El reloj que congelaba el tiempo (1 de 3)
Claudia y Mario, dos amigos adolescentes, encuentran un extraño dispositivo que congela el tiempo. Comenzarán una aventura de exploración de sus fantasías y las posibilidad del extraño artilugio
Buenas a todos, me presento: mi nombre es Mario. Nunca me he considerado una persona que crea en lo fantástico o lo sobrenatural. Sinceramente, todo eso de los fantasmas, alienígenas y esas estupideces siempre me han parecido una chorrada inventada por alguien desesperado por conseguir sus cinco minutos de fama en la tele. Pero bueno, supongo que todo el mundo puede cambiar de opinión, y a mi eso me sucedió cuando encontramos ese extraño reloj.
Era una tarde tormentosa de octubre. Vivo en un pequeño pueblo costero, ya os podéis imaginar: casa unifamiliares, todo muy verde y sobre todo mucha humedad. Casi siempre estaba lloviendo y esa tarde no era una excepción, así que en lugar de salir por ahí, Claudia y yo nos quedamos en su casa viendo una peli tras salir del instituto.
Claudia es mi mejor amiga desde que tenía 5 años. Es una chica super abierta, atrevida, lanzada (algunos dirían incluso que un poco bruta) y una de las personas con más chispa que conozco, por no decir que desde que se empezó a desarrollar en la pubertad estaba tremenda: no muy alta, tetas muy bien formadas, un culazo que solía resaltar con vaqueros apretados y, por supuesto, esa melena color oscuro que me volvía loco. Evidentemente yo jamas le habia dicho que me ponía a mil, no quería arriesgar nuestra amistad, pero ella siempre estaba haciendome bromitas y picándome diciendo a que tio o tia le molaría follarse o ya se habia follado.
Pero bueno, dejemos el tema de los bisexualidad de Claudia para otro momento, que me voy por las ramas. La cuestión, como os comentaba, es que estábamos viendo una de las pelis de Jackass en el salón de Claudia cuando uno de los constantes rayos cayó muy cerca de casa.
-Aaaaaahhhh¡¡ Joder tio que susto, eso a sonado aquí al lado, ¿no?- Dijo Claudia alterada
-Bufff, por el ruido parecia que habia caido aquí dentro…
-Mierda, se ha ido la luz otra vez. Menos mal que aún no ha anochecido, por que no tengo ni idea de donde guarda mi padre la linterna. Espera que voy a la caja del cuadro eléctrico, a ver si vuelvo a dar la corriente.
Claudia desapareció del salón y al poco la pequeña lamparita que teníamos encendía antes de la caída del rayo se iluminó. La televisión se volvió a encender, pero mostraba un mensaje enorme: “No signal”.
-Claudia, creo que el DVD no va… sale “No Signal” en la pantalla- Grité para que mi amiga me oyese desde la otra punta de la casa.
-¿Enserio? De verdad, ¿que más me puede pasar hoy? Menudo día de mierda que llevamos- Comentó ella entrando de nuevo en el salón.
Pasamos más de un cuarto de hora encendiendo y apagando el reproductor, desconectando los cables, cambiando de enchufe, pero nada, el aparato estaba completamente frito.
-Pues nada, me da que vamos a tener que dejar el maratón de Jackass para otro día- comenté decepcionado.
-Espera, por que creo que tenemos un reproductor viejo en el desván. Lo guardamos allí por que compramos el nuevo que tenía grabador y tal, pero si no recuerdo mal, aquel funcionaba bastante bien.-
Subimos al piso de arriba y con ayuda de un gancho largo Claudia bajó la trampilla y apareció una pequeña escalera que permitía subir a la buhardilla que usaban como trastero. La cantidad de polvo que había allí arriba junto con lo oscuro que estaba daba bastante mal rollo.
-Mario, pon la linterna del móvil, que no veo una mierda y yo estoy sin batería-
Justo fui a sacar el móvil de mi bolsillo, pero al hacerlo toque algo con el codo. Pese a que apenas veía nada cerré los ojos esperando oír el sonido de algo al caer, pero fue mucho peor: se oyó un golpe fuerte y cristales rompiéndose.
-Jo, tio, ¿que has roto? Esto está lleno de antigüedades de esas que colecciona mi padre, como nos hayamos cargado algo me va a matar.-
-Perdón, ha sido sin querer…
Encendí por fin la luz del móvil y nos quedamos mirando que había pasado. En el suelo había una pequeña vitrina rota y entre los cristales un reloj de bolsillo. Era el típico diseño clásico como el que se solía ver en las películas antiguas, pero aún así tenía algo en los grabados que le daba un aspecto casi futurista, era muy raro. Claudia y yo nos lanzamos a recogerlo y lo agarramos del suelo a la vez, pero al sentir un dolor intenso en la palma de la mano lo soltamos de golpe.
-¿Que coño ha sido eso? Ahhh, es como si me hubiese dado un calambrazo-Dije yo, frotándome la mano
-Más bien como si fuera una quemadura... mira- Claudia extendió la mano y vi en su palma una pequeña cicatriz. Efectivamente parecía una quemadura, pero no reciente, y tenía una curiosa forma: justo la misma que el símbolo que había grabado en el “reloj de bolsillo”.
Automáticamente bajé mis ojos y miré la palma de mi mano. Efectivamente yo también tenía el mismo tipo de quemadura con esa extraña forma. Lo más curioso es que tras el intenso dolor inicial ya no me molestaba lo más mínimo.
-Tenemos que limpiar esto, no se puede quedar así. Mis padres no suelen subir mucho aquí, pero como les de por venir y vean que nos hemos cargado una de las antigüedades de mi padre me matan… y te adelanto que no pienso caer yo sola, tu te comes el marrón también por torpe.-
-Gracias, Claudia, eres un sol de persona- dije de forma sarcástica
-Ya lo se, es lo que te encanta de mi, chaval- Claudia y yo reímos un momento pero enseguida volvimos a estar serios
-Bueno, aun hay una posibilidad de que no se enteren. El reloj este estaba en una especie de caja de cristal, ¿no? Seguro que si vamos al anticuario del pueblo tendrá más vitrinas de esas, no creo que sean muy caras. Mientras simplemente tenemos que limpiar esto y ocultar el reloj, así si suben tus padres a lo mejor no se dan cuenta de que falta hasta que lo devolvamos al sitio.-
-Sabes, Mario, a veces tienes ideas inteligentes… y yo que de pequeña pensaba que no ibas a ser capaz de aprender a leer- Dijo Claudia entre risas a lo que yo respondí enseñándole el dedo de en medio. -Bueno, pero ahora hay que guardar el reloj, ¿como lo agarramos para no quemarnos?
Casi llevado por mi intuición o simplemente la curiosidad acerqué un dedo y me atreví a tocarlo. Nada. No paso nada. Ya mucho más tranquilo acerqué la mano y lo recogí del suelo. Empecé a examinarlo y era muy curioso: las manecillas no marcaban las horas, sino unos simbolos raros.
-¿Se ha roto?- Preguntó Claudia
-No lo parece, el cristal está entero, aunque las manecillas no se mueven. Sinceramente, dudo que se moviesen antes de la caída… Mi abuelo tenia uno de estos y había que darle cuerda todos los días, no creo que tu padre suba aquí cada día para eso.-
-No, que va. ¿Y los botones que? ¿están todos o ha saltado alguno?
-Parece que solo tiene un botón y está entero.- Instintivamente lo pulse. Aparentemente no pasado nada, pero un escalofrío me invadió el cuerpo y no pude evitar temblar un poco y hacer un sonidito raro. Parecia que Claudia también lo había sentido, pero no lo di más importancia, seguramente habría sido una corriente de aire.
Recogimos lo mejor que pudimos los cristales rotos y bajamos de nuevo al salón. Al llegar nos dimos cuenta de que nos habíamos olvidado por completo del DVD, pero sinceramente, después del estropicio que habíamos montado arriba y de estar pensando cómo arreglarlo sin que nos pillasen no había muchas ganas de seguir con la peli. Quizá lo único bueno es que parecia que habia parado la tormenta, todo se había quedado en silencio… quizá incluso hasta demasiado.
Aprovechamos para adelantar deberes del instituto en la mesa grande del salón. Tardamos algo así como una hora en tenerlo todo y al acabar Claudia me preguntó:
-¿Qué hora es? No debe faltar mucho para que mis padres vuelvan del trabajo.
Yo saqué el móvil y le contesté -Las cinco y media-
-¿Qué dices? Debes tener mal la hora, empezamos a ver la peli a eso de las cinco y al poco fue cuando petó el reproductor. Serán por lo menos las siete.
-¿Cómo va a estar mal, si la hora se pone sola por Internet? Aunque ahora que lo dices si que es verdad que llevamos bastante rato con esto, pensé que sería más tarde.
Claudia subió a su habitación a por su movil, lo tenia cargando allí. Yo aproveche para ir a la cocina y servirme un poco de Coca-Cola de la nevera. Al poco tiempo mi amiga reapareció.
-Esto es muy raro… mi móvil también marca las cinco y media. He estado un momento mirando y no ha cambiado de minuto… No se, es muy raro, igual con la tormenta ha habido un problema en la red.
-No creo, yo he podido acceder a Twitter y a Google sin problemas… Oye Claudia, ¡mira eso!- Dije sobresaltado señalando a la pared, justo al reloj de la cocina
Era el típico reloj analagico, es decir, de manecillas. Lo más raro era que también estaba clavado en las cinco y media. Ni siquiera la manecilla de los segundos se movía. Claudia y yo nos quedamos clavados mirándonos sin articular palabra, pero nuestros ojos decían “algo no anda bien”.
Como ya os dije, no creo en estas cosas, pero necesitaba comprobar algo. Abandoné la cocina corriendo, atravesé el salón, llegué al porche de la casa y lo que vi me dejó con la boca abierta. En el jardín,, un perro callejero permanecía inmóvil con la pata levantada al lado de la cerca. En mitad de la calle un coche con conductor parecía clavado en el asfalto, sin avanzar ni un solo metro. Pero lo peor no era eso: miles de gotas permanecían suspendidas en el aire sin llegar a caer al suelo.
-¡Claudia, tienes que ver esto!- grité
A los pocos según mi amiga apareció a mi lado. Estaba blanca como una pared, con los ojos tremendamente abiertos y la mandíbula casi desencajada. Evidentemente le pasaba lo mismo que a mi, no se podía creer lo que veían sus ojos
-¿Pero cómo…?-
-Llámame loco, pero creo que es cosa de ese extraño reloj. ¿No lo notaste? Cuando toqué el botón en el desván sentimos un escalofrío y todo quedó en silencio… demasiado en silencio.-
- Dios… Dime que no nos vamos a quedar así para siempre- Dijo Claudia casi con lágrimas en los ojos.
Me dio un vuelco el corazón, Claudia tenía razón. ¿Y si el tiempo se había queda clavado para nosotros por siempre? De forma desesperada me llevé la mano al bolsillo, saqué el reloj e instintivamente volví a pulsar el único botón del dispositivo. Un escalofrío volvió a recorrerme la columna y un mundo de sonido volvió a rodearnos. La lluvia comenzó a caer copiosamente, el coche atravesó la calle a toda velocidad y el perro salió huyendo tras vernos aparecer de la nada en el porche.
-Vuelve a darle- Me dijo Claudia.
Le hice caso y el tiempo se volvió a detener. Mi amiga salió corriendo bajo la lluvia suspendida con los brazos extendidos y riendo a carcajadas. Cruzó a la acera de enfrente y de repente el reloj empezó a pitar. Acto seguido el tiempo se descongeló sin que yo tocase nada.
-La hemos hecho buena, ahora si que se ha roto.- Murmuré para mi. Empecé a pulsar el botón desesperadamente y el tiempo no se detenía.
Claudia un poco desanima de volvió a cruzar la calle y en ese momento el tiempo paró de nuevo. Ya estaba claro lo que pasaba.
-¿Qué estás haciendo? Deja de encenderlo y apagarlo tanto, lo vas terminar rompiendo- Me dijo ella
-No es eso. Creo tiene un alcance, si te separas mucho se reinicia todo. ¿Te acuerdas de las marcas de las manos? Creo que cuando lo tocamos se vinculó a nosotros de alguna manera y si nos alejamos demasiado se apaga… Debe ser algún tipo de medida de seguridad para que no lo pierdas y el tiempo se quede parado por siempre.
-Bueno, tiene sentido… Si fueras tan espabilado con las chicas como con los cacharros tecnológicos ya te habrías follado a medio instituto en vez de seguir matándote a pajas- Dijo Claudia con una sonrisa dibujada en la cara y poniéndome una mano en el hombro
-Claro, habla la que fantasea con media clase pero que tampoco se ha tirado a nadie-
-Bueno, seguro que más que tú- Me dijo, dándome un codazo.-Y ahora en serio, qué hacemos con esto.
-¿Con el reloj? Joder, pues lo que nos dé la gana. Tia, podemos parar el tiempo cuando queramos, simplemente tenemos que estar los dos cerca del reloj. ¿Tu sabes lo que eso significa?
El resto de la semana nos desatamos. Un día nos colamos en el cine para ver gratis una peli, otro pillamos el coche de mis padre y estuvimos conduciendo un rato e incluso fuimos al centro comercial y nos llevamos un DVD del mismo modelo que el que se le había estropeado a Claudia. Nos sentimos bastante mal después de ello, y decidimos poner una norma: nada de robar nada caro o al menos lo que tomáramos después devolverlo al descongelar el tiempo. No somos tan desalmados como para convertirnos en delincuentes a la primera de cambio. También aprovechamos para “conseguir” el próximo examen de matemáticas, ya que con la novedad del reloj no habíamos estudiado nada, aunque quedamos que eso tampoco debería ser costumbre o lo acabaríamos lamentando.
A todo esto llegó la tarde del viernes y Claudia y yo salimos a pasear por el barrio. Hasta el momento no habíamos parado el tiempo esa tarde, tampoco habíamos encontrado nada especial que nos apeteciera hasta que pasamos por la puerta de un gimnasio. Claudia se quedó clavada delante y me dirigió una mirada muy morbosa
-Oye Mario, qué tal si paramos el tiempo y entramos al gimnasio- Dijo ella
-Sinceramente, vaya mierda de plan. Podemos entrar donde queramos y solo se te ocurre colarte ahí ¿para que?¿para ponerse a hacer pesas gratis?
-No idiota. ¿No te pone la idea de entrar en los vestuarios? Por que yo solo de pensarlo me estoy poniendo supercachonda-
-Claudia, estas muy salida- Le dije riendo
-Va, ahora no vayas de santo, si seguro que de solo pensarlo ya se te ha puesto dura. A mi me apetece entrar a echar un vistazo y a ti también, ¿que hay de malo?
-Venga va…-Dije a regañadientes, pero realmente estaba como loco por entrar desde que Claudia lo sugirió. ¿Como no se me había ocurrido antes?
Paramos el tiempo, hicimos unas marcas con tiza en el suelo (habíamos aprendido que si no queríamos que la gente notase algo raro teníamos que reiniciar el tiempo justo en la misma posición la que lo habíamos parado) y entramos. Pasamos sin más problemas por debajo de los tornos de la entrada y nos dirigimos al pasillo de vestuarios, donde nos encontramos con el primer problema.
-Claudia, ¿tú a qué vestuario quieres entrar?
-¿Yo? Al masculino. Vale que me pongan un poco las chicas, pero sigo prefiriendo a los tios
-Ya me imaginaba. Pues tenemos un problema. El vestuario masculino está al fondo a la derecha y el femenino al fondo a la izquierda, creo que están demasiado separados. Podemos arriesgarnos a entrar cada uno al que quiera, pero como nos separemos un poco más de la cuenta se reinicia el aparato y la liamos.
-Bueno, pues entramos los dos primero en uno y después nos vamos al otro, así todos contentos.
-Ya, pero....- dije sin saber cómo continuar
-Ya veo…- Dijo Claudia con una mirada picarona- Tu querias cascartela en el vestuario de tias y se te ha jodido el plan, ¿eh?. Pues te jodes, sacas el móvil, si quieres haces unas fotos y te tocas esta noche, yo no me arriesgo a que nos separemos más de la cuenta y nos pillen
-Vale... - Dije un poco decepcionado, aunque sabía que mi amiga tenía razón, era demasiado arriesgado.
Por insistencia de Claudia entramos primero en el vestuario de tios. Nada que yo no hubiese visto ya, pero claro, mi amiga se quedó fascinada. Habia algun que otro señor mayor, pero la mayoría eran tíos de entre 20 y 30 bastante atléticos, casi todos total o parcialmente desnudos. Por lo menos habrian unas diez pollas al aire, de todas las formas y tamaños.
Observé como Claudia estaba roja como un tomate y había empezado a sudar tanto que la camiseta se le empezaba a humedecer. Se notaba que estaba super caliente y eso me ponía a mil, aunque aún quedaba un rato para que llegase mi turno en el otro vestuario. Mi amiga se estuvo paseando como si fuera eso un museo, parándose a observar cada cuadro y haciendo fotos. Incluso en los momentos en los que yo no miraba vi como disimuladamente tocaba algún culo. Estuvo así por más de un cuarto de hora.
-¿Vamos ya? Ya has hecho bastante fotos como para tirarte toda la noche con los dedos metidos… yo también tengo ganas de ir al de tías.-
-Cállate, lo estoy disfrutando, yo no te voy a meter prisa.-
-Claro, por que en el vestuario de tias tu también vas a disfrutar, ganas en todas partes…-
Aburrido decidí sentarme en un banco que estaba un poco apartado y me puse a mirar el móvil.
-¿Sabes que? A la mierda- Oí que susurraba Claudia y en ese momento vi como me lanzaba una toalla seca que acababa de recoger de una mochila.-Mario, tápate la cabeza con esto.-
-¿Para que?-
-Por que me voy a tocar y no quiero que mires, así que cúbrete la cabeza con la toalla y sigue mirando el móvil. Simplemente no hagas ruido, no me molestes y luego dejaré que te hagas tú también una paja en el vestuario de tías.
Mi corazón iba a mi: ¡Claudia se iba a tocar delante de mí!. Sin decir nada más me cubrí entero con la enorme toalla y le anuncié a mi amiga que ya estaba.
-Vale. Como te vea que te la quitas antes de que yo te avise te arranco la cabeza-
-Que si, pesada…- En ese momento la tenía dura como una piedra, pero no quería arriesgarme a que Claudia notase el movimiento de mi mano bajo la toalla.
Escuché el sonido de los pantalones de mi amiga cayendo y el roce de las bragas al bajar. También escuché como dejaba algo en el banco de al lado, seguramente la camiseta y el sujetador ¡¿Se había desnudado entera?¡. Lo siguiente que oí fue el sonido húmedo de los dedos de Claudia entrando y saliendo de su coño y como cada vez su respiración era más jadeante.
Se notaba que Claudia intentaba hacer poco ruido, pero ni de lejos lo conseguía. Había acelerado la entrada y salida de dedos de su coño y el sonido de salpicadura era evidente. En un momento dado, todo paró y escuche como empezó a caminar. Entonces volví a oir como se metia los dedos, pero sus mal disimulados jadeos cambiaron… Fue como si tuviese algo en la boca… ¡¿Le estaba comiendo el rabo a algún tío?
Al poco se me despejaron las dudas: aquello sonaba a mamada fijo. Claudia fue subiendo el ritmo hasta que noté que se separó de la polla para respirar y fue entonces cuando empezó el orgasmo. Los jadeos poco disimulados pasaron a ser verdaderos gemidos que iban acompañados del sonido del rápido movimiento en su húmedo coño. Cuando ya no pudo más estalló
-Oohh, oooohhhhh, ooooooooohhhhhhhhhh¡¡¡¡ Joder, siiiiii-
Vale, estaba flipando. Menuda corrida se había marcado Claudia. Sentía como si el pantalón me fuese a reventar, pero aun así decidí no moverme. Escuche como se volvía a vestir y se aproximaba hacia mi. De pronto, me quitó la toalla que me cubría y se hizo la luz. Esta muy roja y completamente sudada
-Ni una palabra, ¿vale? Igual me he emocionado un poco al final-
-Un poco dice…-
-Tu callate, que con lo salido que estás seguro que te has puesto cachondo y todo-
-¿Por ti? Tu sueñas-
Me levanté y no puede evitar girar la mirada hacia el tío con el que se había tocado Claudia. Lo más curioso es que estaba totalmente empalmado y aun se le notaba cómo le goteaba el semen, lo cual despertó mi curiosidad
-¿Cómo has conseguido que se empalme? Pensé que con el tiempo parado eso sería imposible- Pregunté sin tapujos
-Pues mira tio, ni idea. Al principio solo lo miraba, pero me dio morbo, me acerque y se la acaricié un poco. Se le empalmó bastante rápido y al poco se corrió. No se como ha pasado pero por mi mejor, más interesante- Dijo volviendo a ponerse roja
-Pero ahora tenemos un problema. Ese tío no estaba así cuando congelamos el tiempo, se va a dar cuenta que pasa algo cuando de golpe se vea empalmado y con la polla goteando, ¿no crees?
Decidimos esperar un poco para ver si se le bajaba y la suerte fue que al par de minutos había vuelto a su estado natural. Claudia le limpio un poco con papel, lo cual fue suficiente para que me volviese a empalmar. La imagen de las manos de Claudia sujetando una polla eran demasiado para mi después de todo el día.
-Joder, Mario, ¿ya se te ha puesto dura? A ver si al final el que va a ser bisexual eres tú- Comentó Claudia, que no había pasado por alto la tienda de campaña que tenía en el pantalón
-No es eso, a ver… qué quieres que te diga, mientras estabas pasándolo bien con los tíos del vestuario yo ya estaba pensando en que después me tocaba a mi.-
-Jajaja ¡que impaciente! Tranquilo, que ya vamos.-
Claudia tomó de nuevo la enorme toalla que había usado para cubrirme y cruzamos el pasillo hasta la zona de las chicas. En este caso no habían muchas, solo tres, pero madre mia que tres… Hasta a Claudia se le caía la baba, sobre todo con una rubia de pelo platino que estaba completamente desnuda. Tenía unas tetas no muy grandes y el coño sin rasurar pero muy bien arreglado, a lo que había que sumar unos ojazos azules increibles.
-Buah, a la rubia yo le daba…- Dijo Claudia sacando el móvil para hacer más fotos.
-¿Tu no querias tios? Ahora me toca a mi, así que ves cubriendote con esa toalla, que yo antes te he dejado a tu aire.-
-Vale, vale… Perdona, ya me tapo. Y ves sacándotela del pantalón que como sigas así vas a reventar la cremallera.-
-Jaja, muy graciosa.-Dije en el tono más sarcástico que pude
-Lo sé- Dijo guiñandome un ojo y tapándose con la toalla.
Un poco nervioso pero tremendamente excitado decidí imitar a mi amiga y me desnudé por completo. Empecé a masturbarme solo mirando, pero al poco me di cuenta de que no era suficiente y me acerqué sin dejar de tocarme. La chica rubia estaba sudada, podía notarlo, y tenía las mejillas un poco rojas por el esfuerzo reciente. Le aparte un poco el pelo y empecé a lamerle el cuello hasta seguir avanzando y meterle la lengua en la boca. Bajé un poco el ritmo de la paja para no correrme tan pronto y me separé de la chica anonima.
Durante un momento no pude evitar darme la vuelta aun con la polla en la mano y mirar a Claudia, que permanecía inmóvil bajo la toalla en un banco a unos 4 o 5 metros de mi. Los dos estábamos vinculados al reloj y no podía para el tiempo y a ella tambien, pero si hubiera podido en ese momento le habría arrancado la ropa a tirones y me la habría follado en el suelo del vestuario. Una pena, pero tampoco me podía quejar de la situación.
Me dí de nuevo la vuelta y quedé frente a la rubia. Comencé a mordisquearle los pezones y estos se pusieron duros al instante, igual que le pasó a mi amiga con la polla de aquel tío. Coloque la mano de la chica en mis huevo mientras que con la otra mano aumente el ritmo de la paja. Pegue la punta de la polla al monte de venus de la deportista y su vello púbico comenzó a hacerme cosquillas. Ya no podía más, era demasiado. Aumente el ritmo agarré a la rubia por el culo y la pegué a mi para aumentar el roce.
-!!Aaaaaahhhhhhh!!
Me corrí a chorros sobre su pubis, la mano que me sujetaba los huevos y el suelo. Dios, esto había sido increíble, que morbazo, sobre todo por saber que Claudia lo había escuchado todo. Con los dedos intenté retirar toda la corrida que pude del vello púbico de la chica y, para qué mentir, aproveché para tocarle un poco el coño. Luego cogí un poco de papel de los surtidores de al lado, me limpie las manos y el suelo y me vestí.
-Ya te puedes destapar, he terminado-
-Ya me habia dado cuenta, tú tampoco te has cortado ni un pelo.- Dijo Claudia, que volvía a tener las mejillas coloradas (¿Se habría puesto cachonda al oirme?).-Bueno, cuando quieras nos vamos, pero si te parece limpiale la mano a la pobre muchacha, que la tiene llena de corrida… Mira que puedes ser despistado a veces…