El Regreso

Pensar que regresar a la oficina después de su embarazo, sería lo mismo de siempre

Habían pasado casi mes y medio  desde que había tenido a su hija cuando Claudia regreso al trabajo, esos tres meses fuera de la oficina, la habían alejado de las juntas de trabajos, del quedarse hasta tarde en la oficina y de muchas responsabilidades.  Ahora tenia una mayor responsabilidad que nada, su hija.

En la oficina todo mundo la saludo y felicito por el acontecimiento, sus amigas querían ver fotos de la pequeña, las cuales ella siempre les mostraba algunas de las que había tomado ella y su esposo. Durante las primeras semanas era el tema de conversación de  ellas. Muchos de los comentarios que había recibido a demás de lo bella que era su bebe, es que el embarazo le había sentado bien, su cuerpo a pesar de la transformación se había recuperado y en algunos aspectos hasta mejorado.

Los hombres estaban de acuerdo en ello, su cuerpo no había perdido la figura al contrario se había moldeado mejor, sus caderas se tornearon y sus pechos se hincharon.  Muchos comentaban lo bien que se había puesto Claudia después del parto, dentro de los que se fijo más fue su jefe, que cada vez que entraba ella a su oficina no podía dejar de verle los pechos.  En una ocasión logro ver que tenia una mancha en ellos, “aun esta lactando” pensó él.

Ese día no dudo en ir al pequeño baño que tenía su oficina y se masturbo pensando e imaginándose que era él a quien se los mamaba, saboreando su leche, masajeando esos grandes pechos, ordeñándola mientras la hacia suya.  Siempre le había gustado pero ahora se había intensificado ese deseo.

Por su parte Claudia tenia constantes problemas ya que le llegaban a doler los pechos porque los llegaba a tener llenos antes de medio día, a pesar de que en la mañana había dejado dos biberones para la bebe, en la oficina trataba de siempre estar atenta para que no se le manchara la ropa ya que llegaba a tener tanta leche que siempre andaba humedeciendo sus blusas, marcándose las manchas de leche, a pesar de usar algunas protecciones, para evitar esos incidentes.  Cuando llegaba a casa su marido no se le acercaba ya que decía que apestaba a leche materna y que no soportaba el olor, era un problema que estaba creciendo poco a poco y que cada vez era peor.

Así mismo, los encuentros sexuales eran nulos ya sea por los cuidados que según su esposo debía tener, no se estaba cuidando, por la lactancia, y su marido no se cuidaba y cuando lo hacían el terminaba rápido, con el pretexto de que el olor le molestaba. Ella terminaba masturbándose en secreto, haciendo creer que estaba satisfecha, aunque no fuera así.

Sus necesidades llegaban a ser tan fuerte que aun en el trabajo llegaba a tocarse, llegando al baño algo alterada, se encerraba en uno de los privados, se subía la falda hasta la cintura y hacía a un lado su tanga para poder empezar a masturbarse. Después de poder satisfacer momentáneamente su libido, se componía las ropas, salía y en el espejo del mismo baño trataba de arreglarse y componer un poco su apariencia. Al regresar a su lugar trataba de seguir con sus cosas y de aparentar que no pasaba nada.

Don Ramón, el jefe de Claudia era un hombre grande, moreno, no era agraciado físicamente, ya que tenía un abdomen abultado y no era muy atractivo. Más de una vez la vio llegar del baño.

Uno de los otros problemas que se le acumulaban a ella, era que le llegaban a doler los senos durante el trabajo, aunque ya en la mañana se había vaciado, llenando hasta casi tres biberones para su nena. Se le llegaban a cargar nuevamente y le llegaban a doler.  Algunas veces tenía que pedir salida temprano para llegar a casa para poder liberarse de la carga que llevaban sus senos.

Un día Don Ramón le había encargado unos reportes a Claudia, eran tanto que todo el día se la paso haciéndolos, estuvo tan ocupada que no pudo ir al baño a satisfacerse,  andaba desesperada por terminar ya que Don Ramón le había pedido el trabajo para ese mismo día, hubo un momento en el que ella no pudo más, su calentura y sus senos la traicionaron.

Entro en la oficina de Don Ramón con la mayoría de las carpetas que tenía ya preparadas. –lo siento Don Ramón, pero estas son la que puedo tener el día de hoy mañana a primera hora le entrego las dos que me hacen falta- dijo apunto de estallar en llanto.

-Pero Claudia, necesito esos documentos para la oferta final que vamos a presentar mañana- se levanto y se acercó a ella.

-pero Don Ramón…- no supo que decir, hasta que en eso – es que no aguanto más, tengo que llegar a casa para poder descargar la leche acumulada que no aguanto-  dijo casi en llanto

Don Ramón, se aseguro que la puerta estuviera cerrada con llave, ya era tarde y no esperaba a nadie, pero aun así no quiso correr ningún riesgo. Se aproximó a ella, se puso de frente a ella y sin decir nada le tomo sus senos tratando de calcular el peso de los mismos, ella se sorprendió y a la vez no hizo ningún movimiento.  Don Ramón desabrocho su blusa y libero uno de sus senos de la prenda de ropa que le guardaba.

Don Ramón vio como de su pezón salía un poco de leche, por el movimiento de liberar el seno del sostén, vio a Claudia a los ojos – es hermoso tu pezón- normalmente era de color rosa, pero ahora se le había oscurecido, era de tamaño mediano, sin decir nada Don Ramón se lo llevo a la boca, como si fuera un pequeño recién nacido. Ella lo sujeto de la nuca y solo gimió al sentir como su jefe empezó a mamar de su pecho. Estuvo un rato así hasta que Don Ramón la soltó y como desesperado se fue sobre su otro pecho para repetir la misma operación. Ella se sostenía de él, ya que sus piernas le flaqueaban, Don Ramón no tardo en meter su mano por debajo de su falda y comprobó lo que esperaba, estaba toda su prenda muy húmeda, la hizo aun la do y acaricio su chochito depilado, todo su clítoris y ella termino por aferrarse a él para no caerse, teniendo su primer orgasmo.

-creo que no te han atendido muy bien en casa- dijo viendo sus dedos brillar por los fluidos de ella, llego a saborear un dedo y luego puso los otros dos dentro de la boca de ella. Ella los chupo y limpio instintivamente, él solo la miraba y termino besándola apasionadamente.

La llevo hasta el sofá de su oficina, y dejo que se sentase, la miro desde arriba con los senos de fuera recuperando el aliento, su larga cabellera apenas acomodada y con los ojos cerrados, se miraba espectacular.

Don Ramon no tardo en desabrocharse el pantalón y dejarlo caer hasta sus tobillos, Claudia escucho el cierre del pantalón y abrió los ojos, ahí estaba el aparato de Don Ramón, era el más grueso que había visto, de largo  promedio, pero aun así estaba fuera de toda dimensión que hubiera visto antes, más que el de su marido. Lo vio a los ojos y vio los deseos de Don Ramón.

Ella lo tomo como pudo con su mano, apenas podía rodearla con su mano, pero sin pensarlo lo lamio y empezó a hacerle caricias con su lengua, no tardo en tratar de introducirla en su boca, aunque batallo no la pudo meter en su totalidad, con trabajo llegaba a la mitad, Don Ramón la tomo de su cabellera y le llevaba el ritmo.

-ah que bien lo haces- decía entre gemidos, y en eso la separo de él, la levanto y la llevo a su escritorio la coloco sobre los papeles boca abajo, ella sabia que es lo que quería y sabia que tenia que negarse en el fondo lo deseaba, Don Ramón solo enrollo su falda en la cintura y bajo bruscamente la tanga de Claudia. Ella solo se sostuvo fuerte de la mesa y sintió como su jefe acomodaba su glande entre los labios de su panocha haciendo que cerrara los ojos –ah esta muy caliente cabrona- y empezó a empujar.

Claudia solo mantuvo la respiración y con ello un grito que fácilmente pudo haber sido escuchado afuera de la oficina de su jefe, sintió como si la hubieran desvirgados nuevamente, como las paredes de su vagina se estiraban al máximo para poder recibir a Don Ramón. Él se quedo un momento sin moverse, disfruto el momento, masajeo sus nalgas, las apretó y las separo, vio su ano rosita el cual acaricio por un instante con su pulgar, ella se retorció y volteo a verlo – no Don Ramón por ahí no-  el viejo solo sonrió y le dio una fuerte nalgada y empezó a moverse haciéndola gemir fuertemente. Don Ramón la sostuvo de sus hombros mientras su barriga se apoyaba en sus nalgas, ella llego a tener dos orgasmos más, mientras las arremetidas llegaron a ser fuertes hasta que Don Ramón se detuvo y saco su verga brillosa de la mezcla de sus fluidos, la levanto y la coloco frente a él, ella se lo introdujo en su boca y empezó a mamar y no tardo en recibir la semilla de su jefe en su paladar, Claudia trago y degusto su premio y termino de limpiar la verga de su jefe, después de eso Don Ramón la levanto, abrazo y la beso apasionadamente.

-mañana cuando tengas las tetas cargadas vienes para que te me des mi ración, así no tendrás problema alguno, y yo te atenderé como te mereces, por lo que he visto tu marido ni para eso sirve, para atender a su hembra-

Ella solo asintió y se levanto acomodándose la ropa, se dirigió al baño que tenía Don Ramón y se aseo un poco y termino por arreglarse las ropas. Cuando regreso con su jefe este ya estaba en su asiento

Ella simplemente salió de la oficina y se dirigió a su casa, donde se termino de asear y atendió a su pequeña aun pensando en lo que había sucedido en la oficina de su jefe.