El rey había llegado (1º Capitulo: Un bicho raro)
Martín llega a un nuevo instituto privado donde le harán la vida imposible, con el objetivo de vengarse de todos creará un meticuloso plan para humillarlos el primer paso: tirarse a la profesora de educación física.
1º Capítulo: Un bicho raro
Llevo tiempo queriendo contar mi historia, pero nunca he visto el momento ni la situación adecuada, algunos amigos conocen una parte, pero sabiendo a la cantidad de gente a la que afecta no me puedo arriesgar a que alguno suelte la lengua y tenga a medio pueblo buscando mi cabeza así que he pensado en contarlo aquí, que nadie sabe mi verdadera identidad ni puede echarme en cara las numerosas decisiones “moralmente reprochables” que tomé. Me gustaría no dejarme nada y hay mucho que contar, así que toda la historia irá repartida en diferentes capítulos que iré subiendo regularmente.
Ya han pasado 8 años desde que empezó todo y muchas cosas han pasado desde entonces, me mudé, estudié, trabajé en un sitio y otro, conocí a mucha gente y perdí a otros… No obstante tengo claro que el cambio que de verdad importó, el cambio que hizo girar mi vida y me transformó no fue algo que ocurrió, es una decisión que tomé… Una decisión que tomé llorando hace 8 años en un maloliente baño de instituto.
Bueno como ya he dicho, voy a ir a mi ritmo sin acelerar acontecimientos, así que para empezar un poco de contexto:
Hace 8 años era un chaval normal, físicamente no destacaría mucho, por aquel entonces con la mayoría de edad recién cumplida mediría sobre el metro noventa, aparte de alto siempre he sido grande sin llegar a estar gordo (en aquel entonces ya curraba los findes) y aunque no de gimnasio, tenía buenos músculos, desde luego no aparentaba pasar hambre, si me vieras te darías cuenta de que me sobran algunos kilos pero que estoy trabajado. De cara pues nada sorprendente, una cara ancha, nariz chata, labios gruesos y ojos despiertos, no hay ningún detalle especialmente negativo pero tampoco tengo rasgos suaves como para considerarme “guapo”. Por si os interesa tengo una polla normal, desde luego no voy a dármelas de actor porno pero nunca he tenido problemas aparte de quizás ser un poco ancha, no me quejo, la verdad es que mi físico sin ser ni mucho menos perfecto no me disgusta.
A nivel social pues en aquel entonces era algo tímido, aunque con el tiempo tomaba confianza y me volvía ocurrente, había mucha diferencia entre el Martín de primera impresión, serio, intimidante e inquisitivo a el Martín que te manipula para que te tomes otra cervecita mientras bromea sobre lo bien que mueve las caderas tu madre. Ah por cierto, mi nombre es Martín.
Antes de empezar el último año de bachillerato mis padres se mudaron, bueno, el que se mudó fuí yo, me explico:Teníamos 2 casas, una en el campo aislada de todo y otra en el pueblo para poder estar cerca de la civilización, para ese entonces yo era bastante independiente así que mis padres decidieron que ellos dormirían en la casa del campo y yo pasaría a vivir en una casa más pequeña pero sin la molestia de la convivencia paterna. Acepté encantado pero tuve que mudarme a un pequeño apartamento de alquiler al otro lado del pueblo para hacerme con la vida adulta de vivir solo (limpiar, cocinar, fregar, lavar ropa, tender...) el experimento salió tan mal que tuve que acabar contratando a la maravillosa Margarita para que me echara una mano en esos quehaceres (aunque esa es una historia para otro día).
Total que asentado en mi nuevo rinconcito y con la fantasía de montar fiestas con mis amigos y alguna chica mis padres me apuñalaron a traición, decidieron cambiarme de instituto, de él que había estado toda mi vida, con mis colegas, conociendo los profesores y las chicas, ese pequeño mundo que podía controlar… Me apuntaron al instituto privado donde todos los pijos iban, con su uniforme patético, su actitud altiva y los ojos llenos de desprecio. Al parecer les parecía que podía quedar bien en mi archivo el figurar en esa institución aunque fuese solo un año. Quiero pensar que lo hicieron pensando en lo mejor para mí y no en joderme la vida, pero fuese cual fuese su intención me arruinaron el año (o eso es lo que creí al principio).
Total que me despedí de mis amigos y de esas fantasías que tenía para el año debido a que la distancia y los duros horarios hacía casi imposible verles, me compré ese ridículo uniforme y me mentalicé para estar todo el día rodeado de hijos de puta en un sitio que no controlaba, podréis entender mi ansiedad. Nunca he sido un empollón pero mis notas siempre han sido decentes y no daba muchos problemas en clase así que me convencí que en el peor de los casos sería solo un año de aislamiento social y estudios.
Si algo me quedó claro cuando dí el primer paso dentro de las instalaciones es que nada iba a ser sencillo, al segundo todas las miradas se centraron en mí, como si fuera de otra especie, a aquellos miserables no les hacía ninguna gracia que alguien como yo entrara en su mundo.
Los primeros días fueron tensos pero normales, los profesores estaban muy encima de nosotros así que la cosa no pasó de unos cuantos comentarios y malas miradas. Sabía que no era bien recibido así que no intenté hacer amigos, cualquier amago de establecer conversación se respondía con un gesto de desprecio por parte de los chicos o de asco por parte de las chicas.
Cuando las clases empezaron a fluir con normalidad y me hice a la rutina empezaron las putadas, la primera fue aprovechar un descuido, para llenarme la mochila con la basura de la papelera, al parecer era graciosisimo verme sacar pieles de plátano y papeles empapados de zumo de la mochila, no me quejé porque de donde yo venía ser un chivato no era una opción, así que me resigné y esperé a ver si el autor de la broma era tan idiota como para dejarse ver. A esa “broma” le siguieron otras como llenarme la libreta de insultos, llenar la ropa de repuesto de barro, robarme apuntes…
La cosa fue a más hasta que un día en el descanso se me presentó un figura delante haciéndose el gracioso con otros dos y sugiriendo que estaba a tiempo de irme, que a las chicas les daba asco, eso me dolió porque si bien todas por lo general pasaban de mi, estaban realmente buenas y estando constantemente cachondo como una mona debido a las hormonas, aún guardaba la esperanza de conseguir al menos un rollete. Al menos ya sabía quién era el autor de todo, Raul, el bromista de la clase, un tipo bajito y con el pelo cardado que parecía destacar por decir siempre la burrada más grande, era el novio de Andrea una rubia tonta que había protagonizado en mi mente muchas escenas mientras me masturbaba. A su lado Lucas y Damián, dos tíos con cara de pocas luces que le seguían como su sombra y se reían cada vez que abría la boca. Tuve ganas de partirle la cara ahí mismo pero me contuve, tenía que esperar al momento adecuado.
Las primeras semanas pasaron y las “bromas” se sucedieron una detrás de otra y mi nombre se convirtió en sinónimo de insulto sin que al profesorado le importara, era obvio que no iban a interceder por un extraño y quizás enemistarse con sus queridos retoños o peor aún, sus padres.
Exploté una mañana, cambiandonos en el vestuario Raúl encontró gracioso el quitarme los pantalones deportivos y sugerirme que para recuperarlos debía darme una vuelta por el vestuario femenino en calzoncillos para que las chicas pudieran ver también lo mierdecilla que era. El puñetazo se encajó perfecto en su cara mientras aún sujetaba el pantalón frente a mí, pegó un grito agudo bastante triste mientras caía de culo, no perdí ni un segundo y me puse encima suya, pero justo antes de que le llegara el segundo puñetazo todo el vestuario se me echó encima separandonos, en el proceso recibí golpes por todos lados mientras el mierdecilla de Raul se lamentaba en el suelo, con tanto revuelo no tardó en aparecer Natalia. la profesora de educación física que nos llevó a su despacho. Ahí me soltó una mierda tremenda, pese a que yo llevaba más golpes que el mierdecilla de Raul asumió que yo le había dado sin razón, durante un buen rato me humilló entre gritos y menosprecios, me prometió que sería expulsado para siempre si volvía a verme en una situación violenta y “que la calaña como yo tenía que aprender a convivir con el resto”. Creo que lo único que me salvó de ser expulsado en ese mismo momento fue tener unas notas decentes. Rojo de rabia regresé a clase donde mis compañeros me recibieron con sonrisas sórdidas y Raul aún se lamentaba del golpe. Los días pasaron y me prometí ser mejor que ellos, aguantar hasta que se olvidaran de mí y acabar ese puto año… Pero claro, nada es tan fácil.
Una tarde a última hora sentí la llamada de la naturaleza y me tuve que ir al baño, era algo que intentaba evitar por miedo a estar expuesto, pero a última hora ya no quedaba nadie y tras tantas horas no podía aguantar a llegar a casa así que fuí al baño más cercano y empecé el trabajo. Lo que yo no sabía es que Raul había estado esperando justo una oportunidad para tener su represalia, me bloquearon la puerta y mientras aún tenía los pantalones bajados vaciaron cubos de agua sucia al interior del baño mojándome hasta los huesos. Tras eso se subieron encima de la puerta y empezaron a fotografiarme con sus móviles. Tras unos insultos salieron corriendo, no me molesta admitir que estuve unos minutos llorando, de rabia e impotencia, de tristeza y un principio depresivo, había llegado a mi punto más bajo y solo habían dos opciones, quedarme ahí, el pozo más oscuro o impulsarme y nadar.
No me preguntéis como tuve mi catarsis, pero en cuestión de segundos algo hizo click en mi mente y ya nada fue lo mismo. Decidí invertir cada pequeño esfuerzo y conocimiento de mi ser en vengarme de mis compañeros y el profesorado que me había llevado a ese punto de la forma más humillante posible. Salí de ese baño empapado pero con una determinación animal. justo al salir vi a Natalia al otro lado del pasillo, la cual al verme no pudo contener una risa de burla y se marchó sin más dejándome solo en aquel pasillo. Sonreí para mí mismo. Ya tenía a mi primera presa.
Lo primero era lo primero, observar y conocer a Natalia. Natalia era una mujer de unos cuarenta y tantos, morena de piel y con cierta seàración en las paletas delanteras. Cabello largo y negro, lo que saltaba enseguida a la vista era su tremendo par de tetas, no es que solo fuesen grandes sino que eran naturales y practicamente nunca llevaba sujetador. No se si era por pereza o para poner cachondos al grupo de chavales a los que daba clase pero siempre tenía ese par de melones naturales sin sujetador siendo sus pezones el centro de atención de todas las clases, daba igual se con polar o con camiseta siempre se le marcaban esos grandes pezones a través de la ropa. Aparte de los pechos era esbelta, con unas largas piernas atléticas y un buen culo que se mantenía fantástico seguramente gracias a yoga o pilates. Durante una temporada solo me hacía pajas pensando en ella, entre esas tetas y esa mirada de desprecio hacía que me corriera en segundos. Tenía marido y una hija que estudiaba en aquel mismo instituto, pero nunca escuché un comentario por su parte a ese respecto. Cuando no estaba mandandonos correr o estirar en las horas de clase se tiraba el resto del tiempo en un pequeño despacho pegado al gimnasio.
Ya me había dejado claro que no podía esperar ninguna simpatía por su parte y que cualquier contacto iba a ser tomado como un desafío, así que pensé una manera de sacar información del objetivo de forma indirecta.
Siempre se me han dado muy bien los ordenadores y la seguridad informática de ese sitio era penosa así que aproveché un descuido en el que fingí ir al baño mientras todo el mundo estaba centrado en el partido, para colarme en el despacho e instalar un malware. Tenía mucha ansiedad por que me pudieran pillar así que usé un virus sencillito el cual se encargaba de registrar todo lo que se escribiera en el teclado y me lo enviaba a mi ordenador. Más tarde en casa, con unos filtros podía ver que había hecho y que sitios había visitado (siempre que los tecleara).
Los primeros días era lo esperable, temas administrativos, correos burocráticos, corrección de ejercicios … Pero un día la sorprendí entrando en un foro de citas, tenía una cuenta y se mensajeaba con una infinidad de tios, los mensajes eran tan cachondos que me masturbé varias veces leyendo sus mensajes. Tras un par de semanas de investigación empecé a sacar conclusiones, a priori parecía que era una zorra que se tira a cualquiera que le hable, pero no, la táctica de la tipa era mensajearse con hombres maduros, casados como ella y ponerles cachondos con fotos suyas y mensajes guarros hasta que el sujeto, con la polla a punto de reventar le suplicaba poder quedar, momento en el que ella dejaba de hablar con él para siempre, a esa zorra le encantaba dominar tíos y calentarles la polla para nada. Poco a poco se fue trazando un plan en mi mente.
Primero me hice una cuenta en esa web de citas, falsa por supuesto, que reunía todos las características que le gustaba a Natalia, un hombre maduro, casado, atractivo y con interés en tener alguna aventura. Sabía que para tener éxito y sacarle unas fotos tenía que contenerme y dejar que ella hiciera el primer movimiento. Pasaron los días y nada, había tantos hombres en esa web que era improbable que acabara en su perfil así que decidí arriesgarme más. Ya que tenía acceso a la contraseña de su perfil. entré a su cuenta y sistemáticamente fuí bloqueando y eliminando a todo hombre que intentara encontrarla, durante días forcé el algoritmo de la página hasta que Natalia, hambrienta de presas se cruzó con mi perfil y mordió el anzuelo.
No tardé ni dos días en conseguir fotos de ella, la primera vez que vi la foto de sus tetas fue desde el móvil en un descanso tuve que ir a un baño ocultando una erección monstruosa a masturbarme.
Ya tenía todo lo que quería, si Natalia no caía en mi trampa la arrastraría conmigo.
Elegí un viernes a última hora sabiendo que a partir de las 8 no quedaría nadie por ahí, esperé unos minutos de cortesía y me dirigí nervioso como un crío al gimnasio. El cielo estaba naranja y las sombras estaban muy alargadas, el sol empezaba a ponerse en el horizonte mientras algunos grupos de pájaros cruzaban el cielo en forma de flecha.
Finalmente llegué a la puerta del despacho, la golpee y abrí justo después sin esperar respuesta, Natalia que estaba frente al ordenador, pegó un respingo y me dirigió la mirada con una sonrisa falsa en los labios, al ver que era yo la sonrisa murió. Se quedó mirándome con esa mueca sin entender y antes de que reaccionara me acerqué y me senté en la silla de delante del escritorio.
- ¿Qué quieres? - dijo Natalia sin intención de parecer amable.
- Tengo que hablar contigo ha ocurrido algo muy grave- intentaba que mi voz pareciera lo más patética posible- Es algo serio.
- ¿Te has peleado otra vez? Joder ya sabes lo que dije, de esta no te vas a librar... - conforme hablaba iba aumentando el tono aunque yo estaba ocupado fijándome en el vaivén de sus pechos con esos pezones, duros como siempre, apuntando hacia delante.
- No no, no es nada de eso … ¿Conoces alguna web de citas? - fingí una cara neutra mientras por dentro disfrutaba de la cara de circunstancias de Natalia.
- Y-yo no no, ¿Por qué me preguntas eso? ¿Qué has hecho ahora?.
- ¿Conoces alguna o no?
- Pues claro que no ¿que coño insinuas? - Natalia quería aparentar seguridad pero su rostro sonrojado y su respiración delataban el nerviosismo latente en su interior.
- Bueno, es que hay una profesora que me ha estado acosando por una web de citas, incluso me ha mandado fotos… - Mi voz pretendía ser temerosa pero no se si lo conseguí porque por dentro estaba disfrutando de lo lindo y una erección fruto de la excitación ya abultaba en mi pantalón.
- ¿C-c-cómo dices? ¿Quién ha sido?- pareció relajarse un poco y ya no había ese reflejo de desprecio que solía tener, estaba asustada.
- Mira será mejor que lo veas tú misma - saqué el móvil y se lo enseñé, fue como tirar los dados al aire, apostarlo todo a un número, saltar al vacío.
Durante la noche anterior había estado trabajando duro, primero había cambiado la contraseña y el email del perfil enlazándolo con su email del instituto, una vez asegurando que no podría entrar, entré a su cuenta y borre las conversaciones con mi perfil falso, luego cree un nuevo chat con un nuevo perfil que esta vez sí era yo y en esa conversación donde hablaba conmigo mismo a través de su cuenta hice toda clase de insinuaciones sexuales, aparte de fotos de ella desnuda que confirmaban su identidad y por supuesto admitiendo que sabía que era su alumno y que eso es lo que le excitaba, vaya era una prueba perfecta para hundirte la vida y lo peor es que fue ella misma en su hambre de humillar a hombres lo que me dio las herramientas.
Su expresión facial era un poema mientras que yo ya no fingía ningún papel y sonreía entre excitado y seguro de mí mismo. Primero en sus ojos se dibujó confusión, luego terror, tras unos segundo lo miró empezando a comprender qué ocurría y finalmente las fosas nasales se hincharon de una rabia que apenas podía contener.
- No seas tan tonta como para pensar que ese móvil es la única copia de esto, de hecho tengo el mail ya preparado para la directora con capturas de pantalla y pruebas de sobra para iniciar una investigación, y creeme que en tu correo encontrarán pruebas de sobra para arruinarte la carrera, el matrimonio y tu reputación. Tanto tiempo calentando pollas tiene su precio.
Natalia estuvo unos segundo susurrándose insultos mientras apretaba su puño de rabia con tanta fuerza que le temblaba.
- Eres una puto cabrón, un gilipollas si crees que voy a dejarme chantajear por alguien como tú y prueba falsas - parecía segura de sus palabras pero notó que temblaba al hablar.
- Las fotos me las enviaste tu porque .... recuerdas a Andrés ¿no?, la cuenta falsa en la que caíste tan fácilmente y donde hablabas del impotente de tu marido, esas conversaciones son reales, también las tengo y seguro que hay a quien le interesa.
Natalia parecía estar a punto de lanzarse encima de la mesa y destriparme pero no cedí ni un centímetro, le mantuve la mirada con una fiereza animal hasta que se desplomó. Bajó la mirada y su puño dejó de temblar, de un segundo a otro parecía derrotada,
- ¿Qué es lo que quieres? ¿Un 10? ¿Quieres un sobresaliente para no soltar tus mentiras? ¿O dinero? ¿Prefieres algo de dinero mejor? - cualquier intento de mantener la compostura se vino abajo por la desesperación.
- No… No quiero un 10 ni dinero, no vas a comprar mi silencio tan fácilmente- Manteniendo la sonrisa me incorporé dejando a la altura de sus ojos la tienda de campaña que era mi entrepierna, Sus ojos se abrieron de par en par sin soltar ni un sonido - Vamos, vas a hacer esas cosas que prometías hacerme en el chat y si eres una niña buena no se lo contaré a nadie.
- Y una mierda, no voy a ser tu puta- su mirada era de incredulidad y odio.
- Muy bien, verte en la calle también estará bien- cogí el teléfono rápidamente de su mano y me puse a teclear.
- No no, espera - puso una mano encima de la pantalla- mira a ninguno de los dos nos interesa esto, lleguemos a un acuerdo
- Te escucho…
- Mira si despues lo borras delante mía te haré… te haré… una … - parecía producirle dolor físico pronunciar las palabras.
- ¿Me harás que?.
- Una paja,,,
- ¿El que? - me hice el sordo
- Te hare una paja joder, eso es lo que querías ¿no?- Sonreí- Pero después lo borrarás todo ¿de acuerdo?.
- Un trato es un trato
Sin darle tiempo a cambiar de idea rodeé el escritorio y me puse justo enfrente con su cabeza a unos centímetros. Ella parecía dudar así que sin pensarlo me bajé los pantalones dejando al aire una erección tremenda que apuntaba directamente a ella, Pareció quedarse paralizada mirándola así que tomé su mano y empecé a recorrerme la polla con su mano. Tras unos segundos la agarró y empezó a masturbarme sin mi ayuda.
Empezó a susurrar para sí algo mientras yo estaba en la gloria y aunque iba lenta el estar en esa situación provocó que a los pocos segundos sintiera que me corría, en el último segundo y sabiendo que Natalia no seguiría después de correrme me separé de ella y me dirigí a la puerta con la polla palpitando.Una vez ahí arrastré una caja contra la puerta para que si alguien entraba se topara con algo y nos diera tiempo, sabía de sobra que era poco probable que alguien viniera a esas horas, pero así podría disfrutar más tranquilamente de la paja y evitaba correrme tan rápido.
Volví al sitio donde esta vez la cogió sin mi ayuda y empezó a masturbarme lentamente de nuevo, esta vez estaba preparado y no me dejé llevar, a los minutos llevé una mano a sus tetas y se las toqué por encima de la camiseta, inmediatamente me la retiró de un golpe aunque no cesó de mastrubarme.
- A este paso no me voy a correr nunca - dije mintiendo mientras me concentraba en problemas de matemáticas para no eyacular - si me dejas que te toque esas tetazas y mueves la mano un poco más rápido igual lo conseguimos hoy.
Me miró con odio pero empezó a mover la mano más rápido y cuando volví a llevarle la mano a un pecho no lo retiró. Empecé a manosearle las tetas sin parar notando los pezones duros como la piedra,
- Estoy seguro que te estás poniendo cachonda como la zorra que eres cuando por fin un hombre ha conseguido dominarte - en ese momento deslicé la mano por el escote y le pelizqué un pezón agarrando aquellas tetas en todo su esplendor.
- Eres un hijo de puta - dijo entre dientes pero no pudo reprimir un pequeño gemido .
Subía su mano de arriba a abajo de mi polla con rapidez y fuerza, mientras con la otra mano empezaba a acariciarme los huevos, notaba que me iba a correr ante esas manos expertas pero tenía que ir un paso más allá.
- Mira esto no vale - dije separando la pollla de su mano pero manteniendo la mano en sus tetas - Así no me voy a correr en al vida - mentí conteniendo el orgasmo - Me la vas a tener que chupar un poco,
- ¿Que? - parecía haber visto un fantasma hasta que empezó a enfadarse de nuevo - Ese no era el trato hijo de puta.
- Mira lo que estás haciendo, pajeando a un alumno en tu despacho esto ya es un delito de cárcel, imagínate si nos pillara alguien… Chupamela y acabemos cuanto antes joder.
Tardó unos segundos de duda pero empezó a masturbarme de nuevo y al rato puso sus labios alrededor del glande haciendo pequeños masajes a la vez que lo lubricaba.
- Oh si joder - Su técnica era espectacular y era la segunda mamada que me hacían en al vida así que no tardaría mucho en correrme - Metela más adentro- mientras que con una mano provocaba pequeños temblores al estimular sus pezones con la otra empecé a empujar su cabeza contra mi pollas metiendosela un poco más dentro.
- Vale, pero avisame cuando te vayas a correr no quiero que me manches- En su voz aún afloraba resquemor.
- No te preocupes - y empujé más fuerte su cabeza ahogando cualquier rastro de réplica.
A los pocos segundos ya tragaba casi toda mi polla entre sonidos de chapoteo cuando dejaba de hacer fuerza para que respirara, era sin duda el momento sexual más placentero que había tenido hasta ese momento. Entonces empecé a notar ese temblor en mi interior de un orgasmo que ya no iba a poder contener. Agarré su cabeza con las dos manos y empujé su cabeza hasta llegar a la base de mi polla, eso le provocó una arcada u siguió unos murmullos de protesta al aflojar que se ahogaron cuando volví a clavarle la polla en la garganta en toda su extensión y exploté. Sentí una descarga de placer inmensa al llenarle la garganta de mi lefa, ella volvió a responder con una arcada que se interrumpió cuando los chorrazos de lefa le inundaron la garganta, en ese momento peleando por respirar con la boca pegada a mi pubis le empezaron a llorar los ojos y sus manos golpeaban mis piernas, yo permanecí así hasta soltarlo todo y constatar que se lo había tragado.
La solté y se dejó caer sobre el escritorio mientras tosía, me di cuenta de que un poco de lefa le había salido por la nariz entre la maraña de pelos que le cubría la cara que alguna vez fue una melena lisa y limpia, pero me quedé satisfecho al comprobar que se lo había tragado todo, cuando recuperó un poco el aliento empezó a susurrar insultos entrecortados con la respiración y me miraba con unos ojos llorosos.
- Ya te dije que no te preocuparas, que no te ibas a manchar, bueno ya quedaremos para borrar el chat- sonreí y me marché sin escuchar su réplica.
El rey había llegado.