El Salvaje - 3
- Las amigas de mi tía II - Si el estar liado con Aurora ya era de por si complicado por la vigilancia de mi Tía, otra de sus amigas tiene a bien demostrarme sus ganas de conocerme en profundidad.
El Salvaje – 3
- Las amigas de mi tía II -
De todas las amigas de mi tía, y aunque algunas habían dado claras muestras de interés por mí al mirarme con ojos de cazadora, tan solo había una de ellas con la que lo tenía asegurado el éxito, Aurora, por lo que estuve pensando en cómo poder volver nuevamente a disfrutar de ella, pero lamentablemente en estos días, su marido estaba en la ciudad, con lo que iba a dormir a casa, y lo peor, sin tener un horario preciso, tan pronto llegaba a las 15h, como a las 23h pasadas, y yo por las mañanas tenia universidad, por lo que intentar algo en esos momentos sería un riesgo estúpido.
La siguiente vez que me fui a la cocina a buscar que beber, pues con tormentas o no, hacía un calor de narices y a mí lo del aire acondicionado, pues como que no, se vino tras de mi Aurora. No sé qué escusa daría, pero lo que si note fue su mano en mi culo nada más ponerse a mi lado, me dio un apretoncito, se cogió otra botellita de agua del frigorífico y en voz baja…
- Tenemos que quedar otra vez, que me tienes loca desde el otro día cabronazo… -me dio un segundo apretoncito-, dame tu número de móvil que te llamo en cuanto pueda...
- No tengo…
- ¿No tienes móvil?
- No, no me he comprado ninguno…
- Es igual, de todos modos quiero quedar contigo para que me hagas lo que te dé la gana… Me muero porque me vuelvas a follar otra vez…
- Cuando quieras, me lo dices y voy donde me digas, a mí también me gustaría repetir… -moví mi mano bajo su falda, encontrándome con su braguita mojada-, y si, veo que a ti también… -le sonreí.
- No lo sabes tú bien. No sé qué me harías que me estuve dos días jodida… y quiero volver a estarlo de nuevo… quiero disfrutar otra vez de esta maravilla –dijo apretándome esta vez la polla por encima del bermudas.
- Y yo quiero volver a follarte otra vez… Aurora… -le acaricie el coño arrancándole un ahogado gemido.
- Si… tenemos que quedar… definitivamente… -en ese momento nos llevamos un susto, saque la mano de debajo de su falda rápidamente.
- ¿Tenéis que quedar los dos para qué? –escuchamos tras nosotros la voz de Esperanza, que en ese instante entraba en la cocina.
- Para que se compre un Teléfono móvil y se dé el alta en una línea, que no tiene, y con esa moto tan antigua más le vale disponer de uno -respondió rápida Aurora.
- Iván, ¿no tienes teléfono móvil aun? –preguntó Esperanza visiblemente sorprendida…
- Pues no, no tengo. Aurora se ha ofrecido a acompañarme para hacerme con uno y ayudarme con los trámites…
- Aurora va a acompañarte… ¿a qué? –preguntó también mi tía Inés entrando en ese instante y mirándonos a todos con el ceño fruncido.
- A por un móvil y que se de alta en una línea, que no tiene. De verdad Inés, no sé cómo no con esa moto le permites estar sin uno, ¿y si le pasa algo? –medio regaño Aurora a mi tía echándole morro.
- ¿Es verdad que no tienes teléfono móvil? –me preguntó muy seria mi tía.
- No…
- Está bien, no te preocupes, yo iré contigo mañana mismo para que te lo compres y te hagas con una línea. Ahora por favor, vete otra vez a la salita, y vosotras con las demás –dijo mi tía muy seria mirándonos a los tres.
Y no, tonto no era desde luego, una cosa es que en esa época no me enterase de muchas cosas, o más bien, que no las terminarse de entender, y otra muy diferente que no notase que mi tía no se fiaba para nada de sus amigas con respecto a mí. Tenía muy claro que las tenía controladas, y las quería ver delante de ella, algunas veces las miraba como si fuese un halcón. También estaba muy clarito en su actitud, que a mí me quería lo más lejos posible de semejantes depredadoras de jovencitos. Aunque también debo de señalar, que en esos instantes a mi juicio y tras la experiencia con Aurora, con respecto a sus amigas me pareció que no era el león tan fiero como lo pintaban, aunque eso sí, era una gozada.
Al día siguiente tal y como me dijo, mi tía Inés se fue conmigo a un gran centro comercial, para que me hiciese con un teléfono. No sé porque me dio que esa noche mi tía tuvo una charla con sus retoños, y que posiblemente fuese de lo más desagradable para mis primas. Cuando llegué y tras la compra de mi moto, fue de lo primero que les pidió a las dos, que me acompañasen a comprar ropa y a por un teléfono móvil cuanto antes. Pues bien, la ropa me la compre yo por mi cuenta ya que no daban señales de ir a acompañarme ninguna de las dos a sitio alguno, pero lo del teléfono, la verdad es que se me olvido por completo por no estar acostumbrado a ellos. Pues bien, creo que esa noche mi tía debió descubrir que tampoco en lo de la ropa le habían obedecido, y no sé qué les diría o no, que bronca les metería, que estuvieron conmigo los siguientes quince días más suaves las dos que un guante de seda. Bueno a lo que iba, ese domingo me fui con mi tía al centro comercial al que solíamos ir, y “casualmente”, nos encontramos con varias de sus amigas por allí, concretamente cuatro de ellas, entre las que para mi sorpresa, no se encontraba Aurora…
Como es evidente se acercaron e invitaron a mi tía a tomar el correspondiente cafecito. Dado que estaban con nosotros y que la dependienta dijo el número de teléfono que me asignaban al menos tres veces en voz alta, no tuve la menor duda de que esas cuatro amables señoras, habían tomado buena nota de ello. La cara de mi tía era... como decirlo... seria, muy, muy, muy seria, creo que especialmente porque tres de las cuatro presentes, eran divorciadas y únicamente una casada. Para que os hagáis una idea, como no lo vería todo esto de sus amigas mi tía, que llego al extremo de según regresábamos a casa los dos en el coche...
- Oye Iván, te voy a hacer una pregunta que quizá te suene extraña, pero que me gustaría que me contestases. Y que me dijeses la verdad...
- Si claro, dime tía.
- Veras cielo, ¿alguna de mis amigas te ha insinuado algo... improcedente?, ya sabes…
- Insinuarse... ¿te refieres a sexualmente no? –mi tía asintió-. Pues no, la verdad es que no, ninguna se me ha insinuado.
La verdad es que no le había mentido, ninguna de ellas se me había insinuado todavía, porque si nos referíamos a Aurora, lo que esta había hecho no se podía definir como insinuar, pues más clara no podía haber sido con lo que quería. Otra cosa es que yo supiese por mí mismo quienes eran a las que les encantaría echarme el guante a solas para jugar conmigo. Además, no tenía muy claro que aun dándose el caso que mi tía exponía, fuese muy buena idea que yo se lo confesase, era de esas cosas que aún no tenía muy claras al respecto.
- Muy bien cielo, si alguna lo hace, por favor, quiero que me lo digas, ¿vale Iván?
- Si claro tía -dije, pensando que realmente no lo haría, por lo menos hasta no saber cómo funcionaba todo esto y en que lio me podría meter si se lo contaba.
- No es que sea algo grave o pase nada por ello, pero aquí tus padres me han dejado como responsable, y esas son cosas que debo saber -dijo mi tía.
- Si claro tía, lo entiendo.
Pensé que si eso me lo hubiese pedido nada más llegar habría colado, pero en esos momentos, ya sabía lo suficiente como para que no lo hiciese, y contra más me intentaba convencer, realmente menos lo hacía, más me ponía en guardia contra esa idea. Yo en esos momentos es sexo lo veía como algo natural entre dos personas, independientemente de la edad, y en el caso de las amigas de mi tía la que "peor estaba" era Manuela, aunque la llamaban "Chela", tenía unos cuarenta y cinco años o por ahí, un par de tetas impresionantes, un culo que parecía querer explotar sus vaqueros cuando se los ponía, y aunque muy maquillada para mi gusto, desde luego fea no era. Las mejores, sin duda eran Aurora, Esperanza, María, Paola, una Italiana guapísima con un acento que según escuche a algún amigo de mis primas ponía como una moto, Joanna, la brasileña madre de una de las amigas de mis primas de idéntico nombre, que estaba tan buena como su hija, que lo estaba muchísimo, y mi propia tía Inés, que también era un bombón.
En esos días, un sábado por la mañana, volví a tener la agradable atención de mi tío, que fue a ver a mis primas y como de costumbre entró como pedro por su casa, a su puta bola, soltando por su boquita todo lo que quiso y más. Conmigo tuvo su segundo “desfase” verbal, volviendo nuevamente a tratarme de un modo bastante ofensivo, vejatorio y humillante. Lo más agradable que me llamó fue “sucio salvaje”, como no se pasaría, que en esta ocasión incluso mis primas le llamaron la atención a su padre, y mi tía… Bueno, mi tía la tuvo con él como siempre, de todos los colores habidos y por haber. Tras la marcha del “interfecto”, mi tía nuevamente me pidió disculpas por el modo en que me había tratado…
- No te preocupes Tía, ya voy conociendo como es ese hombre, y el problema tan serio de educación que tiene…, no pasa nada.
- Me alegra que te lo tomes de un modo tan racional y sin enfadarte, créeme que es lo mejor… Con tu tío no hay forma de hablar civilizadamente…
- Ya, quizá es que no habéis sabido cómo hacerlo. Hay muchas formas de lograr que alguien tenga respeto por los demás…
- ¿Qué quieres decir con eso? –preguntó frunciendo el ceño, mirándome fijamente.
- Solo eso tía, que he vivido en sitios donde el respeto es importante, y se aprende rápido…
- Eso lo entendí, ¿me refiero a que insinúas?
- Yo, nada, lo último que quiero es que llames mi madre nuevamente si digo algo impropio, por favor, no te lo tomes a mal, solo era un comentario.
- ¡¡Ahh!!, vale entonces… -lo dejo estar, pero tuve claro que no quedo nada convencida de ello.
Un par de días después de esto, el martes, me crucé con Aurora, yo con la moto y ella con su coche, al verme me hizo señas con las luces y con la mano por su ventanilla para que parase, cosa que hice, e intercambiamos números de teléfono y mutuas demostraciones de tener ganas de volver a follar otra vez en cuanto pudiésemos. Confieso que mi interés en esos momentos estaba centrado exclusivamente en Aurora y en mis ganas de volver a follarme a esa mujer, pues me había encantado hacerlo con ella la vez anterior. Como ya dije, entre hacerlo aquí y hacerlo donde había empezado con el sexo, para mí era como el día y la noche. Allí casi, casi cada vez que follé, la mujer en cuestión lo hacía por obligación, aquí sin embargo me quedó muy claro que Aurora no, y las diferencias en ambos casos fueron enormes. Para mi siguiente "tropezón" solo tuve que esperar unos pocos días, concretamente hasta el jueves por la tarde.
Ese jueves, como siempre, la señora que se ocupaba de la casa se marchó a las 15h, y como siempre también, mi tía Inés no llegaría como poco hasta las 20. Mis primas..., bueno, ellas digamos que con estar antes de que mi tía llegase les era suficiente, por lo que solían aparecer entre 10 y 25, minutos antes que ella. Si bien al principio les preocupó algo que yo pudiese hablar, en cuanto vieron que permanecía con la boca cerrada, se confiaron y volvieron a lo que debían de ser, sus viejos hábitos. Yo por mi parte las clases las solía terminar entre las 14 y las 16 normalmente, y dado que para mi sorpresa, no me costaba en lo absoluto asimilar lo que explicaban en el aula, el estudiar, no me hacía mucha falta, por lo que simplemente me marchaba a casa y repasaba allí. Otro cantar eran los trabajos, pero hasta el momento, no los había tenido "muy serios".
Sobre las tres y diez más o menos, apareció Esperanza en la casa, pillándome en la sala de estar en pantalón corto y jersey, pues dentro de casa no hacia ni gota de frio, claro que fuera aun tampoco. Salí a abrir cuando llamó, y me sorprendí al verla allí, lo que me dijo fue que mi tía le había dicho que le hiciese el favor de recogerle una serie de cosas de su despacho, ya que iba a ir al centro, y que si podía, se lo acercase a su despacho. ¿Sospechar de ello?, sí, pero no por la excusa, sino por el repaso que me dio cuando me volvía y creyó que no la veía. Para eso el rabillo del ojo es muy cabrón, porque si se sabe mirar lo coge todo, y la muy tuna se relamió incluso.
El caso es que nada más entrar en la casa y cerrar la puerta tras nosotros, me pido algo de beber, pues según ella "iba seca". ¡¡¡¡JA!!!!, seria en la boca, porque como luego comprobaría, en otro sitio era justo todo lo contrario, pero bueno. En la cocina, tomando ambos un refresco, me preguntó por Aurora y sobre todos esos secretitos que según ella nos traíamos los dos, ciertamente como podréis suponer, me hice el tonto, pero dado mi limitado conocimiento de los intríngulis del mundo civilizado, lo hice ante ella del modo menos adecuado posible para tratar de esconder lo que pasaba entre los dos. Esperanza empezó con el pobrecito, con el que mono eres, con el que guapo, que si péinate de otro modo, que si patatín, que si patatán, cuando a los tres minutos ya me estaba sobando el pecho de modo descarado, admirada de mi torso fibroso y como al palpar mis músculos se notaban cuando me movía. Dos minutos después de eso, nos estábamos besando y nuestras respectivas manos estaban sobre el culo del otro apretándonos mutuamente con fuerza, restregándonos las pelvis como dos salidos.
La vez anterior con Aurora, lo de la encimera estuvo genial, pero en ese polvo ya había visto varios inconvenientes que habían mejorado mucho cuando nos fuimos a la cama, de modo que cuando déjanos de sobarnos a placer, cogiéndola de la mano la arrastre a mi habitación, desnudándome ante ella nada más entrar dentro... No le dije nada, aunque le quedo de lo mas claro mis intenciones, y en menos de tres segundos se puso a imitarme, despelotándose no sé si con más prisas que ansias o al revés... Después de eso, tomándome completamente por sorpresa me tiro sobre la cama y se montó como una loba encima mío, os aseguro que estaba absolutamente perplejo pues eso era algo que no había visto antes. Tardó menos de veinte segundos en tener completamente enterrado mi pene en su interior y empezar a moverse sobre mí como si me cabalgase, rotando sus caderas y haciéndome ver el cielo con ello... Instintivamente, o quizá atraído por su movimiento, lleve mis manos a sus pechos, empezando a acariciarlos, a jugar con mis dedos sobre sus pezones...
Confieso que esa fue la primera vez que una mujer tomó conmigo la iniciativa de ese modo, no digo que no ve hubiesen buscado, pero hasta la fecha donde yo viví eran digamos que menos "activas", o quizá no, y solo lo fuesen conmigo por ser un "extraño" por mucho que me hubiese querido integrar con ellos, que no lo sé exactamente. El caso es que Esperanza me estaba follando a placer, tenía la mente completamente en blanco, nada de lo que supuestamente sabía me había preparado para esto, por lo que no me quedo más remedio que improvisar sobre la marcha... Para tomar yo el control considere varias opciones, voltearla y ponerme encima, lo que no me seducía. Otra era correrme antes de que ella terminase lo que me gustaba aún menos porque me habían enseñado que un hombre tiene que ser capaz de satisfacer a una mujer antes de su propio placer, o bien, provocaba de algún modo que fuese ella la primera en alcanzar el orgasmo, para de ese modo cuando le diese "la flojera", tumbarla y hacerme con la situación.
Un problema serio es que me estaba gustando que me cabalgase de ese modo, especialmente el ver como sus pechos se movían de aquel modo tan subyugador, se me hacia la boca agua el mirarlos. Accidentalmente, al alzarme tratando de alcanzar sus pezones con la boca, provoque sin saber exactamente como, un cambio de postura, quedando ambos sentados, ella sobre mí y aun con mi miembro enterrado en lo más profundo de su sexo. Durante el movimiento para sentarnos ambos, ella no se movió ni un milímetro, únicamente se abrazaba fuertemente a mi gimiendo y jadeando mientras mis dientes mordisqueaban sus pechos con gula... En cuanto empezó a moverse, también lo hice yo, acompasando mis golpes de cadera a sus movimientos, en un momento dado sus uñas empezaron a clavarse en mi espalda a la vez que por los sonidos que hacía con su boca, era como si le faltase el aire para respirar. Lo cierto es que parecía que con esta postura, las escaras de la base de mi polla eran muchísimo más efectivas al rozarse contra los labios de su vulva al entrar y salir de su sexo, llevándola más allá de sus límites.
Pero cuando de verdad me sorprendí fue cuando alcanzó el orgasmo, fue algo arrollador y para mi curioso de sentir. De principio su cuerpo se tensó, luego sus uñas se clavaron aún más profundamente en mi espalda haciéndome un daño del carajo, su brazos junto con sus piernas me apretaron con todas sus fuerzas contra ella, parecían cepos sujetándome. Pero sobre todo, su coño, su vagina, al alcanzar el orgasmo pareció como si todos sus músculos a la vez se hubiesen empeñado en estrujarme la polla en su interior, incluso por un instante pensé que me succionaba dentro de ella, ya que note un tirón de mi pene hacia el interior de su cuerpo. Quedó abrazada a mi, jadeante por completo, me gustaría decir que no me corrí, pero eso fue trabajo imposible, cuando sentí como su coño trataba de succionarme la polla, revente en su interior llenándola de leche, haciendo que con cada chorro su orgasmo se alargase un poquito más de tiempo...
Tras unos minutos descansando los dos, abrazados mientras nos besábamos, cuando recuperamos el resuello…
- Joder, como follas cabrón… esto hay que repetirlo otro día…
- De eso nada, aún no hemos terminado –repliqué alzándola a pulso y volteándola, dejándola tendida de espaldas a mi lado-, quiero más.
Antes de que fuese capaz de reaccionar me situé entre sus piernas, abriéndoselas y atacando directamente su coño con mi boca. Pase mi lengua por toda la amplitud de su raja, recogiendo con ella tanto parte de sus jugos como de mi semen expulsado al sacar mi polla, que aún no se había bajado ni lo más mínimo. Pese a que no hacia otra cosa que pedirme que me la follase, no le hice caso. Me centre en su coño, en perforarlo con la lengua y más, en torturar suavemente su clítoris mientras una de mis manos andaba rondándole la entrada trasera, acariciándola con suavidad, provocando pequeñas contracciones en sus glúteos cada vez que sentía mi dedo apretando levemente.
Cuando noté que su sexo ya era imposible que lubricase más, fue cuando emplee mi mano en su coño, nuevamente, igual que en el caso de Aurora, introduje dos de mis dedos en su interior empezando a follárselo con ganas, mientras mi pulgar se hacía con su erguido clítoris, que estaba completamente al descubierto y casi, casi, podríamos decir que palpitante. Mis dedos estuvieron follándosela a la par que buscaban la localización exacta de su punto G hasta que su cuerpo marco las señales de haber dado con él. Acelere entonces la follada con los dedos y el masaje con el pulgar, al igual que con Aurora, hice el mismo movimiento, metiendo un pelín del clítoris entre un par de recortes de la uña giro rápido del pulgar, con el fin de pegarle un pequeño pellizco mientras que las uñas de mis dos dedos, se cebaron en el punto G de Esperanza, arrancándola un auténtico alarido de dolor-placer.
Como en el caso de Aurora, Esperanza sufrió un proceso muy similar al llegarla el violento choque de sensaciones, sus manos se sujetaron al lateral de la cama, aferrándose cada una a un lado mientras sus caderas se alzaban tensas como cables de acero, su cintura se giró rápidamente en ambas direcciones, sus ojos se pusieron prácticamente blancos, su cuerpo se tensó al máximo y su garganta expulso un grito desgarrador de placer. Esperanza al igual que Aurora, había quedado lista para unos días cuanto menos. El motivo de hacerlo así de rápido, es que por un lado temía que nos sorprendieran, ya que la excusa que había dado a estas alturas ya era evidente que era mentira, que se tenía que recuperar era otro motivo, y que estaba desconcertado por cómo había transcurrido todo, el principal de motivo por el que acelere para que se fuese de allí sin follármela mas.
Si Esperanza ya tenía la intención de follarme de nuevo solo con el polvo, con esto último su interés ahora iba muchísimo más allá de un simple polvo de aquí te pillo aquí te mato. Aunque os parezca mentira, os confesare que hasta la fecha ni se me había ocurrido, para aclararme con todo esto de la forma de actuar de Esperanza, busque datos e información en internet… encontrándome con cada cosa que me dejaban con la boca abierta, pensando si eso de verdad seria real, o solo era pura ficción. A cada momento en que me internaba más en aquel mundo desconocido para mí, se me hacia todo más fascinante, reconozco que estaba tan obnubilado por lo que veía que me costó un poco diferenciar entre "fantasías" como el porno a "verdades" como relatos, foros, consultorios sexológicos, etc... Y por favor, tened en cuenta que lo pongo entre comillas, ahora me rio, pero entonces todo esto para mí era un mundo de posibilidades completamente nuevo que se me habría gracias a internet.
En cuatro o cinco días de pasar tardes buscando en el ordenador de mis primas, el cual tenía permiso para usar, empecé a encontrar “respuestas” a muchas de las cosas que me preguntaba para mí mismo y especialmente para una cosa que me dijo el anciano de aquella tribu que en su momento no entendí. Me dijo que él me enseñó a satisfacer rápida y contundentemente a una mujer, pero que en cuestión del placer de las mujeres, solo me había mostrado unos pocos arboles del bosque, pero que ese era un camino de aprendizaje que debería de recorrer yo solo a medida que fuese creciendo. Os aseguro a todos que tras lo que vi en esos días, estaba completamente decidido a recorrer todo el camino posible que pudiese en ese mundo de placer, obviamente, sin perder por ello la cabeza o meterme en líos, eso ante todo.
Una consecuencia de estas dos experiencias, es que cuando coincidía a solas con Aurora o Esperanza, nos metíamos mutuamente unos achuchones de cuidado. De hecho, en ese semana de exploración informática, a Esperanza le pegué en los servicios del centro comercial una espectacular comida de coño que para que las vueltas. Hice que se retorciese como una víbora y que me las viese negras para que no gritase, menos mal que se me ocurrió meterle sus propias bragas en la boca, que si no... También le hice lo mismo a Aurora en nuestra propia urbanización una noche que volvía tarde en su propio coche. Nos encontramos y como solíamos hacer, paramos uno junto a otro para saludarnos, un poco más adelante había un pequeño tramo con una parcela sin edificar y con la bombilla de la farola fundida, cuando me reitero una vez más las ganas que me tenía, le ofrecí a una comidita de chocho rapidita... acepto en el acto. La comida de coño rapidita fue de veinticinco minutos, se corrió tres veces mordiéndose una mano y como compensación, me pegó una mamada que me hizo quedarme atontado, especialmente cuando la vi cómo se tragaba mi esperma con glotonería y una cara de salida que tiraba de espaldas.
Otra cosa que me sorprendió cuando termine con ambas y que al comentárselo se echasen a reír en ambos casos, es que pensaba que con las sendas comidas de coño las dos mujeres quedarían satisfechas por un tiempo y se reducirían sus ganas de mí, no os digo las risas. Tanto Esperanza, como luego Aurora, me dejaron ambas muy claro que con esto, lo único que tenían eran dos cosas, haber disfrutado como dos locas conmigo y "enchocharse" mucho más aun... Por cierto, que esto de enchocharse tuve que buscarlo en internet, porque no sabía que significaba y viendo como me miraban no me atreví a preguntarles en ninguno de ambos casos, prefiriendo marcharme antes de que las cosas tomaran un rumbo que consideraba como excesivamente arriesgado en esos instantes. También os digo que cuando por fin di con la palabrita de marras, tuve muy claro, que las cosas con esas dos, no habían hecho más que empezar.
¿Y de mis primas y su grupo de amistades?..., que decir de ese grupito... Pues que para mí esos eran harina de otro costal y complicaditos como ellos solos para ser un núcleo teóricamente tan "cerrado". Las amigas de mi tía, eran solo eso, "amigas", pero en el grupo de mis primas había también amigos, lo que me complicaba un poco el controlar las relaciones del grupo, especialmente porque a alguno de los amigos, los que les gustaban eran los "amigos", y no las "amigas". A ver, no es que no hubiese visto antes o tenido contacto con lo que en la civilización se llama "homosexuales" y que gran parte de las veces se les trata peor que en sitios teóricamente "sin civilizar". Pero bueno, a lo que iba, para mi ese grupo era una especie de caos, especialmente lleno a rebosar de secretos entre ellos, e incluso, con sus propias parejas, que en realidad era lo que me complicaba muchísimo todo para poder llegar a comprenderles mínimamente.
Con el tiempo entendí, que el grupo de amigas de mi tía, me era mucho más fácil de manejar o de comprender por el simple hecho de no conocer a los respectivos de las que estaban casadas o tenían "novio", lo que me simplificaba todo una barbaridad, pues solo tenía que preocuparme de un punto de vista y de un modo de ver las cosas, el femenino.
CONTINUARA