El regreso de Alicia
Alicia y yo volvemos a cruzarnos, pero esta vez Marisa me ayuda a convencerla para tener sexo
Por culpa del trabajo no me quedaba mucho tiempo para los estudios, así que cuando me dieron el primer examen de estadística, no me sorprendí al estar suspendido.
Yo no le dí mucha importancia ya que el examen contaba muy poco del total, pero mi familia exageró el asunto, incluso empezaron a buscar un profesor particular. Para mi sorpresa, esto llegó a oídos de Sonia y ella propuso a Alicia, que por lo visto dominaba la asignatura, sin pensármelo dos veces, acepté.
Sonia lo apalabró todo con Alicia, así que fui a la dirección que me dijo el día acordado. Yo estaba empalmado desde antes de picar a su piso. Recordar todo lo que pasó al principio de verano y pensar que se podía repetir me calentaba.
Cuando me abrió la puerta su compañera de piso, mismo efecto, pensaba que aquello se pondría más emocionante, pero me equivocaba por completo. Su amiga me saludó muy cordialmente.
Al entrar pude ver a Alicia sentada en la mesa con varios papeles a su lado.
Me hizo sentar y me dió la clase, poniéndome ejercicios después. Yo ya no estaba excitado, pero cuando su amiga se marchó, me levanté con ansia. Me dirigí a Alicia, pero ella no se había movido del sitio.
-¿Qué haces? -Me miró con indiferencia
-Se ha ido tu amiga y desde la piscina no puedo dejar de pensar en ti. -Me agaché para besarla, pero ella me apartó
-Pues tendrás que quedarte con esos recuerdos. Es agua pasada. -Yo me levanté avergonzado y extrañado
-No parecía que en la piscina quisieras que se acabara.
-Es diferente. Fue un momento de debilidad. No te digo que no me gustase aquello, pero he vuelto con mi novio.
Yo me senté enfadado y acabé los ejercicios, sin decir nada me fui.
Volví a los dos días ya que la clase ya la había pagado, pero no pasó nada más que la clase.
Me dolía en el orgullo que la mujer que me desvirgó no quisiera nada más conmigo. Quedé con Marisa en un café para contarle mi problema y con la esperanza de desahogarme con ella después.
Le conté con detalle todo lo ocurrido con Alicia y me dió su opinión:
-Por lo que me cuentas, es una zorra. Le gusta ser tratada así cuando le follas y no le culpo, que yo soy otra. Además ¿cómo llevas las clases?
-La verdad es que lo entiendo todo y no creo que me haga falta seguir.
-Pues ya está, cuando hagas la última clase, te desnudas, no creo que se pueda resistir.
-¿Y si me cruza la cara?
-Yo te lo digo por como es ella, como yo. Y ahora vete, que tienes que prepararte para triunfar.
-¿No me invitas a tu casa?
-No, lo que necesitas es follarte a esta para estar contento. Eso sí, si el plan sale mal, me llamas y te follo hasta que la olvides.
El último día de las clases particulares yo estaba nervioso. Acabé los ejercicios pronto y esperé mirando mi móvil. Se me ocurrió buscar las fotos de Alicia desnuda y para cuándo su amiga se fue, yo ya tenía una erección tremenda. Dejé un margen de un par de minutos por si volvía y empecé a desnudarme.
Primero me quité los zapatos y los calcetines por debajo de la mesa. Me desabroché y quité los pantalones como podía, de manera disimulada. El corazón me iba a mil.
Cuando me levanté de la silla ella mantuvo su mirada en los papeles de la mesa, me puse a su lado y me quité la camiseta, al notar el movimiento, giró la cabeza, quedando justo a la altura de mis calzoncillos. Abrió los ojos por la sorpresa y se quedó mirando unos segundos antes de poder decir nada.
-¡¿Qué haces?!
Liberé mi polla a escasos centímetros de su cara.
-No me voy a ir sin follarte -Alicia dirigió de nuevo la vista a los papeles
-Pues te quedarás ahí toda la vida. No te voy a hacer ni puto caso, niñato de mierda.
Estaba demasiado caliente como para aceptar un no, así que agarré mi verga y empecé una paja lenta. Tras unas sacudidas sin que ella hiciese nada empecé a arrepentirme. Quizás había ido demasiado lejos... Pero por algún motivo ella seguía allí, así que no podía rendirme. Cogí mi móvil, busqué de nuevo sus fotos y lo dejé a su lado. Continúe la paja mientras me deleitaba con sus imágenes.
En cuanto se fijó que era ella la de mi móvil, se le dibujó una sonrisa en la cara. Sus pezones se marcaban en la camiseta que llevaba. Paré y me di un par de golpes en la polla, logrando que por fin volviese la vista hacia mi. Me miró directamente a los ojos.
-¿Quieres probar tú?
Sin pensárselo dos veces, repitió los dos golpes sobre mi pene, sonrió de nuevo y empezó una lenta paja. La levanté del sitio y le quité la camiseta.
Estrujé ambos pechos con mis manos y le comí la boca, Marisa tenía razón, era una zorra y la trataría como tal. Cogí mi móvil de la mesa, me senté en su silla y empecé a grabar.
Ella se abalanzó sobre mi erección con una mamada profunda.
-Eres una zorra. Una zorrita mala. -Al escuchar aquello, su cara cambió y aceleró el ritmo. -¿Qué pensará tu novio si ve esto?
Alicia se calentaba al escuchar aquello y llevó una de sus manos a hacerse una paja. Yo apoyé una mano sobre su cabeza y empecé a llevar el ritmo. Tuve que dejar de grabar y llevar las dos manos a su pelo. Ella se dejaba hacer. No iba a tardar mucho en correrme, pero no quería que aquello fuese así.
La levanté y la puse contra la mesa. Me agaché y empecé a comerme su coño empapado mientras me ayudaba de mis dedos. No tardó en correrse con un gran grito.
Me puse de pie y empecé penetrarla suavemente mientras pensaba como había llegado a todo aquello: Sonia. Aumenté un poco el ritmo.
-¿Sonia también es una puta como tú?
-Siiii
-Te pone, ¿verdad? -Alicia se limitó a gemir -Pues llámala.
Alicia se quedó muda unos segundos, así que le dí unos azotes. Intentó decir algo más y le volví a azotar, cogió su móvil y llamó con el altavoz puesto.
-¿Ali? Estoy en la oficina pero no hay nadie, así que dime, ¿te lo has follado ya?
Mis embestidas eran cada vez más fuertes y Alicia no pudo evitar gemir. Los golpes de mis caderas con su culo resonaban por todo el salón.
-Menuda hija de puta. ¡Te lo estás follando ahora!
Mandé callar a Alicia y
e
nsalivé uno de mis dedos y empecé a introducirselo por el ano.
-¡Por el culo no, ya lo sabes! -Volví a golpearle en las nalgas y continúe. Oía los suspiros de Sonia a través del móvil. Cuando mi dedo entraba y salía con facilidad de su culo, preparé mi polla cubierta de su jugo en la entrada de su culo.
-Vale. Fóllame. Pero despacio.
-¿Vas a dejarte hacer anal? Eres más guarra de lo que creía. -Sonia susurraba al teléfono
Empecé a penetrarla lentamente, Alicia suspiraba a cada centímetro que entraba. Costaba bastante, se notaba que no estaba acostumbrada a aquello.
-¡Ya está todo dentro! -Lo celebró cuando mi abdomen reposó sobre sus nalgas
-¿Y como es?
-Deja que me folle y te digo.
Dicho y hecho. Empecé a follarme a Alicia con suavidad para que se acostumbrara. Bajé mis dedos a su coño y le hice una paja.
-¡Joooder! ¡Es increíble!
-Me cago en todo. Ya me contarás, que vuelve a entrar la gente. Estoy empapada.
Colgó y acto seguido Alicia se corrió. Se dió la vuelta con cara deseosa. Mi polla estaba a punto de estallar, pero no podía parar en ese momento, por lo que decidí ganar tiempo.
-¿Quieres que te folle?
-No quería que pararas
-Pues yo quiero follarme a Sonia.
-¿Seguro?
Llevó dos dedos a su coño y lo abrió. Me atrajo hacia ella con sus piernas y nuestros sexos se tocaron de nuevo.
-Me la quiero follar mientras ella te come el coño. -Empecé a frotarme con ella sin llegar a penetrarla -¿No te gustaría?
-Hmmm. ¿Y que más haríamos?
-Lo que tu quisieras. Le gustó mirar en la piscina, seguro que le encanta ver cómo me follo este culito. -Se agarró a mi pelo
-Pues fóllame ahora.
-Consigue a Sonia.
-Pero Sonia es... -Me separé de ella, pero estaba deseoso de acabar.
-Pues grabemos un vídeo para convencerla.
Su cara se iluminó y asintió con la cabeza. Me entregó su móvil y lo puse a grabar mientras volvía a la acción. Alicia sabía seducir la cámara con su mirada. No decía nada, solo gemía, así que le pellizqué un pezón.
-Dile lo que quieres.
-So...Sonia... Quiero que follemos... ¡Quiero que Julio nos folle!
Envié el vídeo a Sonia y solté el móvil. Con las manos libres, me ocupaba de sus pechos y su boca; besando, chupando y lamiendo. Sin poder ya más, me acabé corriendo dentro de ella.
Me senté en una silla para recobrar el aliento, mientras, ella miraba su móvil.
-Sonia dice que en cuanto pueda lo mira. -Alicia se puso a ver el vídeo mientras sonreía
Yo me vestí mientras ella seguía sobre la mesa con las piernas abiertas. Su mirada perseguía cada uno de mis movimientos.
-¿Ya está? ¿Vas a dejarme así?
-Tu compañera debe estar al caer.
-¿Y si lo hacemos en mi cuarto mientras ella escucha? -Su cara volvió a ser la de una viciosa total. Yo no me hubiese negado, pero tenía cosas que hacer, además, me serviría como táctica para mi objetivo
-La próxima vez que follemos, Sonia estará también. Te encargas tú de ello.
-¿Y si no quiere? -Su cara volvió a cambiar, esta vez parecía un cachorrito perdido
-Pues no lo volveremos a hacer...
-Mañana no me podré sentar por tu culpa...¿Y así me lo pagas?
Me acerqué a ella y me rodeó con sus piernas. Me besó con desesperación, intentando quitarme la camiseta de nuevo. La detuve como pude, sabiendo que no podría resistirme si seguía así. La besé de nuevo y me despedí.
Esa misma noche Marisa me preguntó cómo había ido, así que le envié el vídeo de la mamada de Alicia. Le comenté que había conseguido el culo de Alicia y que seguramente habría un trío con Sonia. Marisa se emocionó y me pidió poder apuntarse a alguna también, a lo que obviamente no me negué.