El reencuentro con mi hermano

Sin tiempo casi para recuperarme de un año vivido en el extranjero, las vacaciones con mi hermano y mi mejor amiga me mostrarán como ha cambiado todo en mi ausencia.

Las puertas de salida del aeropuerto se abrieron y allí estaban ellos, mis padres y mi hermano, después de un año entero sin verlos por fin volvía a casa. Llevaban un cartel enorme dándome la bienvenida a pesar de que se lo había prohibido porque me moría de vergüenza.

Hice una señal como si les cortase el cuello y corrí a recibir a mis padres, sin poder evitar que algunas lágrimas brotaran de mis ojos.

Mi hermano me abrazó con fuerza y me levantó del suelo como si no pesara nada.

-Hola hermanita ¿me has echado de menos?-me dijo mi hermano Alex con una sonrisa en los labios mientras aterrizaba de nuevo en el suelo.

-¡¡Alex!!- grité abrazándole-¿pero como has cambiado?-dije con una mezcla de admiración y de sorpresa.

Y no era para menos, el chaval alto y esmirriado al que conocía cuando me fui de intercambio se había transformado en todo un hombretón apuesto de espaldas anchas y brazos fuertes y poderosos.

-Ya ves para lo que da un año hermanita-dijo mientras me agarraba con un brazo y con el otro agarraba mis maletas.

-Tus tíos y tu abuela tienen que estar llegando a casa ya, no nos atrasemos más-dijo mi padre

Mientras caminábamos hasta el estacionamiento del aeropuerto mis padres y mi hermano me frieron a preguntas sobre mi estancia en Estados Unidos, los viajes que había hecho, etc. La verdad es que me lo había pasado muy bien durante esa temporada pero ya echaba de menos mi casa y mi gente.

-Bueno hermanito y tú no habrás perdido el año tampoco ¿no?-le dije mientras mis padres pagaban en la caja.

Me encantaba pinchar a mi hermano con el tema de las chicas, siempre había sido bastante tímido, él era una tumba y odiaba hablar de ello, yo lo achacaba a que todavía no había estado con ninguna mujer.

-Bueno Sandra ya veo que no has cambiado nada-dijo sonrojándose y ayudando a cargar las maletas en el maletero del coche para alejarse de mí. Es verdad, definitivamente algunas cosas no habían cambiado.

Durante el viaje estuvimos hablando de los detalles sobre el viaje que íbamos a hacer mi mejor amiga Isabel, mi hermano y yo en crucero por el Mediterráneo. Había sido idea mía con el fin de recuperar el tiempo perdido con las dos personas que más me importaban. Y quizá, quien sabe, para facilitar que pasara algo entre Alex e Isabel, aunque sinceramente era escéptica al respecto.

La llegada a casa y la cena posterior fue una auténtica locura, mi familia no paraba de hacerme preguntas, de pedirme que les mostrara fotos, la verdad es que me abrumaron un poco.

Tan solo mi hermano se mantuvo al margen de todo y se quedó en su sitio sin apenas hablar, solo concentrado en su móvil sin parar de teclear, ¿le habría molestado lo que le dije? Una sensación de angustia se apoderó de mi, tenía que ser difícil a los 20 años no haber estado nunca con ninguna chica y yo como una idiota había metido el dedo en la llaga. Sin embargo, y no supe explicarme por qué, me sentía complacida de que mi hermano fuera todavía el mismo chico inocente que había dejado en Barcelona un año antes.

Estábamos en los postres cuando noté que mi teléfono vibraba dentro de mi bolsillo, lo saqué y leí el nombre en la pantalla, “Isabel”. Una excusa perfecta para salir de allí y respirar un poco.

Me fui a la cocina y descolgué.

-No aguanto más aquí, ¿puedo ir ya para tu casa?

-Claro nena ya estás tardando, estoy aquí haciendo la maleta.

Como pude me despedí de mi familia y salí. Una sensación de felicidad y muchos recuerdos de épocas pasadas vinieron a mi cabeza mientras cruzaba la calle y llamaba al piso de mi amiga como había hecho tantas veces antes.

Cuando se abrió la puerta allí estaba ella, no había cambiado nada.

-¡¡Sandra!!

Nos fundimos en un gran abrazo y tengo que confesar que derramé algunas lágrimas al volver a ver a mi mejor amiga y confidente.

-No sabes cómo te he echado de menos-dije secándome las lágrimas

-Desde luego continuas siendo la misma niñata sensiblera de antes-dijo de broma

Ella era todo lo contrario que yo, dicharachera y un poco verdulera, pero estaba segura de que me había extrañado tanto como yo.

-Mis padres no están así que entra y ponte cómoda

-Entonces supongo que habrás aprovechado para meter en casa al chico ese que te hace ver las estrellas cada vez que folláis-dije riéndome

La cara de mi amiga se descompuso durante un segundo, y eso desde luego no era nada normal en ella.

-Que va, jeje, ya te dije que eso había acabado hace tiempo-dijo nerviosa mientras me daba la espalda para entrar en la cocina

-¿Quieres una cerveza?

-Sí, por favor. Tengo la cabeza como un bombo después de haber tenido que pasarme dos horas respondiendo preguntas sin parar.

-Toma. Tranquila que yo ya estoy al tanto de todo, no creo que nadie haya echado más horas en el Skype que tú y que yo, mis padres debían pensar que estábamos liadas.

Subimos a su cuarto que estaba totalmente desordenado con la ropa que iba a llevar al viaje. Le ayudé a hacer el equipaje lo que la verdad nos llevó casi una hora en la que aprovechamos para ponernos al día de , Isabel era conocida por ser una auténtica fashion victim y cada vez que hacíamos un viaje aparecía con tres o cuatro maletas aunque nos fuéramos un fin de semana.

-No has cambiado nada amiguita

-¿Qué quieres que haga? Nos vamos 10 días y tengo que llevar mis mejores trapitos, a ver si encuentro a alguien con quien ligar porque últimamente…

Aproveché la oportunidad.

-Bueno, ahora vamos a calmarnos y me vas a contar lo del chico ese que conociste hace unos meses

La cara de mi amiga era un poema. Dejó unos pantalones sobre la cama, se sentó a mi lado y me agarró las manos con fuerza.

-Vaya ¿me vas a confesar que eres lesbiana?-dije nerviosa por la reacción de Isabel

-Sandra, quiero contarte una cosa pero por favor no lo tomes a mal ¿vale?

-Me estás asustando Isabel

Mi amiga no era de esas que se toman la molestia de pedir las cosas por favor y de buenas maneras.

-Por favor prométeme que vas a dejar que termine de contártelo todo y no te vas a enfadar conmigo

-No sé qué decir, me estás asustando

-Me lo tomaré como un sí…mira Sandra ese chico con el que estuve liada unos meses…verás…ese chico es tu hermano Alex

-¡¡¿¿Qué!!??

-Por favor Sandra…no sé cómo surgió, déjame contarte los detalle pero por favor no te lo tomes a mal

-Alex y tu… ¿pero cómo?

-Mira, fue un día que coincidimos en una discoteca, ya sabes, tu hermano no es mucho de ir a esos lugares y cuando lo vi estaba más perdido que un pulpo en el garaje. A mí la verdad es que me sorprendió verlo por allí, y me separé un poco de mis amigas para hablar con él. Lo cierto es que a pesar de que te conozco desde los seis años y he ido miles de veces a tu casa no había intercambiado con él muchas palabras

-¿Y por eso decidiste follártelo no?-dije enfadada y un tanto celosa

-Déjame terminar por favor. Fue curioso porque estuvimos hablando sin parar y cuando nos quisimos dar cuenta la discoteca ya estaba cerrando. Fue como si no hubiera pasado el tiempo, conectamos a la primera.

-¿Y por eso decidiste llevártelo a casa y follártelo no? ¿O fue en la mía? ¿Usasteis mi cama ya que yo no estaba? Mira, ahórrame los detalles

-Pues no Sandra, te sorprenderá saber que esa noche no follamos, ni la siguiente vez que quedamos, ni la siguiente tampoco. Te sorprenderá eso de mi tu que me conoces y que sabes que no dejo pasar una oportunidad como esa nunca. Pero verás, tu hermano es tan diferente, tiene un encanto especial, no sé cómo explicarlo.

Sentí una punzada de celos al recordar todos los detalles que me había contado Isabel por Skype sobre ese fabuloso amante que tenía y que ahora resultaba ser mi hermano.

Se formó un silencio durante unos segundos.

-¿Me perdonas?

-Claro que sí Isabel, perdona he sido una gilipollas, ya sabes, los hermanos pequeños no follan, ¿no? Sólo dime una cosa, ¿por qué acabasteis?

-En el fondo los dos sabíamos que lo nuestra tenía que ser algo breve, somos dos personas muy distinas

-¿Pero no le harías daño no? Por que sabes que por mi hermano ma-to-dije provocando las carcajadas de mi amiga

-Perdona por mi reacción de antes. Me he sentido con derecho a interpretar el papel de hermana sobreprotectora sin darme cuenta que mi hermano tiene 20 años y ya es mayorcito para hacer las cosas como quiera.

-Y las hace muy bien créeme-dijo mi amiga sonriendo y dándome un pellizco para picarme

-¡Ah déjame zorra!-dije entre risas mientras agarraba un cojín y se lanzaba

Hicimos las paces y nos dimos un gran abrazo.

Después de arreglarnos salimos a un bar del centro de la ciudad, la música estaba altísima, pero yo ya estaba muy achispada porque había bebido bastante vino durante la cena con mi familia. Estuvimos un buen rato cotilleando sobre otras amigas pero tengo que confesar que la curiosidad me podía y mi nivel de alcohol en sangre me hacía más atrevida.

-¿Entonces me has dicho que no te lo follaste hasta la cuarta cita? Perdóname Isabel pero te has ablandado mucho este año

-Jajaja que zorra eres, pues sí, ya ves, ya te digo que tu hermano no es como los demás chicos, con él me sentía diferente, no sé, por supuesto que quería follármelo, porque, para que vamos a mentir, tu hermanito se ha puesto como un toro, pero nunca me había sentido tan bien y tan a gusto con un tío. La conversación fluía como si nos conociéramos de toda la vida

-Espera un segundo, entonces mi hermano fue el tío que te follaste en tu casa en Semana Santa

-Sí y no

-¿Cómo que sí y no?

-Sí que cuando lo hicimos por primera vez era Semana Santa, no que no fue en mi casa.

Puse cara de póker.

-Isabel ¿quieres decirme que te lo follaste en la mía?

Yo ya iba borracha perdida y ese “follaste” sonó tan alto que algunas personas a nuestro alrededor nos miraron.

-¿Qué querías que hiciera? Mis padres no se habían ido de vacaciones y los tuyos sí.

-Espera, no será el mismo tío que…

Mi amiga levantó la mano y me mostró los cinco dedos.

-¡Hija de puta! ¿Mi hermano fue el famoso tío que te folló cinco veces en una noche?

-Eso es-dijo sonriendo con malicia

-¿El que la tenía…?

Mi amiga hizo un gesto de una polla enorme con las manos.

-El mismo

-Joder con mi hermano el modosito-dije pensando lo equivocada que estaba en pensar que mi hermano era todavía un santo

-No sabes el tesoro que tienes en casa, tu hermano de modosito no tiene nada

-La virgen…

-Virgen no es desde luego, porque vaya manera de…-dijo con una sonrisa maliciosa

-Vale, vale, Isabel, ahórrame los detalles porque además ya los conozco, te encargabas de contármelos cada vez que hablábamos por Skype. Y yo que me pasé los últimos seis meses a palo seco por culpa del hijo puta ese-dije mirando al suelo y refiriéndome a una relación que había tenido durante mi año fuera que había acabado como el rosario de la aurora.

-Pues ahora tienes la oportunidad de redimirte-dijo mirando de reojo a dos chicos que no paraban de observarnos desde hacía un rato

Isabel les hizo un gesto para que se acercaran.

-Isabel, para, no estoy para…

-Shhh, ¿por qué no quieres disfrutar un poco?

Los dos chicos se acercaron a nosotros y se presentaron, pero la verdad es que lo que me había contado mi amiga me había dejado en fuera de juego.

Cogí mis cosas y me marché con la excusa de que mañana tendríamos que madrugar para tomar el barco. Cuando me fui Isabel ya estaba besándose con uno de los chicos…

Llegué a casa con la cabeza como un bombo, demasiadas emociones para llevar tan solo unas horas aquí. Cuando estaba metiéndome en mi cuarto pude ver que salía algo de luz por debajo de la puerta de la habitación de enfrente, la de mi hermano. Un poco envalentonada por el alcohol que llevaba encima llamé a la puerta.

-¿Sí?

-Soy yo, ¿puedo entrar?

-Entra

Abrí la puerta, mi hermano estaba en la cama leyendo algo y yo me senté al borde del colchón.

-¿Dónde has estado?

-He estado con Isabel

Bastó nombrar a mi amigo para que mi hermano se pusiera nervioso.

-Ah…sí, Isabel, ¿qué tal le va?

Unos segundos de silencio hicieron que la cara de mi hermano se pusiera completamente roja.

-¿Te lo ha contado no?

Me limité a sonreír.

-Sandra, verás, disculpa pero fue algo que surgió y pensé que no sería bueno contártelo sabiendo que estabas tan lejos, no lo ibas a entender

-No te preocupes enano ya me ha dicho que lo vuestro acabó hace ya un tiempo, ¿quieres que te ayude a hacer el equipaje?-dije mirando la maleta llena de ropa mal doblada y amontonada que había al lado de la cama

-No gracias ya me arreglo yo

-Muy bien me voy a dormir

Cerré la puerta y le dejé solo con sus pensamientos, seguro que no le había hecho mucha gracia que me enterara de la historia pero ¿qué esperaba? Isabel era mi mejor amiga desde la infancia.

Por supuesto mi curiosidad no acabó ahí, mientras me quitaba la ropa para acostarme me acordé de una cosa, ¿acaso no se quedaban grabadas las conversaciones en el chat de Gmail?

Rápidamente encendí mi ordenador ávida de curiosidad, entré en mi correo, ¿Isabel me había dicho que follaron por primera vez en Semana Santa no? Fui retrocediendo hasta llegar al mes de marzo, después de unas conversaciones intranscendentes di con lo que buscaba.

-Bingo

[16:24:51] Isabel: te tengo que contar

[16:24:57] Sandra: miedo me das

[16:25:00] Isabel: ayer eché el mejor polvo de mi vida, mejor dicho, los 5 mejores polvos de mi vida

[16:25:06] Sandra: cómo??????? Con quién? Cuenta cuenta

[16:25:15] Isabel: con un tío que conocí en una discoteca, fuimos a mi casa y follamos como locos durante toda la noche

[16:25:30] Sandra: no jodas!!

[16:25:38] Isabel: buf, follaba de miedo, y tenía un cuerpazo…

[16:26:05] Sandra: ¿y cómo la tenía?

[16:26:20] Isabel: esa es otra, la tenía bastante grande, hoy no puedo ni andar

[16:26:57] Sandra: dios que envidia me das…5 polvos?

[16:27:10] Isabel: Uno detrás de otro, por toda la casa

[16:27:27] Sandra: quien lo pillara

[16:27:45] Isabel: pues sí, hemos quedado para mañana en su casa, porque sus padres están de vacaciones

Fui avanzando y acordándome de conversaciones de otros días donde mi amiga me contaba las proezas sexuales de mi hermano, la verdad es que leyendo algunas cosas de las que me contaba acabé estando un poco excitada, metí mis manos en mis braguitas y comprobé que estaba empapada, cuando me vino a la cabeza la imagen de mi amiga montando a mi hermano una sacudida de excitación recorrió mi cuerpo, ¿en qué estaba pensando? ¡Eran mi hermano y mi mejor amiga joder!

Pero la excitación, los nervios de mi llegada y lo que había leído pudieron con todo, me tumbé en la cama, me bajé las braguitas y comencé a masturbarme lentamente con la mano derecha mientras con la izquierda acariciaba uno de mis pezones. Cuando visualicé una de las escenas que me había contado mi amiga en la que mi hermano se corría en su boca y en su cara, exploté en un gran orgasmo que me dejó desmadejada sobre la cama.

Me levanté confusa y medio desnuda cuando el sol ya entraba por las cortinas de mi habitación, miré el reloj y ya eran las 9, tenía que darme prisa si no queríamos llegar tarde al barco.

Me puso las bragas y la camiseta y salí al baño a ducharme, entré sin llamar y me encontré a mi hermano que se estaba arreglando.

-Vamos hermanita que se nos hace tarde

-Tengo que ducharme-le dije

-Bueno no va a pasar nada porque te quites aquí la ropa conmigo no?-prometo no mirar

-Como quieras

Me desnudé esperando que mi hermano no mirara y me metí en la ducha, joder lo tenía a escasos metros de mí y hacía unas horas que me había masturbado pensando en cómo follaba con mi mejor amiga. En fin, cosas de la borrachera que llevaba encima, quise pensar.

-Voy bajando las maletas ¿vale?-dijo mientras salía y cerraba la puerta

La ducha me vino perfecta para despejarme y cuando salí de casa Alex e Isabel ya estaban en la calle esperándome, reconozco que no me gustó verlos juntos hablando.

-Mierda Alex creo que se me ha olvidado la cámara de fotos encima de mi cama, ¿podrías subir a cogerla verdad?-dije poniendo cara de modosa

-Como estés así durante todo el viaje…- dijo mi hermano mientras subía

Por supuesto la cámara no se me había olvidado pero necesitaba un rato a solas con Isabel para hablar con ella.

-Bueno cuéntame que tal anoche

-Muy bien tía, al final me lo subí a casa

-Jaja sabía que lo harías

Me sentí bastante aliviada al saber que mi amiga no había cambiado nada y que follaba con todo el que se le pusiera delante.

-Mira Sandra si estás preocupada por si Alex y yo nos seguimos viendo…

-Que va tía tranquila, ya sé que es agua pasada, aunque tendrías que haber visto la cara que se le quedó anoche cuando le dije que me lo habías contado jaja

Sandra también se rio bastante.

-Isabel no encuentro la puta cámara

-Ay Alex perdona al final la tenía en el bolso

-Ay hermanita…

Me quedé bastante aliviada al saber que no había nada entre Alex y mi amiga, cogimos un taxi y llegamos al puerto.

6 meses antes

Isabel clavaba las uñas en la espalda de Alex mientras éste la penetraba con fuerza en la cama de sus padres. Cuando ella no pudo más arqueó la espalda y se corrió entre gritos de placer que resonaron por toda la casa.

Alex procedió a sacar su polla del interior de Isabel y soltó varios chorros de semen sobre los pechos y la tripa de su amante.

Agotado, se derrumbó sobre la cama mientras Isabel intentaba recuperarse también del orgasmo que la había dejado desfallecida.

Poco después fue al baño a limpiarse la abundante corrida del hermano de su mejor amiga. Cuando volvió a la cama Alex la esperaba recostado en la cama con los brazos detrás de la cabeza, e Isabel supo que se lo iba a volver a follar a lo largo de la noche. Aquel chico era especial…era increíble como en tan poco espacio de tiempo los dos habían podido abrirse al otro con tanta facilidad, hasta el punto de que Alex le había confesado que estaba enamorado de su hermana desde la adolescencia…Isabel sabía que podía ser el chico perfecto para su amiga, a pesar de ser su propio hermano, y no dudó en “enseñarle” algunas cosas antes del reencuentro entre los dos hermanos.

Agarró la polla de Alex y empezó a pajearla hasta que volvió a ponerse erecta.

-¿Qué haces?-preguntó divertido

-Una regla básica para conquistar a cualquier mujer: celos

Sacó una foto de la polla de Alex y procedió a mandarla por WhatsApp, destinataria: Sandra

El taxi nos dejó en el puerto desde el que divisamos el enorme crucero atracado, subimos por las escalerillas donde nos recibieron los miembros de la tripulación, que recogieron el equipaje y nos mostraron el camino a los camarotes.

Cuando entramos en nuestras habitaciones nos quedamos alucinados, tenían un enorme balcón privado desde el que teníamos una gran vista al mar. El baño era bastante más grande de lo que podríamos haber pensado en un principio. Yo dormiría con Isabel, las camas eran de matrimonio pero ya había dormido con mi amiga en infinidad de ocasiones.

Guardé toda mi ropa en el armario y salí al balcón al mismo tiempo que el crucero empezaba a zarpar y dejaba Barcelona atrás. Mi hermano entró en la nuestra habitación y salió conmigo mientras Isabel intentaba guardar su abundante fondo de armario.

Nos inclinamos y apoyamos nuestros codos en la baranda mientras observábamos la ciudad alejarse en el horizonte. Una suave brisa se levantó y sentí algo de frío. Alex me atrajo hacia él y me recosté sobre su pecho, sentí una sensación de agradable calidez al verme arropada por mi hermano.

-Estoy muy contento de hacer este viaje contigo, quiero que nos pongamos al día después de este año fuera-me dijo mirándome fijamente

Sentí un escalofrío al sentirme observada por esos preciosos ojos verdes, ¿qué estaba pasando? Me sentí con un gran sentimiento de culpabilidad recordando cómo me había masturbado la noche anterior y dándome cuenta de las reacciones que provocaba mi hermano en mi cuerpo.

Cuando Isabel se puso al día salimos a darnos un paseo por el barco, hay que decir que ella desde el primer momento se puso un bikini rojo que dejaba poco espacio a la imaginación y se pasó la mayor parte del tiempo echando miradas a otros pasajeros de sexo masculino.

Lo cierto es que el barco era una auténtica ciudad flotante, tenía varias piscinas, tres jacuzzis, spa, tiendas y hasta un pequeño casino. Había bastantes familias, pero también bastantes grupos de amigos de nuestra edad.

-Sandra ¿qué te parece si nos compramos unos bikinis? No es por nada pero he visto alguno de los que llevabas en la maleta y parece que se los has robado a tu abuela

-Bueno, si quieres, pero no sé si a Alex le va a hacer mucha gracia

-No os preocupéis, os acompaño

-Así nos ayudas a escoger

-No puedo decir que sea un gran sacrificio ver a chicas en bikini-dijo riéndose

Estuvimos un buen rato escogiendo bikinis pero yo no acababa de decidirme, hasta que Isabel vino con uno de color marfil precioso.

-Tienes que ponerte esto, te va a quedar de maravilla

-Pero Sandra, he visto a bailarinas de striptease más recatadas

-Pero que dices, anda, y encima está soltera, ¿no has visto la cantidad de chicos de nuestra edad que andan suelos por el barco? Si te ven con los bañadores que has traído van  a pensarse que eres su madre.

Un poco a regañadientes me metí en el probador y me quité la camiseta, observé que mis pezones se hallaban totalmente erectos ¿me excitaba el hecho de ponerme un bikini delante de mi hermano? No es por nada pero puedo presumir de unos pechos grandes y bien puestos, y el bikini me quedaba de maravilla, aunque eso sí, dejaba poco a la imaginación como había dicho Sandra.

-La prueba del algodón será cuando nos vea tu hermano

Fuimos a la piscina y tengo que reconocer que nos llevamos más de una mirada cuando nos quedamos en bikini, tanto de chicos de nuestra edad como de padres que nos miraban de reojo intentando disimular delante de sus mujeres.

Poco después llegó Alex y la verdad es que cuando se quitó la camiseta y se quedó solo en bañador y sandalias estuve tentada en llamarle tío bueno pues cada músculo de su cuerpo estaba marcado y cincelado, desde los bíceps hasta los pectorales pasando por los muslos. Lo peor es que él también se llevó unas cuantas miradas, esta vez femeninas, lo que me dio algo de envidia. Se tiró de cabeza a la piscina.

-Te has quedado anonadada amiguita-me dijo Sandra con una sonrisa maliciosa sacándome de mi impresión

-¿Pero qué dices? Anda, anda, déjame en paz

-No hay nada malo en fijarse en un tío bueno, aunque sea tu hermano-dijo guiñándome un ojo

Eso sí, Alex tampoco se cortó un pelo y le  pillé varias veces mirándome, algo que no me desagradó desde luego.

Esa tarde la pasamos en el primer destino de nuestro crucero, Malta. El día fue genial, paseamos por la isla y por la capital, comimos juntos en un restaurante y mi hermano no consintió que pagara nada, fue maravilloso recuperar el tiempo perdido con él ¡me sentía tan bien a su lado! Y la verdad tengo que reconocer que la actitud de mi amiga Sandra fue en todo momento correcta, no dando lugar a ninguna sospecha sobre una posible relación con mi hermano que era lo que me temía y que en lo más profundo de mí hubiera odiado. Hubo risas, bromas, recuerdos de nuestras peleas de pequeños etc.

Llegó la noche y tuvimos que volver al barco, por el camino Alex me tomó la mano un par de veces sonriéndome y provocando un agradable escalofrío que deseaba que no terminara nunca, ¿qué reacciones provocaba mi propio hermano en mi cuerpo?

Nos separamos en la puerta de los camarotes y quedamos para ir a cenar una hora después.

Me quité la camiseta para estar más cómoda y me tumbé en la cama.

-A ver si se te quita la sonrisita boba que tienes en la cara

-¿Qué dices?

-Digo que te has pasado toda la tarde con una sonrisa entre embelesada y tontorrona toda la tarde

-¿En serio?

-Te diré, bueno, tú y tu hermano, que la verdad es que parecíais una pareja de enamorados

Sandra debió de darse cuenta de que había dicho algo fuerte incluso para ella e intentó recular.

-Quiero decir, no en sentido literal, es decir, que se veía que hacía mucho tiempo que no os veíais y queríais recuperar el tiempo perdido.

Me quedé callada unos segundos, solo escuchaba los fuertes latidos de mi corazón que se había disparado al escuchar a mi amiga decir que parecíamos novios.

No pude soportar la mirada de mi amiga y la desvié, preocupada de que pudiera darse cuenta de las reacciones de mi cuerpo.

-Shhhh, tranquila, dijo acariciándome la mejilla con su mano

-Sandra no sé qué me pasa, creo que…-no pude terminar la frase porque rompí a llorar.

Mi amiga me abrazó fuerte mientras yo lloraba y lloraba.

-Tranquila amiga, tranquila

Pero yo no podía parar de sollozar ¿a quién quería engañar? me estaba enamorando de mi propio hermano.

Sandra me agarró las manos y me miró fijamente a los ojos hasta que dejé de llorar.

-No hay nada malo, Isabel, nada malo, ¿me escuchas?-dijo sosteniéndome el mentón mientras me obligaba a mirarla

-Pero…

-¿Qué pasa? Te gusta, es lógico, y es lo importante, lo demás da igual

Ahora fui yo la que sentí la necesidad de abrazarla fuerte, menos mal que tenía una amiga en la que poder confiar y contarle estas cosas.

-Eso sí, como me volváis a dejar de sujeta velas como hoy…

Esto me provocó una carcajada que me hizo abrazarla con más fuerza todavía.

-Pero en fin, no os preocupéis que esta noche me buscaré algo para mí y para dejaros a vosotros en paz.

-Esa es mi Isabel

-Joder, se nos ha hecho tarde, en 10 minutos hemos quedado con él

La verdad es que la situación con mi amiga había sido una especie de catarsis, pero eso no cambiaba la realidad ni la hacía más fácil: estaba enamorada de mi propio hermano, ni más ni menos.

Cuando fuimos a cenar me comporté de una manera bastante torpe, para que negarlo. Tenía miedo de que cualquier gesto, cualquier malentendido, le desvelara algo a mi hermano, y Sandra captó mi nerviosismo a la primera, mirándome y agarrándome la mano para intentar tranquilizarme.

Una gran sensación de ansiedad se apoderaba de mi cuerpo por momentos, saber que lo tenía ahí, a escasos centímetros de mí, y que lo nuestro era imposible… ¿podría llegar a vivir así el resto de mi vida?

Nos acomodamos en la mesa los tres, justo cuando empezaban a servir la cena se sentaron en las dos sillas que quedaban libres una pareja de nuestra edad, se presentaron como Eva y Luis, curiosamente de Barcelona como nosotros, eran bastante simpáticos y por suerte lograron hacer que se me pasara la tensión de estar tan cerca de mi hermano. No aclararon muy bien porque viajaban juntos o si eran pareja, a veces se cogían de las manos durante un breve periodo de tiempo pero enseguida lo dejaban.

Después de los postres nos propusieron ir a tomar algo a la discoteca del barco

-Dos amigos que hicieron este mismo viaje nos dijeron que estaba bastante bien y se podía conocer a gente de nuestra edad-dijo Luis

-Yo estoy un poco cansada-dije, pero tampoco estaba para mucha fiesta después del día que había pasado.

-No aceptamos un no por respuesta hermanita-dijo mi hermano agarrándome del brazo y provocando que el vello de todo mi cuerpo se erizara

-No seas muermo Sandra

Entramos en la discoteca que quedaba en la proa del barco, era enorme y efectivamente estaba llena de gente de nuestra edad, un alivio ya que en general se veía a más familias que gente joven.

Nos sentamos en un sofá y pedimos las bebidas, la verdad es que en la cena habían servido vino y ya estábamos un tanto bebidos.

No pude dejar de observar que Eva no paraba de mirar a mi hermano, cosa que me puso bastante nerviosa, ¿a que jugaba exactamente esa chica con su novio al lado?

Por suerte Sandra también se dio cuenta de la situación y se interpuso entre los dos, yo ya estaba malhumorada por la situación, a lo largo de la noche la tensión entre Sandra y Luis era total, bailaron juntos y acabaron dándose algún pico, yo estaba alucinando, ¿pero no estaba su novia allí al lado? A ella parecía darle igual, los miraba a veces pero luego se volvía a hablar con nosotros, yo no me apartaba de mi hermano por si esa lagarta intentaba hacer algo con él.

Por suerte a los 10 minutos vinieron Sandra y Luis de la mano, mi amiga iba completamente borracha, y para sorpresa mía y de mi hermano, se fueron los tres a su habitación.

Alex y yo nos reímos porque desde luego nuestra amiga no cambiaba nunca, aunque también sentí una punzada de celos al pensar que esa chica había querido ligarse a mi hermano o al pensar que él también podría haber hecho un trío cuando salió con mi amiga.

Salimos de la discoteca y nos dirigimos hacia nuestros camarotes, eran las cuatro de la madrugada y una fresca y agradable brisa recorría el barco. Mi hermano puso su fuerte brazo alrededor de mis hombros para darme calor y de nuevo esa sensación de bienestar se apoderó de mi cuerpo ¿cómo lo hacía?

Cuando llegamos a nuestro camarote nos apoyamos sobre la baranda y contemplamos el amanecer. Casi sin darme cuenta noté la mano de mi hermano sobre la mía, lo miré y esos preciosos ojos verdes casi me hacen perder la razón, en ese momento estuve tentada de abrazarle, de besarle, decirle todo lo que sentía por él y, por qué no decirlo, que me hiciera suya.

Creo que él sintió algo de eso también, y durante un segundo quién sabe si los dos deseamos hacerlo, pero el maldito sentido común imperó.

-Bueno, creo que estamos los dos un poco cansados y nos merecemos un descanso-dije mientras me acercaba a la puerta de mi camarote.

-He pasado un día maravilloso contigo Sandra…

Me sonrojé y me metí en el cuarto rápidamente. Cerré la puerta, apoyé mi espalda contra ella y cerré los ojos ¿qué habíamos estado a punto de hacer? Dios mío es mi hermano, ¿en qué estaba pensando?

Desesperada y ansiosa, me tumbé en la cama a llorar mis penas hasta que me quedé dormida.

Los rayos de sol entraban de lleno en la habitación cuando me desperté. La cabeza me daba vueltas, seguramente de la resaca, como pude me incorporé y noté un bulto a mi lado, me sorprendí al ver a Sandra tumbada a mi lado, profundamente dormida. No se había quitado la ropa, ni los zapatos. Fui al baño a darme una ducha rápida, cuando volví me tumbé en la cama y me envolvió una suave modorra.

Así estaba cuando mi teléfono vibró, lo cogí y tenía un Whatsapp de mi hermano.

“Buenos días hermanita, en 1 hora llegamos a Catania, ¿estáis listas?”

Tener noticias de mi hermano me hizo esbozar una gran sonrisa y mi cuerpo se llenó de alegría. Temía que después de lo ayer por la noche estuviera avergonzado.

“Yo sí, pero Sandra está aquí durmiendo la mona” tecleé en el móvil.

“Ok, yo voy a ducharme, si quieres vente a mi camarote y le dejamos dormir la mona” respondió.

Cerré la puerta de mi camarote con cuidado y entré al de mi hermano, se escuchaba el ruido de la ducha al otro lado de la puerta del baño. Estuve un rato leyendo la guía y algunos folletos hasta que la puerta se abrió y salió una gran cantidad de vaho.

-¿Estás aquí?

-Sí, estoy aquí leyendo la guía-contesté feliz de que no hubiera ninguna situación violenta después de lo de la noche anterior.

-Ok, voy a afeitarme y ya salgo

Seguí leyendo la guía y al ir a coger un folleto observé como el vaho se había disipado y vi a mi hermano afeitándose frente al espejo. Él no podía verme pero me sorprendí observando su cuerpo de espaldas, completamente desnudo. Mi corazón se aceleró observando su fuerte y ancha espalda, con unos dorsales muy marcados, pero lo mejor era su culo, durísimo y cuadrado.

Me quedé embobada mirándole mientras me mordía el labio de pura excitación, al final volví a mi y rompí el contacto, temerosa de que me descubriera. Unos segundos después, cuando hubo acabado de afeitarse, salió del baño ya vestido. Ante mí quedó  la musculosa tableta del abdomen, apreciable bajo la ceñida camiseta.

-Ya estoy listo, ¿nos vamos?-dijo cogiéndome del hombro

Cogimos la guía y salimos del barco, estuvimos toda la mañana recorriendo Catania, caminamos bastante pero se me pasó rapidísimo, a pesar de haber estado tanto tiempo separados mi hermano y yo nos compenetrábamos totalmente, anduvimos todo el rato cogidos de la mano. Alex a veces me miraba y sonreía, y mi cuerpo temblaba cuando notaba sus ojazos verdes fijos en mí.

Paramos a comer en un restaurante espectacular con vistas a la ciudad y al puerto, el dueño del restaurante era un señor mayor muy simpático al que mi hermano se ganó hablando algunas frases en el italiano que chapurreaba.

-Por favor déjenles acompañarles a nuestra mejor mesa

Era una mesa espectacular, con vistas a la ciudad y a la bahía.

-Solo se la reservamos a las parejas jóvenes como ustedes, ¿díganme cuanto tiempo llevan juntos?

Estaba a punto de decirle que no éramos pareja pero mi hermano habló antes.

-Pues solo cuatro días-dijo mientras me agarraba la mano

-Increíble, de todas formas se les ve bastante enamorados-dijo mientras nos daba la carta antes de retirarse

-¿Le has dicho que éramos pareja?-dije entre ansiosa y perpleja

Mi hermano sonrió pícaramente.

-¿Y qué más da?, ¿te molesta? A mí no-dijo mirándome

Aquello era una tortura.

Comimos entre risas y confesiones recordando nuestra infancia juntos en casa, ¡él se acordaba casi de más detalles relacionados conmigo que yo misma!

Volvimos al barco con la ciudad a oscuras, de la mano, tenía miedo de que todo lo que había pasado durante la cena hubiera pasado, que el maldito sentido común se interpusiera de nuevo entre los dos.

Casi de repente, llegamos a una pequeña colina sobre el puerto, que estaba lleno a rebosar de gente, aunque a nuestro alrededor no había nadie, nos quedamos observando la belleza del lugar, cuando comenzaron a lanzar fuegos artificiales que iluminaron toda la bahía, miré a mi hermano y pude ver su rostro iluminado…apreté su mano con fuerza y él se giró, quedando los dos frente a frente.

Supe que había llegado el momento. Sus manos sujetaron mis brazos y me atrajo hacia él, durante unos segundos que me parecieron años nuestros rostros se aproximaron hasta que mis labios tocaron los suyos y nos besamos suavemente durante unos segundos.

Al separarse nos  miramos  a  los ojos y sentimos el deseo, la necesidad de volver a hacerlo. Esta vez su lengua se abrió paso en mi boca y nuestros cuerpos se abrazaron.

Nos besamos con ardor y pasión, habíamos desatado un deseo oculto durante demasiado tiempo.

-Te quiero, te deseo-gemí entre beso y beso

-No sabes cuánto tiempo llevaba deseando escuchar eso

Me agarró de la mano y fuimos hasta el crucero, besándonos en cada esquina, había miles de personas en las calles de la ciudad festejando, pero para nosotros eran invisibles.

Subimos al barco y nos besamos apasionadamente, con la ciudad de fondo.

-Hazme tuya-le susurré al oído

Mi hermano me acarició la mejilla con dulzura y nos miramos sabiendo las consecuencias de lo que había dicho.

Entramos en su cuarto y nos besamos de una forma más apasionada todavía ahora que no había personas viéndonos, notaba mi entrepierna totalmente mojada de la excitación.

Mi hermano me quitó los dos tirantes del vestido, quedando en ropa interior frente a él, que se separó para observarme, embelesado. Le empujé contra la pared y le quité el cinturón con una mirada pícara, a continuación ataqué su pantalón, el cual cayó rápidamente. Cuando deslicé su ropa interior hasta sus tobillos quedó ante mis ojos una polla larga y ancha, surcada de venas, que a esas alturas estaba completamente dura. Isabel no se había equivocado, era muy grande.

Agarré su culo y la atraje hacia mí, hasta que encajó en mi boca, provocando un gemido de mi hermano. Mientras masajeaba sus grandes testículos comencé a chuparla con ansia. Él me agarraba de la cabeza de la cabeza y seguía el ritmo de la mamada. Bajé hasta sus testículos, lamiéndolos y metiéndomelos en la boca con delicadeza, cuando mi lengua empezó a juguetear con su glande me tuvo que apartar, exasperado, pues estaba a punto de explotar.

Se arrancó el resto de la ropa hasta quedar desnudo delante de mí. Admiré su atlética figura y lo abracé mientras nos besábamos de nuevo, mis manos recorrieron su cuerpo desde sus duros pectorales a sus abdominales pasando por su ancha espalda.

Él tampoco se quedó quieto y me quitó las bragas y el sujetador, bajó hasta mis pechos besando y mordisqueándome los pezones. Pasó su mano por mis muslos y me la dio a probar, estaba llena de mis flujos, de mi calor. Los dos estábamos a mil y sabíamos lo que iba a pasar a continuación.

Mi hermano me fue llevando poco a poco mientras nos besábamos hasta la cama. Me empujó sobre ella mientras él se quedaba de pie, me abrí de piernas lentamente, enseñándole el camino a su polla que estaba como un misil.

Se situó sobre mi y me besó suave, agarró su polla con la mano derecha y la llevó hasta mi clítoris, frotándola con él y arrancándome el primero de los gemidos de esa noche. Estaba excitadísima y sabía que no iba a tardar en correrme, pero quería hacerlo con él dentro de mí.

-Hazme el amor –susurré

Sentí su cuerpo sobre el mío, lo abracé y entonces lo noté. Poco a poco su polla fue introduciendo dentro de mi ayudada por mi lubricación hasta dejarme casi sin aire, sentí como su cuerpo hacía tope con la entrada de mi vagina, me sentía llena como nunca. Con mi hermano dentro de mí nos besamos tiernamente, disfrutando del tan ansiado momento.

Poco a poco empezó a moverse dentro en mi interior, al principio despacio y después más rápido, estaba en el paraíso, nunca había sentido una sensación tan placentera. El cuerpo de mi hermano se movía al ritmo de las penetraciones, yo llevé mis manos a su durísimo culo y lo empujé para sentir su virilidad lo más profundo de mí posible, comencé a gemir de forma descontrolada al mismo tiempo que el ritmo de las penetraciones de mi hermano se hacía más duro y rápido, estaba en el cielo y sabía que no iba a tardar en acontecer, poco a poco el calor que nacía de mi entrepierna se extendía por todo mi cuerpo y exploté, exploté en un maravilloso orgasmo que me hizo arquear la espalda de placer y gritar como una loca.

-¡Síiiii!-grité como una posesa mientras me corría

El orgasmo que tuve me rompió por dentro y durante unos segundos no sabía ni donde estaba, cuando volví en mi Alex me miraba divertido.

Todavía con su polla dentro nos acariciamos y nos besamos tiernamente mientras me recuperaba del ataque.

-Perdona, no quería correrme tan rápido

-No te preocupes

-¿Va a ser siempre así? –le pregunté mientras apartaba un mechón de su frente

-Mejor

Poco a poco noté como su polla empezaba a moverse dentro de mí de nuevo  y una oleada de excitación comenzó a inundar mi cuerpo.

-Quiero que me folles –le dije mirándole fijamente a los ojos

-No lo dudes ni un segundo-respondió mi hermano mientras colocaba sus piernas en mis hombros y sus estocadas se hacían más y más fuertes

El ritmo de la penetración se hizo enloquecido, mi hermano entraba y salía de mí sin darme tregua, nuevamente sentí la cercanía del orgasmo pero intenté retrasarlo para que coincidiera con el de mi hermano.

-¡Dame más fuerte!

-Te gusta cómo te folla tu hermanito eh?

Notaba su polla entrando hasta lo más profundo y sus huevos chocando contra mi entrada, la sensación era increíble y más saber que la iba a tener para siempre, pues no tenía dudas de que lo mío con Alex era para siempre.

-Hermanita me voy a correr

-Yo también estoy casi a punto, no aguanto más

Perdimos toda noción del tiempo, nos besamos con furia y ardor, de nuevo sentí aquella sensación, exploté en otro increíble orgasmo al mismo tiempo que mi hermano, gritando, se corría en lo más profundo de mí, noté su polla explotando y oleadas y oleadas de su semen quemándome por dentro.

Con mi cabeza apoyada en su pecho y nuestros cuerpos desnudos entrelazados, mi hermano y yo disfrutábamos del maravilloso incesto que acabábamos de cometer. Nos dedicábamos caricias y más caricias, totalmente embelesados por el momento de place que acabábamos de vivir. Por mis muslos y por las sábanas notaba deslizarse parte de su abundante semen como prueba de nuestra locura.

-¿Y ahora?-le pregunté

-Ahora estamos solos nosotros dos…

-Nadie puede saber de esto, tendremos que mantenerlo en secreto

-Pero por lo menos nos tenemos el uno al otro-dijo mi hermano, recostándose para besarme tiernamente en los labios

Esa noche hicimos el amor hasta la extenuación. Una, dos, tres veces…perdimos la cuenta. Así quedó sellado nuestro amor para siempre. El sexo con mi hermano se convirtió en una adicción de la que no quería curarme. Durante el viaje nos comportamos como una pareja más a los ojos de la gente, con la complicidad de mi amiga Isabel, pero los dos sabíamos cuando acabaron esos días de pasión y frenesí la realidad iba a ser bien distinta y tendríamos que hacer sacrificios.

Ahora vivimos en otra ciudad. Mis padres ni se imaginan lo que pasa entre nosotros. Seis meses después, y con el fruto de esos días creciendo en mi vientre, puedo decir que no me arrepiento de nada.