El roce de tus manos
Mi primer relato, espero que lo disfruten =)
En la intimidad de mis sábanas, te imagino con mil atuendos diferentes, con mil personajes que te quedarían maravillosamente. Te imagino con una capa negra, con tu pecho desnudo, y tus partes íntimas apenas cubiertas por un bóxer negro, y descalzo, con esos pies hermosos tuyos. Te imagino debajo de mis sábanas, buscando mi cuerpo mientras no te das cuenta de que yo te encontré primero. Te beso las mejillas, te agarro las manos mientras me subo arriba tuyo con movimientos suaves y tiernos, te beso en los labios y bajo despacio por tu cuello y tu pecho con los besos más tiernos y delicados que te hayan dado jamás. Suelto tus manos para acariciar ese pequeño cuerpo hermoso, tu espalda tan suave, tu pecho tan viril, tus piernas tan largas y firmes, una criatura por demás hermosa.
Recorro ese hermoso cuerpo con las manos, te quito la ropa interior, ya no la necesitas, y me encuentro con tu sexo en todo su esplendor, tan firme, de un tamaño tan adecuado (que en mi caso, no ese ese mega pene que muchas/os quieren, sino uno normal, lindo), esperando a que lo toque, a que juegue con el. Lo recorro con las manos, con la boca, mientras veo cómo te estremeces de placer y cierras los ojos en un gemido que en vano intentas ahogar.
En un momento dado, me tomas de los hombros y me dices que ahora me toca a mi. Me apoyas suavemente sobre la cama, te subes arriba mío, me quitas la poca ropa interior que tenía, dejándome totalmente desnuda y a tu merced. Comienzas a besarme, a tocarme, y te das cuenta de que estoy mojada. Me avergüenzo ante la idea y enseguida me pongo roja, me dices con un beso que está bien, que no me avergüence, y llevas una mano cálida de nuevo hacia mi sexo húmedo. Comienzas a rozarlo suavemente, con tanta dulzura como es posible, mientras me miras a los ojos y ves mi placer. Llevas tu boca hacia donde estaba tu mano para usar tu lengua en este juego de perdición, de seducción y placer.
Pierdo la cabeza dejándome llevar por tus labios y tus manos, mientras te atraigo hacia mi como pidiéndote que te fundas conmigo. Me abrazas, me susurras al oído y me separas las piernas para poder tocarme mejor. Te pido que me tomes, que me hagas tuya, que seas mío. Sonriendo me dices que ya somos uno, mientras me subes arriba tuyo, y te fundes suavemente con mi cuerpo, que se siente estremecer de placer al sentirte dentro.
Comienzo a moverme despacio, guiada por tus manos que me tienen agarrada de la cintura, suave pero firmemente. Intento reprimir gemidos que se me escapan a cada movimiento, y mientras se vuelve más intenso, me importa menos contenerme, y me dejo ir en el placer de sentirte conmigo, de sentir tu cuerpo cálido tan dentro de mi, tan cerca. Escucho tu respiración acelerada, tus gemidos, siento tu aliento caliente en mi cuello, mientras me abrazas con fuerza y me dices que pare, que vas a estallar. Yo paro, pero me pongo a 4 patas sobre la cama y te digo que vengas, que quiero que me hagas sentir tanto placer como sea posible. Me miras con esa cara de pervertido que tanto me excita, y haces lo que te pido.
Tomas mis manos y las apoyas en la pared, para poder abrazarme mientras me recorres a besos y me llenas de placer. Te acercas cada vez más a mi, y con tu pecho apoyado en mi espalda comienzas a hacérmelo, descubres que sigo excitada y me arrancas un gemido al entrar en mi de esa forma intempestiva, me preguntas si me duele, te digo que te calles y me lo hagas, que me encanta. Así estamos, tu pecho sobre mi espalda, tus manos sobre las mías, tu sexo dentro de mi, y yo que no puedo más de placer. Te pido que vayas más rápido, más fuerte, empiezo a tocarme y ardo de placer, estoy por alcanzar el clímax y tu sacas mi mano y empiezas a tocarme, es un combo de placer que no puedo soportar y siento que me voy, te pido que no pares y entre gemidos te siento llegar, escucho tu respiración y te siento mezclarte con mi cuerpo. Intento recobrar el aliento, mientras siento tu abrazo desde atrás, susurrando en mi oido, con la respiración entrecortada y tu piel tan caliente. Me doy vuelta y te veo ahí, tan hermoso, con la cara enrojecida, y te beso los labios, lista para fundirme en un nuevo abrazo...