El secreto (3)

Fin de las series "Diario de Vida", "Las mujeres de mi familia" y "El Secreto", que deben leerse en ese mismo orden.

Autor: Salvador

Dirección: demadariaga@hotmail.com

El secreto

La pelea final

Cuando Mauricio abrió la puerta no esperaba encontrarse con su hija, que se abalanzó en sus brazos y le besó apasionadamente, acercando su cuerpo provocativamente buscando apretar su sexo al de su padre. Más bien a su tío, ya que ella ignoraba la verdadera relación entre ambos.

Mauricio había estado masticando la sorpresa de la revelación que le hiciera Sofía, su hermana y madre de Gladys. La niña era producto de sus relaciones incestuosas juveniles y debido a su prolongada ausencia de la casa materna y para evitar escándalos su hermana había ocultado la verdadera paternidad de su hija. Y ahora que él había vuelto, después de tantos años, Sofía no había tenido valor para decirle la verdad. Fue necesario que sorprendiera a su hermano teniendo sexo con su hija, la hija de ambos, para que se decidiera a revelarle el secreto que tan celosamente había guardado.

Después de tantos años había revivido con su hermana los encuentros sexuales que hicieron las delicias de ambos cuando eran jóvenes. El sentir nuevamente los brazos de su hermanita menor y su cuerpo entregándosele avivó en él los deseos lujuriosos respecto de sus otras hermanas y la posibilidad de poder volver a tener sexo con Natalie o con Ivonne le parecía una idea excitante. Catalina se había ido del país después de su casamiento y habían perdido todo contacto con ella.

Las hermanas se veían permanentemente, le había dicho Sofía. Y las tres estaban separadas. Y cuando él le confesó a su vez que cuando jóvenes había tenido sexo con todas sus hermanas, este hecho no pareció molestar especialmente a Sofía. El saber que compartía la misma culpa de sus hermanas le hizo más llevadera la carga de saberse una mujer entregada al placer en los brazos de su propio hermano.

Si bien Sofía había sido seducida con engaños por su hermano, éste le reveló que su hermana Natalie a su vez le había seducido a el, lo que de alguna manera compensaba las culpas para Mauricio.

Pero esta alegre perspectiva se fue opacando en la medida que la imagen de Gladys se fue adueñando de sus pensamientos. Lo de ella era algo muy distinto y mucho más delicado.

Por una parte estaba el hecho de que era su hija. Y por otro lado la violación de la que la había hecho objeto. Había violado a su propia hija.

Si bien el creía que era su sobrina cuando la violó y que venía conociéndola recién, por lo que su culpa no tenía el peso de la conciencia de saber que estaba violando a su propia hija, un negro pensamiento se habría paso en su conciencia. Esa noche tuvo sueños intranquilos que le mantuvieron en un estado intermedio, sin lograr la tranquilidad

Al día siguiente se levantó temprano pues le era imposible seguir en la cama. Los pensamientos volvieron a asaltarlo mientras desayunaba. Recordó su Diaro de Vida y se sentó en el living para ponerlo al día e intentar aclarar su conciencia, sumida en contradicciones que le tenían en un mar de confusiones.

Pero antes de escribir lo sucedido en casa de su hermana Sofía, con ella y con su hija, su recién conocida hija, empezó a recorrer las amarillentas y ajadas páginas. Ahí estaban Ivonne y Catalina, Natalie, Ivonne y su madre. Estaban el túnel de maleza al final del patio, el pajar, la pieza de herramientas, la pieza materna. Toda una cadena de perversión en que el eslabón común era él. Solo él.

Podría haber buscado la responsabilidad en su hermana Catalina o Natalie. O en su madre. Pero no, él era finalmente el responsable de tanto incesto. El lo buscó, él lo deseó y él lo llevó a cabo. Sólo él cargaba con la culpa de llevar a toda su familia a cometer incesto, impulsado por un irrefrenable deseo que no conoció barreras. Y ahora ese mismo deseo le estaba impulsando a revivir la relación incestuosa con sus tres hermanas. Ya había seducido a Sofía y se preparaba para hacer suyas a Natalie y a Ivonne.

Algo se quebró en su interior. Un último bastión de moral resistió tenazmente al nuevo ataque del deseo sexual prohibido y con fuerzas que parecían ya perdidas, se impuso para abrirse camino, llenando su pecho de arrepentimiento por el mal causado.

Sintió que si bien el sentimiento de paternidad no estaba en sus planes, que no se había preparado para ser padre y que él y Gladys no tenían un pasado que cimentara una relación de padre e hija, aún así existía el hecho de que hacía menos de 24 horas que era padre de una hermosa jovencita de 15 años. Eso era un hecho insoslayable.

Y su podredumbre moral se le hizo más patente al recordar el deseo que sintió por Gladys mientras hacía el amor a su hermana Sofía, sabiendo que era su propia hija a la que quería volver a poseer, recordando su hermoso cuerpo y la pasión de la muchacha.

Era un ser inmoral que no tenía límites para su decadencia. En él solamente tenía cabida el deseo sexual, sin importar el daño que causara a su paso por satisfacerlo.

Fue entonces cuando escuchó golpear a su puerta.

Gladys venía con la intención de revivir los exquisitos momentos vividos el día anterior en los brazos de Mauricio, al que había entregado su virginidad violentamente pero que después le hiciera tan feliz.

Se arrodilló delante de él y con desesperación abrió su pantalón y sacó su verga, la que respondió automáticamente a las caricias de la muchacha y se irguió inmediatamente.

Mauricio se echó contra la pared, con los ojos cerrados y los puños apretados, con sus ojos inundados de lágrimas mientras su hija llevaba su verga a la boca.


El parte médico se refirió a un ataque al corazón como causa de su muerte. Gladys creía en su interior que el esfuerzo al que lo sometió había sido demasiado para su edad. Incluso Sofía se atribuía parte de responsabilidad en la muerte de su hermano. Sólo él podría decir lo que realmente había sucedido: que la carne había sucumbido ante el espíritu. Que él había salido finalmente victorioso, sacrificando lo único que podía entregar para redimirse.

Pero Mauricio se llevó el secreto a la tumba.