El relato de una amiga

Al divorciarse nunca penso que otro hombre le daría los placeres sexuales, desconocido por ella, deseaba aprender y... conoció el placer del sexo...

RELATO DE UNA AMIGA (1)

Linda, (nombre ficticio) es una chica de 23 años, piel blanca no muy alta, delgada con amplias caderas, nalgas grandes y senos no muy grandes pero y atractivos.

Se enamoró de un hombre de 28 años, luego de un corto noviazgo se casaron, llenos de muchas ilusiones sin embargo, estas se derrumbaron en la primera noche de boda.

Su primera experiencia sexual y la perdida de la virginidad fue todo un desastre, la luna de miel se convirtió en un tormento, no hubo caricias previas su esposo la penetro sin ningún escrúpulo en forma rápida y dolorosa. Y cuando él llegó al clímax se durmió ante la frustración de Linda.

Las siguientes noches, no fueron mejores que la primera vez, para él, Linda era un objeto para saciar sus necesidades sexuales, siempre en la misma posición, la misionera.

La ausencia de cariño y de amor, fue matando poco a pocos los últimos sentimientos que le quedaban a Linda, hacía su esposo.

Luego, de dos años de decepciones y frustraciones sexuales, decidió poner fin a su matrimonio, e iniciar una nueva vida lejos de su ex esposo. He aquí su historia

Después de mi separación me dedique a mi trabajo, tratando de olvidar el pasado reciente y superar de una vez por toda, el trauma de mi penoso y frustrante matrimonio.

Durante año y medio de mi separación me hice muy amiga de José, un compañero de trabajo quien me coqueteaba con insinuaciones atrevidas y de doble sentidos, gracias a mi forma de vestir, faldas cortas, ceñidas a mis caderas y mis provocativo escotes.

De los compañeros varones José, era el que más se insinuaba conmigo, sin embargo, no le ponía atención a sus constantes asedios, prefería concentrarme más en mi labores diarias, los recuerdos del pasados me perseguían.

Debo reconocer que de todos José, era él que más me atraía como hombre, sus chistes y su forma cordial de tratarme me agradaba mucho.

Sus insinuaciones eran cada vez, más directas y picaras. Cosa que en el fondo me ponían un poco nerviosas, aunque procuraba mantenerme siempre al margen, y no demostrarle mis verdaderos sentimientos ardientes y lujuriosos cada vez que me abordaba.

Durante dos meses mantuvo su acoso sobre mí, siempre guardando su distancia, sin faltarme el respeto y mucho menos de pasarse de la raya.

Un día, se me acerco y dijo, Linda, puedo invitarte a salir y echarnos unos traguitos para olvidar un poco el trabajo y los problemas cotidianos.

Hace mucho tiempo que no me divierto José. Entonces, acepta. Dije, sí.

Me llevó a una discoteca en las afueras de la ciudad, ahí bailamos muy apretado, sentía su bulto erecto entre mis piernas, mientras con sus manos me acariciaba la espalda, el cuello. Mi cuerpo temblaba y me erizaba toda.

Sus caricias me fueron calentando cada vez más y más. Hacía mucho tiempo que no sentía un pene duro rozando mi concha como ahora aunque fuera con ropa.

José, pasaba su lengua por mi cuello y mis orejas, yo me apretaba más contra él, ha esta altura su pene quería reventar dentro de su pantalón.

Cuando busco mi boca, respondí abriendo mi boca para entregarle mi lengua, él la tomó con sus labios y la chupo largamente, ambos comenzamos a disfrutar los besos, cada vez más calientes. Yo me restregaba contra su pene y su pubis, mientras el se restregaba contra mi concha.

La noche se estaba poniendo caliente.

Entre tragos, beso y manoseos fue transcurriendo las horas, mi cuerpo ardía de pasión, mis bragas se humedecían más y más.

Finalmente, José pidió la cuenta y nos retiramos de la discoteca.

Vuelta a casa venía pensando que planes tendría José.

Desvío el carro de la carretera principal, entrando por una vía secundaria, solitaria y oscura. Ahí busco una cuneta entre los árboles y se estacionó.

Nos besamos con mayor pasión, José me tocaba los senos, las nalgas y todos mis rincones íntimos. Mi cuerpo era un volcán pronto a explotar.

Todo era permitido, no había oposición a nada que él, hiciera con su boca y sus manos, mis deseos superaban me mente. Me retorcía, gemía de placer, quería más y más, cógeme José, cógeme ya por favor, te quiero adentro de mí, Le suplicaba, por favor cógeme ya.

Me subió el traje, bajo la braga, su mano fue directa a mi concha velluda y humedad, estaba sedienta de sexo. Nunca antes había estado tan encendida como ahora.

José, inclinó mi asiento colocándolo horizontalmente, me acomodé para que él se colocara arriba de mí, abrí mis piernas para que él me poseyera.

José se bajó el pantalón, colocándose encima de mí. Dijo, ayúdame. Linda.

Tome su verga dura con una mano, buscando la entrada de mi coño mojado y caliente.

Cuando su verga hizo contacto con mi coño, José empujo poco a poco, hasta estar todo su verga dentro de mí, pude sentir su pubis contra el mío, que rico dije, me gusta, no te mueva dejame sentirlo todo adentro.

Tenía la verga de José en lo más profundo de mi concha, momento que aproveche para aprisionar sus caderas con mis piernas, no quería que él se saliera, lo quería ahí bien adentro mí, seguí apretándolo moviendo mis caderas, mientras José, retorcía su cintura contra mí pubis, sin sacarla de mi concha.

Afloje, un poco mis piernas entonces José, comenzó sus movimientos hacía arriba y hacía abajo, moviendo sus caderas en forma onduladas, mi coño apretaba su verga dura, la sensación era indescriptible, y el placer me recorría todo el cuerpo.

José, movía sus caderas cada vez más rápido, su verga entraba y salía de mi concha, yo me restregaba contra él, estaba gozando de su verga, cuando se incrustaba en lo más hondo de mi concha.

Por primera vez en mi vida, sentía el placer y el éxtasis del sexo, luego de mis frustraciones, hoy era otra cosa, mi goce era total y placentero. Mi disfrute era espectacular.

Mi cuerpo comenzó a estremecerse poco a poco, me convulsionaba toda y de pronto una descarga eléctrica me recorrió en lo más profundo de la vagina, mi cuerpo tembló todo, me estremecí fuertemente, quise gritar de placer, pero la boca de José, me lo impedía.

Cuando pude, comencé a gemir fuertemente, de pronto mi concha fue inundada por varias descargas de semen, una tras otras con muchas fuerzas primero y luego fue disminuyendo su potencia e intensidad, hasta que el cuerpo de José, se posó encima de mí, agotado y satisfecho.

Busque su boca para besarlo y decirle lo feliz que estaba. Por primera vez en mi vida, había logrado alcanzar un orgasmo, mi felicidad no tenía límite. Luego, nos separamos y nos arreglamos la ropa, retornando a la carretera rumbo a mi casa.

La noche siguiente volvimos a salir, esta vez me llevó a un motel, donde no hubo tiempo para los preámbulos, nos desnudamos rápidamente, estábamos tan caliente, que le pedí a José, que me penetrara rápido, quería sentir su verga dura dentro de mí otra vez, lo deseaba tanto, que no quería esperar más..

José me detuvo diciendo, debes aprender algunas cositas antes. No por favor cógeme ya, le suplicaba.

No, contestó, puso un dedo en mis labios, déjame enseñarte a disfrutar del sexo.

Tomo una pierna y pasando su lengua humedad a lo largo de mi muslo, sentí un corrientazo de por todo lo largo de mi pierna, mi cuerpo se retorcía de placer, era una sensación nueva, para mí.

José, continúo bajando su lengua hasta llegar a mi pubis velludo.

Separó mi abundante valle de venus, aflorando mis rosados y mojados labios vaginales, colocó la punta de su lengua en mi raja, comenzó a moverla de arriba abajo lentamente, hasta llegar al clítoris lo aprisionó con la boca, para apretarlo con sus labios y chuparlo.

Mi cuerpo se estremeció violentamente y grité de placer AAAAAAAAHYYYYYAAAA. Dios mío. AAAAAAUUUHOOOOO. SSSIIIIIIISIIISISIIS NO PAREEEEEEESSSSSSSSUUUUUUHHHH

Grité, me vengo, José me vengoooo coñoo ooooohhhhh HAY papi papi sssiii siiiiisiiii OOOOMMMM. Cuando soltaba mi clítoris, su lengua bajaba hasta mi ano, ahí metía la punta de su lengua, moviéndola rápida, de inmediato sentí otro corrientazo a lo largo de mi columna, me hacía gemir de placer OOOOOOOOAAAAAHHHHHHH rico rico OOOOOOOOHHHHHMMMMMM.

Mi cuerpo se retorcía, no sabía que hacer, mi respiración estaba súper acelerada, mi cuerpo se desplomaba momentáneamente, cuando él detenía la lamida para volver y reiniciar su mamada. , en mi concha.

Las sensaciones de placer se repetían una detrás de otra, mi cuerpo se estremecía, me contorneaba toda y mis gemidos eran más fuertes. OOOOOOHHHOOAAAAAAAHHHH. ricoooooe eeeeeehhhhhhHHHHHH, que ricooooooooo sisisisisiiiissisisi

José, retiró su cabeza de mis entrepiernas y me beso la boca saboreando mis propios jugos vaginales impregnados en sus labios. Que bien saben, Mi José, que rico. Esperó un rato, para que yo volviera a mi estado normal nuevamente, estaba super agitada.

Cuando mi respiración se normalizó, él se levantó y beso mis senos, me mordió suavemente las puntas de mis pezones erectos, recibiendo otro descarga en mi bajo vientre.y el pecho.

Luego, dijo. ¿Que tal? Amor.

Nunca había tenido una experiencia igual. Ni con tu ex ni con mi ex, ni con nadie contesté.

Nunca, se preocupo por satisfacerme.

Tu marido era un burro. Ahora entiendo porque lo dejaste.

Linda quiero que tú hagas lo mismo, señalando su verga erguida.

Nunca he hecho eso José, entonces es hora de aprender.

Tenía la verga bien dura. Primero bésalo.

Así lo hice, el sabor no me gusto mucho, pero, seguí haciéndolo, trate de meterla toda en mi boca, no pude era muy grande, así que comencé a lamerla y chuparla, a todo lo largo de su verga.

José, así. Se Linda, va bien amor, sigue, sigue, chupalo, pase la lengua alrededor de la cabeza.

Así, si así amor, seguí sus instrucciones, comencé a pasar mi lengua a lo largo del tronco, luego me metía lo que podía en la boca y lo chupaba:

Vi la cara José, había cerrado los ojos, estaba disfrutando de mi boca y mi lengua, trate de esmerarme más y más. Mis movimientos de mi lengua lo hice más rápido, luego me detenía para introducírmela en la boca.

José, comenzó a gemir de placer, UUUUUUUMMMUUUSSSSIIIII, del glande rojo comenzó a salir un poco de babilla, su sabor no me gustaba, pero tener esa verga grande en mi boca me excitada tanto, cuando me toque la concha, estaba súper mojada.

Me estaba gustando cada vez más lo que estaba haciendo con esa preciosa verga en mi boca, lo estaba disfrutando mucho y José, también.

Comenzó a gemir, más fuerte, mientras yo continuaba lamiendo y chupando ese mástil duro de carne.

Sigue amor sigue vas bien uuuuuussssssi, uuuuuuuummmmmmssssssiiiiii me gusta sigue sigue.

Me vengo Linda, me vengo, me vengoooooooo oooohhhhhh.

Saque su verga de mi boca y el semen se derramo sobre mi cara, mi cabello y mis ojos.

Dijo. No metelo en tu boca quiero que lo pruebes, volví a meterlo en mi boca, pude tragar un poco de las últimas ráfagas de leche, su sabor no me agradaba, sin embargo, quería complacer a José y si quería me tragará su leche, yo lo iba hacer.

Seguí chupándole la verga hasta que comenzó su descenso inevitable y cuando quedo flácido, lo saque de mi boca, me levante y nos besamos.

Quería que él saboreara mis besos ardientes con sabor de semen.

La noche a penas comenzaba……...

Agradecemos todos los comentarios recibidos... Si desea intercambiar experiencias sexuales... Con mucho gusto le contesto... Solo a las mujeres, sin importar la edad... Todas son bellas... chao

José

apolo02@hotmail.com