El Regreso

Este relato es una introducción a los próximos relatos que publicaré. Es una forma de darme a conocer y que luego sea más fácil entenderme en las siguientes entregas.

El REGRESO

Hola. Han pasado algunos años desde que publiqué mis relatos anteriores, y pues, desde hace rato he querido sacar el tiempo para escribir de nuevo, principalmente por las solicitudes de varios de los lectores que me motivaron a ello, pero bueno, el tiempo pasa, y no lograba encontrar el espacio para hacerlo. Empezaré a contar la historia de mi vida, no toda eh, ni exageradamente detallada pues no terminaría nunca, y si bien intentaré ir a las partes que yo piense que serán atractivas para ustedes (la parte más sexual), también aclaro que los contextos deben tener sentido, y por ello posiblemente para los que gustan leer únicamente sobre sexo resulten aburridos mis relatos. He decidido también ubicar mis relatos en el apartado de voyerismo, aunque también pensé en hacerlo en el de grandes relatos, pues, espero que sea algo largo, pero me identifico más con la parte del voyeur, aunque en realidad lo que soy es una exhibicionista. Otro aspecto que deseo aclarar desde el inicio es que no soy escritora profesional, ni tengo cursos especiales de redacción y ortografía, mucho menos sobre cómo escribir un libro, por lo que a los que gustan leer textos profesionales, los invito a no leer mis escritos, y así les ahorro molestias al leer un relato de una novata.

Mi historia empieza hace unos 13 años, sería por ahí del mes de abril del 2003. Estuve algo más de 4 años fuera de mi país, Costa Rica, trabajando como desnudista, creo que no tengo que explicar mucho al respecto para que puedan entender, y ahora era tiempo de dejar esa vida atrás y volver a la tierra que me vio nacer y crecer, que me dio tantas alegrías y sufrimientos, y bueno, a diferencia de cuatro años atrás, cuando me fui, ahora venía con suficiente dinero como para poder pensar en una vida por mucho más tranquila y relajada que antes.

Al llegar al aeropuerto, a diferencia de la mayoría de personas que llegan después de una ausencia de 4 años, nadie me esperaba, y bueno, yo sabía que sería así, estaba llegando a mi país, que lejos de sentirlo mío, ahora era una extraña en mi tierra, sin un lugar donde ir, y sin saber bien que hacer, y bueno, ni tan siquiera, un número de teléfono para poder llamar a alguien, era mi vida real, en la que, estaba sola en el mundo, yo contra todo el mundo.

Un par de meses habían pasado de este regreso, y ya me había instalado completamente, en una casa de playa, lejos del centro del país. Mi casa, estaba a escasos cincuenta metros de la playa, en una zona muy poco poblada por aquellos tiempos, y poco frecuentada por turistas, por lo que prácticamente tenía una playa para mi sola la mayor parte del tiempo, cosa que, evidentemente me daba espacio para tener un bronceado perfecto sin ninguna marca sobre mi cuerpo.

Una mañana, igual a muchas, me preparé para ir a la playa, a disfrutar de “mi playa”, me puse una manta a modo de única vestimenta, misma que usaría para luego, en la playa acostarme sobre ella en la arena, y mi frasco de bronceador, y salí como de costumbre. Después de estar por unos 30 minutos en la playa, desnuda, como acostumbraba, escuché un grupo de personas acercarse hacia mí por la vereda que yo misma utilizaba para llegar a la playa, por lo que, las personas que vinieran por ese sendero, saldrían a la playa a escasos veinte metros de donde yo estaba. No le presté mayor cuidado, pues, mi desnudez no es algo que me incomode, y ya había pasado en un par de ocasiones, y las personas, al notar mi presencia, me observan un poco y luego siguen su camino. Pero, a diferencia de otras veces, la cosa no fue igual, resultó que eran tres chicas, de edades muy similares a la mía, unos veintitantos años, y muy guapas las tres, y al verme ahí, tendida en la playa desnuda, en vez de alejarse, se acercaron. La situación me empezó a incomodar un poco, y más aún cuando me percaté que venían hacia mi directamente, me incorporé un poco, y con mis manos intenté tapar un poco mi desnudez. Ellas se pararon justo frente a mí, a menos de 2 metros, y una de ellas me saludó:

-Hola, ¿cómo estás?, dijo, una de ellas.

-Bien, gracias, ¿les puedo ayudar en algo? Contesté yo entre sorprendida y molesta. Mi tono seguro que fue evidente, porque inmediatamente se les notó una reacción como de retirada, aun así, la que me había saludado me dijo:

-Disculpa, no queríamos molestarte, nos marchamos. A lo que, me di cuenta, que mi tono no era correcto y les detuve diciendo:

-La playa es publica, no tienen por qué irse, y, no quise ser grosera, es solo que estoy algo encandilada por el sol, estaba con los ojos cerrados. Me excusé. Mi tono, esta vez fue totalmente distinto, amigable, y ellas así lo sintieron, por lo que detuvieron su retirada y nuevamente me enfrentaron.

-Estamos buscando un sitio para hacer exactamente lo que estás haciendo, y por eso buscamos estas playas, y bueno, la sorpresa al verte aquí desnuda fue grata para nosotras, y pensamos que si tú estás aquí sola así es porque no hay problema si nosotras hacemos lo mismo, dijo nuevamente la misma chica.

-Pues, al día de hoy nunca he tenido ningún problema, casi no pasa nadie por acá, muchas veces esto todo el día sin ver una sola persona, y de hecho, creo que nunca habían pasado tres personas por acá, es la primera vez, y como les dije antes, la playa no es mía, y si quieren estar aquí, por mí no hay ningún inconveniente. Ya para ese momento, yo me había levantado de mi sitio, y sin ninguna pena me mostraba completamente desnuda ante ellas, y las otras dos chicas, que hasta ese momento no habían dicho una sola palabra, me miraban con algo de “lujuria” (si cabe la palabra) y descaro, y en ese momento, a coro, dijeron las tres:

-Entonces nos quedamos! En ese momento, las tres sacaron sus cosas, tendieron sus toallas, cerca de la mía, y se dispusieron a quitarse las ropas que traían, quedando en bikini las tres, pero, se detuvieron en ese momento y empezaron a vacilar si seguir hasta quedar desnudas o no. Al final, dos de ellas se quitaron solamente la parte superior de sus bikinis, alegando que les gustaban las marcas del bikini en la parte inferior de sus cuerpos, pero la tercera, que por cierto, era la más bonita de ellas, sin quitar mérito a las otras dos que igual eran hermosas, si se desnudó por completo.

Empezamos a platicar, primero las presentaciones rutinarias, que de donde son cada una, a que se dedican y esas cosas, que si tienes pareja, y bueno, todo el rollo, hasta cosas más privadas. Estuvimos las cuatro toda la mañana en la playa, nos bañamos y divertimos bastante, sin que pasara nada raro ehh, que si bien eran muy lindas, lo mío son los hombres. Al medio día, las invité a ir a mi casa para almorzar, y nos quedamos un gran rato en mi casa hablando, se puede decir, que en ese corto lapso de tiempo que representa un día, nos hicimos amigas, bueno, en realidad, yo de ellas. En la tarde, cuando se fueron, y volví a estar sola en mi casa, me di cuenta, que desde mi regreso, era el primer contacto que tenía con alguien que no fuera en sentido estrictamente de negocios o legal.

Esa misma semana, el viernes, en la mañana, me llamó una de ellas, Lucia, y me comentó que irían de fiesta a la capital ese día, y que si yo quería acompañarles sería bienvenida al grupo. Me gustó la idea, aparte que, no salía a ningún lugar, por lo que acepté de inmediato. Desde mi casa, el viaje a la capital en auto me tomaría unas cinco horas como mínimo, por lo que Lucia me indicó que saldrían a las cuatro de la tarde, pero ellas planeaban ir en autobús, por lo que le dije que yo tenía auto,  pasaría por cada una de ellas para irnos juntas, a lo que, por supuesto, se alegró muchísimo. El resto del día, pasé planeando la salida, el que ponerme, cosa que no era tan difícil en aquel momento ya que mi ropero tenia principalmente ropa de playa, pero para salir eran limitadas mis opciones. Me puse un vestido negro, corto, con cierre de cremallera a todo el frente, de espalda desnuda y dos tiras que se unen tras mi cuello, y unos zapatos de desnudista, de tacón alto y fino, a los cuales estaba perfectamente adaptada.

Para quienes han leído mis relatos anteriores, y recuerdan mi descripción física, pues he de decir que para ese tiempo no tenía implantes en mis pechos, por lo que entonces lucía una figura de medidas casi “perfectas”, tipo 90-60-90, no diré que exactamente esas, porque sería mentir pues no me pasaba tomando las medidas todo el tiempo, pero si andaba por ahí. Y para quienes me leen por primera vez, pues no los haré buscar forzosamente mis otros relatos, a grandes rasgos, mido 1,74, peso cerca de 58 kilogramos, tengo el cabello largo, a media espalda, lacio y rubio, ojos café oscuros, piel bronceada.

Ese viernes salí de casa, y me dirigí a por Lucia, que era quien vivía más cerca de mí, aun así, en auto serían cerca de una hora de viaje. Al llegar a su casa le soné el claxon del auto (en aquel tiempo yo aún no tenía celular, y en general, no todos tenían como ahora, que hasta los perros hablan con el móvil), al poco rato se abrió la puerta y salió una hermosa chica morena, alta, casi de mi estatura diría, delgada en general, cabello negro, lacio y largo, ojos negros, enfundada en un vestido blanco strapless, con unas botas blancas de taco alto también, Lucia se veía increíble. Se montó al auto y nos fuimos. Ella me indico el camino a seguir para llegar a casa de Cinthya, que era la próxima en ruta, igual, a casi una hora de viaje. Durante el viaje interrogué a Lucia, le pregunte que de donde se conocía con las otras dos, pues vivían bastante distantes una de otra, y me contó que eran compañeras de trabajo, y que se dedicaban al modelaje y demostradoras en eventos públicos, cosa que me hizo entender por qué el grupito de amigas tan guapas. Llegamos por fin a casa de Cinthya, y al salir ella también deslumbraba, igual que Lucía, era una morena, algo más bajita que Lucía, aun así, de unos 165 cm de estatura, delgada pero con curvas exageradas, unos pechos que parecían melones y un culo muy bien puesto, cabello castaño rizado, vestía una mini falda voladita, roja, bastante corta, y una blusita que apenas si lograba sostener ese par de tetas, tipo tejida, blanca, con muchas tiritas amarradas en su espalda, y unas sandalias de tacón también, color blanco. Se acercó al auto, y empezó a discutir, amistosamente, con Lucia, por quien viajaría en el asiento delantero del auto, finalmente, Cinthya se metió a la parte trasera, y reiniciamos el viaje, a por Andrea.

Finalmente llegamos a casa de Andrea, igual, toqué el claxon y al poco tiempo salió, otra morena, alta, como Lucía o yo, cabello teñido de rojo, y otro cuerpo de infarto, no tan curvilínea como Cinthya, pero si más que Lucía, pero parecía ser la más recatada de todas, iba en un pantalón blanco, súper ajustado, blusa roja de tirantes que le apretaban y marcaban perfectamente sus pechos desnudos, y unos zapatos rojos, igual que los de las otras tres, de tacón alto. Ella no discutió por su asiento, y le pidió  Lucia que la dejara parar hacia atrás (mi auto era de 2 puertas, por lo que acceder los asientos traseros implicaba incomodar a la de adelante). Al entrar al auto, noté que el pantalón blanco de Andrea hacia muy evidente la finita tira de su ropa interior, la cual era un micro hilo que apenas si se veía, con lo que para mis adentros pensé, no resultó ser tan recatada después de todo.

Ya las cuatro en el auto, retomamos el viaje, que aun teníamos unas tres horas de viaje por delante. El viaje fue muy divertido, ellas platicaban mucho de sus vivencias anteriores, y al mismo tiempo, al saber que yo no sabía de lo que hablaban, me intentaban explicar todo. Entre risas pasaron las horas de viaje, y antes de que nos diéramos cuenta estábamos llegando a la zona de antros donde pasaríamos la noche de fiesta. Ellas ya eran conocidas en los distintos bares de la zona, por lo que los porteros de todos los bares las invitaban a entrar, era evidente que todos querían que entrara un grupito de cuatro chicas a su negocio. Finalmente, Lucia, quien era la que parecía llevar el liderazgo decidió a cual antro entraríamos. En mi criterio, no vale la pena describirlos mucho, pues en lo general, todos esos bares son muy parecidos.

Entramos al elegido, donde, no tuvimos que pagar nada por entrar, cosa que no era lo normal en esos sitios, y no habíamos terminado de entrar las cuatro y ya no estaban invitando de las diferentes mesas a acercarnos con los grupitos de chicos que había. Lucia nos aclaró, que esa noche seriamos nosotras cuatro, nada más, y al saber que yo no tomo bebidas alcohólicas, las tres estaban muy tranquilas en cuanto al regreso a nuestras casas. La noche pasó divertida, rechazando constantemente invitaciones de bebidas o bailes, aunque no por completo, pues cada una bailo algunas veces con alguno de los pretendientes. Yo por mi parte, tengo una cierta intolerancia hacia los hombres que intentan pasarse de listos, esos que por guapos creen que se pueden quedar con la chica que escojan, y más bien, me encanta hacerles pasar un mal rato fijándome en el amigo feíto, ese, que según ellos, ninguna chica tomará en cuenta. Ese día, no fue la excepción a la regla, y como en todo grupo, siempre hay alguno que se nota que no le sale nada, así que esperé el momento para burlarme de alguno de los guapos, y, como era de esperar, el momento se presentó. Un chico hermoso, grandote, musculoso se me acercó y me invitó a bailar, yo ya había mirado que en su grupo de amigos había un chico callado, que no se levantaba de su silla ni buscaba a ninguna chica. Acepté la invitación del chico, y en cuanto empezamos a bailar me acerqué a su oído y le dije:

-Disculpa que te diga esto, acepté bailar contigo porque vi que eres amigo de un chico que me ha gustado mucho, espero no te ofendas, pero quisiera que me lo presentes , le dije yo. El, con cara de sorpresa me miró y sin hacerse esperar mucho me dijo:

-Cuál de todos es el que te gusta, seguro te lo presento, no hay problema.

Volví a ver sus amigos, eran unos cinco o seis, todos guapos, menos uno, justo el que le describí. Al escuchar por el que le estaba hablando, su cara de asombro fue mayúscula, era muy obvio que no daba crédito que una mujer se fijara en su amigo, el patito feo de la fiesta, y primero no me quiso creer.

-Juancito? Ese de lentes??? Preguntó el.

-Sí, ese mismo , dije confirmando, y el aún más incrédulo y ya empezando a molestarse.

-Pero, como te va a gustar ese? Replico él.

-No sé, me gusta , le dije, y no esperé más, lo dejé solo en la pista y me fui directamente para donde estaban sus amigos, y sin mediar palabra alguna con ninguno me dirigí directamente al que me interesaba:

-Juan! Es tu nombre no? Le pregunté directamente. El, que a ese momento apenas si lograba reponerse del asombro de que una mujer le hablase dijo medio tartamudeando:

-Ssss sí, soy Juanci… Juan! Me di cuenta que era algo “lento”, por lo que sabía que, o yo tomaba el control del asunto o seria el hazmerreír de sus amigos.

-Quieres bailar con migo, por favor? Le pregunte, a lo que, todos sus amigos se quedaron inmóviles y con cara de “esto no puede estar pasando”.

-Es que… es que no se bailar bien, respondió el! Uno de sus amigos estaba a punto de estallar en carcajadas pero mi siguiente movimiento lo dejó con la boca cerrada.

-No me importa, ven con migo y yo te enseño todo lo que ocupes aprender. Y sin haber terminado aún de decirlo, lo tome de la mano y prácticamente lo llevé a la pista arrastrado, donde lo hice abrasarme y prácticamente agarrarme del culito, mientras empezábamos a movernos, al compás del reguetón que sonaba en ese momento. Mis movimientos lo obligaban a él a tocarme toda, y tenía la seguridad que el pobre chico no sabía ni que hacer, así que, debía ser yo la que llevaría la iniciativa total. Me empecé a acercar cada vez más a él, le decía al oído que me gustaba, quería darle confianza, esa que parecía que no tenía pero ni una gota, poco a poco, fui pasando de su oído a su boca, y en lo que me di cuenta, lo estaba besando, pero solo yo a él, él se notaba que no sabía ni que hacer, posiblemente incluso, era su primer beso, así que volví a su oído y con suavidad le explique cómo debía besarme, y regresé a sus labios. Esta segunda vez, mi beso fue correspondido, no a la perfección, pero al menos lo empezó a intentar. Seguimos con el baile, por varios minutos, diría que por varias canciones, hasta que ya empecé a sentirme algo cansada. Entonces, le sugerí que fuéramos a la barra a tomarnos algo. Él me dijo que no tomaba nada alcohólico, a lo que me reí al tiempo que le dije que yo tampoco, y que entonces estaríamos igual tomándonos un refresco. Ya en la barra, yo seguí con mis clases de besuqueos para él, y me di cuenta que tanto mis amigas como los amigos del chico no perdían detalle alguno de nuestros movimientos. No está de más decir que así pasamos toda la noche hasta la hora que, con mis amigas, decidimos emprender el regreso, que serían cerca de las tres de la mañana. Me despedí de “Juancito” con un beso más, al tiempo que lo hice agarrarme mi culo, y el, ya más atrevido, me sobo uno de mis pechos con su otra mano libre, lo que le deje hacer a gusto.

En el regreso, Cinthya y Lucia iban dormidas, de borrachas, pero Andrea, que no era tomadora, me interrogó por lo sucedido, le explique lo de mi afición por hacer pasar malos ratos a los guapetones, lo cual, ella no le pareció muy inteligente pero termino por entender. Una a una, fui pasando por la casa de cada una de las chicas dejándolas, tanto con Cinthya como con Lucia, que venían dormidas y casi inconscientes, al llegar a sus casas tuve que llamar a la puerta y que alguien me ayudara a sacarlas. Luego, me fui a mi casa y dormí por días!!!

Hasta aquí este primer relato, de una serie que espero poder darle continuidad bastante seguido. Este relato, introductorio, es el inicio de mi historia, y lo he escrito así para que luego se pueda comprender mejor los acontecimientos futuros, que, serán mucho más eróticos que los de este relato.

SALUDOS