El regalo de mi aniversario
Hace poco y con motivo de nuestro aniversario, decidí hacerle un regalo muy especial a mi pareja. Hace tiempo que la monotonía se habia adueñado de nuestra vida sexual, y no por falta de ganas de probarlo todo, ya que somos los dos muy calientes.
El regalo de mi aniversario Hace poco y con motivo de nuestro aniversario, decidí hacerle un regalo muy especial a mi pareja. Hace tiempo que la monotonía se habia adueñado de nuestra vida sexual, y no por falta de ganas de probarlo todo, ya que somos los dos muy calientes. Pero ya sea el tiempo, o la rutina tenían estancada nuestra actividad sexual. El día de nuestro aniversario me di cuenta que esto necesitaba un cambio, y me puse a ello. Mi mente empezó a imaginar cosas, y el fruto de ellas es lo que les voy a relatar a continuación.
Un día frió de otoño me levante de la cama, mi chica estaba trabajando y aproveche para poner en marcha mi plan. Me dirigí a un sex shop, entre y fui directo a la zona donde se encuentran los vibradores. El dependiente se acerco a mi muy amable y comenzó con su labor:
- ¿Cómo lo quiere?, grande, pequeño, grueso, fino, con que nivel de vibración... etc.
Al final me decidí por uno grande; 25cm y 5cm de diámetro, realmente grande, pero no quería quedarme corto tengo el pene bastante grande, pero el que elegí era mucho más grande con ventajas y elegí el de nivel de vibración más potente. Tambien compre un juego de bolas chinas. Pero anales, ya que vaginales tiene un juego que empleamos con frecuencia en nuestros juegos amorosos. El tema del sexo anal es un tema en el que por mas que he insistido nunca he podido introducir a mi pareja, y eso que dicen que es más placentero que el coito vaginal, de esto he leído mucho y he hablado con mujeres en el chat que lo prefieren a la penetración vaginal. Pero bueno mi plan estaba en marcha.
Regrese a casa y seguí con mi plan. Junto al ordenador dispuse un sillón grande y cómodo y justo enfrente al sillón coloque la cámara de video y un foco enfocado al sillón para que no faltara la luz, tambien coloque al otro lado de la cámara una silla, donde yo me sentaría a contemplar el espectáculo y a controlar la grabación.
Llego la hora y mi mujer regreso a casa, cenamos con vino y después de recoger todo, le dije que tenia una sorpresa para ella, la guié hasta el salón y vio todo como estaba dispuesto y me pregunto que pasaba. La senté en el sillón y yo me senté en la silla justo enfrente y le dije:
- Baila para mi, quiero verte gozar y ver como te corres para mi, y lo harás todo tu solita.
Esta frase pareció activarla. De repente se levanto y ella misma puso la videocámara a grabar. Se sentó y todo comenzó ahí, empezó a quitarse la ropa de una manera muy sensual, tocándose por encima y tocándose como solo una mujer se toca. Se quito los pantalones y se acaricio por encima de las braguitas, metió una mano dentro de estas y las bajo con mucha suavidad y sensualidad. Luego, seguido, sin llegar a tocarse se quito la blusa y dejo al aire un sujetador que dejaba adivinar unos pezones grandes y duros, que parecían asomar de unos pechos grandes y duros. Tras acariciarse por encima del sujetador y mirarme a mi y a la cámara con una mirada de pura lujuria, se quito el sujetador y libero una de las cosas que más me gustan de su anatomía.
Ya completamente desnuda y todo hay que decirlo muy, muy caliente empezó el show, parecía que tenia mas de dos manos, se acariciaba los pezones mientras masajeaba su clítoris, a estas alturas ya completamente erecto y completamente mojado, se puso de repente a tironear y a estirar sus pezones, de repente se llevo uno a la boca, ya que gracias al tamaño de sus pechos le llegan, comenzó a chuparlo, a succionarlo y a mordisquearlo, estaba a cien. De repente dijo:
- ¿Esto es lo que quieres no?, ¿Quieres más?.
Estaba fuera de si, estaba muy caliente y decidí que ya era hora. Saque el vibrador y se lo di. Su reacción me sorprendió, en lugar de quejarse por el tamaño, lo cogió y lo puso en marcha, se lo paso por los pezones y lo bajo por su vientre. De repente lo apunto en su coño y comenzó a desaparecer, su cara cambio y comenzó a gritar.
- Siii, Siii... ufff, siii... massss.
Siguió introduciéndolo y cuando me di cuenta lo tenia casi todo dentro, lo movía haciendo círculos en su interior, y cada vez le daba mas intensidad, hasta que lo tuvo a tope, desde donde yo estaba se oía el motor del vibrador, lo estaba gozando del todo, tenia la cara desencajada por el placer. Estuvo asi buen rato hasta que empezó a sacarlo y meterlo a un ritmo frenético, mientras no paraba de morderse los pezones ya enrojecidos.
- ¿No tienes nada mas para mi? - dijo como pudo con voz entrecortada.
Nada mas oír esto me levante, cogí las bolas chinas, ella me estaba mirando con cara de placer y se dio cuenta de lo que iba a hacer, pero no dijo nada. Saque un bote de lubricante y lubrique las bolas, y me dispuse a colaborar en el mejor orgasmo de la vida de mi mujer, cambie la cámara de sitio y me arrodille justo delante del sofá. Con el lubricante en una mano y las bolas en la otra comencé mi labor, lubrique la entrada trasera de mi mujer, a la vez que le daba un masaje para que lo relajara, al poco ya dilataba un poco, y aproveche para meter la primera bola, un quejido se escucho seguido de un gemido de placer. Asi fue una tras otra hasta llegar a un total de ocho bolas.
Mi mujer por su parte no dejaba de masturbarse con el enorme vibrador, cuando noto las bolas y la fricción que el vibrador ejerce en ellas a través de la pared vaginal. Comenzó a temblar y a sufrir espasmos, se estaba corriendo, estimulada por todos los sitios. Era un orgasmo terrible, de repente empezó a gritar sin poder controlarse su cuerpo se movía involuntariamente, convulsionándose de una forma violentamente deliciosa. Al notar esto yo me volví a arrodillar delante de ella y cogiendo el hilo de las bolas comencé a tirar despacio de ellas y fueron saliendo una a una acompañadas de un grito de placer por parte de la receptora, la escena era una de las más excitante que he visto. Cuando la ultima bola salió de su alojamiento temporal mi mujer cayo exhausta, agotada y medio dormida.
Más tarde me confeso que habia sido una grata sorpresa por mi parte y que habia sido el orgasmo más grande de su vida. A partir de ahí nuestra vida sexual resurgió, pero eso es otra historia.