El regalo (4 final: María se descubre como mujer)

María se libera y explora se sexualidad con la ayuda de su cuñado y su esposa.

Esta es la cuarta parte de un relato llamado el regalo, si no has leído las anteriores te recomiendo hacerlo, así tendrá más sentido este capitulo.

El ruido del teléfono rompe ese mágico momento, muy a su pesar Marcia se levanta y dirige al living a

contestar; "¡hola mi amor, pucha qué lata, ¿vienes?, ¿ahora? No, no, pasa nada. Te espero, un besito.

Marcia se dirige a su habitación, se ve esplendida en su desnudez, va radiante, saboreando el plan que acaba de urdir.  María esta cohibida, Marcia se acuesta al lado de ella y besa sus senos, "en que estábamos nostras antes que nos interrumpieran". María se sonroja,... me… me ibas a enseñar a hacer feliz a mi marido.  Cierto dijo Marcia, pero creo recordar que me estabas lamiendo mi conchita, jejeje agregó, tranquila cuñadita ese era sólo un juego, a mi no me gustan las mujeres, me gusta el pico, tanto o más que a ti.

Me llamó Juan, tuvo un problema con su equipo y viene para acá. Se me acaba de ocurrir una rica idea, ¡tendrás un profesor particular!... Pero… pero Marcia, es tu Marido y mi cuñado; Jajaja, por eso mismo, conozco a mi marido y sé lo mucho que disfrutaría enseñándote y aprovechando para conocerte más intimadamente, además, él adora a su hermano y nunca haría algo que pudiera hacerle daño. Mira el lado bueno, es idéntico a tu marido y así te sentirás más cómoda, ¿o prefieres que tu profesor sea un extraño? No, no se trata de eso pero… ¿qué pensaría Juan si supiera que me he acostado con su hermano? Jajaja, cómo se nota que los conoces poco, ellos dos se adoran, comparten todo, TODO.  María prefirió no preguntar más, a pesar de estar separada, sentía celos de pensar en su marido con otra mujer, aunque fuera Marcia, quizás esos mismos celos la impulsaron a preguntar desafiante ¿y cómo lo haríamos, sería delante de ti?

Marcia sólo sonrió y la abrazó, no tengas celos, ven vamos a conversar de cómo hacer feliz a tu marido que es lo que te interesa, lo primero que debes hacer es cambiar tu vestuario, debes ponerte algo más sexy, buscó entre sus cosas: ¿qué te parece por ejemplo este colaless rojo y este sostén que levanta y realza tu busto, y encima?. Pero Marcia, así pareceré una prostituta. Jajaja, aprende "una mujer en la calle, debe ser siempre una Dama, pero con su marido, una Puta en la cama". Ya no me mires así y ponte esta ropa que te verás linda. María obedeció sumisa, las sostenes de un suave color rosado tenían un poco de relleno y un broche que juntaba sus senos, haciéndolos lucir más duros y grandes, el colalesss se metía en su rajita y mostraba los amplios glúteos de María, ella se miró al espejo, se veía bastante bien, provocadora, así es como quería sentirse.

Marcia, aún desnuda, se acercó a su velador extrajo un pene mecánico y unas bolitas chinas. María no lo podía creer, entendía perfectamente para que era el pene mecánico, muchas veces durante este año de soledad deseó tener uno así y no tener que masturbarse sólo con sus dedos, las 5 bolitas amarradas por un cordelito no las conocía y aún a riesgo de parecer tonta prefirió preguntar, "¿y eso, qué es?". Marcia le sonrió y la invito a sentarse en la cama… María y Marcia se tumbaron en la cama y conversaron de todo… no deseo ser indiscreta pero en esa conversación María tuvo oportunidad de ponerse las bolitas chinas y de practicar el sexo oral con el pene mecánico, bueno, amén de otras cosas, pero no seamos indiscretos, dejemos que las damas conversen privadamente, que un poco de instrucción le vendrá muy bien a María.

Los hermanitos tocan la puerta, Marcia apenas aún desnuda sale a abrirles, muy despacito le explica la situación pero decide hacerle una broma a María, José se hará pasar por  Juan  y será el quien instruirá a María, así María aprenderá a disfrutar del sexo a manos de su marido pero pensando que lo hace con otro, Juan esperará en la habitación de José y sólo ira a la habitación a "apoyar" a José cuando el lo solicite, Juan no está muy de acuerdo pero conociendo a Marcia, sabe que no lo dejará fuera de la fiesta y tendrá la ocasión de culiarse a su cuñada y darse gusto.

María sentada en la cama sólo con su ropa interior puesta ve como el que cree su cuñado Juan se acerca a ella, él sólo se cubre con una toalla atada a la cintura, la cual no oculta el bulto que demuestra su calentura. Marcia desnuda a su lado la tranquiliza con sus palabras y tal como lo habían acordado venda sus ojos con una media. María se siente más cómoda así, sin tener que ver al que cree su cuñado, por otra parte al estar vendada se puede concentrar en las nuevas sensaciones que va a experimentar, tiene muy claro que deberá chuparle el pico a Juan hasta  que el termine en su boca, después que vendrá, no lo sabe pero lo instruye, Marcia le ha dicho que con ese lindo y gran culito que tiene más el colalesss  rojo que le ha puesto, Juan se volverá loco y se la meterá por el culo, le da un poco de temor, pero le encanta sentirse deseada hasta el punto de hacer una locura. Después de un año sin disfrutar del pico de su marido ni de ningún otro dentro suyo lo necesita, su conchita pide ansiosamente la visita de ese intruso dentro suyo, ella quiere sentirlo bien adentro. Las bolitas chinas que le ha puesto Marcia más la situación la tienen muy caliente, ella necesita sentir un pene dentro suyo, duro, palpitante, que entre y salga hasta hacerla gozar y que la llene de leche, ansía sentir esos golpecitos de la eyaculación del hombre dentro de ella y ese liquido caliente que le llena la conchita. Sin embargo una duda le quema, si José primero acaba en su boca y luego en su culito no quedará nada para su vagina y ella lo necesita, lo necesita con desesperación.

Un beso que comienza suave en sus labios pero que termina con una lengua muy dentro suyo la saca de sus pensamientos, ella le responde y lo besa con pasión, él junta saliva en su boca y se la da como si fuera una pequeña eyaculación de su lengua, María la recibe y nota que en vez de desagradarle la excita aún más, quiere sentir esa lengua explorando los labios de su vagina, acariciando su clítoris, quiere acariciar ese pene con su lengua pero sobretodo quieres sentirlo llenado su vagina. Él deja de besarla y se para frente a ella, la pequeña mano de Marcia toma su mano y la dirige a la pierna de José, ambos se estremecen al sentir el contacto del otro, María sabe que si no habla ahora después se arrepentirá y decide hacerlo.

Cuñado, Juan, ambos sabemos porque estoy aquí, he sido muy tonta al no regalonear a mi marido como él quería, Marcia sé ha ofrecido a ayudarme a enseñarme a disfrutar del sexo y a aceptar cosas como el sexo oral y el anal que antes no habría aceptado, de alguna manera siento que el que seas tú el primer hombre al que se la chupe, el primero que me llene la boca de su lechecita y el primero en penetrar mi culito es el precio que debo pagar por mi tontera y por aprender a satisfacer a mi marido, sólo te pido dos cosas; mi culito hazlo con mucho cuidado por favor, me da miedo que me duela mucho, lo segundo, te correrás en mi boca y en mi culito, por favor, guarda un poco de energía para mí, mi conchita está súper mojada, quiero, más que querer necesito, necesito sentirte dentro mío, necesito sentir que la llenas primero con tu miembro, necesito que recorra cada rincón dentro mío, que me acaricie por dentro y finalmente que me llene de leche, no quiero que termines fuera ni que uses condón, por este día… perdóname Marcia, quiero sentirme tu mujer y disfrutarte a concho, quiero sentirme llena de ti.

José no pudo dejar de besarla nuevamente, ansiaba decirle la verdad pero no podía, María necesitaba pasar por esa experiencia para aprender a disfrutar del sexo a plenitud, acarició su cara y la acercó a la toalla, como pudo le dijo "no te preocupes, putita, este día te voy a culiar como nunca lo han hecho, te voy a llenar esa boquita de leche, tanto que no podrás tragártela toda y acabará mojando tus tetitas, te voy a chupar esa conchita hasta saciarme, te voy a meter la lengua por rincones que ni sabes que existen, no te preocupes que te la voy a llenar de leche también, tengo de sobra para todos tus hoyitos y para más de una vez, pero antes, antes me voy a comer ese rico culito tuyo, primero con mi lengua, luego con uno de mis deditos, luego con dos o tres, y sólo cuando estés bien abierta y dispuesta, te voy a ir metiendo el pico de a poquito, para que te acostumbres a él, primero la cabecita, luego un poco más, otro poquito, hasta que sientas mis coquitos chocando con tu culo, te voy a dar por el culo todo el rato que pueda hasta llenarlo de leche, voy a gritar que esta rico, y sabes qué, putita, te va a encantar, desde mañana cuando estés con tu marido, solita le vas a ofrecer tu culito, puta".

María se estremeció al escuchar esas palabras, una parte de si le decía que debía molestarse, que Juan no tenía derecho a hablarle así, otra parte le decía que le  encantaba sentirse tan deseada, decido callar,

lentamente subió sus manos por las piernas de José, sentía sus vellos, su calor y como él lo disfrutaba, rozó sus testículos y sintió que el calor le subía a la cara, "mira la putita, se pone colorada, como si no le fuera a gustar tomar lechecita", Marcia la toma por detrás y acaricia sus senos por encima del sostén, "mira Juan que ricas tetas", ella toma con delicadeza los testículos de José, como pesándolos con su mano, como queriendo adivinar cuanta leche guardarán para ella, con la otra mano acaricia el culo de José, la toalla se suelta y el pene de José salta hasta chocar con su mejilla, ella lo acaricia con su rostro, mueve su cabeza lentamente paras sentirlo por todo su cara, por su cuello, le encanta la sensación de control que le da, sólo ella sabe cuando lo acariciara con su lengua, cuando permitirá que entre en su boca, ella llevará el ritmo y sólo ella hará gozar a José con su mamada.

Mientras juega y disfruta del roce del pene sobre su cara María junta saliva, se arma de valor y saca la punta de su lengua bien mojada con su saliva, toca la punta del pene de José con su mojada lengua y lo escucha gritar, "uuuuuuuhhh", hace un círculo con su lengua sobre el glande y lo siente estremecer, las manos de él aprisionan su cara  y la dirigen hacia su cara, ella entiende sus intenciones, junta toda la saliva que puede en la punta de su lengua y sus labios y se mete el pico en la boca muy lentamente, sólo el glande, sólo la cabecita, lo besa y acaricia entre sus labios, y levanta un poco la cabeza para que José

pueda verla mientras se lo chupa, abre su boca invitándolo mientras su lengua acaricia su prepucio.

"Puta, concha de tu madre le grita José" ella sabe que no es un insulto sino un grito desesperado al no poder contener su placer, "te gusta mi amor", "si, si, rica, muy rica", ella forma un tubo con su boca y lo succiona, José no aguanta más y mueve sus caderas rápidamente como culiandose la boca de María, ella lo deja hacer un rato muy breve y luego aprieta suavemente sus testículos hasta hacerlo desistir del movimiento de caderas, "no, no mi amor, sin apuros", siente como Marcia le ha desabrochado sostén y como le amasa una tetita con una mano mientras con la otra acaricia su vagina por sobre su ropa interior, siente las tetas de Marcia en su espalda y sus pezones duros, desliza su mano hacia atrás, hacia Marcia, hasta encontrar sus piernas, sube hacia su vagina húmeda pero apenas la alcanza, estira su dedo y sólo logra rozarla y se da cuenta de lo mojada y caliente que esta Marcia, con la punta de su dedo logra acariciar sus labios mayores.

Es Marcia quien la ayuda, empujando su cadera hacia delante se introduce el dedo de María dentro de su vagina, María la siente caliente, húmeda, palpitante, seguramente tan caliente como se encuentra la suya, saca el dedo húmedo y se lo pone a José en la boca, ella mientras tanto desliza su lengua por el tallo del pene hacia los testículos, los besa, los chupa, los acaricia con su húmeda lengua, trata de ir más allá, hacia el ano de José pero la postura se lo impide, se conforma con introducir la punta de su dedo mientras con su cara acaricia sus testículos y los pasa por sus mejillas, los besa y pasa por toda su cara, abre bien la boca y comienza a meterlo bien adentro, apenas le cabe, le dan arcadas pero aguanta, quiere que Juan la vea como es capaz de tragárselo todo por él, con su mano acaricia sus testículos y se abandona a la sensación de chupar, de acariciar, de lamer con su lengua, boca, labios y mejillas acaricia, chupa, lame, besa, de arriba a abajo, se lo traga entero, luego lo saca sólo para besar la puntita, no está nunca quieta, besa y luego lame, lame y luego chupa, chupa y luego besa, lo siente venir, los temblores de José lo delatan, la fuerza con que trata de inmovilizar su cabeza lo acusa, María echa su cabeza hacia atrás, abre la boca y saca la lengua como cucharita, la pone bajo el glande José cuanto éste acaba ruidosamente, "hay mamita, qué rico, què rico", tres cortos pero abundantes y espesos chorros llenan su boca, deja su boca abierta para que él la vea, deja su boca abierta para que parte del semen escurra desde su boca a su barbilla y gotee hacia sus tetitas, acaricia el glande con su mejilla y deja allí las últimas gotas de su eyaculación, con al cara mojada, un hilo de semen corriendo por su cuello, sus tetitas con gotitas de leche y la boca abierta, llena de leche María se muestra a José, se expone como si fuera una escultura de una diosa del amor, sin vergüenzas, sin pudores, le muestra a su amante como su leche le gusta, José acaricia sus senos hasta hacer desaparecer la leche, luego la besa apasionadamente, su lengua recorre la boca de María y se llena de su propia leche, se acerca con ternura a su oído y le dice "gracias cuñadita, estuvo maravilloso"

José se levanta, voy a buscar un vaso de agua mi amor, necesito recuperar líquido para darle más lechecita a esta puta, no necesita ir muy lejos, Juan ha visto todo desde la puerta, está desnudo, con una tremenda erección, José le guiña un ojo y se sienta en silencio en una esquina de la habitación, desde allí podrá contemplar todo.  Juan hace un poco de ruido y entra en la habitación "ya volví mi amor", le toma las manos a María y la levanta en silencio, la pone frente al espejo, con las manos levantadas y afirmadas en él, con las piernas ligeramente  abiertas, como si fuera un policía que la va a revisar en busca de un arma. Comienza a "revisarla" mientras le comenta, qué linda que te ves en espejo putita, qué ricas tetas, si quedaron suavecitas con mi leche, la toma por detrás con ambas manos, se agacha un poco y pasa su pene entre las piernas de María, "mira huevona cómo me pones de caliente, ya está durito para ti y llenito de leche". Sin soltar sus tetas, baja por su espalda dándole besitos en la columna, baja lentamente hacía el culo de María, besa sus nalgas, huele su sexo, con su lengua levanta el cordoncito de su ropa interior y desliza su lengua entre sus nalgas, se ayuda con las manos y separa las nalgas para que su lengua pueda recorrerla con mayor facilidad, llega hasta su ano y lo caricia con la lengua… mmmm, qué rico, qué buen detalle, esta putita se puso lubricante, como se nota que quiere que se lo meta, introduce un dedo hasta los nudillos y juega darle vueltas, gracias al lubricante el dedo entra con facilidad. María tiembla con cada caricia, las sensación de estar vendada y casi abusada por su cuñado la pone muy caliente, siente los dedos de él explorando los labios de su vagina, Juan introduce un dedo y toca la primera bolita empujándolas más adentro de María, ella da un salto hacia atrás por la sorpresa y la placentera sensación que la inunda, que se irradia desde el centro de su vagina hacia el resto de su cuerpo, mmmmmmm, Mira la putita la sorpresa que me tiene, esas bolitas en tu conchita te deben tener muy caliente. Le da una nalgada, ya a la cama y abre bien las piernas para Papá. María no obedece, con los ojos vendados teme caerse, Juan la levanta en brazos y tira sobre la cama, coge las piernas de María  y las pone juntas sobre su hombro derecho, con una mano acaricia sus tetitas y con la otra su culito, desvergonzadamente le mete su dedo índice en el culo, puta que estas rica putita, no se que me voy a comer primero, si este culito que aún esta cerradito.

Con las manos desliza suavemente el colalesss de María y se lo saca, Marcia le alcanza el tubo de lubricante y le unta una buena porción en sus dedos, Juan mete sus lubricados dedos en el culo de María, ¿dos?, ¿tres?, ella no lo sabe pero está seguro que no es uno, siente como su ano se dilata y acepta estas invasiones sin dolor, Juan la toma con una mano de cada pie y abre sus piernas en una posición grosera, María intenta cerrar sus piernas pero las fuertes manos de Juan se lo impiden, mira la putita, le da vergüenza mostrar su conchita, Juan le abre aún más las piernas, justo hasta el limite donde comienza el dolor, abra bien las piernas mijita, muéstrele a Papá ese tesorito, tu conchita parece una boca hambrienta, con los labios abiertos y toda mojadita, si invita a metérselo todo.

Juan afirma su pene sobre la vagina de María, ella se encontraba tan mojada que el pene resbalaba suavemente haciéndola sentir una agradable sensación, Juan se quedo quieto, María trato de adelantar sus caderas introducírselo ella misma, pero con lo abierta que estaba de piernas el dolor se lo impedía. Tranquila putita, ya el voy a dar su lechecita en la conchita, primero veremos como esta ese culito, Juan resbalo el pene hacia el ano de María y lo afirmo allí, María era conciente que nada podía hacer para impedir la penetración y se mordió los labios anticipando el dolor que vendría, Juan mantenía la posición presionando con el glande la abertura de María pero sin penétrala, sólo  permitía que la puntita entrara como un tapón, unos milímetros más y María trato de echarse para atrás pero Marcia se lo impidió, tranquilita, tranquilita, acostumbrarte él, no lo cierres que te dolerá, haz fuerza hacia fuera como si estuvieras en el baño, María obedeció  y pudo sentir como el glande iba perforando su ano, una nalgada de Juan la hizo saltar, tranquila cuñadita, todavía no, primero me voy a comer esa conchita.

Juan beso los pies de María y retiró su pene del culito, fue bajando por las piernas de María besándolas, besó la parte interior de sus rodillas, besó interior de sus muslos, los lamió acercándose hacia el centro de su feminidad, María sentía su sexo palpitar, el deseo la consumía, apretó sus nalgas adelantando su vagina y acercándola hacia Juan, se la ofrecía, sintió el aliento de Juan sobre su sexo, su lengua rozó su labios vaginales, la rica sensación que sentía la hizo estremecer de gusto, "mmmm, mmmm,", le lengua ahora hacia círculos en al entrada de su vagina, María se apretaba los labios para no gritar y expresar lo bien que se sentía, sólo su fuerte respiración delataba el placer que estaba sintiendo, un par de largas lamidas que comenzaron en su ano y fueron subiendo por su vagina hasta encontrar su clítoris la hicieron gritar de gozo, "Haaaayyyy, haaaayyyyy". Juan sin despegar su boca de la conchita de María busco sus manos y entrelazó sus dedos, tomo el hilo de las bolitas chinas con sus dientes y tiró muy lentamente de ellas hasta hacer salir la primera de la vagina de María, ella sólo apretó fuertemente las manos de Juan y se volvió a morder los labios decidida a no gritar de gusto, temía que si llegaba a expresar lo que sentía, sus gritos se escucharían muy lejos. Juan introdujo la bolita en su boca, estaba caliente, tenía el gusto de las flujos de María y estos la hacían sentir suave en su lengua, se entretuvo dando pequeños tironcitos al cordel provocado que el resto las bolitas se movieran dentro de María pero sin salir, puso la bola que tenía en su boca en la entrada de la vagina de María y con la ayuda de su lengua y labios la fue introduciendo, luego la sacaba de un tirón para volver a empezar a introducirla con su lengua. María no pudo más y comenzó a gemir, "no papito, así no, aaah, quiero sentir tu lechecita dentro mió, mmmm, dámela, métemela todita, ven papito, ah, ah, no seas malito y ven, dame, dame, dame, dame, haaaa"

María sintió que Juan le quitaba el resto de las bolitas chinas de un tirón y se levantaba, volvió a poner sus piernas en su hombro y la penetró de un fuerte empujón, sus testículos chocaban contra sus nalgas, Juan se la metía y sacaba con mucha rapidez, casi con desesperación, cada furiosa embestida de él se habría paso dentro de su vagina que la recibía con gusto, no pudo aguantar más y comenzó a gritar, huuuuyy, haaay, más, más, así papito, que rico, más, hay, haaay, hhhhayyyy, María sintió su orgasmo en todo su cuerpo, su vagina apretaba el pene de Juan y como una boca lo succionaba y acariciaba, sus caderas no dejaban de moverse tratando de de Juan la penetrara aún más adentro, sus senos los sentía durísimos, su boca no dejaba de grita de gusto y su corazón le latía como si hubiera corrido la Maratón. Juan sentía palpitar la vagina de María, escuchaba sus gritos, veía su cara enrojecida y su respiración agitada, quería mantenerla así, corriéndose mientras el seguía con su mete y saca, pero la naturaleza es más fuerte y no logró evitar vaciar sus huevos en la caliente vagina de María que recibía gustosa esa leche, leche que se sentía caliente y espesa pero que María agradecía con todo su ser.

José miraba la escena desde su rincón en silencio, por una parte le agradaba ver gozar a su hermano, mucho más le calentaban los gritos de su mujer y gozaba al verla gozar a ella, pero una rara sensación que nunca había sentido con Marcia comenzó a inundarlo, una desazón que no logró enfriar su calentura, se paró y tomó el lugar de su hermano, la penetró en la misma posición, por la vagina y con las piernas de ella en su hombro, comenzó a bombearla con rabia, con dureza, sentía los gritos de placer de ella y aumentaba su rabia, él no lo disfrutaba, la estaba castigando por los meses de privación y ganas contenidas, sintió que María se corría nuevamente y sin esperar que ella se repusiera la voltio y puso como la perra en celo que era, cogió sus senos con sus manos y la penetró desde atrás, María disfrutaba cada nueva embestida, ignoraba que era su marido quien se la culiaba, no entendía que era rabia la que sentía su compañero y la interpretaba como pasión, gozaba la fuerza de las embestidas de su macho y lo alentaba; "así papito, que rico, más, más, métemela bien adentro, dámela toda, lléname la conchita de leche, dame, que rico, uuuuuuuu, haaaaayyyyy", María volvió a correrse, "haaaaayyyy, para papito para, no más, no más por favor, nunca mi marido me culio tan rico, pero ya no puedo más.

Esa frase, nunca mi marido me culio tan rico, le dolió hasta el alma a José, se paralizo, con el pico bien duro, dentro de su mujer, ella a cuatro patas aún se estremecía con el último orgasmo, María había doblado sus manos y afirmado su cabeza y hombros sobre la cama, con eso, su culo ya grande por naturaleza se veía aún más grande. José se retiró y propinó un par de fuertes nalgadas a María, pafff, pafff, hayyyy, "su perrita se portó mal papito, acaso no soy tu pupita rica, si todavía la tiene durita para mi", María comenzó a mover su culo en circulo, ofreciéndoselo a José, "quiere mi culito, quiere ser el primero, todo suyo mi amor, pártame el culito si quiere mi amor, métamela bien adentro, después de esa rica cachita que me pegó puede hacer lo que quiera". Paffff, una nueva nalgada le indicó a María que no era el camino correcto, se voltio gateando en la cama, acarició los testículos de José y lamió su pene, "quiere darme lechecita de nuevo, te gustó que te lo chupara y verme con la boquita llena". José levantó la mano para darle una bofetada en la cara a María pero la mano de Juan lo contuvo, los dos hermanos se miraron en silencio mientras María seguía ignorante del drama que había provocado, "papito, si hubiera sabido que culiaba tan rico le habría ofrecido mi conchita hace tiempo, que tengo que hacer para que Ud. me llene de lechecita, pídame lo que quiera que su perrita se lo va a dar".

Juan le hizo un gesto a José con las manos, como diciéndole "mira la mujer que tienes, no es así que la querías". José asintió en silencio y se acostó de espaldas en la cama y dirigió a María para que montara a horcajadas sobre él, María entendió perfectamente y con la mano dirigió el pene de José hacia su vagina, se lo introdujo lentamente, disfrutando de cada centímetro, haciendo pequeños ochos que acariciaban el pene de José, llegó hasta el fondo, hasta sentir la bolsa con los testículos de José entre su ano, afirmó sus manos en los hombros de José y comenzó un mete y saca muy lento, lo fue incrementando de a poco hasta terminar cabalgando a José como una amazona, sus tetas colgaban y se agitaban como dos melones maduros, José se aferraba de sus caderas y levantando la cabeza alcanzaba a dar un lengüetazo o una chupada furtiva a los pezones de María, ella le clavó la uñas al sentir un nuevo orgasmo pero no detuvo su cabalgata, no estaría satisfecha hasta sentir el pene de José explotar dentro suyo y vaciarse de toda esa leche contenida, María comenzó a sollozar, no podía contenerse, su cuerpo le pedía que parara pero su orgullo de hembra no se lo permitía, sólo al sentir gritar a José y como un chorro que parecía interminable llenaba su vagina, se sintió liberada, recostó su cabeza sobre el pecho de José y se echo a llorar como una niña, lloró por el placer más grande jamás sentido, lloró por todas aquellas noches de agonía cuando dormía sola y lloró también al descubrir que tenía las armas necesarias para hacer feliz a su Marido, mañana se pondría en campaña para reconquistarlo, hoy, hoy disfrutaría el sentirse Mujer.

Fin

SoloMarcia

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