El Roce de un desconocido

Una tarde cualquiera en el metro de la ciudad de México, el roce de un desconocido...

El roce de un desconocido

por Kristal de Sade

Regreso de un día ajetreado. Por todos lados hay charcos a causa de la lluvia que unas horas antes azoto a la ciudad, aun se ven restos blancos del granizo que cayo. Abordo el metro que para esas horas se encuentra atiborrado de gente que ansiosa quiere llegar a casa.

El metro avanza con suma lentitud, los rostros a mi alrededor reflejan fastidio e impaciencia. Llegamos a la estación en donde debo transbordar a mi destino y entre empujones logro salir del vagón. Camino por entre los pasillos a paso lento observando a mi al rededor hasta que llego a la línea que me llevara a casa, aquí hay mas gente, decido irme hasta adelante para ver si corro con mas suerte y el vagón no va tan lleno.

Logro colarme entre la gente quedando junto a la puerta, dos chicas se encuentran a mi lado hablando de sus novios. El tren comienza a moverse, yo solo miro al rededor tratando de que no me apachurren y es entonces cuando el tren se detiene. Al abrir la puerta entra un joven alto de cabello largo amarrado en una cola. Justo una señora sale abriéndose paso a empujones mismo que hacen que el desconocido me de un leve golpe con su brazo. Voltea y me sonríe disculpándose le sonrió también diciéndole que no hay problema. El tren avanza y el queda parado justo a un lado de mi, alzo mi brazo para agarrar el tubo y evitar caer con el movimiento del tren, me vuelve a sonreír y pienso que el se parece a un viejo amor platónico. Su codo queda justamente a un lado de mi pecho y el movimiento del tren hace que lo roce suavemente. Volteo a verlo y me sonríe de nuevo, le sonrió y acerca mas su brazo hacia mi haciendo que el roce sea mas notorio. No lo entiendo, en otras ocasiones con los mas ligeros roces en mi cuerpo por parte de un desconocido le hubiera propiciado por lo menos un pisotón pero veo que nos acercamos a la siguiente estación y yo evito mirarlo pero me percato perfectamente que el me mira y un calor comienza a envolvernos.

Paramos en la siguiente estación y decido bajarme, no sin antes invitarlo con la mirada a seguirme. Se baja detrás de mi y alcanzándome me toma de una mano llevándome rápidamente afuera. No hablamos, solo sentimos el calor envolviéndonos. Entramos en una calle solitaria y obscura y ahí mismo me arrincona contra la pared posando sus labios contra los míos. Su lengua acaricia mi boca mientras sus manos sin ningún reparo se pasean por mi cuerpo acariciando y estrujando, abriéndose paso. Llega a mis piernas y sube por mis muslos hurgando debajo de la falda. Siento la tela de mi ropa interior deslizándose hacia abajo dejándome desnuda debajo de la falda. Sus dedos encuentran mi humedad introduciéndose en ella. Me hace jadear. Saca su mano abruptamente debajo de mi falda volteándome hacia la pared colocando mis manos sobre ella. Escucho un cierre bajarse al tiempo que sus manos me inclinan un poco. Siento como va invadiendo mi interior con su calor al tiempo que separa mis nalgas y un dedo comienza a introducirse entre ellas. Jadeo con más fuerza, su calor me envuelve al tiempo de que su respiración se hace mas fuerte. Hasta que un momento completamente me olvido de que estamos en una calle y el es un desconocido, el éxtasis completo estalla invadiéndonos al unísono de nuestra respiración. Los cuerpos se relajan hasta volver a un estado normal. Acomodamos nuestras ropas y nos enfilamos de nuevo hacia la estación del tren, miro su mano y en su puño se alcanza a ver el encaje de mi braga.

Subimos al tren. El sonido de la puerta cerrándose me sobresalta y volteo a mi alrededor y veo con asombro las mismas caras, deslizo disimuladamente mi mano hacia mi falda y compruebo que mi braga sigue ahí, lo miro a el y me sonrojo volteándome a la ventana rápidamente. El se acerca a la puerta dejando su cara a escasos centímetros de la mía siento su respiración y su calor. Se abre la puerta y no me atrevo a mirarlo. El sale rozando mi cuerpo y se encuentra con sus amigos en la estación. Levanta la mirada varias veces para verme y yo disimulo. Por fin después de unos minutos comienza a avanzar el tren.

El solo me sigue con la mirada.