El Reencuentro con Brenda
El tiempo no pasa en valde y cuando la volví a ver me desperto los mas bajos instintos.
El Reencuentro con Brenda
Por Georgina del Carmen
Había estado ausente del seno familiar por cinco años en los que estuve, aprovechando una beca escolar que obtuve, estudiando en un prestigioso colegio en el vecino país del norte. Al regresar a casa parecía que nada había cambiado, excepto mi hermanita Brenda, cuando me fui ella era una niña de escasos 12 años y ahora era toda una señorita de 18 años, muy desarrollada con una excelente figura y un rostro agradable sin llegar a ser hermosa.
Como todas las chicas de su edad gustaba de lucir a la moda en breves atuendos y ajustados pantalones a la cadera que evidenciaban la parte superior de sus minúsculas pantaletas, Brenda nunca me había llamado la atención ya que la consideraba una niña sin ningún atractivo, pero había cambiado considerablemente y ahora difícilmente podía quitarle los ojos de encima explorando cada parte de su atractivo cuerpo.
Por su parte ella daba muestras de que yo no le era indiferente y se comportaba sumamente amable conmigo, se podría decir que más que amable complaciente, al menor motivo me colmaba de besos, abrazos y cariños prefiriendo mi compañía a la de sus amistades cotidianas, lo que me halagaba y en cierta forma disfrutaba admirando su escultural cuerpo.
Brenda estaba plenamente consiente de la atracción que su figura ejercía en mí y se daba a la tarea de complacerme permitiendo, generosamente, que pudiera admirar su físico, para lo que se ponía las minifaldas y vestiditos mas cortos que tenía solo para mostrarme sus encantadoras piernas y "algo mas", así como sentarse en mis piernas provocando la erección de mi miembro viril que sin duda advertía bajo sus espléndidas nalgas.
Durante algunas semanas sus coqueteos y actitudes provocadoras se fueron acentuando con mi plena complacencia y correspondencia, yo también le besaba el rostro sin motivo justificado y pasaba mis manos por su cuerpo sin tocar aun sus "partes intimas" y sin el menor decoro me acomodaba la verga erecta para que ella se sentara sobre mi falo haciéndoselo sentir contra sus suculentas nalgas, ella lo aceptaba igualmente sin pudor alguno y buscaba que mi pene quedara justo entre la separación de sus glúteos.
Una mañana en la que mis padres se habían ido de casa a temprana hora y solo estabamos Brenda y yo, ella salió de su recamara solo en una diminutas pantaletas tipo tanga y sobre una sandalias destalonadas, simuló hacerse la sorprendida de encontrarme ahí, pero no intentó siquiera cubrir su excepcional cuerpo, por toda explicación me dijo que cuando estaba a solas le gustaba andar "ligera de ropa", mi morbosa mirada recorría el cuerpo de mi hermana de pies a cabeza ante la complacencia de ella que lejos de apenarse adoptaba poses provocativas realzando su bien formado cuerpo, muy lentamente Brenda regresó a su recamara siendo acompañada por mi lujuriosa mirada mientras instintivamente me acariciaba mi endurecido órgano viril.
Durante todo el día la imagen de mi hermana prácticamente desnuda no se apartaba de mi mente y constantemente la verga se me paraba, excitándome sobre manera la descarada forma en que ella se me había exhibido, como si fuera una clara invitación a tener sexo incestuoso.
Llegó la noche y con ella mis deseos sexuales se incrementaron, al igual que los excitantes recuerdos del sabroso cuerpo de mi hermanita, no podía reprimir el deseo de volver a verla encueradita y rondaba su recamara para ver si de casualidad podía verla nuevamente. Como ello no pasaba me armé de valor y decidí entrar a su recamara sin llamar a la puerta, giré lentamente la perilla y silenciosamente abrí un poco la puerta, ahí podía ver a Brenda sentada ante la computadora totalmente abstraída en el monitor viendo algo que llamaba poderosamente su atención y de vez en vez hacía uso del teclado.
Cuando estaba punto de entrar, Brenda empezó a acariciarse febrilmente los senos por encima de la blusa, luego sus manos pasaron a sus excelentes muslos que la corta minifalda dejaba totalmente al descubierto, su mano entraba por su entrepierna seguramente hasta su vulva separando totalmente sus piernas, era evidente que estaba en un estado de excitación supremo, enseguida se quitó la blusa dejando a la vista sus excelentes chichitas, no llevaba sostén, masajeándolas con una mano mientras con la otra continuaba frotándose la vulva.
Yo permanecía inmóvil disfrutando el "espectáculo" que me daba mi hermana aun sin darse cuenta de mi presencia, es por demás decir que tenia la verga tan parada que sentía que me reventada, se levantó la faldita hasta la cintura y subiendo una pierna al escritorio se dedeaba abiertamente la vagina haciendo a un lado sus minúsculas pantaletas.
No pude resistir más y entre sin pensar en la reacción que pudiera tener mi hermana al verse descubierta por mí cuando se masturbaba, me paré frente a ella extasiado mirando su cuerpo en pleno éxtasis, cuando Brenda advirtió mí presencia se asustó en primera instancia, no sé que habrá pensado, pero ella me rogaba que no fuera a decir nada, seguro se refería a nuestros padres, que guardara el secreto y ella sería capaz de hacer cualquier cosa que yo le pidiera.
También me sorprendió su actitud, quedé paralizado y enmudecido por unos instantes, en tanto ella bajándose al piso quedó arrodillada frente a mí y llevó una de sus manos al bulto que hacia mi erección bajo mi ropa frotándola y diciéndome que era capaz de todo si no decía nada de lo que había visto, sin darme tiempo a reaccionar bajó el cierre de la bragueta sacándome la verga y besuqueándomela. Cuando reaccioné ya era un acto consumado, me la estaba chupando y yo entregado al placer que me proporcionaba, solo la tomé por la nuca dejando que me la mamara mientras me acariciaba los güevos.
No había nada que aclarar o comentar, solo dimos rienda suelta a nuestros candentes instintos. Antes de que fuera a eyacular a destiempo le incorporé haciéndola empinarse sobre el sillón, su falda continuaba en su cintura, le quité las sensuales pantaletas y me dediqué a darme un verdadero banquete con sus estupendas nalgas, las que besaba, lamía y chupaba, pronto mi rostro estaba entre sus glúteos haciéndole los honores a su culito divino y pasando repetidamente mi lengua por su hendidura sexual en tanto que con el dedo medio le frotaba su hinchado clítoris, Brenda solo jadeaba presa de la lascivia y movía su cadera indicándome con ello el placer que le estaba proporcionando.
Ella misma giró para quedar de frente a mí y separando completamente sus piernas me mostraba su vulva en todo su esplendor, era imposible dejar de mamarle su exquisitez sexual tragando los fluidos vaginales que no cesaban de brotar de su hermosa raja sexual, Brenda estaba tan cachonda que sin decir nada empezó a venirse en mi boca en estridente orgasmo tomándome por la cabeza para que no dejara de mamarle su apetitosa panocha en tanto pasaban las contracciones que le daban el máximo placer.
Creí que después del orgasmo mi hermanita se calmaría un poco, pero me sorprendió cuando me dijo con desesperada voz
- Cógeme, quiero sentir el placer de tu verga dentro de mi sexo -. Me puse de pie despojándome velozmente de mi vestimenta, enseguida enfilé mi verga a la hendidura sexual de mi hermana quien separaba sus labios vaginales con los dedos de una mano y con la otra se masajeaba los senos, pronto mi glande traspuso su apretada vagina y lentamente fue devorando el tronco de mi falo hasta desaparecer entre su húmeda raja, solo mis testículos quedaban fuera, Brenda ondulaba su cuerpo al compás del vaivén de mi tranca en su sexo, como toda una experta.
Pasó sus brazos por mi cuello y sus piernas por mi cintura como queriendo fundir nuestros cuerpos en uno solo, al oído me decía frases cachondas con las que ensalzaba los placeres que estaba recibiendo y suplicante me decía que no dejara de cogérmela, que disfrutara de su cuerpo tanto como ella estaba gozando de mi verga.
Después de varios minutos a solicitud de ella cambiamos de pose, para lo que Brenda dándome la espalda se empinó recargándose en el escritorio ofreciéndome sus nalgonas, antes de volverla a envergar me dio antojo de volver a besarle en culo, lo que hice por largo rato ante sus excitantes frases con las que me animaba a seguir chupándole su hermoso conducto excretor, cuando ya me dolía la lengua de pasarla por su divino agujerito me incorporé y nuevamente enfilé mi macana al sexo de mi hermana, de un solo golpe le envergué, ahora me asía de sus senos con una mano y con la otra le frotaba el clítoris.
Pocos minutos mas tarde mi candente hermanita ya estaba viniéndose en un nuevo orgasmo que le hacia expresar apagados gritos de placer y repetía incansable que me la siguiera cogiendo, me parecía increíble que mi pequeña hermanita estuviera en total desnudez pidiendo que le siguiera metiendo la verga, los movimientos de mete y saca continuaban así como el movimiento de su cadera.
Sorpresivamente Brenda retiró su cadera de mi verga y pasando una de sus manos por entre sus piernas tomó mi miembro colocándolo en su culito divino y con jadeante voz me decía:
- Métemelo por el culo, quiero tener tu verga dentro de mi colita, cógeme el culo hermanito -.Preso de la lujuria le obedecí, recargué mi glande en su culito ejerciendo cierta presión, los primeros intentos fueron infructuosos, su pequeño agujerito se negaba a abrirse ante mi erección, embarré saliva en mi verga y en su culito, esta vez la cabeza de mi falo empezó a entrar en su ano, lentamente la fui penetrando hasta que la totalidad de mi camote estaba dentro de la colita de Brenda, quien a pesar de decir que le dolía no dejaba de animarme diciéndome lo rico que sentía mi camote en su culo, moviendo la cadera en señal de beneplácito.
El mete y saca de mi verga en su ya distensado ano se generalizó, con una mano le friccionaba las chichitas y con la otra el clítoris.
- Que rico me enculas hermanito -. Repetía Brenda pidiéndome que alargara lo más posible aquella fenomenal cogida. De vez en vez sacaba mi camote de su culo para ver el boquete que se le formaba y escupir dentro para lubricarle y luego de un solo golpe volverla a encular por completo.
Mi cachonda hermanita tuvo algunos orgasmos que manifestaba ruidosamente sin pedir tregua para su hermoso culito. Yo estaba al borde de la eyaculación que no podía detener por más tiempo y así se lo hice saber.
- Vente en mi boca, quiero saborear tu leche -. Me dijo sorpresivamente mi cachonda hermana. Nunca hubiera imaginado lo ardiente que era mi joven hermanita.
Cuando sentí que el esperma estaba a punto de brotar saqué mi camote del culo de Brenda, quien en ágil movimiento se arrodilló ante mí metiéndose la verga en la boca dándole febriles chupetes y acelerando la inevitable eyaculación, el primer chorro fue en el interior de su boca, tal vez sintió que se ahogaba y sacó mi verga de la boca, el resto de mi venida le cayó en el rostro, con deleite siguió besándome el camote hasta que salió la ultima gota de leche.
La lujuria que me había poseído al entrar a su recamara me impidió darme cuenta que, lo que hacia Brenda frente a la computadora era exhibirse desnuda y en actitud cachonda en la cámara web ante un desconocido, como lo hacia cada noche con quien quisiera verla y ahora nos había visto coger entre hermanos. Esto en principio me sorprendió, pero me pareció de lo más cachondo.
A partir de esa noche, disfrutar del cuerpo de Brenda se hizo cotidiano, pero no por ello menos cachondo, cada vez era con variantes más atrevidas, con fotos y videos, y por tanto más excitante, exhibirnos en la web en el coito incestuoso era de cada fin de semana con el primero con quien hiciéramos contacto en la red, procurando que fueran siempre del extranjero, para evitar hacerlo frente a algún conocido, y por supuesto hacerle saber el parentesco y nuestro pecaminoso placer.
Ha pasado casi un año de esa nuestra primera noche y esperamos que continúe durante toda la vida.
Georgina del Carmen
Relato elaborado con los datos proporcionados por Chayanne, amigo de amorfilial, quien manifiesta es verídico y autoriza su redacción y publicación, por lo que lo pongo a su consideración.