El Regalo de mi hermana
Al regresar de clases quedo pasmada cuando veo lo que me preparó mi propia hermana.
Había pasado ya un buen tiempo desde mi última y traumática experiencia con Choclo y mi hermana Alexandra, no hablamos más desde aquella tarde y yo hasta el momento había cumplido mi promesa de alejarme de mi amante canino, muy a mi pesar, pues ya estaba muy necesitada de una buena verga en mi cuca, sedienta de sexo.
Una tarde calurosa, regreso de clases y me consigo con Alexandra, sentada en la sala viendo una telenovela, extrañada de verla ahí, de todas maneras no le pregunto nada, la verdad nunca sostuve en confianza pláticas con mi seriezota hermana mayor, la saludo y me dirijo a mi cuarto, entonces es cuando ella me habla: "Espera Susana, quiero hablar contigo algo importante, pero primero, anda a bañarte y luego vienes aquí", me dice con seriedad, al tiempo que le contesto: "OK, Alex, me baño y me visto y "-"no"- me replica- "báñate y vente directo para acá, no hace falta que te vistas ", intrigada y hasta un poco tensa, asiento sin replicarle "¿Qué estará tramando ésta?", me pregunto al tiempo que voy al baño a darme una ducha.
Cuando regreso a la sala, húmeda y con apenas una toalla
cubriendo mi cuerpo Alexandra, muy seria, me dice: "Mira, Susana, no me voy a
andar con mucha paja, es obvio para las dos que ya no eres una niña, no eres
virgen y, bueno, sé que tienes algo
de conocimiento o experiencia sexual, sin
embargo, yo no veo que vayas por buen camino en cuestiones de tirar(sic), a lo
mejor la culpa es mía, soy la mayor y creo que es mi responsabilidad, porque
mamá no está y no podemos contar con mi tío, yo no estoy muy segura de lo que
voy a hacer, pero creo que es lo mejor para todos, ven conmigo", acto seguido me
toma de la mano y me conduce hacia su propia habitación, cuando entramos, yo,
simplemente no estaba preparada para lo que ví.
Un hombre, había un muchacho acostado en la cama de Alexandra, desnudo, sonriendo y agarrando su propio pene entre sus manos, "Susana, te presento a mi amigo , Abelardo (o era Ricardo, no sé, estaba tan estupefacta, viendo aquel macho con su verga erecta frente a mí que no recuerdo ni el nombre que me dijo Alexandra), mira, esto es lo que yo creo que necesitas, necesitas disfrutar como una mujer normal, así que para eso está él aquí", dice Alexandra, al tiempo que su amigo se levanta y se pone frente a mí; Todavía estaba yo con la boca abierta, cuando Alexandra agarra el miembro erecto de aquel desconocido, cómodamente en su mano derecha, diciéndome: "Esto es lo propio para ti, Susy", inmediatamente me arranca el paño dejándome completamente desnuda frente a ese desconocido amigo de ella, "aquí te la dejo, hazla gozar, tú sabes, trátala bien", dice mi hermana, "tranquila Alex, le voy a dar una de las buenas, ji, ji,ji!!! Lo haré por ti", contesta el tipo, al tiempo que mi hermana se retira, dándome instrucciones de que me deje hacer lo que él diga.
Quedo en el cuarto con éste tipo, muerta de vergüenza, todavía sin reponerme del shock, cuando, hipnotizada, soy llevada por el hombre a la orilla de la cama, "ya verás niña, te voy a dar una soberana cogida como nunca te la ha dado ni te la darán", me dice, al tiempo que estampa un beso rígido, fuerte, en mi boca, poco a poco voy agarrando el ritmo de lo que estaba pasando, casi sin querer, su boca se pone tersa y de veras me besa profundamente, era mi primer beso de verdad, lenguas y saliva se cruzan en nuestras bocas, ligeras mordidas de labios y ya la cosa se estaba poniendo buena, podía sentir como se inflamaban mis pequeños pezones ante le suave tacto de sus dedos, una de sus manos toma la mía y la lleva hacia su polla, rígida, tibia y a la vez suave, "tócala Susy", me dice, "siéntela, está parada por ti", me separo de su rostro y puedo verlo por fin a cabalidad, mientras él hace que yo le haga una paja, con el clásico movimiento de arriba a abajo: Es un tipo realmente atractivo, claro que muy mayor para mí, debía tener, no sé, como treinta años, cuerpo muy bien definido, pectorales y abdominales pronunciados, sin vellosidad por ninguna parte, ni siquiera las axilas, aunque se había dejado un poco en su pubis, en la base de su pene, pude verlo bien, su miembro, que podría decir que era "bonito", era sin embargo, notablemente inferior al de mi Choclo, y por supuesto, muy diferente, no obstante era mi primera polla humana: Y estaba allí, en mis manos, para mí.
"¿Te gusta Susy? Ya verás, es hora de que lo pruebes, tranquila, yo te guío", me dice, mientras le veo su rostro, es realmente un caballero muy atractivo, me recuerda de hecho, a David Bisbal, incluso con su mismo peinado, de crinejitas, claro que era un poco mas oscuro de piel y tal vez de mas edad. Estando yo sentada en la orilla de la cama me acerca su polla a la cara, "bésalo" y yo lo beso en la punta inmediatamente, "ahora, imagina que es un dedo grueso, imagina que es una chupeta, pues, chúpalo, mételo en tu boca, con delicadeza, dale, dale...", sigo sus instrucciones y comienza mi clase, chupando tímidamente aquella verga humana, primero su cabeza, luego, haciendo uso de una iniciativa y habilidad, que no sé de donde la saqué-¿instinto tal vez?- me la meto mas profundo en mi boca, succionando con fuerza y energía, al tiempo que mi mano buscaba mi almeja empapada ya de flujos, ya estaba lista, me metí en una carrera y no podía parar ya; Con energía inusitada me voy mamando aquella polla como si en eso se me fuera la vida, con obsesión y glotonería, parecía que quería arrancar aquel güevo de su base, a punta de mamarlo con furia.
"¡No, ya vá espera becerra, no lo mames tan duro, uff que rico! Me vas...¡coño, voy a acabar uggghhh! ¡becerra!". Un disparo de leche en mi boca me sorprende, era un semen de sabor diferente al de mi perro (mentalmente me era imposible no establecer una comparación con mi primer amante), menos abundante, pero no sabía mal , "¿qué...que pasó?", pregunto un poco turbada, "no, bueno, tranquila, no ha pasado nada es culpa mía", me dice, mientras respira profundamente, tratando de agarrar aire. "Bueno, putica, vamos a intentar otra cosa, tranquila que hay para rato".
Observa mi cuquita y queda sorprendido por lo que ve, "¡Coño carajita! Como charco de pato ¿no? ¡Esa totona me la como yo!", me acuesta en la cama al tiempo que vuelve a besarme profundamente, sus hábiles manos recorren mi cuerpo, su lengua, lentamente vá bajando, besa mi cuello, chupa una de mis orejas, sigue hasta mis senos, mordisqueando a su gusto mi pezón derecho, al tiempo que pellizca mi pezón izquierdo, sigue bajando lamiendo mi estómago y probando el sudor de mi piel, ya se encontraba donde debía estar: en mi gruta amorosa, con delicadeza lame mi almeja, se bebe mis jugos directamente de su fuente, logra sacar mis labios vaginales con los de su boca y finalmente descubre mi pepita, la cual chupa como un pezón, con fuerza y glotonería, ya estaba lista, ya estaba en camino hacia un verdadero orgasmo "normal".
"Tus jugos son fuertes, no como los de Alexandra, pero no está mal, me gusta";La chupada a mi crica era demasiada fuerte para contenerme, pero, acostumbrada a placeres clandestinos, me quedo como calladita, casi no digo nada, el macho se levanta y moja su pene de saliva y luego lo limpia con mi paño: "Ahora sí perrita, te voy a dar lo tuyo, te vas a graduar", su miembro vá entrando por fin a mi cueva encharcada, poco a poco y luego acelera el ritmo, dándome una soberana cogida con todas las de la Ley.
"¡Toma putica, toma lo tuyo!, ¿Qué sientes? ¿Verdad que está rica esa verga? ¡uy que cuquita tan sabrosita! Con esto no vas a andar de perra, dejándote coger por el perro, ¡toma verga carajita!"; Ya nada me importaba, nada de lo que decía, estaba disfrutando de todo aquello, sin embargo, mi vagina, acostumbrada a sentirse "llena", podía sentir la diferencia entre mi Choclo y aquella polla humana, mas pequeña, aunque eficiente.
El ritmo era frenético, un mete y saca de campeonato, me agarra por los tobillos y manipula mis piernas como si fueran palancas rígidas, luego coloca mis tobillos en sus hombros, la penetración se profundiza, ríos de sudor por nuestros cuerpos, la batalla continúa. Me voltea y vuelve a metérmelo, pero rápidamente me alza en vilo por mi cintura, quedando yo en aire, dá vueltas por el cuarto con su polla dentro de mí, yo sin poder agarrarme de nada, quedo como un avión, intentando volar, me siento como una muñeca, un juguete sexual de éste desconocido y me gusta.
Logro apoyarme en la peinadora mientras el chico sigue follándome sin poder poner los pies en el piso, luego me coloca contra la pared, apretando mis muslos, desacelera un poco y después me coloca otra vez en la cama, en ese pequeño segundo de respiro, aunque no tengo elementos para establecer comparaciones, juzgo que éste semental no lo hace realmente mal, se esmera en lo suyo, al tiempo que por vez primera me vino a la mente la pregunta: ¿De donde habrá sacado Alexandra este tipo?
Me saca la polla y de la mesita de noche saca un condón, el cual procede a colocárselo rápidamente, "Perdona chama, es que quería sentir tu cuca por dentro, eres bien rica, ahora sí, vamos a tirar legalmente", en el estilo que me gusta, en cuatro, sigue dándome duro y parejo, éste rico macho, ya estaba yo por conseguir el segundo de la tanda, cuando lo saca e intenta una sodomización; "Que que haces, no, ¡noooo, coño no, deja eso!" le grito, al tiempo que siento media paloma metida en mi culo adolorido, "¡anda vale! Por el chiquito ¿si?" me responde el violador, "¡no, sácalo, no quiero, sácalo o pego un grito y Alexandra viene!" le exijo, "bueno tranquila, tranquila, no te pongas así", la verdad siempre he tenido miedo de cualquier cosa por atrás, quizás un día lo intente pero ese día me parecía como demasiado para todo lo que estaba viviendo.
Esa tarde ese hombre me enseñó muchas cosas del Sexo, probamos muchas cosas, muchas posiciones, estuve arriba de él, donde pude controlar el ritmo de la follada, me enseñó a menear mis caderas ("quebrarlo en la pata" según dijo él, de forma vulgar), para sentir el pene en las paredes de mi vagina, me habló del punto "G" y palpó mi gruta por dentro para luego volverse a beber mi abundante corrida, acabó tres veces, con su respectivo condón, sin contar la vez primera cuando logré sacarle la leche antes de tiempo. Quedamos abrazados en silencio en la cama de Alexandra, empapada de toda clase de flujos, a pesar de todo lo que había vivido con él, cosa extraña, no me atrevía a decirle nada.
Había pasado, no sé, cuatro horas desde el inicio de la faena, y él decidió que era hora de irse, recordé que yo no tenía ropa en esa habitación, y él parecía que tampoco, no me da tiempo ni de pensar cuando dice: "Me voy a dar un baño, ¿vienes?", tomándome de la mano, de todas maneras yo también necesitaba otra ducha; Al Salir al baño, pasando la sala, allí estaba Alexandra, en el sofá, esperando, "¿y entonces? ¿Cómo estuvo todo?", pregunta mi hermana de forma natural, "chévere, estuvo rico, después te digo, vamos a bañarnos", contesta mi nuevo amante, yo, desnuda y toda cortada, solo agacho la cabeza y los dos vamos desnudos a la ducha.
Aún en el baño, por pura iniciativa mía, tuve oportunidad de volver a mamarle su polla, a sacarle otra porción de semen, tibio y diluido por el agua, me imaginaba que estaba teniendo sexo con mi amoroso esposo. Nos secamos y salimos del baño en toallas, llegamos a la sala y Alexandra seguía allí, viendo televisión, la ropa de su amigo la tenía ella, él se desnuda y se viste en la sala, mientras Alexandra le ayuda, estoy como en las nubes, casi ni oigo lo que dicen, entre miradas cómplices y sonrisas, aquello me parecía un sueño, algo irreal.
Lo acompaña a la puerta y quedo yo sola en la sala, en paños menores, puedo verlos al fondo, intercambian palabras que no se oyen, luego un tierno beso en la boca y un abrazo antes de abrirle la puerta; Regresa satisfecha Alexandra a la sala y es cuando me dice: "y entonces ¿es rico o no? ¿No es mejor que el perro?", no me dá la mente para decirle algo coherente, sólo me abalanzo sobre ella y la abrazo, sin verle el rostro "Tranquila, tranquila, no hay problema, no hace falta que digas nada", nos sentamos en el sofá y yo me siento sobre ella, como una niña sobre su madre (de hecho, ella es mucho mas alta que yo) "yo solo quería que supieras continúa diciendo Alexandra- lo sabroso que es hacerlo con humanos, con un hombre, ¿no me vas a decir que ésta que está aquí no está livianita? Cierto que ésta cosita gozó bastante?", me dice, al tiempo que palpa cariñosamente mi raja, nunca estuve tan cerca de mi hermana como en esa tarde, me abraza con un verdadero cariño, al tiempo que sigue acariciando con afecto mi pequeña vulva, jugando con la pelusilla que apenas tengo, palpando con delicadeza mis reducidos labios y mi capullito, en su momento, de la forma mas natural, su dedo índice explora mi gruta, húmeda pero fresca por el baño reciente, introduciéndolo un poquito, mas no se piense que había en esos toques algo morboso o sexual, sólo sentí las ricas caricias afectuosas de un amor filial: El de mi hermana mayor hacia mí. Satisfecha, cansada y feliz, dormito un poco en sus brazos y en su regazo.
Despierto un rato mas tarde y sigo arriba de Alexandra, dormitada también en el sofá, del otro extremo del mueble estaba mi otra hermana, Ariadna, desnuda, sólo con su pantaleta, comiendo cotufas mientras veía televisión.(como ya les dije, en mi pueblo hace tanto calor que solemos andar en casa en paños menores) "Que hay", me dice, "¿que pasa con ustedes, que hacen ahí?", me incorporo, todavía medio soñolienta, observo bien a Ariadna, ya les he hablado de ella, es dos años mayor que yo, modelo "teen" y también muy bonita, le admiro mucho sobre todo por su cuerpo, mejor proporcionado que el mío, pese a ser adolescente también, con ella tuve una experiencia si se quiere una tanto "extraña" a falta de una palabra mejor, pero eso eso se los cuento en otra oportunidad.
Me viene a la mente la pregunta que me hizo mi hermana ("¿No es mejor que el perro?"), la respuesta es: No, no es mejor, quizás diferente, pero no mejor, extraño ve veras una polla canina en mi almejita