El regreso de cartuz
Desaparecido y sin saber nada de él, pero no pudo tener mejor regreso.
El pasado 29 de junio me llega una llamada de Daniela que venían a Valencia y que estaban de camino que llegarían a la hora de comer. Me dio mucha alegría porque era una mujer que me entendía y nos habíamos hecho muchas confidencias y me había abierto mucho a ella. Por eso no acepte discusión y les invite a comer en mi casa. Llegaron un poco antes de las tres de la tarde y con lo que tenía en la nevera improvise una comida. Comimos ellos y yo, porque mi marido estaba de trabajo, pero se nos unió a la hora del café. No quería preguntarle por Carlos, pero me moría de ganas por saber algo de él, porque no sabíamos nada. Nos sorprendieron diciéndonos que se casaban el siguiente sábado que sería el 4 de julio. Ante nuestra cara de sorpresa, Ray con gracia nos dijo que no le miráramos así, que él tampoco se lo creía todavía, que había visto hacerlo antes a Carlos que a él. Y nos contaron que lo harían en el campo, en la casa de Carlos y que aunque él no estaba, ya había dejado todo prácticamente preparado. Que habían ido una semana antes porque como Carlos estaba de viaje, para supervisar todo. Fue la primera noticia que tuve de Carlos. Mientras mi marido se quedó tomando café con mi marido, nosotras nos fuimos a la terraza para que Daniela se fumara un cigarro y porque me hizo una señal para que me saliera con ella.
- Por tu cara veo que no sabes nada de Carlos, me equivoco?
- No te equivocas.
- Pues te pongo al día, se ha ido a un viaje misterioso, a por algo, a por alguien o a llevar algo, lo mismo el santo grial. Porque no lo sé, lo único que sé es que Ray estaba empeñado en irse con él, tanto que Carlos le dijo que si y cuando se enteró ya se había ido solo.
- Pero no tienes ni idea de dónde?
- Pues me suena algo de Extremadura, pero no me hagas mucho caso. Que lo mismo ha sido a otro sitio.
- No sabes nada mas?
- Si que por eso del coronavirus, se iba en una autocaravana con un aparato de ozono y para estar siempre desinfectado.
- Mujer eso me da igual, me refiero a algo más interesante. Como si hay alguna que le mole?
- Eso te puedo asegurar que no, porque Ray se lo pregunta y siempre le dice lo mismo, que cuando haya alguien será el segundo en enterarse.
- Es que echo de menos el no oír ni su voz, es que me conformaría con eso. Que rabia que me da, ni una llamada, ni un wasap.
- Pues con Ray tampoco, si no es porque él le llama no hubiera llamado, lo mismo es que está en un viaje místico. Jajaja Jajaja.
- Vale ya está bien hablar de él. Cómo es que os habéis decidido?
- Ya llevábamos tiempo pensándolo y estando en la casa de Carlos a Ray se le ocurrió, que si se casaba sería allí y con esas vistas. Se lo comento a Carlos, como siempre se ofreció y nos ofreció todo. Gestiono lo de la carpa y el resto de las cosas y lo único que nos avisó que los últimos detalles teníamos que estar nosotros y que dispusiéramos de la casa y de todo. Por eso después nos vamos a la casa.
- Me alegro por vosotros y sobre todo por ti, que se te ve muy feliz.
- Oye, que sepas que estáis invitados y no me vale un no, porque te he cogido mucho cariño y quiero veros en mi boda.
- Que dices? Que pintamos nosotros allí? No conoceremos a ningún amigo vuestro, estaremos fuera de lugar.
- De eso nada y no te creas, que hay gente que tampoco conozco yo. Por favor júrame que iréis.
- Es que además mi marido está fuera ese fin de semana, la verdad no te puedo jurar nada.
Me quede desubicada, cuando me quedara sola con mi marido lo hablaría, aunque poco podíamos decir. Nada más sentarnos con los hombres mi marido me soltó de sopetón, que tenía boda el fin de semana, que aunque él no podía ir, yo no podía faltar. Lo decía tan serio y con el coro apoyándole, que no me quedó más remedio que decir que iba. Para empezar el viernes noche había una cena entre despedida de solter@s y cena sorpresa a Carlos. El porqué de una sorpresa para Carlos, no teníamos ni pajolera idea y cuando le pregunté a Diana, tampoco sabía el motivo, pero lo habían preparado todo. Se fueron y quedamos Diana y yo para ir el miércoles a comprar algo y comer juntas, me pidió una peluquería para el viernes y el sábado. Hable a la peluquería que voy de toda la vida y conseguí que el viernes nos dejaran perfectas y un retoque el sábado. El miércoles fue una mañana de locura, sobre todo por mí, porque tenía que comprarme algo para la noche del viernes y la del día de la boda, aunque Daniela me decía que el viernes por la noche sería menos formal, pero daba igual. Me probé varios vestidos y hubo uno que me dijo Daniela, “niña, con ese vestido te empotra cualquiera, Jajaja Jajaja, no lo dudes cómprelo” la verdad que me gustaba pero viéndome en el espejo me veía un poco excesiva. Al final lo compre y para el sábado compré uno más formal. El jueves también estuvimos juntas y con la madre de ella, que acababa de llegar. Eran idénticas en todo, una madre súper simpática. Como Daniela se fastidio dos uñas, la lleve a que se las hicieran de nuevo y al no poder entrar las tres, su madre y yo nos fuimos a tomar una horchata que era lo que ella quería. Empezó diciéndome que su hija la había hablado mucho de mí y por varios comentarios estaba claro de que era cierto. La mujer se fue animando y fue un paso más allá.
- Me alegro de que comprendas a mi hija. Le hace falta personas que la entiendan.
- La que no entiendo soy yo, no sé lo que me quiere decir.
- Si mujer, Ray tiene una forma de ver la vida muy diferente a la que podemos tener los demás y no lo digo por mí. Mira su padre, ha dicho que él no venía a su boda y no ha venido.
- Si todos viviéramos nuestras vidas sin pensar en lo que quieren los demás, todo iría mucho mejor.
- Si estoy de acuerdo contigo, que tengo 66 años y no me asusta. Es como Carlos, su “hermano” que tiene la misma forma de ver la vida, porque Daniela me lo cuenta todo. Como es Carlos?
- Un hombre muy peculiar. Vive a su manera y con su descaro y frescura particular.
- Si lo dice mi hija que además de guapo es muy divertido. A mí porque ya no me pilla, que si no, me buscaba a uno como Ray o ese Carlos.
- Jajaja Jajaja, que cosas tiene.
- Tú y tu marido aceptarías tener un tercero componiendo vuestra pareja? Uy, perdona si me he pasado con la pregunta.
- Pues no sé qué contestar, la verdad. esas cosas se tiene que sentar todas las partes y hablarlo, no cree?
Menos mal que llegó Daniela y ya la conversación se desvió a lo siguiente que teníamos que hacer. Acabamos tardísimo el jueves y mis pies ya no daban más de sí. necesitaba meterlos en agua caliente sin falta. Menos mal que tuve un sueño reparador, porque dormí más de 12 horas de un tirón y porque teníamos peluquería que si no, más hubiera dormido. La peluquería la terminamos antes de las 12. Vinimos para mi casa, recogimos mis cosas y nos fuimos para la casa de Carlos, que ganas tenia de verlo. Llegamos a la casa y me saludaron paloma e Irene, ninguna de las dos me esperaban, pero Irene puso una cara de perra muy visible. Daniela preguntó por su pareja y le indicaron que estaba en la zona de la pérgola o carpa. Que Carlos no había llegado, aunque se le esperaba para comer, pero que no había señales de él. Quedamos en ponernos los bikinis e irnos a dar un baño antes, que hacía demasiado calor. Daniela antes se fue a ver a Ray. Irene me ayudo a subir mis cosas.
Me ponía nerviosa llevarla detrás, porque me daba la sensación de que me miraba el culo, como cuando lo notas en los tíos. Pues lo mismo. Aproveche para tratar de averiguar algo más y mientras colgábamos los vestidos, logré enterarme de que Carlos no llevo a ninguna otra allí y ella me confesó un poco indignada que con ella tampoco y que seguía siendo virgen por detrás. Tanto hablar me ponía más nerviosa y a ella le pasaba lo mismo, porque al llevar una camiseta tan ajustada y con el volumen de pecho y los piercings de sus pezones, se hacía muy evidente. Estaba colgando mas ropa, cuando siento que me tocan entre mis muslos, que suben la mano llegando a mi tanga. Esa niña de 18 años era el mismo diablo. En cuestión de nada me estaba acariciando el clítoris, me lo puso a reventar y cuando estaba por rendirme, golpearon la puerta y era Daniela que entró, diciéndome que como estaba todavía así. Irene muy discreta me pregunto si le hacía falta algo más y le di las gracias, mirándonos muy cerdas a las dos. Me puse el bikini y nos fuimos a bañar.
Salimos cuando Irene quiso preguntarme algo y me aparte de Daniela que estaba cogiendo su capazo. Me pregunto si quería un masaje después, durante la siesta y le tenía que haber dicho que no, pero le dije que luego le diría algo. Nos bañamos durante un rato y mientras nos secábamos al sol, Daniela me dio más datos sobre la cena de esa noche, como que por insistencia de Ray, seguro que a instancias de Carlos, los asistentes tenían que hacerse un test antes, que ella me contó que lo pagaba Ray y que iba a haber algo especial, una gran sorpresa pero que no me podía contar nada y que no acudiría las familias, solo amigos y conocidos. Lo que debía de ser una despedida de solter@. Tanta intriga me daba que pensar y podía ser una fiesta “guarra” o parecido. No tuve tiempo de echar una siesta, porque empezaron a llegar asistentes. Era verdad que Daniela no conocía a muchos por la parte de Ray y de su parte no asistieron nada más que dos primas suyas, que venían solas y eran guapísimas. Eso me hacía pensar con más firmeza que la fiesta iba a ser “distinta”
Todo estaba preparado hasta el mínimo detalle, habían instalado dos zonas diferenciadas, para que hombres y mujeres se pudieran cambiar de vestuario. Después de todas las presentaciones, nos sentamos en una zona que había mesas y sillas, preparada para tomar algo. Daniela y yo, estábamos sentadas una al lado de la otra y según nos animábamos íbamos haciendo comentarios de todo tipo entre nosotras. De Carlos no se sabía nada y Ray empezaba a ponerse nervioso, lo disimulaba pero se le notaba y cambio cuando vimos llegar la caravana? autocaravana? camión caravana? autobús caravana? Jajaja Jajaja, porque era grandísima, seguro que había que tener un carnet de conducir más alto que el de coches normales. Aparco después de hacer algunas maniobras en un lado del camino, para no molestar y mientras lo hacía Ray y uno de los que había ido, se acercaron y se saludaron con Carlos, que desde lejos, se le veía poco, unas bermudas, una camiseta de manga corta y una gorra, gafas de sol y se le veía muy moreno. Descargo bastante equipaje y se metió dentro de la casa, no se acercó a saludar.
Media hora después, regresó Ray con una gran sonrisa y nos dijo que Carlos se iba a duchar y a dormir un par de horas, que se había hecho 9 horas conduciendo, solo parando a repostar y quería descansar algo, para estar despejado por la noche. Me supo mal que no hubiera pasado por lo menos a saludar, pero había que entender también el cansancio. Daniela de forma puñetera le pregunto a Ray si Carlos se había echado una “churri” y riéndose nos contestó, que según él, había estado casto y puro. Daniela cuando se fue me decía que tenía que estar llenito de ganas. Empezaron a llegar el personal del catering y las mujeres en bloque nos fuimos a cambiar. Daniela y yo lo haríamos en la casa. En cuanto subí a mi habitación estuve tentada de ir a saludar a Carlos, pero no me atreví. Después de más de una hora larga estuve arreglada y me veía bastante bien. Daniela pasó por mi habitación y nos dijimos que estábamos muy bien. Bajamos y lo hombres estaban arreglados, pero no tanto como las mujeres y sobre las mujeres, al ver a la mayoría me quedé de piedra. Iban espectaculares y muy llamativas, era imposible que pasaran desapercibidas, ni las que estaban allí en ese momento ni las que vinieron después.
Para hacerse una idea, Daniela me decía, finas, muy finas, pero menuda pinta de ir pidiendo guerra. Por ser fina. Había comentarios que no me hacían mucha gracia, porque eran de Carlos y más de una quería pillarlo esa noche. Difícil sería que no “mojara” porque eran mujeres algunas de ellas altas y con un cuerpazo de quitar la razón a cualquiera. Sospechaba además que con alguna de esas ya había tenido algún lance. Quedaba poco para irnos a cenar, estábamos con los aperitivos y vimos venir a Ray y a Carlos. No me esperaba menos de él, llevaba puesto un traje azul con raya diplomática, el pantalón sin pliegues que realzaba su figura y estrecho que lo hacían más apetecible. No llevaba camisa, llevaba una camiseta de cuello redondo y no metida dentro del pantalón. Estaba muy moreno y hasta la expresión de la cara más contundente, barba de unos días, pelo muy corto. El primero que se cruzó, le quiso saludar con el codo y sin perder su habitual sonrisa, le dijo que no hacía falta hacer el chorra y le saludo con la voz.
De vez en cuando levantaba la mano a forma de saludo y fue saludando a todos así. Al vernos a Daniela y a mí, se acercó y fue a las únicas que nos saludó con un beso, ante la mirada de alguna arpía que nos fulminaron con sus miradas. Se sorprendió al verme aunque lo disimulo. Fuimos todos camino a las mesas, menos mal que a última hora colocaron unas maderas para evitar el césped con los tacones. Las mesas eran super grandes y cabíamos 12 en cada una, Daniela me cogió del brazo y me llevó a su mesa, donde estaba también Carlos. Prácticamente la cena me la pase hablando con Daniela, porque Carlos y Ray hablaban con los demás, que se conocían y por lo que hablaban de prácticamente toda la vida o desde la universidad. Daniela cada dos por tres me decía que cuando Ray hablara no me perdiera nada y se sonreía. La conversación que los demás tenían estaba interesante, porque llevaban tiempo sin verse con Carlos y le acribillaron a preguntas, que a estos si se las contestaba sin poner reparos. Hago memoria de algunas y las plasmo aquí sin indicar si era un hombre o mujer quien las hacía. * No cambias con el tiempo, no tienes todavía a ninguna mujer en tu órbita? O es que ya te has dado por vencido. * Jajaja Jajaja, nunca cambiaras tu tampoco, pues no, justo en estos momentos, estoy como ves, sin nada ni nadie en mi órbita. * Carlos, te veo como más relajado, que es lo que más deseas en la vida? * Ahora mismo no deseo nada de nada, ni tampoco espero nada. * Oye, las malas lenguas me habían dicho que estabas muy pilado por alguien. * Seamos claros, en vez de decir las malas lenguas di Ray, Jajaja Jajaja, no estoy pillado por nadie. * Mañana vas a aguantar toda la boda o saldrás corriendo como siempre. * Jajaja Jajaja, si te lo respondiera perdería aliciente.
Daniela me contó que Carlos por lo que le había dicho Ray, en las bodas acaba desapareciendo sin que la gente se diera cuenta, según ella le daban alergia. Le hicieron muchas más preguntas, pero son las que me han venido a la cabeza. Las cortó Ray que se subió a un pequeño escenario y nos dijo que todos atentos, Carlos antes de que se fuera le dijo que no hiciera como siempre, que no se enrollara, todos se echaron a reír con ganas y yo no lo hice, porque en esas risas había algo que me perdía. Lo previsto es que Ray subiera, dedicara unas palabras a todos, en especial a su futura mujer y luego Carlos subiría a decirles unas palabras a la pareja, pero fue un engaño. Aunque me quede con las hojas que leyó Ray, escribiré lo que me parece más jugoso. Al empezar lo tuve claro yo y Carlos también, creo que éramos los únicos que no sabíamos nada.
DISCURSO
Como veréis esta vez me lo he apuntado todo, no os preocupéis que seré breve. Algunas de las personas que estáis aquí no entenderéis lo que pueda decir, pero si es así, preguntar a quién estéis acompañando.
No voy a habla de mi boda, ni tampoco de la mujer que quiero, voy a hablar de una persona única y especial, para muchos de nosotros y sobre todo para mí. Si hubiera tenido un hermano biológico, no podría ser mejor del hermano que la vida me ha dado. Una persona muy especial, tanto, que celebra su cumpleaños cuando le viene en gana y rara vez el día que corresponde.
Siempre está el primero y sin decir nada notas su apoyo, su aliento y nunca te deja solo. Ha tenido motivos para maldecir la vida y sin embargo la adora. Si estuviera él diciendo estas palabras, lo estaría haciendo sin llevar nada escrito y nos hubiera deleitado con algunas frases más concienzudas que las mías y por supuesto, como no, con alguna canción que le viniese a la cabeza.
Carlos por eso hemos aprovechado este momento, porque hubiera sido imposible que acudieras a nada, que supieras que era dedicado para ti.
Hubo mucho más y me estuve fijando en Carlos, todos estábamos emocionados, las mujeres con pañuelos de papel para que no se nos fuera el maquillaje, los hombres aguantado como podían y disimulando. Carlos impasible, sereno, no movía ni un musculo, ni nada de su cuerpo. Las manos las mantenía en la misma posición y la mirada un poco perdida. No sabíamos lo que sentía, lo que pasaba por su cabeza. Esta vez lo veía como más despreocupado, diferente y con un aire melancólico, como si estuviera pensado en algo distinto, mientras Ray hablaba. Al terminar Ray espero a que subiera a decir algo y después de los aplausos Carlos hizo su primer movimiento para indicarle con la cabeza que no subía. Bajo y se dieron un abrazo sin decirse nada. Estaba todo su grupo de música y subieron todos a tocar algunas canciones, estuvo bastante bien. En una mesa había una mujer impresionante, mulata, estaría en 1,75 sin tacones, una talla 100 de pecho, delgada, una figura perfecta y un trasero respingón, la jodia lo tenía todo. Ya habían acabado de tocar y no dejaba de mirar a Carlos, que se la quedó mirando también, hay había fuego.
Pusieron música enlatada y esta mujer se levantó, luego se levantaron otra mujer y otro hombre también mulatos, se fueron al centro de la zona de baile. Esta mujer tenía el pelo engominado completamente y le quedaba muy bien, estaba perfecta, a Carlos se le iba poniendo una ligera sonrisa. Se acercó y le tendió un brazo para que agarrara su mano. Carlos se levantó, se quitó la chaqueta y se le veía el cuerpo muchos más potente y con esa camiseta ajustada más. Nos quedamos todos en silencio, la mujer hizo una seña a la otra pareja de mulatos y empezó a sonar la música, MAMBO Nº5, todo cambió en ese momento, se pusieron a bailar y era como si lo hubieran hecho toda la vida, me maravillaba que ella pudiera moverse de esa manera con esas sandalias y con un tacón de ese nivel. De Carlos que con ese cuerpo tan grande tuviera esa facilidad de movimiento, que aunque lo había visto bailar, nunca de esa manera. Se me hizo la canción eterna y cuando acabo y parecía que se volvía, empezó a sonar una bachata y como si estuviera preparado, se dieron la vuelta después de hacer el camino como en un duelo y se acercaron hasta que se abrazaron y volvieron a bailar.
Bailaron varias canciones más y luego se dieron un gran abrazo y nos la presentó. Era una mujer de nuestra edad y muy simpática, de caerme mal al principio ahora me caía bien. La que más incisiva fue Daniela. Que no paró hasta saber que le unía a Carlos. Fue en su estancia en Colombia, que iba a aprender a bailar a la misma escuela que ella y allí se conocieron. Que luego la ayudó a venir a España y le consiguió un trabajo. Ante nuestra mirada de que esperábamos algo más, no dijo que no, que no había tenido nada con él, pero no porque ella no hubiera querido, que fue porque él no quería que se interpretarse que la ayuda que la iba a prestar era a cambio de nada y luego una vez en Madrid, el desapareció por su trabajo y seguía diciendo que era su asignatura pendiente. Daniela le preguntó si no lo iba a intentar y ella nos dijo que lo veía percibido distante. De su época en Colombia nos contó que Carlos llevaba la música y el baile en las venas.
Me daba cuenta que lo que yo bailaba era nada, lo que pueda bailar cualquiera por esta vida. Entendía cuando Carlos decía que le gustaría cerca a alguien que le gustara el baile, la música. Es que verlo de esa manera, era una persona distinta, se la veía más feliz, se evadía del mundo. La fiesta fue hasta la madrugada, hasta que llegaron los microbuses que se llevaban a los invitados. Carlos se fue a dar un baño a la piscina y se fue solo a su habitación. Me quede pensando en mi habitación si dar un paso e ir a la suya, pensaba también que no había escrito ningún relato, no tuvo nada con nadie? Fue un viaje a dónde? Fue acompañado? Se me agolpaban las preguntas y aunque Daniela había indagado y me decía que estaba sin hacer nada 1 mes según sus cálculos, riéndose me decía que tenía que estar como un toro en celo.
Me puse la alarma temprano para levantarme y ver si coincidía con él, sin nadie de por medio. Ni la oí, me quedé dormida y me desperté un más tarde, cuando baje ya se habían levantado todos y se iban a la zona de la piscina, me prepare un café y me acerqué. Eran las 9 de la mañana, Carlos estaba nadando como si fuera una lancha, de un lado para otro, me cansaba sólo de verlo y encima iba desnudo. Término cuando quiso y nos saludó desde el agua. Salió como Dios le trajo al mundo, se secó sin prisas y se puso la toalla alrededor de la cintura. Se acercó a una mesa que estaba con fruta y se puso a comer. Daniela y yo nos íbamos a tener que ir y se quedarían ellos solos. Regresamos a la hora de comer, perfectamente peinadas y maquilladas. Trajimos con nosotras a la madre de Daniela. Ellos seguían en la piscina y Carlos ya se había puesto un bañador boxers como su ropa interior. Al saludar a la madre de Daniela, esta no se cortó y le dedicó algún piropo, por llamarlo piropo, es que no se cortó para nada. Estaban con Ray y Carlos, dos de sus amigos uno que es médico y otro que es analista de datos (no sé de qué datos) hablaban de números y era muy aburrido.
Estábamos sentadas debajo de una gran sombrilla y Ray nos sirvió bebida a todas. Hablábamos entre nosotras, pero eso no me impedía escuchar lo que hablaban. Sobre todo cuando hablaban de temas más personales. El analista llevaba divorciado 3 meses, porque la mujer le dio una patada en el culo cuando se enteró que andaba con una de 20 años. Me enteré de que el tío además era un celoso compulsivo y cuando se trató de justificar Carlos le leyó la cartilla, diciéndole que no le contara cuentos. El médico indago un poco más en Carlos y Carlos le decía que no había nadie cerca o próxima y que ni esperaba nada. Ray le decía que él podía arreglarlo y este él decía que lo suyo eran corazones con alteraciones físicas, no sentimentales. Surgió una contrariedad con lo de la tarde y Ray se fue a solucionarlo, el analista se apartó para hablar por teléfono y cuando se quedaron solos el médico y Carlos, hablaron más y me quedo con lo que le decía Carlos, hubo algo que vislumbro en el horizonte, algo que estuvo muy cercano, porque fue como un espejismo, que desapareció. Que no había nada serio ni en la lejanía. Le dijo a Carlos que había trenes que pasaban de nuevo y le contesto, se pueden querer muchas cosas, pero no se puede tener todo lo que se quiere, por eso hay momentos que hay que saber pasar página y eso es lo que hice. Le oía convencido y sin rencor, sin agobio. Lo que oía no me gustaba porque estaba claro que no estaba en su proyecto de vida.
Nos fuimos a comer y apenas probé la comida, como también la pasó a Daniela, no por estar disgustada ni nada parecido, por no tener ningún problema luego con el vestido, que era muy ajustado. Como el padre de Daniela no se echó atrás y no apareció, Carlos la acompañaría. La novia iba guapísima, el traje le quedaba muy bien, había hecho una elección con mucho gusto. Carlos y Ray iban los dos perfectos, menudos dos hombres y no es que lo dijera solo yo, que varias de las asistentes eran de la misma opinión y por un comentario que escuche por lo bajo, una los había tenido a los dos a la vez y le contaba a la amiga las “maravillas” que le hicieron. De Carlos las que lo conocían decían que ahora estaba mejor, más interesante y las que lo conocían por primera vez y al enterarse que estaba soltero, más de una decían que esa noche no se les escapaba. No tengo complejos o los que tengo los controlo, pero alguna de ellas eran espectaculares y mucho más altas. Me animaba a mí misma diciéndome que por lo menos ya había estado con él. Mientras distintas personas dirigían unas palabras a los novios, pensaba en algo que me resultó raro, Carlos no llevaba móvil, ni ningún dispositivo, no le vi ante un ordenador y solo una llamada al teléfono fijo, porque tenía las llamadas de sus móviles desviadas. Que le había pasado en el viaje que no quería móviles?
El último en dirigir unas palabras fue Carlos. No llevaba nada escrito. Hablo no más de 20 minutos, pero nos hizo llorar como monas. Que palabras más bonitas por Dios, hasta Ray no se pudo aguantar. Una que tenía detrás comento a alguien, este cabronazo además de estar buenísimo, tiene don de palabra y parece un niño bueno, si no tuviera esa pinta de empotrador. Me hizo gracia pero decía la verdad. Luego el notario cerro el momento importante y se besaron los novios. Daniela me había colocado en la misma mesa que a Carlos, siempre haciendo de celestina. La conversación fue a la autocaravana que habían visto, Carlos les respondió a lo que le preguntaban, la conclusión, que sí que era para 8 personas, aunque fuera solo él. Que prefería viajar así y más en estos momentos, porque se evita el riesgo de contagio y porque llevaba dispositivos para desinfectar la autocaravana las veces que hicieran falta y que estaba diseñando una ruta para irse de vacaciones, nadie él pudo sacar por donde, porque la tenía que preparar.
Tocó iniciar la juerga. El novio bailaría con la novia y el padrino con la madre de la novia. La madre de Daniela estaba físicamente muy bien y no sabemos si fue la bebida, pero bien que se rozaba con Carlos. Ahora para la bebida había que acercarse a una zona donde había una mesa alargada y tres camareros. Había pasado escasamente 1 hora y no se veía a Carlos, miraba con disimulo y no le veía, ahora miraba por si alguna mujer había desaparecido y se acercó Daniela, me pregunto qué me pasaba y le dije que nada, me pregunto por Carlos y le dije que estaba “missing” le pregunto a Ray y nos dijo, tranquilas, ese ya se ha ido y ha aguantado mucho, en las bodas le cuesta llegar a los postres, Jajaja Jajaja.
Entre que me sentía un poco perdida ante esa gente y que Carlos se había ido, me marché a dormir también, la fiesta estaba en su apogeo. Al entrar en la casa estaba toda en silencio, me fui hacia mi habitación, llevaba los zapatos en las manos, tuve que andar sin ellos, porque tenía los pies destrozados. Al pasar junto a la terraza grande vi que una hoja estaba abierta, me extraño, me asome un poco, sin hacer ruido y vi a Carlos, recostado sobre una hamaca y bebiendo algo. Retrocedí y me fui a mi habitación. Una vez que estaba en ropa interior, me daban tentaciones de ir a la terraza, me cortaba y no me decidía. Me puse un camisón corto de seda de color blanco, llevaba tirantes y un escote en V, me veía muy atractiva. Me quite las dudas y pensaba ir a la terraza, empecé a andar y me pare, me di la vuelta, me desnude del todo y me puse solo, la bata que hacía juego con el camisón, la cruce y la cerré con el cinturón. Esta vez no me paro nada, entre en la terraza y me hice la sorprendida, al ver a Carlos en pantalón corto nada más. No se sorprendió al verme. Le pregunte que bebía y me sorprendió porque bebía whisky, el alcohol en él era inusual. Me dijo que un día era un día. Lo tomaba solo y la botella la tenía metida en una cubitera de cristal, llena de hielo.
Me acerque y sin pedir permiso, cogí su vaso y bebí un poco. Tomo alcohol como se dice socialmente y el whisky es la bebida que está en el último lugar de mi lista. Lo probé y me supo distinto, reconozco que estaba bueno, tenía un sabor distinto a otros que había probado. Quise entablar una conversación y no me dio un corte, pero fue tajante, no le apetecía hablar, le apetecía ver las estrellas, la noche y la música de fondo. Se que no me lo dijo con mala baba, no dije nada y me fui hacia la barandilla, me apoye y aunque estaba muy oscuro, sabía que me estaría mirando el culo seguro. Estaba pensando como irme, si con un hasta mañana o simplemente irme sin decir nada. Una vez que lo tuve claro, procedí a marcharme, lo haría sin decir nada. No sé cómo paso ni que me paso, me di la vuelta, lo vi en la misma posición, recostado casi sentado, con las manos puestas detrás de su nuca. Camine, me pare a sus pies, me solté el cinturón, me quite la bata y me quedé completamente desnuda, justo en ese instante me dio un escalofrío, por no saber cómo respondería.
Cogió el vaso para dar un sorbo, me acerqué más, hasta abrir las piernas y sentarme sobre él. Le quite el vaso y di un buen trago. Apareció una sonrisa en su cara y recordé lo que me había dicho Daniela que le había contado Ray, que a Carlos le gustaba ser dominante en la cama pero que le gustaban las mujeres atrevidas, osadas. Deje caer un poco de bebida en uno de sus peones, me incline y lo lamí durante bastante rato y lo hacía bien, porque empecé a notar su dureza entre mis piernas, le mordí sus labios y luego nos besamos con pasión, o más pasión por mi parte que por la suya. Luego me fui retirando y con mis manos le quite su pantalón y no había cosa más bonita que ver ese falo completamente inhiesto y con un brillo especial por el reflejo de algunas luces. Me arrebataba ver semejante cosa entre mis dos manos, como si se me escapara por falta de manos. Le iba a hacer la mamada de su vida.
Le di los primeros lametones, como siempre la tenía ardiendo. Solté una de mis manos para acariciar sus testículos. Recorría con mi lengua toda su polla y sin dejar de mirar a sus ojos, quería ver la transfiguración de su mirada. Me humedezco bien los labios, sople un poco sobre su capullo y respire sobre él también, que lo notara, que se sintiera impaciente porque empezara a mamar como ya lo estaba deseando. Hice como si me la fuera a meter en la boca, pero no, lo que hice fue darle dos lengüetazos largos e intensos sobre su capullo y me encanto observar cómo los sintió, su cara ya era menos impasible. Repetí varias veces, quería atormentarlo como lo había hecho él, muchas veces conmigo. Gire mi cabeza un poco y mordisqueaba todo su tronco, sin dejar en ningún momento de sobar sus testículos y hacer como si se los arañara. Me moje bien mi mano con mi propia saliva y se la extendía por todo su tronco venoso, sus venas cada vez se inflan más, se marcaban y se ponían muy duras.
Le estuve martirizando con mi lengua y mis labios, haciéndole creer que me la iba a meter en la boca. Me gustaba ver la “tensión” de su cara, aun deseándolo el tío no me decía nada, solo aumento su respiración. Era el momento de mostrar de lo que era capaz, lamí con más intensidad su tronco, su frenillo y cuando llegue a su capullo, hice como ya había hecho, lamí su agujerito y en ese momento me introduje la polla en la boca. Primero solo el capullo, que lo atrape con mis labios fuertemente y con la lengua lo lamia, hasta notarle mas cachondo. Baje rápidamente metiéndome todo lo que pude e inicie un movimiento de arriba abajo, como si fuera una penetración. Llevaba mucho tiempo haciendo la mamada, nadie puede aguantar tanto, me desesperaba pero también me ponía mas cachonda. Note como salían unas pequeñas gotas, sabían sabrosas y las lamí con más intensidad. Con suavidad logre que me llegara hasta la garganta y controlándolo, a él le dio mucho placer y a mí no me dieron arcadas, podía mantener la polla firmemente. Deje de acariciar sus testículos, para presionar con mis dedos la parte que va de los testículos al ano, la acariciaba y él se tensaba, le gustaba, ejercía la presión justa. Me estaba saliendo todo perfecto. Saque la mano, me la pase por mi chochito que estaba inundado y me moje bien los dedos, esta vez lleve mi mano hasta su ano y empecé a acariciarlo. La tensión de su cuerpo era notable y sabía que en cualquier momento sería un volcán en erupción. Por eso agarre con mis dos manos su inmensa polla ardiente, atrape el capullo con mis labios y lo aprete, con un leve movimiento y primero oí un rugido que salía de su boca, llamándome puta y lo siguiente un me corro que inundo mi boca.
Sentí los golpes de su semen como si fuera un surtidor, con Carlos era una sensación única, no comprendía como alguien podía eyacular esas cantidades, pero era un subidón y además sabia distinto. Con esas cantidades dejaría embarazada a cualquiera, era un peligro. Se levanto sin dar un respiro y me llevo en volandas hasta la mesa que había, me dejo sobre ella y se puso a comerme entera, como ya he contado en otras historias, su lengua es tan espectacular como todo lo suyo, larga y con forma de punta. Me lamio por todo mi cuerpo, no tenía ninguna prisa, mientras me lamia y comía mis pezones, no dejaba de tocarme el clítoris, llevando a extremos de tener un orgasmo, en sus dedos tenía un “detector” porque cuando iba a tenerlo, quitaba sus dedos. Me hacía sufrir sin dudas más de lo que le había hecho yo. Se quedo parado unos minutos, no fueron muchos, para mi eternos. Me miraba y me gustaría saber lo que pensaba. Me miraba eso si con deseo y me sentía ardiendo por ello y mas pensando en las que querían estar en mi lugar esa noche. Se agacho y empezó a lamer la cara interna de mis muslos. Si él había aguantado sin pedirme nada, tampoco le pediría nada. Me duro poco y le pedí que no se parara. Lo primero que hizo fue follarme con su lengua, que habilidad metiéndola y sacándola de mi chochito, que velocidad, lo mejor fue cuando estando al borde del orgasmo, succiono mi clítoris, atrapándolo con sus labios, metiendo sus grandes dedos dentro de mí y lamiendo mi clítoris. Quise alargar el momento lo mas que pude, pero mi cuerpo fue por otro lado y tuve un orgasmo que solo le faltaron los fuegos artificiales.
Estaba como si hubiera subido varias veces las escaleras de mi casa. Me quede como en éxtasis y no exagero, tanto que no me di cuenta de que Carlos había desparecido. Trataba de levantarme y estaba como floja, demasiado relajada. Hice un esfuerzo y me levante, me eche un poco de ese whisky frio, me sentó a gloria, lo estaba saboreando cuando Carlos regreso, casi me enfado porque había ido por preservativos. Es que ese hombre nunca se iba a dejar llevar? Me olvide de todo cuando en cuestión de segundos vi la erección que adquiría. Se acerco me beso y cuando pase los brazos por su cuello, me levanto de nuevo como si fuera una pluma, pasando mis piernas por sus antebrazos y en esa posición, me penetro hasta lo más hondo. No tenía nada que hacer, a excepción de gozar, porque el con sus musculosos brazos y el resto de su cuerpo lo hacia todo. Las penetraciones eran muy profundas. No estaba siendo lo salvaje que él podía ser, lo hacía con fuerza, pero siempre dentro de un orden. No me podía aguantar el deseo de morderle y lo hice en su hombro, no se quejó, lo único que hizo fue aumentar su fuerza penetrándome. No se veía con detalle, peo algo de él se veía reflejado en uno de los cristales de la puerta, era una espalda y un culo de película, al estar tensado con el esfuerzo se veía más excitante.
Aumento el ritmo y me volvió loca, logro que tuviera dos orgasmos seguidos, no bajo el ritmo en ningún momento. Su cuerpo ahora brillaba por algo de sudor. La posición esa, aunque no hagas muchos esfuerzos físicos, te deja las piernas como si no tuvieras fuerzas, medio dormidas. Cuando me bajo, seguí agarrada a su cuello. Me quede sentada en la tumbona que había estado sentado él y resoplaba, porque también sudaba algo y tenía calor por dentro y por fuera. La excitación no se me iba y menos viendo ese gran miembro pegado a su cintura. Lo curioso y es una tontería, pero me fije que no se le iba ni para la derecha ni la izquierda, siempre me habían dicho que se iba para un lado, a mi marido por ejemplo se le va a la izquierda, a Carlos bien tiesa y centrada. Después de esta tontería continuo. Me daba por satisfecha esa noche, el colofón ideal sería pasar junto a él la noche y despertarme a su lado. Me levante me puse la bata y me acerque a la barandilla, parecía que la fiesta está finalizando.
En ese momento Carlos se puso detrás y empezó a acariciarme. No le hacía falta mucho o nada, para ponerme otra vez en marcha y en seguida supe lo que quería. Porque en el momento que me eche un poco para atrás, su capullo ya estaba buscando la entrada de mi culo. Como siempre lo hizo fantásticamente y antes que ninguna otra vez, me penetro muy rápido y sin dolor, pero si con pasión y sintiendo cada centímetro. Como me abría y como me llenaba, como sentía su calentura y aquí si fue más “agresivo” me gustaba también así, esa dualidad, tierno, suave y salvaje. Me azotaba el culo mientras me empotraba, cada vez con más fuerza y el dolor se convertía en un placer supremo. En la noche retumbaban tres sonidos, los azotes, el chocar de su cuerpo con el mío en sus embestidas y nuestros gemidos, mas los míos que los de él. Estábamos los dos a punto de corrernos, me quería esperar quería sentirlo a la misma vez que yo llegara. Me costó muchísimo y cuando lo hicimos, Carlos se agacho sobre mi espalda, apretó con intensidad mis pezones y mientras se corría me mordió un poco más abajo del hombro, mascullando algo, me produjo un dolor intenso pero placentero y con mi orgasmo entro dentro de las maravillas de mi vida.
Al fondo veíamos venir a Daniela y Ray, lo hacían riéndose y me puse la bata rápido. Me senté junto a Carlos en otra tumbona y bebi de nuevo whisky. Se acercaron a la terraza y Ray se fue por vasos. Mis comentarios eran sobre el buen whisky que tomábamos y Ray comentaba que Carlos bebía poco, pero cuando lo hacía, lo hacía por todo lo alto. Daniela me miraba tratando de saber si había pasado algo y me limite a sonreírla un poco, lo suficiente para que tuviera su respuesta. Ahora note que la bebida me había jugado una mala pasada y me tuve que ir a la cama.
El domingo fui la ultima en levantarme, cerca de las dos de la tarde. Baje y ya estaban preparando la mesa, además de nosotros, estaban la madre de Daniela y dos personas más de la familia. Habían caras largas, no sabía el porqué, pero me entere enseguida. El enfado venia porque dos personas con sus respectivas parejas, no quisieron hacerse los test que exigieron y no les dejaron asistir a la boda. La decisión la tomó Ray pero es que Carlos puso la condición de que todo el que entrara allí, se lo tenía que haber hecho. A lo largo de la comida todo se fue apaciguando y acabamos entre risas. Mi marido no llegaba hasta el martes, pero Carlos que lo sabía no me dijo que me quedara ni tampoco lo insinuó. Por eso a mitad de la tarde dije que me iba y Carlos se levantó, me indico que me esperara un momento y se fue.
Volvió con una bolsa de papel muy bonita con su logo y estaba cerrada, era una botella de ese whisky como regalo a mi marido, que si era bebedor de esa bebida. Me acompaño al coche y cuando me iba a ir me dijo, no te he dicho que te quedes, porque yo me marcho de madrugada dos días y no te vas a quedar sola y también es mejor así. De vuelta a mi casa, iba pensando en que tenía razón, yo no soy el tipo de mujer que el busca y necesita, lo tuve muy claro cuando sobre un mapa de papel, a la antigua usanza, estaba marcándose distintas rutas para hacerse con la caravana en agosto calculo yo. Daniela llego a preguntarle si iba solo o acompañado y fue tajante, de momento y salvo que los misterios de la vida lo cambien me voy solo. Ella se ofreció para ir con Ray y que nosotros también podríamos ir. Con contundencia dijo que no y se quedó fresco como una lechuga, ni a su hermano quería para ese viaje y Ray se reía diciendo que ni nos molestáramos, que tenía más posibilidades alguien haciendo auto stop o alguien que no conociera que ninguno de nosotros. Alguien se iría con él? Esperaba a alguien? Se iría en verdad solo?
Esa noche hable con Daniela y me aclaro todas mis dudas, se iba solo. A mi marido por teléfono le avance parte de lo ocurrido, pero sin detalles eso cuando regresase. El martes regreso y aquí viene la anécdota o la gracia, que sé que fue sin maldad seguro. Tuvimos una sesión de sexo muy buena mi marido y yo, íbamos a tomar una copa, cuando me acorde del regalo de Carlos, le dije dónde estaba y que iba a hacer como Carlos. No tenía una cubitera lo suficientemente grande pero encontré donde poner el hielo para colocar la botella de whisky. Entre en la habitación y mi marido tenía la botella en la mano y se sonreía y me decía, no me lo tomare a mal el regalo. Como una tonta le decía que estaba muy bueno y él no se refería a eso. Dio la vuelta a la botella y llevaba como marca unos inmensos cuernos o astas. No lo pude evitar me dio un ataque de risa que contagio a mi marido. Lo bebimos y mi marido me dio la razón. Por si alguno tiene curiosidad el whisky es dalmore port vintage collection 1998 18 year old. Veréis que es la cabeza de un venado o ciervo, con unos cuernos que ocupan media botella. Seguro que no fue con mala intención. La otra anécdota que mi marido de broma hizo una foto a la botella, por la parte de los cuernos, se la mando a Carlos poniéndole que muy bueno.
Cuando contesto Carlos que lo hizo al día siguiente, envió como respuesta un icono de una cara guiñando un ojo con una sonrisa y la de las dos manos unidas rezando. Luego me enteré de que fue a ver a mi marido para explicarle que no fue con ninguna segunda intención, que ni se acordaba de que la botella era así.