El Salvaje - 9

- Mi tía III - El polvo con Tía Inés resulta apoteósico, menuda fiera… El problema viene luego, cuando hablamos y no solo no me entero de nada, sino que Joanna termina por “arreglarme” la vida

El Salvaje – 9

-  Mi tía III -

Pese a estar disfrutando de mis caricias, y a poco menos que tratar de meterme la cabeza dentro de su chorreante coño, mi tía no hacía más que decir cosas como "no, no sigas, esto está mal", "para por favor, que soy tu tía", "Iván no sigas", etc. Pero lo cierto es que cada vez que separaba, aun únicamente por unos segundos, mi boca de su sexo, sus brazos se tensaban para acercarlos nuevamente a su lugar. Empezó a cambiar en su vocabulario y sus intenciones orales a medida que se iba acercando su orgasmo, altero los "no", por los "si", los "déjame" por los "no pares cabrón", los "que soy tu tía" por los "sigue comiéndole el coño a tu puta tía", etc. Cuando alcanzo su orgasmo me bebí completamente todo el jugo que su coño expulsó, encontrándolo con un sabor que a mí personalmente me pareció agradable aunque eso sí, un pelín amargo.

Cuando se recuperó un tanto, alzo su cabeza, miradme aun jadeante, y con voz entrecortada...

  • Te vas a enterar sobrino, esta me la vas a pagar, te voy a pegar una follada que te aseguro que no vas a olvidar en muchísimo tiempo -replicó ella.
  • Pues que sepa, aquí el único que ha hecho algo por el momento, soy yo.
  • Pues créeme que va a ser la última, en cuanto te libres de mi lo sabrás... cabronazo…
  • Veremos tiita, veremos… -sonreí cariñoso.

Sabia de sobra que en esos instantes determinadas zonas de su sexo estarían en posición de prohibido tocar, por lo que sin varían en absoluto mi posición, me dedique a su estómago y sus generosos pechos, usando ambas manos a la vez para martirizar sus pezones, sujetándolos entre el pulgar y el índice, manejando ambos como su fuesen el dial de rueda de una radio. Mi lengua sobre su estómago y mis manejos empezaron nuevamente a poner en órbita a mi tía, pese a todo, intento quitarme de encima, creo que con el fin de tomar ella el control, algo que de momento no estaba dispuesto a permitirle de ninguna de las maneras. Tras esto, tenía la intención de seguir follando con ella mas veces, y por lo que estaba viendo en “la civilización” y las mujeres que por aquí se movían, para mis intereses, si más o menos lo entendía bien, era muy importante convertirse en alguien sexualmente inolvidable.

No dudaba ni por un solo instante en que mi tía de verdad quisiese follarme, ni en que si la dejaba maniobrar, terminase en ese mismo momento con mi polla dentro de su coño, pero la realidad, es que yo quería más de ella, mucho más y durante más tiempo. En cuanto su coño y clítoris empezaron a dar señales de ser capaces de volver a aceptar mis caricias deje todo lo anterior para centrarme por completo en ellos, excepto con una de mis manos que se centró sobre su culito, pasando mis dedos previamente mojados por sus propios flujos sobre la zona. Estuve acariciándola allí mientras mis labios jugaban con su botoncito y mi otra mano buscaba ansiosa su punto G para usar una de las uñas con él a contradirección en cuanto estuviese listo, ya que de ese modo no le haría “daño” con ella y podríamos seguir follando.

Mi tía a esas alturas solo podía gemir y gritar que la dejase correrse, algo que trataba de no hacer todavía, el momento llegó cuando con tres de los dedos de la mano perfore con rudeza su culo, abriéndoselo de golpe y provocándola dolor, en ese mismo instante mi uña se centró sobre el punto G mientras que mis labios iniciaron una succión de su clítoris. El dolor del giro de la uña más la invasión de su culito ceso y un orgasmo avasallador ocupo su lugar, haciéndole arquear su cuerpo incluso diría que dolorosamente por la tensión que soportaron sus músculos. Pero había logrado lo que deseaba, dilatarle un tanto considerable el culito, vamos, dejárselo listo por si me decidía en ese mismo día a perforárselo del todo. Cuando se recuperó, en esta ocasión sí que me deje dominar, permitiéndola que me rotase sentándose sobre mí, tardo menos de quince segundos una vez conseguido, en tener mi polla completamente enfundada en su interior mientras me miraba fijamente a los ojos con una lascivia tal, que jamás hubiese esperado ver en mi tía Inés….

  • Te vas a enterar cabronazo, no pensaba en llegar a estos extremos contigo, pero te mereces conocer quien es en realidad la puta de tu tía… -me dijo con los ojos cargados de lujuria.
  • A ver si es verdad… so zorra… -le conteste con otro insulto aunque con un poco de miedo, me calme al ver en su gesto que le gusto lo que le llamé.

Mi tía no volvió a hablar, ni falta que le hizo, ya que posiblemente tampoco yo hubiese estado en condiciones de contestarle en esos instantes. Si bien al principio empezó a moverse rotando sus caderas a la vez que me cabalgaba, tras nuestro breve intercambio de palabras, junto a esos movimientos, empecé a sentir como si sus músculos vaginales estuviese tratando de espachurrarme la polla dentro de ella, sentía todos y cada uno de sus movimientos como nunca antes dentro de una mujer. En un intento de relajar ese cepo sobre mi polla y evitar correrme como un mulo a las primeras de cambio, realmente desesperado, solo se me ocurrió volver a atacar su puerta trasera, de nuevo tres dedos terminaron en su interior, y otra vez, mi tía soltó un pequeño alarido de dolor rápidamente dominado por su parte.

Se mordió los labios con fuerza para aguantar y no soltar el menor sonido por su boca, pero sí que me fue fácil reconocer en su rostro pese a todo que estaba recibiendo un gran placer. La presa de sus músculos había cedido un tanto ante la invasión, vi como trataba nuevamente de volver a controlarse para seguir como lo estaba haciendo hasta el momento, pero mis manejos en su culo estaban también logrando el resultado que me proponía, no le era nada fácil ignorarlos y seguir como si nada. Si alguno está pensando que lo conseguí que se vaya olvidando de ello, en menos de tres minutos desde que empezó de nuevo a trabajarme la polla en su interior, aumentando pese a mis dedos la velocidad e intensidad de rotación de sus caderas, logro que por fin me vaciase por completo dentro de ella un poco antes de que ella misma se corriese. También consiguió con sus músculos que mi polla quedase atrapada dentro suyo incluso cuando tras los espasmos finales empezó a aflojárseme…

Mi tía tras inclinarse sobre mí y darnos un auténtico festín de besos a cual más húmedo, rodo de lado sobre la cama, quedando también ella jadeante, estaba claro que lo que había hecho conmigo tenía que resultarle agotador, pero por otro lado, creo firmemente que su orgasmo fue incluso mucho mayor que cuando yo le hice gozar por mi parte. Cuando recupero el resuello…

  • Bueno sobrino, reconozco que me has hecho ponerme muy seria contigo, hacia muchísimo que no llegaba a estos extremos con ningún hombre… Me ha encantado Iván… -me miro sonriente.
  • Vaya, me alegro… y te aseguro que la próxima vez, será mejor por mi parte, pondré todo de mi para que así sea…
  • No, no habrá próxima vez, de hecho no debía ni de haber permitido esta siquiera… -replicó seria haciendo la intención de alzarse.
  • Está bien, pero queridísima tía, estamos en esta vez, y todavía no he terminado contigo…

Era consciente de que si la dejaba tomar en esos instantes el control y que se pusiese en plan “soy tu tía” lo tendría realmente mal para que todo esto volviese a pasar, pues no repetiría sus errores. Me lance sobre ella situándome entre sus piernas nuevamente, contra lo que creí, que me tocaría luchar para conseguirlo, mi tía por el contrario se dispuso a facilitarme las cosas, se abrió todo lo que pudo e incluso llego al extremo de rodear mi cintura con sus piernas, y enterrando su cabeza junto a mi cuello, me susurro…

  • Fóllame ahora tú, cabrón de mierda… demuéstrame de que pasta estas hecho…
  • Te voy a reventar so puta… -fue lo único que se me ocurrió responderle, bastante sorprendido como digo por su actitud.

Mi ventaja en esta situación, es que aunque se colocó en una perfecta posición para que pudiese perforar su coño, también dejo mi verdadero objetivo a mi pleno alcance, su ya dilatado culito. Se dio cuenta de su error, que por cierto trato de corregir en cuanto mi glande se posó sobre el agujerito. En cuanto trato de moverse empuje con todas mis fuerzas abriéndoselo de par en par, pese a mi trabajo anterior con mis dedos, aún seguía un poco cerrado, por lo que todavía le dolió un poco, algo que no se molestó en tratar de ocultar y que grito libremente al sentirlo…

Con mi polla completamente enterrada en su culo, trate de encontrar un hueco entre ambos para dirigir una de mis manos a su coño, me costó, pero al final conseguí como hacerlo, aunque el esfuerzo realmente no me sirvió de nada. Mi tía lejos de quejarse me pidió que le permitiese ponerse a cuatro patas para disfrutarlo más, algo que no dude en hacer pues me beneficiaba para mis planes, con mi tía ya en posición, esta vez la fui perforándome lentamente, mientras que mi mano se encontraba sobre su coño masturbándola, la otra la usaba para sostenerme sobre ella, la situación por lo demás era realmente agotadora para mí, físicamente estaba prácticamente en las últimas.

El caso es que logre arrancarle mediante mis penetraciones y caricias sobre el clítoris arrancarle un par de orgasmos a mi tía, no es que fueran gran cosa, pero bueno, digamos que en este tipo de asuntos, todo suma. Pero el gran momento se me hacía esperar, principalmente por mi culpa, ya que al estar molido me costaba terminar. Cuando sentí que estaba literalmente ya apunto, fue cuando puse en juego mis uñas sobre su punto G, el movimiento de ellas en forma de pinza, para el uso de la uña del dedo pulgar sobre su clítoris para darle un pequeño pellizco provoco en mi tía un orgasmo brutal, fortísimo, llevándola prácticamente a la inconsciencia. Tras alcanzarla, tensarse como un acordeón a la vez que yo por mi parte le llenaba el recto de semen, quedo tumbada completamente desfallecida, como buenamente pude, salí de su interior dejándome posteriormente rodar a un lado, quedándome allí bocarriba resoplando como si fuese un fuelle roto…

Mi tía la verdad es que era una autentica maquina follando, eso que me había hecho con su coño al apretarme de aquel modo la polla casi me deja listo del todo, no sé bien ni como fui capaz de continuar tras aquello, también me había hecho darme cuenta de qué modo había empeorado mi estado físico desde que estaba en la “civilización”. Aparentemente, de cara exterior, músculos, peso y tal no parecía haber sufrido una diferencia ciertamente apreciable a cuando llegué, sin embargo esta “aventura” con mi tía, me había dejado meridianamente claro que me faltaba… “fuelle”, a falta de poder encontrar un modo mejor de explicar mi situación. Mientras mi tía se recuperaba yo por mi parte esperaba pacientemente a que hablásemos, pues si de algo estaba seguro por mi experiencia a esas alturas con las mujeres que había estado desde mi llegada, es que mi tía sin duda, querría hablar. Esa sensación por mi parte era azuzada aún más por nuestro parentesco, no dejaba de pensar en que quizá me fuese conveniente apuntarme a un gimnasio que me permitiese a mi cuerpo mantenerse de modo conveniente.

Por fin llegó el momento en que mi tía quiso hablar…

  • Ahora entiendo porque tanto Aurora como Esperanza estaban tan enganchadas contigo, ¿también les hiciste esto de ahora, no?
  • Si, también se lo hice a ambas… pero no todas las veces en que nos acostamos…
  • ¿Y a Trini?
  • Mira Tía, déjalo estar vale, no voy a estar contándote todo lo que haya hecho o dejado de hacer con otras mujeres… independientemente de la edad que tengan.
  • Vaya, y eso de la edad, ¿lo dices por?
  • Sabes de sobra porque lo digo…
  • Sí, es cierto, lo se… Iván, espero que seas consciente de que de esto que ha ocurrido no tiene que enterarse nadie, y especialmente tus dos primas, lo eres, ¿verdad?
  • Sí, sí que lo soy, por el royo ese del incesto… supongo…
  • Sí, pero no del todo… pero lo entiendes, comprendes el porqué, ¿verdad?
  • Si… bueno, lo comprendo aunque no lo entienda muy bien… o quizá sea al revés, que lo entiendo aunque no lo comprenda del todo… no se… -repliqué dubitativo.
  • ¿Y qué es lo que no entiendes, o lo que no comprendes? Bueno lo que sea…
  • Veras, se por lo que he estudiado y visto en libros, el peligro del incesto y motivo por el que es tabú es por el asunto de los hijos, por la consanguineidad, que creo que es como se dice. Entiendo eso, pero no comprendo él porque es algo tan malo en estos tiempos, especialmente cuando como aquí existen tantos medios para poder impedirlo, preservativos, píldoras del día después, un montón de pruebas para comprobar que el niño nace bien, incluso la posibilidad de fertilizar artificialmente con garantías de que no pase nada…
  • Sabes Iván… creo que pese a todo lo que los dos hemos hablado, es ahora mismo, cuando me empiezo a dar cuenta realmente de hasta qué punto es diferente de la nuestra tu educación o los valores que te han sido inculcados desde tu infancia…
  • No comprendo… -dije realmente fuera de juego por lo que acababa de escuchar.
  • Si, veras, ahora mismo, al escucharte, no puedo evitar preguntarme cuanto de tu forma de ser o actuar desde que llegaste es real en ti y cuanto tan solo mera adaptación a tu entorno… -murmuro-.
  • ¿Perdón? –pregunte verdaderamente sorprendido, sin entender a que se refería con aquello e incluso si había escuchado bien-.
  • Nada, déjalo, no importa. Iván, de esto no debe de enterarse nadie, y especialmente en ese nadie, están tus primas, ¿está claro?
  • Si por supuesto, ya supongo que a mis primas no les resultaría divertido que tú y yo siendo familia… bueno…
  • Sí, pero no solo eso, sino también que soy su madre y tu aparte de su primo, también eres un amigo de ellas, sin contar que podrías ser perfectamente mi hijo…
  • Sí, claro, eso también… por supuesto, un amigo...
  • Jajajajajajajaja –mi tía se empezó a reír al ver mi cara-. Realmente no has comprendido nada de nada de lo que te he dicho, ¿verdad cielo?
  • Bueno, no es que no lo comprenda exactamente… -repliqué dubitativo.
  • Ya, lo comprendes pero no lo entiendes, o al revés, como tú dices… Mira cariño –me hizo una caricia sobre el pecho-, son costumbres diferentes de esas en las que tú te criaste desde niño.
  • Ya, pero… -me impidió seguir.
  • No, no, cielo, no. No digo ni mejor ni peor, no entro en eso, solo diferente, y son las de aquí donde estamos, a las cuales debemos de adaptarnos. Ahora entiendo de verdad el esfuerzo que te está suponiendo acostumbrarse a todo esto y tratar de actuar como se supone que debes según nuestra forma de ver las situaciones… Estas haciendo un gran trabajo con ello Iván, pero, no me gustaría que cambiases de ser tú mismo, eso mantenlo siempre… -me dio un golpecito-. Y ahora so vago, venga a la ducha… arreglémonos para continuar con nuestra vida…
  • De acuerdo… pero Tía Inés… esto… Bueno, nosotros volveremos a… bueno, ya sabes… -dije temiendo una reprimenda por mencionarlo.
  • Sí, sí que lo sé, si, sé a qué te refieres. Iván, tú tan solo deja que el tiempo nos lo diga a los dos, ¿vale?
  • Si claro… ¡Ehhh!, -me rasque la cabeza confuso-, ¿Tía, y eso es un sí o un no?, solo por tenerlo claro…
  • Eso es un tal vez puede que si, tal vez puede que no… o puede que un quizá…
  • ¿Esto es lo que se llama una contestación típica de chica que dicen los otros chicos, no? –pregunte aún más confuso.
  • Jajajajajajaja, si cielo, podríamos decir que si –me replico Tía Inés con una sonrisa en su cara e intentando contener las carcajadas.

Me levante camino de mi habitación recogiendo mi ropa pero sin ponérmela, salí de allí enseñándole el culo, sintiendo por cierto, como sus ojos estaban clavados en él, no pude ver su expresión, pero el sentimiento que procedía de mi espalda era como de alguien queriendo devorarme. Me gustaría poder decir que me fui de allí completamente satisfecho, pero no, pues aparte de no saber bien si mi tía había dicho sí o no, como ya dije antes, estaba realmente baldado de todo, me faltaba mucho para poder decir que estaba como cuando llegué aquí. Además aún tenía que lidiar con el más que aparente enfado de mis dos primas, lo de mi tía de momento ya estaba solucionado excepto por esa criptica respuesta del final que no entendía para nada. Esperaba sinceramente que no se conformase únicamente con esa vez y que quisiese más…, de hecho me relamí solo de pensarlo. Aunque también era posible que para la segunda, tuviese que empujarle otro poquito… pero solo eso… tenía la sensación de que solo me haría falta un poquito para poder repetir…

Con mi tía desde ese momento aumento la confianza entre ambos considerablemente, sin embargo, si bien con mi prima Sofía la cosa fue a mejor, no ocurrió así con Begoña, que parecía no hacer otra cosa que tratar por todos los medios de buscarme las cosquillas. Estaba como desatada conmigo, no paraba ni un solo instante, por nada, ni por nadie, cualquier cosa le valía para cargar contra mí como si fuese un elefante. Pero si algo noté en su comportamiento, fue que parecía tener una especie de fijación con Trini, lo que no me extrañó tras la que me entere que tuvieron “por mi culpa”. Con Joanna era casi lo mismo que con la otra, era verme hablar o simplemente saludar a alguna de las dos y parecer subirse por las paredes de la furia. La diferencia es que la jodía de Joanna me daba la impresión que lo hacía aposta para enfadar a mi prima.

En esa semana, el viernes, que me encontré en el campus con Joanna y esta me invito a tomar un café los dos juntos, no pude evitar comentarle los problemas que tenía con Begoña, dándome una sorpresita con su respuesta que provoco que se me abriese la boca como un buzón de correos…

  • Te juro que no la entiendo Joanna… de verdad… no le he hecho nada excepto lo de liarme con Trini, pero creo que no es para tanto, ¿no? Además, también parece que tú la enfades más de la cuenta…, y eso que no tiene ni idea de lo que ocurrió entre los dos.
  • Jajajajajajaja, no te enteras Iván, en lo que le ocurre a tu prima no existe ningún tipo de misterio, es de lo más normal…
  • No entiendo…
  • Es simple, se muere de ganas, te tiene entre ceja y ceja… -me miro sonriéndome socarrona-.

Os juro que me atragante con el café cuando la escuche soltar aquello con la “normalidad” con que lo dijo, como si estuviese hablando del tiempo, excepto por la puñetera sonrisa que lleno su cara y que si me resulto realmente clarificadora. No puede evitar mosquearme un poco con ella…

  • De verdad, si eso de entre ceja y ceja es lo que yo pienso, no le veo la gracia a la broma Joanna, estoy hablando muy enserio…
  • Lo sé perfectamente, y por mi parte también te estoy contestando completamente en serio. Para que lo tengas más claro, te diré que tu primita se muere de ganas porque le metas la polla, si prefieres que te lo diga de este otro modo, le chorrea el coño patas abajo cada vez que te ve... y créeme que no estoy “suponiendo”, que lo sé.
  • Pero…
  • Sin peros, ¿qué problema tienes? Es tu prima, ¿y qué? No creo que por todo lo que hemos hablado los dos a ti te suponga ese parentesco ningún problema. Podéis disfrutar juntos siempre que ambos mantengáis la boca cerrada, ¿o me equivoco?
  • No, pero joder Joanna… es un lio… si pasa eso y mi tía se llegase a enterar… no quiero ni pensarlo… -dije más falso que judas mientras en realidad pensaba en cómo y qué hacer para poder follármela, tras lo de mi tía estaba como desatado.
  • Por cierto… que me vas a tener que hacer un huequecito en tu apretada agenda de amantes para otro “cursillo”… -se echó a reír al ver la cara que puse-.
  • Como…
  • Tío, de verdad que eres la hostia… Tranquilo que de “mi tiempo” ya hablaremos largo y tendido cuando acabes de una vez con todos los frentes que tienes aun abiertos…
  • ¿Te refieres a lo de Begoña? –pregunté sudando porque Joanna pudiese estar refiriéndose a otro pariente mío diferente…
  • De ese frente ya te enteraras… y no creo que tardes demasiado… “campeón” –me soltó levantándose y dejándome allí sentado.
  • Oye Joanna… que pasa con Julián… vosotros…
  • Por eso no te preocupes, Julián se marcha a estudiar a Galicia, a Santiago de Compostela. Antes de que se vaya romperemos y ambos quedaremos libres. Cuando eso ocurra, tú y yo hablaremos largo y tendido del gobierno…
  • Entiendo… -vi cómo me miraba sonriendo irónica-, ¿Qué?, supongo que querrás que te haga de escudo como nuevo novio tuyo o algo así, ¿no?
  • Más bien no campeón, yo ya no quiero escudos de ningún tipo, aquel día me hiciste un favor mucho mayor del que crees… Pero todo se andará, por ahora disfruta con tus… “conquistas”, que tú y yo ya hablaremos. No quiero asustarte… todavía –termino, sonriendo irónica y mirándome con un brillo en los ojos que me dio mala espina.

Tras esto Joanna se marchó de allí riéndose, dejándome sin entender casi nada de nada, digamos que completamente estupefacto. Me empezaba a dar cuenta, que a esa chica a la que creía entender, en realidad, ni papa, ni repajolera idea de que podía querer decir o no con todo aquello. De lo que había dicho temía que supiese algo sobre mi tía, por otro lado, el saber por ella que Begoña me tenía en su punto de mira me ponía en un compromiso, pues la verdad es que también me gustaría follármela… como supondréis ya a estas alturas, realmente el que sea o no mi prima no es que me importe mucho que digamos.

Lo que me preocupaba de Joanna era ese repentino interés por volver a follar conmigo, y en especial, el hecho de querer que “hablásemos del gobierno” que se dice por aquí, y más dicho con ese tonito de retintín que empleo, que no sabía bien tampoco a qué coño venia eso “del gobierno” que tanto oía como frase hecha. Sin olvidarme por supuesto, de lo de no asustarme, mas ese remarcado “todavía” o ya puestos aquel brillo extraño en sus ojos. Pero otra de las cosas que había aprendido desde mi llegada aquí, es a no comerme la cabeza con lo que quieren o no decir las mujeres cuando hablan o cuando no lo hacer, llegué a la conclusión de que si los hombres de aquí no lo podían discernir, yo que no me había criado con sus costumbres, menos todavía… Pese a negármelo en esos momentos, ahora debo de confesar, que empecé a esperar el instante de esa ruptura de la parejita ideal con cierto temor.

Reconozco que ese día, cuando regresaba con la moto a casa tras las clases, fui todo el camino pensando en cómo hacer para poder follarme a mi prima Begoña, porque total, si ya me había follado a mi tía, que más daba uno que dos si me descubrían. A quien temía realmente en ese caso era a mi madre, y me iba a matar igual con una, con otra, que con las dos… Si se enteraba, de todos modos era Iván muerto.

CONTINUARA