El regalo de mi hija

Continuación del relato “Una de las visitas de mi hija”

Mi nombre es Alejandro de 42 años, soy delgado, rubio y mido 1,74m. Mi hija Lucía de 19 años es de pelo castaño, mide 1,69m y tiene un cuerpo que si no es 90-60-90 le falta muy poco (creo que un poco más pero no mucho).

Llegó Lucía a mi casa, nos saludamos como siempre y me dice que quiere hablar conmigo. Sin más se va a la habitación a dejar sus cosas.

Me siento en el sofá con la TV encendida pero no le hago caso pensando en las palabras de Lucía. Inmerso en mis pensamientos no sé cuanto tiempo pasó y apareció Lucía, tan preciosa como siempre con una camiseta blanca de generoso escote, una falda corta de color gris, zapatos negros y el pelo recogido con una coleta.

Se sienta a mi lado y se abraza a uno de mis brazos, yo le pongo mi mano encima de una de sus piernas. no sabía como iniciar la conversación después de las palabras que me dijo al entrar. Pasaron unos segundos y Lucía rompe el silencio que había en la sala de estar con la TV de fondo.

  • Papi.

  • Dime, cariño – respondí-.

Ella se quedó unos segundos mirándome a los ojos y me dijo:

  • La primera vez que cogimos yo ya no era virgen y me hubiera gustado que tu hubieras sido el primero en entrar en mí. – yo no sé que decir ante sus palabras, pero sigue hablando – Llevo varios días pensando en eso y hoy quiero hacerte un regalo.

Lucía se puso de rodillas en el sofá mirando hacia mí, me agarra una mano con sus dos manos y la pone encima de sus piernas, me mira a los ojos, me regala una sonrisa y me dice:

  • Papi, quiero que seas el primero en entrar en mi culito.

Al escuchar esas palabras me quedo helado por unos segundos a lo que Lucía aprovecha para abrir sus piernas y bajar mi mano a su entrepierna, otra sorpresa que me llevo es que ella no trae braguitas y está mojadísima.

  • Al llegar tuve que quitármelas porqué estaban chorreando.

Empiezo a reaccionar y empiezo a jugar con ese triangulito de bello que tiene en el pubis que tanto me gusta. Toco sus labios dibujando círculos y a Lucía se le escapa un tímido gemido, me centro en su clítoris y sigo con los movimientos circulares con mis dedos, de ahí deslizo mis dedos por sus labios menores y comienzo a abrirlos. Me resulta muy fácil introducir un dedo en su vagina. Lucía al sentir como entra mi dedo dentro de ella suelta un gemido ya no tan tímido y nos besamos.

  • Lucía, vámonos a la habitación.

Ella sólo asiente con la cabeza con su mirada clavada en mis ojos. Me levanto, la agarro por la cintura y la cargo en mis brazos, ella me envuelve con sus brazos y piernas mientras nos dirigimos a la habitación besándonos enlazando nuestras lenguas y ella juega con mi pelo.

Al llegar a la habitación le digo que se baje y se quede de pie. Le quito la camiseta y quedan a mi vista tus hermosos pechos dentro de su sujetador lila claro. Vuelvo a besarla y con una mano juego con uno de sus pechos mientras que con la otra se lo desabrocho. Ella me ayuda a quitárselo y veo como los tirantes se deslizan por sus brazos hasta que se los quito por completo y los dejo a un lado de la habitación. La miro, está de pie frente a mí con sólo esa falda tan corta de color gris con los pezones apuntando hacia mí y sin perder tiempo me pongo uno de sus pechos en la boca y empiezo a chuparlo y lamer el pezón dibujando círculos, cambio de pecho y le hago lo mismo. Bajo una de mis manos, la deslizo por su abdomen disfrutando de cada centímetro de su piel. Llego a su falda y moviendo los dedos como si caminara con ellos empiezo a subirla. Cuando consigo subirla por completo bajo la mano hasta su vulva acariciando el triangulito de bello y pasando un dedo entre los labios mayores y frotando el clítoris, pero no me paro en él, sigo recorriendo su vulva e introduzco un dedo en su vagina, al sentir que está tan mojada decido meter otro dedo y jugar con los dos con un ritmo algo más agresivo.

Escucho a Lucía gemir más fuerte, ante sus gemidos aumento el ritmo con mis dedos y ella aumenta sus gemidos. Siento como su vagina empieza a expulsar abundantes fluidos y tensar las paredes. Con la mano que estaba jugando con sus pechos rápidamente la abrazo para evitar que caiga al suelo.

Quito los dedos de su vagina y la abrazo con los dos brazos, ella hace lo mismo. Cuando se recupera le quito la falda y le pido que se ponga en cuatro encima de la cama. Mientras ella sube a la cama y se pone en la posición que le pido, yo me quito la ropa y me quedo desnudo como ella.

Subo a la cama y me pongo entre sus piernas contemplando su precioso culito. Su vagina está aún llena de sus jugos. Le paso mis dedos para lubricarlos y pasarle un dedo por la entrada de su culito. Lucía al sentir el roce de mi dedo en su ano pega un pequeño brinco. Aparto el dedo y acerco la cara hacia su culito y empiezo a lamerlo y con una mano empiezo a jugar con su clítoris y metiéndole dos dedos.

Hago fuerza con la lengua intentando entrar en ese maravilloso culito. Tras varios intentos consigo meter la punta de la lengua en su ano.

  • Ah… que rico. – suelta Lucía.

Saco los dedos de su vagina y empiezo a frotar su vulva con todos los dedos de la mano, lo que produce que la respiración y gemidos de Lucía aumenten. Momento que aprovecho para entrar más adentro con la lengua. Al conseguir entrar más en su culito con la lengua la cambio por un dedo lubricado con sus fluidos mientras con la otra mano sigo con el movimiento por encima de su clítoris.

Consigo meter el dedo índice hasta la mitad. Al sentir que Lucía lo está disfrutando empujo con el dedo y consigo meterlo todo dentro, suelta otro grito de placer. Como veo que lo está disfrutando tanto y su culito se acomoda al dedo, decido meter otro. Veo ella agarra la almohada con las dos manos y se la lleva a la cara para ahogar un gran grito de placer. Al sentir que su culito se va dilatando dibujo círculos con los dedos en su interior. El movimiento de los dedos en su interior provoca que se acelere su respiración.

Llegados a este punto saco los dedos de su culito y ella se gira rápido hacia mí, me agarra el pene y empieza a chupármelo de una manera como nunca antes me lo había hecho – supongo que es fruto de la excitación -. Pero era una mamada increíble la que me estaba proporcionando.

Lo tengo más duro que nunca y le indico a Lucía que se ponga a cuatro de nuevo, ella se pone en cuatro, yo detrás suyo con mi pene bien parado, me pongo saliva en la punta y en su culito, lo encaro y Lucía al sentirlo en la entrada del ano suelta un gemido.

  • Que ganas tenía que me estrenaras el culito, papi.

Nos miramos a los ojos y le digo:

  • Es el mejor regalo que podías hacerme, preciosa.

Empiezo a empujar la punta contra su ano y empieza a abrirse un poco. Veo como agarra con fuerza las sábanas con las manos y empieza a gemir de nuevo, su respiración se acelera mientras consigo meterle la punta. En ese momento suelta un grito que no sé si es de dolor o placer, pero, detengo mis movimientos y le pregunto si le duele. A lo que ella me responde que muy poco y me pida que se lo meta un poco más, sin pensarlo dos veces vuelvo a empujar con cuidado y consigo que entre casi todo y empiezo a moverme adelante y atrás. Lucía empieza a gemir y decirme que lo siente muy rico, que le encanta.

Aumento el ritmo de mis empujones y consigo metérselo todo dentro, sentir mi pene envuelto por ese culito me da un placer que nunca antes había sentido, seguro es el morbo de que es el culito de mi hija y que soy el primero en entrar en él.

Siguiendo con el ritmo cada vez agresivo de mis arremetidas contra ese maravilloso culito siento como todo mi pene es aprisionado aún con más fuerza y escucho a Lucía que me avisa de que está a punto de venirse. Mantengo el ritmo de mis movimientos y siento que estoy a punto de venirme también y vuelve a decirme que se va a venir ya. Con respuesta a esas palabras aumento el ritmo de las envestidas y conseguimos venirnos al mismo tiempo, empiezo a soltar chorros y chorros de leche dentro de su culito mientras Lucía no deja de moverse casi convulsionando.

Una vez soltada toda la leche en su interior saco mi pene de su culito y veo como cae toda la leche bajando por una de sus piernas, con las manos le agarro los cachetes del culito y le doy un beso a cada uno. Ella exhausta queda tumbada en la cama boca abajo. Deslizo una mano por su espalda, mientras me tumbo a su lado, hasta llega a una de sus mejillas y acariciársela.

Cruzamos miradas y la veo con una cara de satisfacción y con esa sonrisa que tanto me gusta que me regale. Me acerco a ella y nos fundimos en un beso lleno de amor y mucha pasión.

Y nos quedamos dormidos los dos, uno al lado del otro.

FIN

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Tengo más de un relato pensado para subir aquí, pero, sí alguien quiere que publique alguna historia o aventura sexual suya (de forma anónima) que me mande un e-mail (lo podéis encontrar en mi perfil)

También si os gustaría que hiciese algún relato con algún tipo de fantasía que tengáis os poneis en contacto conmigo y yo lo haré en función de lo que me pidáis

Dicho ésto sólo me queda daros las gracias por leer esto, dejad un comentario si queréis (siempre con respeto), también valoradlo si queréis y deciros que en breve subiré alguno de mis relatos, algunos reales y otros de fantasías que tengo

Un saludo