El restaurante de la laguna (8)
por situaciones de la vida éste relato iba a quedar inconcluso, varias personas han pedido que no sea así, gracias por su apoyo
Saúl no sabía que reacción tomar, la sangre le hervía de tal forma que sentía su corazón salirse del pecho y como su rostro iba cambiando de expresión, intento calmarse por más que pretendía controlar su respiración y hacer alguna táctica de relajación (que por cierto le funcionaba muy bien en el ámbito de trabajo) no podía ¿era el momento de despertar a Alicia de la forma más brutal que conocía?
Escuchar los gemidos de su acompañante, los mismos que él no ocasionaba, aquellos que había escuchado hace demasiado tiempo y de los que ahora solo recordaba vagamente hicieron que sin pensar se levantara de la cama aventando las cobijas que lo cubrían.
Por buena o mala suerte Alicia no despertó, parece ser que el sueño húmedo que había tenido su aun esposa estaba por terminar, el movimiento de cadera era menos pronunciado y el ruido que provocaba el placer era cada vez más bajo acompañado con una respiración agitada y pequeñas gotas de sudor que empezaban a aparecer por su frente.
Saúl no soporto tener en su mente esa imagen, fue error suyo el imaginar que la chica que lo acompañaba en esa cama iba a despertar al sentir algún movimiento brusco. De sus ojos salían lagrimas, probablemente no de dolor, sino de desesperación e impotencia tal vez él haya tenido la culpa de que su matrimonio se acabara, que se enfriara cada vez más, jamás entendió que el amor no se basa en mantener los gustos de la pareja, sino en continuar enamorándola día a día.
Tomo como pudo la ropa que había dejado hace un par de horas sobre el sillón que se encontraba a lado de la puerta del dormitorio y sin recordar que tenía una inquilina en casa salió simplemente en ropa interior, fue hacia el mini bar y tomo un trago de whisky, aunque por sus sentimientos encontrados derramo la mayoría en la alfombra y la mesa de centro, desesperado por no hacer las cosas bien se vistió rápidamente, tomo las tarjetas de crédito y el poco dinero en efectivo que tenia sobre de él y azotando la puerta salió del departamento.
-"¡Demonios! ¡¿Por que cuando uno tiene un sueño lindo siempre existe algo que te despierta?!, ¿Fue en verdad un ruido o también se encontraba en tu sueño Fernanda?"- caminé hacia la puerta, tome la pequeña bata que se encontraba en el perchero y salí hacia el pasillo que unía las recamaras a la estancia había un olor en el ambiente, quizás alcohol mezclado con el sereno.
Recordé que Saúl se encontraba en la habitación con Alicia, si algo se encontraba mal el sería el primero en salir para revisar que todo estuviera bien, ¿no? Aunque, si eso hubiera sido no entiendo la razón del porque se encuentra la puerta de su recamara de par en par. Me acerque despacio y di unos pequeños golpes a la puerta para no quitar la poca intimidad que dejaba la puerta así.
Para mi sorpresa me encontré a Alicia sentada en los pies de la cama, con las manos en la cabeza, como intentando recordar o analizar algo que había sucedido, me aproxime a ella y la distraje de sus pensamientos con la primer pregunta que salió de mi boca.
- Ali, ¿Estás bien?
- Ah? Ah si, solo recordaba un sueño, parecía demasiado real y cuando todo estaba acabando me despertó el ruido de la puerta.
- O sea que ¿tú también lo escuchaste e hizo que tu sueño se esfumara?
- Si, no recuerdo muy bien el sueño, desperté y Saúl ya no estaba, supongo que fue él quien salió, el trabajo lo trae loco aunque no recuerdo que haya sonado el teléfono o su móvil.
- Puede ser, o el sueño por tu parte es muy pesado y aunque el tren pase a tu lado ni te enteras. Por cierto, ¿ayer antes de que vinieran a su recamara tomaron alcohol?
- Jaja! Gracias por el apoyo mujercita!... mmm ¿ayer?... no, solo en la cena con Dulce, ¿por qué?
- Porque hace rato que salí me llego el olor a espera aquí y voy a revisar
- ¡¿Como que "espera aquí"?!... ¡vamos las dos!
Empiezo a comprender por qué Dulce le tiene tanto aprecio a esta mujer, empieza a ganarse mi cariño y eso que no ha pasado más de una semana que la he tratado. Caminamos lentamente hacia el recibidor y vimos la botella de whisky destapada sobre el mini bar y un vaso sobre la mesa de centro, ¿así era Saúl?... o sea se va a alguna cosa del trabajo y ¿para despertar necesita tomarse un vaso de alcohol?.
El clima era frio, mi piel se erizo al estar fuera de las recamaras, ahora entendía por qué ese departamento no tenía ese "calor de hogar" que hace falta en las casas, no me hacían falta más pruebas que el simple hecho de ver cómo era la relación entre Alicia y Saúl y mucho mas con el secreto que ella me había confesado.
Después de limpiar un poco el alcohol derramado tome por instinto a Ali de la mano, el frio me llegaba a los huesos o tal vez no era tanto el frio, si no el pánico que me daba cuando llegaba ese peculiar aroma a mi nariz, recordando las noches pasadas en la que hace unas semanas seguía siendo mi casa, el ver a Andrés tomando y perdiendo el sentido no era uno de los recuerdos más agradables que tenía en mi memoria.
Puedo asegurar que mis facciones cambiaron y sobre todo la mirada, presione la mano de Alicia y ella volteo por instinto.
- ¡Hey! Fernanda ¿estás bien?
- Son sólo recuerdos que no pueden irse de mi memoria
- Nena, no se cuales sean, de hecho ni la menor idea tengo pero aquí todo está bien, ¿ok?
- Si, lo sé, pero las imágenes no dejan de atormentarme cada que ese olor llega a mí.
- Mmm ¿quieres que duerma contigo?
- ¿Podrías hacerlo?... no quiero despertar dentro de tres horas por que de nuevo Andrés se cuela en mis sueños.
- Anda, ven vamos a tu recamara.
Se emparejo a mí y me tomo por la cintura, abrimos la puerta de mi dormitorio, nos quitamos las batas que cubrían muy poco nuestros cuerpos me acosté de el lado izquierdo mientras ella apagaba las luces, sentí como dejaba caer su peso sobre el colchón y a los pocos minutos como uno de sus brazos me rodeaba por la cintura.
Mientras Alicia y Fernanda dormían plácidamente en aquel departamento, Saúl caminaba sin rumbo fijo en la obscura calle, había llevado el auto pero no le apetecía manejar, aun apreciaba su vida aunque en estos momentos no fuese la que él había soñado, no quería que el lapsus que ahora dominaba su mente y sentidos también fuese culpable de algún accidente.
La colonia sobre la que se escuchaban sus pasos era una de esas en las que la vida nocturna es larga, pasaba frente a bares, table dance, algunos mens club y uno que otro bar de ambiente, no le daban repulsión ese tipo de personas, "pueden hacer de su vida un papalote, mientras conmigo no se metan que hagan lo que quieran" una de sus típicas frases al referirse a esa sociedad.
Sin escoger ningún lugar en especial entro al lugar donde tenían estacionamiento privado y seguridad las 24 horas, según lo que decía la manta que se encontraba en la fachada del mismo. Fue por el automóvil y al momento de llegar de nuevo le entrego las llaves al chico que atendía mientras él le daba el boleto salió de el auto y fue directo a la barra del bar.
Pidió otro whisky, quizás era lo mejor para empezar esa noche en la que deseaba hundirse en el alcohol, los minutos pasaron rápido, se escuchaba la música, platicas y risas de las personas que se encontraban ahí con compañía y como casi siempre él se encontraba solo. No hacía falta que buscara algún rostro conocido, después de estar por un largo tiempo fuera sabia, aunque le doliera reconocerlo.
Y ¿que perdía? había ido ahí para olvidar lo que había presenciado esa noche, ¿no? quizás alguna platica casual haría que su mente se despejara, quería retomar la vieja costumbre de hablar con el bar tender pero al momento de que iba a salir su voz, el señor que se encontraba a su lado izquierdo en la misma barra pidió la botella de whisky.
"otra noche más en este lugar! Creo que empiezo a tomarte cariño!" la voz de el hombre era aguardientosa, parecía tener tiempo viniendo a este lugar por lo que había dicho en esa frase que lo dejo sorprendido, dejo al bar tender haciendo su trabajo y volteo a ver directamente a la persona que lo acompañaba en la barra.
- Con que llevas mucho viniendo aquí, por lo que escuche no quiero ser entrometido.
- Si, ya algún tiempo, no demasiado como para ser intimo de toda la ciudad pero si el necesario para saber en qué parte me encuentro ahora bebiendo y tener más de 3 rutas para regresar a casa.
"puede ser que el platicar con el haga que se me olvide o al menos pase un mejor rato que el de hace unas horas" pensó Saúl en silencio intentando seguirle la plática al hombre.
- si, entiendo lo que es conocer los lugares como este, en mi vida han pasado demasiadas cosas que me han hecho ser un muy buen amigo del alcohol aunque, pensándolo bien, quizás lo único que haga falta es que un rayo me parta.
- ¡oh! Y eso ¿porque lo dices amigo? Eres joven, puedes tener lo que quieras, la vida a ti si te puede sonreír, a un viejo como yo ya con los terrenos que quería conquistados no le sonríe tanto y lo único que queda es esperar a que la muerte llegue.
- la muerte ¡es lo que quisiera ahora!
A pesar de tener poco tiendo con el hombre del cual ni su nombre sabia había hecho que los sentimientos que le oprimían en pecho se despejaran lentamente, sin saber cómo su mirada fue a dar hacia la puerta principal, a lo lejos se veían 4 personas, 2 hombres y 2 mujeres riendo plácidamente, recordó como era cuando Alicia y él salían por las noches a disfrutar su juventud. Los recuerdos lo llevaron lejos y pequeñas lagrimas empezaban a salir de su rostro maldiciendo una y mil veces a Dulce.
Sin esperarlo se dio cuenta que los 4 chicos a los que les había regalado una mirada eran 2 parejas, no dos parejas "normales" como él lo llamaría, una pareja de lesbianas y otra de gays, el estomago le dio un vuelco, con su mano izquierda tomo la copa que se encontraba a la mitad de la barra y la tomo de un trago haciendo que su garganta resintiera el sabor del whisky.
- ¡¡COMO PUEDE SER POSIBLE QUE NO ME DEJEN EN PAZ NI UN MALDITO SEGUNDO!!
- ¿?¿?
- ¡¡Maldita sociedad liberal! ¡Que no entienden que ese tipo de personas deberían tener restringido el paso a algunos lugares donde LA GENTE DECENTE decide pasar algún tiempo y esperando que la vida o el lugar sea AGRADABLE no un lugar de afeminados y machorras!
- ¡Ah! Ya amigo, yo pase por lo que tú, lo entiendo, son fenómenos de la naturaleza pero ¿Qué puedes hacer al respecto de eso?, les gustan sus vidas anormales.
Saúl había soltado todo lo que tenía en su interior, ahora en único deseo que lo dejaba ciego era el encontrarse con Dulce, no quería imaginar las porquerías que le había hecho a su esposa, en su cama, las dos compartiendo la suciedad en la que se envolvían, sacudió su cabeza y se sirvió de nuevo mas alcohol.
El tiempo pasaba rápido, pero el cerebro de Saúl se empezaba a ahogar entre tanto alcohol que ya llevaba consumido, de reojo pudo ver la mirada de aquel hombre mayor, era una mirada extraña, no podría definir bien lo que le quería decir junto con una media sonrisa, "mientras no sea otro afeminado, todo está bien" pensó.
- Entonces ¿también odias a esa tan detestada comunidad?
- Antes me eran indiferentes, podían hacer cualquier cosa con su vida mientras no se metieran conmigo, desde esta noche les he declarado la guerra, no puedo creer que sean tan sínicos como para destruir una familia. ¡Mi Familia!
- Y mira que si la destruyen. Imagina, mi sobrina decidió irse con una mujer solo por que según ella la "amaba" y no se quedo con su familia y mucho menos conmigo que intentaba hacerla entrar en razón para que le gustaran los hombres, como debe de ser, una persona no desviada y siendo tan normal como los demás.
- Debe de ser feo eso, ¿no? Puede ser que no se compare con lo que hoy pase pero, del mismo modo sigue siendo culpa de las mismas "personas" si es que se les puede llamar así.
- Tu odio está fresco, deja que pase y después veras que las cosas son más simples de lo que crees. Aunque, aun me gustaría encontrar a Fernanda, ¡necesita ser una chica de bien!
- ¿Fernanda? ese nombre es común, mi esp la mujer con la que vivía tiene a una amiga viviendo con nosotros con ese mismo nombre, sólo espero que no sea lesbiana.
- Espero, sé lo que hace un odio como el tuyo en el interior y no te lo deseo muchacho.
- Es que ¡¡Ahhh!! No puedo creer como Dulce pudo hacerme eso. Ok, entiendo que yo solo he sido el esposo de su mejor amiga pero ¡¡meterse con ella!! ¿¿¡¡Donde quedo su respeto!!??
- Dulce Dulce Montaño?
- Si, ella.
- ¡¡ ESA PERRA MALDITA!! Ella fue quien se llevo a Fernanda, mi sobrina Por cierto, mi nombre es Andrés, servidor y desde este momento amigo.
Sé que es poco lo que se publica a comparación de lo que en los relatos anteriores se han enviado.
Aclarando un poco más lo que la decisión de dejar inconclusa esta serie de relatos se basa simplemente en la vida.
Las pequeñas desilusiones de esta vida muchas veces orillan a que nosotros mismos demos por cerrado diferentes capítulos de la misma sin pararse a pensar un momento en la razón que nos lleva a vivirlos. Los sentimientos llegan a ser anestesiados por el dolor que sin saber y de cierta forma nosotros causamos, pero así es la vida y hay que tomarla como viene sin quedarte tanto tiempo en el subsuelo.
Agradezco su apoyo, el interés mostrado gracias a mails o en el MSN para que esto llegue a su fin haciendo que sean ustedes mismos quienes me impulsen a seguir sin determe a contemplar a las personas que de una forma diferente llegan a menospreciar el poco o mucho trabajo aquí demostrado.
Me encantaría poner cada uno de los nombres que se han vuelto participes de este pequeño desahogo, pero mi memoria no es la mejor y no quiero que al menos uno se me vaya así que solo me queda decirles ¡Gracias!
Esto es un poco de lo que llevo escrito, estas letras llevan el temor que de cierta manera me da al pensar que puedo defraudarlos de alguna manera.
Me encuentro a sus órdenes en el correo que se muestra en esta página y/o en el perfil de "Delicioso Triunfo"
Y terminado mi "pie de página-carta".
Sólo ustedes deciden si esto llega a tener continuación =)