¡El regalo de mi novia!-Cap.2-Noche para recordar!

Cuando las cosas no salen como se planean... pero terminan mucho mejor...

No era la primera vez que entraba a su apartamento pero era la primera vez que al entrar no sabía a qué parte del apartamento dirigirme. Tal vez los nervios me estaban consumiendo lentamente, así que me quedé parada a unos pasos de la puerta principal mientras Adriana iba a dejar nuestras cosas a su habitación.

Cuando regresó me vio parada frente a la puerta y sonrió con extrañeza

Adriana: - ¿Te vas a quedar ahí parada? –

-No, claro que no- respondí de inmediato con voz baja pero no me moví. No sabía qué más decir o hacer

Adriana al ver que yo no me moví caminó con paso firme y se paró frente a mí tan cerca que podía sentir como sus senos rozaban los míos. Era una agonía tenerla cerca y no poder tocarla porque después de su rechazo, temía que eso se volviera a repetir si intentaba tocarla otra vez. Pero, más agonía era no saber qué pasaría con nosotras...

-Sólo dilo... - le pedí muy nerviosa. Esperado que no fuera tan dura su forma de decirme que nuestra relación estaba acabada

Adriana: - ¿decir qué? - preguntó confundida

- bueno... pues - Yo estaba tan nerviosa por el roce de sus senos que a mi cerebro cada vez le costaba más concentrarse para que yo pudiera hablar – es que... es... que... yo... creí... - bajé la mirada para ver sus senos tocando los míos

Adriana: - ajá... ¿tú creíste...? – dijo mientras colocaba sus manos en su cintura y asentía levemente con su cabeza, dando a entender que estaba esperando que yo continuara

No sabía si ella lo estaba haciendo adrede para ponerme nerviosa y que yo la deseara más a cada instante pues siempre ha sabido que sus senos son la parte de su cuerpo que más me vuelve loca. Y si era adrede, estaba logrando su objetivo

Adriana: - ¿y entonces...? – preguntó aún con sus manos en su cintura - ¿te vas a quedar ahí parada toda la noche sin decir nada más? –

Yo no podía despegar mis ojos de sus senos y obviamente ella lo sabía. Bajó su mirada a sus senos y luego volvió a subirla a mis ojos

Adriana: - ¿Acaso te distraen? O ¿te molestan? – preguntó fingiendo molestia, señalando con sus dedos a sus senos

- Por favor deja de jugar conmigo de esa manera – respondí, haciendo evidente mi nerviosismo sin dejar de ver sus senos

De inmediato puso la palma de sus manos en la pared, a cada lado, dejando mi cabeza en el espacio entre sus brazos y se acercó

- ¿Quién dijo que yo estaba jugando? – susurró a mi oído rozándolo con sus labios

Ante ese susurró yo instintivamente cerré mis ojos y cuando los volví a abrir, sus labios se acercaban a los míos y justo cuando creí que iba a besarme, se detuvo, pero no se alejó. Yo podía sentir su cálido aliento y quería sentir su sabor pero ella solo hizo que su labio inferior rozara mi labio superior y se alejó a la distancia que tenía anteriormente, bajando sus brazos.

- Adriana... por favor... esto es una tortura – supliqué viéndola directamente a los ojos

Adriana: - Bueno por lo menos ya dijiste algo claro – comentó levantando sus brazos como si se tratara de un milagro – Ven, vamos a hablar – dijo serenamente tomando mi mano y llevándome hacia la sala

Adriana me llevó hasta el sillón para que me sentara. Pensé que estaba por empezar lo peor, que ya había llegado el momento en que ella acabaría conmigo...

Sin decir una palabra, Adriana fue hacia la enorme ventana atrás del sillón en el que yo estaba sentada, y cerró ambas cortinas. Luego regresó y se sentó en la mesita frente al sillón.

Estábamos frente a frente...

Adriana: - escucha...- suspiró - lamento –

- No, no es tu culpa... la culpa es mía y soy yo quien debe disculparse – la interrumpí rápidamente

No podía permitir que ella se sintiera culpable por terminar la relación sabiendo que había sido yo la de la culpa

Adriana: - ya te habías disculpado, no es necesario que lo hagas de nuevo. Escúchame yo... -

- Claro que es necesario, *no sabes de verdad cómo lamento lo de hoy, no quería hacerte pasar por algo como eso-*

Adriana: -ok cálmate, lo que yo quiero decir es que...-

- ¡Es que no me puedo calmar! no puedo estar tranquila después de lo que sucedió, después de lo que te hice – otra vez la interrumpí. Mis nervios me estaban poniendo muy mal – todo esto es mi culpa y afrontaré las consecuencias, es lo mínimo que puedo hacer, lo sé -

Adriana bajó su rostro y puso su mano derecha en la frente como si estuviera ofuscada

Adriana: - habrá consecuencias sino te callas y si no me dejas hablar – dijo sin quitar la mano de su frente y sin levantar el rostro.

- disculpa... ya te dejo hablar – susurré avergonzada

Adriana: - ¡gracias! – levantó su rostro – lo que decía era que lamento haberme comportado como lo hice, no debí haber insinuado cosas que no tenían, o más bien, no tienen sentido pero estaba muy molesta y... -

- por favor no sigas, no te sigas disculpando porque te repito que no fue tu culpa y tenías razón para estar molesta porque... –

Adriana: - demonios Natalia... ¿me dejas terminar sin más interrupciones? ¡por... favor! -

- claro, claro discúlpame. Por favor continúa –

Adriana: - el punto es que, por nuestro bien, creo que es mejor... -

Apenas escuché el "creo que es mejor" sentí un frío recorrer por todo mi cuerpo. A pesar de que seguía latiendo, sentí que mi corazón se detuvo, mi mente se ponía en blanco y ni mi corazón ni mi mente reaccionaban... lo único que pude sentir fue como sin parpadear empezaron a correr unas lágrimas por mis mejías, haciendo que Adriana me viera sorprendida y que se callara de golpe

-  me duele pero... - suspiré - lo entiendo... y aunque no quisiera esto, tampoco me parece justo forzarte a que sigas soportando los problemas que te causo– le dije tratando no derrumbarme más

Adriana: - ¿Qué? – su rostro se mostraba muy confundido

- Tranquila, no te esfuerces por hacerlo menos doloroso, por que me merezco esto. No he sido una buena novia para ti... –

Adriana: - ¿puedo saber de qué estás hablando y por qué estás llorando? –

- Sólo dilo... - le pedí de la misma forma que lo había hecho hace un momento

Adriana: - por un carajo... ¡¿otra vez?!... pero decir ¡¿QUÉ?! –

Mis lágrimas seguían cayendo como pocas veces lo han hecho y Adriana no sólo parecía confundida sino también estresada por la situación

- que se acabó... – dije totalmente cabizbaja – que me vas a dejar... - cerré los ojos tratando de que no estallaran mis ojos con más lágrimas

Adriana se quedó callada y, según me dijo después, estaba muy sorprendida. Mientras yo estaba esperando escuchar de sus labios que nuestra relación había terminado, sentí como sus manos frías se colocaron en mis mejías e intentaba secar las lágrimas con sus pulgares

Adriana: - deja de llorar por favor... no es... -

- ¡es mi culpa! ¿sí?... yo lo sé – grité un poco y bajé mi rostro, cerrando con más fuerza mis ojos

Adriana: - ¡mierda Natalia! ¡ya deja de interrumpirme! – también gritó un poco, se le notaba la tensión, pero aún así, no quitó sus manos de mis mejías y levantó mi cara

- es que me duele, me duele haberte perdido... no sé qué voy a hacer sin ti... -

Adriana no me dejó continuar hablando, ahora fue ella quien me interrumpió y sin decir nada sólo me besó...

Fue un beso igual de tierno que el que nos dimos en el carro, sus labios solo tocaban los míos, no se movían pero me transmitían paz, la paz que necesitaba para que mis lágrimas fueran dejando de caer. Fui cerrando mis ojos, así como Natalia lo había hecho desde que empezó con el beso. Abrí levemente mi boca para que su labio inferior quedara entre los míos y cuando lo tuve, lo masajeé con mi lengua suavemente. Estuvimos así unos segundos y sin darme cuenta mis lágrimas desaparecieron, sobre todo cuando sentí su lengua tocando la mía, por fin estaba sintiendo ese rico sabor a fresa que desprendía su aliento y su suave lengua. Ese beso se sentía tan bien que parecía irreal, me encantaba tenerla así y de alguna manera me hizo pensar que quizás yo estaba equivocada al pensar que lo nuestro estaba acabado porque no besas a alguien de esa manera si vas a terminar con ella ¿no?

Estuvimos besándonos por minuto y medio más o menos hasta que Adriana detuvo el beso y se separó un poco dejando su frente pegada a la mía, mientras sus manos acariciaban mis mejías.

Yo no quería abrir mis ojos...

Adriana: - mírame, por favor – me pidió con voz dulce y separando su frente de la mía

Con la tranquilidad que el beso me había dejado, abrí mis ojos como me lo pidió y me encontré con su rostro tranquilo pero serio

Adriana: - que te quede claro que te amo ¿sí? – dijo viéndome fijamente a los ojos. Yo solamente asentí con la cabeza – y se necesita mucho, mucho, pero muchísimo más que lo que sucedió hoy para que eso cambie... si es que algún día llega a pasar ¿ok? – asentí de nuevo – bien, ahora no quiero que vuelva a pasar por tu mente que lo nuestro se acabó o que te voy a dejar... y no quiero verte llorar más ni por eso, ni por nada, sabes que odio verte llorar... - suspiró cerrando sus ojos y besó cada una de mis manos

Yo intenté decir que lamentaba haber confundido las cosas pero Adriana se dio cuenta y apenas intenté abrir la boca, ella me puso su dedo índice en los labios – ya no quiero hablar nada más del tema, no más disculpas, no más explicaciones, no más confusiones. Este es un nuevo inicio de nuestro día... o noche mejor dicho- sonrió divertida - todo lo demás está en el pasado, sólo importa que te amo y me amas y estamos juntas igual o mejor que antes, ¿de acuerdo? -

- Sí, de acuerdo amor, será mejor olvidar lo que pasó – respondí y le planté un beso tierno para acabar con cualquier rastro de duda o sentimiento de culpa que existiera en ella o en mí

Mientras nos besábamos, ya que mi mente estaba totalmente relajada, pude notar que Adriana seguía vestida con su ropa de trabajo,  su falda azul marino y su blusa de algodón estilo mezclilla, me llamó la atención porque ella lo primero que hace al llegar es cambiarse y ponerse algo más cómodo o de una vez su pijama

- ¿no te vas a cambiar? – le pregunté cuando terminamos el beso

Adriana: - primero, lo primero. No me veas así, antes, quiero darte tu regalo de cumpleaños- dijo sonriendo

- ¿Qué? – pregunté confundida ,"¿ qué tiene que ver eso con que se cambie de ropa?" pensé

Adriana: - que primero te voy a dar tu regalo, y antes de que pienses mal, no es que se me haya olvidado que tu cumpleaños no es hoy sino mañana, es sólo que, quería ser la primera en celebrarlo contigo y la primera en darte tu regalo –

- ¿en serio? – pregunté sorprendida

Adriana: - of course my love. A *hora, quédate aquí sentada mientras yo preparo tu regalo-* dijo mientras terminaba de levantarse

- ¿preparar? – pregunté

Adriana: - así es, y no hagas más preguntas... sólo espérame aquí- me dio un beso corto en los labios y se marchó por mi "¿regalo?"

Mientras esperaba a que Adriana regresara, trataba de asimilar lo que había ocurrido ese día y cada vez me convencía más de que era perfecta para mí en todos los sentidos, que ella merecía lo mejor de mí y que no podía permitirme seguir cometiendo errores que pudieran poner en riesgo nuestra relación. Tenía que encontrar una solución, solución que quizás cambiaría mi vida radicalmente y me llevaría a dar un paso que jamás pensé darlo pero ella me había confirmado esa noche que valía la pena el riesgo, que valía la pena quitar mis miedos y que podía confiar en el amor que existía entre ella y yo...

Mis pensamientos se habían centrado en encontrar la forma de cómo y cuándo llevar a cabo la propuesta de llevar al siguiente paso nuestra relación y estaba tan ensimismada en ello, que sentía que todo estaba pasando por mi cabeza como en forma de un cortometraje acompañado con música de fondo, sin darme cuenta que realmente no era sólo en mi cabeza sino que en todo el apartamento sonaba la música. No me extrañó que Adriana encendiera el reproductor, ya que sabe que no puedo estar sin música

No recuerdo qué canción estaba sonando cuando llegó Adriana de nuevo, sosteniendo una cajita de tamaño medio en color negro elegante, rodeada con un moño rojo de una tela muy suave (no recuerdo el nombre) que era lo que más elegancia le daba a la "cajita de regalo". Pero en ese momento, el regalo pasó a segundo plano cuando me percaté que Adriana seguía vestida con su ropa de trabajo. Adriana notó que yo la veía extraña pero solamente sonrió y caminó hacia mí, llevando con ella el regalo.

Llegó a mí, bajó con su espalda y puso el regalo sobre mis piernas. Luego de dejar el regalo, puso sus manos a cada lado del sillón y bajó su rostro hasta quedar frente al mío...

Adriana: - Happy birthday my love...- dijo susurrando y me dio un pequeño beso - Feliz cumpleaños mi amor... - de nuevo otro corto beso - Tanti auguri amore mio...- y otro beso, pero este duró un poco más y mordió levemente mi labio inferior

Yo me sentía muy nerviosa por la forma en la que Adriana estaba actuando pero sobre todo, nerviosa porque de nuevo me estaba excitando, pero era imposible no hacerlo con lo hermosa y sexy que se veía, a pesar de que no era la primera vez que la veía con esa ropa

- gra... graci...- iba a agradecerle pero Adriana colocó su dedo índice en mis labios

Adriana: - ssshhh, aún no agradezcas mi amor...- hizo una pausa y continuó - *espero que lo disfrutes tanto como yo lo haré... -* se acercó a darme otro beso pero esta vez con un poco de más fuerza

Ante su comentario, pensé que se refería al regalo de la cajita que había dejado en mis piernas, así que puse mis manos sobre él para empezar a abrirlo

Adriana: -No, aún no es momento para abrirlo - dijo poniendo sus manos sobre las mías para impedir que abriera el regalo

- pero, ¿por qué no? -

Adriana: -sólo...espera un poco- dijo subiendo sus hombros

Y sin decir más, recompuso su postura, caminó hacia la repisa que estaba al lado derecho, tomó el control remoto y cambió la canción que estaba sonando... de pronto empezó a sonar Every Little Thing *You Do de Laura Pausini*

Adriana caminó hacia el sillón ubicado frente donde yo estaba, al otro lado de la mesita y se sentó cruzando su pierna derecha sobre la izquierda. De verdad que no entendía lo que estaba sucediendo o lo que Adriana trataba de hacer pero tenerla frente a mí disfrutando de sus piernas no estaba ayudando para que yo pudiera concentrarme y entender lo que estaba pasando.

Estuvimos sólo viéndonos durante los primeros 12 segundos de la canción pero cuando sonó la primera frase " When you listen to my heart, oh, I like it" Adriana colocó su mano izquierda sobre su corazón sin mucha presión, When you touch me I get, so excited bajó su mano y tomó su seno izquierdo sujetándolo con algo de fuerza y levantándolo levemente, casi de inmediato hizo lo mismo con su mano y seno derecho; y lentamente los iba acariciando sobre su blusa mientras abría ambas piernas, dejándome ver su interior hasta donde la luz me lo permitía. Yo estaba impresionada porque empezaba a entender de lo que se trataba aquello y me encantaba la idea. Estoy segura de que mi mirada de sorpresa cambió a una total y fuerte mirada de pervertida, que por supuesto Adriana notó y sonrió en el mismo tono pervertido que yo la miraba "When you look at me that way oh, it moves me" .

Adriana dejó de acariciar sus senos, se puso de pie y sin quitar la sonrisa de sus labios, se subió a la pequeña mesa de madera con todo y sus stilettos color negro, lo cual me sorprendió más de lo que ya estaba, caminó lentamente y cuando estuvo parada frente a mí, tuve que retroceder un poco y elevar mi cabeza para ver su cara mientras ella empezó a bailar suavemente al ritmo de la canción y desabrochaba los botones de su blusa. Conforme la blusa se abría dejaba ver una prenda negra que definitivamente yo nunca le había visto.

Con la blusa abierta pero sin quitársela, siguió bailando unos segundos más, colocando sus manos en su cintura y su abdomen. Siguiendo con el ritmo del baile sensual, se fue dando vuelta y dejando sus manos en su cintura, bajó la cremallera de su falda mientras me veía sonriendo por encima de su hombro derecho, cuando terminó de bajar la cremallera, se giró de nuevo y bajó de la mesa.

Yo tenía mis manos ocupadas sosteniendo la cajita del regalo, pero Adriana lo tomó y lo puso en el suelo con cuidado de no dañar lo que hubiera dentro...

" *When you take my hand, I like it" Adriana tomó mi mano izquierda y entrelazó nuestros dedos y haló un poco para que yo me levantara del sillón. "When you listen to my heart, I like it" tomó mi otra mano y la puso sobre su pecho de lado izquierdo, dejándome sentir los latidos agitados de su corazón. Ella seguía bailando lentamente "You're the rhythm in my song. You're the switch that turns me one" y yo no podía dejar de ver el rosado intenso en sus mejillas y sus senos firmes bailando al ritmo de todo su cuerpo. Adriana nuevamente se dio la vuelta, dejando que su trasero quedara justo a la misma altura que mi pelvis, tomó mis manos y las puso sobre su abdomen, aproveché y la acerqué a mí aún más, me encantaba tenerla así, la forma en la que bailaba y acompañada de esa canción era maravilloso y excitante. Teniéndola así no resistí, me acerqué a su oído izquierdo y le canté lo que sonaba de la canción en ese momento "You're the half that make me whole, the only one who sees my sould... Baby it's so real but still I can't believe every little thing you do to me... I like it"*

Adriana se giró de nuevo y quedamos frente a frente, pero mis manos quedaron en sus caderas, ella las tomó y las retiró, me dio un pequeño empujón haciendo que me sentara de nuevo en el sillón mientras ella aprovechaba los últimos segundos de la canción para bajar lentamente su blusa y su falda, haciéndome quedar más que idiotizada al ver que bajo su ropa de trabajo usaba un babydoll de encaje en color negro, resaltando mucho más su perfecto cuerpo.

No pasó mucho tiempo después de que terminó la canción de Pausini , y empezó a sonar I Touch Myself deDivinyls ... y, fue entonces que todo empezó a parecer un sueño...

De una manera muy sensual, Adriana se sentó, con sus piernas abiertas en el borde de la mesita y con los dedos de ambas manos empezó a acariciar su cuello.  Cuando Christine Joy cantó: I love myself I want you to love me. When I feel down, I want you above me... Adriana bajaba sus manos pasando por sus pechos y su abdomen, hasta llegar a la parte interna de sus piernas donde pasaba lentamente sus dedos. Acción que repitió por varias veces cerrando sus ojos, subiendo y bajando sus manos desde su cuello hasta sus muslos, demostrando la excitación que su propio roce le provocaba.

You're the one who makes me come runnin' detuvo el roce en sus muslos  y con su dedo índice me llamó hacia ella. Yo sin pensarlo me levanté del sillón para hacer lo que me pedía y me coloqué entre sus piernas, pero sin tocarlas. La vista desde esa altura era perfecta, lograba ver lo cómodamente ajustados que estaban sus senos, sus tonificadas piernas abiertas, el fuego de excitación que transmitían sus ojos... When you're around, I'm always laughin'...I want to make you mine! con un poco de fuerza, pero sin lastimarme, colocó de repente su mano derecha sobre mi entrepierna por encima del pantalón, supongo que logró sentir la humedad que tenía y por eso no pudo evitar sonreír levantando su ceja izquierda. Con la misma mano subió lentamente por debajo de mi blusa, tocando mi abdomen hasta llegar al borde de mi sostén. Tomó el borde de mi sostén y me haló hacia ella, plantándome un beso feroz que casi me hace tener un orgasmo por lo apasionado que sentí el beso.

Rápidamente me alejó un poco, se levantó y de manera muy hábil hizo que nos diéramos vuelta provocando que mis pantorrillas tocaran el borde de la mesita. De nuevo me besó, yo cerré los ojos y me dejé llevar por el momento, y durante el beso Adriana fue despojándome de mi blusa y mi sostén. Luego me senté en el borde de la mesa y noté el frío de la mesa en mi espalda, haciéndome erizar la piel que tocaba la mesa. Quedé bajo el cuerpo de Adriana y sus piernas rodeaban las mías mientras yo acariciaba su espalda sobre el encaje.

Cuando terminamos el beso, Adriana levantó su espalda... I'd get down on my knees, I'd do anything for you ... y estando de rodillas, desabrochó el botón de mi pantalón y bajó la cremallera, todo lo hacía al ritmo de la canción y sonriendo sin disminuir la lujuria que brotaba por su cuerpo desde que empezó aquel hermoso y erótico baile.

Poco a poco fue introduciendo su mano derecha y empezó un sutil movimiento circular sobre mi clítoris por encima de mi bikini blanco, notando aún más mi humedad, yo no pude evitar gemir un poco porque... ¿cómo no hacerlo con tanta excitación encima?...

Luego de unos minutos, detuvo el movimiento pero no quitó su mano, bajó un poco más sus dedos provocando que yo volviera a gemir porque la palma de su mano estaba sobre mi clítoris. Sus dedos hicieron al lado izquierdo mi bikini dejando libre mi vagina y sin siquiera pestañear, introdujo dos de sus dedos en mi vagina mientras al mismo tiempo con su otra mano acariciaba su propio clítoris por encima de su tanga. Yo me sentía perdida, para mí no había más sonido que el que salía de las lentas penetraciones que Adriana me hacía, al ritmo de: I don't want anybody else, when I think about you, I touch myself... ooh, I don't want anybody else oh no, oh no, oh no... sin lentitud y de nuevo sin pestañear, hizo a un lado su tanga y se metió los dedos en su vagina, los mismos dedos con los que me había penetrado hacía unos segundos. No tengo idea como lo hizo, pero a pesar de toda la excitación que nos rodeaba, ella no perdió para nada el ritmo o los tiempos de la canción, sin duda todo lo había planificado muy bien y estaba saliendo tal cual.

Ella de rodillas sobre la mesa, rodeando mis piernas con las suyas, yo acostada sobre la mesa, viéndola con su cabeza hacia atrás, desde el mejor plano viendo sus penetraciones con ritmo y mientras se penetraba, con la otra mano bajaba la cremallera del babydoll liberando de una vez por todas sus dos pechos, dejándome una vista más que hermosa. Sino hubiera sido por la vista que estaba teniendo, no me habría dado cuenta que casi imperceptiblemente estaban cayendo pequeñas gotas del lubricante natural de Adriana sobre mi pantalón, pero dejé de notarlo cuando su mano tomó mi rostro delicadamente por la barbilla y me hizo verla directamente a los ojos mientras ella me cantaba: I want you, I don't want anybody else, when I think about you, I touch myself gimiendo de la misma forma en que lo hace Christine Joy en esta canción ooh ooh ooh ooh ah ah ah ah oh ah!!! Pero Adriana poniéndole un toque más sensual y sincero. Soltó mi rostro y dejó de penetrarse para, con las dos manos, bajarse la tanga hasta sus rodillas y quitarse el baby doll por completo. Luego puso de nuevo su mano izquierda sobre su clítoris y pasando su mano derecha por su zona perianal, metió de nuevo dos dedos en su vagina. Sí, literalmente se estaba masturbando encima de mí, y me encantaba ver como lo estaba haciendo. Ya estaba finalizando la canción pero el masaje circular que se hacía sobre su clítoris y las penetraciones no bajaron de intensidad, al contrario, cada vez eran más rápidas y lo increíble fue que a pesar de lo agitada que se escuchaba Adriana, ella no dejó de cantar y lo hizo con mayor pasión cuando sonó la última parte de la canción I touch myself, I touch myself, I touch myself, I touch myself... I honestly do! al terminar esta frase, gimió un "aaah aaah" que fue como la cereza del pastel porque se notaba que lo estaba disfrutando así como lo había predicho y por su puesto, yo también lo disfrutaba...

La canción terminó y repentinamente Adriana dejó de masturbarse, sacó los dedos de su vagina me miró fijamente y puso sus dedos sobre mis labios para que los lamiera, y así lo hice, lamí y disfruté de sentir en sus dedos su propio sabor. A pesar de que me encanta sentir su sabor, yo lo que quería en ese momento era que ella continuara su propia estimulación hasta que llegara al orgasmo...

-No te detengas-

Adriana: -¿qué quieres que haga?- preguntó jugueteando

- I want...you come...- dije de repente sin ningún tipo de advertencia haciendo sonreír a Adriana -...on mymouth *-* la sonrisa de mi novia de pronto se detuvo y abrió los ojos con asombro

Adriana: -¡mi amor!- gritó mostrándose un poco escandalizada

-vamos, no es como si nunca hayas hecho... o ¿si?...- pregunté desafiante -no sé por qué te sorprende-

Adriana: -no, no sería la primera vez hacerlo y eso no es lo que me sorprende...lo que me sorprende de verdad, es que tú me lo pidas, eso sí es la primera vez que sucede-

Adriana tenía razón, yo siempre he sido tímida para pedir algo como eso y hasta a mí me había sorprendido que lo que había pensado, había sonado en voz alta pero no me arrepentía de haberlo dicho y quería continuar sin ponerme a pensar en mi timidez

-¿entonces?- pregunté expectante

Adriana: -woow... ¿quién eres y qué has hecho con mi novia?.... - preguntó divertida pero no esperó mi respuesta - pero me encanta esta nueva versión- sonrió de lado - ¿dónde me quieres?-

-te quiero aquí...- dije poniendo mis dedos sobre mis labios -...tus labios en mis labios- reí

Adriana sonrió ampliamente ante mi comentario pero no dijo nada. Sólo se limitó a bajarse de la mesa para quitarse la tanga que había quedado en sus pantorrillas y luego me quitó con rapidez mi pantalón y mi bikini al mismo tiempo, ahora las dos estábamos desnudas.

Volvió a subirse a la mesa apoyada con sus rodillas y sus manos, para luego avanzar hacia mi  hasta que llegó al punto exacto para empezar a bajar lentamente su intimidad hasta mis labios.

Adriana: - ¿está bien así? - preguntó, aunque ya sabía la respuesta

Yo no respondí pero con mis manos la halé hasta que quedara aún más cerca de mi boca. Cuando la tuve más cerca me estaba muriendo por comerme a mi novia y no podía ni quería demorarme, así que al instante me aventuré con mi lengua por su vagina y casi de inmediato, Adriana empezó a gemir y a balancearse, mientras tanto tomó mis manos para ponerlas en sus senos, empecé a presionarlos y a jugar con sus pezones. Dejé que ella guiara mis manos para yo guiar mi lengua por toda su intimidad, haciendo círculos sobre su clítoris e intercalando los lengüetazos y pequeñas mordidas por sus labios mayores y menores, y por supuesto hacer pequeñas penetraciones con mi lengua por su vagina, durante varios minutos, hasta que los gemidos de Adriana se intensificaron a medida que los movimientos con mi lengua eran más rápidos. Podía sentir como sus piernas empezaban a temblar y a presionar mi cabeza un poco, así que decidí bajar mi mano derecha para meter mi dedo índice en su vagina y que mi lengua se dedicara únicamente a su clítoris y funcionaba porque en pocos minutos, noté como en el vientre de Adriana se reflejaban las respiraciones entrecortadas que estaba teniendo y la dificultad para mantenerse en aquella posición en la que estábamos.

Seguí con las penetraciones pero metí un segundo dedo y cuando lo hice, pude escuchar un largo suspiro de Adriana, lo cual me dio luz verde para continuar con el ritmo de las penetraciones y para aumentar la velocidad del movimiento de mi lengua en su clítoris. Pasados unos minutos, las piernas de Adriana temblaron con más fuerza y bajó sus manos para ponerlas en mi cabeza y la presionó contra su intimidad dejándome sentir su orgasmo, así como se lo había pedido, en mi boca...

Detuve las penetraciones y saqué mis dedos para poder disfrutar del sabor que aquel orgasmo tenía, lamí por todas las partes donde el fluido se había esparcido hasta que Adriana retiró sus manos de mi cabeza y alejó su vagina de mi boca, sentándose sobre mi estómago, y cuando terminó de acomodarse, bajó su rostro para darme un beso.

Adriana: -no sé cómo lo consigues, pero siempre tienes que hacer que algo voluntaria o involuntariamente para cambiar o desviar un poco mis planes- comentó levantando su rostro

-supongo que debe ser como un don...- respondí con orgullo pero divertida -aunque en esta ocasión, realmente desconozco exactamente en qué parte desvié tus planes-

Adriana: - me hiciste tener un orgasmo y eyacular...en tu boca-

-¿cómo puede ser eso malo? -

Adriana: -no, no me refiero a que sea malo... es simplemente que en mis planes no estaba tener un orgasmo antes de hacerte tener *unos dos o tres, mínimo-*

-¡oh! vaya problema el que tenemos ahora-

Adriana: -tu sarcasmo fue entendido con éxito, así que ya puedes dejarlo para que yo pueda retomar mis planes-

Antes de responderle, levanté mi espalda de la mesa, provocando que nuestros rostros quedaran cerca y que su, aún húmeda intimidad quedara sobre mi pierna izquierda, lo cual me excitó de inmediato, de nuevo -Te voy a dejar continuar con tus planes pero antes debes admitir que por primera vez te encantó que haya cambiado un poco tus planes... o ¿no fue así?-

Adriana: - está bien, está bien, lo admito... si, me encantó. ¿Contenta?-

-mucho...- sonreí de satisfacción. Me acerqué a besarla y ella correspondió abrazándome por el cuello

Al cabo de unos minutos, Adriana detuvo el beso y se bajó de la mesa

Adriana: -creo que es un buen momento para que abras tu otro regalo- dijo mientras caminaba para tomar la cajita que habíamos dejado en el suelo

Bajé de la mesa y tomé el regalo, vi con mucha curiosidad la cara de Adriana que parecía un poco preocupada o nerviosa, o ambas...

-¿Qué sucede?- pregunté preocupada por el repentino cambio emocional que veía en mi novia

Adriana: -¿qué sucede de qué?-

-no sé, tu semblante cambió demasiado y en pocos segundos...¿estás nerviosa o preocupada?-

Adriana: -no amor, estoy bien... sólo creo que tengo un poco de sed- se esforzó por sonreír, pero ni ella ni yo creímos en esa sonrisa -iré por un vaso de agua, mientras tanto puedes ir abriéndolo- señaló la cajita en mis manos

No esperó a que yo pudiera decir algo y se marchó a la cocina por su vaso de agua. Vi la caja en mis manos y me preguntaba qué podía ser, y si acaso eso tenía que ver con el repentino cambio de Adriana. Un poco de nervios llegaron a mi y por un instante dudé en abrir la caja, pero pensé que si algo tenía que ver con los nervios o preocupación de Adriana, debía saber por qué y sin pensarlo más quité el listón de la caja y la abrí, quedando muy sorprendida...

-¿es en serio?- pregunté en retórica

Adriana: -muy en serio mi amor- escuché la voz de Adriana acercándose por mi espalda -¿no te gusta?-

Ahora podía entender los nervios de mi novia. Me quedé de espaldas a Adriana viendo "el regalo" y procesando lo que creía, estaba por venir.

Pude escuchar que dejó el vaso sobre la mesa y se acercó para empezar a darme besos en mi hombro derecho dirigiéndose a mi cuello y subiendo a mi oreja, mientras sus manos se adueñaban de mis pechos y poco a poco iban bajando hasta llegar a mi entrepierna para deslizar sus dedos por mis labios vaginales. Yo recosté mi cabeza sobre su hombro y cerré los ojos, dejándome llevar por la maravillosa sensación de sus dedos

Adriana: -entonces...¿no te gusta?- repitió la pregunta

Me tomó unos segundos responder, pero yo sabía que era lo que quería... -Vayamos a la cama...- respondí tímidamente

Adriana: - ¿segura? - quiso jugar con mi desesperación

-por favor...- supliqué suspirando

Adriana se separó de repente y tomó mi mano para dirigirnos a la habitación. Mientras íbamos de camino a la habitación, que tomó pocos segundos, pensé en cómo era posible que Adriana llegara a excitarme tan rápido en tan poco tiempo, pensamiento que me hizo sonreír al creer que quizás me estaba convirtiendo en una ninfómana sin remedio pero no me hacía sentir para nada mal, sino todo lo contrario.

Llegamos a la habitación y nos quedamos paradas en el borde de la cama, Adriana tomó el regalo y lo colocó sobre el buró y de inmediato, en silencio, retomó los besos en mi cuello pero esta vez de frente, bajó lentamente por el espacio entre mis senos, se desvió a mi seno izquierdo y lamió por toda la areola, tomó mi pezón entre sus labios y lo haló levemente, provocándome los primeros gemidos de excitación. Siguió bajando hasta que se hincó para continuar con besos en mi ombligo, bajó por mi vientre y llegó a mi pelvis. Yo tomé su cabeza con mis manos, acariciando su cabello y sintiendo la humedad de sus besos que cada vez se sentían más cerca de mi clítoris por lo que abrí mis piernas...

Cuando sentí que pasó la parte frontal de su lengua desde el inicio de mi vagina, pasando por mis labios mayores y terminando en la punta de mi clítoris, fue algo tan fuerte que me hizo estremecer y caer sentada en el borde de la cama, Adriana aprovechó que estaba sentada en la cama y me tomó por los tobillos, elevó mis piernas y me hizo sostenerlas con mis brazos para ella, aún de rodillas, acercarse de nuevo y continuó pasando varias veces su lengua como lo acababa de hacer.

Yo empecé a suspirar con los ojos cerrados, mi inhalación y exhalación eran largas, yo sentía que cada vez me costaba tomar el aire, sobre todo cuando Adriana se detenía en mi clítoris y lo succionaba, mis brazos se debilitaron y temblaban pero no quería soltar mis piernas. Ella notó el temblor en mis manos y decidió ayudarme con las de ella para sostener mis piernas mientras, continuaba pasando su lengua. Perdí la noción del tiempo, no sé realmente cuántos minutos pasamos en esa posición, sólo sé que si de mí dependiera podría pasar todo el tiempo así, con ella lamiéndome y succionando mi vagina y mi clítoris. Pero Adriana se detuvo para abrir y bajar mis piernas,  y cuando las abrió pude notar sus labios un tanto rojos y toda su boca, hasta su barbilla muy mojada, llena de todos los fluidos vaginales que expulsaba de mi interior, y no hizo nada para quitárselo de sus labios o su barbilla, al contrario, pasó su lengua por sus labios para saborearlos.

Adriana: -Me encanta verte así... pero más me encanta tu sabor - dijo cuando terminó de lamerse los labios con su lengua

-y a mí... *me encanta...cuando me pones así-* respondí  sonriendo con dificultad debido a las respiraciones entrecortadas que tenía

Adriana amplió su sonrisa y se levantó...

Adriana: -¿estás lista?-

Sabía a lo que se refería y aunque a mi me gustaba la idea, no pude evitar pensar en que tal vez estaba siendo injusta con mi novia.

-¿de verdad quieres hacerlo?- tenía que preguntar, porque me preocupaba que Adriana se sintiera con la obligación de hacerlo

Adriana: -por supuesto mi amor, es parte de tu regalo de cumpleaños- dijo sonriendo pero se le notaban los nervios

-Sabes que te amo demasiado...y que disfruto hacer el amor contigo, tanto que me has hecho preguntarme si me he convertido en ninfómana gracias a ti- Adriana sonrió sorprendida porque no le había comentado eso antes -pero sólo lo disfruto si tú también lo estás disfrutando...y tengo claro que eso- señalé a la caja en la mesita de noche -no es del todo de tu agrado, así como también sé que no lo necesito para disfrutar del sexo que me regalas y que me hace tener grandes orgasmos. Dicho esto, yo propongo que nos olvidemos eso y que volvamos al sexo que a ambas nos gusta y que nos hace sentir cómodas- terminé de hablar y abrí mis piernas para Adriana, subiéndolas al borde de la cama, instándola a seguir con su acción en mi entrepierna

Adriana se quedó callada pero se acercó al borde de la cama y se inclinó para besarme, correspondí su beso y la atraje hacia mi para quedar acostadas sobre la cama, ella subió a la cama y se colocó entre mis piernas. Se separó de mis labios, tomó mi mano y metió dos de mis dedos a su boca, luego de lamerlos, guió mis dedos hasta su vagina y los fue metiendo en ella lentamente. Su propia mano iba guiando el ritmo de las penetraciones, hasta que mis dedos se acostumbraron al ritmo que ella había puesto, soltó mi mano y se acercó a mi oído...

Adriana: -me voy a encargar de ser tu mejor regalo y de regalarte la mejor cogida de cumpleaños que nunca nadie te ha dado- me susurró mordiendo levemente la parte baja de mi oreja

Y ese susurro fue suficiente para que, mis piernas se mojaran como si hubiera tenido una pequeña eyaculación. Mis dedos se detuvieron de inmediato pero no salieron de su vagina, fue Adriana quien los sacó para levantarse y bajarse de la cama, para tomar la caja de regalo que contenía ¡un strapless dildo en color negro!...Sí, ese era mi regalo, o más bien, una de las partes de mi regalo porque asumí que la otra parte sería que Adriana lo utilizaría para cogerme, tal como lo había dicho.

Para mi sorpresa, Adriana no dudó al momento de abrir la caja y sacarlo, lo hizo tan rápido que parecía que ella estaba deseando ese momento. Y me dejó aún más con la boca abierta cuando lentamente empezó a introducir la parte corta del dildo en su vagina y éste entraba sin mayor dificultad, sin haberle puesto un poco de lubricante

-¿sin lubricante? - pregunté en voz baja

Adriana: -creo que hoy mi vagina ha una expulsado una generosa cantidad de lubricante, así que no hay necesidad de ponerle algo más falso que esto- contestó señalando el dildo ya acomodado en su vagina

Su respuesta me dio risa y me excitó al mismo tiempo, pues el hecho de escuchar que ella estaba tan mojada como yo, era como un orgasmo para mis oídos.

No esperó un comentario más de mi parte, me haló por los tobillos al  borde de la cama y con un poco de fuerza me hizo dar vuelta en la cama, quedando boca abajo y mis pies tocando el suelo, sorprendiéndome pero excitándome cada vez más por la seguridad y el control que estaba demostrando. De pronto sentí como la punta de su lengua se metió por entre mis labios y bajó hasta mi clítoris, luego subió y se quedó en la entrada de mi vagina para hacer círculos y meterla esporádicamente, mientras sus manos tomaron mis caderas con fuerza para acariciarlas. Después de estar así por unos minutos, Adriana se levantó y  empecé a sentir como el dildo entraba en mi vagina, de una forma lenta pero con mayor facilidad de como imaginé que sería. Inhalé con fuerza y cerré los ojos, permitiéndome sentir como todo mi cuerpo reaccionaba a ese tipo de pentración...

Cuando unas ocho pulgadas del dildo estuvieron dentro de mi, Adriana no se movió más que para bajar a darme besos cortos en la espalda, tomó mi pelo para moverlo con suavidad hacia mi lado derecho, dejando libre mi oído izquierdo, acercándose a él

Adriana: -¿te duele?-

Negué guturalmente

Adriana volvió a llenarme de besos en la espalda mientras iba levantándose para finalmente retomar su postura. Pocos segundos después, sentí el inicio de los movimientos de Adriana, las embestidas eran lentas y con varios segundos entre cada una de ellas, supongo que lo hacía de esa manera porque no quería lastimarme pero llegó el momento en el que mi cuerpo me pedía más y más rápido, así que con ayuda de mis brazos, levanté un poco mi espalda y empecé a moverme haciendo chocar mi trasero con la pelvis de Adriana, para que las embestidas fueran más rápidas.

Adriana notó mi intensión y tomándome por la cintura, también aceleró el ritmo. Cuando ya estábamos completamente sincronizadas con los movimientos, volví a bajar mi mejía derecha a la cama, levanté mi trasero y con mis manos apuñaba el edredón con cada nueva embestida de Adriana, ya que había aumentado la fuerza con que las hacía

Adriana: -¿lo estás disfrutando?-

-muchísimo- musité agitadamente

Adriana: -¿y esto?- preguntó paseando por mi zona perianal con uno de sus largos dedos

-mmmmm...- fue lo único que pude responder con los ojos cerrados, dejándome llevar por el placer de sentir su dedo en una de las partes que más deseaba sentirla

Adriana: -tomaré eso como un "sí"-

Yo no podía responder porque tanto placer me estaba dominando por completo, casi hasta dejarme sin habla. Eso era imposible de soportar, necesitaba tener un orgasmo, ¡pronto!

-haz-lo... por favor...- dije suspirando y suplicando, sabiendo en el fondo que las probabilidades de que lo hiciera, eran casi nulas

Pero de nuevo estaba equivocada y me dejó muy sorprendida cuando lentamente Adriana empezó a introducir su dedo índice en mi pequeño orificio trasero, dejándome sin aliento y empuñando más fuerte mis manos. Las penetraciones en mi vagina empezaron a disminuir a medida que su dedo en mi trasero empezaba a moverse muy despacio dentro de mí pero cuando Adriana se encontró cómoda con ambas penetraciones, volvió con el ritmo constante de las penetraciones en mi vagina.

Con cada segundo y minuto que pasaba, me sentía poseída por el amor y el deseo convertido en lujuria de Adriana, y mi lujuria dominaba mis sentidos. El ritmo de ambas penetraciones impuesto por mi novia y acompañados del sonido de nuestras pieles chocando, fueron creando la mejor canción para mis oídos en ese momento. Al igual que con el baile sensual y la posterior, masturbación de Adriana, todo parecía estar perfectamente planeado y pese a que normalmente me gusta tener el control de las cosas, el hecho de tener a mi novia dominándome y dejarla tener el control, era de lo más excitante que pude experimentar en aquella ocasión, por supuesto luego de esa vez, vinieron otras en las que Adriana tomó el control pero ésta ha sido de las más memorables que guardaré por siempre.

Suspiré de nuevo cuando sentí que el dedo de Adriana salía de mí, no era lo que esperaba pero tampoco me molestaba porque reconocía que había sido un gran esfuerzo para ella haberlo hecho y por el tiempo que duró, me daba por satisfecha así que no objeté su acción. Pero cuando sacó el dildo, inesperadamente para mi, giré mi cara para verla pidiéndole una explicación pero lo único que recibí fue la confirmación de que ella era quien estaba dominando...

Adriana: -arriba- ordenó, indicándome que subiera a la cama

La mitad de mi cuerpo ya estaba sobre la cama, así que sólo tuve que subir mis piernas para estar como Adriana me lo había "ordenado". Al instante, Adriana estaba también arriba de la cama, y antes de que ella me lo dijera, me acomodé en el centro y sin saber si era lo que ella quería, abrí mis piernas para ella, que se encontraba justo en la posición donde sin limitación alguna podía ver el momento en el que mis labios vaginales se despegaron. No sé qué pensó Adriana en ese momento pero pude notar que se sorprendió ante mi acción y se lanzó a besarme, tomando mis manos y poniéndolas sobre su espalda baja, mientras ella bajaba despacio calculando que el dildo entrara de nuevo en mí sin ayuda de sus manos, y así fue...Desde entonces no he vuelto a dudar de la excelente puntería de mi novia...

Acariciándola por todo el contorno de su espalda, bajé hasta que llegué a su cintura y la empujé hacia mí, provocando intencionalmente que con cada presión que hacía en ella, el dildo entrara más en mí. Lo hice varias veces, por supuesto, con ayuda de Adriana que le ponía ritmo a cada choque que se daba, pero en una de las varias embestidas que ejercía Adriana, sentí el rozar de su clítoris sobre el mío, fue un roce tan breve pero lo suficientemente estimulante para acercarme al tan esperado orgasmo. Cerré mis ojos porque empecé a sentir como todos mis músculos se tensaban, una corriente eléctrica que me puso la piel erizada me hizo levantar mis caderas y Adriana aprovechó para tomarme por la cintura mientras yo clavaba mis cortas uñas en las caderas de ella.

Adriana detuvo el movimiento y dejó el dildo dentro de mi unos segundos, luego fue sacándolo despacio, mi cuerpo se relajó por completo. Adriana no hizo ningún comentario, sólo bajó lentamente mi cintura a la cama, yo reía con los ojos cerrados por el placer que estaba teniendo, a pesar de que mi cuerpo estaba temblando, Adriana trataba de calmar los temblores masajeando mi vientre con la punta de sus dedos.

Cuando pude abrir mis ojos y mi cuerpo había dejado de temblar, noté la sonrisa con la que me veía mi hermosa novia, hincada sobre la cama...

Adriana: -¿estuvo rico?-

-sí, demasiado...- respondí con sinceridad

Adriana: -ya lo creo...- sonrió,  luego tomó el dildo -y esto me lo confirma- me lo mostró, revelando algunas gotas que contrastaban con el color negro, evidenciando el orgasmo que acababa de tener

Sonreí de lado, un poco avergonzada pero no sabía realmente por qué

Adriana: -¿qué sucede?- preguntó cuando vio que yo me mordía el labio inferior

Mientras esperaba mi respuesta, bajó su vista y su mano a su entrepierna para empezar a sacarse la parte del dildo que ella tenía adentro, cuando respondí...

-quiero montarte-

Adriana se paralizó por completo, volvió su mirada a mi y su mandíbula se abrió considerablemente demostrando su asombro, su rostro y su pecho se pusieron aún más rojo de lo que ya estaban. Le tomó unos segundos reaccionar pero cuando lo hizo, tomó de nuevo el dildo y bajó su vista para metérselo de nuevo, no se veía muy contenta con eso y yo tampoco, pero el problema fue que yo no había aclarado bien lo que quería. Así que me levanté y tomé la mano con la que sostenía el dildo y antes de que pudiera metérselo otra vez, la detuve con mi mano.

Adriana: -¿qué?-

-Dije que quiero montarte- Adriana parecía no comprender, bueno tampoco yo me daba a entender aún -ven aquí- le pedí que se acostara a la par mía  para aclararle -quiero montarte a ti, no a un pedazo de silicón- tomé el dildo y lo lancé a una de las esquinas de la cama

Seguía sin creer cómo tan fácilmente continuaban saliendo de mi boca ese tipo de peticiones pero así como en la anterior ocasión, tampoco me arrepentía de lo que acaba de decir.

Adriana: -pero yo creí...-

-shhh...- Corté lo que iba a decir poniéndome arriba de ella, esto hizo que ella se callara automáticamente -lo que me acabas de hacer me encantó, no lo voy a negar...- buscando acomodarme sobre ella, mi entrepierna quedó sobre su muslo derecho y ante la sensación de su piel no pude resistirme y me balanceé -pero me encanta más lo natural, como tus dedos, tu clítoris, tu vagina, tu piel...-

Adriana: -¿por qué dijiste que querías que yo lo usara en ti?-

-un momento de debilidad o estupidez, supongo- dije levantando mis hombros, sin dejar de balancearme sobre su muslo

Adriana: -entonces, ¿podemos tirarlo al terminar esto?-

-Sí, podríamos hacerlo pero no puedo asegurar que no llegue tener otro momento de estupidez y que tengas que comprar otro. Lo que si te puedo asegurar es que pasará mucho tiempo para que yo quiera que lo uses de nuevo o que se me ocurra usarlo para ti- la imagen de mi usando el dildo en mi novia se materializó en mi mente pero no logró superar la imagen de tenerla a ella como estábamos en ese momento -pero no me molesta si quieres deshacerte de él, no me hace falta para disfrutar del placer que me das-

Adriana no comentó nada pero cambió su semblante por una amplia sonrisa, continuó en silencio, me tomó por la cintura con sus brazos y me veía apretar mi labio inferior con mis dientes, en tanto mis otros labios se tensaban al contacto con la piel de ella, parecían querer atrapar pequeñas partes de la piel de su muslo. Mi clítoris era otra historia, erecto pero blando para moverse fácilmente de acuerdo a mis movimientos. El muslo de mi novia, al cabo de unos minutos ya estaba mojado por mis movimientos en él.

-Soft lips are open- cité una pequeña frase de la canción Sex On Fire de Kings Of Leon, al mismo tiempo que metía mis dedos entre sus labios mayores, provocando que Adriana gimiera automáticamente con una sonrisa y cerrando sus ojos -Your sex is on fire- cité otra frase de la misma canción, y de inmediato empecé a masajear un poco la zona y los gemidos de Adriana se hicieron más fuertes. Bajé mi rostro hasta el de ella, sus ojos se abrieron y nos vimos por un par de minutos sin decir una palabra, pero no hacía falta decir algo, nuestras miradas transmitían tanto el amor, el deseo y la felicidad que sentíamos.

Retiré mis dedos de sus labios mayores y los sustituí, acomodando nuevamente mi cuerpo para dejar caer mi intimidad sobre la de ella. Ambas suspiramos al sentir como nuestros labios vaginales había encajado, y con un leve movimiento más, nuestros clítoris se tocaron, quedando mágicamente enganchados y dejándome sentir al instante cómo latía casi descontroladamente su clítoris, que evidentemente hizo palpitar al mío.

Cuando empecé a moverme hacia delante y hacia a atrás, Adriana puso sus manos bajo mis senos y tomándome por mis costillas, yo tomé sus piernas con mis manos.  Continué balanceándome, estableciendo un ritmo automático con Adriana, quien elevó sus caderas de la cama, y yo solté sus piernas para situar mis manos en sus senos, los apreté un poco con fuerza por unos minutos hasta que Adriana se levantó y dejó su rostro cerca del mío...

Adriana: -date la vuelta-

Sin cuestionar, hice lo que me pidió y me coloqué dándole la espalda, ella volvió a recostar su espalda en la cama mientras yo seguía balanceándome sobre su pelvis y rozando su clítoris con el mío a cada movimiento. Poco después, Adriana bajó con su mano derecha por mi espalda y su mano izquierda rodeaba parte de mi cintura. Despacio fue metiendo su dedo índice derecho entre mis glúteos hasta llegar a mi vagina en donde rápidamente fue metiéndolo cada vez que yo me movía hacia atrás y cuando sentí que lo estaba metiendo, aceleré mis movimientos para que su dedo quedara dentro de mí en el menor tiempo posible.

Cuando el dedo de Adriana estuvo completamente adentro, pude sentir el movimiento de su dedo pulgar en mi pequeño agujero trasero estimulándolo con círculos y esporádicamente presionándolo por unos segundos. Minutos después, mi vaivén se intensificó al igual que las penetraciones que mi novia hacía en mi vagina y los movimientos de su pulgar, y tan maravilloso se sentía, que no resistí más tiempo y me rendí ante ello, cerré mis ojos, presioné mis senos con las manos, sentí como se producía un choque emocional y mágico que me hizo gritar y gemir con fuerza -haaaah, haaah... Adrianaaa...- salió de mi boca, y empecé a sentir que de mi interior salían cantidades moderadas de mi eyaculación, cayendo sobre los dedos de Adriana, mojando de paso su pelvis y todo el resto de su intimidad.

Ya cuando Adriana había retirado sus dedos de mí, lentamente dejé caer mi cuerpo de espaldas sobre el de ella,  mi frente quedó al nivel de sus labios, ella me dio un tierno beso en la frente y me abrazó por encima de mis hombros y con un leve movimiento nos hizo dar un giro, quedando ambas sobre nuestro lado izquierdo de nuestro cuerpo.

Se produjo un silencio pero no incómodo, al contrario, era un silencio que nos envolvía en armonía, paz y complicidad. Entrelacé nuestros dedos, sin interrumpir el silencio que existía pero había tanto agradecimiento y amor de mí hacia ella que no resistí quedarme callada, aunque quizás lo que podía decir no manifestaba ni la mitad de lo que yo sentía...

-Gracias- dije casi inaudible. Tratando de no matar la atmósfera cómoda que el silencio nos había dejado

Adriana: -¿por qué? - preguntó esbozando una pequeña sonrisa que sentí cerca de mi oído, produciéndome un pequeño escalofrío

-Por todo...por ser tú, por ser tan hermosa, por aceptarme como soy, por consentirme, por darme más amor del que quizás merezco, por estar conmigo en todo momento aunque algunos no sean "tan buenos" como el que pasamos hoy antes de venir aquí- Adriana sonrió de nuevo. - *...en resumen, agradezco el hecho que hayas aparecido en mi vida y que sigas aquí, conmigo-* besé los dedos que estaban entrelazados con los míos

Adriana: -¿y los orgasmos?-

-¿qué?- pregunté sorprendida y girándome para verla a los ojos

Adriana: -digo, me agradeciste "casi todo" menos ¿los orgasmos?. Pensé que teníamos excelente comunicación sexual pero ahora veo que no...- comentó falsamente indignada

-amor, pensé que estábamos en un momento serio y romántico- me contuve de lanzar una carcajada -Vaya manera de matar mi romanticismo, con lo que me cuesta llegar a ese nivel de romántica- respondí sonriendo -pero creo que tienes razón, eso merece una mención honorífica, si es que se le puede llamar así- ambas reímos pero yo continué con la "mención honorífica" siguiendo con su juego y poniéndole otro toque -grazie per tutti i magnifici orgasmi che mi hai dato e soprattutto per quelli di oggi che sono stati accompagnati dal tuo grande talento quando tu balli... - Adriana dejó salir una gran carcajada

Adriana: -ok, me veo en la necesidad de interrumpirte porque si sigues hablándome en Italiano, tenemos un gran problema... sólo porque aprendí a decir "tanti auguri" no quiere decir que ya domine completamente el idioma como tú y aunque me excita escucharte hablar en italiano, hay cosas que preferiría que las dijeras en el idioma que ambas entendemos perfectamente-

Yo solamente la observé sonriendo y le planté un corto beso, para luego continuar diciendo...

-la versión resumen de todo lo que dije es que gracias por todos los todos orgasmos y por darme la mejor celebración de cumpleaños que he tenido en lo que va de mi vida- Ahora fue ella quien me besó

Adriana: -te amo- dijo a ras de mis labios, me abrazó con fuerza y me dio un beso en la frente

-Te amo, mi amor- respondí acariciando su rostro y viéndola directamente a sus ojos, sin la más mínima duda de lo que sentía

Una respuesta simple, sí, pero con la mayor sinceridad, seguridad y tranquilidad que existe. Sabemos que ninguna de las dos necesitaba llenarse de palabras adornadas tratando de decir cuánto nos amábamos, no, lo nuestro se basaba en cosas simples pero muy sinceras. Podíamos tener desacuerdos como cualquier otra pareja (sin llegar a los golpes o insultos) pero eso forma parte de la diversión de nuestra relación porque si estuviéramos siempre de acuerdo en todo o que una de las dos accediera siempre a todo lo que la otra quería, qué aburrido sería ¿no?.

Mientras la observaba me convencía más de la decisión que había tomado y si mi vida iba a cambiar, estaba segura de que no sería para mal.

Un par de ideas vinieron a mi mente de cómo hacerlo y en cuándo podría ser, sin imaginar, de nuevo la sorprendida iba a ser yo, no sé cómo Adriana logra ir un paso adelante de mi en ciertas cosas... pero esa es otra historia...

Fin... ¿?