El reencuentro
Un reencuentro muy apasionado con un ex.
Después de tantos años, de acumular muchas vivencias ya no somos los mismos. Hemos cambiado en apariencia física y también por dentro, tal vez menos impulsivos.... Aunque en nuestro primer encuentro no pudimos realizar nuestras fantasías, no dejo de pensar que todo tuvo su sabor y lo que sucedió no es algo para desperdiciar.
Hoy volvemos a encontrarnos, las expectativas son desconocidas, en todo este tiempo solo nos unió un silencioso hermetismo, nos desconocemos, seremos o no los mismos, podremos entablar una charla amena???.... me habrá recordado como yo lo hice a diario con él???... que ilusiones lleva consigo???... Todo se develará muy pronto, en nuestro reencuentro.
Esta vez será distinto, en un cuarto de hotel. Voy en camino; noto como mi corazón acelera el paso, mi cuerpo está tenso, cauteloso, hasta tembloroso... Llego al hotel, busco la habitación... golpeo y se abre la puerta. No veo a nadie. Me encamino hacia el centro, doy una vuelta y está allí detrás de la puerta observando.... como la primera vez, observando de lejos, con ese nerviosismo que delatan sus ojos. Me sonrío y él me responde, me acerco y repito la historia.... un beso en cada mejilla; percibo su perfume, lo reconozco a pesar del tiempo; ese aroma quedó instalado en mi memoria, me embriaga. Se aproxima siempre sonriendo, me acaricia el cabello, los hombros. No hay palabras, solo miradas que lo dicen todo. Con sus dedos acaricia mis cejas, les da forma, cierra mis ojos y se aproxima a mis labios con un roce muy suave; se siente cálido, atrapante, arrollador.
Instintivamente mis labios se entreabren esperando la unión, esperando el segundo despiadado en el que se acerque un poco más; comienza tímido, se va acercando despacio, casi pidiendo permiso.... lo tiene, se abre su boca y su lengua me invade, húmeda, cálida, succiona mordisqueando mis labios. Altera mis sentidos con solo ese beso; sus manos no me tocan y no permiten que las mías lo toquen.
Me da un giro y quedo de espaldas a él, con una cinta me ata las manos sobre mis nalgas, comienza a besar mi cuello, y su respiración caliente me provoca estremecimientos, enreda mis cabellos en su mano, los tironea, sabe lo que me gusta, siento su dureza que de vez en cuando roza mis manos atadas; trato de tocarlo, pero lo evita, aumentando mi deseo y desesperación.
Lentamente comienza a sacarme la ropa hasta dejarme totalmente desnuda, le suplico que no vuelva a atar mis manos, pero me hace callar; sobre una mesita hay un balde con una botella de champagne y dos copas.... me recuesta sobre la alfombra, se dirige al baño y de allí vuelve con algo en la mano; toma el champagne; llenando una copa con ese líquido espumoso y se acerca nuevamente a mi lado; observo cómo planifica todo para hacerme gozar.... Cómo decirle que no necesito tanto, que ya estoy lista, húmeda, esperando con ansias el momento de recibirlo? Pero él quiere hacerme sufrir, hacerme pasar por un lento martirio, una dolorosa agonía.... Tengo que someterme a todo eso si quiero lograr que me tome.
Introduce una esponja en la copa y ella absorbe el líquido; lentamente va mojando mi cuerpo, está frío y me estremece; luego con su lengua lo bebe, chupa, me limpia, cada espacio en mí es usado para verter el líquido, mi vientre, ombligo, mis labios, la vagina.... sigue allí bebiendo hasta la última gota, siento como se mezcla ese líquido con los míos, como se desliza cayendo por mis piernas, muslos, estoy delirando y junto con mis jadeos cada vez más fuertes llego al primer orgasmo.... esto provoca un mar, estoy mojada, pero él lame todo como si fuera un dulce manjar.
Boca abajo, comienza el ritual nuevamente, moja mi espalda y luego lame sin dejar nada.... mientras lo hace siento como roza en mis glúteos su pene, está allí tan anhelante como lo estoy yo, lo necesito pero él no está dispuesto a entregarlo aún.... mi vagina se retuerce en espasmódicos latidos, deseándolo, enloqueciendo de necesidad por sentir su vaivén, su roce por las paredes que dulcemente le permiten el paso. Entre mis muslos pasa su lengua hasta llegar a los labios vaginales, acaricia la entrada que no ofrece resistencia en abrirse a su paso, su lengua entra, juguetea, me muevo intentando calmar el dolor de la presencia enorme que necesito.
Adivino que va a calmarme, su pene también parece necesitar la misma calma que le puedo ofrecer, esta inminencia me enloquece, al fin lo tendré.... toma su pene que está enorme, duro, inflamado, poderoso, deja al descubierto su glande y lo introduce.... ahhh como necesitaba esto, comienza sus movimientos lentos, profundos, esta vez recuerda como me gusta y lo hace así, también recuerdo lo que no debo hacer, entonces trato de no moverme, de no acelerar.... entra, sale, entra, sale.... por favor más... más.... me besa fuerte, lo observo, besa mis pezones sin dejar de moverse, no puedo aguantar los quejidos, la respiración cada vez más corta y ruidosa, me acelero.... él acelera sus movimientos, ya son más fuertes, sus impactos me producen más placer, ya no doy más.... tomo con mis manos sus nalgas y lo aprisiono hacia mi fuente de placer, su movimiento es intenso, y profundo, lanzo un pequeño grito ahogado por sus besos, estoy llegando.... ahhhh mi vagina se contrae en latidos de placer, luego siento su líquido cálido que se vierte en ella, sus ojos, su boca se contraen.... hemos llegado juntos, nos hemos fundido en el más hermoso juego.
Esta vez la historia se escribió sin culpas, sin preguntas, ni dudas, libre de presiones, de respuestas, con la mano más firme y segura.