El Salvaje - 6

- El grupo de mis primas III - Tras estar con Joanna, conocí en profundidad a otra de las amigas de mis primas, salvo que esta no resulto ser muy discreta que dijésemos, aunque por fortuna, tampoco una absoluta bocazas.

El Salvaje – 6

-  El grupo de mis primas III -

En el periodo comprendido entre esas dos semanas con Joanna, desde que follamos, hasta que tuvimos aquella última conversación, una nueva pieza se había venido a unir a mi rompecabezas personal. Todo ello sin olvidar, que también me las había apañado en ese tiempo para volver a echarles un buen polvo a Aurora y a Esperanza. El primer fin de semana en que estuve con Joanna me libré de acompañar al grupo de mis primas con facilidad, pero el siguiente lo llevaba francamente mal para poder zafarme, cuando tía Inés llegó al rescate al pedirme que por favor fuese a su oficina a llevarme unos papeles porque tenía una cena y dejarlos en el coche o luego regresar a por ellos a la oficina no era una opción. Eso me permitió esquivar las invitaciones ese viernes. El sábado tuve que usar un truco diferente, estuve con todo el grupo por la tarde, pero en un momento dado me despiste arguyendo tener que hacerle algo a la moto y me marché a dar una vuelta hasta que por la hora supuse que ya se habrían marchado todos ellos.

A las diez de la noche estaba con la moto tomando un refresco, después me entretuve echándole gasolina, y para las once ya estaba tranquilamente en casita, relajado, con pantalón corto, un simple jersey, escuchando música con mi Mp3 tumbado en la sala de estar…, vamos, como dios. A las once y cuarto se me jodío el invento cuando llamaron a la puerta de la calle, lo que no me dejó otra opción que levantarme al video portero, conectar la cámara del mismo para ver quién era y que quería a esas horas. Y sorpresa, sorpresa, resulto que era Trini quien llamaba, una de las amigas de mis primas, por lo que me dijo se había dejado el monedero cuando estuvieron allí todo el grupo, por lo que abrí el portón, cerrando una vez entró con el coche. Cuando cerró la puerta de la casa me indico el lugar en donde lo dejó al llegar y nos pusimos a buscar, encontrándolo a los pocos minutos debajo de un cojín del sofá. Durante el proceso de búsqueda me dijo que se dio cuenta de su falta cuando en la disco donde iban fue a sacar dinero.

Me pidió algo de beber, pues según dijo tenía sed, no conteste excepto con una sonrisa y un “ahora mismo regreso”. Me levante y me fui a la cocina, a la nevera a por un zumo de frutas para ella. Me marché pensando en Trini, no sabía si el que el monedero se quedara allí en realidad era eso que por allí llamaban una excusa para luego poder regresar o no, porque eso era algo que no entendía muy bien aún. Lo que si tenía claro es; primero, que era muy extraño el sitio en que apareció pues estaba en la punta contraria del mueble donde explico que lo había dejado, luego estaba el modo de mirarme y lo que eso significaba, hasta eso sí que había llegado ya a entenderles. Trini quería sexo y a mí la verdad es que no me importaría en absoluto follármela bien folladita, el problema que se me planteaba es quien tenía o debía de hacer el primer movimiento como aquí se decía, pues aunque yo no lo entendiese muy bien, por lo que sabía y había observado no era igual que este partiese del hombre, que de la mujer… Y creía por lo visto en estos casos, que me interesaba que fuese ella quien diese el primer paso y simplemente dejarle hacer hasta ver por donde marcaba la pauta a seguir. Con esto en mente me volví de nuevo al salón, dispuesto a facilitarle en todo lo posible su decisión… obviamente, follar, que era la que me interesaba.

Confieso que pensé que ahora tocaría uno de esos extraños movimientos que solían hacer, como una especie de ritual, pero joder con Trini, que forma de equivocarme con ella, desde luego la niña era directa y sin dejar lugar a equívocos con lo que quería. Cuando le tendí la botellita se levantó para cogérmela sin dejarme acercar, lo que no entendí hasta que me senté y ella se situó justo a mi lado, una vez abierta y mientras me miraba fijamente le dio un traguito con cierta sensualidad, fue entonces cuando me ofreció si quería un sorbito. Sus ojos clavados en los míos me indicaban lo que deseaba, y ese deseo, era yo directamente, entendí que esa pregunta era para hacer algún movimiento que hiciese de desencadenante de todo, por lo que acepte su oferta. Se llevó la botellita a los labios, pego un traguito y la dejo sobre la mesita, luego se situó sobre mí a horcajadas, uniendo sus labios con los míos, pasándome el zumo de su boca a la mía, haciéndomelo tragar. Mis manos se situaron sobre su cintura mientras nos besábamos, ella entonces cogiéndomelas con las suyas me las llevo directamente a su culo, para después volverla a situar en torno a mi cuello. Separo un segundo los labios de los mío antes de seguir con el beso, para jadeante…

  • Vamos a follar, quiero que me folles….

Al escucharla apreté sus glúteos con mis manos, masajeándolos, arrancándola un leve jadeo enterrado en mi boca. Como buenamente pude me levante de allí con ella enganchada como un cepo a mi cintura, la llevé hasta mi cama, donde me tumbe con ella debajo. Mis manos empezaron a recorrer su cuerpo acariciándola, empleando en ella gran parte de lo aprendido de mis encuentros con Esperanza y especialmente, Aurora. Si yo a ellas dos les había enseñado lo que era capaz de hacer con mis manos, mi boca y mi polla, ellas me enseñaron como acariciarlas y desnudarlas mientras nos enredábamos para follar, algo en lo que confieso, que era completamente novato del todo.

Por como vi en ese instante a Trini, y por lo aprendido hasta el momento con ambas amigas de mi tía, estaba claro que quería simplemente follar y punto, dejando de lado buena parte de los juegos, etc… Le levante su minifalda, me las apañe para liberarla de su tanga, también para desabrochar su sostén y quitárselo, dejando sus pechos al alcance de mi boca, mientras que su coño quedó a completa disposición de mi polla, a la que no quiso que pusiese preservativo, porque según dijo le gustaba el contacto con la piel cuando se la follaban y ambos estábamos sanos, además que ella se cuidaba. Mientras que mi boca se centraba en sus pezones, empecé a pasarle el glande por su rajita, terminando con él sobre su clítoris, pasándolo con suavidad. Cada vez que este se situaba contra la entrada de su coño, Trini trataba de alzar las caderas para incrustárselo dentro, pero nada más sentir su movimiento me retiraba inutilizándolo en el acto. No se la clavé hasta que por su boquita empezó a salir de todo, a llamarme de todo menos guapo con voz desesperada y cegada por la pasión del momento.

Una vez en su interior comencé a moverme despacio, buscando acomodar mis caderas para conseguir el efecto de rotación que deseaba cuando mi pene estaba clavado en lo más profundo de su interior. Dado que no habría juegos previos, ni me permitiría usar después mis uñas, desde mi punto de vista lo único que me quedaba para tratar de contentarla eran las escoriaciones que os conté que tenía en torno a la base del pene y que ahora sabia como sacarles partido gracias a mis otras dos amantes. Al estar profundamente enterrado dentro de ella, si rotaba mis caderas levemente podía conseguir que el pene también hiciese ese leve movimiento, con lo que esas escaras rozarían sobre una de las partes más sensibles del sexo femenino. Según Aurora, es una sensación extraña la que provoca, un placer raro para lo que acostumbra a sentirse en esa posición al follar. Como entenderéis, era mi mejor baza follando simplemente y pensaba aprovecharla lo más posible.

Como dije comencé a moverme nada más enterrarle la polla en lo más profundo, inicie a tratar de rotar mis caderas poco a poco, espiando incluso el más mínimo gesto de su cara, hasta que detecte los primeros síntomas de que esa leve rotación empezaba a funcionar con ella. Una vez encontrado el modo de hacerlo para que lo sintiese bien, me centré ya en darle el mayor placer posible con mis embestidas, aumentando lentamente mi velocidad tanto de entrada salida, como de rotación, hasta conseguir un ritmo lo bastante fuerte como para que ella se sintiese completamente satisfecha con el modo de follármela. Alcanzó un orgasmo y se tensó, por culpa de todo ese cuidado y de tanto pensar en ella, aun me encontraba lejos del mío, porque lo que continúe sin detenerme.

Cuando ella llegaba a su segundo y yo enfilaba directo hacia el mío, fue cuando entre gemidos me pidió que no me corriese dentro, que no quería riesgos pese a que se estaba cuidando. No dudéis de que eso fue precisamente lo que hice, estaba Trini en pleno orgasmo cuando me vi obligado a sacársela para no correrme dentro, al final lo hice sobre su estómago, una vez termine rodé a un lado quedándome bocarriba, ya que estaba cansado por el esfuerzo, pero más que del de follar en si, del de rotar de ese modo mis caderas, que me machacaba los músculos de mala manera. Fue cuando Trini se recuperó, cuando dijo algo que me jodío muchísimo, pero más de lo que os podáis hacer una idea cuando os lo cuente… por inocente que os parezca la broma que hizo, pues confieso que no la entendí como tal.

Estábamos tumbados recuperándonos, cuando Trini se incorporó diciéndome que se iba a duchar para irse antes de que tardase tanto en regresar que resultase sospechoso… fue entonces, supongo que al quedármela mirando cómo se incorporaba…

  • Tranquilo Tigre, que no has estado mal… -me guiño un ojo-, mejoraras con el tiempo –y se echó a reír con su coña-.

El problema fue que en ese instante no entendí, ni el comentario, ni la broma. Automáticamente, lo que pensé es que no había quedado totalmente satisfecha pese a los dos orgasmos, y eso como podréis suponer por lo que ya os he ido explicando, para mí “educación” sexual, era algo realmente nefasto. Si había algo malo era eso precisamente, no ser capaz de dejar satisfecha a una mujer, tal y como en su día me explico el anciano. Huelga decir que me lancé a por ella, que se lo tomó inicialmente a broma, empezó a dar grititos mientras yo la tumbaba sobre la cama de nuevo comenzando a acariciarla. Cuando se quiso dar cuenta de que aquello iba en serio ya era demasiado tarde como para que fuese capaz de resistirse de forma eficaz, dos de mis dedos se encontraban dentro de su coñito mientras el pulgar acariciaba suavemente su clítoris, mi boca se entretenía con sus pechos mientras que ella trataba tartamudeando entre gemidos que la dejase que tenía que marcharse. En realidad lo único que trataba era de ofrecerla un orgasmo que la dejase por un lado completamente satisfecha, y por otro fuera de juego en materia de sexo aunque solo fuese para esa noche, para de ese modo asegurarme de que quedase complacida conmigo.

Mis dos dedos a la par que se la follaban, tanteaban en su interior en busca de su punto G, tarde un poco de más en encontrarlo, por lo que tuve que enfrían un par de veces su orgasmo, lo que no sentó nada bien a Trini, aunque no por ello fue capaz de hacer otra cosa que acordarse de todo lo que se le ocurria. Una vez localizado, esta vez introduje un tercer dedo, preparándome para soltarle “una descarga” de placer con mis uñas. Como siempre coloque en posición la del pulgar, lista para soltarle el pellizco en su clítoris al retorcerla por su corte, y situé las de los tres dedos sobre el punto exacto para empezar a moverlas sobre su centro interno del placer. El resultado fue el previsible, el orgasmo fue realmente brutal por el conjunto de leve dolor con máximo placer… Su cuerpo se tensó, arqueándose en el orgasmo como si se tratase del arco de una ballesta al cargarla, para después quedar jadeante en la cama completamente rota.

Se ducho…, bueno, realmente lo que hizo fue meterse bajo el agua fría un par de minutos tratando de relajar sus músculos, se vistió a toda prisa y después de marchó a toda velocidad, pues según dijo ya llevaba aquí muchísimo tiempo, además se la notaba fatigada. Antes de irse se acercó, me beso en los labios y me dijo que había sido la ostia…, lo que me dijo con la agradable sensación del deber cumplido, pues eso indicaba con claridad, que al final, “si” había sido capaz de dejarla completamente satisfecha. Como ya os conté, el problema de este método, es que cansancio aparte, era muy probable que alguna de las uñas al girar contra una zona tan sensible y delicada, dejase como rastro algún levísimo arañazo, pero claro, hasta curarse dos o tres días después, lo de darse alegrías, para la fémina en cuestión podía ser un trago bastante desagradable. Podía hacer llegar a una mujer de ese modo usando uno, dos o tres dedos sobre su punto G, a más de dos, mayor placer se podía dar y por el contrario, más probabilidad de “arañazos”, claro.

Durante la semana de clases, ocurrió lo que os conté con Joanna, que la vi en el campus en esa semana con ella, más que con todas las amigas de mis primas en los meses que llevábamos de clases. Como también dije, me soltó algo con segundas que no entendí en absoluto, pero si fui lo suficientemente perspicaz por su forma de hablar, de moverse y de comportarse, que lo que me dijo quería decir más de lo que parecía, pero no acababa de entender que podía ser. Ese viernes, como siempre tras la cena, todos se fueron reuniendo en casa de mis primas para después salir por ahí de marcha. Lo cierto es que a mi esos lugares con tanto ruido, con la música tan alta y demás, no me hacían la menor gracia, por eso mismo trataba de quedarme en casa tumbado. Lo que no sabía nadie es que también la gente con la que me reunía en los descansos en la universidad me habían invitado algún fin de semana con ellos, pero había desestimado su oferta del mismo modo y por los mismos motivos.

El viernes nuevamente me logré zafar por los pelos, sin embargo el sábado me fui a encontrar con una diferencia sustancial, a la invitación habitual de mis primas, que ya la hacían sin esperar siquiera que contestase y dándola por rechazada, se unió la últimamente normal de Joanna y Julián. Pero la que sorprendió a todos fue la de Trini. Esta fue directa a la yugular, al punto que se cogió de uno de mis brazos y me llevó en dirección a mi habitación en presencia de todos argumentando que tenía que cambiarme ya mismo para no retrasarlos, y dejando claro que no iba a aceptar un no como respuesta, motivo por el que no me pensaba perder de vista para nada. Después de esto todo el grupo pareció encontrarlo divertido y me dejaron sin opciones. Obviamente deje a Trini en el salón con los demás mientras me iba a vestir, o más bien, a ponerme algo como lo que llevaban los demás chicos, pues tenía de poca a ninguna idea de cómo debería de vestirme para algo así, pese a haberles acompañado ya en alguna ocasión.

Estaba vistiéndome en mi habitación, pensativo, concentrado en la cara de Joanna, a la que vi un gesto extraño hacia Trini cuando se cogió de mi brazo e hizo la intención de acompañarme a mi habitación para echarme una mano. No era cara de celos o de no gustarle, era más extraña, como si las cosas encajasen en su sitio para ella, como una confirmación de algo o así. Empecé a barajar la posibilidad de que aquel comentario que hizo en el campus, tuviese que ver con Trini, y al estar yo también en medio, solo se me ocurria que fuese el que la semana anterior ambos follásemos. Si era eso, el cómo se había enterado, no tenía ni la menor idea, yo no lo había contado, y dudaba mucho que Trini por las prisas al irse o lo todo lo que dijo lo hubiese hecho, me desconcertó un poco la posibilidad, la verdad. Aclaro que no me preocupo, pues según entendía, no había el menor problema en haberme follado a Trini, pero en cierto modo, si me gustaba llevar la cuenta de quien sabía que cosa, lo que es muy útil cuando estas descubriendo poco a poco el terreno que pisas bajo tus pies.

Ese sábado salí por ahí con ellos, además me acoplaron en el coche de Joanna tras una pequeña discusión entre ella, apoyada por Julián, Trini y mis primas. Estuve presente en el tira y afloja sin entender en absoluto a que venía todo aquello, pues si íbamos a ir y estar allí luego todos juntos, sinceramente, ¿qué más daba con quien fuese?, era algo que de verdad, me superaba por incomprensible, más aun cuando no me dejaron tampoco que fuese en mi moto por mi cuenta. En el coche resulto que únicamente íbamos a ir Joanna, Julián y yo, y desde el primer momento de ponernos en marcha no sé porque, pero me dio la impresión de que con Joanna no iba a tener una noche nada tranquila. La sensación fue más que nada por la forma de mirarme por el retrovisor del vehículo cada dos por tres, y si a eso le sumábamos los cada vez más constante apretones de mano, bien en la suya cuando estaba en la palanca de cambios, bien en la pierna cuando estaba con el volante por parte de Julián, por lo que aprecie a modo de tranquilizarla, estaba claro que tenía que ver conmigo y que para ella parecía ser… quizá serio.

Cuando llegamos al sitio donde íbamos, se nos unieron varios amigos más de mis primas, pero de esos que yo consideraba como “fuera del núcleo duro” de estos. Conocía a la mayoría de ellos de las escasas veces anteriores que fui, en las que por cierto no me hizo nadie ni caso. Sin embargo en esta ocasión, Joanna, Julián y Trini se pegaron a mí para charlar, aunque Julián pronto se marchó con los otros chicos a hablar de sus cosas, mientras que alguna otra chica se nos unía. Una de ellas a la que me acababan de presentar, una tal Gema, le pregunto a Trini disimuladamente sobre si lo que le contaron sobre su ligué del fin de semana anterior era verdad…, todo esto tratando de que yo no me enterase de que iba el asunto. Obviamente, tuvo muy poquito éxito…

Antes de que Trini pudiese responder, se unieron a nosotros Auri y mi prima Sofía, para mi sorpresa Trini trato de cambiar de tema aduciendo mi presencia allí, cuando ella misma segundos antes le había contestado afirmativamente en mis morros, confirmándola que el tipo había sido un amante increíble mientras me miraba maliciosa de reojo. Este cambio de comportamiento me quedo claro que era por Sofía, por algún motivo que no entendía, parecía ser que el que mi prima estuviese presente en esa conversación era malo…, máxime cuando la propia Joanna en cierto modo también apoyó lo que Trini decía por lo que ella "también había escuchado". Para su desgracia, mi prima si algo sabia de mí ya a esas alturas, es que no solo no me iba a escandalizar, sino que mi forma de ver las cosas era muy diferente a lo que cualquiera pudiese llegar a suponer al verme. Y, si, efectivamente, tanto mi otra prima, Begoña, como mi tía Inés, también se habían dado cuenta de ello en estos meses, aunque ni se suponían en esos instantes, hasta qué punto las veía diferente a todas ellas, pero eso sería adelantarme.

Pase la noche divirtiéndome, no se tampoco porque motivo, pero si normalmente me quedaba a un lado escuchándoles gritarse unos a otros en lo que ellos denominaban “conversación”, esa noche fue completamente diferente. Cuando traté de hacer lo de siempre, las chicas, y por chicas me refiero en esta ocasión a casi todas, me arrastraron en grupo a la pista de baile, “obligándome” a bailar con ellas… o a repetir lo que consideraban como bailar. Algo a lo que sinceramente yo no veía ni pies ni cabeza, pero bueno, el caso es que a la hora de imitar soy ciertamente adaptable, por lo que en unos minutos prácticamente lo hacía a la par que ellas, también añadiré que mi memoria era del mismo modo excelente para no olvidarme de nada de lo que me enseñaban a hacer. La verdad es que lo hice lo mejor posible dentro de mis obvias limitaciones de no tener ni repajolera idea de que era lo que estaba haciendo realmente en cada momento.

Una cosa que averigüé sobre esa noche y por las malas, es que un chico que se adaptase a bailar lo que fuese, para quien el término vergüenza por hacerlo mal no estuviese en su vocabulario, que no le importase si lo que había que bailar era salsa, tecno, rock, flamenco o incluso llegado el caso un puñetero vals, era una rara especie que las chicas difícilmente dejan escaparse hasta que sufren un infarto por puro agotamiento físico. Mi estado de forma era envidiable, gracias principalmente a que la piscina en verano me permitió hacer natación durante horas, y a que descubrí en un rincón del garaje una bici estática que mi tía me permitió llevarme a mi habitación, y con la que me desfogaba pedaleando hasta que me caía rendido. Por lo menos eso era lo que yo pensaba, que estaba en una forma envidiable para aguantar lo que fuese, no conocía el “bailar” con chicas.

Tres horas después de haber sido raptado por las chicas, logré regresar a la barra casi a punto de desplomarme por el cansancio. Acodándome en ella pedí un refresco, estaba resoplando como un búfalo herido entre las risas de los chicos, el primero en decirme algo fue Julián…

  • ¡¡¡Que!!!, ¿te lo has pasado bien bailando? –preguntó socarrón, algo que por cierto no pillé.
  • La verdad es que sí, pero no sabía que esto fuese tan cansado, y ellas aguantan, y aguantan… -las carcajadas de todos ellos fueron escandalosas al escucharme.
  • ¿Iván, no nos dirás que no te has dado cuenta? –preguntó riéndose Pablo, otro de los amigos cercanos.
  • ¿De que no me he dado cuenta? –pregunté curioso.
  • Pues de que va a ser melón, de que ellas se han ido turnando, el único que siempre ha estado bailando sin parar has sido tú… -me explicó Julián casi sin poder hablar por las risas.
  • Ohhh –fue lo único que fui capaz de decir, aumentando con ello el cachondeo.

Media hora después de esto, tras tomarme un refresco y casi una botella de litro de agua, cuando ya estaba nuevamente respirando con normalidad, a mi lado, Julián me soltó…

  • Prepárate Travolta, que estas vuelven a la carga a por su bailarín… -provocó nuevas risas de los demás mientras yo me preguntaba quien coño seria el Travolta ese.

Efectivamente, volvían a por mí con mis dos adorables primitas a la cabeza, y tras las dos Joanna con Trini, que parecían mirarme con cierta malicia. Sin embargo, en esta ocasión sí que me fije bien en todas, y efectivamente comprobé que era cierto lo que los chicos me habían dicho, mientras yo no paraba, ellas cada dos o tres canciones se tomaban un ratito de descanso al borde de la pista, recuperando el resuello… Tras la quinta canción me encamine a descansar un poco, y os lo creáis o no, me reclamaron las que iban a bailar conmigo en ese instante por irme, cuando les observe que ella también lo hacían y no me habían dicho nada, arrancaron todas ellas a reírse también a carcajadas, exactamente igual que lo habían hecho los chicos. Si dijese que entendí algo mentiría.

Yo como ya os abre contado unas cien veces, muchas cosas naturales para otros, no las pillaba, pero algo tras esa noche si me quedo meridianamente claro, y es que no me iba a poder escaquear ni una sola vez más de irme con ellas de marcha. Y si, fijaos que no digo con ellos o con el grupo, que no, que digo con “ellas”, pues parecían tener todas clarísimo que habían disfrutado bailando como enanas y según sus propias palabras, no pensaban perder de vista a alguien a quien no le suponía un problema estar con ellas todo el tiempo necesario en la pista. Dicho todo esto mirando al resto de los chicos que por lo que vi, o bien no les hacían caso, o bien miraban hacia otro lado. Para marcharnos fue nuevamente más de lo mismo, otra nueva discusión sobre con quien debía de marcharme.

Al final se impuso el irnos tal y como fuimos, cada uno en el mismo vehículo. Por cierto que viendo el problema que se planteaba con eso de los sitios, dije con toda la buena intención del mundo, que puesto que yo no bebía alcohol cuando iba con ellos, que la próxima me iría mejor en mi moto, ya que de ese modo les dejaba libre un asiento. La respuesta general que recibí, especialmente de las chicas, es que era “un gilipollas” y que lo mejor que podía hacer, es callarme la boquita cuando estuviesen decidiendo como íbamos cada uno, es decir, en que coche. Obviamente me callé, entendiese el motivo o no, sí que comprendía ciertas señales de forma instintiva al mirar a mi interlocutor, como en este caso, que parecieron decirme que si volvía a hablar tendría bronca con alguna o incluso quizá, con todas ellas.

De regreso al igual que a la ida, fui en el coche de Joanna junto con Julián. Joanna primero paso a dejar a Julián en su casa, se despidieron con un beso en las mejillas, pero si me fije en que Julián le daba también un par de golpecitos cariñosos en el brazo, como para que estuviese tranquila o algo así, no pude definirlo bien ya que los veía de lado y no pude leerles cómodamente su cuerpo. Cuando nos pusimos en marcha, de sopetón y sin anestesia, me la soltó a bocajarro…

  • ¿Te has follado a Trini verdad?
  • Perdona –me sorprendí por la pregunta tan repentina.
  • Creo que he sido bastante clara, te pregunto si te has follado a Trini.
  • Perdona Joanna, pero eso no creo que sea asunto tuyo
  • Vamos que no me lo quieres decir, ¿no?
  • No, si eso me da igual, a mí no me importa. Pero por lo que os he observado, creo que son del tipo de cosas que no soléis contaros, entre chico y chica, o al revés, me refiero… Por eso no me parece bien decírtelo a ti que eres chica aunque seas amiga mía.
  • Lo que quiere decir que si te la has follado.
  • Yo no he dicho eso… -me defendí.
  • Tienes razón, por cierto, ¿tardo mucho en encontrar su monedero?
  • Bueno, un poco, se le había caído del bolso y se metió bajo un sofá…
  • Gracias Iván, ahora sí que me has confirmado que te la follaste…
  • ¿Yo? –respondí muy sorprendido por su afirmación.
  • Si, ella dijo que al final se lo había dejado en su casa, no que se cayó en vuestra casa, según ella allí no paro ni medio minuto. Después contó que se había encontrado con un chico al que hacía mucho que no veía y que habían estado haciéndolo.
  • ¿Haciendo que? –pregunté perdido.
  • Follando Iván, follando. ¿Y sabes una cosa?, contó ciertas cosas muy curiosas sobre ese chico, a todas nos puso a mil con lo que nos explicó.
  • Bueno, ¿y eso que tiene que ver conmigo? –más que nada por saber que le había llevado hasta a mí, ya que tenía muy claro que Joanna lo sabía con certeza.
  • Pues veras, explicó que el chico en cuestión le hizo sentir una serie de cosas un tanto peculiares y que yo también había sentido anteriormente con otro. Especialmente fue con algo que contó sobre “uñas” y arañazos en ciertos sitios que luego te impedían follar porque escocían. ¿Te suena eso de algo Iván?
  • Bueno, y en caso de que si lo haya hecho, ¿qué problema hay?, por lo que se sobre vosotros, no es nada que se vea como malo, ¿no? – me defendí, y para mi sorpresa Joanna se rio al escucharme.
  • No sabes realmente nada de nada, ¿verdad?. No, realmente no tiene nada de malo, peor sería lo mío de no ser por la situación real que tan bien te las arreglaste para descubrir. En mi caso, supuestamente tenia novio y eso podría haberte traído problemas, y no digamos ya a mí. Pero en ambos ocasiones, has obviado un pequeño detalle casi insignificante sobre nosotras…
  • ¿No entiendo a qué te refieres?
  • Pues a que las dos somos amigas de tus primas, y créeme que si se enteran, no lo van a ver con muy buenos ojos –con un gesto me impidió replicarla-. No, déjalo, hazme caso, es una de esas cosas que se salen de la lógica y simplemente se conocen porque es algo que vas aprendiendo desde que eres crio. Nada de amigos o amigos de hermanos o hermanas, en tu caso, tus primas.
  • Claro, y yo eso no lo sé porque no me crie en este ambiente… -admití pensando en voz alta para mí con cara de clarísima preocupación.
  • Si, bueno, más o menos… Pero no te comas la cabeza, es decir, no le des vueltas, no pasa nada, no se tienen porque enterar ni ellas ni nadie, siempre y cuando no vayas haciendo tus “especialidades” con otras de nuestro círculo, claro.
  • Oye Joanna, una cosa… eso que dices… ¿entiendo que es válido también para las amigas de cualquier otro familiar, no?

Me di cuenta de que había metido la pata de algún modo cuando vi como Joanna abría los ojos como platos y la boca como un buzón de correos ante mi pregunta. Y no necesite pensar mucho para suponer que era lo que había creado semejante reacción en ella, especialmente porque echo el coche de inmediato a un lado, puso las emergencias y desabrochándose el cinturón, se giró completamente para quedar frente a mí.

  • ¡¡¡No me jodas que te has follado también a alguna de las amigas de tu tía…!!! -después se puso muy seria-, ¿no será una de ellas mi madre, verdad?
  • ¡¡¡Noooo!!!, no, para nada, tranquila, que no, tu madre no… -dije sabiendo lo importante que era dejar eso muy claro ante ella, especialmente porque su madre estaba felizmente casada con su padre.
  • ¡¡¡Joder, joder, joder con el puto “salvaje” de los cojones y lo que nos reíamos de ti con tus historias…!!! –se llevó las manos a la cabeza-. Pero que hijo de puta, te estas tirando a todo lo que se mueve a tu lado, coño, coño, coño...
  • Joder, entonces esto es eso que llamáis vosotros “un marrón”, ¿no?
  • ¡¡¡¿Un marrón?!!!, que cachondo que eres tío, eso es una colección completa de ellos. Como se enteren de esto tu tía y tus primas, prepárate que te capan, pero especialmente tu tía, con lo de sus amigas esa te mata. ¿Pero cómo se te ha podido ocurrir hacer una estupidez semejante...?

Estuve un buen rato explicándole los diferentes puntos de vista de las tribus o aldeas donde había vivido, y en ningún sitio, me había encontrado con que eso fuese ningún problema mientras ambos estuviesen de acuerdo, todo ello mientras Joanna se tronchaba de risa. Esa noche descubrí que Joanna podía ser una grandísima aliada para todo este tipo de cosas, ya que no parecía tener el menor problema en contestarme y aun mejor, tampoco parecía escandalizarse por lo que le explicaba o preguntaba. Incluso me explico algunas cosas que durante esa misma noche se me habían pasado desapercibidas en la pista de baile e incluso a mí mismo alrededor, especialmente el tema “sutilezas”, que es que no pillaba ni una. Al final terminamos también hablando de lo que pasó entre nosotros y el porqué de su aparente falta de “interés” por los hombres. Por lo que me contó cuando la desvirgaron le hicieron una “carnicería”, y los posteriores intentos, no fueron mucho mejores pues solo fueron a lo suyo olvidándose completamente de ella, resultando que tomo miedo al sexo, le aterraba completamente estar con un hombre, pues para ella solo se sentía dolor…

Aprovecho el momento “confidencias” entre ambos para también dejarme muy claro que esperaba que esa tarde que pasamos, se repitiese más veces. Me explicó que el fin de semana ese en que ocurrió y el siguiente, tras el éxito se dejó acariciar y tentar por chicos en la noche, siempre de forma discreta, por supuesto con la aquiescencia de Julián… pero no consiguió nada de nada. Las caricias no la despertaban y los toqueteos “íntimos” a los que cedía, únicamente lo empeoraban, sin embargo como me dejo muy claro al llevarme una mano a sus bragas, ya fuese antes con el baile o tan solo en esos instantes con esta conversación, yo la estaba poniendo a tono… Lo cierto es que si, sus bragas estaban completamente mojadas, cuando saque la mano me la lleve a la nariz y después a los labios, confirmando que efectivamente, era el néctar de una mujer con ganas de tener sexo.

Desgraciadamente era ya muy tarde, nos habíamos comido muchísimo tiempo hablando, especialmente cuando al teléfono de Joanna llamó mi prima Sofía, y por lo poco que pude escuchar de refilón, el tono de su voz era de estar poco contenta, le estaba metiendo una regañina a Joanna en toda regla mientras esta trataba de disculparse por habernos entretenido hablando. Joanna diez minutos después me dejo en la puerta de casa de mi tía indicándome que seguro que me esperaba un buen interrogatorio. Recuerdo que burlona me preguntó que les pensaba decir cuando me “interrogasen”, y ante mi respuesta de “la verdad” no pudo sino echarse una carcajada diciéndome que yo mismo…

Cuando entré en el salón, por las formas de mirarme tuve claro que tenía enfrente un buen comité de recepción. Mis primas estaban esperándome sentadas, serias, mirándome fijamente desde que entre por la puerta y con los brazos cruzados ante ellas… Solo pude soltarles un tímido “hola”…  luego empezó el “baile”…

CONTINUARA