El regalo de bodas de mi hermano
El miedo a mi primera vez me hiso pedirle el "favor" a la persona en quien mas confiaba, mi hermano.
Hola, mi nombre es Elizabeth, lo que les contare tiene poco tiempo de ocurrido, así que sin mucho preámbulo les cuento que vengo de una familia católica por lo que mi educación fue muy apegada a los valores comunes de esta religión, por lo cual no tuve sexo con ninguno de los novios previos al matrimonio hecho por el cual hasta antes de mi boda no contaba con ninguna experiencia sexual, ni siquiera el de la masturbación.
Hacia tres años que conocía a Javier mi novio y prometido un lindo chico con carácter pero que siempre respeto mi decisión de no llegar a la penetración, siquiera a que me tocara los pechos o mas arriba de la mitad de mis piernas.
Llevaba medio año en preparativos para la boda y conforme mas se acercaba la fecha mas me ponía nerviosa por el acontecimiento, primero por las causas obvias, pero después por comentarios de mis amigas, "ahora si te van a llenar... de felicidad", sabia que hablaban en doble sentido y sus palabras señalaban mi primera vez, en algunas platicas con ellas me describían lo desastroso y doloroso de su primera vez, esto aumentaba mi nerviosismo y hasta en ocasiones quería detener todo, pero no era mucha opción que digamos dado a que solo faltaban algunas semanas, con mi madre no pude hablar pues me era muy vergonzoso.
Por fin llego el día tan esperado por todos, excepto, quizá, por mi.
Mi padre y José mi único hermano se adelantaron para coordinar a algunos servicios, vídeo filmación, donación a la iglesia, arreglos florales entre otras cosas, mi madre se quedo ayudándome a vestir pero solo terminamos y se marcho para la iglesia.
- En un momento mas viene tu hermano para llevarte a tu boda, mientras tanto trata de relajarte - dijo antes de salir de la casa.
Me quede sentada un un sillón de la sala mientras pensaba en lo que sucedería en la cama matrimonial en aquella noche.
Después de media hora mas o menos se escucha el auto estacionarse frente a la casa.
- Estas lista para ir a tu boda? - pregunto con una sonrisa en el rostro.
Lo comprendía, el debía suponer que era el momento mas feliz de mi vida, pero no era así, era un momento tormentoso.
La verdad es que no.
Que sucede hermosa? - Me cuestionaba mientras se sentaba a mi lado.
No pude evitar abrazarlo, el me correspondió de la misma manera.
Tengo miedo - declare mientras ponía mi cara en su pecho.
Miedo de qué?
No lo entenderías.
Vas a ser una gran esposa, no te preocupes de nada.
No es eso.
Entonces dime, para que podamos irnos, quizá te pueda ayudar?
Me moría de pena decirle que tenia miedo de ser desvirgada, pero el temor seguiría ahí si no lo hablaba con alguien y yo sabia que mi hermano ya había tenido experiencias.
No te vallas a reír - le advertí señalándole con el dedo.
No, para nada, no te preocupes.
Esta bien, es que tengo miedo de que me duela cuando desvirgue Javier.
Vi a mi hermano sorprenderse de mi confesión, creí que echaría la carcajada mas sonora que en mi vida oiría, pero no fue así, en su lugar le vi casar su mano en su cara.
- Mira, no te preocupes, solo relajante, no pienses mucho y tómalo con calma, si te estresas por ello, si que te va a doler.
Se separo de mi y estiro su mano para que yo la tomara y me ayudara a ponerme de pie.
Nos dirigimos a la puerta cuando nuevamente me entro el pánico.
No, no, no puedo.
Ya te dije, solo relájate.
No, puedo - dije agachada, sabiendo que probablemente era una niñería lo que estaba haciendo.
Al volver la vista para mirarlo se me ocurrió tal vez la idea mas descabellada de la vida.
Y si me ayudas?
Claro, dime como?
Pues tu ya tienes experiencia y no lo niegues que Jessica ya me lo dijo, además eres mi hermano y estoy segura que me vas a cuidar.
Que me estas proponiendo? Estas loca?
No, no lo estoy, por favor eres mi hermano y se supone que me debes ayudar en todo, además de que debes cuidarme, no?
No, estas... loquita.
Lo alcance tomándolo de la mano, pude notar mi tanga, la tanga que mis amigas me habían regalado para estrenar aquella noche, mojada, me estaba excitando la idea de ser penetrada por mi hermano.
Tome su rostro con ambas manos y lleve sus labios a los mios, el ya no se resistió y comenzó a corresponder a mis besos.
Sus manos se posaron en mis nalgas por encima del vestido de bodas.
- Has me tuya - dije suspirando.
No podía dejar de acariciar sus brazos, su espalda, la lujuria invadía mi cuerpo llevándome a un frenesí en el que mi cuerpo quería disfrutar de todo lo que el me pudiera hacer.
Sus manos soltaron a mis nalgas y se posaron momentáneamente en el escote del vestido de novia, bajaron lentamente dejando mis tetas al aire.
- Comételas cariño son tuyas.
El no respondía, solo actuaba sobre mis pechos, mamando, dirigiendo su mirada a mi.
Nunca había tenido una expectativa para mi primera vez, pero esta realidad la hubiera superado.
Sabia lo que quería así que di unos pasos hacia atrás hasta llegar a los sillones poco a poco me fui recostando y conforme mis pechos se alejaban de la boca de Jose el iba recorriendo mi cuerpo con ambas manos, deslice el vestido hasta mi cintura dejando a su vista mis piernas hasta que mi tanga apareció.
Has me el amor, has me tu mujer.
Te voy a dar la mejor cogida que te pudieran haber dado.
Mientras con sus manos me despojaba de lo único que cubría mi vulva recién depilada, mi respiración cada vez se volvía mas entrecortada.
Lo vi agacharse entre mis piernas cual gato, en el momento que su lengua toco mi sexo, sentí como una corriente de placer recorría mi cuerpo y con esto mi ser se contraía haciendo que se me escapara un gemido delicado, de una manera tan espontánea, no sabia por que pero no podía dejar de sonreír, era tan feliz de estar en aquella situación.
De un momento a otro sentí que todos los músculos de mi cuerpo se contrajeron, después la cara de Jose envuelta en algún liquido.
- Estas lista? - Pregunto a la vez que se desabrochaba el pantalón.
Nunca había visto un Pené, salvo algunos dibujos del colegió, pero nunca uno real, erecto, listo para penetrar la vagina de una mujer y el primero que vería era el de mi hermanó.
No tardo mucho en aparecer a mi vista la dura verga que me abriría, a pesar de su tamaño no sentí temor, por el contrarió ansiaba el momento de tenerla dentro mío, ansiaba me masajeara las paredes de mi vagina.
- Anda métemela
Abrí las piernas lo mas posible para que el se alojara en medio de ellas, su verga se posicionaba y yo le veía a el el rostro, mis labios mayores se estiraban dándole paso a la cabeza roja de ese instrumento el cual desde ya me estaba brindando placer.
En un momento súbito deslizo su cuerpo hacia el frente ensartándome en su virilidad, sus labios llegaron a los míos en un profundo beso, por el dolor que me provocó mis piernas lo abrasaron por la cintura.
Después de algunos minutos besándonos Jose empezó un vaivén con el cual su verga entraba y salía de mi.
Mis labios no podían dejar de dibujar una sonrisa en mi rostro, en ocasiones se me salía una risita nerviosa seguida de un gemido de profundo placer, en ocasiones mi cara se desfiguraba por el placer que mi hermano me daba.
Sentía como mis pechos de copa 36D se bamboleaban de frente hacia atrás, aun con su firmeza de mis 19 años.
Después de varios minutos mi hermano me dejo sentir la primera corrida dentro de mi vagina, esta era abundante y desbordaba, tome mi tanga y limpie mi vagina aun dilatada.
- Vámonos que se te hace tarde.
Apenas bastaron las palabras de mi hermano para regresarme a la realidad, aun tenia una boda a la que asistir.
Me acomode la ropa, con la misma tanga limpie mis piernas, corrimos al auto.
El camino fue ajetreado pero llegamos solo con cinco minutos de retraso, la misa se llevo a cabo con total normalidad, con excepción de que la novia no llevaba ropa interior y de su vagina emanaba semen.
Durante la misa no pude evitar voltear a ver a mi hermano y no le veía como tal, si no como a un hombre, como al macho que me acababa de desvirgar, moría de ansías por tenerle otra vez entre mis piernas, el haber cogido con el me había puesto en celo y solo lo contemplaba a el como macho para que me montase.
La recepción paso lenta y pocas veces pude cruzar palabra con el, en estas ocasiones no pudimos tocar el tema por la presencia de algún invitado, pero yo disfrutaba teniéndole cerca.
Desde luego Javier se puso a beber, primero era moderada la forma en el que lo hacía, pero después entre mi hermano y sus amigos lo animaron para continuar hasta que la fiesta concluyó.
Nuestra noche de bodas la pasaríamos en un hotel a un par de calles de donde se llevó a cabo la recepción y ya que estábamos en el campo, la embriaguez de Javier no era mucho problema para llegar ahí, además de que era perfecto pues no se daría cuenta de que ya no era virgen, pues la existencia del himen es tabú.
Al llegar a la habitación el se dejo caer a la cama, yo, resignada a cumplir con mis deberes maritales me dirigí al servició para volver a limpiar mis piernas y ponerme una tanga que me había llevado una amiga.
Al regresar a la habitación le hable.
- Javier, Javier ya estoy lista para ser tu mujer mi amor.
Este apenas reacciono, se levantó de la cama y al ponerme contra la misma tropezó cayendo encima de mi.
Trate de moverlo pero me fue inútil.
Por un momento pensé que me tendría que quedar el resto de la noche en esa situación, sin embargo apenas habían pasado unos minutos cuando escucho abrirse la puerta, por un instante temí fuera alguien del servicio del hotel, pero por otra me alegraba si solo llegaba a ayudarme.
En la puerta de la habitación apareció mi hermano.
Gracias a dios que eres tu.
Esperabas a alguien mas?
Claro que no, ayudarme que este se quedo dormido encima de mi.
Supuse que pasaría algo así.
Por eso le diste de beber tanto?
No fui yo, fueron sus amigos... ha... para esos amigo mejor no tener enemigos.
Bueno, ayúdame - dije desesperada por el peso que cargaba mi cuerpo.
Rápidamente me quito de encima a Javier quien por nada reaccionó.
Y a que venías?
Solo a ver que estuvieras bien, se me hizo extraño que los amigos de Javier lo emborracharan así.
Y si te quedas conmigo para que me cuides?
Jose se limito a quedarme viendo.
No aguante mas y me lance a besarlo.
- Has me el amor, te necesito entre mis piernas.
En esta ocasión no puso resistencia, correspondía a mis besos y el hacía lo suyo.
Nuevamente bajo el escote del vestido, dejando nos pechos al aire, pero contrario a lo que esperaba, se arrodillo frente a mi y se metió entre mis piernas, empezó a lamer, para facilitarle la labor me senté en la cama con las piernas abiertas era fascinante la excitación y el placer que me brindaba.
El primer orgasmo llego, sentí la presión de fluidos salir de mi interior sin poder contenerlo.
Mi hermano lamia cual perrito lame el agua o su dulce favorito.
Al momento que se levantaba del piso me empujo suavemente para hacerme acostar en la cama, solo cuando mi espalda toco a Javier me acorde de su presencia pero no me importo, el estaba inmóvil y yo disfrutaba de una verga como toda una puta y esta era de mi hermano.
Dándome cuenta de esto quise actuar, ser mas activa, ser una puta en toda la extensión de la palabra, rápidamente me puse en cuatro dándole las nalgas a Jose, a mi macho, las misma que tantas veces me pidieron mis novios o incluso amigos.
- Que ricas nalgas tienes - dijo con voz excitada.
-Te gustan? Soy tuyas.
Dio una nalgada a mi nalga derecha, masajeo un poco, pude sentir como acomodaba su sable entre mis labios vaginales y penetro por lo menos con la mitad de su verga.
Que rica cogida me estas dando mi amor.
Te gusta?
Si me encanta como me tienes ensartada.
Tomo mi cabello el cual estaba aun un poco tieso por el fijador, me tenia sometida como a una yegua y eso me encantaba ser sumisa a el.
Era fantástica la sensación que daba sentir el choque de sus muslos contra mis nalgas, seguimos varias veces mas hasta que nuevamente me inundo la vagina de semen.
Lo hicimos una vez mas, pero en esta ocasión yo lo cabalgue. Mi recién esposo no hizo mas que reacomodarse, pero no despertó aquella noche.
Hace un par de meses el medico me confirmo, estoy embarazada y tengo total certeza de quien es el padre de mi bebe.