El secreto de las arenas

Parodia de Pokemon: Misty descubre una faceta extraordinaria de la anatomía de Ash y prepara un plan para explotarla.

Ash y Misty estaban en la playa. Con motivo de un nuevo campeonato de entrenadores Pokemon, ambos se habían quedado acampando cerca de la ciudad a la espera de que el estadio se abriese a la mañana siguiente. Como ya era su costumbre, prepararon un lugar cerca de unos acantilados con sus sacos de dormir.

La tarde pasó volando con el entrenamiento, tanto el uno como la otra estaban más que dispuestos a ganar los combates del día siguiente y se pasaron hasta bien entrada la noche esforzando a sus pequeñas mascotas. Una vez todos sus pokemon estuvieron demasiado cansados como para seguir, los guardaron y los dejaron en sus mochilas. Pikachu, como siempre, permaneció fuera de ningún pokeball pero se metió en un saco pequeño que Ash había conseguido para él y se durmió en unos segundos.

Ash y Misty se acostaron también, cada uno se metió en un saco de dormir y se dispusieron a descansar lo que quedaba de noche.

Cuando todo estuvo en silencio, Misty se removió en su saco. Estaba excitadísima y su cuerpo a punto de reventar, esto se debía a un incidente que había pasado al mediodía: Ash se había retirado a orinar a una parte más alejada de la playa y Misty, en su amor por el agua, se había quedado bañándose en el mar. Una ola especialmente violenta la había arrojado hacia el lugar que Ash había escogido para sus tareas intimas y ella, sin buscarlo había visto el miembro de Ash: ¡Una verga enorme!

Con la imagen de la polla de Ash en la cabeza, Misty se imaginó las dimensiones que aquel falo debía alcanzar cuando el muchacho sufría una erección; se vio a sí misma empalada en aquella enorme pieza de carne palpitante y se imaginó al chico poseyéndola con furia.

Misty había tenido ya una relación con un chico de su ciudad hacía ya bastante tiempo pero había sido su experiencia más decepcionante, aquel joven arrogante que se había llevado su virginidad había sido un inepto que no había aguantado ni un minuto. Por primera vez desde aquella decepción, Misty veía una posibilidad en el sexo con otras personas de obtener verdadero placer.

Lentamente, dirigió sus manos a través de su cuerpo por debajo de la tela de su camisa, bajando por sus hombros hasta que cada una atacó uno de sus senos, nunca había tenido unos pechos grandes pero estos seguían siendo fuentes de mucha excitación. Dejó que una de sus manos masajeara sus pechos mientras la otra abandonaba ese placentero proceder para dedicarse a algo más directo, acarició su vagina por encima de su pantalón y fue desabrochando los botones uno a uno con exquisita lentitud. Sus dedos tocaron sus bragas empapadas y se deslizaron por el elástico que las fijaba a su cuerpo, apartándolas ligeramente. Sintió un escalofrío cuando el primer dedo entró en ella, se detuvo en ese punto, retorciendo con movimientos suaves el miembro enterrado en su intimidad, luego continuó introduciendo otro; su mano fría notaba el infierno que se estaba desencadenando en su entrepierna. Ahora dos dedos perforaban su cueva, deleitando sus sentidos con toda suerte de sensaciones; al poco fueron tres los apéndices que buceaban en su ser, pero esta vez el último perteneciente a su otra mano, la cual había dejado ya definitivamente sus pezones para unirse a su compañera en el demencial juego de perforar aquella vagina ardiente.

Misty se concentró de nuevo en el enorme estoque de Ash, dedicó todos los pensamientos de su extasiada mente a imágenes de sí misma entregada a su compañero de viajes. Se sumió cada vez más en aquellas perversiones mientras el sudor cubría su cuerpo. De pronto se detuvo al borde del orgasmo, manteniendo sus dedos quietos, en una muestra respetable de fuerza de voluntad.

¿Por qué tener que imaginarse ser poseída por una polla enorme teniéndola tan cerca?

Con gran esfuerzo, sacó los tres dedos de su vagina y los secó de su flujo en la tela ya húmeda del saco, colocó todas sus prendas de forma aceptable y se levantó en silencio. Rebuscó un poco en su mochila y encontró un pequeño frasco con pulverizador y un líquido azulado en su interior. Aquello era una poción anti-somníferos, los entrenadores las usaban para despertar a sus pokemon cuando, en duelos no oficiales, caían bajo un poder adormecedor como la hipnosis o el canto.

Misty sabía que aquel brebaje también funcionaba sobre humanos y no tardó en encontrarle un uso más que adecuado. Con toda precaución, lanzó unas cuantas rociadas a la arena y la tela que rodeaba la cara de Ash, luego disparó una vez mas hacia su propio rostro con la intención de evitar caerse ella misma dormida si las cosas se retrasaban.

Pero el plan surtió efecto, el joven entrenador abrió los ojos y parpadeó varias veces a los pocos minutos de haber recibido la poción, Misty se había sentado sobre una piedra y se quedó mirando al mar mientras Ash se desperezaba y observaba a su alrededor con turbación. Olisqueó un poco el aire, notando el residuo de algo pero no pudo sospechar nada, el frasco estaba bien escondido bajo el saco de dormir de Misty.

La muchacha se dio la vuelta, mirándolo y, como quien no quiere la cosa dijo:

-Tu tampoco puedes dormir ¿verdad?

Ash se levantó finalmente, le dedicó una sonrisa culpable y, con inocencia respondió:

-Pues no estoy seguro, será por los nervios pero, de pronto, no tengo sueño.

Misty asintió con la cabeza y le hizo un gesto para que se sentara a su lado, Ash se lo pensó un segundo y luego aceptó la oferta.

La chica supo que el muchacho había percibido su olor (una mezcla de su propio champú y flujo vaginal) tan pronto como este se sentó, acercándose imperceptiblemente a ella para recibir mejor aquel embriagador aroma femenino, revuelto con el sutil aire marino. De nuevo con tono indiferente, Misty dijo:

-Una noche preciosa

Ash se fijó entonces en ello, había una Luna en cuarto creciente y el verano hacía que ninguna nube cruzase el cielo, esto provocaba un firmamento repleto de estrellas y, al tiempo, una noche iluminada.

Misty dejó caer su cabeza sobre el hombro del chico, su melena rojiza acarició la espalda de Ash, el entrenador hizo un movimiento algo tenso cuando notó esto, pero luego se dejó llevar y paso un brazo por la espalda de la joven, con actitud reconfortante.

Misty levanto su rostro y lo miró, él correspondió a su mirada y ella, en un instante, atrapó sus labios sellándolos con los suyos. La respuesta inicial de Ash fue retirarse pero, tras unos momentos, cerró sus ojos y abrió levemente su boca, permitiendo a ella el acceso total. Sus lenguas juguetearon mientras el contacto se tornaba rápidamente de un inocente pico a un apasionado beso de tornillo.

Ash comenzó entonces a empujar a Misty sobre la arena y ella casi lanza un grito de júbilo ¡Sabía lo que hacía, el maldito muchacho comenzaba a tomar la iniciativa! Se dejó hacer, y al poco estaba acostada sobre la playa con un jadeante Ash quitándole con ansia pero con suavidad la camiseta.

La tela presentó poca resistencia y el torso desnudo de la chica se presentó, ahora fue Misty quien recuperó la acción irguiéndose lentamente mientras desabotonaba la camisa de su amante, en unos momentos, el pantalón fue lo que la muchacha quitaba, ahora con verdadera furia.

Cuando terminó con aquella prenda, Misty se regaló la vista con la erección de Ash, impresionantemente saliente en los calzoncillos. La tela estaba tensada hacia fuera con un prominente monte que marcaba de forma patente la enorme dotación del chico.

El joven se mostró ahora algo azorado, comprendía que las dimensiones e su pene eran desproporcionadas y parecía reticente a continuar. Misty le dirigió una mirada pícara y apretó la descomunal verga por encima de la ropa. Ash comprendió que para Misty aquello era un gran atractivo y se dedicó a retirar los pantalones cortos que cubrían el resto de la figura de Misty, la pieza no tardó en perderse entre el montón de ropa que se formaba y las bragas la siguieron prontamente.

Ahora fue el turno de Ash de procurarse una visión espectacular, la desnudez de la piel pálida de Misty, coronada por la melena pelirroja parecía la silueta de una estatua de mármol, con un pelo hecho de llamas vivas; el cielo estampado de estrellas que la perfilaba no hacía sino darle un toque divino al conjunto.

Se entregaron cada uno al cuerpo del otro, tocándolo y besándolo abrazados, frotando sus pieles sobre la arena. Ash quedó en el suelo y la entrenadora por fin se decidió a liberar su miembro, la polla de Ash saltó triunfante cuando la última prenda de la noche se sumó al grupo de piezas de ropa que se esparcían por la zona.

Sin duda era un falo de excepción, mediría cerca de 25 cm y al menos 4 de ancho, la joven se quedó mirándolo como hipnotizada, viendo como oscilaba entre sus manos, y aún no lo había tocado.

Misty no vio el momento de hacer aquella cosa suya y comenzó a acariciarla y a masajearla, terminando lamiéndola con presteza y, finalmente, metiéndose todo lo que pudo en su anhelante boca. Los gemidos de Ash se perdieron en la oscuridad.

-¡Oh! ¡Dios! ¡Misty!-sus gritos empujaban a su compañera a esforzarse aún más- ¡Ven aquí...¡Oh!... quiero responderte

La chica comprendió y se giró usando aquel pene como eje, dejando su entrepierna al alcance de Ash quien no tardó en aplicar su boca y su lengua.

Cada uno de ellos enmudecidos por el sexo del otro, permanecieron así hasta que Misty tuvo su primer orgasmo, liberando su boca sólo para lanzar un suave grito mientras el rostro y la boca de su amante eran inundados por sus jugos.

Con ganas de más (de mucho más), Misty se puso encima de Ash cuando este se esforzaba por secar su cara con las manos. Se sentó sobre su regazo y fue bajando, empalándose con lentitud. Ash la sujetó, evitando que la muchacha, en su tentación, se dejase caer, clavándose aquella lanza hasta un punto que le hubiera dolido horrores.

Ella soltaba pequeños quejidos y palabras incomprensibles a medida que él se enterraba en sus profundidades. Por fin, detuvo su descenso y comenzó el movimiento, ayudada por las manos de su amante. El bombeo hizo que cada vez una parte mayor de aquella tremenda verga entrase y Misty no tardo en poner los ojos en blanco cuando una serie de orgasmos seguidos le arrebató la capacidad de hablar. Ash estaba a punto de reventar, se contenía con todas su voluntad mientras la joven botaba sobre su polla.

Finalmente, el miembro de Ash estalló con un grito de ambos. Se separaron entre jadeos y se miraron, se abrazaron y acabaron su primera noche como amantes cayendo dormidos en brazos de la arena.

By: Leandro