El sandwich

Sexo en el ambiente en un vagón de metro

Todos los dias viajo en metro para ir al trabajo. Son momentos de hora punta con mucha aglomeración de gente. Esos viajes que duran sobre media hora son momentos en que mi cabeza se abstrae y viaja relajadamente en una cierta inconsciencia y ensoñación.

Cierto día de vuelta a casa algo me despertó de mi sopor, alguien estaba demasiado cerca de mi espalda. Mi sorpresa inicial se convirtió en expectativa de ver que era lo que estaba pasando, un hombre estaba demasiado cerca de forma que notaba su respiración y su movimiento acoplado al propio del tren y el mio mismo. Al llegar a mi parada aproveché mi salida para girarme y ver el aspecto de aquella persona, se trataba de un hombre no demasiado alto como de mi estatura, bien trajeado y con una gabardina como la que llevábamos todos, de acuerdo con el tiempo lluvioso que impera en esta época en Madrid. Mediana edad, pelo al cero y aspecto de estar trabajado en gimnasio. Me llamó la atención que no rechazó mi mirada y tuve que ser yo quien la apartara cuando bajaba del tren.

No le di más importancia, y cuando llegué a casa para cenar con mi marido ya ni me acordaba del pequeño suceso.

Al dia siguiente, casi nada mas subir al vagón y agarrarme a la barra volví a notar la misma presencia del dia anterior, aquel hombre pegado a mi, moviéndose acompasadamente conmigo y el tren. Según fueron pasando los minutos aquellos movimientos se fueron convirtiendo casi en una danza que se fue instalando en mi relajación vespertina. Enseguida sentí que mi acompañante presionaba contra mi culo lo que era una clara erección. No se porque, no mostré mi sobresalto y pase a un estado de espera mientras mi mente intentaba ponerse en el lugar de aquel desconocido y lo que pasaba por su cabeza. Fui notando con precisión su polla tiesa, nuestra danza ferroviaria hizo que fuera dándome cuenta de la magnitud de aquella verga dura, vertical en su pantalón, y moviéndose por encima de mi gabardina y mi falda. Me empecé a sentir deseada y con eso vino mi excitación. Acompañada por un aumento de presión sobre mi culo, arrimó su cara a mi oreja y su respiración me llegó a conciencia. La parada me sacó de mi burbuja y me alejé del tren con la sensación en el culo de aquella polla dura.

Al otro dia desde la mañana estuve desesperada por que volviera aquel hombre misterioso a juntarse conmigo en el tren. Cuando entre en la estación buscando aquella calva y su gabardina realmente estaba cachonda y mi coño ardía. Entré en el vagón y me agarre a la barra buscando como un radar sin encontrar nada, y cuando había perdido la esperanza me inundó su respiración en mi oreja y su polla en mi culo. Arrancó el tren de golpe y su polla percutió duro contra mi y yo de forma antinatural percutí también contra atrás. Suspiré, exhalé todo el aire que tenia en mis pulmones, mi hombre lo notó y empezó a restregarse contra mi, discreta pero intensamente. Si, lo admito, yo también me acople como pude moviendo mi trasero a su compás. Sus manos se movieron, sujetaron primero mis caderas por debajo de mi gabardina para ayudarme a presionar sobre su polla. Luego agarró mi mano libre y la atrajo hacia atrás sobre su polla y se la restregó. Que polla! Era grande larga y gorda y estaba muy dura, se la restregaba con fuerza. Al momento ya no hacia falta que lo hiciera el, le bajé la bragueta y metí la mano dentro de su pantalón y se la agarré fuerte, ya tenia la cabeza húmeda de líquido seminal. Estábamos rodeados de gente y yo tenia su polla agarrada con fuerza y se la estaba frotando, aquella situación me hacia sentirme como una cerda en celo, no se como se vería mi cara pero me estaba volviendo loca. Entonces su otra mano se metió por debajo de mi camisa y llego hasta mis tetas, me agarro un pezón y me lo pellizcó con fuerza, primero uno y después el otro, me los puso duros como piedras. Su otra mano se metió por debajo de mi falda y en mis bragas agarrando mi coño, yo misma noté lo mojada que estaba, presioné su mano que se metió dentro de mi coño encharcado. Al momento todo contacto desapareció, se había separado de mi al llegar a mi parada. Al bajar del vagón mi mirada buscó la suya, y encontré su cara encendida y sus ojos de fuego, mi mirada y un gesto de beso le dijeron sin palabras un hasta mañana apasionado.

Llegué a casa acalorada, cachonda, con el chocho chorreando, solo pensaba en agarrar pollas y frotarlas arriba y abajo, solo pensaba en húmedos glandes hinchados, en corridas y espasmos de hierro, con chorros largos de semen caliente y espeso.

Mi marido en pijama en la cocina preparando la cena me recibió con una sonrisa pero comprobé como cambiaba su cara al ver mi rostro y que me acercaba desabotonándome la camisa, le metí la lengua en la boca y le agarre el paquete, se puso contento pero al mismo tiempo que reaccionaba con pasión sorbiéndome la boca balbuceó un que está pasando, metió su mano en mis bragas y metió sus dedos en mi vagina con fuerza. Luego me giré mientras me bajaba las bragas y le pedi que me follara, se bajo el pantalón y me la metió sin miramientos, tenia una erección como nunca, de verdad que la tenia dura. La polla de mi marido tiene una característica especial y es que su cabeza es como una bola y realmente la tenia en ese momento tan gorda que yo la notaba perfectamente golpeando el fondo de mi vagina, nos corrimos enseguida allí mismo de pie en el medio de la cocina, pero yo no tenia bastante así que me la meti en la boca y se la mamé duro. A pesar de unas quejas iniciales por la sensibilidad de su polla enseguida reaccionó y ya estaba otra vez en situación así que lo tumbé en el suelo y me monté y lo cabalgué como una amazona loca, me corrí varias veces seguidas hasta que él de nuevo descargó dentro de mi.

No esperó mucho para interrogarme, y a pesar de mis evasivas iniciales acabé contándole el motivo de mi sexo en ignición, le hablé de mi desconocido acosador, de su polla y de como me miraba aquel hombre, de su lascivia encerrada. Mi marido reaccionó preguntándome por los detalles y enseguida estaba de nuevo con la polla tiesa y empezó a magrear mi inundado chocho, y mientras yo le contaba, el metía varios dedos disfrutando como yo contraía mis músculos vaginales; el iba presionando fuerte esa zona de la entrada de mi vagina que estaba mas rugosa e hinchada que nunca, al momento volví a correrme soltando una cantidad de líquido anormal en mi. Aquello no tenia final, nuestra cachondez era imparable, me metí otra vez su polla en la boca y se la chupé al mismo tiempo que el con los dedos masajeaba mi ano. El anal no era mi coito favorito, pero yo estaba desatada, así que le fui pidiendo que me metiera un dedo y otro y otro. Tenia el glande muy gordo, pero no se corría con mi mamada, así que le pedí que me diera por el culo y me puse a cuatro patas y con el culo bien en pompa. A pesar de su erección su polla entro bastante fácil, le pedí que la metiera hasta el fondo y que me diera fuerte. Realmente la visión de su mujer con una calentura de ese calibre lo llevó también a un estado de locura que hizo que me bombeara como un poseso, yo nunca había sentido tal placer con una polla en mi culo, me corrí una y otra vez, mi culo estaba muy relajado e inflamado y la polla entraba y salia muy rápido y fácil mientras yo le pedía que me diera fuerte, que me partiera el culo. Cuando por fin me dijo que se iba a correr otra vez me retiré y me la metí de nuevo en la boca y disfruté mucho tiempo de sus contracciones, me hizo disfrutar de verdad. Fue la mejor noche de sexo de nuestra vida hasta que caímos rendidos.

Al dia siguiente me fuí a trabajar muy cansada y con mi chocho caliente, no me pude concentrar en toda la jornada y tuve que ir varias veces al cuarto de baño a ver que tenia ahí abajo ya que me notaba muy diferente al resto de los días, especialmente mi culo que seguía abierto e inflamado. Veía diferentes también a mis compañeros de trabajo, a ellos empalmados y a ellas mojadas, a ellos con anillos de pene con pollas carmesí muy gordas y a ellas con bolas chinas o llevando plugs anales. Estaba como en trance, menudo día de locos hasta que llegó la hora de salir.

Por fin llegué al tren. Yo agarrada a la barra… esperando… y … me quedé a cuadros, a pocos metros estaba mi marido expectante y acalorado sin intención de darse a conocer… yo tampoco…. Al momento se acerca por detrás mi hombre misterioso y empieza nuestra danza pero hoy mis ojos están mirando a mi marido que me mira con un deseo que nunca había visto en sus ojos. Las manos de mi desconocido se fueron de nuevo a mis pezones y mi mano a su enorme miembro.

Mientras mi marido se fue acercando.

A mitad de viaje yo estaba emparedada entre dos hombres, mi desconocido no se inmutó siguió a lo suyo, y al poco tiempo no me hizo falta seguir agarrada a la barra me solté y esa mano se fué a la polla de mi marido. Estaba agarrando dos fabulosas pollas erectas rodeada de extraños que no se estaban dando cuenta de forma increíble de lo que estaba pasando a su lado.

Llegó mi parada, y oh! sorpresa! Mi desconocido se baja con nosotros. Llovía ligeramente y caminábamos en fila por la calle malamente iluminada, mi marido delante y mi acosador detrás, me quité la gabardina para que la lluvia refrescara mi calentura, sentía que mi culo estaba comprimido y se marcaba mucho con mi falda ceñida. Mi calentura hacia que yo lo contoneara todo lo provocativamente que podía. La camisa mojada resaltaba mis pezones que estaban erectos. Ya son grandes y largos normalmente pero ese día destacaban de forma bestial.

Mi marido entró en el portal y se quedó quieto en la oscuridad, yo llegué y me paré en el quicio de la puerta, mis piernas abiertas y mi culo en pompa hacia la calle, provocando enfebrecida. Mi desconocido llegó y agarro mi culo con la manos y presionando con su polla me metió hacia adentro del portal, al estar en la zona oscura yo misma levanté la falda y bajé mis bragas, me incliné sin mirar atrás y con las manos abrí mis nalgas y le mostré mis dos agujeros inflamados, entre sonidos guturales y sin palabras me la clavó en el culo, era mas larga y gorda que la de mi marido pero su cabeza la notaba como con forma de cohete, empezó a empujar duro y profundo; mientras, yo miré a mi marido en la oscuridad, y abrí la boca todo lo que pude en un mensaje claro y sin palabras que el entendió, y se acercó y me metió su glande redondo e hinchado en la boca. Me la folló al ritmo que imponía mi hombre clavándomela en el culo. La escena fue de locos, aparecieron las palabras por primera vez, y aquellas palabras me enloquecían todavía mas, ambos me llamaban puta, zorra, me decían toma polla, que culo baboso, abre mas la boca zorra, te voy a reventar puta, y lindezas por el estilo al mismo tiempo que yo como podía atravesada en mi culo y mi boca pedia mas y mas y suplicaba que me reventaran. Nos corrimos los tres, dentro de mi culo y en mi boca, se retiraron y yo estaba encharcada por todas partes de semen y de lluvia.

Nos fuimos cada uno por su lado en silencio.

Agarrada a la barra del vagón me vi roja como un tomate, cachonda perdida y temerosa de que la gente que me rodeaba fuera capaz de leer mis pensamientos.

Fin.