El regreso...Inti

Este relato cuenta el regreso a casa del hermano de Aliro y Milagros,indica el paso del tiempo en la historia...su temática no es filial, es heterosexual, pero por continuidad lo publico aquí... agradezco los comentarios y criticas. espero les guste.

Inti...

Toco la puerta de un departamento de citas, llevo tiempo sin mujer y mi cuerpo me pide una. Me abre una rubia pequeña, delgada, debe ser rusa por sus facciones, no me cuestiono mucho lo que hace una rusa en Colombia, su vestido a penas le tapa los pezones y su trasero, tiene un cierre por toda la delantera desde arriba a bajo. Me lleva a un sillón enorme y me sienta, ella con sonrisa sensual se sienta sobre mi, un poco de lado para que tenga acceso a su cuerpo, no necesito mas invitación, le abro el cierre hasta la cintura y empiezo a manosear sus pequeños senos desnudos sus pezones tienen un color damasco y una botón pequeño y paradisimo la bajo de mis piernas y la coloco sobre el sillón, le termino de sacar el vestido y ella abre sus piernas inmediatamente dejando a la vista su sexo suave y depilado, la toco solo un segundo, y me siento de nuevo es hora que haga su trabajo, me desabrocha el cinturón y el pantalón y saca mi sexo esta semi erecto y se lo lleva a la boca, me para y ella se arrodilla para darme placer oral sin mas, mete y saca mi pene de su boca ayudándose de las manos la retiro de mi y tomando mi pene le golpeo la boca y la lengua indicándole que ya me aburrió, que quiero mas. Me dejo caer con las piernas levemente separadas, me pongo protección y le indico que se siente sobre mi, ella se monta dejando sus nalgas pegadas a mi vientre ella se toma con una mano un pecho y con el otro lleva mi cabeza a su botón y comienza mi penetración, esta apretada por falta de lubricacion pero no se queja si no es orgasmicamente, sus nalgas rebotan en mi pelvis, hasta que buscando mayor humedad se baja para lamerlo y meterlo en su boca de nuevo, la dejo hacer unos minutos y la devuelvo al mismo lugar, en esa posición estoy por un rato, me gusta, después la acomodo de espalda al sillón y me arrodillo de forma que mi sexo entra y sale de su vulva abierta y por fin lubricada, de todos modos tiene un leve gesto de dolor que mitiga masturbándose sobre el clítoris, como veo que no esta cómoda la doy vuelta y la arrodillo y yo me levanto entrando por atrás en su sexo, aprovecho de sacarme la camiseta que llevo puesta, en esta posición la taladro hasta que empiezo a convulsionar saco mi pene de su vagina y me saco el condón ella se cierne con su boca a mi sexo y hace ventosa hasta que me corro dentro de ella. La ayudo a pararse y me subo mis pantalones y calzoncillos, busco mi camiseta y me la pongo. La miro y le doy dos fajos de billetes, uno para ella. Me deja en la puerta y me besa la mejilla, jamas tuvo un orgasmo, pero yo buscaba tener los míos no procurárselos a ella. Salgo camino a mi hotel.

  • Señor llego carta para usted.
  • Gracias Santiago.

Entro en la habitación del hotel, llevo todo el día tomando fotografías a una mujer que engaña a su marido. Me gusta mi trabajo pero me gustaría que alguna vez en casos como el de hoy la infidelidad no sea cierta. Me sirvo un café bien fuerte, nunca son como los de casa, pero lo intento. Me siento en la cama que abarcá la mayor porción del dormitorio. Dejo el café en la mesita de noche y prendo un cigarrillo, abro el sobre en blanco, solo la dirección en medio, no necesito ningún dato, ella es la única persona que puede ubicarme en cualquier sitio donde este, y aunque al principio se extrañaba por mis peticiones, al fin, las acepto y ya no pone ni mi nombre, ni su remitente.

“ Hola Amigo Mio.

Lo primero, pedir disculpas por no escribir antes, me fracture la muñeca y....bueno no pude escribir.

Te cuento, que yo estoy bien, sigo en la ciudad con mis estudios y ya pronto me titulare de profesora, ya sabes que es mi sueño y que me encantan los pequeños.

No te aburro. Hable hace poco con mi madre, sabes que le encanta saber todo de todos, al menos nos sirve para nuestro propósito, me gusta ser una espía jajjajaja. Perdón.

Ya, ahora si, tus hermanos se juntaron por lo de tu cumpleaños como todos los años, por cierto. Feliz Cumpleaños. Estuvieron todos ellos, junto a tu cuñada y sobrinos, la torta era de frutos silvestres, tú favorita si no me equivoco. Milagros se graduará de la secundaria en noviembre los últimos días del mes, una semana antes de su cumpleaños, recuerdas que se hace adulta ¿Verdad? Están preparando un buen fiestón, al que fui invitada por cierto. Mateo pronto sera padre otra vez los primeros días de enero tiene fecha para el parto Carolina, la verdad es que no tengo claro como va su matrimonio, se ven cansados y estresados la mayor parte del tiempo, pero los chiquitos están sanos y felices. Pablo, como siempre, yo diría incluso que lo veo mas feliz que antes y eso que novia no se le ve. Aliro, esta bien, el otro día llevo a mi madre a la casa, y me contó que estaba radiante, conversador y galante. Yo creo que mi madre lo ama en secreto jijijiji. Él que ha visitado bastante seguido por tu casa, es el medico, aunque no te preocupes, porque son amigos desde hace años con Pablo si que no creo que alguien este enfermo.

La próxima carta enviala al departamento si es pronto, sino que sea al pueblo vuelvo a casa a mediados de noviembre siendo profesora al fin.

Un fuerte abrazo...Disfruta de tus aventuras. Tú molesta ex vecina Amelia.

Un día cualquiera de Octubre, Soy una loquilla.”

Amelia...La última vez que la vi tenía diecinueve años y unos sueños locos de ir a la universidad a estudiar pedagogía, y ahora con veintitrés años ya lo va lograr, me alegro mucho por mi vecinita de piernas largas y flacuchas como el resto de ella, con esas gafas de leer y su pelo trenzado. Muchas veces he querido ver una foto suya para colocar un rostro a las cartas que recibo, porque su forma de escribir ya no es infantil. Tomo la carta y la junto a las otras que ya tengo guardadas en un bolsillo escondido de la maleta, es de las pocas cosas que cargo, nunca las dejo atrás. Me saco la ropa hasta quedar en bóxer y vuelvo a la maleta, saco el montón de cartas y fotografías, me voy con ellas a la cama. En cada carta Amelia me cuenta que sucede con mi familia, el nacimiento de los gemelos, la escuela de Milagros y el trabajo de Aliro y Pablo en el campo. Me hace un reporte con la información que recolecta sin ser entrometida, antes, cuando ella vivía en el campo de junto al nuestro, recibía mas información, el nombre de las novias, las notas del colegio, si las vacas dieron suficiente leche, detalles, pero lo que mas agradezco son las fotos. Los chicos celebrando cumpleaños, montando a caballo, en el río. de día de campo, fiestas de colegio, abriendo regalos en navidad y los brindis de año nuevo. En el campo las cosas son distintas que en la ciudad, somos familia y compartimos prácticamente todo aun cuando el único factor común sea el hecho de vivir uno al “lado” del otro. Las guardo, son mi tesoro. Me voy a la cama. Trabajo mejor de madrugada y necesito estar en condiciones. Mañana tengo que ver al cliente.

Son las tres de la tarde de un maravilloso día en Manizales, dentro del triangulo de oro en Colombia. Acabó de salir de un restaurante que queda en los barrios de la ciudad, esta en toda una esquina y al salir veo la ancha calle asfaltada y las cientos de casas de dos plantas, unas pegadas a las otras. Buscó un taxi con la mirada hasta dar con un vehículo amarillo al que hacer una seña. Para y subo. Tras dar las instrucciones para llegar al hotel me relajo. No me gusta andar por los barrios de las ciudades, soy un tipo alto y robusto, con cara de pocos amigos y suelo meterme en problemas al no quedarme quieto cuando me enfrentan. Pero a mi ex cliente, le pareció el mejor lugar y como él es el que pagó, le doy el gusto. Al llegar, le doy su dinero al taxista y entro al hotel.

  • Hola Santiago.¿Algún mensaje?
  • No señor.

Mi habitación, esta ordenada cuando llego y como siempre reviso mi maleta, todo en orden. Levanto el teléfono, marco un numero de memoria.

  • Estoy libre.
  • Una antigua cliente te busca.
  • Donde.
  • México.
  • ¿Quién es la cliente?
  • Guadalupe Santos. Insiste en que solo tú la puede ayudar, que es de vida o muerte.
  • Mandame los pasajes.

Acomodo las cosas personales que tengo en la habitación. Tomo el teléfono nuevamente y pido algo de comer. Mientras espero el servicio, tomo de mi maletín un cuadernillo y lapicera...

“ Hola Loquilla.

Gracias por tú información, como siempre me ayuda a sentirme cerca de mi familia.

Me alegra que pronto te conviertas en profesora, seguro no tendrás problemas para conseguir trabajo y cumplir tu sueño. Espero resivir una foto del día de la titulación , tú y tu diploma serán una alegría que ver.

A mi me va bien, ya sabes de un lado a otro. Hoy mismo saldré a la ciudad para tomar una instantánea y ponerla en el sobre para que veas los hermosos rincones del lugar.

Me voy a México, para mañana espero estar ahí, sabes que no me gusta estar por mucho tiempo en un solo lugar. Espero que estés bien y ya ta enviare mi nueva dirección.

Amiga, un gran abrazo.

Al otro día de tu carta, tontuela”

Tocan la puerta y a través de ella me habla Santiago.

  • Señor Felipe, su comida.

Me levanto y abro la puerta, él pasa y me deja el alimento sobre la pequeña mesita.

  • Prepáreme la cuenta, por favor. Considere también los tres días de castigo por no avisar con anticipación.
  • Si señor.

Se fue del dormitorio. Me siento y como aquello que me trajo. Me tomo un café al terminar y espero por dos largas horas a que suene el teléfono, con mi maleta y maletín listo la cámara al cuello, impaciente, por fin el timbre.

  • Diga.
  • Señor Felipe, llego un sobre para usted.
  • Bajo inmediatamente, tenga la cuenta y pídame un taxi.

Finiquito las cosas en el hotel y subo al taxi indicándole que primero quiero ir a una plazoleta, a correos y luego al aeropuerto, miro por la ventanilla, en este hotel pase cuatro meses de mi vida. Paramos en la plazoleta y tomo algunas instantáneas las meto en el sobre y espero la siguiente parada y luego el aeropuerto. Mientras espero la salida del avión recuerdo a mi cliente.

Es una mujer de cuarenta y tres años, un mujeron, que se vio envuelta en tremendo lío por culpa de su marido que una vez muerto se descubrió estaba en el negocio de trata de blancas, un hombre miserable, un ser ruin. Ella llamo a la agencia para la que trabajo, buscando un guardaespaldas y que este ademas fuese capaz de buscar evidencia que la libere de culpa Me enviaron a mi, bajo el nombre de Carlos Mardones, el mismo nombre y pasaporte que tengo ahora en mis manos. Cuando entre en la agencia me capacitaron para ambas cosas, y llegue a la ciudad , al D.F. A su casa, con la tapadera de que era un primo. Era una mujer hermosa alta, morena, cabellos y ojos negros como la noche, con piernas largas, trasero redondeado, vientre plano y senos que el marido le regalo, bella. La casa era un palacete con todo lo que este conlleva, vivían ella, su madre y cuatro sirvientas. Trabaje siete meses en su caso, siete meses en los que le tome cariño a la mujer, en ese momento yo tenia treinta y un años y ese mujeron me tentaba, cuando las pruebas de su inocencia estuvieron recopiladas y solo faltaba el juicio, me deje vencer por mis propios deseos.


La dirección que me dio la agencia es la misma de la casa en que la deje después del juicio que era mas bien modesta, me parqueo en la calle, frente a la casa, esta un poco mas desgastada, se ve deslucida. Bajo del auto que alquile y toco el timbre, me pregunto como fue capaz de pagar los costos de mi viaje.

  • Buen día, señor.
  • Buen día, busco a Guadalupe Santos.
  • Pase usted.

Al entrar me doy cuenta, que la casa esta lúgubre, casi sin luz. Fue inevitable recordar lo allí vivido, la última noche, fue cuando me olvide la premisa, jamás se debe mezclar el deber con el placer, pero sería mi último caso en el país estaba harto de tanta mafia, fueron dos largos años acá y en los siete meses que trabaje para Guadalupe no tuve mujer alguna, ocupaba todo mi tiempo, recuerdo subir a preparar mi maleta y que ella entro a mi habitación, traía puesto un vestido corto negro ceñido al cuerpo y floreado en el escote, hacían juego con sus zapatos de tacón alto, la piel que dejaba a la vista estaba desnuda y luminosa, me dijo que era mi noche final y que me diera la oportunidad de ser recompensado como dios manda, era una mujer que sabia lo que quería y yo la deje hacer, se desnudo completamente, dejando los tacones y se paseo por el dormitorio, así desnuda, hasta terminar de rodear la cama, se coloco justo en medio semi sentada abriendo las piernas y mostrándome su vagina completamente húmeda y lampiña, sus senos hinchados recibían caricias con una mano mientras la otra se preocupaba de su sexo, la deje tener su primer orgasmo sola y luego de eso me saque la ropa y directamente la penetre, no hubieron juegos ni palabras dulces, sino el ansia de ser uno por primera y última vez, la cogí por todos lados, no me dijo no a nada, mi sexo en el suyo, en su ano, en sus tetas y su boca y explote no una sino muchas veces a lo largo de la noche hasta el amanecer.

La mujer que me abrió la puerta desapareció escaleras arriba, sacándome de mi pasado. Espero algunos minutos y de pronto baja la madre de Guadalupe.

  • Carlos, gracias por venir.
  • Señora. Esperaba ver a su hija.
  • Eso no podrá ser.
  • No entiendo entonces que hago aquí.
  • Siéntese y escuche, por favor.

Se acomoda ella en una silla, es una mujer mayor, luego me acomodo en un sillón que esta justo frete a su silla.

  • Usted se fue hace casi cuatro años de nuestras vidas.
  • Así es y si me explica cual es el problema que tienen, pronto volveré a irme.
  • Por favor, Carlos.
  • Escucho. Pero si no es por trabajo sea usted rápida.
  • Rápida seré, entonces. Mi hija cuando usted se fue era una mujer madura, libre y sana. Pues eso cambio, a los dos meses de su partida comenzó a sentirse mal, fue a medico creyendo que era la tan molesta menopausia. Cual sería su sorpresa al descubrir que estaba embarazada...
  • Mi hijo.
  • Si, una niña. Mi Lupe te busco por todos lados, hasta que se dio cuenta que Carlos jamás existió. Decidió entonces criar sola a la niña que llamo Adriana, era una bendición, antes pensó que nunca tendría niños.
  • Lo sé.
  • Mi hija enfermo hace un año, cáncer, murió hace un mes y medio, me dejo una misión si veía que yo no era capaz de cuidar a mi nieta, tenia un fondo que no ocupo ni para su terapia, era para contactar a la agencia para la que trabajas y que te buscara y te contara esto. Yo ya no puedo cuidar de Adri, estoy muriendo también.
  • ¿ Como puedo saber que es mi hija?
  • ADN. Ve a una farmacia y compra la prueba. Te espero.

Sin decir nada, me fui a una farmacia, pido la prueba aunque ya se el resultado. Me dirijo a la casa, la niña es igual a mi, no hay dudas. La saludo cariñosamente, solo un saludo y su abuela le pide que nos deje solos a su abuela y a mi, un momento.

  • Señora, no necesito la prueba pero necesito que un medico certifique que es hija mia, para sacarla del país. Para mi es peligroso quedarme por mucho tiempo y al parecer es hora que vuelva a casa.
  • No la volveré a ver.
  • Si quiere viajar con nosotros sera bienvenida.
  • Gracias, iré con ustedes así por lo menos la niña no lo vera como un extraño cuando muera.
  • ¿ De que esta enferma?
  • Corazón y ya no me sirve un trasplante. Voy a llamarla, para que se presenten.

De pronto la niña aparece junto a nosotros. Le estiro mi mano, para presentarme.

  • Hola Adriana, soy tu padre, me llamo Inti.
  • Hola...te conozco, mira.

Me muestra una fotografía en la que salgo con Guadalupe.

Desde ese momento mis esfuerzos fueron solo para que la niña fuera legalmente miá y poder sacarla de México. En el mes de noviembre tuve que viajar fuera, a la agencia, renunciar fue una de las cosas mas difíciles de los últimos tiempos, me entendieron y me dijeron que si quería volver tenia las puertas abiertas y de vuelta a México. Paso un mes mas para que fuera mia. Y por fin el veinte de diciembre vuelo a casa, a mi país, a mi familia.


  • Esta es la habitación señor.
  • Gracias.

Entramos los tres al cuarto, es grande con dos camas matrimoniales, una para Rosa y Adriana y la otra para mi. Estamos en casa, ahora me falta organizar todo para llegar al pueblo y para eso necesitare de ayuda. Amelia...Pido al servicio de habitación algo de comer para ellas y una guía telefónica. Y buscó, hasta dar con el número de la casa de Amelia.

  • Hola.
  • Hola se encontrara Amelia.
  • Deme un minuto ¿Quién le digo que llama?
  • Un amigo.

Rosa me mira y tapando el auricular le digo, que aunque ella no lo crea tengo una amiga y familia que se alegrarán de tenerme de vuelta.

  • Hola “amigo” ¿Con quien hablo?

Esa voz no puede ser de ella, es suave, decadente...sensual.

  • Amelia....estoy de vuelta.
  • Inti. ( en un susurro) Oh dios, estas ¿Donde?
  • En la ciudad, podrías venir... Si estoy bien... No nada malo.... Amelia, tengo una hija, si, la traje conmigo...Hotel Al Paso, cuarto 112....nos vemos en un par de horas, gracias.

Me quede pensando en la reacción de ella al teléfono fue solo un leve silencio y luego lo esperado apoyo, por su voz me doy cuenta que ya creció, sabia de sus avances en estudios, de sus trabajos de verano pero nunca dimensione que la niña que vivía junto a mi, ahora es una mujer.

  • ¿Todo bien, Carlos?
  • Si. Llámeme Inti por favor.

La niña toma una siesta y yo me dejo caer a su lado para acariciar su fino pelo, pronto estoy dormido, un golpe me saca bruscamente del sueño. Rosa se acerca a la puerta para abrirla.

  • Deje yo lo hago.

Me acerco a la puerta. Al otro lado, hay una mujer de metro sesenta y pocos, puras curvas naturales, pelo castaño claro alborotado, unos preciosos ojos castaños y una boca para ser besada. Viste una falda de lana hasta los pies enfundados en botas sin nada de taco y para arriba un top que muestra el vientre una casaquita café y un bolso cruzado al torso. Nada que ver a la niña que vi por última vez y nada que ver a las mujeres con las que he tratado en los años que estuve fuera.

  • Inti. (Esa voz). Inti.

Y se me tira al cuerpo para abrazarme, sus brazos en mi cuello y sus piernas en mi cintura, como llego hasta ahí, no lo sé.

  • Inti, no lo puedo creer, estas de vuelta.
  • Amelia...
  • Oh Inti, es verdad, tantos años.

Se suelta de mi abrazo e inesperadamente siento una perdida. Y la atraigo hacia mi en un abrazo por los hombros, la dirijo a la cama donde ya despierta nos mira Adriana y Rosa.

  • Hola, soy Amelia, amiga de Inti.
  • Soy Rosa y ella es mi nieta Adriana.
  • Hola Adriana, eres una niña hermosa y tan grande, sabes, tienes unos primos de casi tu edad, son igualitos los dos. Señora, un gusto.

Desde que llegamos, Rosa no mostró ni un solo gesto de gusto, hasta ahora, sonrió ante el saludo de Amelia. Mirándome a los ojos ella me habla.

  • Tienes una Hija preciosa Inti. Y su abuela es una mujer muy guapa también. Te parece que vayamos a buscar algunas golosinas y ¿Qué le gustaría señora Rosa?....una novela para ella.( se acerca a la niña) Pequeña me voy a robar unos minutos a tu papi, pero pronto estaremos de vuelta.

Tome la llave del cuarto y salimos después que yo besara la cebecita de mi hija, al salir del hotel recién hablamos.

  • Te escucho.
  • Amelia, la medre de la niña murió y su abuela esta por morir también, es mas casi no me dejan viajar con ella.
  • ¿Por que no me contaste lo de la niña en las cartas?
  • No sabia que tenia una hija, lo supe cuando viaje a México.

Me tomo la mano y guardo silencio hasta que llegamos a un centro comercial.

  • ¿Como no te contó la madre, la heriste?
  • No, fue por el trabajo, ella no pudo ubicarme. La única persona que podía ubicarme eras tú.
  • Si pero conmigo no tenias una hija.
  • No lo sabia...fue solo una vez, le tenia cariño a su madre y bueno paso.
  • Cariño, cuando yo me entregue a alguien espero que sea por amor ¿ amas a la niña?
  • Si, la vi y si. Lo deje todo Ame, mi vida, mi trabajo, mis aventuras. Todo, se que necesita un hogar y yo el único lugar que puedo llamar hogar es en casa. A su abuela la traje porque no podía dejarla morir sola y porque la niña no me conocía mas que por una sola foto.

Apretó mi mano con la suya por un momento y luego la soltó. Entro a un local de golosinas y compro algunas variedades, chocolates, papas fritas y jugos, iba a pagar cuando me adelante y cancele yo. Después me llevo a una librería, entro como si fuera la dueña, un hombre de unos veintiocho años, salio del mostrador y la abrazo, saludándola, le beso ambas mejillas y la volvió a abrazar. El estomago se me apretó, al igual que la mandíbula. Después del efusivo saludo ella me presento como un gran amigo y le dijo lo que buscábamos, él escogió una novela y un libro de cuentos para niñas. Pague y nos despedimos, y entre ellos la efusividad fue la misma que al entrar.

  • ¿Conoces a todos los libreros de la ciudad?
  • No, yo vivía a tres calles de aquí. Y salimos por algún tiempo..

Volvimos al hotel, Amelia por el trayecto me pregunto todo lo que se le ocurrió, menos de mi trabajo y lo agradecí. Al llegar le entrego los paquetes envueltos en papel de regalo a cada una. Abrió las golosinas y se puso a conversar con ellas, hasta que de pronto abriendo el bolso que al parecer nunca se sacaba, saco un albún de fotos. Y se lo empezó a mostrar a las dos, fotografías de mi familia de niños en sus fiestas, cumpleaños, navidades. Mis hermanos creciendo. Yo me acerque a mi hija y ganándome tras ella también veía las fotos y escuchaba las historias, ella pasaba las de ella, pero mi hija haciéndome un favor también le pidió que contara algunas anécdotas. Fue mágico, hasta que mi pequeña me miro y me dijo que quería conocer a sus tíos y primos. Rosa en ese momento le tomo la mano a Amelia y le dio las gracias.


Estoy nervioso Amelia me dijo que ella se preocuparía de todo y aquí estoy a dos kilómetros de mi casa, a dos kilómetros y no se si saben que vuelvo, no se nada y no tengo esa costumbre. Adriana esta feliz viendo el paisaje en su silla para niños en la parte de atrás del auto y Rosa me mira con preocupación y cariño. Minutos después estoy estacionando dentro de la propiedad solo hay dos vehículos y es hora de bajar. Al estacionar Amelia sale de mi casa, mi casa, mi casa...

  • Hola.

Nos besa a todos y nos dice que esperemos aquí en la entrada para reunir a mis hermanos ella les dijo que les tenia un regalo para esta noche buena. Vuelve con todos. Y mi corazón deja de latir, la niña y Rosa están justo tras de mi.

  • Dios mio. ( grita Milagros y corre hacia mi). Hermanito, Inti, Inti, Inti...
  • No llores peque ( la abrazo fuerte).

Mis hermanos se acercaron uno a uno, me tocaban, abrazaban y besaban, solo quedo atrás uno. Aliro estaba mirándome con los ojos rojos y acuosos desde la puerta, sin moverse y de pronto Mili, se acerco a él y le susurro algo en el oído empinándose todo lo que pudo, le tomo su mano y se acercaron a mi.

  • Bienvenido Inti, bienvenido a tu casa, tu cuarto esta tal como lo dejaste hermano.

Y me abrazo, me abrazo el hermano que me dio todos sus ahorros para que pudiera cumplir mis sueños, el hermano que me dio su ropa nueva para que me viera como un hombre, el hermano que me dejo volar y que hoy me recibe de vuelta en el nido.

  • Gracias, hermanos los extrañe tanto, tanto.
  • Mateo tu eres el de las cuentas ¿ hace cuanto que se fue de paseo?
  • Cinco años Pablo, cinco largos años.
  • Pero estoy de vuelta y no solo.

Amelia se acerca a mi llevando a mi hija en brazos y a Rosa de la mano.

  • Esta niña preciosa es mi hija, su sobrina Adriana. Y ella su abuela Rosa.
  • Hola soy Aliro el mayor de los hermanos, sean bienvenidas a casa, en este momento les prepararemos un cuarto a cada una, preciosa soy tu tío Ali ¿te puedo tomar en brazos?
  • Si...

Y llevándose a mi hija prendida al cuello entra en casa. Estoy de vuelta.

Ese día la tarde se nos hizo noche y con ella Amelia se fue a su casa y Rosa y mi hija a los cuartos que les preparo Milagros, claro que esa noche la niña pidió dormir con su abuela. La noche se volvió día conversando. Hablamos de todos, me preguntaron muchas cosas y yo otras tantas, evitamos algunos temas.

Es el día de navidad, a las ocho de la mañana desperté, dormí como hace cinco años no lo hice, mi primer pensamiento fue, cuando yo me entregue a alguien espero que sea por amor, Lo que dijo Amelia me quedo dando vueltas, ayer estaba hermosa y al escucharla hablar de esa forma decadente y sensual, a mi memoria llegaba esa frase. Obligando a mi cuerpo salir de mi letargo me levanto y voy a saludar a mi pequeña, el dormitorio estaba a un lado del mio y ahí estaba dormida, Rosa seguramente estaba abajo con los demás. Le beso la frente y se despierta saludándome con un papi. La tomo en mis brazos y bajamos las escaleras. En el salón un enorme árbol de navidad estaba lleno de luces y regalos que de día anterior no estaban y mi hija me dice para mi. En eso aparecen todos saliendo de la cocina con café recién echo y ricos dulces. Se sientan en el sillón y en sillas dejándonos un espacio y saludándonos alegremente. La niña dice, regalo. Aliro se acerca al árbol y dice que al parecer hay un regalo para ella por ahora y que mas tarde cuando todos los abramos habrán mas, se lo entrega, era una bella muñeca de porcelana, a mi hija le gusto mucho. Levante una ceja y el me susurro, un regalo de milagros de su ultimo cumpleaños... luego risas y conversación.

A eso de la una de la tarde, tocan la puerta. Pablo se apura en ir y saluda a un hombre con un beso en la mejilla, lo toma de la mano y se acerca a nosotros.

  • Hermano este es Rafaél.
  • Oh si, eres el medico.
  • Si soy el medico y pareja de tu hermano.
  • Ya...O sea tengo dos cuñados Carolina y tú.
  • Eso espero, aun falta que mi familia lo sepa, hoy abra mas de una sorpresa.
  • ya...

Le saludo y le presento a mi hija, le cuento de Rosa y que ella esta enferma del corazón. Le digo que a pesar que para mi es extraño que sean pareja, bueno no me queda de otra que quererlos a los dos, pero que si de pronto se le ocurría dañar a mi hermano lo mataba.

Media hora mas tarde apareció Mateo y familia. Los gemelos tenían cuatro años y cuatro meses y Adriana tiene tres años con diez meses. Los niños entraron tímidos, cargados de regalos. Yo me levante y le dije que era su tío Inti y que la pequeña era su prima Adri, tome sus regalos y los deje en el árbol, luego los acaricie con cuidado, me acerque a Carolina y la abrace. Los niños se miraron y se acercaron a su prima y la locura comenzó. Comimos algo liviano a eso de las tres de la tarde y luego Aliro y Milagros se fueron de compras de última hora. Llegaron Amelia y sus padres, la familia de Carolina y la de Rafaél que aun no entendía lo de la invitación por lo que me explicaron pero se integraron de inmediato.

A las diez de la noche con todos en casa comienza la entrega de regalos y ya todos avisados supimos que el momento de la verdad era el regalo de Rafaél a Pablo y así fue. Amelia prudentemente retiro a los niños a petición de Mateo los llevo a jugar al nuevo dormitorio de Adriana. En el salón, Pablo abre su regalo con Rafaél a un lado, era un libro, mi hermano lee la dedicatoria “ Para ti, un ser especial, sin el cual mi vida no tendría sentido. Con amor, siempre tuyo Rafaél” y el caos.


Subo al dormitorio donde están los niños y ahí encuentro una imagen que no olvidare jamás. Amelia sobre la cama a cuatro patas con la pollera toda arriba dejando su trasero redondo a todas luces envuelto en un pantalón que hasta ese momento parecía soso, los senos libres bajo la prenda se veían por el escote, los ojos vendados y ella rugiendo con el cabello revuelto dejando sus risos desparramados en todos los sentidos, rugía diciendo que se los comería a penas recuperara la vista, los niños reían y se acercaba a ella y le provocaban cosquillas en su vientre y piernas ella se convulsionaba riendo y sus pechos bailaban a mi vista, salí del marco de la puerta y me fui al baño, estaba completamente erecto, parecía una leona. Cuando yo me entregue a alguien espero que sea por amor.

Cuando la erección bajo, entre metiendo ruido al dormitorio, ella se saco la venda y se acomodo la pollera que volvió a estar en su lugar tapando esas nalgas y esos pechos cual mas apetecible que el otro. Jugamos un rato mas con los niños y sus nuevos juguetes. Hasta que bajamos con ellos para usarlos un poquito de escudo. Al llegar al salón, los padres de Rafaél estaban encerrados con Pablo y él en la oficina y los pocos que no sabían nada ya habían recuperado el buen humor y alejado la tensión del momento.

Yo le tenía a Amelia un regalo, que compre en la ciudad, si que la invite a dar un paseo corto, en el bolsillo me pesaba la pulsera, era de plata y piedras, alguna vez me dijo que el oro no le gustaba. Le di las gracias por toda su ayuda, paso a paso que dábamos, yo me daba mas cuenta de la gran mujer que era, hasta que cerca de un árbol en el que solíamos conversar paramos y nos sentamos. Mi mano busca su pulsera.

  • Toma Ame, es para ti.
  • Gracias....Oh, es maravillosa, Inti.

Se me tira a los brazos y me da un tibio beso en los labios. Separando a continuación.

  • Es hermosa, ponla, por favor.
  • Tu eres hermosa.
  • No pero se te agradece el piropo.

Nos quedamos en silencio por un rato abrazados. Mi mano acariciando su mejilla.

  • Inti...no esta bien, volvamos a la casa.
  • Claro que esta bien.
  • No. Tengo novio.

La tome de la barbilla y la mire a los ojos, me deseaba como yo a ella. Cuando yo me entregue a alguien espero que sea por amor, malditas palabras se me venían constantemente a la cabeza y en este momento supe que ella era virgen y que solo seria mia.

  • Me deseas.
  • Pues claro, de niña me enamore de ti, y luego esas cartas que hacían de ellas un juego de intrigas y deseos. Ahora te veo y estas mas hombre que antes, te deseo si, pero no puedo engañar por eso. Ademas lo tuyo es simple agradecimiento.

Se paro tan rápido que no pude hacer nada y se fue a la casa. Mucho mas tarde cuando todos se fueron yo daba vueltas en mi cama, su boca era un dulce que debía probar, las imágenes de su cuerpo que mis ojos observaron se sucedían y una nueva erección se apodero de mi, tocando lentamente mi pene comencé a masturbarme, primero lento y luego con desesperación hasta que el semen broto y cayo sobre mi vientre, me fui al baño y lavándome la cara me preguntaba que hacer, nunca antes tuve necesidad de darme placer yo mismo, si necesitaba mujer buscaba una, si no encontraba pagaba pero mis deseos se apaciguaban, ahora no concibo que sea otra la que me quite el ardor. Amelia se esta convirtiendo en una obsesión o en algo mas.

Las cosas se habían calmado un poco desde navidad hasta hoy que celebramos el último día del año. Aliro y Mili, estuvieron de viaje en la ciudad, haciendo compras y tramites, volvieron ayer. Pablo feliz al fin, sus suegros si bien con un dejo de amargura respeta la decisión de su hijo, si que decidieron no esconder mas su amor. Mateo trae a diario a los niños para que jueguen con Adri y Rosa, que se ve cada vez mas enferma, esta tranquila que su nieta sea una niña amada por un familion.

Amelia no a vuelto a aparecer por aquí. Y ya me entere quien era su novio y que para hoy estará en la fiesta que se hará en su casa.

  • Inti...
  • Rosa dígame que necesita.
  • Me queda poco tiempo, hijo. Y quiero que sepas que si mi Lupe estuviera aquí, daría su aprobación a todo, a tus hermanos, a tu casa, a tu amiga...la amas.
  • No estoy seguro de lo que siento.
  • Pero yo si, con mi hija pasaste siete meses, de apoco se te noto que le tomaste cariño, pero nunca la miraste como a tu Amelia, nunca te preocupaste por saber si sentía algo por otra persona y eso que acababa de quedar viuda. Con Amelia, te contienes y te entregas y eso que solo los he visto juntos dos veces.
  • Desde que me fui de aquí solo la he visto esas veces.
  • Inti, mi nieta la quiere y yo estoy segura que tu la amas. Ahora me puedo morir tranquila.
  • Rosa...

Se fue a la cocina y yo a dar un paseo, camine hasta cerca del río y la encontré ahí bañándose desnuda como siempre, de niña la encontré varias veces, pero hoy es el cuerpo de una mujer, me senté en un tronco y la observe mucho tiempo, su cuerpo se movía en el agua, sus pechos se alzaban sobre el agua cuando nadaba de espalda igualmente su pelvis dejando a la vista su vulva con cuidados vellos. Mi cuerpo reacciona. Y sigo mirando el paisaje del río, ella nada y jugueteaba con el agua era ahí donde yo mas disfrutaba su pelo refleja el sol y su cara se ve luminosa, su piel blanca entra y sale del agua su torso sale completamente hasta mostrar su ombligo, es en esos momentos en que el agua surca su torso es que un movimiento llama mi atención por el camino viene un joven, era atractivo y cuando ya se acercaba al río, comenzó a gritar el nombre de ella, su novio, ella salio del agua y al recoger su ropa me vio, la salude con la cabeza y vi como sin volver a mirarme se coloco unos pantalones cortos y una pollera se calzo unas sandalias y se fue al encuentro de su novio, él la beso por largo rato y yo me levante para ir a sacarla de sus brazos, pero me paro, en mi mente las voz Rosa diciéndome que la amaba. Se fue...y yo me de un chapuzon en el agua, desnudo.

En casa, al regresar, no había nadie.

Son apenas las cinco de la tarde si que me fui a dormir un rato. Acostado solo en calzoncillos, por el calor, me dormí.

Saliendo del agua me encuentro con Amelia desnuda, me mira con una media sonrisa en los labios y se gira lentamente, camina hacia las hierba con sus nalgas bamboleándose al ritmo de sus pasos, llega a donde la hierba es alta y se posa en ella con las rodillas y manos, invitándome mueve su trasero dejando a la vista todo su sexo y sus senos colgando por la posición, camino con paso seguro hasta arrodillarme tras ella y la penetro, su vagina esta húmeda y no me cuesta entrar, Amelia se queja suavementee al ritmo de mis embestidas, le toco la espalda y los hombrosmasajeandodo su cuerpo, menganchocho a sus enorme pechos mientras mi pene la invade, sintiendo profundos deseos de besar su boca, la giro dejando su espalda en la hierba, ella abre sus piernas y me cierno sobre elbesándolaola como posesseparándomeome levemente de su cuerpo, tomo mástiltil y lo introduzco en su vulva, acaricio sus vellos y luego clítorisris, entrando y saliendo la vuelvo a besar de sus labios escapan gemidos y ahies, que incitantan a coger un ritmo mrápidoido y fuerte, sus piernas rodean mi cintura y su pelvis se levanta para que la profundidad de las estocadas se incremente, tomando un va y venloquecedordor, de mi garganta salen sonidos guturalesfrenéticoscos indicando que estaba pronto desenlaceace y apurando a Amelia le beso sus senos y muerdo sus pezones, hasta que veo venir su orgasmo, liberando el mio también para unirnos en el placer, remitirtir lespasmosmos se alza quedando sentada en mis muslos y nos besamos, sus manos recorriendo mi cuerpo...hasta que el golpe en mi puerta me saca de mi sueño.

  • Adelante.
  • Arreglate dormilón, ya nos vamos a casa de Amelia. ¡Hermano! Que soñabas jajajjaja

Aliro sale del cuarto y me miro la entrepierna , no puedo seguir así, mi pene erecto se notaba bajo la sabana y la humedad en ella no dejaba dudas que mi cuerpo se cree adolescente.

Me voy a la ducha, a sacarme el sudor y el estropicio.

A las siete de la tarde mi casa bullía de movimiento, los tres niños corriendo por todos lados, Rosa sentada en la antigua mecedora, que Pablo busco para ella, él y Rafaél, en el salón sentados conversando, Mateo y mi cuñada saliendo de la cocina con bandejas de alimentos, Aliro y Milagros en el dormitorio terminando de arreglarse, una verdadera locura, los niños corren a mi alrededor y tomando a mi hija en brazos, la beso en la cabecita, preguntándole donde había estado todo el día, con los primos me contesta. Hasta que de pronto sale Aliro al salón y pega un fuerte silbido. Todos quedan parados, Mili llega corriendo.

  • Estamos todos listos.
  • Si...si...si …

Saliendo con ensaladas, tragos y canapés, nos dirigimos a casa de Amelia. En tres vehículos.

Llegando a la casa, cuesta estacionar, se ve que seremos un montón de gente.

A la entrada esta Magdalena, la madre de Amelia, recibiendo al gentío. Nos saludamos alegremente y al entrar Rafaél, le dice, sorpresa tus padres decidieron venir, hijo.

Yo busco entre la gente a Amelia con mi hija prendida al cuello, y no la encuentro, de pronto Adriana se baja de mis brazos y sale corriendo entre las piernas de la gente, yo la sigo y la encuentro abrazada a Amelia, vestida con un vestidito de mil colores tremendamente sugerente, le hace cosquillas en la barriga a mi hija, me acercó y la saludo, no termino de decir hola y el novio aparece a su lado, estirando su mano se presenta. Juan José, es su nombre, atractivo y joven, me mira directamente a los ojos y le toma la cintura, ella es suya, su mensaje, levanto una ceja y sonrió, eso es lo que crees, el mio. Después de la comida tuvimos otro round, ambos gustábamos de los mismos vicios y al salir a fumar me lo encontré fuera.

  • Durante tres años, temí que un día quisieras regresar.
  • ¿Temor?
  • A lo mejor tu recibías cartas de muchas mujeres, pero Amelia solo de ti y las esperaba con ansias.
  • ¿Celos?
  • No, ella me dijo que estuvo enamorada de ti, pero que ya no.
  • Entonces ¿ Te dijo que te amaba? Eso te da seguridad. Y te dejó hacerle el amor, y que la veas bañarse desnuda en el río. (ataque)
  • Por su puesto.
  • Ya...

Me voy dentro, al terminar de fumar.

Momentos después, veo a Amelia subir a su habitación y a él seguirla, no soy menos y cortando una conversación con Rosa los sigo a ambos. Al otro lado de la puerta escucho una discusión que pronto se convierte en gritos y de pronto un “suéltame” angustioso, abro la puerta y encuentro al tipo sobre Amelia tirada en la cama, manoseándola, ella le pide que por favor pare, que no es la forma, mientras trata de defenderse, me acerco y lo tomo de la espalda tirándolo sobre un mueble, no contento con eso lo levanto y le golpeo el estomago, Amelia me toma el brazo cuando este va de camino por mas.

  • Para... Inti...
  • Quería abusar de ti.
  • Pero no lo hizo. Y ahora va a salir de mi casa y no va a volver.

Lo suelto y le digo que se largue y que no se atreva a hacer nada porque si no lo acuso de intento de violación, se pone pálido y se va.

  • ¿Estas bien?
  • Ahora si...Nunca, nunca se puso así antes.

La abrazo y le acaricio la cara, bajo mi rostro y le beso los labios, dios están dulce.

  • Volvamos con los demás.

Acepta y nos vamos del cuarto.

Pasado un rato, es la hora de los brindis y los abrazos, las tradiciones, los buenos deseos y cuando al fin llego donde Amelia la levanto en mis brazos y le susurro que la amo, es verdad me di cuenta cuando ese animal quiso abusar de ella, la dejo lentamente en el suelo y me uno a los abrazos fraternales de mis hermanos.

Tres semanas después, llega el padre de Amelia, a casa y nos cuenta que el ex novio de su hija la esta acosando, trato que no se me note mayor reacción y le digo que en temas de seguridad tengo experiencia, que a eso me dedique en los años fuera de casa y que puedo ayudar, mis hermanos apoyan la decisión de estar pendientes de lo que pasa en la casa vecina. El hombre nos cuenta que ellos tienen que hacer un viaje a la ciudad de una semana, y que Amelia no quiere dar el brazo a torcer viajando con ellos y que lo que el busca en nuestra casa es que alguno de nosotros vaya a cuidar a su hija. Aliro refuerza la idea que yo soy el indicado y que ellos se pueden turnar en los momentos que no tuviesen trabajo. A él le pareció bien, claro que no diría nada en su casa, que fuera sorpresa, así se evitaba problemas con su hija.

Rosa, me dijo al saber lo que pasaba que por Adriana no me preocupara por las noches, dejándome a la vista su sonrisa al decirme que no pierda el tiempo. Yo le aclare que en el día yo vendría, mientras uno de mis hermanos me relevaba.

Así pues, esa misma noche, me voy a casa de los vecinos. Al llegar y tocar la puerta, esta se abre y me llega una olla de agua fría.

  • Maldita sea Amelia.
  • Oh dios....Inti ¿Qué haces aquí?
  • Tu padre nos pidió que te viniéramos a cuidar.
  • ¿Estas mojado?
  • No, la verdad , es que sude tanto en el auto, que lo que tengo es transpiración, por su puesto que estoy mojado si me tiraste agua.
  • ¿Estas enojado?
  • ¿Me dejas entrar?
  • No.
  • ¿Qué dices?
  • No, sube a tu auto y vete a casa. Yo no te pedí que vinieras.
  • Ah...no.(entro a la casa, haciéndola a un lado) Amelia ¿Me vas a decir que no estas asustada? ¿Que es normal en ti mojar a quien toque tu puerta?
  • No, pero no quiero que te quedes. Esto es culpa tuya.

Me canse de este jueguito, realmente esta mujer me saca de quicio, fui a cerrar la puerta, poniéndole llave, asegure la puerta trasera y las ventanas. Me voy al mueble bar y me tomo un whisky seco, doble, vuelvo donde esta ella parada con cara de no entender nada, su pelo flota a su alrededor dándole junto a su tes blanca un aspecto de ángel, si que tomo en brazos a ese ángel hechandomelo al hombro y la llevo a su dormitorio, dejándola caer en la cama. Duérmete. Y salgo por su puerta al salón. Me tomo dos whiskys mas y me acomodo en el sillón para pasar la noche.

  • Es culpa tuya. Y ahora te vas de mi casa.

Mujer del demonio, acaso no sabe lo que me cuesta controlarme y vuelve al ataque.

La vuelvo a tomar y llevar al hombro al dormitorio, esta vez atina a golpearme en la espalda mientras me grita que la baje. La dejo caer en la cama y le saco las sandalias y el pantalón que lleva, apretó las mandíbulas para no sucumbir a ese cuerpo, a esas tanguitas, y la cubro con las mantas de la cama. Duérmete esta vez. Me voy al sillón. La ropa mojada me estaba dando escalofríos, si que me saque la chaqueta y la camiseta que traía puesta quedando desnudo cintura arriba.

  • Ah...no. Ahora te desnudas en mi casa. Inti, nos podemos pasar la noche así, vete a casa de una vez.
  • No. Vuelve por tus propios medios al dormitorio.
  • Maldita seas.

Se coloca en marcha al cuarto, no se da cuenta que la sigo, mientras dice una sarta de cosas en mi contra y en contra de su ex y de sus padres, llega a la cama y se saca la pollera que le quedaba puesta, ahora solo la cubre una tanga blanca, se mete dentro de la cama y sigue con parloteo. Yo la miro desde la puerta, una sabana y una manta cubren un cuerpo prácticamente desnudo. Camine los escasos metros que me llevaban a su cama y me saque el resto de mi ropa, ella al fin se dio cuenta de mi presencia y enmudeció.

  • Tranquila, solo es que me canse del va y ven.
  • Pero...Pero...no puedes.
  • Si, si puedo. Dame espacio.
  • Eh, no.

Sus ojos me miraban sin miedo, solo expectación.

Entro en la cama al lado de ella, soy mas alto, me siento raro, nunca antes he dormido con nadie, ni con la madre de mi hija, estoy de espaldas y pongo mis brazos tras la nuca.

  • Jamás pase la noche con una mujer.
  • Yo si...y también con algunos hombres.

Mi cuerpo se tensa, casi tanto como el cuerpo de ella. Hasta ahora pensé que era virgen, pero con esta información y su modo relajado de ver la vida, seguro que ya no lo es.

  • Sabes, ni con Guadalupe la madre de Adriana pase una noche entera.
  • ¿Por que me dices esto?
  • Solo quiero que lo sepas. Amelia, trate de dormir en el sillón. Pero en el fondo sabia que terminaría en tu cama. Ahora duérmete.
  • Tengo buen dormir. Hasta mañana.

Pasando un brazo por la espalda le bese la cabeza, con voz ronca le dije, hasta mañana. Ella se durmió en solo unos minutos, ya sabia yo que estaba cansada, y se acurruco a mi a medida que su respiración era mas pesada, se relajaba y yo me endurecía. Esta noche sera larga. No se como me quede dormido. Y de pronto siento formas femeninas prácticamente sobre mi cuerpo, sus senos pegados a mi torso, piel contra piel, suavidad contra aspereza, su pierna rodeaba la mia y su mano descansaba en mi sexo, que ya figuraba erecto. Fue la propia reacción de mi cuerpo quien me saco del sueño, pero ella sigue dormida. O eso creo. Su mano comienza a reconocer terreno, yo dejo de respirar. La mano sube y baja pesada, torpe y se me escapa un quejido. Con mucho cuidado la doy vuelta para que su ataque terminase. Lo logro y me recuesto de lado par ver como duerme y darle caricias en el pelo, las mantas con los movimientos de nuestros cuerpos estaban caídas dejando al descubierto la sedosa piel de Amelia, observo con la luz que entra de la ventana , su cuerpo, sus senos son grandes y firmes, con puntiagudos pezones, su vientre es plano, su trasero, parado y grande casi toca mi cuerpo, sus piernas son largas en comparación a su estatura.

  • Eres tan bella.

Mi voz ronca.

  • Te amo, así no lo quiera, te amo.

Ella se acomoda y se pega a mi cuerpo, su trasero en mi duro pene.

Con un gemido de derrota mis manos tocan su cuerpo, con paciencia masajeo y estimulo, hasta que sin aguantar mas, la llamo por su nombre, ella solo se mueve en respuesta. Pero yo necesito sus palabras.

  • Ame...Quiero hacerte mia.
  • Mmmm...
  • Quiero amarte.
  • Yo igual, me da miedo.
  • Dejame hacer.

Me siento en la cama y le retiro su tanga, ella no abre los ojos y comienzo a besar esa vagina que me obsesiona, mi lengua se pasea por sus labios íntimos, entrando hasta alcanzar su clítoris, ahí me entretengo hasta sentir su húmedo orgasmo.

  • Inti...¿Estoy soñando?
  • No...
  • Tratame con cuidado...

Me saco los calzoncillos y me acomodo para mamar de sus senos y besarla en la boca, ella se deja hacer, un poco tensa a veces, si que me doy mi tiempo en relajarla, la beso y susurro palabras amorosas al oído, mis manos le tocan pechos y vagina, hasta sentirla entregada a mi nuevamente.

Me subo sobre ella abriendo sus piernas, mi pene tiene relación a mi cuerpo, es algo ancho y largo, pero me he preocupado que este bien lubricada y besándola con ansias en los labios entro de una sola vez en su cuerpo.

  • Ah...que dolor Inti.
  • ¿Eras virgen?
  • Si...

No se que hacer, si seguir o parar, pero ella tomo la decisión por mi. Abrazando mi cintura con sus piernas, hace que mi peso caiga en ella. Me perdí en su cuerpo, en su rostro con lagrimas y sonrisas, mis movimientos son calmados, conteniendo el ímpetu, el frenesí que su cuerpo me provoca, la experiencia me indico que debía preocuparme solo de ella y así lo hice, con paciencia y suaves estocadas le hago llegar al orgasmo, ella rasguña mi cuerpo y grita dejando caer su cabeza sobre las almohadas, yo duro como un palo, saco mi pene de su vulva. La tomo en mis brazos y la tomo en mis brazos, la llevo al baño, le lavo el hilo de sangre que corre por sus piernas y limpio su vagina, la llevo devuelta a la cama.

  • Faltas tú.
  • Yo no importo. Hay tiempo.

En mi cabeza, solo una frase, cuando yo me entregue a alguien espero que sea por amor.

  • Eres mia y soy tuyo, te amo.