado, que su mujer mientras tanto se pierde esa fiesta y que yo, su gran enemigo, le invito a esa fiesta cachonda firmando un tratado de “no agresión”.

-        Joder, me siento mal, cuñado. Ya sabes que tengo unos prontos...

-        Pues deberías empezar a controlarlos o te traerá problemas, principalmente con tu esposa, cuando consigas eso, quizás te perdone y puedas volver a tener sexo con ella, mientras tanto, si quieres ir a esa fiesta...

-        Claro... pero por favor, no le digas nada a Marel. ¿Vale?

-        Vaya, en este caso, sí que se lo ocultas tú.

-        Ya te digo que es distinto. No es lo mismo.

Levanto las cejas una vez más pues es alucinante su forma de pensar tan troglodita.

-        En cualquier caso. Es un secreto entre tú y yo - añado estrechando su mano y mintiendo de nuevo.

Tal y como esperaba, mi cuñado ha caído como un pardillo y creyendo que me estoy haciendo su amigo, no sabe que le sigo odiando tanto o más que antes, por eso que voy a torturarle todo lo que pueda, porque ni se imagina que su esposa, su amada esposa... será la que presente ese producto para todos en esa fiesta y que la van a follar de lo lindo, ni que vamos a tener sexo ella y yo, algo que de por sí me encanta, pero lo de verle crecer los cuernos a este capullo, me estimula todavía más.


Por fin es la noche de la fiesta veneciana y la presentación de ese producto que va a revolucionar el mercado en pocos días. En la recepción del hotel hay absoluta normalidad y los clientes habituales, se mezclan con los de la fiesta, que es, a pesar de todo, de lo más discreta. Iñaki, el director del hotel lo tiene todo pensado y para guardar la privacidad de los invitados a la fiesta, les entregará con la reserva una tarjeta especial que los llevará exclusivamente a la planta sexta de ese hotel a la que nadie más tiene acceso. Cada invitado tendrá su habitación y en la misma planta, en su gran hall, que incluye un escenario y una gran piscina será el lugar donde se desarrolle la presentación con un catering contratado. Todo, sin escatimar gastos, con mucho glamour, lujo, fantasía y sensualidad. Incluso camareras y camareros bien escogidos, bien dotados y lógicamente, todos desnudos.

Mar y yo, tenemos la habitación 601 y en cuanto nos metemos en ella nos quitamos toda la ropa y nos vamos probando las máscaras. Al fijarme en el precioso cuerpo de mi esposa, me doy cuenta de que se ha puesto dos piercings de aro en sus pezones, algo que la hace todavía más deseable de lo que ya es.

-          Cari, qué bien te quedan esos aros en los pezones...

-          ¿Te gustan?

-          Me encantan, te hacen muy sexy, bueno, más de lo que ya eres.

-          ¡Qué bien!, porque estoy deseando levantar unas cuantas pollas... ya sabes que es mi debilidad, ver a los tíos empalmados por mi culpa.

En ese momento mira mi polla y se ha puesto tiesa, tan solo de verla y de sus palabras.

-          ¿Ves a lo que me refiero? - dice agarrándola por la base y dándole unos cuantos meneos.

En cuanto la suelta y me lanza un guiño juguetón, se pone frente al espejo y se maquilla, de forma muy diferente a la habitual, remarcando más los pómulos con tonos lilas y fucsias, con una sombra alrededor de sus ojos y un eyeliner más exagerado, y aunque gran parte se lo cubrirá la máscara, tan solo con ese maquillaje, Mar está prácticamente irreconocible. Cuando se pone por fin el antifaz, que cubre todo su rostro, a excepción de su boca que lleva de un rosa fuerte, desde luego parece otra y lo remata todo con unos zapatos de tacón de aguja y un tocado a forma de tiara sobre su moño rubio.

-        ¡Joder, Mar, estás preciosa, cariño! - la digo apretando una de sus nalgas y juntando mi pelvis entre esas preciosas posaderas.

-        Cielo, resérvate, que la noche es muy larga. - me comenta al verme tan excitado.

Pienso para mí, que la noche es realmente intensa, sobre todo porque voy a follarme a mi cuñada de nuevo, frente a ese cliente anónimo del que cada vez siento más curiosidad por saber cómo es.

Mi chica está preciosa, con su cuerpo desnudo, ensalzado con esos tacones larguísimo tacón y esa máscara que yo mismo elegí, y que llena de pequeñas perlitas, hace que brillen cuando mueve su cabeza.  Sus ojos también brillan más que nunca, pero si no hubiera visto yo mismo que se ha puesto la máscara, me habría costado reconocerla, incluso ese cuerpo que me conozco al dedillo.

-        ¡Estoy cachondísima, cari! - me dice.

-        Y lo que te queda, jeje. - respondo yo mientras termino de poner mi propia máscara.

Salimos de la habitación, para acudir al hall principal de esa sexta planta, en la que ya empieza a verse gente desnuda deambulando, mientras algunas de nuestras modelos explican amablemente las ventajas de nuestros productos a cada uno de los clientes que van llenando poco a poco ese gran espacio. Puedo vislumbrar a Kati, una de nuestras mejores modelos, inconfundible por su color de piel, ella es una brasileña que le está poniendo una crema estimulante en la polla a uno de nuestros invitados a la fiesta. Naturalmente no conocemos a nadie, salvo el propio personal de nuestra empresa ya que previamente hemos comentando la forma de nuestras máscaras para poderlo tener todo controlado, como Elisabeth que veo en la distancia, mostrando su precioso cuerpo a un grupo de hombres, algunos de los cuales ya están empalmados. Ella lleva una máscara roja en forma de mariposa y nos saluda desde lejos con su efusividad de siempre.

Todo está magníficamente preparado, pues precisamente Eli, es una gran anfitriona preparando este tipo de eventos, tanto la música, el ambiente, hasta el servicio de catering, atendido por preciosas camareras, desnudas naturalmente, que se identifican del resto de público porque llevan una pajarita dorada en su cuello. Todas ellas bellísimas y muy bien elegidas, al igual que los chicos camareros, chicos muy fuertes y bien dotados, alegrando la vista de las mujeres presentes. También hay modelos masculinos y femeninos, con cuerpos increíbles, bañándose desnudos en la gran piscina central, intercambiando toques y caricias juguetonas y sensuales para deleite de nuestros clientes. No hay duda de que todo está saliendo increíblemente bien y el erotismo reina en esa sexta planta.

-        Hola chicos. - nos saluda Eli cuando ya está junto a nosotros, mientras yo dibujo con mi vista todo su precioso cuerpo, especialmente su chochito sobre el que lleva tatuado la señal de peligro, algo que siempre me ha llamado la atención, además de parecerme muy atrayente, haciendo que mi polla se ponga morcillona.

-        ¿Eres Eli? - pregunta mi esposa.

-        Sí, ¿tú Mar?

-        Estás muy guapa. Jajaja – dicen al unísono y ríen ambas, dándose un abrazo.

Las chicas se besan y resulta atrapante ver esos cuerpos desnudos tan bonitos, juntándose al darse dos besos.

-        Si no te importa, voy a robarte a tu marido por un rato. - comenta Eli.

-        Claro, voy a por una copa. Sed buenos. - añade mi mujer sonriente, dándome otro piquito a continuación.

De siempre ha sabido Mar de mis encuentros sexuales con Eli, que, por cierto, ella ha misma ha tenido la suerte de probar a solas y junto a mí en algún trío con ella. Además de una gran compañera y ser una de nuestras mejores directivas de la empresa, Elisabeth está buenísima y folla como los ángeles, tanto con hombres, como con mujeres o con ambos a la vez.

Eli y yo atravesamos el hall, mientras ella me va comentando algunos detalles que vamos viendo por el camino y seguimos hacia el otro pasillo que lleva al resto de habitaciones.

-        He conseguido la llave, Aritz, como me habías pedido. - me comenta mientras caminamos a paso ligero.

-        ¿La del cliente anónimo de Mayder? - le pregunto, pues le había pedido que hiciera lo posible por conseguirla de forma discreta.

-        Sí, pero es muy peligroso. Tenemos que darnos prisa, porque puede entrar en cualquier momento

Avanzamos por el pasillo y yo disfruto de su compañía desnuda y del atrapante sonido de sus tacones en el suelo. Por fin llegamos a la habitación 670, que es la contigua a la 669 en donde Marel y yo le ofreceremos el show en vivo a ese cliente VIP, del que siempre he querido tener algo de información y en cambio no sé absolutamente nada, ni por supuesto ella tampoco, algo que me intranquiliza, por eso que ahora quiero entrar y buscar alguna pista.

Nos cruzamos con otros clientes desnudos y enmascarados, pero nadie parece fijarse cuando ella mete la tarjeta en esa habitación que se abre al instante y ambos entramos. Mi corazón está a tope y mi polla va en aumento, porque la situación resulta peligrosa, además de morbosa. La habitación es aparente normal, con una cama grande, dos mesitas, pero en un lugar de un televisor hay un gran ventanal que da acceso a la habitación de al lado, la 669, en la que puede apreciarse una cama “king size”, muy pegada a esa gran ventana, que, por el otro lado, como es lógico, es un espejo.

-        ¿Nervioso? - me pregunta Elisabeth al verme mirar a través del ventanal, esa cama gigante donde mi cuñada y yo daremos rienda suelta a nuestros instintos carnales en un show en vivo exclusivo para ese VIP.

-        Bueno, lo normal.

-        Vamos, Aritz, se te está poniendo dura – dice ella agarrando mi polla que termina de endurecerse entre sus dedos.

-        Sobre todo, contigo. – respondo yo apretujando una de sus tetas con una mano y su terso culo con la otra.

-        ¡Es todo tan excitante! ¿Verdad? De seguro que Marel y tú le vais a hacer un buen show a ese tipo. ¡Me dais una envidia que no veas!

-        ¿De estar tú a solas conmigo o con Mayder en esa gran cama?

-        Por mí estaría con los dos a la vez. - añade al tiempo que mece mi polla lentamente masturbándola como quien no quiere la cosa.

-        Bueno, cariño, a lo que hemos venido. - digo excitado, pero separándome de esa preciosa mujer, para empezar a buscar algún indicio que me ayude a averiguar algo de ese cliente.

Miro en los cajones, en el armario, pero nada, no hay ninguna pista, ni tan siquiera un abrigo o ropa que pueda orientarme para saber cómo es ese tipo, cuando de pronto, vemos que se abre la puerta de la otra habitación y aparece mi cuñada, totalmente desnuda. Se mira frente al gran espejo, que para nosotros es una gran ventana, mientras ella, ajena a nuestra presencia, se retoca la raya de los ojos.

-        ¡Joder, es Marel! - dice Eli asombrada, pues ninguno nos la esperábamos.

Ambos nos quedamos absortos observando el cuerpo precioso de mi cuñada, que sigue relajada frente al espejo, retocando su maquillaje y sus labios. Sin máscara, incluso, cuesta reconocerla, porque lleva su pelo en recogido en forma de moño, muy distinto a los suyos y reflejos morados en su cabello. Sus labios de un color rojo fuego, pero sus ojos, llenos de purpurina y tonos azules y lila, la hacen, del todo, irreconocible, así que cuando se ponga la máscara, ni su propio esposo va a saber que es ella. Además, veo que se ha hecho varios tatuajes a base de henna, uno sobre su pecho, con una especie de hiedra que sube hasta su hombro y otros como mariposas y otros animales mitológicos por el resto de su anatomía, en su espalda, en sus piernas, sobre su pubis, en su culo...

Resulta curioso, verla ahí desnuda, sabiendo que ella no nos ve, pero tampoco nos oye, porque está todo muy bien insonorizado y mi polla ha terminado de ponerse tiesa, viendo a esa diosa preparándose para el gran show.

-        ¡Qué buena está la cabrona! - dice Eli pegando sus manos al cristal, en el que, al otro lado, mi preciosa cuñada, se extiende un maquillaje especial por todo el cuerpo, haciendo que se unifique un color más moreno de su piel.

De pronto, Marel, recoge de la mesilla el famoso juguetito que vamos a promocionar esa noche y tumbándose en la cama, empieza jugar con él sobre sus labios vaginales para ir calentándose. La escena no puede ser más estimulante, sobre todo porque por el altavoz, podemos escuchar sus gemidos en alta calidad, inundando nuestra habitación de jadeos y respiraciones entrecortadas.

-          ¡Joder! - exclamo yo, notando como mi polla da otro espasmo, empezando a gotear ante esa impactante imagen.

Eli sigue pegada al cristal, alucinando como yo y es entonces cuando me pongo tras ella, sin dejar de observar a mi cuñada masturbándose cada vez más frenéticamente con nuestro “Leuna” y soltando innumerables gemidos, sin que ella sepa, evidentemente, que nosotros estamos al otro lado del espejo.  Empiezo a pasar mi polla por el coño de Elisabeth desde atrás, que por cierto está empapado y mis propios fluidos, embadurnan nuestros sexos. Por un momento Eli cruza su mirada con la mía, se muerde el labio y lo cierto es que no me cuesta nada metérsela en su coño hasta el fondo de una sola embestida, agarrado a su cintura.

-         ¡Ah, sí, joder, Aritz! – gime Eli, mientras esos propios suspiros se mezclan con los de mi cuñada, qué lógicamente, desde el otro lado, ella no puede escuchar.

Mientras observo a Marel sobre la cama de la otra habitación, con sus piernas abiertas y metiéndose incesantemente el juguetito en su coño yo sigo clavándosela con fuerza en el de Eli, que acoge mi polla a las mil maravillas en su estrecho coño, mientras ambos no nos perdemos detalle de lo que sucede tras el cristal. Una mano de Eli permanece apoyada contra ese ventanal, a medida que yo se la voy metiendo con fuerza y ella pasa su mano por detrás de mi nuca, acariciándome y gimiendo mientras mi pelvis hace sonar un chasquido al chocar contra su culo. Y justo en ese momento le meto un dedo en su ano de forma brusca, haciendo que Eli de un respingo y se estremezca a continuación, pegando sus tetas contra el cristal, mientras Marel sigue a la suyo dándose placer dando pequeños grititos que me encienden más todavía. Entonces saco mi lubricada polla de su coño para cambiar de agujero y metérsela en ese estrecho culito de sopetón, haciendo que Eli pegue al mismo tiempo otro grito, pero Marel, gracias a la insonorización, no se entera de nada, por lo que empiezo a bombear en ese apretado esfínter con mi polla dura mientras no dejo de ver a mi cuñada espatarrada en la cama con sus piernas abiertas de par en par, al tiempo que el ano de Eli acoge a la perfección mi tiesa verga, mientras yo me agarro a sus caderas y la clavo casi con desesperación, haciéndola botar sobre el suelo y haciendo sonar, lo que más me excita del mundo, el sonido de sus tacones en el suelo...

En la otra habitación veo que Marel se ha corrido y está acariciando sus grandes tetas, en los últimos espasmos que le ha dejado ese orgasmo, pero cuando yo estoy a punto para correrme dentro del estrecho ano de mi compañera, suena por los altavoces una música, que anuncia el inminente show que será la presentación en cinco minutos de “Leuna”. Eli empuja con su culo y logra que se la saque, haciendo que mi polla salga rebotando, totalmente tiesa y a poco de haber explotado. De hecho, al sacarla ha sonado casi como un descorche y veo mi glande más inflamado que nunca.

-        Lo siento, Aritz, ya sé que nos hemos quedado en lo mejor, pero tengo que ir a preparar todo. - me dice y mientras yo me quedo allí totalmente empalmado ella sale de la habitación a toda prisa, lanzándome un beso.

Al otro lado del cristal, Marel termina apresuradamente con su maquillaje y se ajusta su máscara, pero yo también quiero ir a hacer mis preparativos y buscar un buen sitio para ver a mi cuñada en plena acción. Echo un último vistazo por esa habitación y sigo sin ver ninguna pista, por lo que, salgo por la puerta, me cruzo con una de las camareras que se muerde el labio al verme tan empalmado. La chica es preciosa y no quita ojo de mi tremenda erección. De buena gana, terminaría lo que me ha dejado a medias con ella, pues es una preciosidad, pero simplemente le pellizco sus blanditos labios vaginales a la vez que la digo.

-        Preciosa, te follaría ahora mismo, pero tengo alguna cosa pendiente. - la digo, al tiempo que ella agita varias veces mi polla haciendo que se tense y que su boca se abra al ver ese tamaño crecer entre sus dedos.

-        ¿Me lo prometes? - dice ella en un suspiro.

-        Desde luego.

-        Gracias, nunca había visto una polla así. - añade suspirando y yo me siento orgulloso.

Por suerte, logro controlarme en ese momento y tras darle un azotazo a la bella camarera, camino por el pasillo hacia el gran hall y precisamente al llegar puedo ver el cuerpo desnudo de mi cuñado y la máscara inconfundible que le presté. Creo que, gracias a esa imagen de ese palurdo, se me ha bajado de golpe la erección.

-        Hola Igor. - le saludo y me fijo que él sí que está con su polla medio empalmada.

-        Hola. - se sorprende al oír su nombre.

-        Sí, tranquilo, soy Aritz. ¿Qué te parece todo esto? - le pregunto mientras nos encaminamos entre toda esa gente desnuda.

-        Asombroso, no había visto tantos cuerpos en pelotas juntos. Es muy excitante y hay mujeres increíbles.

-        Te lo dije. Pues ahora vas a ver a la mejor de todas nuestras chicas en la presentación de Leuna. Ven, que lo vemos juntos en primera fila. - le digo para que me acompañe hacia el escenario y vea desde bien cerca a su esposa, a la que creo que va a ser imposible que reconozca.

Tal y como está previsto, las luces de ese gran hall se bajan, para centrarse dos grandes focos sobre el escenario, mientras yo me ubico en primera fila junto a mi cuñado que alucina cuando otra de las preciosas camareras, lógicamente con su cuerpo desnudo, nos pone una bandeja delante con dos copas de un delicioso cóctel, que ambos bebemos, mientras Igor sigue apurado por su erección descontrolada, algo que a los más veteranos no nos importa, pues estamos acostumbrados.

Cuando la música invade ese lugar, pasando por una especie de rayos y grandes efectos de iluminación, todo se vuelve negro y se enciende un rayo de luz que ilumina el centro del escenario en el que hay una mujer arrodillada con su cabeza metida entre sus piernas y cubierta por una gran capa. Ese atuendo se asemeja a una flor casi cerrada, que sin duda va a impactar a todos, cuando se descubra que debajo está mi preciosa cuñada. Ella levanta la cabeza lentamente y observa a su alrededor. Está preciosa, con su pelo recogido en ese gran moño, repleto de reflejos brillantes, con una máscara que cubre todo su rostro, salvo su boca, de un color rojo intenso y se pone de pie para comenzar a caminar por el escenario, como si estuviese perdida en mitad de un bosque o algo parecido. Al hacerlo se descubre su cuerpo desnudo, lleno de tatuajes provisionales, que ya había tenido la suerte de ver desde el ventanal de la habitación, pero ahora, en medio de ese escenario, lleno de luces y brillos, es todavía más impactante y sensual. Marel se mueve con grandes dotes de actriz, calzando unos zapatos de plataforma de interminable tacón, que realzan más ese cuerpo perfecto que tiene... sus pechos bamboleantes se mueven a cada paso y ella camina, como si estuviese perdida en medio de ese supuesto bosque sombrío... su sexo rasurado parece brillar, en el que seguramente Eli, ha puesto alguna perlita o algo que hace que reluzca un punto de luz cada vez que se mueve... cuando de pronto dos hombres desnudos se ponen a su lado, que a pesar de sus máscaras, reconozco al instante, son los inconfundibles cuerpos de Roberto y Michael, que brillan por la luz y por algún tipo de loción que hace que sus pieles depiladas resalten más.

Miro a mi alrededor y todo el mundo está expectante, oyéndose murmullos de admiración. A mi lado, mi cuñado, con su polla tiesa está observando la actuación sin sospechar lo más mínimo que esa diosa es su esposa.

La música envuelve el escenario y todo el hall, en el que Marel resalta por encima de todo. Ella, siguiendo ese guion, tapa su desnudez con su capa, aparentando vergüenza, mientras los dos hombres la rodean y bailan con ella, queriendo conquistarla con sus bailes y con sus roces, hasta que, en un momento dado, se produce una especie de lucha acompañada por la música, en la que ambos hacen lo posible por quitarle la capa y desnudarla. Todo parece formar parte de un ritual, al que ella acaba cediendo, cuando uno de esos chicos, muerde en su cuello y el otro la abraza por detrás... mientras Marel echa su cabeza mirando al techo, como poseída y es cuando los dos chicos la despojan de su capa, apareciendo ese cuerpo totalmente desnudo, aún más impresionante, elevado en esos zancos que lleva y haciendo que un montón de murmullos y vítores suenen alrededor del escenario, en el que todo el público parece concentrado, admirando el cuerpo bellísimo que se ofrece ante todos. Yo mismo estoy empalmado ante esa visión y creo que todos los hombres presentes y por supuesto mi cuñado, que permanece a mi derecha, alucinado, viendo ese espectáculo cuando le doy un codazo.

-        ¿Qué tal? - le pregunto.

-        Es maravillosa.

-        Sabía que te iba a gustar... - añado intentando aguantar una carcajada, pues él ignora que se trata de su propia esposa, la que está desnuda delante de todos, mientras esos dos chicos empiezan a dibujar sus curvas con sus manos.

De pronto, noto que alguien me habla al otro lado y veo en esa penumbra que se trata de Mar, mi preciosa esposa.

-        Hola cari... ¿ella es? - me pregunta sin terminar y yo la respondo.

-        Sí, es tu hermana.

-        ¡Joder! – exclama asombrada.

A pesar de que es casi imposible reconocer a Marel, con ese espectáculo de luces, ese peinado, esa máscara y su cuerpo cubierto por tatuajes, no hay duda que su hermanita lo ha reconocido, o más bien lo ha deducido, sabiendo que no la veía por el local y conociéndome con mis perversos juegos, no le ha costado sumar dos más dos.

-        Está preciosa, ¿a qué sí? - la digo, al tiempo que estrujo una de sus tetillas mientras ella está absorta en lo que sucede en el escenario.

-        Ya lo creo... y tú eres un cabrón. - me dice agarrando mi polla que en ese momento está totalmente tiesa.

-        ¿Yo? ¿por qué?

-        Porque no me habías dicho nada de esta sorpresa, aunque imaginaba que había un gran número al final, jamás sospeché que iba a ser Marel la protagonista.

-        ¿Y qué te parece?

-        Me encanta la idea. - dice meciendo mi polla, pero sin que ninguno dejemos de mirar al escenario, en el que Marel se desenvuelve con sus grandes dotes de actriz, en un continuo movimiento de las manos de esos chicos por todo su cuerpo, al igual que ella, que apoya sus tetas en el pecho de uno, o roza con su culo la polla del otro....

-        Pues aún no has visto lo mejor. - le digo a Mar riendo junto a su oído.

-        ¿Más sorpresas?

-        ¿Ves el tipo que está a mi derecha?

-        Sí, ¿algún cliente tuyo? - me pregunta asomando su cabeza para observarle.

-        No, es alguien que conoces.

-        ¿Yo?

-        Es tu cuñado...

En ese momento Mar abre su boca de par en par, observando más detenidamente el cuerpo de Igor, justo a mi lado, que por cierto no se entera, pues está con su vista clavada en el escenario, al tiempo que se está masturbando lentamente con el espectáculo.

-        No eres un cabrón, eres un hijo de puta. - me dice Mar riendo.

-        Sabía que te iba a gustar... - respondo riendo.

Ella sigue masturbándome lentamente y yo aprovecho para meter dos dedos en su chochito, arrancándole otro suspiro, mientras observo a mi alrededor viendo que todo el mundo está expectante, disfrutando al máximo de ese show que protagoniza con tanta profesionalidad mi cuñada, tal y como esperaba y si a eso, le añades todas las ganas y el buen trabajo que ha desarrollado Eli en esa puesta en escena, no se puede ver más que el gran éxito que es esta noche y lo que será el producto que estamos presentando.

-          Joder qué bien lo hace mi hermana – me comenta Mar al oído.

-          ¿Has visto?

-          Si, parece una profesional, como si lo hiciese a diario.

Naturalmente Mar no sospecha ese otro secreto de Marel, que desarrolla cada noche en su cuenta de Mayder, para millones de seguidores, por lo que ahora, no es de extrañar que esté bordando ese papel sobre el escenario, con ese cuerpo y esos movimientos sensuales, con los que ha conseguido que nuestros dos modelos tengan sus pollas a tope, así como todo el público presente, incluido yo, naturalmente. Fijándome en el público presente, veo que muchos se están masturbando o tocándose con cierto disimulo, pero es inevitable excitarse viendo ese show en el escenario, incluso se pueden escuchar murmullos y aplausos esporádicos... cuando uno de los modelos le enseña el “Leuna” a mi cuñada como si fuera una especie de amuleto, para insertarlo en su coño inesperadamente y rápidamente el cuerpo de ella se transforma y tambalea al sentir la vibración de ese juguete, mientras los chicos no dejan de apretujar sus enormes tetas o lamen su culo, al tiempo que ella cae arrodillada, con sus piernas abiertas, ofreciéndonos a todo el público un primer plano de su coño y como el pequeño Leuna se adapta perfectamente en sus labios vaginales y se le nota vibrar... ella cae en trance. Totalmente motivada y caliente, Marel empieza a chupársela alternadamente a los dos chicos y por lo que aprecio no parece precisamente una simple representación porque ese juguetito, por lo que sé, es mucho mejor que el de la competencia y lleva a las mujeres a un placer intenso y continuo, incluso con los prototipos, algunas confesaron haber descubierto que son multiorgásmicas sin saberlo.

Vuelvo a mirar a mi derecha a mi cuñado, que sigue meciendo su polla observando el espectáculo en el que manos, bocas y cuerpo se mezclan en el escenario en la que la principal protagonista es su mujer y lógicamente él no lo sabe... ni cuando uno de los chicos le cambia el juguetito, sacándolo de su coño y se lo mete en el ano, mientras ella gime casi con un grito, en un estremecimiento que se entiende como muy real, convertido en innumerables jadeos posteriores, hasta quedar a cuatro patas, moviendo su trasero con su aparatito vibrando en su agujero posterior, Michael se la mete en la boca y Roberto se la folla por detrás, hasta que todos estallan en un orgasmo muy bien planificado, pero nada fingido, pues de las pollas de los chicos salen innumerables chorros de semen que bañan el cuerpo desnudo de mi cuñada, mientras ella, totalmente exhausta, cae tumbada sobre el escenario, con su cuerpo brillante y tembloroso, mientras la sala se llena de aplausos y silbidos de admiración...

-        ¡Madre mía! - exclama Mar, agarrándose a mi brazo, mientras mis dedos juguetean en su encharcado coño.

-        Una pasada, ¿eh?

-        Ya lo creo... Me ha dejado súper cachonda...

-        ¿Querrías redondear el numerito?

Mar me mira desconcertada, pero yo vuelvo a mirar a mi derecha y parece que Igor sigue alucinado sin reconocer el cuerpo de su esposa, que aún permanece tumbada sobre el escenario y los chicos siguen escupiendo algún chorro que cae sobre su culo, sus tetas, su cara...

Entonces vuelvo a mi izquierda para explicarle a Mar junto a su oído, mi plan para hacer la venganza definitiva con Igor, no solo para lo que él mismo no ve, que es como acaban de follarse a su mujer, sino a algo más sublime y perverso...

Cuando se lo cuento, Mar alucina con mi plan, pero sabiendo que ella también quiere darle una buena lección y aunque  duda unos instantes, de forma asombrosa, al poco rato consigue llevarse a Igor hacia un rincón más discreto, camelándole, sin que lógicamente él la reconozca, pero él debe creer que se la ha ligado o que ella ha quedado prendada de su polla, que no es precisamente relevante, más bien todo lo contrario, pero él, en el fondo, cree que esa “presunta desconocida” se ha quedado enamorada y Mar con gran destreza, está al costado del escenario, y le está diciendo cosas al oído, seguramente calentándole y diciéndole que está loca por sus huesos... jeje.

Levanto la vista hacia el escenario y veo a Marel con su cuerpo brillante por el sudor y por los lefazos que le han regalado nuestros dos modelos.

-          Voy a darme una ducha y ahora bajo. - añade señalando su cuerpo brillante.

Subo mi pulgar en señal de OK y espero a que mi cuñada se pegue  se duche en el pequeño baño que hay detrás del escenario. Mientras tanto hago una señal a Mar para que alargue la situación y veo que ha cogido la polla de Igor y le está pajeando, mientras él aprovecha para sobarle sus tetitas. En otras circunstancias eso me jodería, pero todo sea para cumplir mi plan de joderle más a él.

Ahora Mar se pone en cuclillas, en esa pose que la hace todavía más atrayente y ha empezado a pajearle, mientras Igor no se cree que esa mujer con ese precioso cuerpo desnudo está ahora delante de él, masturbándole con energía... Yo miro todo desde la distancia, sin que Igor se percate, pero viéndolo todo perfectamente, sabiendo que ese momento va a ser apoteósico. Sin duda, Mar ha captado a la primera la idea de mi plan y va a hacerlo con gran presteza.

Justo en ese momento, Mar, me mira unos segundos, sabiendo que yo estoy atento y sabiendo que Marel estará acabando su ducha, vuelvo a guiñarle el ojo a mi esposa, que sin más, se mete la polla de su cuñado en la boca, para empezar a chupársela como sólo mi linda esposa sabe hacer...

Marel en ese momento me ve desde el escenario y yo entonces estiro mi mano, para ayudar a que esa diosa baje los cuatro o cinco escalones hasta el suelo. Una vez más vislumbro su sensualidad y la perfección de ese cuerpo ensalzado con esos tacones que resuenan al bajar las escaleras.

-          Estás increíble, Marel, me encantan tus tatoos. - la digo, mientras ella termina de bajar los últimos escalones.

-          ¿Te gustan?

-          Me encantan. Te hacen todavía más deseable.

-          Si lo supiera Igor, me mataría...

-          ¿Por?

-          Nunca me dejó hacerme ninguno. Por suerte son provisionales y seguramente mañana habrán desaparecido. Me han dicho que con par de duchas desaparecerán.

-          ¿Otra vez? - la digo a modo de pequeña regañina.

-          ¿Qué?

-          ¿Dependiendo de lo quiera Igor? ¿Quién es él para decidir sobre lo que tú quieres hacer con tu cuerpo?

-          Ya has visto que cuando Mar se quiere poner un tatuaje o un piercing, lo ha hecho y punto… sin consultarme o si lo ha hecho era para pedirme consejo, pero es su cuerpo y ella decide.

Marel me mira, comprendiendo que lo digo es verdad y lo lejos que ha estado siempre ella de esa libertad.

-          Es verdad. Soy una tonta... debería pensar por mí. Ese hombre me ha tenido siempre... –dice.

-          ¿Secuestrada? – termino yo la frase.

Los dos reímos, porque Marel sabe que ha cambiado, ha empezado a darse cuenta de que no puede depender de un hombre que la tiene sometida, que no la deja vivir, que la coarta su libertad y el hecho de poder tomar sus decisiones. Ahora ha visto que puede hacer lo que le plazca, disfrutar y en definitiva... ¡vivir!

-          Y ¿Qué te ha parecido el show, Aritz? - me pregunta nerviosa, pues valora mucho mi opinión.

-          Grandiosa, cuñada. Nadie lo puede hacer mejor. - añado apretando ese redondo culo.

-          Gracias, Aritz... además lo he pasado en grande.

-          Ya lo he visto, ya.

-          Todavía me palpita el coño y el culo por culpa de ese maravilloso juguetito.

-          Bueno y esas pollas que te han dado lo suyo, también.

-          Jajaja… eso también…. Aunque ninguna está como la tuya.

En ese momento ella agarra mi miembro y va cogiendo tamaño a medida que ella me toca.

-          ¿Entonces, bien? – me pregunta de nuevo.

-          Grandiosa, cielo... has levantado montones pollas y mojado todos esos coños... eres una diosa, no eres consciente de las pasiones que levantas, pero la mía la primera.

-          Gracias, eres un amor. - añade dándome un piquito –

-          Y un suertudo de tenerte. - comento yo apretujando ese culo duro.

-          Gracias.

-          Ahora, estate atenta... - la digo agarrándola del brazo.

-          ¿Qué pasa?

-          ¿Reconoces a esa pareja? - le pregunto al tiempo que señalo a Mar agachada y haciéndole una colosal mamada a Igor.

Mar me mira y se encoge de hombros.

-        ¿En serio que no conoces a ese tipo?

-        No.

-        Sí, preciosa, ¿El que me confesaba que nunca le era infiel a su esposa? Y mírale ahora.

En ese momento Marel se da cuenta y aprieta más fuerte mi brazo al comprender mis palabras.

-        Pero Aritz, ¿él es...? - me dice de pronto mi cuñada, reconociendo el cuerpo de su marido, su inconfundible barriga y su calvicie, viendo como la otra se la sigue chupando con todas las ganas.

-        Sí, el mismo al que has calentado a base de bien desde el escenario.

Los preciosos ojos de Marel muy abiertos me observan y suelta una pequeña risita nerviosa.

-          Entonces, ¿lo ha visto todo?

-          Absolutamente todo, no se ha perdido como se follaban a su mujer por todas partes, aunque claro, él no sabe quién eres, bajo esa máscara, el maquillaje, el peinado...esos tatuajes.

-          No estaba segura, pero en el fondo sabía que me estaba mirando entre el público, al menos eso quería pensar, pero veo que al final lo has convencido para que viniera.

-          No podía perdérselo.

-          Que malo eres...

-          ¿Y tú?

Mi preciosa cuñada sabe que tengo razón, pues ella en el escenario, sabiéndose observada por su marido en primera fila, ha desarrollado ese juego perverso, incluyendo mayor excitación, con ese morbo que rodea la fiesta y el hecho de saber que él no la ha reconocido.

-        ¿Has visto cómo disfruta? Y eso que siempre dice que es fiel. ¿No estás celosa? -  le pregunto.

-        Si te digo la verdad no siento nada. De hecho, creo que hace tiempo que no siento esas mariposas del principio. A veces me siento mal, cuando soy yo la que le pone los cuernos…

-        Marel, cariño, no vayas por ahí. Recuerda que él fue el primero.

-        Pero bueno, yo también he pecado... - responde ella queriendo asumir parte de culpa.

-        Joder Marel, no lo justifiques, tu marido es un cabronazo con todas las letras, te ha humillado, estafado, engañado y maltratado sicológicamente. Vamos, lo hace constantemente. Que tú hayas hecho tu vida, no va en contra de la suya, de hecho, podrías haberte vengado confesándoselo, humillándole, sin embargo tu venganza era algo para tu propio orgullo, tu propia autoestima… pero no le has hecho nunca daño directamente y él a ti, joder…. continuamente… - respondo irritado, ante esa nueva defensa de ella.

Volvemos a fijarnos detenidamente en la pareja y vuelvo a ver como Marel aprieta mi brazo, aceptando que mis palabras son la pura verdad, sin fisuras, que su vida ha sido un suplicio junto a ese hombre.

Observo como mi esposa sigue chupando con ahínco la polla a su cuñado, mientras nosotros lo vemos todo desde corta distancia, pero en un lugar estratégico y discreto.

-          Lo hace bien, ella, ¿no? - le pregunto a Marel, cuando la lengua de mi mujer, dibuja todo el tronco de Igor, mientras este echa su cabeza hacia atrás, disfrutando de esas lamidas.

-          Menuda zorra, sí que parece que sabe chupar la muy puta. - me dice Marel.

-          ¿No la reconoces?

En ese momento mi cuñada me mira, luego vuelve a mirar a la pareja y entonces abre la boca al darse cuenta de que la que está en cuclillas delante de su esposo, es su propia hermana.

-          ¿Ella...? - empieza a decir Marel, pero yo la corto.

-          Espera, espera, que ahora viene lo mejor.

Mi cuñada me mira desconcertada, pues sabe el odio de su hermana hacia su marido, pero ignora que todo es parte del plan de mi venganza personal. Mientras tanto, Mar, sigue chupando como una condenada, tragándose una buena porción de la polla de Igor y él la sujeta de la cabeza. Se nota que ella también está cachonda, sé lo mucho que le gusta comerse una polla, aunque sea la del cabronazo de Igor, así que se entrega en esa mamada haciendo desaparecer su pollita en la boca, lamiendo a continuación sus huevos y toda su longitud, cuando Igor no puede aguantar más tiempo, ante esa habilidosa lengua y esos carnosos labios e irremediablemente se corre bruscamente sobre la cara de ella, de la que caen goterones de leche blanca que han manchado su máscara casi al completo y se deslizan goteando por sus tetas...

-        ¡Cómo me has puesto! - dice ella de pronto, haciendo que mi cuñado se quede paralizado al escuchar su voz.

-        Yo... - intenta decir Igor, cuando ella se pone de pie frente a él.

De pronto Mar le despoja a Igor de la máscara y se quita ella su propio antifaz, quedando cara a cara frente a él. En ese momento Marel me mira sorprendida, todavía no ha encajado que su esposo haya hecho eso, pero menos que sea su hermana la que le haya vaciado los huevos sin entender nada, pues sabe que Mar lo odia con todas sus fuerzas.

Mientras nosotros les observamos escondidos pero lo suficientemente cerca para escucharlos. Mar dice casi en un grito.

-        ¿Igor? - dice haciéndose la sorprendida poniendo su mejor cara de actriz dentro del guion pactado.

-        ¿Mar? - pregunta el otro con los ojos abiertos como platos sin creerse que esa mujer desnuda que tiene delante es su cuñada mientras que su polla ya flácida, siguen cayendo goterones de semen que ha disparado contra su cara.

Continuará...

Raúl & Sylke