El Rey Bobby

La historia de como un perrito se convirtió en el rey de la casa y yo en una perrita

Tengo una amiga que es realmente amante de los anuales, aunque no en el mismo sentido que yo... Pero ella es rescatista de animales pero la verdad es que tiene muchos, la mayoría son raza pequeña/mediana aunque tiene unos mas grandes.

Pese a lo que se piensa de los perros abandonados, la mayoría son de raza. Sin embargo, el perro que será la estrella de este relato no lo es, de hecho es un típico perro callejero tamaño mediano-grande de color café en cabeza y patas y negro en el lomo. Verán, ella ya tiene demasiados perros y no podía hacerse cargo de uno mas, ella sabe que me gustan los animales, así que me lo ofreció.

Desde la muerte de mi perrito hace algunos años yo no había tenido otro, pero pensé "por qué no?" él necesita hogar y yo compañía en esta cuarentena interminable. Así que acepte.

Ella me lo trajo, y solo con verlo decidí que se llamaría "Bobby". Ella ya lo había llevado al veterinaria donde lo bañaron, vacunaron y desparasitaron y le iba a sacar una cita para esterilización, pero le dije que no era necesario ya que tenia un veterinario cerca y el suyo me quedaba muy lejos.

En fin, paso un mes antes de que se acostumbrara a la casa, a mi y a comer diario.

Una de las ventajas de vivir sola es que puedo hacer lo que quiera y una de esas cosas es que me gusta estar desnuda. Antes de la pandemia solo llegaba a casa y me quitaba la ropa, ahora es mucho mas fácil y ando desnuda todo el tiempo (aunque tengo ropa fácil de poner junto a la puerta, tampoco estoy tan mal para abrir así la puerta) a eso también se acostumbro. Lo acostumbre a mis caricias y a que se recostara sobre mi.

Un día cuando estábamos viendo una película "para adultos" me comencé a mojar, y él comenzó a olfatearme, hasta ese momento no había intentado nada con él porque quería que se recuperara de su antigua vida, pero al verlo tan dispuesto me pareció que era tiempo.

Así que abrí las piernas para saber lo que haría, esperaba que supiera que hacer sin mas complicaciones - me daba pereza ir a a cocina por algo dulce como miel o mermelada para alentarlo a lamerme - y si, comenzó a lamer los jugos que salían de mi en verdad es una experiencia increíble. No se si es el morbo de que sea un perro el que lo hace pero sin duda es una experiencia maravillosa.

Ese día no quise presionarlo, así que pensé que solo lo acariciaría un poco en agradecimiento pero él tenia otros planes...

comenzó a subirse en mi y a colear sacando su pene, por la posición en la que estábamos me parecía muy complicado que me pudiera penetrar así que trate de acomodarme, pero el lo tomo como que quería irme (supongo) así que me gruño, él nunca había tenido ningún indicio de agresividad así que me quede congelada lo cual le gusto porque continuo con lo que hacía sin mucho éxito.

Yo deseaba moverme, pero tenía miedo de que me mordiera, así que trate de calmarlo

  • Bobby, cariño solo déjame moverme - intente moverme de nuevo, pero volvió a gruñir así que decidí solo levantar las caderas para que tuviera una mejor oportunidad de penetrarme y es que su gruñido en lugar de asustarme esta vez me hizo sentir mariposas, en general me gustan los amantes dominantes, pero ser dominada por un perro callejero me puso muy caliente.

Él seguía sin tener éxito en su empresa, así que trate de ayudarlo guiando su pene, al principio no le agrado y creo que iba a gruñir de nuevo pero en ese instante logro su objetivo. Dios! en verdad que se sentía muy bien, cada embestida me sentía profunda y excitante, su pelaje , sus patas, todo él se sentía muy bien.

Aquí podría escribir todo lo que grite, pero siendo sincera no lo recuerdo. Solo se que grite como si no hubiera un mañana y es que la cuarentena ya me tenia loca, no había tenido sexo en un buen rato y ahora estaba en las garras de un gran amante.

Sentí su bola queriendo entrar, pero por la posición que teníamos él no pudo introducirla (lo cual agradezco, porque no iba a aguantar mucho en esa posición) De pronto sentí su semen en mi interior, calentito y abundante.

Nos separamos y él comenzó a limpiarse su GRAN pene que seguía totalmente fuera, no se por que pero decidí que lo tenia que probar así que decidí ayudar, comencé a lamer su pene y él solo se dejo hacer. El sabor fue raro pero no malo, salado y amargo pero muy satisfactorio.

Fui a la cocina a traer algo de comida y agua para mi nuevo amante, no quería que la actividad lo debilitara.

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La mañana siguiente me desperté al sentir el hocico de Bobby entre mis piernas, no sabia lo que le pasaba así que quise levantarme, pero me miro directo a los ojos y me gruño, fue cuando lo supe él quería otra ronda. Esta vez me rodé y me puse boca abajo y levante el trasero lo mejor que pude y él comenzó a lamer y yo a abrir las piernas, esta vez si estábamos en una buena posición y no le tomo mucho encontrar mi vagina, me lo metió todo completo de una sola vez.

Otra vez comencé a gemir y gritar con cada embestida, solo de imaginar como me vería así siendo cogida por un perro literalmente ladre de la emoción cosa que a él no le gusto porque me volvió a gruñir. Esta vez su bola si pudo entrar (no sin ayuda, use una mano para abrir mi vulva y dejarlo entrar por completo en mi ) y realmente fue genial sentir eso, ahora si era una perrita.

Desde ese día soy su perrita y una buena.

Siempre que preparo comida lo dejo comer a él primero y solo después de que él termina como yo.

Es un perro muy tranquilo, solo gruñe cuando quiere tener sexo y es algo que me encanta. El gruñe y yo me pongo en 4 esperando que mi macho me monte. Sinceramente ya no quiero que esta cuarentena se termine.

Él es el rey de esta casa. El Rey Bobby

PD.- No, nunca lo lleve a esterilizar.