El repartidor de amazon y Tamara

Soy un repartidos de Amazon que un día fui al barrio de Usera y me apareció la clienta en pelotas, claro está follamos. Su marido no sabe nada pero ya tenemos hasta vídeos en internet.

Me presento lo primero de todo. Soy un chico de 24 años, he estudiado periodismo pero como es tan difícil entrar en alguna cadena de radio, que es lo que me gusta, decidí hace tres meses entrar a trabajar en Amazon como transportista.

Mido 1,80 cms. Soy moreno de ojos negros, mis amigas dicen que soy atractivo, mis manos son fuertes y dicen que tengo cuerpo de nadador.

Pero lo que mas debe interesaros es lo que me pasó el tercer día de trabajo, cuando llevaba una caja a la zona sur, cerca del metro Usera.

He de reconocer que me costó bastante encontrar el número, que voy a obviar por si os da por buscar, jajaja. Sí puedo deciros que está dentro de una plaza.

Aún había restos de nieve y los escalones que había que subir estaban congelados. Casi me la meto, pero bueno, menos mal que no me caí. El caso es que llegué al portal y llamé, era un bajo. No tenía pinta de ser un trabajo complicado. El pedido era pequeño. No soy muy de querer averiguar qué entrego, pero este me llamó la atención.

Tenía aspecto de ser un articulo de la limpieza, como los limpia cristales, Era rectangular. Volví a a llamar, esta vez sí me respondió una voz, tenía acento de fuera de Madrid. Pensé si era andaluza o de Extremadura. Una voz grave que escondía bondad. Una mezcla bonita.

Me abrió, entré, caminé unos cinco metros, el portal era alargado hasta llegar a unas escaleras a la derecha, pero mi objetivo debía de ser una de las dos puertas que. Había al comienzo. Una a la izquierda otra a la derecha.

En la izquierda una anciana estaba dejando una bolsa de basura en la puerta, me estudió fríamente, luego cerró con temor. Un ruido en la mirilla me dejó claro que estaba espiando.

Llamé al de la derecha.

-¡Un momento, ya voy! -Se escuchó tras la puerta acompañado de un ladrido. Que poco me gusta llegar a una casa donde hay perros, os lo puedo asegurar.

La puerta se abrió de par en par y ante mí, y para mi sorpresa una mujer de unos treinta años, de pelo rizado, labios algo gruesos y sonrisa perfecta, con unos hoyuelos en las mejillas.

Estaba en pelotas…, en serio, ¡me abrió en pelotas! Unos pechos grandes con unos pezones oscuros y pequeños, un vientre firme y las partes cubiertas de un pelo rizado castaños y rizado insisto como su pelo. Tenía unos rizos perfectos, y el pelo le caía levemente por los hombros.

Mi primer gesto fue mirar a l a vecina que seguro observaba rabiosa tras la mirilla. Luego la volví a mirar. A su lado u perro negro de agua, de eso que parecen que llevan rastas me olisqueó. Me tranquilizó ver que era manso o mansa, vete a saber, hoy ya sé que es perra. (Si pasáis por allí me veréis sacarla de vez en cuando).

-¿Tamara….?

-Sí soy yo.

-Le traigo un paquete.

-Ah, sí pensaba que tardaría un poco mas. -me dijo como si nada mientras seguía mostrando aquel bonito cuerpo sin pudor alguno. -Pasa que tendrás frío.

Joder si tenía frío, y mas al verla completamente desnuda en la puerta, pero esta chica no sabía que estábamos dejando atrás a Filomena y Madrid estaba helado. Para mí que el calentón que llevaba dentro la tenía ardiendo. Intenté pensar rápidamente que la tenía tan cachonda. Parecía que vivía sola, pero toda esa idea se esfumó cuando vi en la pared de la derecha varias fotos de ella con un chico en distintos lugares. Parecía más mayor que él. De aspecto pueblerino, mucho mas feo sin duda que ella. No le di importancia y me quedé como una columna quieto.

-¿Tengo que firmarte algo?

-Ah, sí, sí. -Respondí despertando de mi letargo. Un segundo que active el programa. Saqué el móvil del bolsillo dejando ver que estaba empalmado, aquello me sonrojó, la miré deseando que no se hubiera percatado, pero al levantar la cabeza ella observaba mi bulto sonriendo.

Rápidamente le ofrecí el teleéfono, entonces con esa sonrisa tan inocente y perversa me rozó la mano, toda la sangre de mi cuerpo se fue a mi miembro que creció como nunca. Temí que se rompiera el pantalón.

Ella firmó, se giró y dejó el paquete en el suelo mostrándome su vulva. Algunos pelos rizados sobre salían a ambos lados. Era gruesa y rugosa, con los labios saliendo al exterior dejando ver la oscuridad de un pequeño agujero. Aluciné.

-Eres muy bonita. -Soltó mi piloto automático.

-¿Ah sí? -Respondió mientras sacaba un poco mas el trasero hacia fuera, sin intención alguna de cambiar de postura. -Que rico eres, dijo, y esta vez, sí lo supe, era andaluza, de Malaga.

-¿Eres andaluza?

-¿Tanto se nota? -Rió con una gracia libre, sin freno.

Le acaricié su culo, que tengo que reconocer tenía alguna que otra estría, no estaba gordo, ni mucho menos pero era grande, aun así seguía siendo una dulzura de mujer.

Ella al sentir el roce gimió pero no se resistió, con lo que tomé aquello como una invitación a seguir. Llevé mis dedos temblorosos al interior donde me esperaba una cueva húmeda. Estaba más que cachonda. Acaricié aquel conejo como un animal en celo pero a la vez consciente de que cualquier error podría hacerme despertar de un sueño.

-Me gusta tu nombre… Tamara, es potente, es puro sexo.

Ella se giró, me cogió la barbilla y empezó a besarme con fuerza mientras me quitaba el pantalón. Mi miembro poderoso y cada vez mas grande quedó tieso en el espacio, ella lo acarició, me miró a los ojos, se relamió, luego se agachó y chupó con suavidad, como una niña acariciando un chupachus. Al poco se la metió hasta el fondo varias veces. Yo le agarré la cabeza apretándola hasta mi pelvis y la tuve así un rato aunque ella intentaba resistirse, inutilmente, ella mide 1,67 mas o menos yo os recuerdo 1,80 y algo,  cuando la solté pude ver como caían de sus labios unos chorros de saliva. Reí, rió. Se tumbó en el sofá que tenía frente a un gran televisor y se abrió de piernas. Yo la penetré con fuerza.

Sus gemidos se mezclaban como los sonidos de los pájaros del patio que teníamos a la izquierda. Empujé como pude, ella luego se puso encima mío y cabalgó como si hiciera años que no follaba. Estaba empeñada en robarme todo mi energía. Humeda, me estaba inundando con su celo y sus orgasmos infinitos y esas manera de gemir rota y pervertida. Y como no en andaluz.

Os confieso que nunca ma paré a pensar como gime una andaluza, o una catalana o una rusa, pero hostias, aquello me excitaba muchísimo. Su pelvis peluda y húmeda, con esos labios carnosos aceptando a mi miembro como si se tratara de un regalo inigualable, lo reconozco es algo que deberíais probar. Aunque este es otro tema que ya hablaremos en privado si es que te gustan nuestros vídeos.

Tras media hora de entrar y salir, de sentir su vagina fuerte acariciar mi miembro, se puso en pie y se dirigió a la puerta que daba al patio exterior. Allí recuerdo que había una bicicleta, un limonero y una serie desplantas al fondo, una manguera recogida en la parte de la derecha,  dos amacas que rodeaban a una mesa de mimbre y alrededor unos edificios altos y grises de los que colgaban tendederos unos,  y otros flores, y yo que sé, por que pensar que íbamos a follar ahí, a la vista de todos, me puso mas cachondo.

Fumios bajo el limonero y ahí  como si nada, se puso a cuatro patas mostrándome su ano maravillo y limpio como la vagina de una virgen.

-Mátemela por el culo. -Me susurró.

Yo no dudé un instante. Esa sensación de atravesar un ano es de las cosas más maravillosas que un hombre puede probar en vida. Sentir como el ano se resiste, y como cuando entras, algo se rompe y el cuerpo de ella se extrémemce es alucinante. Después la oí gemir de dolor. Era mía, la estaba poseyendo literalmente.

Entré hasta el fondo y esperé su respuesta, ella empujó mas aún hacia mí y yo le seguí el juego, al principio el prepucio parecía que iba a arrancarse, sentí dolor pero la idea de que le estaba doliendo más a ella me gustaba.

Así que aceleré y empujé duramente.

Toda mi rabia, mi frustración como periodista se esfumó en aquel reventar. Sentía como le estaba arrebatando su energía con cada embestida. Como le debilitaban las piernas y su cabeza antes erguida empezaba a rozar el suelo. La estaba venciendo.

Recuerdo que alcé los ojos y vi a una niña que nos observaba contrariada desde una terraza donde jugaba, luego a una mujer de la limpieza que meneaba la cabeza disgustada mientras quitaba el polvo de unas tejas.

Me sentía un actor porno y mas cuando vi a dos adolescente grabarnos con sus móviles. Entonces la saqué y la metí, la volví a sacar y la metí m mientras les saludaba a los chavales con el signo de victoria, seguidamente le hice el gesto de los cuernos y los coloqué sobre la cabeza de Tamara que se retorcía mientras se tocaba su húmeda vagina.

No pude mas, saqué mi polla y me corrí en su cara, eso sí, antes me aseguré de colocarla de tal modo que los chicos pudieran verla de frente. Ella ni se enteró, parecía ida.

La llené de leche toda el rostro. Recuerdo como esperaba mi corrida y cuando esta se produjo se llevó un gran susto y algunas gotas cayeron de lleno sus grandes ojos. Asqueada se retorció intentando quitárselo de encima.Le goteaba la punta de la nariz y en la barbilla, un ojos esta inundado de leche blanca y espesa, algo mas en los pechos y yo mientras sonreía y respiraba agitadamente.

-¡Joder que trabajo más guapo tengo! Que follada, esto merece la pena.

Días más tarde busqué en las redes y en una pagina porno vi nuestro video. Tenemos 12 millones de visitas. Y diez videos mas. (Estos sí ya los hemos grabado nosotros por que viendo el éxito no podíamos dejar escapar la oportunidad de mostrarnos haciendo sexo. Hemos grabado en el pantano de san Juan, en la pedriza, en el metro, en un bar de Malasaña, en varios hoteles y como no en Usera).

Es decir que mientras su marido, como me contó ella, se ausenta de España a trabajar, yo me la follo y hacemos pelis pornos. Nos estamos forrando. No puedo parar de pensar la suerte que he tenido y lo cornudo que es el tipo ese con cara de garrulo que sonríe en el salón mientras me corro en la cara de su mujer.

Tamara y Andres, ahora si nos buscas te confesaré que tenemos otro nombre pero muchos vídeos grabados y subidos.

Ah, por cierto, el pedido que llevaba era un consolador. Si este relato triunfa os contaré que hemos hecho en estos seis meses con él.

Gracias por viajar con nosotros, y confío en que te hayamos excitado lo suficiente como para que nos pidas mas relatos o vídeos.