El restaurante de la laguna

Te vi entrar, eras lo que siempre habia esperado, supe que eras tu esa persona especial.

Ahí estaba, sentada en la mesa con un café americano a lado mío y enfrente de mi la lap-top, me encontraba en aquel restaurante al que me encantaba ir después de el trabajo, es un lugar calido y tranquilo, iba ahí muy a menudo aparte de que la mesa que siempre escogía tenia una vista magnifica hacia la laguna, donde por momentos me ponía a divagar con mis pensamientos soñando en esa chica de mis sueños, con la que quiero compartir mi vida y al mismo tiempo veía tan pero tan lejos.

Me imaginaba llegar de el trabajo y que me pudiera recibir con una rica sena en esa mesa donde siempre habría un pequeño arreglo florar en el centro, el cual yo le regalaría, hasta que el mesero me interrumpió

-Señorita Dulce-

-Dime Gustavo-

-El señor de aquella mesa me ha dicho que si usted gusta el puede pagar el café que esta tomando y le manda este recado-

-Gracias, aunque le puedes decir que no es necesario que lo haga, pero que aun así agradezco su interés-

El mesero se retiro directamente a la mesa de el señor que se encontraba a poca distancia de mi, cuando Gustavo termino de decirle lo que yo le había dicho el señor volteo a verme y le sonreí en forma de agradecimiento, doble y guarde en mi bolsa el recado que me había mandando sin siquiera abrirlo, estaba a punto de pedir la cuenta cuando te vi., eras tu, la chica que siempre había soñado y fantaseado en ese lugar, cabello largo color negro a la altura de su cintura, esa cara que irradia felicidad, esos hermosos ojos color café que tienen ese brillo tan especial y los cuales podía ver todo el día sin cansarme, su piel blanca y esa sonrisa que me dejo cautivada.

Entro junto con una pareja, un señor corpulento y una señora que a pesar de ser mayor era casi igual de bella que ella, para mi buena o mala suerte llegaron y se sentaron con el señor que me había mandado la nota con Gustavo, fue un sentimiento tan traumante que no sabría como describirlo, impotencia con enojo seria lo mas parecido.

Recordé la nota que me había mandado, la tome rápidamente de la bolsa y la saque, decía:

-"mis ojos ocas veces pueden ver tanta belleza junta, te dejo mi teléfono atte. Iván Basaldua"-

Moría de ganas por marcarle, pero sabia muy en el fondo que no era la mejor idea para acercarme a ella, se mal interpretaría todo y no quería eso, necesitaba calmar mis nervios y pensar con la cabeza fría así que decidí ir al baño solamente a retocarme el maquillaje, tome mi bolsa y fui al sanitario, mientras me tranquilizaba y retocaba mis labios entro ella, no sabia que hacer y volvía a sentirme tan nerviosa como aquella niña a la que por primera vez se enfrenta a esa persona que con solo mirar le tiemblan las rodillas, tome una gran bocanada de aire, la busque con la mirada y le sonreí, pensé lo mas rápido para encontrar un buen pretexto para entablar conversación aunque fuera lo mas sencilla posible, mi mente estaba atrofiada, no podía pensar claramente con ella a mi lado, lo único que deseaba era poder abrazarla y decirle que tenia demasiado tiempo esperándola, sabia que era ella, así la había imaginado con todos esos valores y educación que siempre había esperado en tantas personas y que nunca encontré

Mi mente después de recordar los valores que yo esperaba y que sabia que ella tenia como pretexto y para poder confirmarlo tome mis llaves, quite la llave del auto y la del departamento y solo deje la de los cajones de la oficina sabiendo que Sonia, la señora de la limpieza guardaba unas por cualquier emergencia, las saque de mi bolso y las deje a lado del lavamanos junto con el llavero de peluche que me había regalado mi sobrina, guarde mis cosas y salí del baño.

A pocos segundos de mi salida, escuche su voz, esa voz que acomplejaba el cuadro perfectamente, era tierna, con un toque de dulzura angelical

-Disculpa, dejaste tus llaves a lado del lavamanos-

Era ahora o nunca, así que decidí hacerle la platica aunque no sabia si mi voz sonaría igual por los nervios que me producía el tenerla cerca y haberla escuchado.

-OH! Muchas gracias me has salvado la vida, como puedo agradecerte, te invito un café para agradecerte-

-Disculpa, pero solo vine aquí por mi tío que acaba de llegar de Los Ángeles, vine con mis padres y solamente fue para poder recordar como era, tenia mucho tiempo que no lo veía-

-ah! OK disculpa mi mala educación, mi nombre es Dulce, Dulce Montaño y el tuyo? Al menos me gustaría saber como se llama la persona que hizo que no me volviera loca buscando las llaves- (si lo se, mentira, pero no podía hacer otra cosa para saber su nombre)

  • Mi nombre es Fernanda, mucho gusto, al menos el conocernos sirvió para que al menos no te diera un ataque al no encontrarlas, no te imagino con otra cara-

-Siempre lo he dicho, el físico solo es el estuche de cómo eres por dentro y que bueno que no me imagines con otra cara, por que por desgracia no la puedo cambiar, trabajo en una agencia de viajes, te dejo mi numero por si algún día tu tío decide regresar a Los Ángeles, ten por seguro que serán los mejore precios que vas a encontrar-

  • Muchísimas Gracias, me tengo que ir, me he tardado mucho aquí y no quiero que mis padres se preocupen por mi, te llamare, te lo prometo-

-Hasta luego, espero tu llamada, cuídate-

Y se fue caminando hacia su mesa con esa sonrisa que me dejo con la boca abierta y con el corazón a mil por hora, me asegure de guardar nuevamente las llaves en mi bolsa y camine hacia mi mesa cuando vi a Gustavo cuidando mi laptop.

-me traes la cuenta por favor-

-claro que si señorita con mucho gusto-

Tome mi saco, guarde la laptop y espere a que Gustavo me trajera la cuenta, saque de mi billetera la propina y se la deje en la mesa, el chico se la había ganado muy bien por al menos hacer que le sonriera al tío de Fernanda, cuando llego el chico, metí el dinero a la carpeta donde se encontraba el ticket y tome mis cosas para ir en camino a mi casa después de ese magnifico día.

Después de 2 semanas de nerviosismo y sin perder detalle de mi celular, empezó a sonar cuando yo me encontraba en una junta de los planes de viaje redondo con la empresa y el desayuno europeo que se les ofrecía a los pasajeros cuando estaba en primera clase, pedí disculpas y salí de la sala de juntas lo tome y en el display aparecía un numero desconocido.

-Buenas tardes, Dulce Montaño, puedo servirle de algo?-

-Hola Dulce, soy yo, Fernanda me recuerdas?-

Como no recordarla si no dejaba de pensar en ella

-Claro que si señorita, como te encuentras?-

-Bien gracias pero me gustaría que dejaras de tratarme como un cliente y me hablaras con mas confianza-

-que bueno, me agrada que te encuentres bien, por fin tu tío regresa a Los Anéjeles?-

-no, de hecho me dijo que quería quedarse un tiempo por jaca ara recordar lo que es estar en Tierra Azteca-

Pues a ver si no le gusta mas y termina quedándose aquí-

-si verdad, fue lo que le dije, pero me dijo que necesitaba regresar para acabar unos asuntos pendientes que había dejado haya, pero dejemos a mi tío, como estas?-

-pues con trabajo, aunque todavía me queda tiempo para ir al restaurante y poder disfrutar de la vista de la laguna-

-Desde la mesa en donde estabas se veía la laguna? Dicen que de noche tiene una vista magnifica-

-si, de hecho es un paisaje muy bonito por la iluminación que le pusieron, de repente el mismo paisaje hace que empieces a soñar, que te parece si te invito mañana por la noche a cenar, como eso de las 8:00pm para que puedas ver que no te miento con lo agradable que es ver la laguna de noche-

-OK, me parece perfecto, nos vemos mañana a las 8:00 en la mesa donde te encontrabas la otra vez-

-claro, ahí se come muy bien y mucho mas con una acompañante como tu, te veo mañana a esa hora, cuídate y suerte en tu día-

-gracias Dulce, igualmente, besos-

Esperaba con demasiadas ansias que llegara ese día, a la mañana siguiente termine mis pendientes temprano para poder retirarme y tener tiempo para arreglarme, aunque por mas que veía el reloj el tiempo pasaba muy lento, decidí ir al súper a comprar mis víveres y aprovechando perdería un poco de tiempo para solo llegar a mi casa y arreglarme, al llegar al súper fui directamente al departamento de lácteos y compre yogurt, leche y gelatinas, es lo único que necesitaba para desayunar.

Regrese a mi casa con suficiente tierno ara darme un baño en la tina y poder relajarme antes de verla, empecé a llenar la tina con agua templada, me empecé a desnudar y después de echarle el jabón liquido me metí, el agua estaba deliciosa, de no ser por que todavía tenia los nervios de llegar puntual al restaurante me hubiera quedado dormida ahí, termine mi baño y salí a mi recamara, ahora el problema era que ponerme ara no verme tan formal pero tampoco tan informal, así que decidí usar un pantalón de vestir negro con una blusa azul de botones, zapatos azules y con mi saco negro, termine de vestirme y empecé por el maquillaje, no quería exagerar mucho así que solo delinee mis ojos y me maquille la boca, eran casi las 7:30, solo me dispuse a ponerme perfume y salí del departamento.

Al llegar al restaurante todavía era temprano, le pedí a la hostess la misma mesa y me llevo hasta ahí, no sabia que hacer mientras la esperaba, me puse a revisar los pendientes para el lunes y me di cuenta que no tenia muchos así que tenia un fin de semana tranquilo, como si me hubieran hablado levante la vista y la vi en la entrada del restaurante caminando con la hostess para que llegara a la mesa donde yo estaba sentada. Nos saludamos con un beso en la mejilla, que a mi me pareció que había durado siglos por el simple hecho de poder rozar su piel, tomo asiento en frente mío y empezamos a platicar.

-Eres muy puntual Fernanda-

-No quería hacer esperar a una chica tan bella como tu-

El color se me vino a la cara y por pena y alegría agache la cabeza y nos quedamos en silencio por un momento