El reflejo de mi secreto
Después de narrar en mi primer relato mis comienzos, en esta ocasión cuento otro día que seria inolvidable.
Habían pasado unos veinte días, desde esa intensa semana, la semana en la que Roc me hizo gozar de una forma casi inimaginable, durante esos días la pasión con mi perro se había convertido en casi una obsesión, continuamente buscaba ocasiones que llegaban mas tardías de lo que deseaba para que mi fiel compañero gozara de mí y yo de él.
Cada vez que Roc y yo nos fundíamos en uno, era casi como la primera vez, ya no existía el miedo a lo desconocido, pues poco a poco nos estábamos convirtiendo en expertos uno en el otro, pero cada vez que me disponía a su pasión, aparecían esos nervios, esos temblores en la pierna, esos hormigueos en mi vientre, esa intensa excitación, bastaba solo con recordar momentos con Roc, o tan solo con imaginar lo que iba hacer con él en la próxima ocasión para sentir esa excitación que llenaba mi cuerpo, que hacia arder las zonas más secreta de mi cuerpo.
Por fin llego el día que casi exigía de forma discreta, mis padres, por la noche me dieron la noticia "Mary mar, tu padre y yo nos vamos mañana a casa de unos amigos", eso me dijo mi madre, dichos amigos vivían a unos trescientos kilómetros, y se quedarían allí un par de días, mi hermano aun seguía en el extranjero con lo cual de nuevo iba a tener una oportunidad para disfrutar tranquilamente, si riesgos.
La mañana siguiente llego, me levante temprano, alegre, deseando que llegara el momento, me fui para el baño y me di una ducha, después baje a la cocina y allí estaban mis padres terminando de organizar los últimos detalles de su pequeña escapada, mi madre me explicaba donde había dejado la comida, mientras yo le respondía que no se preocupara, que yo ya me haría lo que fuese. No soportaba la larga espera, miraba un reloj que parecía no moverse nunca, así que me fui de casa a dar una vuelta con Roc, así mataría el tiempo y cuando volviera ya se abrían ido, durante ese paseo no paraba de contemplarlo y desearlo.
Cuando volví a casa todo estaba en silencio, había dejado a Roc fuera mientras hacia las comprobaciones oportunas, estaba totalmente sola, y aun que fue una tortura espere más o menos una hora por seguridad de que no volvieran a por algo.
Abrí la puerta del jardín y allí estaba Roc, que entro apresuradamente, no sé si lo captaba en mi olor o en mi forma de actuar pero sabía lo que iba suceder, olfateaba mi entre pierna a través de unos vaqueros, yo apenas notaba su hocico pues aun había dos prendas que separaban mi vagina de él, subí apresuradamente las escaleras que llegaban a mi habitación que había sido el lugar elegido. Roc me seguía muy agitado, era la primera vez que subía esas escaleras, las escalera que ese día diferenciaría donde Roc dejaría de ser un fiel amigo para convertirse en un añorado amante, busque en mi cajo esos calcetines tupidos los cuales ya hacía tiempo que tenían una misión asignada la cual no era calentar mi pequeños pies, si no proteger mi cintura de las garras de mi apasionado animal.
Roc con sus buenos instintos rastreaba mi hasta entonces desconocida habitación, la habitación de su sumisa dueña en la que primero fantaseando y después recordando había sido testigo de infinidad de masturbaciones, Roc seguía igual de agitado y yo, se podría decir que casi gemía, era mi respiración la que nerviosa luchaba por proporcionar algo de oxigeno a mi cuerpo, por instinto cerré la puerta de mi habitación, como buscando algo más de protección para ocultar lo que tenía pensado hacer, también cerré la ventana y baje un poco la persiana, me senté en la cama y rápidamente desenrolle esos calcetines de lana de color naranja no izo falta llamar a Roc pues este de inmediato se acerco a mí de nuevo buscando mi secreto aun oculto, quería mi sabor, el cual nadie lo apreciaba como él, pero esos malditos vaquero lo volvían a impedir, una vez le puse los dos calcetines me levante de la cama, me despoje de mi camisa, lance mis manoletinas lo más lejos posible, me desabroche esos odiosos vaqueros que tanto odio merecían, saque una pierna y al instante casi perdiendo el equilibrio la otra, quedaron en el suelo humilladlos donde debían estar hacía rato.
Mientras Roc intentaba montarme, yo con voz casi desesperada le decía "espera Roc espera tranquilo", con una voz que entre tantos cortes debido a la excitación apenas entendía yo misma, comencé a bajar un ya mojado tanga y Roc inmediatamente se abalanzo yo caí al suelo aun tenia es tanga celeste, aunque en ese momento la parte que había abrigado mi vagina era un azul intenso debido mi calentura, mi sexy tanga quedo en mis rodillas ya firmes en el suelo, junto con mis calcetines y mi sujetado que no me había dado tiempo a quitarme, pues Roc había decidido que ya era su momento.
Empecé a notar su salpicadura de una pequeña punta asomando yo miraba por debajo de mi cuerpo entre mis sujetos pechos con mi sujetador también celeste, Roc se fue aproximando poco a poco y ya le notaba intentando atinar en su lugar favorito, justo cuando pensé en mover mi mano para guiarle como tantas veces había hecho, Roc se introdujo dentro de mí lo más que pudo, yo reaccione cerrando mis piernas y con un severo gemido, pues aunque todavía era del grosor de un dedo, pero con esa fuerza que le caracterizaba me asentó su estocada.
De forma acelerada comenzó a bombearme con tal fuerza que agitaba todo mi cuerpo, mi manos no podían con tanto peso así que acabaron cediendo, puse mis codos en el suelo mientras mi mano derecha se cerró apretando mi camisa que cercana me serviría de apoyo, mi puño apretaba esa camisa, mientras yo gemía y gemía como solo Roc sabía hacerme gemir, y entre esos gemidos, el se hacía mas y mas grande dentro de mí, miraba una vez más por debajo de mi cuerpo y veía mi vagina rebotando ante las embestidas de Roc mi plano vientre temblando al ritmo de Roc, mis pechos que aun sujetos se movían en cada movimiento de la bestia que me estaba dando tanto placer, cambio su ritmo frenético a uno más tranquilo, justo cuando yo llegaba a mi orgasmo, ante tal placer levante la cabeza para situarla al lado de la de él que apoyaba en mi hombro, abrí suavemente los ojos y fue la primera vez que me vi mi rostro mientras tenía un orgasmo, el espejo de mi armario estaba en el ángulo perfecto veía mi cara de intenso placer como mis cajeas apretaban mis ojos y formaban arrugas sobre ella, mi largo cabello castaño que caía por un lado de mi cuello, veía mi boca abierta intentando respirar en una habitación cerrada con el aire más cargado que nunca e respirado, cargado de placer, de mi olor, de mi aliento, junto con el de maravilloso Roc, que ya había finalizado su embestida se recuperaba en mi espalda justo cundo yo menos fuerza tenia pues hacia segundos que había estallado en otro intenso orgasmo, Roc empezó a moverse y a tirar y yo solo notaba como mi vagina daba espasmos alrededor de su inmensa verga, como si intentara exprimir hasta la última gota de jugo canino, volví a mirarme en el espejo aquel espejo que estaba siendo reflejo de mi secreto.
No podía hablar no podía vocalizar solo jadeaba y gemía y no iba a intentar que Roc no se moviera pues estaba teniendo otro orgasmo de la maravillosas presiones que el pene de Roc hacia en mi interior.
Roc comenzó a tirar inclinándome hacia un lado para una vez más liberarse bruscamente, yo lleve de forma rápida mi mano a mi vagina introduciendo dos dedos en ella, escuchaba como me vaciaba de la gran cantidad del flujo de Roc, que caía en sobre mi ya sucio tanga que aun permanecía en mis rodillas, como todo ese jugo caía en el suelo, chorreaba por mis muslos, sobre mi mano, para deslizarse por mi brazo, notaba todo ese caliente fluido recorriendo mi cuerpo, sin más remido quede rendida en el suelo boca arriba los dedos que habían penetrado mi vagina para comprobar su estado, ahora estaban en mi boca, catando mi sabor y el de Roc en una mezcla ardiente.
Mi sudoroso cuerpo se recuperaba en el frio suelo, mi cabeza también descansaba en el mismo, la gire un poco con la intención de mirar a Roc, este lamia su extremidad más preciada por mí, para después acercarse a mi, lamiendo una vez más mi sudado coño, yo respondí arqueando la cintura y el cuello ahora buscaba ese espejo, mientras sacaba mis pechos por encima de mi sujetador con el fin de acariciarlo, una vez más la imagen era excitante me veía tumbada en el suelo con una pierna arqueada y la otra relajada sobre el suelo y mezclándose con el mar de flujo que invadían el suelo de mi habitación.
No tuve más remedio que parar aquello, pues de tanto placer mi vagina estaba tan sensible que una simple caricia me hacia estremecer de una forma algo molesta, pero para nada dolorosa.
Me levante del suelo en un desesperado intento por tumbarme en la cama al levantarme volví a expulsar esta vez un pequeño chorro de ese liquido tan preciado, me despoje de mi sujetador y quede tumbada en dicha cama, ya solo quedaban unos calcetines en un cuerpo que tanto me apresure a desnudar hacia ya un rato, al igual que Roc que también tenia sus calcetines puestos,
Roc seguía lamiendo ahora mi sucio cuerpo, le serbia cualquier parte, mi mano una pierna a todo lo que podía alcanzar desde el filo de la cama, al ver que le decía de forma suave que se quedara quieto se tumbo en la puerta cerrada de mi habitación.
Me bastaron unos 20 minutos tumbada para recuperar mi fuerza me levante y me quite esos calcetines mojados por los charcos que anegaban el suelo proporcionados por Roc, también volvi a liberar las garras de el, librándolo de sus calcetines. Salí de mi habitación me dirigí al cuarto de baño para beber agua, que mi garganta seca y rasposa con un leve resto del sabor que mis dedos me había proporcionado, esa garganta pedía esa refrescante y agradable agua casi a grito.
Volví a mi habitación y fue increíble la sensación conforme atravesé la puerta un inmenso calor azoto cada centímetro de mi cuerpo un inmenso olor a placer, mire el suelo donde quedaron ya no tan celeste ni inocente tanga, busque un ángulo de reflejo en el suelo y se apreciaba claramente un gran círculo donde yo me vacié, y otro más pequeño donde descansando en el suelo había continuado mi descarga, incluso mi cama tenia pequeños círculos en ese apreciado reposo,
Roc esa tarde se había portado como nunca, en las ocasiones anteriores siempre me torturaba cuando se subía y no conseguía encontrar el acceso a mi interior, o si lo encontraba, tras unos bombeos la sacaba involuntariamente, y yo casi a gritos le tenía que reclamar su falo, esa tarde consiguió de una vez lo que normalmente conseguía tras 6 o 7 intentos.
Me puse una camisa larga que me llegaba por encima de las rodillas, la cual Roc conocía pues era la que llevaba cuando nos fundimos la primera vez sin nada debajo saque a Roc de la casa para dejarlo en el jardín, después cogí varios utensilios de limpieza para eliminar el rastro de aquella habitación, destrozada ante nuestros placeres, limpie esos grandes charcos, cogí mi pequeño tanga celeste, junto a la camisita en la que mi puño se aferro cuando mi bestia me hacia suya, fui al baño y las deje en remojo, las manchas de la cama casi habían desaparecido por la brisa que entraba en mi habitación a través de la ventana que había abierto para ventilar esa habitación llena de placer, las frote un poco, y listo, ahora me tocaba a mi así que me fui a la ducha y me prepare un baño frote todo mi cuerpo sudado y pegajoso para quedar una vez más relajada ante tan intenso rato.
Habían pasado horas de tal encuentro, la habitación volvía a estar impecable tras miles de incensadas inspecciones buscando el mínimo rastro, mi ropa interior volvía a estar limpia y secándose, yo estaba tumbada en el sofá, miraba la tele sin verla, pues solo recordaba mi cara exteriorizando placer en ese espejo que mostro mi desenfreno, que mostraba los movimientos de mi cuerpo, los movimientos de Roc, y ya pensando en cuando seria el próximo encuentro.
Después de narrar en mi primer relato mis comienzos, en esta ocasión cuento otro día que seria inolvidable.