El Regalo de Giuliana
De cómo la compra de un regalo de cumpleaños, terminó en una noche de pasión y, tal vez, amor.
Les aviso que este relato es un poco largo, pero creo que, definitivamente, vale la pena, cuando lo terminé, sabía que estaba larguito, pero sabía que no había nada que recortar, porque lo que les contaré fue real, y lo sigue siendo, así que espero que disfruten tanto al leerlo como yo cuando lo viví.
Hola a todos, me llamaremos Eduardo (no es mi verdadero nombre, pero debo cuidarme, no?), tengo 26 años y tengo a mi novia Emma (de 25) ya desde hace 2 años. La cosa es que a través de ella conocí a su amiga Giuliana (de 25 también). Yo soy un tipo físicamente normal, nada del otro mundo, Emma es una chica de buenas curvas, carnosita como nos gusta, bajita y de bonito rostro. Giuliana es una morena con un cuerpo sabroso (como el de Beyoncé), además, ella vive con su novio John desde hace un par de años.
Nunca me había sentido especialmente atraído por Giuliana, pero últimamente me he dado cuenta de la contundencia de sus curvas, para que se hagan una idea, ella no es muy alta, es como de 1.63, de piel canela doradita, bien rica, de unos labios carnosos y sensuales que invitan a las más osadas fantasías, cabello rizado ni muy largo ni muy corto, y una figura como de guitarra, no tiene pechos grandes pero su cuerpazo no los necesita. Sus medidas son (las conozco porque se las tomé, pero aún no adelantemos las cosas) 88-62-94, imagínense ese cuerpito envolviéndolos con pasión y lujuria.
Con Giuliana y John teníamos una buena amistad, aunque más con Giuliana porque era amiga desde el colegio de Emma. El cumpleaños de Giuliana se acercaba y por suerte, la bonanza económica se me había presentado desde hace ya un tiempo, así que dada la mistad que me unía a Giuliana, decidí hacerle un buen presente. Ojeando revistas de un conocido mall, encontré un vestido, y de la nada, mi primer pensamiento fue que Giuliana se vería súper sensual en él, así que decidí comprárselo como regalo, aunque temiendo que me tomen por atrevido porque era un vestido que si bien no era escandaloso, era ceñido, a medio muslo, verde con encajes, pero pensé qué diablos, se lo compro (a pesar de que ya empezaba a sentirme atraído por ella, sólo pensaba en un regalo de amigo).
Como aún no sabía su talla, un día me aparecí de improviso a la salida de su trabajo y le dije que necesitaba comprarme algo de ropa y que Emma no podría acompañarme ese día, así que le pedí que venga conmigo, lo cual aceptó.
Llegamos al mall en cuestión y empecé a ojear ropa y de pronto llegamos a la sección de damas y vi el vestido y le dije: qué te parece? Y resulta que a ella le encantó y le dije: es tuyo, y ella dijo: qué? A lo que yo respondí: mira qué listo soy, te engañé, no vine a comprarme nada, quería darte este vestido por tu cumpleaños y cómo no sabía tu talla decidí traerte con engaños para que te lo pruebes. Ella me dijo que no me molestara, que era muy costoso, a lo que dije que no me iba a ir sin que ella se lleve el vestido, que era mi amiga, que era especial para mí (y lo era), y que lo aceptara por favor. Ella me abrazó, me dio un beso en la mejilla y me dijo: gracias, qué lindo eres!! Mmmm, sentir su cuerpo apretado al mío hizo que me encendiera, aunque hice lo posible por controlarme, pues el abrazo fue largo, mmm, recuerdo el calorcito de su cuerpo, dios mío, qué sensación!!
Fuimos a los probadores, la espera desesperaba, sólo quería ver como ese vestido se dibujaba en ese cuerpo tan delicioso. Cuando finalmente salió, wow, estaba espectacular, le dije: te ves preciosa, y como soy medio picarón, aproveché y le dije: al verte tan linda, envidio a John, wow, qué gusto se va a dar....pero cuando te lo quites, jajaja, ella se río, pero también se ruborizó y me miró coquetamente (últimamente me daba la impresión de que ella empezaba a mirarme con otros ojos, quizás fue eso lo que activó mi deseo por ella). Eso me emocionó, y sin darme cuenta la idea de estar con ella, disfrutar de sus encantos, se apoderó de mí.
Por haberme acompañado, la invité a cenar (como amigos). La velada transcurrió de lo mejor, con unos vinos encima, intercambiábamos miradas, sonrisas, mimos, y suaves caricias disimuladas, que para algún malpensado podrían parecer algo más que amicales.
Aparentemente, las copas se le habían subido y como John estaba de viaje por negocios, decidí acompañarla a su casa. El camino estuvo plagado de miradas y sonrisas coquetas, incluso llegué a posar mi mano en su muslo "amicalmente", pero no la saqué de allí hasta que estuvimos parados frente a su puerta. Recordé que ella nos había contado que cada noche que pasaba sin John, le daba miedo (ladrones, que sé yo, pero se asustaba), así que me la jugué y le dije: Giuli, creo que las copas se me subieron, a menos que tu puerta esté dando vueltas, ella se río y me dijo por qué no pasas hasta que te pongas mejor. Primer round ganado, pensé.
Una vez adentro, empezamos a ver tele, sentados en el sofá, tan juntos, sentía su calor, su olor tan provocador, así que decidí pasar mi brazo por detrás de ella en un sutil abrazo. Ella me miró, sonrió y se acomodó, acercándose más. Le dije: Giuli, no se me pasa y estoy cansado, te molestaría que me quede a dormir en el sofá y así de paso te cuido de los monstruos, jaja, ella se río y me dijo que sí. Segundo round. Mientras mirábamos la tele, empecé a acariciar su cabello y le dije por qué no te pruebas ese vestido para mí, no lo pude ver bien en la tienda, y no seas así que estoy cansada, dijo ella, pero le insistí, diciéndole que quería asegurarme de que mi regalo fuese perfecto o sino lo devolvería. Aceptó.
Entró a su cuarto, pero al rato me pidió que la ayudara con el cierre porque las copas de más le impedían hacerlo sola. Round 3. Entré y la vi sentada en la cama, dándome la espalda, me acerqué y me subí a la cama, sentándome atrás de ella, casi rozándola en los lugares precisos, me dijo ayúdame con el cierre, así que eso hice. Ya está, le dije, por qué no te paras y modelas un poco para mí para ver que tal está. Se paró y desinhibida por el alcohol, empezó a caminar y posar como si fuera una modelo. Le dije que estaba preciosa y que.....qué? me dijo ella. No te vayas a molestar, le dije, no me molestaré, pero sé sincero, dijo ella. Le dije que el vestido le quedaba excelente y que le hacía una figura espectacular. Mejor transcribo el diálogo:
Yo: Giuliana te ves preciosa, quién diría qué tenías ese cuerpo.
Ella: Ay, oye, no seas así, jaja....lo dices en serio?
Yo: Claro, te daría detalles, pero me da un poco de vergüenza.
Ella: Ay, no seas tonto, dime.
Parece que la vanidad afloraba y la acercaba al fuego.
Yo: Ok, mira, con ese vestido tus piernas se ven deliciosas.
Ella: Sí? Eso crees? De verdad?
Yo: No sabía que tenías esas piernas.
Ella: Gracias...qué más?
Yo: La cintura, el porte, se amolda a tu cuerpo de tal forma que parece que lo hicieron únicamente para ti.
Ella: Ay, no te creo, pero gracias, eres muy lindo.
Yo: Y si me permites.....mmmm.....no, mejor no te lo digo.
Ella: Dime.
Yo: Discúlpame Giuli, pero se te forma el trasero de una forma que no sabes el esfuerzo que tengo que hacer para no saltar a mordértelo.
Ella: Jajaja, ay, mentiroso, qué? En serio?
Decidí apostarlo todo.
Yo: Mira como estoy con sólo mirarlo (enseñándole mi erección sobre el pantalón).
Ella: (Totalmente ruborizada y sonriendo entre tímida y súper excitada) Oooh....mírenlo pues, pero qué mañoso es usted señor, jaja. Bueno, parece que es cierto lo que dice Emma.
Yo: Qué dice?
Ella: mmm...no te digo.
Yo: Dime.
Ella: Dice que lo tienes grandote, y por lo que veo parece que no miente.
Yo: Para qué te voy a mentir, si ya lo ves grande y aún no lo he sacado para que lo veas en toda su gloria, jajaja.
Ella: Jajaja.
Ella: Me ayudas con el cierre de nuevo, ya me voy a ir a dormir.
Se volvió a sentar de espaldas a mí, pero esta vez involuntariamente se dio el contacto en las zonas precisas.
Ella: Uy, deberías tener licencia para cargar eso, jaja.
Yo: La tengo, y no sólo para cargarla, sino para usarla, y usarla muuuy bien.
Ella: Ah sí?
Bajé su cierre, pero también bajé lentamente (y disimuladamente) las tiras de sus hombros, dándole una suave caricia. Ella gimió levemente. Besé sus hombros suavemente. Otro gemido. Le di vuelta y la miré a los ojos, ella me miraba con ojos de por favor no lo hagas, pero a la vez su mirada decía llévame al paraíso ahora mismo en esta cama. Lentamente me acerqué y la besé suavemente, ella correspondió mi beso. Los besos se hacían más intensos, ya probaba el calor de su lengua, sentía el néctar de su pasión. Empecé a besar su cuello, ella gemía cada vez más fuerte, así que seguí quitándole el vestido. Cuando su torso estaba descubierto me miró como con amor, nos detuvimos, nos miramos, sus dudas aparecieron, pero se esfumaron cuando ella misma continuó el beso con más pasión que antes. La puse de pie para terminar de quitarle el vestido, lo cual sucedió al instante. La puse de espaldas (aún de pie) y empecé a besar sus hombros, a morderlos, besé su espalda, toda su espalda, de arriba abajo, suaves lamidas por toda su piel. Ella gemía intensamente. Bajé un poco más y mordí suavemente sus nalgas, mmm, qué delicia de trasero, lo mordía cada vez más fuerte, ella gemía. Subí nuevamente y le quité el brassiere, la volteo y empiezo a besar sus senos, no muy grandes, pero cargados de fuego. Los chupé, lamí, mordí suavemente, les di un intenso masaje mientras volvía a probar la miel de sus labios. Bajé lentamente, besando sus senos, su cintura, toda su piel, me detuve en su ombligo, lo lamí, jugué con él. Ella sólo acariciaba mis cabellos, casi con amor diría yo. Seguí bajando y mordí suavemente su zona de placer aún cubierta por su tanga, ella gemía, gemía y gemía, así que la despojé de esta prenda y empecé a besar sus labios (los de abajo), mmm, sentía su aroma a deseo, qué delicia. Ninguno de los dos hablaba, menos aún pensábamos, sólo nos dejábamos llevar. La eché en la cama y proseguí saboreando su más preciado tesoro, lo lamía, bebía esos jugos iniciales que se asomaban en grandes cantidades. Entonces siento que ella me jala hacia arriba, me pone de pie, y cual gatita en celo se acerca a mí, y empieza a quitarme la ropa (así es, yo aún seguía vestido), me quita la camisa, me mira a los ojos y desabrocha mi cinturón, muerde sus labios mientras mira sobre la tela el objeto de su deseo. Baja el cierre, baja mi pantalón, me mira a los ojos, y empieza a acariciarme allí, aún sobre esa última prenda que empezaba a estorbar. Frota su rostro contra ella, como queriendo que se esencia se impregne en su carita de niña traviesa. Finalmente, me quita la última prenda (por motivos obvios no hablé de los zapatos y medias). Mira mis ojos, como queriendo decir: te amo...y te lo voy a demostrar.
Sentir su cálido aliento sobre mi glande fue indescriptible, nuevamente frotó su carita contra mi pene, oliéndolo, aspirando con fuerza el aroma de aquello que la haría tan feliz. Un beso por aquí, otro por allá, en segundos toda mi virilidad había sido visitada por esos labios tan provocativos que tenía. Su lengua, recorriendo cada centímetro....luego, sentir cómo mi pene descubría las profundidades de esa boquita hecha para la pasión. Dios, cómo chupaba, era como si quisiera extraer hasta la última esencia de mi miembro. Me mira a los ojos nuevamente, las palabras no hacen falta. La recuesto en la cama, besando todo su cuerpo, separando sus piernas, que me señalan el camino al paraíso, nuestras partes más íntimas se juntan, juegan un poco, y finalmente entro en ella, con sus gemidos como música de fondo. Ella araña mi espalda, el fuego que siente dentro la tiene como ida, ella ya no está más allí, está en el paraíso conmigo.
Cada arremetida mía va acompañada de sus gemidos.....quién diría que la compra de un presente terminaría así, pero fue de lo mejor. Cada vez más rápido, entrando en ella, frotando su cuevita de placer con toda mi hombría. Ella me empuja sobre la cama y me sonríe, qué linda sonrisa, se sube encima mío, hasta que mi estaca se clava en ella, y empieza a subir y bajar lentamente mientras amaso con fuerza sus nalgas, mi dedo empieza a acariciar su anillo posterior. Ella me sonríe coquetamente, como diciendo: no mi amor, hoy no, otro día no me negaré, pero hoy es perfecto tal como está. Así que vuelvo a sus senos los acaricio, los estrujo, los amaso como si fuera a hacer un pastel con sabor a ella. Sus movimientos se hacen cada vez más rápidos, y sus gemidos también.....Yo? Yo estaba en la gloria, sentir como me exprimía, como quería sentirme cada vez más adentro....era una sensación deliciosa. El sudor de su cuerpo caliente bañaba toda su espectacular anatomía. El placer máximo estaba cerca para los dos, la abrazo, la giro, la recuesto nuevamente en la cama, bombeo cada vez más fuerte, sus "ah, ah, ay dios mío" eran lo más excitante del mundo para mí. Seguimos, adentro, afuera, más adentro, muy adentro, sus gemidos podrían estar excitando a los vecinos, porque gemía como si el mundo se fuera a acabar. Ah, Ah, sí, más rápido, más fuerte, sus arañazos en mi espalda, ya no puedo más, ella tampoco, y llega el orgasmo más fantástico, indescriptible, ella siente cómo me derramo dentro de ella...ohh, qué sensación venirme dentro de ella. Acarició su rostro, ella me mira, nos damos un beso suavemente. No quiero salirme de ella, pero finalmente nos separamos, pero me abraza recostándose en mi pecho. Me mira a los ojos tiernamente y me dice: Eduardo, te amo, siempre tuve estos sentimientos por ti, pero estaba John, estaba Emma, pero ahora, en este momento, no me importa nada más que tú y yo. Tras decir, esto, yo iba a decirle algo, tal vez parecido, pero ella me silenció con un beso y me dijo, hasta mañana mi amor.
Y así, abrazados, nos dormimos esperando que la mañana no nos trajera cordura como desayuno.
Gracias, amigos, espero sus comentarios.
Nos vemos en otro relato.