El retorno de Juan
Consigo encontrar al hombre del sexshop y Alicia quiere saber más de él, tanto que al final sucede lo inevitable.
Después de confesar su primera vez con el masajista y lo ocurrido en el sexshop nuestra relación dio un giro abismal. En el terreno sexual ya no había restricciones y Alicia estaba abierta a tener nuevas experiencias pero con condiciones, antes de que hiciéramos algo quería saber con quién y por supuesto nuestra relación estaba por encima de todo. A ella le gustaría saber quien era el hombre misterioso del sexshop y yo me puse manos a la obra, evidentemente tuve que hacer un poco el paripé con ella porque no quería que supiera que conocía al hombre por la página. Después de poner un anuncio y mensajes privados en la página, previa complicidad con él comente en una cena a Alicia que había encontrado al hombre.
-¿Como lo has conseguido?
-Puse un anuncio en una página y contestaron tres personas, evidentemente solo una podía ser y sabía lo que había sucedido. Les pedí que me mandaran un pequeño resumen y solo uno lo hizo, coincidiendo plenamente con lo acaecido.
-¿Y como se llama, de donde es, como es físicamente? Porque yo solo conozco una parte de él….
-Se llama Juan, esta casado y vive en nuestra provincia. Tiene una relación abierta con su mujer pero dice que ella apenas participa, solo en contadas ocasiones pero que no tiene problema en que él haga lo que quiera siempre que se lo cuente antes de hacer nada. Tiene 43 años, mide 1,75, se mantiene en forma y tiene unos 20 centímetros entre las piernas pero eso creo que ya lo sabes.
-¡Que tonto eres! Aunque la verdad no te falta razón, tenía un buen miembro.
-Si quieres puedes hablar con el por privado, tuve que registrarme en la página.
-¿Y que le voy a decir?
-No se, que te mande alguna foto del cuerpo entero, que le gusta en el sexo ¿si querría quedar otra vez con nosotros?
-Bueno no corras tanto, métete en la página y déjame que hable con él.
Así es como empezamos a hablar con Juan, al principio eran conversaciones sobre la vida en pareja pero enseguida pasaron a ser conversaciones sobre sexo exclusivamente. Sondeadas varias posibilidades para volver a quedar, desde un lugar donde se práctica el dogging hasta la habitación de un hotel, finalmente fue ésta la elegida por comodidad y evitar que alguien conocido nos vea. Antes del día acordado Juan seguía manteniendo conversaciones con nosotros, aunque su mujer no participa mucho en los encuentros y esta vez no iba a venir, él no perdía oportunidad de sondear la posibilidad de que algún día Alicia y Eva, que así se llama la mujer de Juan, participarán activamente entre ellas, puesto que su mujer era bisexual.
-Alicia dime ¿nunca has fantaseado con una mujer?
-Sueños eróticos como tal no, pero si veo a una mujer guapa se reconocerlo y me fijo en ella.
-Algo es algo, y ¿en tu época estudiantil no te has besado con una amiga?
-Solo una vez de fiesta y bajo los efectos del alcohol, no te puedo decir si me gustó o no porque no me acuerdo, se que hubo algo más que besos pero tampoco te emociones, ciertas caricias y ya. Teníamos 18 años y yo sabía que ella era lesbiana.
Llegado el día el plan era ir a cenar algo de picoteo y luego ir al hotel, las reglas estaban claras, no se haría nada que alguno no quiera y si en algún momento alguno de nosotros se siente incómodo sería Juan el que se iría. Añadir que durante la semana Juan fue calentando de manera sublime a Alicia con sus mensajes, se notaba porque esa semana antes del sábado follamos dos días y mi mujer estaba muy entregada. Para la ocasión Alicia iba vestida con una blusa escotada, falda por encima de las rodillas, medias de rejilla, zapato de tacón de aguja, una torera y el conjunto de ropa interior que era sorpresa puesto que se lo compro expresamente para ese día. Llegamos al bar acordado un poco antes y pedimos algo para beber, Alicia estaba muy nerviosa y a punto de echarse para atrás
-Alicia tranquila que enseguida viene.
-Ya pero si no me gusta qué, una cosa es ver fotos y hablar por mensajes y otra muy distinta en persona.
-Pues hacemos lo acordado, que hoy no va a suceder nada y cada uno por su lado. Juan sabe las condiciones y está de acuerdo.
Dos minutos después apareció Juan por la puerta, se presentó cordialmente con un apretón de manos y dos besos a Alicia. Enseguida se dio cuenta de la tensión en el ambiente y prefirió quedarse a mi lado, pidió algo y empezamos a hablar acerca de la zona, si la conocíamos, si queríamos cenar de pintxos o tapas. Mi mujer poco a poco se fue relajando y empezó a participar activamente en la conversación. Después de dos horas, unas copas de vino y algo para picar llego la hora de decidir si íbamos al hotel o no. Alicia tenía dudas pero a la vez se notaba que quería ir, poco a poco a lo largo de la noche se fue acercando más a Juan y hasta era ella la que le buscaba en las conversaciones. Para suavizar la situación nos invito a subir y ver la habitación que había alquilado. Era grande y constaba de salón con sofá cama y minibar, nos pusimos una copa y música ambiental para relajarnos, Alicia se puso en pie y dejó la torera en el perchero dejando que viéramos su figura a contraluz. Juan se levantó y propuso que viéramos el resto, abrió una puertas correderas que daban acceso a la cama de dos por dos sobre la cual había una caja pequeña como de zapatos, Alicia se percató y pregunto por ella.
-Alicia: ¿Qué hay dentro?.
-Juan: Eso lo sabréis si decidís quedaros.
-Alicia: Me estás convenciendo.
-Yo: ¿Eso es que nos quedamos?.
-Alicia: Ya veremos…
Aún quedaba una puerta por abrir, Juan se dirijo a ella y la abrió para que viéramos el baño. Tenía una espectacular ducha de 1,5m de ancho por 4 de largo de esas que quedan arras de suelo y tiene chorros que caen del techo como si fuera lluvia, era espectacular y además entrabamos los tres. Volvimos al salón y Juan bajo las luces.
Alicia se puso otra copa y empezó a bailar, Juan se dirigió a ella y se puso a bailar agarrando su cintura por detrás, de momento decidí quedarme sentado en el sofá. Juan empezó a mover sus manos por la figura de Alicia y al ver que no había rechazo fue un poco más allá, con su mano izquierda recogió el pelo del lado derecho dejando al descubierto el cuello y poder así iniciar una serie de besos y susurros sobre la piel acompasados con los movimientos en ascenso de su mano derecha, que pasaba del muslo y terminaba en el culo de Alicia que se dejaba hacer soltando suspiros. Juan intensificó sus caricias y posó su mano sobre el pecho para acto seguido ir desabrochando uno a uno los botones su blusa, cuando consiguió hacerlo metió su mano por dentro del sujetador y cuándo pellizcaba sus pezones, Alicia ya totalmente entregada giró su cabeza para besar a Juan. Por supuesto ella no se quedó parada y empezó a palpar la entrepierna notando que el bulto de Juan crecía rápidamente, decidí que era el momento de unirme y poniéndome delante de Alicia comencé a chupar los pezones, nuestro invitado aprovechó para deslizar sus manos por el vientre de Alicia y posarlos en sus muslos. Sin más preámbulos subió sus manos y pudo notar el calor que desprendía de ahí abajo, agarró su falda y la empezó a deslizar cayendo por sus piernas dejando a mi mujer prácticamente en ropa interior. Ella quería más y ya tenía la polla de Juan fuera del pantalón y la masturbaba, en ese momento nos empezamos a besar y pude notar como su respiración se aceleraba empezando a emitir gemidos cuando la mano de Juan se introdujo por dentro del tanga y con la otra la acariciaba el culo. Alicia me cogió la mano para que yo también pajeara a Juan, la verdad es que estaba deseando volver a tener ese pedazo de carne en mis manos. Al cabo de un rato Juan se paró, se quitó la ropa y se sentó en el borde de la cama, Alicia se quitó la blusa y se puso a cuatro patas a chuparla dejándome a mi un precioso culo para comer, era increíble lo lubricada que estaba, no desaproveche la ocasión para comerle todo y quitar el tanga. Tenía unas ganas locas de meterla e iba a ello cuando Juan se levantó, me dijo que siguiera así un rato que ya era hora de abrir la caja.
Ahora era Alicia la que estaba sentada en la cama y yo chupando, comiendo, lamiendo todo lo que podía. Juan se puso detrás de mí y empezó a comerme el culo mientras me masturbaba, la verdad es que lo hacía mejor que mi mujer, cuando me quise dar cuenta ya me había puesto un plug anal. Me tumbé en la cama y mientras Alicia me la chupaba Juan se puso de tras de ella, le pasó el capullo un par de veces por su raja y sin más dilación se la metió de golpe. Era increíble ver la cara de placer de mi mujer, cuando estuvimos en la cabina de glory hole apenas había luz y no pude ver bien su cara, pero esta vez era diferente. Después de un rato, Juan saco un bote con lubricante y empezó a echar por el culo de Alicia, la metió dos dedos y cuando ya entraban sin dificultad apunto la punta de su polla al agujero, sin dificultad fue entrando y gracias a que lo practicábamos con frecuencia después del primer encuentro, logró meterla entera sin esfuerzo. Al principio los ojos de Alicia estaban en blanco, pero en cuanto su culo se amoldo y Juan empezó a acariciar su clítoris, se puso a gritar de placer. Juan le quitó el sujetador y pude ver cómo se movían los pechos al compás de las embestidas hasta que nuestro invitado las agarro con las dos manos, se recostó sobre la espalda de ella y aumentando el ritmo de las embestidas tuvieron su primer orgasmo a la vez. Yo no aguante mucho más y me corrí en la boca de Alicia.
Alicia después de irse a limpiar al baño volvió y se puso de rodillas en la cama, empezó a chupar la polla de Juan, me miró y dijo que necesitaba ayuda. Sin pensarlo dos veces empezamos los dos a comerla entera, intercambiamos lamidas y besos hasta que ella se sentó encima. Mientras la cabalgaba me puse a su lado para que me la pondría dura a mi también, cosa que no tardo en suceder. Cuando ya la tenía bien dura me puse detrás de Alicia y la metí por el culo, la verdad que entro sin problemas teniendo en cuenta que antes había estado la de Juan. Era la primera doble penetración de Alicia y lo estaba gozando, se notaba en los besos con pasión que se daban. Alicia no aguanto mucho y se corrió, paramos y Juan se levantó de la cama quedando Alicia tendida boca arriba, no me pude contener y empecé a lamer aquella mezcla de jugos que había en su vagina. Estando a cuatro patas pude notar como Juan se ponía detrás, empezó a besarme el culo, acariciármelo a la vez que me pajeaba. Sabia lo que iba a hacer y lo estaba deseando, saco el pug anal y lubrico bien mi culo, apoyo la punta de su polla e hizo presión, le costaba entrar, pero con mucha paciencia y delicadeza logró meter el capullo. Me dolía y notaba un calor intenso, se quedó parado unos instantes y echo más lubricante. Alicia no se quería perder mi primera vez, en casa me había metido consoladores pero ni se acercaban a la talla de ese miembro, no solo se dispuso a mirar si no que ayudo con sus manos abriendo mi culo. Poco a poco entro todo ese pedazo de carne y tengo que decir que me dolía, horrores, pero después de un tiempo de adaptación y más lubricante empecé a disfrutar y a gemir como una perra. Alicia se metió debajo y empezó a chupar mi polla, Juan de vez en cuando la sacaba y Alicia se encargaba de lubricarla, aguanto mucho más de lo que pensaba, la verdad que el tío estaba hecho un toro pero en cuanto me corrí pude notar como me llenaba de leche, que por cierto estaba muy caliente.
Quede tendido en la cama sin poderme mover un rato. Alicia se fue a la ducha y Juan con ella. Empezaron a enjabonarse el uno al otro, la verdad es que la imagen me gustaba mucho más que verles follar, era mucho más erótica, ver cómo se besaban con pasión mientras Alicia le ponía el miembro bien duro a Juan, luego este de espaldas le sobaba las tetas mientras metía su polla entre las piernas y todo ello llenos de jabón no tenía comparación. Al final sucedió de nuevo, Alicia no se podía reprimir, se puso de rodillas e inició una intensa mamada bajo el agua de lluvia mientras Juan la agarraba de la cabeza para hacer más fuerza. Hubo un detalle que me encantó, Alicia comenzó a jugar con el culo de Juan, lo acariciaba y poco a poco le fue metiendo un dedo, ahí si que me estaba poniendo a mil. Juan se giró y de espaldas a Alicia posó su pierna derecha en la repisa donde se dejan los jabones ofreciendo su culo, enseguida mi mujer comprendió lo que quería y empezó a hacerle un beso negro, me acerqué para verlo mejor y le di el lubricante. Alicia seguía trabajando el culo de Juan y yo me metí en la ducha, me puse debajo y empecé a mamarle la polla, desde luego lo estaba gozando. Cuando me levante Alicia empezó a chupármela pero sin dejar de trabajar el culo, yo estaba ansioso porque iba a ser la primera vez que me follara a un hombre. No me hice de rogar y me puse detrás de Juan, acerque mi polla a su culo y me sorprendió lo fácil que entró al principio, se notaba el trabajo bien hecho de Alicia, la cual se puso debajo y se la empezó a chupar a Juan. Un último empujón y ya la tenía adentro, comencé un mete saca solo interrumpido por las mamadas que me daba Alicia de vez en cuando. No aguante mucho y le devolví la jugada a Juan dejando mi leche dentro. Ahora si que ya no podía más y me salí de la ducha. Ellos no habían terminado y me deleitaron con un último polvo, Alicia tenía las manos puestas en la pared y Juan desde detrás se la metía de forma brutal, diría casi que violenta, increíble oír los gritos de placer de Alicia y ver sus pechos moverse al compás de las embestidas, el orgasmo no se hizo esperar y se corrieron los dos a la vez. Decidimos que por esta noche había sido suficiente, nos duchamos y dormimos los tres juntos en la cama.
A la mañana siguiente me desperté y comprobé que Alicia no estaba en la cama, me levante y vi desde las puertas correderas como abría al camarero que nos traía el desayuno, solo tenía la blusa puesta. El camarero era bastante más mayor que nosotros, diría que pasaba de los sesenta años y tenía bastante sobrepeso. Entro y dejo el carro en mitad del salón, Alicia cerró y se dirigió a su bolso a por algo de propina, se agachó enseñándole sus hermosos agujeros al camarero que no quitaba ojo, se levantó y se dirijo a él.
-Toma la propina por las molestias.
- No es molestia y puede guardar la propina, con lo que he visto tengo suficiente.
-¿Te ha gustado?
-Si, es usted muy guapa.
Alicia le cogió la mano al camarero y se la llevó al pecho, éste ni cortó ni perezoso no solo no quitó la mano si no que con la otra la agarro del culo. Mi mujer bajo sus manos y acaricio el paquete del camarero que estaba bastante abultado, bajo su bragueta, saco su polla que no era nada del otro mundo y empezó a hacerle una paja. El hombre no perdió la oportunidad y empezó a meter su mano izquierda en el coño de mi mujer mientras que con la otra seguía acariciando su culo. Cuatro sacudidas más y el camarero eyaculo en las piernas de Alicia, se subió la bragueta y se despidió con un “que tenga usted un buen día señora". Salí del dormitorio y me dirigí al carro del desayuno.
-Yo: Vaya ¿no sabía que te gustaban maduritos?.
-Alicia: Era por darle una alegría al hombre.
-Juan: ¡Vaya desayuno!. Por cierto ¿qué me he perdido?
-Yo: Alicia que se ha levantado generosa…
-Juan: Pues habrá que comprobarlo
Juan se sentó desnudo en el sofá y Alicia enseguida se puso de rodillas frente a el, después de un largo beso bajo mordiendo sus pezones y enseguida metió su cabeza entre las piernas de Juan, así estuvo un buen rato hasta que se sentó encima. La verdad que es una imagen muy bonita ver como van entrando 20cm poco a poco y como lo va disfrutando, ella era quien marcaba el ritmo pero Juan no se quedaba parado, con sus dedos iba abriéndose camino por el culo de Alicia. Decidí que era el momento de entrar en escena y me puse a comer el culo de mi mujer, con la ayuda del lubricante fui metiendo primero un dedo y luego dos, cuando observé que era suficiente se la metí y no hubo queja alguna, estaba claro que estaba más que acostumbrado ese agujero. Yo fui el primero en terminar, Alicia y Juan todavía estuvieron cinco minutos más. Cuando terminaron Alicia le dio un beso a Juan y se fue a la ducha. No quería irme sin meterme otra vez esa polla en la boca y se la chupe dejándola bien limpia.
Después de la pertinente ducha intentamos desayunar pero todo se había quedado frío. Al salir quisimos pagar la habitación pero Juan no nos dejó, por lo que nos conformamos con pagar el desayuno en un bar cercano. Nos despedimos de él y quedamos en mantener el contacto.