El Salvaje - 12
- Mis primas III - Mi prima Begoña y yo tratamos de echar un polvo cuanto antes, lo que no resulta tan sencillo como parece. Para colmo de males, Julián y Joanna me meten en un lio con mis dos primitas
El Salvaje – 12
- Mis primas III -
Lo de jugar con mi prima Begoña se pospuso un poco, ya que hasta que no terminaron las fiestas y pasó Reyes, prácticamente no hubo forma de poder quedarnos los dos solos o darle esquinazo a su madre o su hermana, tanto Tía Inés como Sofía parecían empeñadas en estar siempre alguna de las dos con nosotros, supongo que todo el mal rollo anterior entre nosotros nos perjudicó. Para colmo, en el único momento en que ambos logramos escaparnos de ambas, nos fuimos al centro con el agradable fin de meternos en algún hotelito baratito, y nada más llegar, como si fuésemos dos gafes, nos fuimos a dar de bruces con varias de las amigas de la Universidad de Begoña que se nos acoplaron, con lo que ese día se nos jodío el plan.
Según paso Reyes y cuando ya me las prometía muy felices para poder follarme a Begoña, me explotó en lo morros la más que anunciada ruptura de Joanna y Julián. Anunciada para mí, claro, que ya lo sabía, pues había tenido una conversación con ambos antes de marcharme a ver a mis padres donde me lo habían adelantado ambos. Por cierto, que no veáis con Joanna en dicha conversación, y eso que en gran parte debo de agradecerle, pues fue gracias a ella que conseguir follar tanto en Nueva Guinea, ¡¡¡pero es que hostias con la niña!!!, joder lo bruta que podía llegar a ser a veces. Eso sí, no os digo como cayó en el grupo la noticia de su "separación", el bombazo les reventó a todos ellos en los morros y sin avisar el primer sábado por la noche tras las vacaciones de navidad… Yo por fortuna ese día no estaba presente además de haberme acostado pronto, y digo por fortuna, porque no veis como llegaron mis dos primas a casa esa noche, como un toro entrando al trapo rojo, igual. Entraron en casa de un contento que tiraba de espaldas, especialmente porque según me entere luego, Joanna tuvo a bien meterme en todo el medio. De hecho el domingo por la mañana mis dos adorables primitas me saltaron al cuello como energúmenas…
Cuando me levanté, me encontré con Tía Inés preparando el desayuno, tras el besito de buenos días, y el besazo de tornillo de “pero que buena o bueno que estas y que ganas de follarte tengo otra vez” por parte de ambos, nos sentamos con calma comentando de todo un poco. Cuando mis primitas entraron diez minutos después, lo primero que hicieron fue tirarse a por mí cuello… al punto que Tía Inés se vio obligada a intervenir por cómo se estaban poniendo las cosas entre los tres, y conste que yo no abrí la boca para nada… Confieso que me acojonaron un poco…
- Bueno, ya vale… ¿se puede saber qué pasa con vosotros tres otra vez? ¡¡Joder, ahora que parecía que os llevabais bien, esto!! Bueno, ¿Qué ocurre? –se dirigió a sus dos hijas.
- Pues que Joanna y Julián han roto, eso pasa…
- Vale, ¿y que tiene que ver con ello vuestro primo?
- Pues que él ya lo sabía desde hace tiempo… -acusó enfadada Sofía.
- Este cabrón sabía que las cosas entre ellos iban mal y no ha dicho nada, les ha dejado que rompieran cuando podría habérnoslo dicho para tratar de ayudarles… -remato Begoña la acusación.
- ¿Tú lo sabias Iván? -preguntó Tía Inés.
- Sí, me lo comentaron los dos antes de navidades. Según me dijeron lo suyo ya no tenía “sentido” al estar separados, de modo que pensaban dejarlo y anunciarlo después de las fiestas para no estropeárselas a nadie. ¡¡Me pidieron que no dijese nada…!! -me defendí al ver las caras que ponían mis primitas.
- Pues muy mal joder... -estalló Begoña.
- Muy mal, ¿pero porque? Me pidieron que no dijese nada, además, vosotras me dijisteis también que los dejase en paz, ¿o no fue así? –dije en tono prudente y con voz suave, no fuese que me saltasen al cuello al final.
- Sí, pero eso era porque te estabas viendo con Joanna en la universidad...
- Sí, pero os dije que Julián lo sabía y no le importaba que quedásemos para pasar juntos esas horas sin clase... ¡¡¡Joder!!!, de verdad que no hay quien os entienda... Primero bronca porque según vosotras me metía, y ahora bronca porque por lo visto no me he metido... ¡¡¡Hay que leches!!! Os podéis por favor poner de acuerdo de una vez... -dije empezando a enfadarme de verdad pese al susto que me habían dado.
- Oye Iván, ¿nos estas vacilando o qué? Porque a reírte... de tu madre guapo, te ríes de tu puñetera madre, ¿te enteras...? -explotó una Sofía visiblemente mosqueada.
- Ya vale, callaros todos. A ver Iván, creo que te empiezo ya a entender un poco y te tengo bastante calado a estas alturas. Veras, el meterse entre una pareja no es adecuado, tus primas sin duda pensaron que lo estabas haciendo entre esos dos con lo que quedar con Joanna a espaldas de Julián... -levanto una mano para impedirme decir nada-. No, ya sé que él lo sabía, y que en realidad no era nada malo. ¿Eso lo entiendes, verdad?
- Sí, claro, por eso mismo...
- Ya, pero si en este caso los dos estaban con problemas y lo sabias, aunque también es cierto que el meterse en medio de problemas de pareja no es muy prudente, normalmente los amigos tienden a hacerlo para tratar de ayudar, ¿eso también lo entiendes, no?
- Si claro, incluso lo veo con cierta lógica... Pero en este caso ellos me pidieron que no dijese nada a nadie, confiaron en mi, y también sé, porque vosotras mismas me lo habéis dicho más de una vez, que según qué cosas, no se cuentan.
Vi como mis dos primas empezaban nuevamente a bufar del cabreo, mientras que Tía Inés me miraba pensativa, dándose golpecitos con el índice de la mano derecha en los labios mientras lo hacía. Lo cierto es que me estaba empezando a poner nervioso también a mí, pues había cosas que no quería que supiesen, evidentemente, y en esos instantes no sabía por dónde me podía salir al quedarse tan pensativa. Eso sí, estaba muy seguro de que todavía no había terminado conmigo...
- Por lo que he observado y escuchado en estos último tiempos, tú te llevas muy bien con esos dos, pero especialmente con Joanna. Iván, dime una cosa, y por favor, no me mientas, ¿tú sabes exactamente por qué han decidido romper, verdad? -me preguntó, poniéndome en un compromiso.
- Si, la verdad es que sí que lo sé. Ambos me lo dijeron cuando hablamos de esto, pero como ya he dicho, confiaron en mi y me pidieron que no dijese nada a nadie... -traté de escabullirme.
- Bueno ¿y porque se supone que han roto, venga? -preguntó Begoña con los brazos cruzados.
- Bueno, creo que eso no es de vuestro interés... además me dijeron que no dijese nada y... -me cortó Sofía más enfadada aun.
- Joder te lo voy a poner más fácil, ¿alguno de ellos le ha puesto los cuernos al otro? -me soltó de sopetón.
- No, para nada... no, no ha sido por eso... que yo sepa ninguno ha engañado al otro con nadie -titubee sobre si decir algo o no, al final decidí que si para tratar de evitar que siguieran por donde no me convenía-. Según me dijeron, es que estaban juntos por comodidad pero no estaban enamorados, por eso, ya que Julián se marchaba e iban a estar lejos decidieron que no tenía sentido prologarlo más. Eso es lo que me explicaron...
Sofía se quedó pensativa unos instantes, momento que aprovecho Begoña para empezar a acribillarme de nuevo con preguntas. Volví nuevamente a repetir la misma explicación incompleta de antes ante las nuevas preguntas de mi prima, pero cambiando las palabras, sentido y orden de las frases, tratando de que de este modo colara de una vez, ya que quería evitar que me hiciesen nuevas pregunta, y por supuesto, sin tenerles que explicar toda la verdad sobre la pareja de Joanna y Julián. Por fortuna esta vez pareció colar por completo don mis dos primas y hacer que se quedasen algo más "tranquilas" las dos, sin embargo, con mi tía Inés no lo tuve tan claro, porque no dejó entrever si me había creído o simplemente lo había dejado pasar. Aunque desde luego, quien si me sorprendió en esta ocasión al "terminar" con la bronca, fue Begoña, que paso de bruja mala a perra salida en un chasquear de dedos, digo esto porque cuando cada uno nos íbamos en una dirección tras la "charla", Bego se acercó para soltarme...
- Tú y yo aún tenemos algo pendiente, espera a que estas dos se marchen y luego te vienes a mi habitación. Te estaré esperando, me tienes cachonda perdida cacho cabrón... ves preparando a esta para follar, que espero que me de la talla...
Su mano me dio un rápido apretón a la polla mientras me soltaba aquello, que no os digo la rapidez con la que reacciono al contacto, pero sin embargo cuando trate de acariciarla el trasero, pero no pude, pues recibí un rápido manotazo que por fortuna nadie vio. Luego de eso se fue en dirección a su habitación, moviendo el culo de un modo que solo servía para que se me pusiese más dura todavía, y si, hasta yo me di cuenta que aquella "actuación" de Bego era toda para mi solito, para calentarme todo lo posible. Os confieso que me marche hacia mi habitación con unas ganas que no os cuento de que tanto mi Tía como mi otra prima se marchasen a donde fuese cuanto antes, solo podía pensar en Begoña e ir cuanto antes a follármela, porque si algo tenía claro, es que como nos quedásemos solos los dos, me la pensaba follar si o sí.
Mi tía Inés se marchó a los pocos minutos tras cambiarse, según dijo a voces, se iba a hacer varias compras y regresaría para la hora de comer, algo que por cierto dijo que ella se encargaba también de traer. Sofía también se marchó como una hora después de mi tía más o menos, aunque antes de irse se pasó por mi habitación para "despedirse". Despedida que consistió en un morreo de escándalo y una sobeteada de polla que me la dejo peor aún de lo que ya estaba, mientras que por mi parte la aferraba por sus glúteos mientras la apretaba contra mí y nos restregábamos mutuamente entre gemiditos... Al final, Sofía se separó para marcharse riéndose mientras aducía que se le hacía tarde y quería volver también para la hora de comer, dejándome en mi habitación con un calentón de mil demonios.
Ni que decir tiene que en cuanto mi quedísima primita abandono el chalet con su coche y la puerta grande de acceso exterior se cerró, me faltó tiempo para quitarme toda la ropa que prudentemente considere oportuna e irme directamente a la habitación de mi primita Begoña con la mejor de mis intenciones, que por supuesto no eran otras, que follármela. Cuando llegue a su habitación entre directamente sin tocar antes para pedir permiso, y me fui a encontrar con lo que jamás pude llegar a imaginarme o que se me hubiese pasado siquiera por la imaginación. Me quede parado y con la boca más abierta que un buzón de correos, ya que Begoña se encontraba tumbada sobre su cama, desnuda, abierta de piernas y con un consolador de unos doce centímetros de largo moviéndose sobre su coño...
- Bueno que, ¿te piensas quedar ahí como un pasmarote todo el día, o me vas a follar ya de una puta vez? ¿o que pasa, que es que te va más el verme haciéndomelo yo sola con mi amigo? -me soltó con tono sarcástico al ver cómo me quedé.
- Zorra de los cojones... -avance hasta la cama mientras terminaba de quitarme la escasa ropa que llevaba, un ancho pantalón corto de deporte y una camiseta únicamente-. Te voy a follar, por supuesto que te pienso follar... -me subí sobre la cama.
Fue llegar hasta ella y con tan solo verla como tenía el coño de jugos, supe de inmediato que no podía metérsela sin más o se correría en el acto, y no quería eso para nada. Por ello lo que hice fue quitarle el pene de plástico que estaba usando y emplear mis dedos para perforarla el coño de nuevo hasta hacerla estallar en su ansiado orgasmo. Después de eso, en cuanto se empezó a recuperar, le solté un "ahora te voy a comer todo el coño" para enseguida meter mi cabeza entre sus piernas, intento quitarme para que me limitase a metérsela, que era de lo que de verdad tenía ganas, pero en tan solo tres minutos de trabajo cambio fervientemente de opinión a tenor del modo en cómo me trataba de meter la cabeza en el interior de su coño, estuve usando mi lengua todo a lo largo de su rajita o mis labios para besarla la cara interior de sus muslos, pero llego un momento en que las caricias fuera de su coño estuvo muy claro que le sobraban, entre otras cosas, por su medio berrido de "¡¡déjame las piernas en paz y céntrate de una vez en el puto coño joder!!". Como entenderéis, tras tan esclarecedoras palabras, es lo que hice.
Como ya dije al principio, Sofía y Begoña son mellizas, no es que sean iguales pero si son muy parecidas en muchas cosas, pero estaba claro que en esta para nada. Begoña me estaba resultando muchísimo más "brusca", por no decir bruta, que Sofía a la hora de follar, y eso que únicamente estábamos en los preliminares. Estuve trabajándole con la lengua, introduje el dedo índice y corazón en su coñito moviéndolos con suavidad, tanteando en busca de su punto G mientras punteaba levemente su clítoris, el cual parece palpitar. Begoña no paraba de gemir, sus dos manos se aferraban a mi pelo, en un momento dado me pego tal tirón y con tal fuerza, que me obligo a trepar por su cuerpo hasta quedar cara a cara para evitar que me dejase calvo por completo. Me soltó en cuanto quedamos cara a cara...
- Déjalo ya, deja de comerme el coño y métemela cabronazo, fóllame de una puta vez, que me tienes loca...
- Te voy a dar polla hasta que te hartes... puta... -le dije imitando una escena que había visto en una película.
Situé mi polla en la entrada de su sexo, y empecé a introducirla despacio mientras le decía lo anterior, al llegar al puta, imite la escena de la que saque la frase, de un solo golpe se la clave hasta el fondo, arrancándole un agudo grito, mezcla de dolor y placer, pareciéndome que aquello le gusto. Enseguida empecé a moverme, a retirar mis caderas y empujar contra ella con fuerza, a los pocos segundos, quizá dos minutos o así, pude notar como cuando yo me retiraba ella procuraba hundir su culo en el colchón, y cuando avanzaba sus caderas salían a mi encuentro. Parecía casi el choque de dos trenes en dirección contraria, los golpes de nuestras caderas eran secos, duros, también podíamos escuchar el sonido del chapoteo de su coño en cada golpe. Mi prima parecía que se estuviese licuando o algo así por el coño, de la cantidad de flujo que expulsaba...
No diré que aguante como un jabato y que ella se corrió varias veces porque no sería verdad, lo cierto es que nos corrimos ambos, eso sí, logramos hacerlo con muy poquita diferencia de tiempo. Tras recuperar el resuello, me deslice al lado de mi prima, más que nada para quitarle mi peso de encima, yo pensé que con aquello se había terminado, pues considere que la había dejado bastante satisfecha, pero no, me equivocaba completamente. Lo que tardo en recuperarse, fue el tiempo que transcurrió hasta que mi polla desapareció dentro de su boca. Bego se afano muchísimo en recuperármela y volver a dejarme disponible para un nuevo polvo con ella, solo que esta vez, se cambiaron los papeles y ella paso a ser la amazona, con toda la intención del mundo de follarme hasta matarme, según sus propias palabras mientras ella misma se empalaba, como a una cucaracha..., a polvos... Eso sí, cuando me estuvo chupando fue una más que se fijó en mis pequeños "añadidos" en la base del tallo de mi miembro, y como no, ella también pregunto por tan peculiares "cicatrices", a lo que por supuesto le conteste y medio explique entre gemidos su teórica función.
Estaba sentada sobre mí, moviendo sus caderas en círculo mientras que lentamente subía y bajaba sobre mi polla jadeando, fue al poco más de los dos minutos cuando Bego...
- ¡¡Joder Iván!! Como se sienten las cosas esas que tienes en la base de la polla, así notaba yo raro en el coño cuando antes me follaste... ¡¡¡Joder tío... ahrrrgggg... Dios... que... uhmmmm... pasada!!!
- Disfruta putilla, porque de esta te pienso preñar, so zorra... -dije recurriendo una vez más a una peli, lo que a Bego por otro lado parecía poner mucho más "bruta" aun.
- Siiiiiiiiiiiii cabronnnn... préñame hijo de puta... argjjjjjjjssssss... uhmmmmmm... préñame cabrón... hazme un bombo...
El caso es que mientras follábamos íbamos soltando los dos todo tipo de, lo que yo normalmente consideraría como majaderías. Reconozco que Sofía y Begoña no podían ser más diferentes a la hora de follar, por lo que estaba viendo, Bego era más de follar sin más, nada de prolegómenos o por lo menos, los mínimos, ella lo que quería era polla, sin más, solo eso, únicamente una buena polla en su coño. Mientras ella me cabalgaba jadeando y gimiendo yo era incapaz de separar mis manos de su pechos, eran perfectos para mis manos, parecían creados específicamente para ellas. Se sentían duritos, con los pezones como pequeños huesecillos sobresaliendo de ellos... listos para ser pellizcados, retorcidos, lamidos y por supuesto, mordisqueados.
Estaba a punto de correrme cuando sentí como mis huevos eran apretados con fuerza, casi con saña, haciéndome un daño de narices. Bego me aclaro el motivo, cuando me soltó mientras su mano apretaba...
- De eso nada... de correrte aun nada... que todavía... te queda que disfrutar... conmigo... uhhhhhhh... -dijo entre gemidos.
Lo cierto es que impidió que eyaculase, lo que sí que no hizo, fue evitar su orgasmo. Cuando se corrió quedo tendida sobre mí, jadeante, con su respiración completamente acelerada. Cuando intente moverme me lo impidió, alegando que aún no habíamos terminado ni con esa postura, ni por supuesto, con la follada, que nos quedaba todavía una puerta más que probar... Cuando se recuperó, se levantó, pero únicamente unos pocos centímetros, sacándose mi polla de su interior, para después volver a sentarse suavemente mientras situaba el extremo de mi glande en la entrada de su culito. Poco a poco empezó a sentarse, por fortuna mi polla estaba más que lubricada entre sus jugos y los propios de mi miembro.
Cuando por fin logro tenerla por entero en su interior, se quedó sentada sobre mí, con su cuerpo inclinado hacia atrás y sus manos apoyadas sobre mis tobillos. Yo aproveche la situación para meterle dos dedos en el coño, ya que aunque intente introducirle el tercero, cuando lo hacía y debido muy probablemente a la misma posición en que estábamos, perdía la posibilidad de jugar sobre su clítoris con mi dedo pulgar. La posición en la que tenía que colocar la mano para poder hacerlo era excesivamente forzada y me hacía daño, pero daño de verdad, incluso cuando lo intente sentí un pequeño amago de recibir un calambre en ella, por lo que desistí de ese tercer dedo.
Mi problema en esa situación, es que estaba al borde del orgasmo, sin embargo a Begoña le estaba doliendo un poco aun "la rotura" de su culo, lo cual era un serio problema para poder dejarla satisfecha, por ello era por lo que quería ese tercer dedo en el interior de su coño. Estuve buscando su punto G con ambos dedos, con el pulgar no debajo de castigarle el clítoris, mientras ella llevaba el ritmo de la "enculada". Unos diez minutos después, y con Begoña ya casi "ida" por el principio del orgasmo anal que empezó a llegarle, hice mi operación con mis dedos, usando las dos uñas sobre su punto G y la de mi dedo pulgar sobre su clítoris, lanzándole un leve pellizco con la uña, haciéndola, literalmente, aullar cuando se corrió por fin a la vez que por su coño expulsaba un chorro de flujos, todo ello según me dijo luego cuando hablamos, ayudado por el daño que le hice solo un segundo después en uno de sus pechos de forma "involuntaria" por mi parte... que extendió e incremento por lo visto su orgasmo.
El problema con lo del pecho, con haberle hecho daño, fue que se venció hacia atrás cuando mis dedos hicieron su movimiento, lo que dada su posición y la de sus piernas en esos instantes, temí que se hiciese mucho daño si se dejaba caer de plomo, por lo que no se me ocurrió otra que tirar de ella para que cayese sobre mí. El problema es que en ese instante solo tenía dos opciones de hacerlo, la primera tirar con mis dedos, que estaban aun dentro de su coño, lo que no hubiese sido nada eficaz, o bien, tirar de su pecho, donde mi otra mano permanecía acariciándoselo... de modo que opte por esto último, lo apreté con fuerza y pegue el tirón hacia mí. Por suerte, además de impedir que se venciese me dio tiempo a retirar mi mano de su coño, pues al venirse encima mío pudo haberme hecho también bastante daño. Por otro lado, al vencerse contra mí por mi tirón de su pecho, provoco que mi polla abandonase su culo, haciendo como el ruido de un tapón al descorcharse, terminado por situarse entre los cachetes de su culito, donde no pude evitar correrme, pues también me encontraba a punto de caramelo cuando ocurrió todo esto.
Cuando Begoña cayó sobre mí su cabeza fue a parar sobre mi hombro, justo en la clavícula, golpeándola con la frente con bastante fuerza, me hizo algo de daño, aunque por fortuna en esos instantes ya me estaba corriendo en su culito, sino es posible que me lo hubiese cortado, pues dolió. No dije nada, me limite a abrazarla y esperar que se recuperase, pues cuando venía hacia mí me fije que tenía los ojos completamente en Blanco. Le costó un poco recuperar su ritmo normal de respiración, al igual que a mí, que además el que tuviese su cabeza apoyada sobre el lugar preciso en que golpeo al caer, me hacía sentir un poco incómodo porque notaba ciertas molestias. Cuando por fin pudo empezar a hablar...
- ¡¡¡Joder!!! Ha sido la hostia primo... -se reincorporo y toco levemente el hombro, justo donde golpeo- ¿te he hecho mucho daño al darte?
- No, no te preocupes, solo ha dolido un poco, pero ahora está bien... ¿y tú?
- Pues no sé qué decirte -se llevó la mano a la frente mientras se volvía a sentar sobre mis caderas de nuevo-, no me duele, pero creo que en este momento con el culo y el escozorcillo que siento en el coño, voy servida... -se hecho a reír mientras apoyaba sus manos en mis pectorales.
- Me alegro -sonreí.
- ¿Encima te alegras de que me escueza? -se quedó mirándome fijamente.
- Esto no, claro, no decía eso, me refería a la frente, lo otro lo siento... es que yo no... -me calle en el mismo momento en que le dio el ataque de risa, con el que se venció otra vez hasta apoyar su cabeza contra mí, solo que esta vez en el otro hombro.
- Lo siento primo... pero es que... si vieses la cara... que has puesto... -me dijo entrecortadamente por la risa- ¡¡¡Ayssss que tonto que pareces a veces!!!.
- Vaya gracias... es un honor servirte de chufla -dije.
- Anda, no te piques. Sabes -me empezó a susurrar al oído- con eso último que has hecho en mi coño con tus dedos me he corrido como nunca, como una autentica perra... y si el precio a pagar por sentirlo es que luego me escueza un poco... Lo pago gustosa... -termino diciéndome mientras me media un pellizquito en el lóbulo de la oreja.
- Eres una zorrita Bego... ¿lo sabias, verdad? -susurre a mi vez devolviéndole el mordisquito.
- Por supuesto primo... claro que lo sé... y para ti... lo seré más que para nadie... ya verás ahora lo zorra e hija de puta que puedo llegar a ser... -dijo mientras se bajaba por mi cuerpo lamiéndolo hasta llegar finalmente a mi polla.
Me estuvo pegando una mamada impresionante durante más de diez minutos mientras yo disfrutaba mirándola como hacia desaparecer mi polla en su boca, no paró de chupar o lamer hasta que logro que me corriese. Le costó, pues al haberme corrido ya dos veces y de qué forma, le costó volver a ponerla en forma, y eso que yo puse de mi parte todo lo que pude. Tras tan espectacular mamada entendí perfectamente lo que dijo de que me iba a enseñar lo zorra que era... lo malo, es que también me mostro cuan de hija de puta podía llegar a ser también. Al finalizar, cuando me corrí y tras tragárselo todo, hizo algo muy extraño con su mandíbula, o al menos es como yo lo vi... Se tragó todo mirándome a los ojos, y luego, vi que hacia un gesto extraño con su mandíbula, como si la barbilla hiciese un movimiento rápido de izquierda a derecha y luego al revés, el resultado fue que me araño el glande con el borde inferior de sus incisivos superiores... joder como me empezó a escocer la polla... Cuando Bego se incorporó, riéndose me dijo que eso, para que supiese lo que le escocia a ella el coño... y si, desde luego, me dejo claro que sí, que una hija de puta también podía ser, sí.
Tras esto, al ver la hora que era, recogí lo poco que había llevado para marcharme directo a mi habitación, pasando eso sí, antes por la ducha, mientras dejaba allí a Begoña. Me ofrecí a ayudarle a cambiar la ropa de la cama, pero la muy guarra me dijo poniendo cara de salida, que no, que esa noche pensaba dormir en esa misma ropa, son ese olor a sexo que tenía impregnado. Cuando me marche de su habitación la deje tras de mi partiéndose de risa al ver mi cara cuando me soltó aquello, aunque eso sí, antes de esto, me dejo también claro que le había gustado follar conmigo, y que no iba a tener el menor inconveniente en que repitiésemos de vez en cuando para... "divertirnos" mutuamente. Si alguien ha pensado que su actitud sobre mí y sus amigas cambio en algo, que se vaya olvidando, siguió completamente igual... o al menos por un tiempo, pues luego y pese a los polvos, no os digo que forma de empeorar... fue algo exponencial.
CONTINUARA