El Reformatorio (6)

El pobre Martín espera su nuevo destino, luego de sufrir nuevas humillaciones y pasar por el susto más grande de su vida.

EL REFORMATORIO (6)

En el relato anterior, los guardias habían separado casi por la fuerza a Pérez, uno de los guardias, del recluso Martín, cosa que no había sido fácil, ya que éste seguía succionando su verga, que era algo que le fascinaba. Era extraño que entre los guardias, pareciendo tan machos hubiera alguien como Pérez, al igual que el oficial Fernández.

Dos de los guardias soltaron las esposas de Martín, lo agarraron y lo tendieron sobre esa mesa especial que estaba en el centro de la habitación. La cabeza de Martín quedó suspendida en el aire al igual que sus piernas, mientras le esposaron las manos a las patas de la mesa.

Al ver al guardia Pérez que se estaba desvistiendo, supuse que seguiría en su acción sexual con Martín, pero no era así, tenía encomendada la función de prepararlo físicamente para enfrentarse públicamente con su amigo "el Raulito" o "la Raulita" como otros lo llamaban, que era la "putita oficial" del establecimiento.

Según "la Raulita", Martín cumplía las funciones de puta de la banda a la cual pertenecían ambos, habría que ver si eso era realmente cierto y si alguno de ellos se disputaría el lugar en el reformatorio. Según me pude enterar después los que cumplían esas funciones, tenían algunos privilegios especiales.

Pérez una vez que se había desvestido, se puso un delantal y empezó a untar el cuerpo de Martín con un gel o pomada transparente, que al parecer era muy frío o urticante, ya que éste movía su cuerpo sin cesar como si un millón de hormigas recorrieran todas las partes que iba tocando Pérez. Entre pasada y pasada del gel, se sentía en forma repetida la pregunta de Martín – qué me están haciendo...?, qué me ponen ...?, para qué es eso ...?.

Nadie contestaba, solo se oían risas, hasta que uno de los guardias, como indignado de tanto escuchar a Martín repitiendo la misma pregunta, le grita – cállate de una vez, te estamos haciendo mujer ....-

Quéeeeeeeee, - gritó Martín, cómo que me estan haciendo mujer...?. -Si querida,- le dice Perez, -como escuchaste, este gel es para depilarte todo el cuerpo; vas a ver lo linda que vas a quedar cuando salgas de esta habitación; todo tu cuerpo quedará suave como si te hubiésemos bañado en agua de rosas, jeejejejejee.-

Las risas del resto de los guardias no demoraron también en resonar en la habitación.

-Quién me alcanza las tijeras-, gritó Pérez, sucio de gel hasta el pelo, parecía que no solo lo ponía con sus manos sino con todo el cuerpo, ahora me daba cuenta porqué se había desnudado, sino el uniforme quedaría inservible.

-Las tijerassssssss, qué me van a hacer...?-, nuevamente gritó Martín.

Agarrándole los huevos con una de las manos llenas de gel, Pérez le dice, -vamos a cortar esto que sobra por acá ....-

-No, noooooooo, por favor, no lo hagan...,- gritó llorando Martín, mientras se movía tratando de zafarse de la mesa, situación imposible, ya que ésta estaba hecha justamente para ese tipo de menesteres.

Yo seguía mirando desde mi escritorio, atento para intervenir en cualquier momento, ya que no podía permitir que lo que iba a suceder, una cosa es que se divirtieran como había dicho el oficial Fernández y otra que llegaran a la atrocidad de castrar a un hombre.

Le alcanzan las tijeras a Pérez y este las acerca a los huevos de Martín, que se ve que siente el frío y el filo de las mismas, porque nuevamente grita, -no, nooooo por favor, mis huevos, nooooooooo; no quiero ser mujer, haré lo que quieran, pero no me los corten...-

Al escuchar eso, salí corriendo de mi escritorio a parar esa aberración, pero no solo me llevé una sorpresa sino que pasé una gran vergüenza. Irrumpí en la habitación de descanso en forma inesperada y sorpresiva; todas las miradas de los guardias fueron para mi, menos Pérez que no se percató de mi presencia. En sus rostros pude ver la interrogante, que sin decir palabra se preguntaban – y éste qué hace aquí ...?; por supuesto, salvo el oficial Fernández, nadie conocía lo del espejo ni lo del micrófono.

En el momento que estoy entrando siento que Pérez con voz socarrona, dice – Martincito, mi amor, no te muevas tanto, sino te voy a cortar la verga en vez de los huevos ...,- y larga una carcajada.

Yo totalmente nervioso por lo que estaba sucediendo y en contra de mi decisión de no intervenir en nada por el momento, doy una orden para detener la castración, gritando, - Pérez ... que es lo que piensa hacer ... deténgase ...,-

-Perdón señor Director no lo había visto,- dice Pérez. – Señor simplemente iba a cortar el vello púbico, ya que por su largo, el gel no es suficientemente potente como para quitarlos.

Pérez se detuvo y miró al oficial Fernández, quien se dirigió a mi diciéndome, - señor usted no había autorizado esto?.- Yo no podía decir otra cosa, ya que era correcto lo que decía Fernández, yo lo había autorizado, sin saber que era lo que iban a hacer. Ahora no podía decir que no siguieran, ni tampoco reconocer que no lo sabía. Así que bajando la cabeza, volví raudamente a mi escritorio. En el momento que estaba entrando, como había quedado el micrófono prendido, siento a uno de los guardias que dice – muchachos no vieron que el Dire estaba al palo ....?.- Otro de los guardias, respondió, - a mi me sorprendido su presencia y de la forma que lo hizo, sabría lo que estábamos haciendo...?; además de estar empalmado no vieron que tenía toda la entrepierna mojada?.-

Entre carcajadas, otro de los guardias dijo, - en qué andaría éste, estaría con alguno de los guachos...?, o simplemente será un pajero ...?.-

Muchachos ..., dice Fernández, - no se olviden que es el Director ....- Este corte en las bromas por parte de Fernández era normal, ya que el sabía que yo podía estar escuchando.

Pero mi vergüenza aumento aún cuando me di cuenta que lo que decían era cierto, estaba tan excitado con todo lo que había visto, que me había mojado todo y además la tenía al mango. Fui y volví y seguía aún dura como un hierro; nunca antes había imaginado que ver a hombres teniendo relaciones o estando desnudos me podía excitar tanto. Mi curiosidad por lo que sucedería era total; volví y apoyado sobre el mueble que contenía el vidrio seguí mirando esa escena que tanto me intrigaba. Me preguntaba, - qué pensarán hacer ...?; para qué lo estarán depilando ...?.-

Pérez seguía en su tarea, luego de haber cortado cuidadosamente todo el vello púbico de Martín, empieza a restregar gel con fuerza por la verga y los huevos a los efectos de quitar todo canutillo que hubiera quedado. Esos movimientos hacen que Martín se excite, lo que le produce una gran erección.

-Muchachos, cómo vamos a hacer con este pedazo de carne, para cuando sea mujercita ....-, pregunta Pérez y las risas nuevamente no se hacen esperar.

Un guardia, que luego me enteré que se llamaba González, le contesta, - le ponemos el taparrabos de goma recubierto de piel y eso se lo disimula bastante.-

Daniel Torres, seguía con el mismo juego, daba vueltas y vueltas, mientras se paseaba con la cachiporra pegando en su mano; se ve que estaba impaciente y con voz fuerte y autoritaria, le dijo a Pérez – a ver si terminas de una vez, no nos vamos a pasar toda la noche acá sin hacer nada, solo mirándote .... Muchachos vayan trayendo el atuendo, así ni bien éste termina arreglamos a la putita y la llevamos para que se encuentra con su amiga.-

Pérez amedrentado por las palabras de Torres trata de terminar lo más pronto que puede su trabajo. Luego de pasar la mano por todo el cuerpo de Martín y viendo que ya no quedaba ni un solo vello, especialmente en el culo, toma una toalla mojada y le quita todo el gel. Cuando queda aparentemente pronto, dos de los guardias se encargan de desatarlo y ponerlo en pie, ya que por la posición en que había estado tanto rato, no estaba en condiciones de hacerlo solo.

Mientras tanto, González, sacó de un mueble una caja bastante grande y se la entregó a Torres, -acá está todo lo que se necesita ..., lo hacemos como siempre?,- preguntó.

Torres, que seguía con su cachiporra en mano, bastante molesto respondió, - y de qué otra forma va ser González ..., empecemos de una vez ....-

Me pregunto, qué será lo que van a hacer ...?; mientras nos enteramos en el próximo relato voy a ir a cambiarme de ropa y a hacerme una paja, ya que los huevos me duelen de tan excitado que estoy.