El repartidor

Un relato sobre cómo el repartidor de comida me dio una maravillosa noche de placer.

Hace unos meses quedé con mi ex novio, en ese entonces novio, para vernos por la noche, él ya casi no me prestaba atención y usualmente me salía con excusas para vernos, pero ese día accedió a verme en mi casa. Estaba realmente emocionada, había comprado lencería, un conjunto negro con encaje, unas medias negras transparentes, me había puesto encima un vestido negro corto escotado, esa noche estaríamos juntos y quizá el amor en el reviviera.

Ordene la comida, eran ya las nueve y mi novio no llegaba y la comida tampoco, estuve esperando un buen rato, para que luego me escribiera que no podía llegar por que sus amigos lo invitaron a jugar fútbol. Estaba enojada, no pensaba en nada, más en que tenía un idiota por novio. El timbre sonó, se trataba del repartidor, salí con el dinero y tomé la comida, la deje en la sala, el repartidor se me quedó viendo, sobre todo a mis pechos de una forma nada obvia. Lo vi algo molesta y este se sonrojo.

—Mil disculpas señorita, no era mi intención...

—¿Quieres tocarlas?—dije sin pensarlo.

No sabía de dónde había salido eso, sentía mi cuerpo hormiguear, pero es que hace mucho que alguien no me veía de esa manera, él se quedó atónito.

—Si ya no tienes nada que hacer... podrías jugar un rato conmigo—mencione poniendo nervioso al chico.

—Es que...

Me acerque lentamente, estampe mis labios contra los suyos, este me correspondió el beso, sus labios carnosos me encantaban, lo entre a la casa y cerré la puerta, lo senté en el sillón, me sente sobre sus piernas, comencé a besarle el cuello, este gemia, su miembro empezaba a ponerse duro, me saque de encima el vestido, el comenzó a acariciar mis muslos mientras nos besabamos con todo y lengua, empecé a moverme en círculos sobre su miembro, se sentía duro y me fascinaba.

Él me acostó en el sillón, poniéndose sobre mi, me arrancó el sostén y comenzó a besar mis senos, para después empezar a lamerlos, yo solo gemia, me sentía excitada, hace tanto tiempo que no me sentía así por que mi novio ya no me lo hacía.

Se metió uno a la boca mientras que con una mano me agarraba una y con la otra me acariciaba mi parte intima, estaba realmente mojada. El bajó depositando un camino de besos hasta mi parte, ahí me bajó las bragas y comenzó a lamerme ahí, solté un jadeo, este solo sonrió y prosiguió con su trabajo, arqueaba la espalda del placer, este chico realmente sabía lo que hacía.

Empecé a tocarme mientras él me comenzó a meter dos de sus dedos, estaba mojada, no podía más, iba a venirme.

—Te quiero dentro de mi...—musite.

Ya casi ni podía hablar, mis piernas temblaban. Él obedientemente abrió mis piernas, se bajó el pantalón, se bajó el bóxer y pude ver a su miembro erecto, estaba durisimo, era grueso y realmente no sabía si iba a entrar en mi, porque el miembro de mi novio no se comparaba a ese.

Me tomo por la cintura y comenzó a meterla poco a poco, yo solo podía gemir, me revolcaba en el sillón como loca, empezó lentamente y poco a poco me la metía más.

—Más rápido...—ordené.

Este aumento la velocidad, finalmente acabó de introducir su miembro entero haciendo llegar al orgasmo, estaba en el climax, nunca había llegado a tanto, el aumento aún más la velocidad, ambos comenzamos a gemir, estabamos satisfechos, no pude más y me vine.

—Ya casi me vengo—mencionó él.

—Lo quiero en mi boca.

Sacó su miembro, se puso de pie, me sente en la orilla, me lo metí a la boca, comencé a jugar con este con mi mano, cada vez le subía más la velocidad, el me tomo por la cabeza y comenzó a penetrarme por la boca lentamente, yo deje que hiciera lo que quisiera con mi boca, cuando de pronto se vino, estaba caliente, se sentía riquísimo en mi paladar.

Él se dejó caer a mi lado en el sillón, lo vi de reojo, estaba satisfecho al igual que yo. Me acerque a él lentamente.

—Cuando quieras otra ronda, ven a acá, con gusto soy tuya de nuevo.

Comenzó a vestirse al igual que yo, le anote mi número para que me llamara cuando fuera a llegar, salió con una gran sonrisa, al mismo tiempo que el se marchaba llego mi novio, este se me acercó, yo molesta me entre a casa sin prestarle atención, no podía dejar de pensar en tan maravilloso encuentro.