El secreto de mi cuñada (Capítulo 12)

Las dos hermanas son tremendas, a cada cual me calienta más, pero es que no lo puedo remediar, son dos bellezas tremendas que follan como los ángeles.

CAPÍTULO 12

Detengo el coche en una esquina de mala manera y enseguida Mar, baja la cremallera de mi bragueta y saca mi polla que está pletórica.

-        ¡Qué cosa tan linda!, ¡Cómo me he acordado de ella! - dice empezando a pajearme y a besarme.

-        ¿La has echado de menos, cari? - le pregunto cuando ella baja su cabeza y sus labios rodean mi glande.

-        Sí, joder, es tan grande, tan bonita... qué pena que mi hermana no tenga una como esta... - añade al tiempo que se traga casi la mitad de mi polla.

Su última frase, añadido a su maravillosa lengua y sus blanditos labios, hacen que cierre los ojos de gusto durante un instante, para luego abrirlos y ver como se mueven sus tetas bajo la camiseta de mi equipo, ya que no veo que lleve sostén. Alargo mi mano y sobre la fina tela de la camiseta, amaso esos pechos perfectos y pellizco sus pezones, arrancándole algún gemido.

De pronto, suena mi teléfono, pero corto la llamada enseguida sin mirar quien es, porque mi esposa sigue enfrascada comiéndome la polla, aunque no logre tragarla del todo como Karin o como la propia Marel, que es una diosa chupando, yo, en cambio, empujo su cabeza, haciendo que su garganta haga ese ruido de querer sorber y respirar al mismo tiempo, logrando que vaya entrando más y más, sin conseguir, lógicamente, que entre al completo. El teléfono vuelve a sonar nuevamente, pero cuelgo otra vez cuando mi mujer se arrodilla en el asiento, se da la vuelta, dejando su culo frente a mí y se sube la faldita para mostrarme su ano sonrosado, ya que no lleva braguitas.

-          ¡Joder, Mar... estamos en medio de la calle! - exclamo, pero no puedo evitar acariciar ese trasero y disponerme a follármelo ahí mismo, a plena luz del día.

El teléfono vuelve a sonar por tercera vez y decido cogerlo, para quitarme de encima al pesado de turno, pero entonces veo en la pantalla que se trata de mi cuñada.

-        ¿Qué ocurre, Marel? – la pregunto.

-        Hola Aritz, ¿Dónde andabas? ¿Ya has llegado a casa?

-        Esto... no... estoy cerca de tu casa. - digo, aunque no confieso que estoy en la misma esquina, con el culo de su hermana cerca de mi cara y dos de mis dedos metidos en su ano.

-        Tenemos que ir urgentemente a la ofi. - me dice.

-        ¿Ahora mismo? ¿Ocurre algo? - pregunto alarmado.

-        Me ha llamado Elisabeth, que nos espera allí con Ander.

-        ¿Pero tan urgente es? - pregunto, porque estoy loco por perforar ese agujerito de Mar.

-        ¡Ya tienen el nuevo juguete terminado, Aritz!, ¡Quieren hacer una presentación esta misma semana!, ¡Va a ser tremendo!, ¡Una bomba para la competencia!

-        Entonces, ¿Ya lo ha preparado Eli para la venta?

-        Si, quieren hacer este viernes una presentación para clientes exclusivos en la sexta planta del Hotel Ámbar y necesitan prepararlo todo, quieren que sea espectacular.

-        ¿Este viernes?, ¿tan pronto?

-        Si, Ander insiste que tenemos que sacarlo cuanto antes, hacer la primera presentación en Europa, aquí en Bilbao y luego hacer otras en América... Asia.

-        Me parece muy precipitado, Marel. - añado metiendo ahora mis dedos en el jugoso coño de mi mujer, mientras sigo hablando con su hermana.

-        Creo que la competencia va a lanzar un nuevo producto en breve y Ander dice que nos tenemos que adelantar, porque el nuestro es mucho mejor. Aritz, vuelve a recogerme en cuanto puedas y nos vamos para allá para concretar esa presentación.

-        Sí, estoy cerca... dame unos minutos. - digo.

Mi mujer entiende que el trabajo nos llama, pero ambos estamos excitadísimos, con unas ganas locas de follar.

-        Cari, esta noche nos desquitamos. - la digo, cuando ella se recompone la falda y se coloca en su asiento.

-        Vale, pero me tendrás que dar ración doble, ya sabes... - me dice acariciando mi mejilla mientras yo guardo mi polla tiesa a duras penas en mi pantalón.

Volvemos a recoger a mi cuñada, que nos está esperando en la calle que se sorprende de lo rápido que hemos vuelto. Se ha cambiado de ropa y va con una blusa roja ceñida y unos vaqueros. ¡Está de infarto! Se sube al coche, dejamos a Mar en nuestra casa y salimos disparados Marel y yo hacia las oficinas de la empresa para esa reunión tan importante. Durante el trayecto, ver a Marel ahí, a mi lado, es algo que me vuelve loco, con sus pezones marcados que miro de reojo de vez en cuando y ella me sonríe cada vez que cruzamos las miradas y ella de vez en cuando acaricia mi polla por encima del pantalón haciéndome recordar esos buenos momentos vividos, hasta que por fin entramos al parking de las oficinas.

Aparco en mi plaza reservada y apago el motor, pero antes de bajarnos estiro mi mano para acariciar ese pecho divino que tiene una forma tan sugerente de perfil, con ese puntiagudo pezón.

-        ¡Ah, Aritz, qué gusto sentir tus manos otra vez!

Marel estira su mano y saca mi polla de mi bragueta quedando sorprendida al verla tan tiesa... lo que no sabe es que el precalentamiento lo he tenido con su hermana.

-        Me encanta tu polla, cuñado. - dice y se agacha metiéndosela por completo en la boca.

-        ¡Joder! - digo al sentir toda mi verga dentro, hasta que su nariz está en mi pubis.

En ese momento un coche aparca cerca de nosotros y Marel suelta mi verga de repente, dejándome aún más excitado que antes.

-        Creo que es mejor que subamos. - me dice, limpiándose con el dorso de su mano los restos de mi líquido preseminal que se depositado en sus labios.

-        Tienes razón.  - le digo mientras vuelvo a colocarme, a duras penas, la polla en el pantalón.

Salimos del coche y nos dirigimos al ascensor, en esos pocos metros que hay, vuelvo a sentir el poder de atracción de mi cuñada que camina delante de mí, con el paso firme, haciendo retumbar el sonido de sus tacones en el suelo del parking, además de ese meneo de caderas que en esos jeans ajustados es todo un pecado andante. Me agarro a su cintura y ella me sonríe cuando mi mano palpa con disimulo ese impresionante trasero.  Una vez dentro del ascensor, no puedo esperar más tiempo para besar su boca y agarrarme a ese formidable culo que tiene que veo reflejados en el espejo del ascensor, perfectamente dibujado bajo esos vaqueros ajustados que le quedan como un guante. Pienso que, si pudiera, la empotraba ahí mismo y así me podría desfogar de una maldita vez, porque estoy cada vez más excitado, necesito estar dentro de ella otra vez, pero por desgracia el trayecto en ese ascensor express, es corto y además no tiene el típico botón de parada, ya que lo suprimimos, cuando una de nuestras modelos tuvo un problema de acoso con uno de sus fans más locos, además de tener instalada una cámara de seguridad, por eso me limito a un beso y aun toqueteo, pero ella nota que mi polla está a tope.

Así que cuando llegamos a nuestra planta, dejamos de besarnos y con su sonrisa perfecta, se moja los labios y camina un par de pasos delante de mí hacia el salón de actos. Al verla salir esos movimientos tan bien medidos y tan sensuales al caminar, me quedo ahí embobado admirándola, a tal punto que casi se me cierran las puertas del ascensor en mis narices. Además, veo que no soy el único que se queda prendado de ese sensual caminar, porque todos los empleados levantan la vista, oyendo su taconeo por el piso y admirando a esa diosa de medidas perfectas. Justo antes de entrar al salón de actos aprovecho para darle una buena palmada en ese culazo sonando por el pasillo.

-          ¡Serás...! - me dice quejándose, pasando su mano por el pandero tras mi azote.

Yo solo sonrío con picardía y abro la puerta cediéndole el paso para que entre. Una vez dentro Elisabeth y Ander nos saludan y se acercan a nosotros, con dos copas de champagne cada uno que acto seguido nos entregan a Marel y a mí.

-        ¡Felicidades! - dice Eli, dándole dos besos a mi cuñada con su mano en la cintura casi rozando el comienzo de su culo.

A continuación, Eli me besa a mí, con un piquito y veo por el rabillo del ojo, como Ander se agarra a la cintura de Marel y le planta también dos besos, excesivamente cerca de su boca, llegando a bajar la mano rozando su culo, del mismo modo que Eli, mientras él le dice algo al oído que la hace reír a carcajadas.  Al ver eso y con la excitación que llevo encima, mi polla se pone más dura de lo que está. Luego mi socio me estrecha la mano dándome dos buenas palmadas en la espalda para decir junto a Eli, al unísono:

-        ¡Enhorabuena, pareja!

-        ¡Gracias! - respondemos Marel y yo, también a la vez.

-        Un brindis por el pedazo de contrato que habéis conseguido en Japón, chicos.  - añade Ander levantando su copa

Todos levantamos la copa con él y las chocamos para dar un sorbo de ese “Dom Pèrignon”.

-        El mérito hay que dárselo a Marel, que se lo ha currado bastante. - digo tras beber ese trago.

Al oír esas palabras Ander se queda como expectante, queriendo saber algo más de ese mérito de mi cuñada, pero simplemente le guiño un ojo.

-          Ya te contaré. - le digo a mi socio

Mientras veo como mi cuñada se pone un poco colorada, ante mi comentario, algo que le multiplica su belleza, con esa mezcla de inocencia y maldad que lleva encima.

-        Bueno, chicos, sentaros, que tenemos mucho trabajo. - nos indica Eli haciendo que ocupemos las confortables butacas de ese salón de actos que en realidad es como un mini cine con diez asientos.

Yo me siento entre Marel y Elisabeth y veo que al otro lado de mi cuñada, Ander no quiere perder la oportunidad de tenerla cerca.  Eli coge el mando y pulsa un botón, haciendo que baje la gran pantalla del techo, entregándonos al mismo tiempo un dosier que va explicando en una presentación, exponiéndonos las características y fotos de nuestro nuevo juguete sexual, que sin duda va a revolucionar el mercado.

-        ¿Es como un “Satisfayer”? - pregunta Marel con curiosidad al ver las primeras infografías y videos del juguete.

-        Sí, veo que lo conoces bien, ¿quién de nosotras no tiene uno de esos en casa? - dice Eli riendo – pero Marel, te aseguro que este es mucho mejor - añade posando una mano sobre el muslo de mi cuñada.

-        ¿Mejor todavía? - pregunta asombrada Marel.

-        Mucho más. - explica Eli entregándola un prototipo - Mira, es también un succionador de clítoris, pero totalmente distinto. Para empezar no necesita agarrarse con las manos, porque ya ves que es ergonómico, adaptándose directamente a la vagina con dos ventosas que además actúan con una vibración distinta según quieras, en el clítoris y otra al tiempo, tiene una entrada para estimular el punto G, con un adaptador que se puede instalar también analmente, lo que le confiere muchas más prestaciones y placeres a la vez, con la ventaja que lo puedes programar con el móvil y llevarlo puesto, sin que nadie se entere, porque puedes ver que es mucho más pequeño y discreto.

Veo que mi cuñada está entusiasmada con ese juguete, que seguramente estará deseando probar y eso me pone realmente nervioso, pero más aún cuando Eli nos dice que mejor veamos una demostración en vivo y pulsa una conexión de video llamada, en la que aparece nuestra modelo rusa, Tatiana, la preferida de mi socio, que viste una diminuta batita china.

-        Hola Tati, preciosa. - la saluda Ander con mucha familiaridad.

-        Hola Ander, ¿Cómo estás?  y hola a todos- añade con su particular acento eslavo y su gran sonrisa.

-        Tatiana, estaba explicándoles el tema del nuevo juguete, ¿Puedes hacer una demostración? - le comenta Eli.

-        Claro. Encantada.

-        Gracias.

A continuación, Tatiana se quita la bata, apareciendo totalmente desnuda y debo admitir que Ander tiene un gusto exquisito, porque esa mujer es preciosa, con unas curvas increíbles, un culo perfecto, unas tetas medianas, pero muy buen puestas, además de su pelo rubio que le llega casi hasta el culo y esos ojos claros tan penetrantes. Nos enseña un primer plano del nuevo juguete y después de su coño, que en esa pantalla gigante se ve con todo detalle cada pliegue. Se inserta el aparato que se adapta enseguida con las dos ventosas, una interior y la otra sobre su clítoris y después pulsa su móvil y puede verse que tiene diversas velocidades que ella va cambiando, haciendo que tenga que cerrar los ojos en más de una ocasión y soltar algún gemido.

-        Joder, veo que actúa rápido. - digo yo excitado, viendo ese coño en primer plano.

-        Sí, es increíble - responde Tatiana con su voz agitada.

Luego Eli, nos enseña un video de presentación en la que la propia Tatiana es la protagonista, en una primera escena, haciéndose pasar por una webcamer y con el nuevo vibrador adaptado al ordenador del supuesto cliente que mediante unas monedas virtuales puede dar placer a la chica, a tal punto que una de las escenas vemos como Tatiana se está corriendo de placer, con una de esas descargas, que se repite varias veces, ya que es multiorgásmica, viendo como salen los flujos de su coño, en algo que se ve que no es para nada fingido.

Creo que todos deben andar como yo, pero al ver esas imágenes tengo que agarrarme el paquete y colocarlo en distinta postura debido a lo tiesa que tengo mi polla bajo el pantalón. La siguiente escena en la que aparece Tatiana, va vestida de ejecutiva sentada en una cafetería, y se observa cómo está realmente excitada ya que en la parte inferior de la imagen se distinguen unas manos controlando por móvil desde otra mesa, la velocidad del juguete y observo cuando lo pone al máximo es el doble o incluso el triple que cualquier lush normal, ya que se ve a Tatiana como le tiemblan las piernas y da un gran grito, haciendo que varios clientes la observen, incluso uno que se dirige a ella por si se encuentra bien.

-        ¿Bueno, qué os va pareciendo? - nos pregunta Eli.

-        ¡Tremendo! - digo yo.

-        ¡Alucinante! - añade Marel, visiblemente excitada, pues noto como se moja los labios.

-        Bueno, pues ahora lo mejor, gracias a su versatilidad y el cambio de las ventosas, permite tener relaciones al mismo tiempo. - añade Eli, que pulsa el mando y vuelve a salir el set en vivo en donde se encuentra Tatiana desnuda.

Esa impresionante modelo nos sonríe y se pone a cuatro patas ofreciéndonos un primer plano de su culazo.

-        ¿Se me ve bien? - pregunta Tatiana abriendo los cachetes de su culo en el que vemos insertado el juguete.

-        ¡De maravilla! - digo entusiasmado y noto que mi cuñada me mira con el ceño fruncido, algo celosa.

A continuación, aparece Roberto, uno de nuestros modelos mejor dotados que maneja el móvil con una mano cambiando la velocidad del consolador en el culo de Tatiana al tiempo que se la folla por el coño agarrándose a su cadera.

-        Como veis, no estorba para poder follar mientras está en el culo y al revés. - añade Eli en sus explicaciones con total normalidad.

En la siguiente postura, han cambiado el lush al coño de Tatiana y Roberto inserta su enorme polla en el culo de la modelo que se corre varias veces entre el juguete y el polvazo que le está echando su compañero en su estrecho esfínter.

Cómo uno no es de piedra viendo todas esas escenas, vuelvo a bajar mi mano para tocarme mi polla por encima del pantalón y colocármela en otra posición ya que está dura como una piedra. Creo que Eli me ha pillado en alguna de esas porque veo que me sonríe y para ella debe ser toda una victoria como precursora del nuevo proyecto.

En un acercamiento de la cámara, observo el tatuaje que tiene el chico encima del glúteo izquierdo, que es como una especie de serpiente que parece moverse cada vez que le inserta la polla a la otra, mientras parece estar corriéndose de nuevo.

-        ¡Joder, Robert, macho tú no te cortas! ¿eh mamonazo? - le comento a Roberto en plan chistoso.

-        Ya sabes que yo lo hago todo por la empresa y si me necesita que haga algo lo hago, jejeje – dice nuestro modelo mirando a la pantalla, clavándosela a Tati sin remision.

-        Ya lo veo. - digo yo - Y nos reímos todos.

Marel está observando la imagen con los ojos como platos y seguramente excitándose tanto como yo.

-          Roberto, creo que el juguete la hace correrse más que tú. - dice en una de sus gracietas Ander, lo que hace yo me ría por su ocurrencia.

-        Perdonad chicos ya sabemos Marel y yo que sois muy graciosos - guiñándole un ojo a mi cuñada, viendo que nos comportamos como críos.

-        Perdona Eli, pero ya nos conoces. - dice Ander.

-        No, no pasa nada, pero ahora quiero saber vuestra opinión, bueno, Aritz, en realidad la tuya, porque la de tu socio la tengo.

-        Pues me parece una pasada, Eli. Has hecho un gran trabajo. - afirmo.

-        Tati, Roberto, gracias a los dos. - comenta ella cortando la conexión con el mando.

La pantalla sube de nuevo iluminando la sala y nos ponemos en pie terminando de comentar los detalles, mientras Eli mira de reojo mi bulto y vuelve a sonreírme victoriosa.

-        ¿Y ves muy precipitado lanzarlo ya?, me gustaría empezar a moverlo en los medios digitales. - me comenta nuestra directora de producto.

-        Bueno, me dijiste Eli, que hace unos meses nuestro mayor competidor estaba muy cerca también de sacar un producto parecido al nuestro, ¿sabes cómo va? - le pregunto.

-         Pues sí, efectivamente Aritz, por lo que he averiguado en quince días o un mes máximo lo sacarán. No creo que sea tan especial, pero, aun así, creo que hay que dar un paso por delante.

-        Joder, ahora entiendo lo de las prisas... - añado.

-        Claro, por eso queríamos saber tu opinión y cómo hacer el primer lanzamiento. Tu eres el de las ideas, Aritz...- comenta Ander.

-        Bueno, se me ocurre, que, aunque para el viernes es muy pronto, ya que habrá gente a la que le será imposible asistir, podríamos enviar nuestras tarjetas oro a los clientes exclusivos con una invitación al hotel “Ambar”, como sabéis conozco al director y nos puede dejar la planta sexta al completo, como otras veces.

-        ¡Es verdad, Iñaki estará encantado! - añade Ander que también conoce al director del hotel.

-        Podemos presentar el producto en una fiesta veneciana. - añado.

-        ¡Joder, eres un crack, perfecto, te adoro amigo! - grita mi socio a la vez que me da un abrazo y una palmada en el hombro.

-        Es cierto, Aritz, es una excelente idea presentar nuestro producto en una fiesta veneciana y que alguna de nuestras modelos lo haga allí mismo como fin de fiesta. - intervino Eli.

-        Perdonad, ¿Qué es una fiesta veneciana? - pregunta Marel extrañada.

En ese momento Ander y yo nos miramos y nos reímos, al ver que ella desconoce ese tipo de fiestas.

-        ¿Qué ocurre? En serio ¿qué es una fiesta veneciana? - insiste Marel aún más confundida.

-        Pues en donde te vas a encontrar muchas tetas, coños, culos y pollas por doquier. - comenta mi socio sin dejar de reír.

-        No seas bruto hombre - dice Eli- Es una fiesta donde todo el mundo iremos desnudos solo cubiertos por una máscara veneciana, exceptuando nosotras que llevamos tacones y podemos llevar una capa o algún tocado. Resulta altamente erótico y excitante- explica Eli.

Marel está sorprendida y nos mira a todos por si se trata de una broma, pero confirmamos lo que ha dicho nuestra compañera.

-        ¿Todos iríamos desnudos? - insiste Marel con los ojos brillantes sin creérselo todavía.

-        Por supuesto – comenta Eli – y no solo eso, ten en cuenta que son fiestas en las que se presentan productos sexuales, por lo que son bastante fuertes y la gente se excita bastante.

-        ¡Y tanto, te vas a hartar de pollas tiesas! - comenta Ander que me guiña un ojo, pues sabemos cómo son estas fiestas.

-        Pollas y chochitos. - añade Elisabeth mirándome de reojo con esa complicidad que hay entre ella y yo.

Como sigue viendo a mi cuñada flipando, nuestra directora de marketing le explica:

-        A ver, es verdad que estas fiestas son muy exclusivas, Marel, pero después de presentar los productos nuestros clientes, se ponen muy cachondos, bueno, ese es el objetivo. Y algunos de esos invitados acaban teniendo sexo con nuestras modelos o incluso acaban en verdaderas orgias. Por eso reservamos la planta completa del hotel.

-        ¿Tú también participas, Eli? - pregunta mi cuñada.

-        Claro, no me las pierdo. Y no estás obligada a nada, tan solo a ir desnuda y con la máscara siempre puesta, pero hay una condición si se da el caso en el que te quitan la máscara o se la quitas a alguien, serás expulsada de la fiesta y depende quien sea puede ser despedido o perder su condición de cliente vip de la empresa.

-        ¿Y la gente no se desmadra? - insiste Marel curiosa.

-        Aunque te parezca raro, todo va dentro de un orden. Si cualquiera se sobrepasa o hace algo sin el consentimiento de alguien, puede ser expulsado o peor, denunciado a la policía si llegara el caso. En este tipo de fiestas lo que hacemos es siempre guardar la confidencialidad de las personas, por eso antes de asistir todos tenemos que firmar un contrato de compromiso exclusivo.

Mientras Eli le está explicando que clase de fiesta es, observo a mi cuñada como se está poniendo roja y noto los pezones marcados en su blusa. No es para menos, porque el día está siendo cachondísimo y lo de la fiesta, parece la guinda.

-        Y tú Aritz, ¿has ido a muchas fiestas de estas? - se gira Marel, preguntándome directamente.

Y justo cuando voy a decir, se adelanta Ander diciéndole a Marel:

-        Se nota que eres nueva, Marel, él y su mujer fueron los pioneros en organizar este tipo de fiestas. Seguro que Mar tampoco se pierde esta. ¿Verdad socio?

-        Por supuesto que no. - Afirmo.

-        ¿Mar también se desnuda delante de todos? - pregunta mi cuñada más sorprendida.

-        ¿Te sorprende? No me digas que después de todo, eres una mojigata - añade Ander provocándola.

-        Te aseguro que no tiene nada de mojigata. - le confirmo.

-        ¿Ah no? - me desafía Ander.

Por un momento vienen a mi mente todas las imágenes sorprendentes de ese viaje con mi cuñada, pasando por la demostración que les hizo a los japoneses recordando cómo le comía la polla a Kimura y a todos sus socios en la oficina o cómo al día siguiente en la habitación del hotel mientras le enseñaba los productos al gerente nipón, este la ponía a cuatro encima de la cama y la follaba repetidas veces. Por no hablar de todo lo que hizo conmigo... claro. Y cuando iba a decirle a mi socio algo sobre eso, fue mi propia cuñada la que tomó la palabra.

-          Me encantaría participar en esa fiesta veneciana y para demostrarle a Ander que no soy ninguna mojigata, quisiera ser la modelo que presenta el nuevo juguete.

Los tres nos miramos y ahora somos nosotros los sorprendidos quedándonos callados durante un buen rato.

-           ¿De verdad lo harías, Marel? – pregunta entonces Eli con los ojos como platos.

-          Bueno, si creéis que doy la talla para hacerlo. - afirma Marel.

-          ¿Bromeas? Eres la modelo perfecta para eso. - insiste nuestra directora de proyecto.

Sonrío a mi cuñada por su atrevimiento y estoy con Eli, no dejo de pensar que será la mejor presentación que hayamos hecho nunca, por el producto y por la modelo que lo va mostrar.

Salgo de mis pensamientos cuando Elisabeth me dice.

-        Aritz, el producto está anunciado en la web como promoción y en la tienda, pero sin más detalle, casi de forma sugerente, hasta que no hagamos la presentación en el hotel no saldrán a la venta.

-        Claro, me parece prudente ¿Y qué nombre le habéis puesto, por cierto? - pregunto a mi socio.

-        Eso ha sido lo mejor, Aritz, y es que les he mandado a los frikis que han hagan una encuesta en la web con varios nombres y el elegido ha sido “Leuna”. - me comenta él.

-        ¡Qué bueno, “suave” en euskera! Me parece genial. - afirmo.

Eli nos indica en el dossier los detalles técnicos y toda la publicidad prevista.

-        Perfecto todo, chicos. - digo - entonces nos ponemos en marcha, ¿alguna cosa más? - pregunto.

-        No, es todo. Y perdonad por haceros venir tan de improviso después de un largo viaje. Estaréis cansados. - añade Eli.

-        No pasa nada. - dice con esa sonrisa que le caracteriza a Marel.

-        Del resto me ocupo yo. - añade Elisabeth sonriente.

Entonces nos levantamos, brindamos nuevamente con el champagne y cuando enfilamos hacia la salida, me dice Ander.

-        Aritz ¿puedes hacerme un último favor? Quiero ir a la oficina de marcas y patentes con Eli para registrar el producto.

-        Claro, Ander, dime.

-        ¿Puedes pasar por la tienda para entregar esta documentación al gerente? Te pilla de camino a casa, ¿no?

-        ¿El sex-shop? Bueno... - intento excusarme.

-        Sí, Aritz, así me enseñas la tienda, que no lo conozco – me dice mi cuñada tirando de mi brazo.

-        Está bien.

Bajamos los cuatro en el ascensor, comentando los detalles para la fiesta y cuando salimos al parking las dos chicas van delante, a las que admiramos desde atrás, especialmente a mi cuñada con ese culo perfecto que le marcan sus jeans ajustados.

-        Joder, qué buena está tu cuñada. Se me ha puesto dura desde que habéis entrado. - me dice en bajito mi socio.

Le entiendo perfectamente porque a mí me pasa exactamente lo mismo con esa mujer y eso que él no tenido el placer de sentirla además de verla... entonces me animo y en ese trayecto hasta los coches, en el que vuelve a sonar el hipnotizante sonido de sus tacones, le voy contando a Ander, cómo se lo montó Marel con Kimura, sin hacer mención a que ella representó su mejor papel de Mayder, pero le cuento que el japonés se volvió loco con sus encantos y su dulzura, dejando a todos atónitos, aparte del cuerpazo de la bella y espectacular Karin, a la que Ander conoce y claro está, yo también tuve el privilegio de disfrutar de sus encantos y habilidades. Cuando se lo estaba contando a él, parecía caérsele la baba como a un bebé.

-        Bueno a Karin la conozco bien, pero si tu cuñada es todavía mejor... - me comenta.

-        No te puedes hacer idea.

-        ¿Y has estrenado su culito?

-        Claro, es asombroso, como el de su hermana.

-        Joder, macho, cállate que me corro en los pantalones. - me confiesa Ander notablemente excitado embobado en el culo de Marel que va riéndose con Eli delante de nosotros.

Una vez que llegamos a los coches, ellos dos se van en el de Ander y Marel y yo en el mío. Durante el trayecto hasta el sex shop, voy concentrado por las calles de Bilbao, pero sin dejar de mirar el precioso perfil, las tetas y los muslos de Marel.

-        Entonces, ¿estás decidida a presentar “Leuna” en la fiesta veneciana? - la pregunto.

-        Claro, es tan excitante... estoy cachondísima con todo esto.

-        Y yo estoy que no puedo más. - la confieso y ella estira su mano comprobando la dureza que hay bajo mi bragueta.

-        ¡Guau, cómo estás!

Lo cierto es que me encantaría parar el coche y follármela en cualquier esquina, meterla mano por todas partes y volver a meter mi polla en ese culito, pero claro, andar en coche entre calles por el centro de Bilbao es complicado, pero más teniendo una enorme erección, después de los intentos con mi mujer, mi cuñada, los videos de Tatiana con el nuevo juguete, recordar las fiestas venecianas, todo el viaje a Tokio... y ahora la mano de mi cuñada sobando mi polla, cuando de repente ella pega un grito.

-        ¡Aritz, cuidado que el semáforo está en rojo!

-        ¡Joder! - grito yo parando en seco.

-        ¿Qué te pasa? - me pregunta ella, como si fuera poco lo que me pasa.

El tipo que está cruzando la calle, da un golpe en el capó de mi Mercedes y soltándome un montón de improperios, pero con la mano le hago un gesto de perdón.

-        Perdona Marel, es que estoy muy nervioso y excitado con todo esto... la fiesta... - le digo a ella.

-        Yo también estoy muy excitada. Entiendo además que tendrás ganas de ir a casa y follarte a mi hermanita...

No digo nada, aunque debe notarme en la cara que a quien, en realidad, quiero follarme es a ella. Observo que el semáforo sigue en rojo y aprovecho para estirar mi mano y adentrarme dentro de su blusa y manosear su pecho izquierdo.

-        Aritz, como sigas así nos van a multar por escándalo público.

-        Que pasa ¿no te gusta? - le digo.

-        Sabes que me encanta, pero hace rato que se ha puesto en verde. - me dice con esa dulce sonrisa.

El pitido del coche de atrás indica que me he quedado obnubilado durante unos minutos y arranco hasta aparcar cerca de la tienda que está en el centro.

Nada más entrar, nos recibe la dependienta nueva que esta vez, sí me ha reconocido al momento, mientras le entrego los papeles.

-        Niña, dale esto al gerente. - digo a la chica que está colorada y bastante cortada por la otra vez que estuvo a punto de llamar a la policía.

Entonces aprovecho para acompañar a Marel por las dos plantas de esa tienda.

-        Es inmensa. Sinceramente no pensaba que fuera tan grande Aritz. - dice Marel agarrada a mi brazo mirando a todas partes.

-        ¿Te refieres a la tienda o a otra cosa? - digo riendo.

-        ¡Qué idiota eres!

-        En serio, ¿No te había dicho nada tu hermanita sobre la tienda?

-        La verdad es que cuando me hablaba, yo pensaba que era un lugar lúgubre y bastante oscuro para que los pajilleros puedan disfrutar, ya me entiendes ¿no?

-        Ya, pero en plena Gran Vía...

-        Ya, Aritz, como sabes, algunas veces soy ingenua. - me dice poniendo unos morritos como de niña buena.

-        Me pone que lo seas...

-        Lo sé, oye, pero es que esto parece un centro comercial. - dice a medida que avanzamos por las distintas secciones.

Le voy mostrando los juguetes que vendemos, perfectamente clasificados, tanto para ellas, como para ellos, disfraces también para ambos sexos, lencería, complementos, vídeos, la sección de bondage, sado, aparte de todo tipo de ropa de cuero, tacones y demás.

-        ¿Y no hay cabinas para ver pelis porno? - me pregunta.

-        Uy, ya no, eso desapareció con el VHS y el DVD, ahora con internet los pajilleros lo hacen en casa, ya sabes, por culpa de las webcamers.

Marel suelta su graciosa risita al oírme comentar eso.

-        Pues yo creía que había cabinas de esas todavía... - me comenta.

-        Bueno, hay otro tipo de cabinas, más privadas para clientes exclusivos.

-        ¿Y de qué son?

-        Pues en unas se ofrecen los peep-shows con chicas que hace streptease o se masturban delante de clientes.

-        ¿En exclusiva?

-        Bueno, hay de los dos tipos, según el precio que se quiera pagar, hay espectáculos privados de todo tipo, hasta incluso, espectáculo más directo, como la zona del “Glory Hole”.

-        ¿En serio existe eso aquí? ¿Y cómo funciona? Solo lo he visto en pelis porno.

-        Bueno, pues es así, los hombres se meten en esas cabinas, sacan su polla por los agujeritos y las chicas les pajean o les hacen una mamada, según las monedas que echen. ¿te gustaría verlo?

-        Si claro.  - dice embobada con mi explicación.

Agarrándola de su culo y dándole un buen sobeteo, la invito a bajar al semisótano, a la vez que se oyen sus tacones retumbando a medida que bajamos por las escaleras metálicas, que al instante hacen volver la vista a dos clientes que hay allí esperando en un sofá. El más joven se queda flipando con el cuerpazo de mi cuñada y el más mayor me mira con envidia... La verdad es que me encanta provocar eso, sabiendo que yo me voy a follar a esta diosa en exclusiva.

-        Bueno, cuñadita, ya estamos en la zona lúgubre que tanto deseabas. Jejeje. - la digo apretando ese culo de nuevo, delante de esos tipos que no se pierden detalle.

-        ¡Que gracioso! - comenta ella.

Recorremos todos los pasillos hasta llegar a las cabinas de “Glory Hole”, que tanta atención le han llamado a ella. Allí entramos en la sala que está vacía, pero dejando intencionadamente la puerta abierta. Marel observa los agujeros de la pared.

-        ¿Por ahí sacan sus pollas? - dice mordiéndose el labio imaginándolo.

-        Sí.

En ese momento la giro hasta quedar frente a ella, mirando a sus grandes ojazos, me aferro a su cintura y empiezo a besar su cuello, para llegar después a sus labios carnosos donde introduzco mi lengua entrelazándola con la suya, aunque ella en principio me rehúye.

-        ¡Aritz! - me dice queriendo empujarme, pues la puerta está abierta.

Sin mediar palabra, la empujo contra el lateral de la cabina dando un pequeño traspiés, caminando hacia atrás, que casi consigo que se caiga de sus taconazos, pero la aferro de su estrecha cintura hasta que su espalda queda apoyada contra la pared.

-        Me tienes loco, cuñada. - la digo amasando sus pechos.

Agarro su hermosa cara entre mis manos y aprovecho para besarle de nuevo lascivamente y ahora sí, ella participa del beso, consiguiendo que nuestras lenguas se peleen mientras aprovecho para soltarte la blusa muy despacio observando por el rabillo del ojo como el hombre de mediana edad se acerca a la puerta de la sala abierta, para ver desde más cerca el espectáculo que le vamos a dar.

-        Nos están viendo, Aritz. - comenta ella dirigiendo la mirada a la puerta.

-        Mejor, que disfruten. - digo.

Una vez soltado los 4 botones de la blusa, rasgo con los nervios de forma brusca el sujetador por el medio, justo donde se juntan sus dos hermosas tetas, saliendo disparadas para quedar a la vista esas perfectas redondeces con sus dos pezones bien definidos.

-        ¡Qué bestia! - me dice ella, pero sin borrar la sonrisa de su rostro, pues sé cuánto le pone verme así.

Me limito a sonreír mientras comienzo a amasar esas preciosas y tersas tetas, pellizcándola en los pezones, arrancándola algún que otro gemido, logrando excitarla más de lo que estaba.

Al mirar hacia la puerta, veo que se ha unido el joven al otro hombre, para que ambos tengan una buena vista de esa sala, convertida en todo un espectáculo en vivo.

Miro de nuevo a mi cuñada que está visiblemente cachonda. Al ver sus pezones empitonados, me agacho bajando mi boca con el fin de saborear y morderle para que sigan bien estimulados, mientras mis manos la suben tirando de su culo hacia arriba, quedando casi en volandas, tan solo con la punta de esos zapatos de tacón tocando el suelo, ante la atenta mirada de esos dos tipos que deben estar disfrutando.

-        ¡Ay, Aritz! - dice ella impregnando con su aliento en mi cuello.

Acaricio su coño sobre el pantalón dibujando la pequeña rajita marcada y entonces me agacho, para de forma rauda soltar su bragueta y bajar esos ajustados jeans hasta las rodillas. El olor a hembra cachonda invade la estancia y mirando a sus ojos corroboro esa excitación. Acerco mi cara a su tanga blanco y huelo a través de la tela, aspirando ese atrayente aroma.

Vuelvo a erguirme y la beso de nuevo, para hacerla girar repentinamente de cara a la pared, de espaldas a mí. Al hacer ese movimiento, nuevamente el sonido de los tacones retumba por toda la cabina y le doy una palmada fuerte en la posadera derecha, sobre su suave piel y con la misma mano le rompo el tanga blanco haciéndole jirones, desestabilizándola de nuevo dando pequeños pasitos para no caerse. El culo de mi cuñada queda a la vista y vuelvo a admirar esa perfección. Ella gira su cabeza hacia la puerta, pero parece entregada a ese juego, cuando la pregunto.

-        ¿Quieres que te folle ese culo otra vez?

-        ¡Sí! - su suspiro marca un halo de vaho en la pared.

Está claro lo mucho que le gusta exhibirse y esta vez tiene dos espectadores en vivo. Da un pequeño respingo cuando le introduzco dos dedos en su coño, que está totalmente encharcado e inmediatamente esos dos dedos los meto en su ano de sopetón, lubricándolo.

-        ¡Augh! - se queja ella con los ojos cerrados.

Eso me provoca una gran erección que noto bajo mi pantalón y percibo también cómo los músculos de su esfínter se aferran a mis dedos. En ese momento agarro sus manos y las coloco encima de su cabeza, bajo la cremallera de mi pantalón sacando mi babeante y tiesa polla e intento introducirla bruscamente por su apretado culo, pero no lo consigo a la primera.

-        ¡Ay, para Aritz!... ¡Aún no lo tengo preparado, me haces daño! - dice ella en un quejido ahogado.

Yo en ese momento no la escucho, tan solo veo las venas de mi polla a tope e intento de nuevo perforar su ano, empotrándola contra la pared, agarro mi daga firmemente, ubico la punta en su pequeño y estrecho agujerito y con un movimiento enérgico de mi pelvis, de una estocada se la meto completamente, notando como su esfínter se abre a presión ante mi invasión.

-        ¡Aaaah cabrón! - grita ella quejándose por mi brusquedad.

Los dos tipos están pajeándose ante esa visión y yo los miro con toda mi polla insertada en ese tierno culito y agarrándome fuertemente de las caderas de mi cuñada, para empezar a embestirla con rudeza, llegando a ponerme de puntillas para atravesarla y sentir como mi polla se aprisiona en esa estrechez. Las  embestidas son cada vez más fuertes y violentas, lo mismo que sus gritos y jadeos, pudiendo notar como la empalo, sintiendo mi miembro en un mete-saca brutal, cuando noto que ella está gimiendo intensamente en un orgasmo que ya no podía esperar más tiempo y escucharla y sentirla es demasiado para mí por lo que aprieto más fuerte contra su culo, elevándola continuamente y haciendo caer sus pies en cada embestida sonando sus finos tacones contra el suelo retumbando incesantemente lo que provoca que corra dentro de esa estrechez, soltando innumerables chorros al tiempo que apoyo mi barbilla en su hombro.

-        ¡Sí, joder, Marel! - digo gimiendo soltando las últimas descargas en sus entrañas.

Cuando abro los ojos tras esa corrida, observo como el hombre de mediana edad tiene su polla en su mano cascándosela a gusto e intenta acercarse hacia nosotros, pero rápidamente le hago un gesto con el dedo índice en forma de negativa para que ni se le ocurra.

Cuando saco mi polla del ano de Marel observo como su agujerito ha quedado dilatado, debido a todas las embestidas que le he dado y veo, como a continuación empieza a salir un río de mi leche caliente entre sus muslos. Ella se gira y agarrando mi cara entre sus manos me besa intensamente, haciendo que sus tetas se aprieten contra mí y me abrace a ese cuerpo semi desnudo de mi impresionante cuñada.

Ella gira la cabeza y observa al hombre más mayor que ha visto todo el polvo salvaje y se está limpiando con un pañuelo de papel tras haberse corrido. Al tiempo que la guarda en su pantalón y nos hace un gesto con sus dedos en señal de “ok” por haberle ofrecido semejante espectáculo y además gratis. El solo hecho de haber dado ese show delante de esos tipos hace que mi polla no se baje prácticamente nada de su dureza y rigidez.

Luego, con un simple gesto, invito a Marel para que se agache y me haga una garganta profunda de las suyas, algo que ella entiende a la primera, mostrando su gran sonrisa, sabiendo que va a ser un extra para rematar la faena y dejar a esos hombres flipando. Entonces ella, poniéndose en cuclillas abre su boca y se la inserto de golpe hasta que su nariz choca con mi abdomen, quedándose ahí un rato, mirándome a los ojos y limpiándome a continuación todo el tronco con su lengua, hasta que me la guardo en el pantalón . Esta mujer es una auténtica virtuosa con esa boquita.

Justo cuando ella se dispone a levantarse, observamos que por uno de los agujeros de la cabina asoma una polla tiesa que sobresale, seguramente la del chico joven y mi cuñada, totalmente decidida, la agarra un instante, dispuesta a chupársela, pero nada más sostenerla entre sus dedos, ese desconocido se corre entre varias convulsiones, al tiempo que nos reímos por lo rápido que lo ha hecho con tan solo tocarle.

-          ¡Joder cuñada, sí que eres efectiva! – digo entre risas y ella se limpia los dedos pringosos de la corrida del chaval.

Marel, al fin se levanta, se abotona la blusa, observando en el suelo, su sostén y sus braguitas que dejamos allí tiradas y que seguramente alguien se llevará como trofeo y ella termina por subirse los vaqueros.

-        Eres un bruto... - me dice señalando su ropa interior ahí tirada.

-        Perdóname por esa brusquedad, Marel, pero es que tenía ganas de follarte de nuevo tu culo, cielo, y desde que salimos del aeropuerto quería desfogarme cariño, de verdad que lo siento, ha sido todo tan impulsivo...

-        No lo sientas, porque me ha encantado, además lo comprendo perfectamente, debías estar ardiendo por dentro. - me responde dándome un piquito.

Salimos de la sala del “Glory Hole” agarrándome de la cintura de mi cuñada y en la cabina contigua, vemos salir al chico joven abrochándose los pantalones y ella le lanza un beso al aire y él sonríe porque seguramente le parece haber estado en un sueño, incluso que los dedos de esa diosa le hayan hecho correrse con solo tocarle.

-        ¿Ahora que vas a darle a tu mujercita? - me pregunta Marel cuando subimos al coche.

-        Tranquila que en quince minutos estoy listo y tu hermana tiene un culo maravilloso que me hace estar en forma enseguida.

-        ¡Qué bien! ¡Eres todo un semental! - me dice apretando una vez más mi polla por encima del pantalón.

-        Supongo que eso no te pone celosa...

-        ¿Por mi hermana? ¡Para nada! Al contrario, un placer que ella me quiera compartir contigo.

De nuevo le doy vueltas a eso, pensando en si mi mujer lo sabe, lo sospecha o ni se lo puede imaginar... pero es que su hermana es toda una bomba sexual y no sé cómo empezar a plantearle lo loco que me tiene.

Marel me mira un instante sonriéndome para decirme:

-        ¿Sabes? Mar me comentó tantas veces lo bien que lo hacías, como la partías el culo de esa forma salvaje, que estaba loca por saberlo... mejor dicho, por sentirlo.

-        Vaya, ¿Mar te contó eso...?

-        Sí, me dijo que nadie le follaba el culo como tú.

-        Joder con tu hermana, bueno ¿entonces te ha gustado la experiencia?

-        Mucho. ¿Y a ti? ¿Lo he hecho bien?

-        Joder, ha sido increíble estrenarlo y luego repetirlo, Marel. Tu culo es maravilloso.

-        Tendremos que hacer una competición de hermanas a ver quién lo hace mejor. - dice ella riendo.

-        Bueno, tengo que confesarte que el tuyo es mejor, pero no se lo digas a ella, jeje...

-        Tranquilo. Por cierto, tu socio también quiere probarlo, porque le encanta el de Mar y quiere probar el mío.

-        ¿Cómo?, ¿Ander?

-        Sí, cuando estuvimos en la presentación no dejó de acariciarme el muslo y de vez en cuando una teta, diciendo que quería follarme, que le pidiese lo que quisiera y si me dejaba probar mi culo, que caía rendido a mis pies.

-        ¡Será cabrón!

-        Pobrecito... estaba muy excitado también.

-        Ya, pero sabes que ese culito es solo mío de momento.

-        Lo sé...  por cierto, el cliente VIP de Mayder me ha vuelto a escribir, que quiere vernos en vivo.

-        Ya lo hemos hablado Marel, me parece algo peligroso. No sabemos cómo es... quizás sea un loco obsesionado contigo.

-        Como tú...

-        Jajaja, touché.

-        Oye, ¿qué te parece si lo invitamos a la fiesta veneciana?

-        ¿A tu cliente VIP?

-        Bueno, si quieres, claro, pero al fin y al cabo también le debo una sesión especial.

Me quedo un momento pensativo…

-        Bueno, ahora que lo dices, podría ser una buena idea... allí entre el público no corremos peligro, además Iñaki tiene una habitación especial para mirones en su hotel.

-        ¿Para mirones?

-        Bueno, en realidad son dos habitaciones contiguas, Una con un espejo y que resulta ser una ventana para el voyeur.

-        ¿Cómo una sala de interrogatorios?

-        Más o menos, hay gente que le gusta exhibirse y otros mirar... creo que es perfecta para tu VIP, así no tendremos que arriesgarnos a nada.

-        ¡Qué morboso! No sabía que había habitaciones así.

-        No te haces idea... incluso hay hombres que observan a través del cristal como un desconocido se folla a su mujer y disfrutan con eso.

-        ¿En serio?

-        Como te lo cuento.

-        Vale, pues le mando una invitación y lo preparamos. Está dispuesto a pagarme una pasta por vernos follar a ti y a mí.

Al decir eso, mi polla da un brinco, con la sola idea de volverla a follar teniendo un espectador de lujo que además la pagará una buena suma y yo, en cambio, seré el único que estará dentro de ella.

Dejo a mi cuñada en su casa, nos damos un piquito y voy para la mía, descubriendo a Mar en la cocina con una pequeña batita, preparándose un par de sándwiches.

-        Hola Cari. ¿Me estabas esperando? - la digo abrazando su lindo cuerpo por detrás y sintiendo su piel bajo la fina tela de la bata.

-        Hola, cielo, ¿ya habéis terminado? - me pregunta sin que pueda evitar pensar de nuevo en su hermana, aunque ella crea que hemos estado trabajando.

-        Si, - digo agarrando su cintura y plantándole un largo beso.

-        Pues vamos fuera y te das un bañito, que estarás agotado.

La vuelvo a abrazar aprisionando ese culo firme y tras quitarme toda la ropa me tiro desnudo a la piscina, al tiempo que ella, se despoja de su bata y aparece en pelota picada quedándose de pie al borde de la piscina.

-        ¡Joder, Mar! - la digo admirando su cuerpo.

-        Por fin solos, cari. - añade ella y se zambulle conmigo en la piscina, para acabar abrazada a mí, bajo el agua, con nuestros cuerpos desnudos pegados, dándonos un morreo impresionante.

No sé si podré aguantar mucho tiempo con este ritmo o definitivamente tendré que escayolarme la polla de tanto usarla… pero es que con el cuerpo de Mar pegado a mí, ¿quién se resiste?

Continuará...

Raúl & Sylke