El renacimiento de Julia. Capitulo 5.

Casi toda la verdad. Julia descubre lo que quieren de ella. Contiene sexo en grupo, anal y creampie.

Casi toda la verdad Nos dimos una ducha juntas y disfrutamos como niñas. Nos enjabonábamos y aclarábamos mutuamente y reíamos como colegialas. La perfección física de Susana no dejaba de sorprenderme. Sus pechos eran un milagro de la naturaleza, solo los había visto más grandes en lactantes, en operadas o en mujeres con serio sobrepeso. Pero además se mantenían extraordinariamente erguidos y sus pezones miraban hacia el cielo de forma desafiante. Su trasero era digno de estudio por parte del colegio de arquitectos, pues no podía estar mejor construido.

Pero es que no tenía fallo alguno. Su piel era sedosa y lisa, sin una sola peca o mancha.Sus manos y sus pies eran finos y estilizados. Sus piernas largas y torneadas, como esculpidas por un artesano. Su cintura estrecha como la de una avispa, su vientre liso como el tablero de una mesa y sus caderas amplias y armoniosas. Era el ideal de belleza hecho mujer.

Yo habia disfrutado del sexo con ella, a pesar de que nunca me habia sentido atraida por ninguna mujer. De un modo u otro, había sido una buena primera experiencia lesbica y estaba deseando repetir.

Nos secamos y peinamos y salimos al comedor. Los chicos ya estaban sentados, completamente desnudos y Susana también se dirigió a sentarse en traje de Eva, así que yo también me senté desnuda.

Habían preparado una comida ligera pero todo estaba delicioso, tenían buena mano. Bebimos un poco de vino y la conversación se fue animando.

— Susana, ¿ qué te ha parecido Julia? — preguntó Samuel.

— Es maravillosa. Me ha devorado. Yo creo que es bisexual, aunque aun no lo sabe.

— ¿Bisexual?¿Tu crees? — pregunté yo.

— Si, yo creo que sí. No se, has puesto mucho entusiasmo — me replicó.

— Pues mejor,¿no? — dijo David.

Todos reímos y aprovechando la distensión que reinaba decidí que era el momento de averiguar lo que llevaba ya unas horas inquietándome.

— Bueno, Susana y yo hemos hablado un poco y me ha contado algunas cosas sobre su relación con… vosotros. Y yo tengo una duda, ¿qué queréis de mí?¿qué pinto yo en este "menage a trois"?

— Voy a serte muy sincero — contestó Samuel — . ¿Recuerdas que te dije que era consultor? Pues la verdad es que es mas o menos asi, pero la rama en la que me especializo es el sexo. Cuando alguien tiene una necesidad en lo que respecta a tareas de índole sexual, me pide ayuda y yo le asesoro a cambio de unos honorarios profesionales.

— Lo que tú estás diciéndome, con esos circunloquios tan elegantes, es que eres un proxeneta, vamos, un chulo — repliqué yo.

— Bueno, se puede llamar de muchas maneras y tú puedes elegir la que prefieras. Al final son solo palabras — dijo Samuel — . La cuestión no es el oficio que uno tiene, sino el nivel al que lo desempeña.Quiero decir que no es lo mismo ser mecánico en el taller del barrio que en un equipo de fórmula uno. Yo hago un trabajo al máximo nivel, para clientes que son muy ricos y están dispuestos a pagar mucho. En mi trabajo no hay amenazas, ni coacciones, ni drogas, ni ninguna de esas cosas que asocias a la prostitucion. No es legal porque no está legalizado, pero podría serlo, porque mi negocio te aseguro que es más limpio y honesto que la mayoría.

— Bueno, acepto tu palabra, pero me has dicho a lo que te dedicas no lo que quieres de mi — conteste yo.

— Quiero…,no, queremos que te unas al equipo. Te prometo que si lo haces vas a mejorar tu vida en todos los aspectos. Te ira mejor en lo económico, te ira mejor con tu familia, tu vida sexual será infinitamente más variada, en fin, mejor en todo.

— Verás, cuando alguien me ofrece algo que solo tiene ventajas, tiendo a desconfiar — repliqué.

— Haces bien. También habrá momentos duros, trabajos desagradables, mucha exigencia. Es una vida parecida a la de un atleta de élite, llena de esfuerzo y afán de superación. Pero tú puedes superar todos los obstáculos, tú has nacido para esto.

— ¿Me estás diciendo toda la verdad?

— Te estoy diciendo casi toda la verdad. Pero lo que falta no te lo puedo decir ahora. Te lo diremos un poco más adelante. En ese momento tendrás que tomar una decisión definitiva y no te quiero mentir, será dura de tomar. Pero si la afrontas, te aseguro que tendrás una vida maravillosa.

— Esta bien, quiero probar esa vida — acepté

Los tres aplaudieron y me besaron. Se les veía genuinamente contentos.

— Me alegro mucho — dijo David — . Ahora hay que poner esto en marcha. Es más fácil de lo que parece. Le dirás a tu marido que te han ofrecido trabajo de comercial en una inmobiliaria de lujo, así tendrás una excusa para estar fuera de casa e incluso para viajar y pasar alguna noche fuera. No te preocupes, no serán muchas. En realidad, no tenemos muchas sesiones de trabajo.

— ¿Y si un día llama al trabajo?

— No te preocupes, tenemos una oficina y una telefonista para atender estas cosas. Te pasará la llamada o te excusará si sabe que estas ocupada en ese momento.

Claro, pensé yo, no se puede atender una llamada con una polla metida en la boca hasta el esófago. De pronto me asaltó una idea.

— Oye, no tendré que hacer cosas raras, como coprofagia o cosas así.

— Bueno, siempre hay peticiones raras, pero todo se pacta por anticipado y para cada petición tenemos una especialista. Nunca nadie te va a obligar a nada y nosotros menos que nadie. Por ese lado puedes estar tranquila, todo lo que hagas lo harás por tu voluntad. También te advierto una cosa,porque no quiero que después digas que no te avise. Por lo que te conozco hasta ahora, vas a acabar haciendo cosas que ahora no creerías.

— ¿ En qué especialidad habéis pensado para mi?

— Pues la mayoria de maduritas se especializan en anal pero ya veremos.

— ¿Y eso?

— No se muy bien porque pero la mayoria de hombres que quieren sexo anal quieren hacerlo con una madurita. Y la mayoría de las mujeres también.

— Pues vaya, a las maduras que nos den por culo! — — dije con tono humorístico.

Todos reímos y la verdad es que me lo estaba pasando en grande. Veía ante mí una nueva vida, más emocionante y más plena que la que había disfrutado últimamente. El futuro se presentaba brillante y sobre todo sexualmente muy satisfactorio.

— ¿Y cuando empiezo?

— Que lanzada! Te veo con muchas ganas — dijo David — . No te precipites. Primero hay que arreglar tu tapadera de trabajo, hay que hacerte test de venéreas para mostrarlos a los clientes, sesión de fotos para el catálogo, hay que comprarte ropa, en fin, muchas cosas. Y aún estás un poco verde para nuestros clientes, tienes que adquirir un poco más de experiencia.

— Bueno, ¿y si aprovechamos para practicar lo que nos queda de tarde? — dije.

— No tenemos nada mejor que hacer. Susana será un buen ejemplo para ti.

— ¿ Cuál es su especialidad? — pregunté.

— ¿No has visto el triskel del pubis? La identifica como miembro de la comunidad BDSM. Esa es su especialidad. Normalmente actúa de sumisa pero también hace el papel de dominante si se requiere.

Nos trasladamos al dormitorio y los hombres se sentaron al borde de la cama, nos hicieron arrodillar ante ellos y nos pusieron a trabajar para ponerlos a tono. A mi me volvió a corresponder Samuel y me dispuse a cumplir mi misión. Empecé por lamer sus testículos, mientras meneaba su polla con mis manos. Ni siquiera mis dos manos bastaban para cubrir toda la longitud de su pene. Sus testículos eran grandes y pesados y era agradable lamerlos al estar completamente depilados. Yo no perdía el contacto visual con él y procuraba adivinar por sus ojos o su expresión que es lo que le agradaba más.

Su miembro había alcanzado todo su esplendor y yo empecé a pensar en qué podría hacer para lucirme. Hace unos pocos dias no me hubiera atrevido, pero si iba a dedicarme a la industria del sexo no podia andar con remilgos, asi que baje con mi lengua hasta su perineo y lami hasta llegar a su ano. Poniendo dura la lengua tantee el esfínter y la introduje todo lo que pude. No me resultó para nada desagradable, al contrario me sentía súper excitada al comportarme así.

— Mmmmmm! Sí, sigue — gimió Samuel.

Yo trabajaba duro proyectando mi lengua todo lo que podía en su recto y al mismo tiempo le seguía meneando la polla con mi mano. Me sorprendí a mi misma llevándome la mano al clítoris pero me di cuenta a tiempo y pare a medio camino. No tenía permiso. Mi espontánea sumisión me puso como loca y devoraba su culo como si fuera un ave de presa. La lujuria me dominaba y el pequeño traidor latía desenfrenado, pidiendo desvergonzadamente atención.

Con un gesto de su mano, Samuel me interrumpió en mi tarea y me hizo levantar la cabeza.

— Lo haces muy bien,¿sabes? — me dijo con una sonrisa.

— Gracias.

Vi que Susana se había tragado el sable de David hasta el fondo y le lamía las pelotas al tiempo que le metía el dedo índice en el culo. Tenía mérito pues el miembro de David no era fácil de manejar. Sin duda yo aún tenía que practicar bastante para igualar a Susana.

— Julia, túmbate boca arriba — dijo Samuel — , deja la cabeza al borde, así, casi colgando.

— Susana, ponte sobre Julia formando un 69 — le dijo.

Cuando Susana se puso sobre mí, nos ordenó que nos preparáramos entre nosotras y nos lanzamos como lobas a devorarnos la una a la otra. Susana se apoderó de mi clítoris y lo chupaba como si fuera una pequeña polla. Me producia unas fuertes descargas de placer que me subían por la columna y estallaban en mi cerebro. Yo me lance a mordisquear y tironear el arito del clítoris y pronto pude ver como su vagina empezaba a destilar líquido preparándose para la acción.

Samuel me hizo apartar la cabeza y apuntando su pene a la vagina de Susana la penetro lento pero sin descanso. Yo contemple embelesada como toda la extensión del miembro de Samuel se iba deslizando en el interior del cuerpo de Susana, que lo recibía con evidentes muestras de satisfacción.

En ese momento el glande de David se apoyó en mi abertura vaginal y se abrió paso con suavidad. Susana tuvo que soltar mi clítoris para dejar que el miembro de David se deslizara hasta el fondo de mi vagina haciéndome estremecer. Noté cómo el cuello de mi útero se ladeaba para que su pene pudiera entrar entero. Cuando se retiró, Susana aprovechó para lanzar unos rápidos lametones a mi clítoris, enervandome de placer.

Yo imité a Susana y cuando Samuel se retiraba aprovechaba para lamerle el clítoris, haciéndola temblar. Esto se prolongó durante un buen rato hasta que de repente ambos se retiraron al mismo tiempo. En otra situación me habría frustrado pero ahora lo agradecí porque ya casi no podía contener mi orgasmo. Yo me había lanzado a comerme el coño de Susana, pero Samuel me hizo bajar la cabeza que quedaba casi colgando y poniéndome el glande en la boca, me dijo:

— Saboreala aquí mejor.

Abrí bien la boca y me la fue metiendo hasta que llegó a la campanilla, paró un momento para que me preparara y yo sabiendo lo que venía procure relajar al máximo mi garganta. Entonces volvió a avanzar hasta que sus testículos se apoyaron en mi frente. En esa posición no podía respirar ni por la boca ni por la nariz y él se mantenía en el fondo de mi garganta sofocándome. Yo trataba de mantenerme tranquila y economizar el aire pero mi garganta comenzó a contraerse involuntariamente y a generar gran cantidad de mucosidad. Cuando empezaba a pensar que me iba a ahogar él se retiró y mientras yo tosía e intentaba tomar aire con desesperación el uso parte de la mucosidad que salía de mi boca para lubricar el ano de Susana.

Al mismo tiempo, noté como David hacía lo mismo en mi propio culo. Samuel apuntó al ano de Susana con su polla bien lubricada por mi y la penetró con cuidado. Yo mientras recibía el mismo tratamiento por parte de David. Mi culo estaba muy receptivo despues de la intensa sesion matinal de sexo anal, así que entro como un cuchillo caliente en la mantequilla, sin ningún dolor. El esfínter de Susana tampoco parecía tener ningún problema para manejar el miembro de Samuel. Nuestros clítoris quedaban ahora disponibles todo el rato y las dos nos lanzamos a lamerlos como gatas desesperadas.

Mi cuerpo estaba al borde del colapso, las potentes sensaciones que generaban el bombeo de David en mis entrañas y los manejos de la lengua de Susana en mi clítoris me llevaban inevitablemente al orgasmo.

— Por favor,¿ puedo correrme? — supliqué.

— Eres una gatita golosa e impaciente — dijo Samuel — . Susana está recibiendo lo mismo que tu y es capaz de controlar su cuerpo y mantenerse en un nivel de excitación que le permite contener sus orgasmos. Tu debes aprender también a controlarte. Es mejor para el negocio.

— Sí,sí, aprenderé te lo juro, pero ahora no puedo más, no puedo…

— Bien,bien, córrete.

— Ahhhhhhhh! ¡Siiiiiiiii!

Y me corrí como una loca, con todo mi cuerpo y con toda mi alma. David no paraba de bombearme y Susana no paraba de lamerme y mi orgasmo no cedía en intensidad y me devastaba. Cuando ya me sentía desfallecer sentí como David se vaciaba en mi y en ese momento Samuel dijo:

— Susana correte para mí.

— ¡Siiiiiiiii! — gimió Susana.

Los espasmos del orgasmo de Susana desencadenaron el de Samuel que le llenó los intestinos con sus copiosas descargas. Había sido glorioso.

Samuel retiro su pene del cuerpo de Susana y llevándolo a mi boca me dijo:

— Limpialo bien.

Sabía a semen y al ano de Susana pero yo se lo chupe bien hasta dejarlo bien brillante. Mi sumisión me producía una gran lujuria, me sentía como una perra, una perra sucia y degenerada, que solo podía pensar en pollas y coños. Sabía que Susana estaba haciéndole el mismo servicio a David y me pregunté si sentía lo mismo que yo al hacerlo.

Cuando Samuel decidió que su pene ya estaba suficientemente pulido, me lo sacó de la boca y me dijo:

— Abre la boca

Hizo incorporar a Susana, cuyo culo quedo a la altura de mi boca y le dijo:

— Dáselo todo.

Vi como el culo de Susana se abría y comenzaba a expulsar el semen de Samuel que iba a parar a mi boca abierta. Susana siguió pujando hasta que ya no salió más y entonces Samuel me dijo:

— Tragatelo y rebaña lo que queda.

Yo obedecí y tras tragarme todo lo que Susana había vertido en mi boca, me lance a devorar su culo que se abría para mí como una flor.