El reloj que congelaba el tiempo (2 de 3)

Tras la experiencia en los vestuarios del gimnasio, Claudia y Mario deciden dar un paso más: están dispuestos a experimentar con Clara, una amiga de los dos

Cuando llegó el lunes, Claudia y yo quedamos como siempre para ir juntos al instituto. Yo todavia no podía apartar de mi mente lo que había pasado el viernes, pero la verdad es que a mi amiga se la veía muy tranquila.

-¿Qué? ¿Te has tocado mucho con las fotos de la rubia del gimnasio?-

-¡Oye! ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿A ti que más te da?- Dije yo un poco molesto

-Vale, vale, no te cabrees. Simplemente lo decía por si lo habias pasado bien y punto. Yo la verdad es que no me he podido quitar a los tios del gimnasio de la cabeza, tu ya me entiendes…-

-Hey, chicos, ¡esperad!- Gritó una voz a nuestra espalda.

Corriendo venía Jaime, un chaval de nuestro círculo de amigos. Es verdad que Claudia y yo eramos inseparables, pero también teníamos nuestro grupito de amistades en el que estaba Jaime, Clara, su novia, y un par de chicos más. Para que os hagáis una idea, Jaime era el típico metalero bonachón, bastante cachas, pero bastante cortito. Por eso nuestra sorpresa fue tremenda cuando Clara y él nos dijeron que estaban saliendo hace cosa de 3 meses.

Clara era una niña de papá. Me cae genial, pero hay que reconocerlo, la chica es así. Es pijilla, bastante estudiosa y tiene cero química con Jaime, o al menos eso piensa todo el mundo, seguramente por envidia. Se podría decir que Clara tiene el típico cuerpo en el que todo el mundo se fija: pelo largo pelirrojo, tetas bastante grandes para su estatura y figura delgada. Todos estábamos obsesionados con ella, incluso Claudia, que llevaba semana intentando convencer a la chica de se apuntarse a su misma piscina para poder verla desnuda en los vestuarios.

-¿Qué tal el fin de semana?- Nos preguntó Jaime

-Nada del otro mundo, la verdad. En casa casi todo el rato, solo salimos para dar una vuelta por el centro el viernes- Mentí

-Bueno, nosotros tampoco hemos hecho mucha cosa, primero en el ensayo del grupo y luego en casa de Clara viendo pelis-

-Si claro, películas… Tú no nos engañas. Seguro que ya le has enseñado a Clara como afinarte la guitarra- Dijo Claudia en tono burlón

-Bueno, eso… jaja, no nada. Bueno, os dejo, que quedé que la recogería antes de llegar al instituto y como no me adelante llegaremos tarde- Y Jaime salió corriendo en dirección al final de la calle

-Mira que a veces es un poco simple, pero tiene buen culo… Aunque para cuerpo el de su novia, buff. Es una pena que no se quiera venir conmigo a la piscina…-Comentó Claudia cuando nuestro amigo ya se había alejado

Justo en ese momento se hizo el silencio. Era evidente que Claudia y yo estábamos pensando lo mismo. Sin lugar a dudas, lo que había pasado hacía dos días en los vestuarios del gimnasio del barrio nos había afectado más de lo que estábamos dispuestos a reconocer.

-Oye, Claudia… ¿Y si repetimos lo del gimnasio con Clara? A ver, no pienses que soy un cerdo, solo mirar, ¿ok?. Le quitamos la ropa, hacemos un par de fotos y no volvemos a hablar nunca del tema- Dije un poco nervioso

-Estaba esperando que dijeras eso....- Me contestó mi amiga, a la que se le notaba bastante excitada solo pensando en la idea.

El resto del camino a clase planeamos como lo haríamos. Lo primero que aclaramos es que en el gimnasio se nos había ido un poco de las manos, así que en esta ocasión, ya que no había nada para taparse, nada de masturbarse. Lo segundo en lo que estuvimos de acuerdo fue en que nada de tocar a las partes íntimas de Clara más de la cuenta, era su privacidad y debíamos respetarla aunque fuera minimamente (cosa que el viernes no hicimos).

Durante las clases Claudia y yo nos lanzábamos miradas cómplices. Habíamos decidido que lo haríamos a la hora del recreo, en la zona de césped en la que nos solíamos reunir el grupo de amigos todos los días. Tras lo que nos parecieron tres interminables horas sonó la alarma y salimos al patio intentando aparentar la mayor naturalidad del mundo, aunque sin conseguirlo demasiado

-Oye, Mario, ¿Cómo estás?- Me dijo Claudia

-La verdad es que bastante nervioso- Contesté

-¿A que si? La verdad es que lo del gimnasio me puso a mil, pero ahora estoy super nerviosa

-Si quieres lo podemos dejar, lo importante que lo disfrutemos, no que estemos incómodos

-No, no, si tengo muchisimas ganas, es solo que no es lo mismo mirar a desconocidos que aun persona a la que ves todos los días.

Claudia no podría haber dado más en el clavo. Es verdad que ella me ponia muchisimo, pero seguramente Clara era la segunda en mi ranking de fantasías recurrentes y estaba a punto de desnudarla.

Llegamos a nuestro punto de encuentro y poco a poco nuestros amigos fueron llegando hasta que finalmente apareció Clara, que llevaba una sudadera que disimulaba bastante bien su pecho y unos leggins, cosa que a mi me encantaba:

-Hey, Clara, ¿que tal? ¿Dónde está Jaime?- Le pregunté cuando se acercó a nosotros

-Se ha quedado con los de su banda, están acabando dándole los últimos toques a la letra de una nueva canción- Dijó la chica pelirroja

Dejamos pasar un poco los minutos, mientras Claudia y yo almorzábamos y terminábamos de calentarse viendo a la distraída Clara, que ni se podía imaginar lo que íbamos a hacer con ella. Esperamos a que ella también terminase el bocadillo que había traído y decidimos pasar a la acción.

Disimuladamente metí la mano en mi bolsillo y pulse el botón. Como de costumbre hicimos unas pequeñas marcas en el suelo para recordar donde estábamos y una foto a Clara, para asegurar que la dejábamos en la misma postura exacta cuando descojelásemos el tiempo.

-Bueno, ¿por dónde empezamos?- Dijo Claudia.

-Creo que lo suyo sería desnudarla, ¿no?

-Esperate, Mario, no tengas prisa.- Susurró mi amiga con un tono entre dulce y erótico. Estaba claro que se estaba empezando a dejar llevar.

Claudia se aproximo a Clara y la abrazó, pegando su nariz al rojo pelo y oliendo el champú que había usado esa mañana. Al poco pude ver como la arrimaba para sí tomándola por las caderas y pegaba sus labios a las mejillas. Le dio varios besos, que poco a poco se acercaban a la boca, hasta que finalmente fusionaron sus lenguas. Tras poco más de un minuto, Claudia se separó poco a poco, sin antes morder cariñosamente el labio carnoso de la pelirroja.

-Bueno, te toca, hazlo que quieras. Espero que no te moleste que la haya besado… No se me ocurrió pensar en que igual la querrías besar tu después y le he metido bastante la lengua- Me guiñó un ojo

-A ver, seguramente haya más saliva de Clara que de la tuya…-

-Bueno si no te da reparo, adelante, comele la boca… Tampoco sería la primera vez que bebemos los dos de la misma botella- Dijo y empezó a reír

Sin poder contenerme más me lancé a ella y le metí toda la lengua. Claudia se equivocaba: no solo no me daba asco que parte de su saliva estuviera allí, me ponía más cachondo todavía. Crucé mi lengua con la de Clara durante casi un minuto y al separarme empecé a lamer de forma cariñosa el cuello. A esas alturas ya había perdido todas las barreras y me daba igual lo que Claudia pensase de mí… quitando tal vez por la erección que estaba teniendo, no quería que mi amiga se diese cuenta igual que pasó en el gimnasio, así que cuando me separé intente cruzar un poco las piernas.

-No intentes ocultarlo, es una tontería. Tu estas cachondo y yo también, mira.- Dijo ella señalándose las tetas. Tenía los pezones completamente empitonados y se le marcaban muchísimo. -Si vamos a hacer estas cosas tenemos que perder un poco la vergüenza en estos temas, si no no disfrutaremos lo mismo. Yo se que estás empalmado y tu sabes que yo estoy mojada, dejemoslo ahí y fuera prejuicios, ¿vale?.-

-Tienes razón, es una chorrada ocultarlo. Bueno, creo que es tu turno- Le guiñe un ojo

-Tampoco tenemos que ir haciendo cola como si estuviéramos en el supermercado. ¿Que tal si tu te pones a su derecha y yo a la izquierda?

Me acerqué por el lado a Clara y la agarré del culo. Claudia hizo lo propio y con la mano libre empezó a sobarle la teta izquierda. Por lo visto ella tampoco tenía reparos en saborear mi saliva, por que se lanzó a comerle la boca otra vez. Yo me entretuve de nuevo en su cuello hasta que Claudia separó sus labio y me dijo:

-¿Quieres?

Comenzamos a darle besos cortos. Primero yo, luego Claudia y así sucesivamente, hasta el punto de estar al borde un beso triple, aunque no llegó a pasar. Tras eso, empezamos a desnudarla.

-¿Para mi la parte de arriba y para ti la de abajo y luego cambiamos?- Sugirió mi amiga

-Eso está hecho

Me arrodillé y cuidadosamente le bajé los leggins. Antes de continuar saqué el móvil e hice una foto a sus bragas. Era de un tejido que parecía algodón, de color azul claro y bastante ajustadas. Bajo ellas se podía intuir levemente la raja

-Luego me tienes que pasar eso por Whatsapp, ¿vale?-

-Por supuesto- Le dije con una sonrisa picarona que mi amiga no dudó en devolverme.

Se que habíamos dicho que no le tocaríamos el coño a Clara, pero no pude evitar pegar mi cabeza a sus bragas y sentirlo. La sensación fue increíble, pero sintiéndome un poco mal por lo que Claudia pudiera decirme al poco decidí rodear a la pelirroja y situarse justo enfrente de su culo. Empecé a tocarlo y besar la parte que quedaban fuera de las bragas.

Mientras tanto, desde mi posición pude ver como Claudia ya le había quitado el sujetador y tenía las tetas en las manos mientras seguía besando a nuestra amiga. Acto seguido, empezó a descender, besando primero el cuello, los hombros y finalmente terminó en las tetas. No se pudo resistir y empezó a comerle los pezones, primero con la lengua y después con toda la boca.

Yo por mi parte, ya no pude resistirlo más y le bajé las bragas. Hice un par de fotos a su culo y todo lo disimuladamente que pude hundí mi cabeza durante un instante, tiempo suficiente para lamer por un segundo toda la raja y el ano.

Volvía a rodearla y quedé delante de su coño, que estaba completamente depilado. Apenas se le notaban los labios internos y el clítoris y era de un color bastante rosado. Os juro que en ese momento estuve a punto de bajarme los pantalones y empezar a pajearme ahí mismo, delante de Claudia, pero la poca vergüenza que conservaba me frenó. Decidí hacer de nuevo unas cuantas fotos y entonce miré a Claudia.

Mi amiga seguía embelesada por las tetas de la pelirroja, pero lo que más me puso fue ver donde estaban sus manos. Mientras le chupaba los pezones, Claudia se pellizcaba y masajeaba los suyos a través de la camiseta. Los pocos momentos en los que los soltaba pude ver como los tenía mucho más grandes que antes, incluso podía percibir la areola, que se había abultado un poco.

Me pusé en pie y empecé a lamer la teta que mi amiga habia dejado libre. Estaba empapada en la saliva de mia amiga, lo que me dio todavía más morbo. Trate de recogerlo todo con mi propia lengua y luego pasé a mordisquear suavemente el pezón, que ya estaba completamente tieso por el trabajo previo de Claudia, quien en esos momentos ya había bajado y pegaba sus labios al monte de venus de Clara. Vale que eso estaba un poco cerca de romper nuestra norma de “nada de tocar el coño”, pero sinceramente a esas alturas me daba igual, por mi si queria comerselo todo en ese momento mejor. Sin embargo, mi amiga decidió frenarse y centrarse en el culo, el cual lamió igual que yo sin ningún reparo. Lo que más cachondo me puso fue ver como, mientras lo hacía, su mano tocaba su propia entrepierna a través del pantalón.

Tras un rato así, decidimos que era momento de parar. Era cierto que por nosotros habíamos estado así todo el día, pero ambos nos habíamos dado cuenta de que como nos entendieramos un poco más íbamos a terminar haciendo una locura. Nos separamos de nuestra amiga, hicimos unas pocas fotos de cuerpo entero y empezamos a vestirla mientras charlabamos

-Joder, creo que no había estado tan cachonda en mi vida- dijo ella

-Ni yo, me ha costado bastante aguantar. Si te soy sincero ha habido un momento en el que casi me olvido de que estabas ahí y me la saco para tocarme…-

-Yo no te voy a mentir, la verdad es que si que me he rozado un poco… ¡Pero todo a traves del pantalon y no me he corrido ni nada!

-Clara esta tremenda- Comenté

-Pues si, no me importaría para nada hacer un trío con ella y con Jaime-

-Ni a mi, aunque Jaime que ni se me acerque, que no me va ese rollo de cruzar las “espadas laser”.

Terminamos de vestir a Clara, la dejamos en su posición inicial y reanudamos el tiempo. El descanso terminó a los pocos minutos, pero algo había cambiado. Tanto Claudia como yo nos habíamos quedado con el calentón y las horas que quedaban hasta llegar a casa se nos iban a hacer muy pero que muy largas. Mientras nos dirigíamos a clase, Claudia me agarró del brazo y me paró. ¿Qué querría?