El Salvaje - 7

- Mi tía I - Cuando entre en casa tuve bronca con mis primas, el problema es que intervino mi Tía, lo que provoco que empezase a marcarme aun mas de cerca que antes... ¿Sera eso un problema, o generara una nueva oportunidad con alguien mas?

El Salvaje – 7

-  Mi tía I -

Cuando entré en el salón, como dije, me fui a encontrar a mis primas sentadas en el sofá mirándome fijamente, con unas caras que eran la alegría de la huerta, un poco más alegres y hubiese parecido que estábamos en ese instante de funeral. Saludé con un tímido “hola”, segundos después se puso en pie Sofía y señalándome un sofá me soltó en tono cortante un…

  • Siéntate ahí… -como entenderéis eso hice.
  • ¿Pasa algo?
  • Eso dínoslo tú –replicó Begoña.
  • ¿Qué conteste yo?, no entiendo…
  • ¿De dónde vienes con Joanna…? –preguntó Sofía.
  • Pues de donde estuvimos todos…
  • Oye Iván, haz el favor de no hacerte el listo con nosotras, ¿vale?, que no te pega –me espetó Begoña.
  • ¿Sabes que tiene novio, y que también es amigo nuestro, verdad? –preguntó de muy malas Sofía.
  • Pues claro que sí, Julián, es un chico que me cae muy bien, ¿a qué viene todo esto?
  • Pues viene a que habéis estado los dos solos “hablando” durante hora y media tras dejar a “su novio”, a eso viene –replicó muy seria Sofía.
  • ¿Y qué pasa porque hayamos estado hablando? –pregunté desconcertado.
  • ¿Pero tú eres gilipollas o es que me estas vacilando?, ¿a qué si te preguntó qué hablasteis y luego llamo a Joanna vuestras “conversaciones” no coinciden…? –casi me gritó Begoña.
  • ¿Se puede saber que pasa aquí? –entró mi tía Inés con cara muy seria, vi que mis primas se ponían pálidas.
  • Nada mamá, ya nos íbamos a dormir… -respondió Sofía.
  • Iván, dime de que va esto.
  • Pues no lo sé Tía, hemos estado de fiesta y he vuelto con Joanna, nos hemos entretenido un rato hablando después de dejar a Julián, y cuando he llegado se han puesto a interrogarme –respondí, contestando la verdad.
  • Mama, el rato ese que dice ha sido una hora y media, y Julián es nuestro amigo también, no se merece esto –explicó una muy, pero que muy enfadada Begoña liándose la manta a la cabeza.
  • Ya, entiendo, ¿y de que estuvisteis hablando los dos?
  • Pues de sexo, según parece por lo que me explico Joanna entre risas –dije un poco picado-, cuando estuvimos bailando me intentaron “entrar” algunas chicas, bueno con eso de entrar Joanna se refería… -intente explicar pero mi tía me lo impidió cortándome la diatriba.
  • Sigue que lo he entendido perfectamente… -dijo aguantándose claramente la risa.
  • Bueno, pues eso, que resulta que según Joanna entre todas las espantaron para que no dejase de bailar con ellas…  y algunas de las que me ha dicho eran muy guapas, según ella eran fáciles para… -me pare en el acto al darme cuenta de lo que estaba a punto de confesarle a mi tía-. Yo, bueno, veras…
  • Tranquilo, que en este caso, también lo he sobreentendido perfectamente, sigue, por favor… -dijo mi tía tratando sin mucho éxito de esconder su sonrisa.
  • Pues eso, que no me dejaron tratar de conocer nueva gente… Por cierto, que lo de espantarlas según deduje por lo que me ha dicho partió de ellas… -señale acusador con el dedo a mis primas.
  • Ya, entiendo… anda vete a dormir, venga… mañana lo hablamos con calma… ¿vale?
  • Si claro tía…

Tras esto me marché a mi habitación, directo a la cama, dejando allí afuera a mi tía con mis primas, a las que hizo un gesto de que aguardasen mientras yo me marchaba, supongo que pretendía hablar con ellas de interrogarme de ese modo o algo así, no sé, tenía tal cansancio y tanto sueño que ni me moleste en tratar de saber que pasaba… Casi literalmente, estaba muerto. A raíz de esta salida nocturna, quedaron a la vista para mi “familia” muchos de mis problemas de comprensión sobre las relaciones entre las personas en “territorio civilizado” y sus complejidades, especialmente para Tía Inés. No creo que cuando empezaron a indagar y profundizar en ello, ninguna pensase que todo terminaría del modo en que acabo.

El caso es que por la mañana desperté sobre las once, y no porque no tuviese más sueño, que no, sino porque me estaba llegando un aromita a comida que no os cuento, la boca me empezó a salivar de malísima manera mientras que mi estómago rugía como un León furioso… Me levante vistiéndome a toda prisa para irme a todo correr a la cocina…, o más bien, siguiendo el olor como si fuese un perro sabueso… Cuando entré estaban mi tía y mis primas desayunando, Matilde ese día no había ido por lo que todo lo preparo tía Inés. Me encontré con un gran tazón de chocolate para mí ya preparado y un plato de tortitas listas para echarles lo que quisiese antes de comenzar a tragármelas como un desesperado. Tras deglutir más que comerme la primera con un poco de nata, felicite a mi tía, que riéndose me pidió que me lo tomara con más calma que nadie me las iba a quitar, sonrojado y un poco avergonzado por la “reprimenda” cariñosa, le conteste que así lo haría… Cuando ya había desaparecido la tercera tortita, fue cuando mi tía volvió a la conversación de la noche anterior…

  • Iván, anoche estuve hablando con tus primas, que me explicaron un poco la situación. Parece que has causado muy buena impresión en todas sus amigas, igual que lo hiciste con las mías, ¿eso lo entiendes, verdad?
  • Pues claro Tía, desde anoche que estuve bailando con todas ellas, sé que les caigo mejor que antes, ¿es eso no?
  • Más o menos, más o menos… -repitió pensativa mirándome.
  • Ves mama, no hace más que hacerse el tonto –replicó a su madre Begoña, mientras Sofía me miraba pensativa también.
  • Oye primo, una pregunta –dijo Sofía.
  • Claro, dime…
  • Tú sabes con quien estaría mal tener sexo aquí, ¿verdad?
  • ¿Te refieres a con quienes de seguro no debo de tener sexo?
  • Sí, eso mismo, ¿lo sabes, verdad?
  • Si claro, algunas cosas no las tengo muy claras aun, pero en gran parte sí, y eso lo sé, claro.
  • ¿Quiénes? –preguntó Sofía cruzándose de brazos ante la asombrada mirada de su madre y hermana.
  • Pues por supuesto vosotras dos y tía Inés, que por ser familia aquí no está bien visto aunque a mí no es que me importase, sois preciosas las tres. Luego está el procurar no tener sexo con nadie que quiera más que eso conmigo para no verme envuelto en un problema serio. También está el tema de cuidarse por eso de embarazos, enfermedades y demás, ¿te referías a esto no?
  • ¡¡Joder!! –dijo mi tía poniendo sus dos manos ante la cara mientras meneaba la cabeza.
  • Primo, eres la leche, de verdad que si… -replicó Sofía haciendo una seña a Begoña para que no dijese nada, a quien además se la veía enfadada.
  • Vamos a ver, Iván, el acostarte con las amigas de tus primas, no es que sea algo que se vaya a ver muy bien aquí por parte de ellas dos, ¿eso de verdad no lo sabes? –preguntó Inés.
  • Bueno, sé que no les gustaría, porque también me lo dijo anoche Joanna después de que nos llamaran, pero no termino de entender dónde está realmente el problema. Puedo comprender que Joanna por ejemplo tiene novio y no sería por ello apropiado pues le estaríamos engañando, lo cual no sería correcto siendo ambos amigos suyos. Pero por ejemplo Trini no tiene, ¿por qué no podría tener sexo con ella llegado el caso?, eso no lo entiendo –dije curioso.
  • ¡¡¡¡Pues porque no joder!!!!! ¡¡¡¡Y espero que lo de Trini solo fuese un ejemplo!!!! –explotó enfadada Begoña.
  • Si, ya, sí, eso –traté de recular viendo como se había puesto Begoña-. Lo otro, bueno, ya te digo que eso me lo dijo Joanna y ahora también la tía. ¿Pero porque no? -insistí curioso-, si solo sería sexo…
  • Pero que coñ… -Tía Inés cortó en seco lo que fuese a decir Begoña.
  • ¡¡¡Ya vale!!! –tía Inés dio un golpe sobre la mesa-, se acabó, vosotras a lo vuestro, ya habló yo con vuestro primo de todo esto, porque creo que empiezo a entender un poco por donde vienen los problemas. Venga, en cuanto terminéis, iros a lo que tengáis que hacer y dejarnos a los dos solos…

Mis primas efectivamente se marcharon de la cocina tras terminar de desayunar, Sofía pensativa con sus ojos clavados en mí, y Begoña con un cabreo que no os cuento, y de la forma de mirarme ya ni os digo tampoco, parecía que me quisiese matar. Estuve terminando de desayunar tranquilamente bajo la atenta mirada de mi tía, que parecía estar pensando en la próxima conversación que íbamos a tener los dos, no apartaba sus ojos de mí ni por un solo instante, y confieso que me estaba empezando a poner nervioso. Cuando terminamos ambos de desayunar, tras meterlo todo en el lavavajillas, a petición de mi tía nos dirigimos a la sala de estar, que era mi lugar preferido de la casa para pasar el tiempo, bien estudiando, bien escuchando mi Mp3 con música. Cada uno nos sentamos, o más bien nos medió tumbamos, en un sofá cada uno, quedando al lado del otro. Como ya suponía la conversación la inicio mi Tía, aunque no por donde yo esperaba precisamente que lo hiciese…

  • Antes de hablar de lo otro, ¿estas cómodo con nosotras, te encuentras bien en esta casa?
  • Sí, claro, ahora ya sí, estoy como si estuviese con mis padres… aunque bueno, tu das un poco menos de miedo que mi madre cuando te enfadas –me reí.
  • Entiendo –contesto sonriendo para luego continuar como de forma casual-, entonces al principio de venir no era así según deduzco por lo que has dicho, ¿no?
  • Bueno, estaba claro que no me queríais aquí ninguna de las tres, al fin y al cabo era un desconocido, supongo que no sabíais a qué ateneros conmigo…
  • ¿Y eso lo supiste desde el principio?
  • Si claro, desde que os vi en el aeropuerto, pero ya te digo tía, era comprensible, a mí tampoco me hacía gracia estar aquí con vosotras, yo quise hacer la universidad en Antananarivo para seguir cerca de mis padres, pero… -me encogí de hombros-. Bueno, decidieron que lo haría aquí.
  • Si, tienes razón, estábamos las tres un poco reticentes al no conocerte realmente, aunque fueses hijo de mi hermana, y hubieses pasado con nosotras algunos días en verano. Eso aunque por parte de tus primas pudiese ser normal, por mi parte fue imperdonable pues eres mi sobrino y debí de haber actuado de otro modo. ¿Pero al menos te encontraste cómodo en casa? –preguntó con voz preocupada.
  • No te preocupes tía, no pasa nada, ya te digo que yo estaba igual, y si, en casa estuve muy cómodo, especialmente porque al darme esa habitación que esta apartada de vosotras me diste intimidad, créeme que te lo agradecí muchísimo, lo necesitaba...
  • Tenía pensado cambiarte a otra habitación en el otro lado de la casa, sabes que esa sería la habitación del servicio si hubiese alguien interno. Veo que tonto no eres, y también supones porque te la di, ¿verdad?
  • Si, lo sé, supongo que fue para conocerme antes de ponerme cerca, no te fiaba de tenerme junto a mis primas. Pero la verdad, prefiero quedarme en ella, es un poco más pequeña que una de las otras dos que podría usar, pero sigo prefiriendo esa intimidad que me ofrece el estar en la parte contraria a vosotras, además en una de las otras me agobiaría. No te ofendas…
  • Tranquilo que no, en cierto modo lo comprendo, tienes tu propio baño en aquella parte, no discutirías por él con tus primas y no tienes a nadie alrededor haciendo ruido o hablando por teléfono dos horas seguidas… Créeme que lo entiendo –terminó riéndose.
  • Bueno tía, y dime, que pasa con lo que quieras que hablásemos…
  • Si, ahora vamos. A ver Iván, una cosa que me ha sorprendido ha sido la distinción que has hecho sobre tus primas o sobre mi, no acabo de comprender a que te referías exactamente.
  • Pues a que mi madre me explicó que aquí eso del sexo con familiares está muy mal visto, por lo que desde que llegué sé que con vosotras no puedo tenerlo.
  • Estas diciendo que con tu madre sí que… bueno… que has tenido sexo… ¿es eso? –preguntó tragando saliva.
  • No, nunca lo he tenido. Tanto ella como mi padre no creen que eso este bien… -contesté.
  • ¿Pero? –preguntó intrigada mi tía.
  • Bueno, fue en una tribu, donde me enseñaron sobre sexo, donde empecé a practicarlo, aquello que hable contigo y tus amigas… ¿recuerdas?
  • Sí, claro, perfectamente…
  • Bueno, pues digamos que no os lo conté todo precisamente por lo que me dijo mi madre sobre ello. Veras, la verdad es que en cierto modo fui adoptado por la familia de uno de los hombres más importantes, el anciano que me enseño que se convirtió como en mi padre. De modo que allí sí, se podría decir que folle con mis madrastras o hermanastras cuando me estuvo enseñando o posteriormente cuando quería o a ellas les interesaba. Pero tu tranquila, que aquí sé que no se puede…
  • ¿Con eso me estás diciendo que no te importaría tener sexo conmigo o con tus primas? –preguntó sorprendida.
  • Pues la verdad es que no, de no ser por esas normas que tenéis aquí sobre ese tipo de relación, no, para nada. De todas tus amigas tú eres una de las más guapas y de las que mejor cuerpo tiene, y tanto Sofía como Begoña también son dos chicas preciosas con unos cuerpos muy definidos, de modo que no, la verdad es que incluso creo que me gustaría poder follar con las tres... Por separado, desde luego –me apresure a aclarar rápidamente para evitar equívocos.
  • Si bueno, ya veo, si… claro… por separado, desde luego –tragó saliva-, joder, joder. Pero sabes que aquí eso no es posible –asentí-, de modo que dejemos esto a un lado, volvamos sobre las amigas de tus primas. Veras, el acostarte… perdón, el tener sexo con sus amigas, hace que ellas se sientan incomodas, igual que ocurriría de tenerlo con alguna de las mías, aunque quizá por diferentes motivos. Pero en ambos casos no estaría bien, ¿lo comprendes?
  • Si claro, aunque no lo entiendo, pero es por eso mismo que cuando se tiene es algo que no se cuenta a las interesadas, ¿verdad? –repliqué, haciendo que mi tía entornase los ojos al instante.
  • Si claro, en caso de que ocurra, lo ideal sería no contarlo para que no se enterase nadie, y dime Iván, ¿eso también te lo explicó anoche Joanna junto a que no te debías de liar con las amigas de tus primas?
  • Si, también lo hablamos los dos anoche, bueno, aunque eso ya me lo habían dicho antes, que al tener sexo en uno de esos grupos era mejor que los familiares no se enterasen… Aunque en ese momento tampoco lo entendí, igual que ahora…
  • Y dime, ¿quiénes exactamente fueron las que te explicaron eso…? –preguntó con una sonrisa forzada a mas no poder.

Lo cierto es que estuve a punto de contestarla, pues me estaba resultando una conversación de lo más interesante. Lo hubiese hecho de no ser por lo que me transmitió su lenguaje corporal al cambiarse repentinamente de postura, al tensarse en su sitio, al movimiento de sus ojos, etc., lo que me indico que responder esa pregunta no sería muy inteligente por mi parte y por mi propio bien. El que normalmente no me enterase de las segundas intenciones, no quería decir que fuese siempre así, especialmente cuando veía en sus cambios repentinos de forma de comportarse que pasaba algo, en esta ocasión más que entender exactamente que ocurria. Pensé que quizá a sus ojos lo de decir el nombre de alguna sería tanto como señalar con quien había tenido sexo, Aurora, Esperanza y Trini…, claro que mi respuesta no es que fuese mucho mejor para alejar sospechas, pero al menos no señalaba a nadie. Por cierto, si alguno está pensando que me olvidé de Joanna, tengo que decir que no, pues lo que paso con ella lo consideraba de modo completamente diferente a lo de las otras tres. Lo ocurrido con Joanna lo consideraba como una ayuda a una amiga con problemas, además con el permiso de su novio, por lo que no era exactamente sexo como tal… Y si, lo sé, ahora mismo tampoco me creo ni yo que lo viese de ese modo.

  • Tía, creo que será mejor que no conteste a esa pregunta, no, no creo que fuese una buena idea hacerlo. El caso es que por mucho que me digáis, no lo entiendo, tampoco eso de la incomodidad, ¿qué más da que sea yo el que tiene sexo a que sea otro cualquiera?
  • Sobrino, no me has contestado a mi pregunta… ¿Quiénes te dijeron de no contar el tener sexo con ellas?
  • Tía, te quiero mucho, igual que a mis primas, pero el responder a esa pregunta podría hacer que no estuvieseis bien luego entre vosotras, de modo que mejor no digo nada. Con esto no admito que pasase nada con amigas tuyas o de ellas, solo que aun de haber pasado, no os lo diría…
  • Entiendo, en caso de que pasase, ¿no?, ya te veo yo a ti, ya, claro.
  • ¿Entonces ya hemos terminando de hablar de todo esto?
  • Si…, de momento…, hemos concluido de hablar de esto…

Tras esto mi tía se levantó marchándose con paso rápido, de hecho, excesivamente rápido para lo que solía ser normal en ella. No pude evitar seguirla con cuidado de que no se diese cuenta, digamos que su reacción me pico en la curiosidad. Su “carrera” termino fuera de la casa, llamando a mis primas y pasando con ellas a la cocina, un sitio donde yo desde la sala de estar no podría haberlas escuchado. De hecho solo oí un poco de la bronca que les estuvo pegando a las dos por habernos espiado mientras hablábamos, decidí marcharme no fuese que me pillase también a mí y me encontrase en un lio, pues por algún motivo, Tía Inés me pareció irrazonablemente enfadada para lo que había ocurrido, no considere que ese broncazo a mis primas fuese “normal”. Volví a la sala de estar y comprobé que una de las ventanas tenía un poco abierto, poco menos del grosor de un dedo meñique, pero suficiente como para poder escucharnos desde fuera.

Si os pensáis que me preocupo olvidaros, no le concedí importancia más allá del hecho del enfado “extraño”, y de estar casi seguro que de algún modo, Begoña especialmente, encontraría el modo de culparme a mí de la bronca que debía de estar cayéndoles a ambas en esos instantes. Pero sinceramente, de lo que hablé con mi tía, no me preocupé en absoluto. De lo que no me di cuenta es de que ni mi tía, ni mis primas son idiotas, y si algo les quedo claro a las tres, es que con alguna amiga de alguien me había acostado, por lo que las tres lo que hicieron en los días siguientes, fue ponerse a buscar “culpables”, y si, por algún motivo, fue “buscar” en plural.

El problema cuando se busca esperando encontrar algo, es que se termina encontrando, y no necesariamente es que eso sea precisamente la verdad. Tanto alguna de las amigas de mi tía como las de mis primas se habían acercado bastante a mí en este tiempo. Especialmente, dentro de todo lo que ya explique y por tanto hay que tomarlo en perspectiva, las de mis primas por la edad, ahora incluso más por lo del día del baile, las de mi tía por el contrario solo en algún caso puntual, pero nada significativo que le pudiese marcar a alguien en concreto, pues Aurora y Esperanza tuvieron buen cuidado de eso. A priori todas las miradas se las llevaban las amigas de mis primas, aunque mi tía no dejaba de tener la mosca tras la oreja con alguna de las suyas desde el verano que estuve hablando de sexo con ellas y aquello de mi teléfono móvil.

El lunes como de costumbre, en esas dos horas que tenía libres intercalases nuevamente apareció Joanna. El que una chica como ella se presentase y estuviese conmigo casi dos horas sentados hablando, riéndonos, etc., podía pasar desapercibido un día, dos a lo sumo, pero al ser este el cuarto, era ya del todo imposible. Los compañeros con los que solía hablar me empezaron a machacar a preguntas sobre ella cuando se marchó, todo entre las risas de las chicas al ver mis apuros al contestar, especialmente cuando al no pillar las indirectas hacia preguntas de lo más obvias, lo que se agudizo el miércoles con una nueva visita de Joanna, especialmente porque ese día llevaba una mini que dejaba ver sus largas piernas, como la temperatura aun no era muy fría bajo el fino abrigo vestía “fresquita”, en conjunto, esa mañana la dulce Joanna quitaba el hipo.

El miércoles por la tarde yo llegué el primero a casa como ya era costumbre, pues salía y me marchaba sin esperar nada, mientras mis primas que terminaban a la misma hora, su horita o dos de charla no se la quitaba nadie. Ese día por algún motivo llegaron a los quince minutos de llegar yo, diez después de ellas llegó Joanna con Trini para verlas, ya que según parecía habían quedado para no sé qué historias de un posible fin de semana del grupo “cercano” de amigos, más novios, novias y asociado que dijeron entre risas... No es que me costase pillar que el asociado era yo, especialmente cuando al decirlo mi prima Begoña me señalo con el dedo y las demás se empezaron a tronchar de risa. Bueno, el caso es que se me ocurrió preguntarle a Joanna por lo de por la mañana cuando estuvo conmigo, o más bien, por una cosa que ocurrió con mis compañeros luego…

  • Oye Joanna, esta mañana, cuando te fuiste, mis compañeros me preguntaron por ti, ya sabes, que quien eras, que eres una preciosidad, que te presentase y esas cosas…
  • Si, ¿y? –preguntó risueña mientras las demás la miraron con curiosidad.
  • Pues veras, en un momento dado de los comentarios sobre ti les dije que te olvidaran porque tenías novio, y entonces uno de ellos me dijo algo que no he acabado de entender muy bien… De hecho pregunté y se rieron, me dijeron que era la hostia de divertido, pero no me lo aclararon…
  • Bueno, y que te dijo ese chico… -preguntó Trini curiosa.
  • Pues que no le importaba que Joanna tuviese novio, que él no era celoso… ¿Pero eso debería de no serlo Julián que es tu novio, no? –pregunté directamente a Joanna mientras las otras tres sin poderlo evitar se tronchaban de risa.
  • Si, debería ser así. Eso es una frase hecha Iván, significa que no le importa que tenga novio, que solo quiere lo que creo que te dijo que quería de mí, echar un polvo y ya está, sin más. ¿No me digas que les preguntaste eso mismo a tus compañeros?
  • Pues sí, más o menos lo mismo, si, y como estas tres y tu aunque lo disimules, también se rieron un buen rato.
  • Es que de verdad… -dijo medio atragantándose con la risa mi prima Begoña.
  • Tú no te preocupes, el próximo día me presentas al que dijo eso de mí, que ya le respondo yo sobre lo que desea –me dijo con una sonrisita beatifica.
  • Ok. El próximo día que vengas a verme entre clases te lo presento –me reí, por lo menos hasta que vi que las demás nos miraban fijamente a los dos.
  • ¿Cómo que el próximo día que vengas a verme entre clases?, ¿es que estáis quedando los dos en la universidad? –preguntó Begoña en tono imperioso.
  • Pues eso, Joanna ha estado viniendo a verme cuando hemos coincidido con tiempo libre entre clases, ¿por qué? –pregunté un poco confuso por la pregunta y su tono.
  • ¿Pero desde el principio del curso o desde hace poco? –preguntó rápidamente Trini.
  • Desde hace quince o veinte días más o menos… ¿por qué? ¿qué importa eso? -respondí a Trini cada vez mas confuso por todo esto.
  • Eso digo yo, por qué esas preguntas, ¿es que hay algún problema en que vaya a ver a tu primo en mi tiempo libre Bego? ¿Y tú Trini, algún problema con ello? –replicó Joanna en tono beligerante.
  • Vale, haya paz, no pasa nada Joanna, solo es curiosidad, nada más que eso –trató de poner serenidad Sofía.
  • Eso y que tienes novio bonita –replicó Trini.
  • ¿Y el que tenga novio que problema supone?, excepto que te moleste y no te deje el campo libre… de nuevo, claro… Además, Julián sabe que he estado con Iván en esas horas libres, lo aclaro por si queréis ir a preguntárselo -respondió maliciosa Joanna.
  • No sé a qué te refieres con eso del campo libre… -se defendió Trini. Obviando lo de Julián, mientras me atravesaba con una mirada de serio enfado.
  • Pues fíjate que yo creo que sí que lo sabes perfectamente… y… -fue interrumpida por Sofía.
  • Y nosotras dos –señalo a su hermana Begoña- queremos saber qué es lo que significa eso de “campo libre” exactamente. ¿Por qué no será lo que nos estamos figurando, verdad Trini?
  • ¿Y si lo fuese qué? –replicó casi enseñando ya las uñas.
  • ¿Te lo has tirado? –casi gritó Sofía.
  • Ya vale con esto –intervine-, pasase lo que pasase entre Trini y yo, eso cosa de ambos, aquí no creo que nadie tenga derecho a meterse, porque ni le va ni le viene –dije tirando de una frase que me gusto desde el primer momento que la oí.
  • ¡¡¡Sera zorra!!! –explotó Begoña.
  • ¡¡Si, y que pasa!! ¡¡¡algún problema!!! ¡¡¡Y que os quede claro que como pueda, me lo vuelvo a calzar de nuevo!!!, porque es el mejor tío con el que haya estado, me ha hecho correrme hasta casi dejarme muerta... ¿más claro así?... y además… -se lanzó a por mí.

Lo malo de tan explosiva declaración no fueron las palabras en sí, sino que en primer lugar tomándome totalmente por sorpresa igual que a las demás, me pego un morreo de padre y muy señor mío, al que por cierto empecé a cogerle el gustillo, con lo que colabore, lo que fue una pésima decisión por mi parte según me di cuenta en cuanto nos separamos. Segundo, ninguno fuimos conscientes de que mi queridísima tía había llegado también a casa, y si por un lado no sabíamos cuando había escuchado, sí que tuvimos clarísimo que escucho la última explosión de Trini y que su beso de tornillo sí que lo vio bien visto. Además, por lo que pude ver, tenía cara de poquísimos amigos, y por sus gestos, lenguaje corporal, etc., tenía pinta de traerla ya incorporada incluso antes de entrar a encontrarse con lo que se encontró...

CONTINUARA