El relato de María

Continuación de "Vaya noche,2ª cita" esta vez contada por María.

Mi amo me ha dado permiso para que esta vez os cuente yo el relato de nuestro último encuentro.

Aunque ya no trabajamos juntos, seguimos manteniendo contacto diario via e-mails en el trabajo o con el msn en casa, en los escasos momentos en que puedo conectarme sin levantar las sospechas de mi marido, arguyendo que estoy trabajando, o bajándome música….el pobre no tiene ni la más remota sospecha…sólo se queja de las horas que paso delante del ordenador….si supiera!!!!

En nuestros encuentros "virtuales" casi diarios se ha ido forjando una relación de dominación-sumisión que a los dos nos era extraña. Nunca…ni él ni yo, habíamos mantenido una relación así….aunque yo, en el fondo, sabía, lo sabía que dentro de mí latía una sumisa por descubrir….por apalear y que sólo me faltaba encontrar a esa persona "especial" que no tuviera miedo de ejercer ese poder y que, desgraciadamente, no encontraba en mi marido, quien me follaba muy bien, pero a quien ni se le pasaba por la imaginación hacer de mí su sumisa.

Así que, cuando tras nuestro primer encuentro físico, nos planteamos seguir con la relación, ésta ya estaba determinada por nuestros roles. Desde ese momento, me limité a obedecer y cumplir todos y cada uno de sus mandatos.

Como en la última cena que tuvimos con mis excompañeros hace menos de un mes.

Dos semanas antes había empezado a calentarme insinuándome las cosas que me iba a hacer….lo que quería de mí. Sabía que había algo que nadie, ni mi marido, había conseguido nunca y se había propuesto ser él el primero. Y me excitaba....y cómo…cada vez que me relataba cómo y cuándo me lo iba a hacer.

Dos días antes de la cena me pasó las instrucciones precisas. Debía llevar falda, blusa, medias con ligueros, tanga y sin sujetador. Maquillaje el justo y poco perfume, le gusta mi olor natural.

También el sitio y la hora exacta dónde nos veríamos, antes de la cena.

Ni deciros cómo pasé los dos días que quedaban. Me los pasé arreglándome para él, depilándome el coño, dejando arriba un poco de pelo, el justo, el único que debía quedar en todo mi cuerpo. Me había prohibido follar y también masturbarme durante toda una semana, algo bastante difícil, pues nuestras conversaciones y nuestros correos me calentaban sobremanera y mantener a mi marido a ralla no era fácil, no estaba acostumbrado a mis negativas.

Pero me lo había ordenado y yo le obedezco en todo.

El día acordado me arreglé como él me había mandado. Falda verde por arriba de las rodillas, blusa negra, medias y ligueros negros, un pequeño tanga negro taconazos y sin sujetador. Esto último me resulta bastante incómodo pues mis pechos son voluminosos y con unos pezones abultados, pero él lo sabe y por ello me lo ordena.

Cogí el coche y llegué un poco antes al sito acordado, un parking poco concurrido y apartado. Apagué las luces del coche. Bajé. Me senté en el asiento trasero y moví los otros hacia delante, para dejar más hueco.

Recostada, le esperé, viendo pasar las luces de los coches por la carretera próxima. La espera me estaba llenando de nerviosismo y de excitación. Le deseaba, hacía casi un mes que no me follaba y aunque me masturbo para él casi todos los días ante la wc…lo añoraba dentro de mí....de mi coño….de mi culo…y recordando nuestro último encuentro…mis pezones se endurecían bajo la blusa y estaba empezando a crecer mi coño…latiendo…mojando mi tanga

Llegó un poco tarde, creo que lo hizo adrede, para tenerme más mojada y ansiosa. En cuanto se hubo sentado y cerró la puerta del coche me cogió de la nuca para darme un beso largo, húmedo….su lengua me buscaba por toda la boca…y yo solamente podía dejarlo hacer….me derretía…lo había estado esperando tanto…me senté en sus rodillas…con las piernas abiertas…frotándome contra su polla…me desabrochó la blusa y metió su cabeza entre mis pechos, mis pechos desnudos, buscando mis pezones. Yo los tenía duros y se sonrió. Me los lamió, me los mordisqueó, tiró de ellos con fuerza mientras yo gemía bajito…..si hubiera continuado unos minutos más, me habría corrido sólo con eso.

Pero no, no era eso lo que tenía planeado." ¿ya sabes lo que quiero, no?" Hasta entonces no habíamos hablado. Yo asentí con la cabeza, lo sabía y lo deseaba. Deseaba tragarme su leche, bebérmela toda, notarla bajar por mi garganta y saber que se sentía con ello.

Me arrodillé a su lado y le desabroché el cinturón. Tenía el slip mojado. "mira cómo me has puesto, puta" Le gusta insultarme y a mí me excita que lo haga. Le saqué la polla, mojada, por mí, para mí…joder!!!! Se la lamí, del capullo hasta los huevos, lentamente, saboreándola, reconociendo su olor, su tacto, un poco granulado bajo la piel de su capullo, su sabor, su sabor, ácido y un poco dulce a la vez, como recordaba. Le chupé los testículos, las ingles, mientras subía y bajaba mi mano por su polla. Arrodillada en el asiento, me la metí en la boca poco a poco, sintiéndola crecer, sintiéndola latir mientras él me cogía de la cabeza con las dos manos. Me dirigía, me la hacía tragar entera y cuando ya la tenía en la garganta, yo apretaba como si me la fuera a tragar. Sus movimientos eran precisos, el tiempo justo para dejarme respirar con ella dentro.

Me insultaba "qué bien lo haces puta", "te lo vas a tragar todo, puta" y yo notaba crecer mi coño, caliente, mojado y aceleraba el ritmo más rápido, más rápido y más profundo,. Con una mano me levantó la falda, dejando mi culo al descubierto y me empezó a dar azotes sonoros, fuertes pero con cuidado de no dejar marcas difíciles de explicar.

En cierto momento dejó de empujar mi cabeza y la apretó contra su polla, yo sentí las contracciones de sus huevos, se venía, se estaba corriendo en mi boca….

Lentamente levanté la cabeza, con la boca cerrada, "¿la tienes toda?" preguntó, yo, por respuesta, abrí la boca y empecé a tragarme su leche, poco a poco, mirándole a los ojos y sonriendo.

Dulce y ácida, poco espesa. Me gustó. Mucho.

Después de darme un beso y comprobar que no me había dejado nada me hizo abrir las piernas y me quitó el tanga.

"me lo quedo durante la cena, para que cada vez que meta la mano en el bolsillo, pienses que te estoy follando la boca"…me estremecí, pensando en el "postre" que me había prometido para después.

Nos recompusimos y llegamos al lugar de la cena por separado, para no levantar sospechas.

El "postre "mejor que os lo cuente él.