El saber no ocupa lugar

Buenos días querida tropa (sí es que queda alguien que se lea esto).

EL SABER NO OCUPA LUGAR

Buenos días querida tropa (sí es que queda alguien que se lea esto).

Las vacaciones seguían su marcha y yo seguía adquiriendo experiencia, aunque ya no a la velocidad de la luz, como al principio. Sabía cómo limpiarme por dentro con enemas, ya me maquillaba yo sola y me repasaba la depilación del pubis, pero en cuanto a vestuario estaba dos velas. La ropa que usaba era de Renata y no había demasiada variedad. De todos modos para pasarse el día en la piscina tampoco necesitaba mucha ropa y en cuestión de fondo de armario el rebaño se conformaba fácilmente. Otra cosa es que mi recién despertada feminidad siempre pidiera incrementar y mejorar el vestuario.

Así que después de desayunar piscina, lo que venía a significar mamadas, tomar el sol, mamadas, un bañito y más mamadas. Pero las mamadas ya eran con orden y concierto, nada de amontonarse la clientela pidiendo todos la vez al mismo tiempo.

Había que ingeniárselas para que entre aquel rebaño de cabestros alguna vez me tocara a mi algo de placer. Pronto aprendí algunos trucos; entre ellos el "de la operación crema solar"; "oye ¿me pones crema en la espalda?" Y por supuesto siempre encontraba el voluntario; me tumbaba boca abajo y empezaba el ritual de embadurnarme la espalda; pero "astutos" que se creían los muy brutos, empezaban a considerar espalda hasta los muslos y en el culito se demoraban lo más que podían, llegando a poner crema por todo "el canalillo" y a veces (mejor dicho siempre) metían el dedóte en el agujero, que por casualidad allí se encontraban.

En esos momentos rezaba a todos los santos del santoral (y hay que ver lo largo que es) para que no lo sacaran pronto y ¡solía tener suerte!, Cuando el ceporro de turno se cansaba de meter el dedo con mi mejor voz le decía "por favor, los muslos también" . Me untaba en la parte posterior de los muslos y se volvía a demorar lo que podía en las caras interiores de estos y de paso, acariciar mi "coñito delantero" o sea, la polla. Me limitaba a dar facilidades levantando ligeramente el cuerpo y ¡lo que yo disfrutaba!; los muy machos acariciando una polla y sin enterarse que lo habitual era al revés.

Alguno a veces se animaba y me hacia una mamadita; siempre me parecía corta; eso sí, el cachondeo vecinal estaba asegurado. Y no faltaba el que me daba la vuelta y me ponía crema solar también por delante, "body massage y total". Eran momentos para recordar, eso sí, calladita y recatada para no dar pistas y se descubriera el invento. No hay macho a esas edades que se considere obligado a dar un mínimo de placer a una mujer. Después de esto no valía la pena ponerme otra vez el biquini y permanecía desnuda tomando el sol y escuchando música en mi mp3. Hasta que alguien excitado por la operación crema solar venía a pedir (exigir) echarme un polvo hasta el fondo de mi agujero negro. Allí no había secretos, aquí te pillo, aquí te follo.

Después del almuerzo y la siesta se repetía la misma función de la mañana. Los monitores ni aparecían. Solo que aquí el rebaño ya exigía mas mamadas y mete-saca. La Renata hacía lo mismo pero sin dejar de hacer payasadas por todo el recinto y ponerse celosa cuando creía verme "favorecida". Yo seguía preguntándome cómo es que nunca se le ponía dura la polla; ¿esta mujer no folla nunca?. La explicación la escuché por un comentario que se hizo cerca de mí: la tía llevaba tiempo hormonándose y sus estrógenos masculinos estaban en huelga continua. Esto metió preocupación en mis proyectos de futuro, ¿no follar nunca? ¡ni soñarlo! ¡ya hablaría yo con el farmacéutico!. Afortunadamente aprendí más tarde que el hormonarse no afecta a todas por igual.

Después de la cena se repetían los juegos de cartas y hala a tumbarse de espaldas en la mesa, levantar las piernas, poner el culo en posición de fuego y recibir goles. Al, final volver a la ducha con el culo lleno de leche.

Alguna que otra vez aparecieron a medianoche el viejo y la gorda y repetíamos los numeritos: mamada a él, follar entre ellos, insultos al viejo, mamada a ella, consolador y sodomizarla. ¿Por qué siempre sale Sodoma y nunca Gomorra?, la historia no es justa con los habitantes de Gomorra.

Pero como mandan los cánones Renata y yo bajamos elegantes. Nos reuníamos en mi habitación, nos maquillábamos, nos poníamos una tanguita y la ropa más elegante que teníamos. Ella con traje largo y yo una minifalda. Fue Renata la que me sugirió que para parecer más femenina que con la mini aprendiera a sentarme sin que se me viera nada. Al mirarme la minifalda que ni para pañuelo servía pensé "ahora tendré que sentarme sin que se vea nada". "Vaya gilipollez, seguí pensando, si lo que yo quiero es que todos me vean hasta el repollo" y seguramente eso es lo que los cabestros esperaban, que me sentara "a lo putón". Ahí apareció la voz de la experiencia de Doña Renata; "por eso mismo, porque lo están esperando. Hay que darles misterio y que se vayan excitando poco a poco". A lo mejor la muy puta hasta tenía razón.

Así que la vida siempre sigue igual como cantaba el Iglesias, hasta que un día Renata me pidió un favor; venían a verla sus padres, con unos tíos y una prima un año mayor. ¿Y que tendré yo que ver en esa visita?. Muy fácil si están mis padres yo no puedo ser ni parecer puta y mi prima (que hace años que lo sabe) si viene es para recibir "tomate", así que échame una mano. La mano (mejor dicho las dos) y algo más lo puse a favor de la causa con mi mejor disposición y el ánimo confundido ¿Cómo coño voy a satisfacer a una jovencita "¿Qué es lo que le gusta?" le pregunté a Renata, "no te preocupes ella ya sabe" .Llegó el día, me presentaron a Marcía (se llamaba así, yo no tengo la culpa) me dio dos besos en las mejillas (de momento) y me examinó como si fuera el médico. No pareció despagada y con el permiso de sus padres, tíos y primo (Renata en esos momentos era primo, no prima, la que iba de prima y primo era yo) me invitó a dar un paseo por los alrededores. "Que caliente viene" pensé y no me equivoqué.

Apenas perdimos de vista el campamento me dio un beso con lengua que me llegó al estómago, se destapó las tetas y me dijo ""a chupar guapísima". Primero se las acaricié con las manos y luego pasé la lengua trabajándole los pezones, su mano mientras buscó algo por dentro de los pantalones (los suyos, no los míos, entre otras cosas porque yo no llevaba) y algo debió encontrar porque empezó a mover los dedos, no creo que fueran piojos, más bien el picor le salía de dentro.

Solo por ayudar, le desabroché el short, se lo baje hasta los pies y me dediqué a buscarle los piojos, que no encontré aunque noté que no perdía el tiempo, la cosa le gustaba. Le separé los muslos, acaricié los labios mayores, los abrí y masajeé suavemente el clítoris (vaya nombrecito, será griego el descubridor) después metí el dedo, luego dos y si hubiera metido mi pierna habría entrado sin dificultad de lubricada que estaba. Me acordé de las lecciones de anatomía (mejor dicho de los videos que me bajaba por internet) y de la caballerosidad que se supone para tratar a una dama por muy putóna que sea una. Así que miré al conejo, este me miró a mí y nos entendimos enseguida. Mantuve abiertos los labios mayores con los dedos y busque con mi lengua al Sr. Clítoris y empecé a pasarle la lengua con movimientos suaves y circulares como dicen los libros. "!qué bien lo haces, so puta!". No le contesté porque las personas educadas no hablan con la boca llena.

Mi polla tan inconsciente como siempre no se le ocurrió otra cosa que levantar una bandera con la minifalda después de emerger del tanga. Ahora es el momento, me dije, "eh eso no" soltó Marcía. "¿Cómo que no?, Te digo que no y es que no". Si la polla solo quería ayudar, era toda buena voluntad, vaya mujer desagradecida. La corrí "a dedo" y pidió más pero esta vez se tumbó sobre la hierba y se abrió de piernas, "lo mismo de antes pero acaríciame también el culo" para lo cual levantó un poco las caderas.

La polla de abanderada, yo necesitado de un desahogo urgente y la muy egoísta disfrutando. ¡Qué mal hecho está el mundo!, claro si lo hicieron en siete días. Pero "¿Por qué no quieres un poquito de mete-saca?. Soy lesbiana y me excitas porque pareces una mujer, si quieres vaciar los depósitos se lo pides a Renata". Y eso es lo que hice cuando volvimos, pero no hizo falta dar explicaciones, Renata ya lo tenía previsto….y el culo lubricado.