El Reto
Cuando estábamos solos fue que su calentura lo hizo retarme, diciéndome a que no te atreves...
Recuerdo que era día de que me visitara... para efectos prácticos le diremos el doctor, no era mi novio, ni mi médico... solo era con quien cogia muy rico y saliamos al cine de vez en cuando.
Me dijo, más tarde te veo y asumí que sería una visita como cualquier otra.
Llegó a casa y nos pasamos a la sala de mi casa, mis padres estaban en la segunda planta de la casa, viendo la televisión en su habitación y abajo ya no había nadie.
Empezó a contarme su día, las consultas que tuvo y la cirugía a la que entró era un gran apasionado de su profesión, así como de otras cosas...
Después de un rato de charla sin sentido, empezamos a besarnos, y sus besos eran garantía de que mi sangre empezara a irrigar más hacia mis labios vaginales generando un cosquilleo y una húmedad que ya sabía yo en qué pararía todo eso.
Tomó mi mano para llevarla a su creciente erección que cada vez se notaba más y más... porque hay que reconocerle que su pene era una cosa tan fabulosa, gorda y grande, que sabía provocar tantos orgasmos como recuerdo.
Después de estarnos besando de la boca al cuello y del cuello a las orejas y de regreso me dijo "siéntate" y suspiré tan profundo que él sabía que era justo lo que más deseaba. Todo en mi lo deseaba mis ganas, mi cuerpo, mi humedad... todo.
Pero dentro de todo mi deseo estaba en mi una vocesita que me decía "no seas tan puta... tus padres están arriba"... y a su petición le dije "no..." y me senté dejando mis manos y mi boca quietas.
Seguimos con charla... ya un poco más provocativa... insinuando y estimulando más la situación, hasta que nos volvimos a besar, pero en esta ocasión su mano llego a mi humeda y palpitante vulva, y sus dedos empezaron a hacer magia, generando aún más deseo, mas ganas, mas todo...
Y con sus dedos en mi clítoris me volvió a decir:
-déjame cogerte, anda
-mis padres están arriba
-¿te da miedo? o ¿no quieres?
-sabes que si quiero, pero ¿y si bajan?
-andale, tantito
-bueno... pero rápido
Me levanté y me bajé el pantalón y él ya la tenía de fuera... así grande y erecta como sabe tenerla, lista para solo entrar. Me puso delante de él dandole la espalda y me agachó... acto seguído, de un golpo me la dejóo ir, ya no hacía falta nada... me tenía tan caliente y mojada que mi vagina ya solo quería justo lo que hizo. Me detuve de la mesapara no irme de boca y entonces empezó... una y otra vez, me cogía con toda esa fuerza que tiene que era inevitable gemir... gemir en gritos ahogados de placer porque no podíamos hacer ruido, pero mis ganas de gritar eran tangibles, la forma en la que me penetraba era para enloquecer a cualquiera.
Cuando estuve a punto de ya no poder más me levanté y le dije Basta!
Nos volvimos a sentar jadeantes y sudorosos, calientes y excitados con deseos de más, y entonces me dijo:
- no me vas a dejar así, dejame cogerte hasta terminar
-no! siento que bajarán en cualquier momento
-sacame la leche, anda... pero ahora siéntate
-si quieres te la jalo
-no! siéntate!
Y la verdad es que no me pude resistir, yo también lo deseaba, también queria ver su leche salir y embarrarme los mecos en las nalgas. Accedí y volví a bajar el pantalón y esta vez, me senté dándole la espalda... y una vez que lo tuve en mis manos apuntando hacia la entrada de mi vagina... me fui sentando lentamente, hasta que entró por completo. Después de que la sentí hasta lo más hondo... empecé a moverme... arriba y abajo... lento muy lento y de repente me dejaba caer... y volvía a empezar cada vez más y más rápido mojándole la verga de todo mi deseo que se manifestaba en agua.
Hasta que me dijo... Para! ven... chupa.. que me voy a venir!
Me puse de rodillas y se la chupé hasta que se vino... completo... rico y caliente solo para mi.
Esta es una de tantas de mis cogidas con el médico.