El Refugio (1)
Para empezar os explicaré un poco lo que es mi familia...
CAPITULO I: “Mi familia y yo”
Para empezar os explicaré un poco lo que es mi familia, mis abuelos tuvieron la gran idea de juntar en matrimonio a mis padres, juntar el amor a un marquesado que tenían los padres de mi madre con el amor al dinero que tenían los de mi padre, así ya os podéis imaginar la “bonita relación” que nació entre ellos, el único amor que había en la familia en ese momento era el de mis abuelos por sus intereses, bonito ¿verdad?, ese gran “cariño” de mis padres trajeron al mundo a mi hermana al año y medio de estar casados, como una niña no estaba bien visto en ese momento para ser la heredera del marqués, bueno, para mis padres ni en ese momento ni ahora, más retrógados no pueden ser los cabrones, me tuvieron a mí un año más tarde del nacimiento de mi hermana, poniéndome el bonito nombre de Juan José Antonio Marcos.
El mismo que el de mi padre, creo que aquí empezaron mis desavenencias con él, mi padre siempre se hizo llamar Juan o como mucho Juan José, lo que odiaba era que le llamaran Marcos, de hecho siempre que podía lo obviaba cuando le decía su nombre a alguien, desde muy pequeño cuando tenía que escribir mi nombre siempre puse Marcos y me gustaba que me llamaran así, el tío intentó por todos los medios llamarme Juan, José o Antonio sin conseguirlo, acabando por llamarme Mark porque según él quedaba más moderno, la madre que lo parió, el tío más carcamal del mundo hablando de cosas modernas, el caso es que no me disgustó el nombre, acabándome llamando así todos mis amigos y mi familia, menos mi padre cuando se enfadaba conmigo, que para tocarme los cojones me llamaba Juan el pedazo de cabrón, y se enfadó unas cuantas veces, empezando por quererme educar siendo muy estricto como su padre el Marqués lo hizo con él, por ahí no pasé nunca teniendo unas cuantas discusiones, haciendo lo que me pareció bien a mí siempre pasando de sus comentarios.
Y lo que peor le sentó, fue que siendo yo adolescente me reunió un día en su despacho con toda la parafernalia, para decirme que yo sería el heredero del marquesado y que esperaba que lo llevara de una manera digna, le contesté que a mí eso de ser marqués no iba conmigo y que lo fuera mi hermana que se moría de ganas de serlo, el cabreo que pilló todavía le dura y no lo entiendo porque mi hermana siempre ha sido su ojito derecho, la tía consigue de él lo que le sale del coño, viajes con las amigas desde que era muy joven, pasando por toda la ropa que ha querido siempre, y el coche que le gustaba cuando se sacó el permiso de conducir, le saca lo que le da la gana vamos, menos lo de ser marquesa que el capullo tiene metido entre ceja y ceja que tengo que serlo yo por narices, y mira que llega a ser pija la colega, lo bien que le sentaría ser la marquesa para pavonearse por ahí con sus amigas, claro que si lo fuera yo no creo que tuviera la buena aceptación que tengo entre ellas, que de tanto en tanto me llaman para salir y darme alguna alegría, pero esta parte la dejo para cuando os hable de mí. Luego está el tema de las amantes de mi padre, pero si lo miramos desde el punto de vista de cómo fue la relación con mi madre tampoco me extraña demasiado.
Por otro lado está mi madre, cuando tuve la edad para entender que se había casado porque a sus padres les interesaba ese matrimonio, entendí que no era una mujer de mucho carácter, educada de forma muy religiosa y estricta jamás le recuerdo llevarle la contraria a mi padre, ni a mi padre ni a nadie, de hecho casi no te enteras que está por la casa, se pasa el día encerrada en su habitación, que por supuesto no es la misma que la de mi padre, solo sale para comer o cenar con la familia que es algo como muy serio en casa, sobre todo cuando éramos pequeños mi hermana y yo, era obligación ir a la cena muy bien vestidos, actualmente nosotros cuando cenamos con mis padres vestimos más informal pero ellos siguen haciéndolo como si se fueran a una boda, y los dos motivos más importantes por los que sale de su habitación son, para cambiar los crucifijos de sitio y para ir a misa por las tardes y confesarse, total, que si te la encuentras alguna vez fuera de la habitación va con un crucifijo que parece que estemos en semana santa, ya veis lo divertida que es la vida en mi casa, suerte que como podéis imaginar es muy grande y no te encuentras con nadie si no quieres, paso más tiempo saludando al servicio que a mi propia familia.
Y para acabar os hablaré de mí que en definitiva es de lo que va esta historia, de pequeño teníamos una relación muy estrecha con mi hermana Elvira, ya os evito saber los tres nombres restantes, por la razón evidente de que nuestros padres no estaban demasiado por nosotros fuimos criados por la “Nani”, una buena mujer que nos intentaba dar lo que no nos dieron nunca los progenitores, su atención y cariño mayormente, de ella creo que saqué mi carácter rebelde, estar unido a mi hermana me facilitó el contacto con las chicas bastante pronto, venían amigas suyas a casa a jugar y a mí me hacían servir como parte de sus juegos, juegos que a partir de cierta edad se fueron haciendo digamos más interesantes para despertar mi sexualidad, recuerdo la última vez que me dejaron jugar con ellas.
A mi hermana le encantaba inventarse historias, creo que las sacaba de las telenovelas de amor que veía por la tele, después le gustaba representarlas en casa con sus amigas y conmigo, los juegos empezaron haciéndome bailar agarrado con una amiga suya con la que al final me casaba haciendo ella de cura, fueron evolucionando a que me hacía besarlas, primero en la cara, más tarde en los labios, después estirado encima de ellas, hasta cierto momento yo no tenía mucha conciencia de lo que estaba haciendo, para mí era un juego, pero fui creciendo y mi hermana en sus jueguecitos también evolucionaba, esa última vez consiguió convencernos para que nos metiéramos en la cama en ropa interior, nos besáramos en los labios y nos quitáramos la ropa dentro quedando en pelotas, que era como ella lo había visto en una película, después de quedarnos en bolas tapados por la ropa de la cama, se empeñó en que nos besáramos y me estirara en medio de las piernas de su amiga, solo fue colocarme que la chica pegó un grito y un salto de la cama, recogiendo el sostén y las bragas saliendo corriendo desnuda, mi hermana asustada estiró de la ropa de la cama, dejándome en pelotas con la polla tiesa de puta madre, pegó otro grito y salió corriendo detrás de su amiga, hasta allí llegaron los juegos con mi hermana y sus amiguitas.
Unos años más tarde empecé a “jugar” con sus amigas de otra forma, la primera vez fue en la celebración de uno de sus cumpleaños, estaba el jardín lleno de chicas y yo ayudaba a la Nani en lo que podía para que mi hermana tuviera una buena fiesta, mi padre fuera de casa como siempre y mi madre moviendo crucifijos no se les vio el pelo para nada como era habitual, antes de sacar el pastel para que soplara las velas, me llamó mi hermana para saber si podía acompañar a su compañera de clase Mercedes al cuarto de baño, cosa que me presté amablemente a hacer claro, cuando llegamos a la puerta se la abrí para que entrara, la amiga era un poco lanzada la chica.
MERCEDES: Seguro que a Elvira la has visto hacer pipí muchas veces.
YO: Si claro.
MERCEDES: ¿Quieres entrar conmigo por favor?, así hablamos.
Me metí con ella en el cuarto de baño, se subió la falda y se bajó las bragas sentándose en la taza, mirándome fijamente el bulto que me hacía la polla dentro del pantalón.
MERCEDES: ¿Me harías un favor?
YO: Sí, ¿por qué no?, lo que quieras.
MERCEDES: Es que yo solo tengo hermanas y me gustaría ver lo que tenéis los chicos.
Me lo soltó de golpe y sin anestesia, me acerqué a ella parándome a un palmo más o menos de su cara, me desabrochó el cinturón y el botón, me bajó la cremallera y dejó caer el pantalón hasta mis tobillos, fijó sus ojos en mi polla debajo del calzoncillo, metió los dedos por dentro bajándomelo despacio, el cipote saltó de dentro apuntándole a la cara, ella lo cogió con una mano con cuidado empezando a pajearme, me miró a la cara.
MERCEDES: ¿Así es como te lo haces tú cuando estás solo?
Me puse colorado sin contestarle intentando aguantarme las ganas de correrme, ella me sonrió y sin esperármelo se la metió en la boca chupándomela y hasta allí llegué soltándole un lechazo dentro de su boca, se la sacó con cara de asco y le dejé ir otro en “to” la cara maquillándola bien, me guardé la polla nervioso subiéndome el pantalón, salí corriendo para mi habitación y acabar de hacerme una paja y quitarme el calentón, cambiarme de ropa y volver a bajar al jardín para ver soplar las velas a mi hermana, Mercedes me miraba con una sonrisilla en la distancia, fue con ella invitada por mí hermana que un poco de tiempo después perdí la virginidad, no os lo relato porque fue tan patético como la mayoría de las primeras veces, suerte que la chica tenía paciencia e insistió en hacerlo conmigo unas cuantas veces más, en una de las ocasiones al salir de la habitación caminábamos por el pasillo cogidos de la mano, nos cruzamos con mi madre sujetando un crucifijo delante de ella de buenas dimensiones, soltó una mano para hacerse la cruz sobre el pecho mirando para el techo sin decirnos nada caminando a lo suyo.
Fueron pasando los cumpleaños y las amigas de mi hermana estaban la mayoría cada día más guapas, las traía a casa para bañarse en la piscina y yo me ponía “morao” mirando aquellos cuerpos en medio de ellas, Elvira sabía todo lo mío, tenía confianza con ella para explicarle hasta cuando me hacía una paja pensando en alguna de sus amigas, así que una vez que trajo a casa a Marta, una que sabía que a mí me ponía un montón, la convenció para que se quitaran la parte del arriba del bikini, que tetas tenía aquella chica, la bruja de mi hermana se inventó una escusa y nos dejó solos tomando el sol, en un rincón de la piscina que estábamos a salvo de las miradas de la casa.
MARTA: Esto no es justo, porque tú me ves las tetas y yo no te veo nada.
YO: Tú también me ves las mías.
Le dije señalándome el pecho riendo.
MARTA (riendo): ¿Nos lo quitamos todo y así estaremos en igualdad de condiciones?
YO: Como tú quieras, yo no tengo problemas.
MARTA: ¿No tienes problemas?, pues empieza tú.
Me levanté, acerqué la hamaca a la suya y me quité el bañador estirándome con la polla medio morcillona por la conversación con ella, se quitó estirada las bragas del bikini sin poder apartar la vista de mi polla, la agarré de la barbilla besándola en los labios notando como una de sus manos me agarraba él cipote, abrí los ojos y vi a mi hermana que había pillado a su amiga con mi polla en la mano, levantó el dedo pulgar y se giró sigilosamente para volver a desaparecer, fui acariciándole los muslos subiendo poco a poco hasta tocarle el chichi, nos estuvimos tocando un rato hasta que ella cogió su bolso sacando un condón que me puso, se sentó encima de mí cabalgándome hasta correrse viendo como se le movían aquellas tetas tremendas, se estiró abriendo mucho las piernas, me coloqué encima metiéndosela moviendo despacio mis caderas a la vez que con una mano le tocaba el pezón suavemente, me cogió del culo moviendo sus manos al ritmo que le interesaba y yo me propuse no correrme hasta que ella lo hiciera por segunda vez, fue pasando de respirar fuerte a jadear y después a gemir cada vez más hasta corrernos los dos a la vez, nos miramos a los ojos y nos besamos convirtiéndose en mi primera novia.
La primera chica por la que sentí que estaba enamorado y me gustaba pasar el tiempo con ella, hasta que pasaron tres meses y se le metió en la cabeza que tenía que conocer a sus padres, cuando habíamos hablado mil veces de llevar nuestra relación de manera natural de momento entre nosotros sin implicar a nadie más, el hecho de presentarme a sus padres me pareció que era oficializar el noviazgo y no me veía en esa situación, así que también fue mi primer desengaño amoroso que me hizo pasar una temporada triste y apenado, llegando a dudar si volver con ella aceptando sus condiciones, por suerte el consuelo de mi hermana y los buenos consejos de la Nani me ayudaron a tirar para adelante.
Un tiempo más tarde mi hermana me habló de otra amiga suya que estaba muy interesada en mí, me la presentó un domingo por la tarde en un bar muy pijo, donde me miraban casi igual de mal que mi padre por llevar unos vaqueros y una camiseta negra puesta, que era mi vestimenta habitual por tocarle las narices a mi viejo básicamente, la relación con aquella chica fue intensa pero no muy larga, exactamente cuatro días, pero cuatro días literales, lunes, martes, miércoles y el jueves que me dijo de ir el sábado a una fiesta que la habían invitado y que me tenía que poner un traje, discutimos casi una hora por la puta ropa que me iba a poner y al final me salió con…
CHICA: Un futuro marqués como tú tiene que ir bien vestido para dar una buena imagen.
La madre que me parió y sus crucifijos, parecía que me estaba hablando mi padre con la boca de aquella chica, me largué de allí y no la he vuelto a ver en mi vida.
Otro momento importante fue cuando tuve que decidir qué carrera universitaria estudiaría, mi padre me daba la vara cada día que estudiara económicas para entrar en su grupo de empresas, así que yo hice lo más lógico, que fue decidirme por ingeniería informática que era lo que me gustaba a mí y que le dieran por culo a mi padre, seis meses estuvo el tonto sin hablarme, hasta que mi hermana lo convenció de que aquella carrera también era importante para cualquier empresa, así que me acabó pagando los estudios en una universidad privada que le costaba un ojo de la cara, juntándome con unos compañeros y compañeras que más pijos no podían ser los cabrones, no podía hablar cinco minutos seguidos con alguien sin que me entraran ganas de vomitarle encima, Así fue pasando el tiempo.