El reencuentro
Aunque lo pongo en la categoría de interracial no deja de ser otra de mis infidelidades, en esta ocasión cumpliendo algo que deje por hacer en el norte
Los días se sucedían con normalidad, aunque la relación con mi esposo era bastante buena, en mi cabeza se repetían una y otra vez los últimos acontecimientos vividos, apenas hacía unos meses, me había dejado follar por un camionero y su compañero, a quienes acababa de conocer, después Sebastián y sus amigos me tuvieron a su antojo durante una noche y todo un día, incluso cuando cuidaba a mamá convaleciente me dejé llevar por mis más bajos instintos, y, lo peor de todo, era que cada vez me gustaba más que esto pasara.
Recuerdo la mañana en que comenzó a fraguarse la experiencia elegida en esta ocasión, todo se inició con la llamada telefónica de D. Andrés, él ya me había pagado todo lo que me debía, pero, como aún no había conseguido vender la casa y yo seguía disponiendo de unas llaves de la misma, el hombre me pidió el favor de limpiarla, pero solo cuando fuera a ir a verla algún comprador, yo le pasaría la minuta de mis servicios y él la ingresaría en mi cuenta, a decir verdad aún me encontraba un poco dolida por lo sucedido en Santander, pero el dinero no nos vendría nada mal, así que, lo consulte con mi marido y decidimos aceptar la su oferta.
Según D. Andrés, en el transcurso de la semana, tendría que enseñar la casa a un posible comprador, por eso aprovechando que mi esposo duerme toda la mañana, aproveché para ir a recoger donde mi exjefe, por cómo me encontré la casa, supe que nadie había pasado por allí desde la última vez que lo hice yo, por lo qué, mi trabajo allí se retrasaría más de previsto, después de comer con mi marido, este me acercó a la casa para continuar con mis quehaceres, me acompañó durante un rato y volvió a casa.
Decidí quedarme un rato más y no ir al gimnasio, total bastante había trabajado ya. cuando llegué a casa me encontré a mi cuñado hablando con mi esposo, lo saludé y pregunté por mi hermana que estaba dentro hablando con la niña, ella fue quien me contó la genial idea que habían tenido nuestros maridos. Según parece, la temporada de Lucio – un pez que solo se pesca en invierno - estaba a punto de terminar, por lo que decidieron que mi hija se fuera a ayudar a sus primas con los peques, y los cuatro nos marcharíamos todo el fin de semana a Guadalajara, ellos se hartarían de pesca, y nosotras dos tendríamos todo el finde de relax y descanso.
Como la mañana anterior, después de desayunar con mi amado esposo me acerqué a la casa de D. Andrés, tenía que apretar en mis labores para dejarlo terminado para la visita, después ya tendría tiempo de descansar junto a mi hermana. Llevaba un rato en mis labores cuando sonó mi móvil, supuse que era D. Andrés para indicarme cuando tendría que enseñar la casa al comprador, pero, mi sorpresa fue mayúscula al escuchar la voz de Mamadou al otro lado del teléfono.
El pobre se encontraba solo en Madrid y quería saber si podríamos vernos, en un principio me mostré bastante rehacía y le dije que me sería imposible poder atenderle, el insistió diciéndome que no intentaría nada y que solo quería estar con alguien hasta poder conocer a gente del trabajo, por lo que le di la dirección de mi jefe y quedé en tomar café con él por la tarde.
Volví a comer con mi marido quien me comentó que tenía que ir con mi cuñado a ultimar algo de la casa de Guadalajara, se llevó la ropa para irse directo al trabajo, yo por mi parte le comenté que pasaría toda la tarde donde Andrés para terminar de una vez de limpiarla, de nuevo no iría al gym, para ver si de una vez quedaba todo resuelto, él se preparó, me besó los labios y se marchó, yo me dispuse a salir para donde Andrés, pero antes decidí coger algo de ropa.
Nada más entrar donde mi jefe, me quité en chándal que llevaba y me puse unos leggins negros muy ajustados, para la parte de arriba elegí una camiseta cortada a los hombros de mi hija, que a mí me quedaba bastante justa, además de hacerme un escote bastante generoso, para disimularlo me puse la bata de siempre, eso sí, abroché un par de botones menos.
Apenas habían pasado las cinco de la tarde sonó el timbre, mi corazón comenzó a latir de forma acelerada y una extraña sensación encogió mi estómago, cuando abrí la puerta allí estaba Mamadou, cuando cruzó la puerta pude ver también a Cristian, apenas cruzó la puerta me dijo hola e intentó besarme la mejilla, yo le respondí con un beso en boca que le pilló desprevenido, enseguida reaccionó y respondió a este con su lengua, Cristian aprovechó para pegar su paquete a mi culo y buscar mis tetas por encima de la ropa, sus manos recorrían todo mi cuerpo mientras repetía que sabía él que yo estaba ansiosa de sus pollas.
Mientras Mamadou y yo seguíamos comiéndonos la boca, Cristian aprovecho para desabotonarme la bata, con ella abierta sus manos se encargaron de acariciarme el coño, lo hacía por encima del leggins, pero apretaba de forma, que yo notaba sus dedos, el calor se apoderaba de mi cuerpo y notaba que mi entrepierna comenzaba a dejar escapar mis fluidos, me separé de la boca de Mamadou y poniéndome de rodillas le pedí que sacaran sus pollas.
No llevaban ni cinco minutos en la casa, ni siquiera habían de esta nada más que el pasillo donde nos encontrábamos, y ya tenía sus pollas en mi boca, las lamía, chupaba y restregaba por mis tetas desenado que se pusieran duras como piedras, de vez en cuando ellos las levantaban para que les comiera los huevos, cosa que yo hacía con sumo gusto, cuando las tuvieron bien duras y empapadas de mi saliva, me levanté y sin soltar ninguna de sus pollas me los llevé tirando ellos al salón.
Una vez en el salón tiré a Mamadou sobre el sofá para sentarme sobre su polla y metérmela hasta el fondo, pero Cristian no me iba a dejar tomar la iniciativa, así qué, me agarró de la cintura y empujando mi torso hacía delante colocó mi cabeza a la altura de la polla de su amigo, mientras yo la engullía avariciosa él taladraba mi culo con su gorda estaca y comenzaba un violento mete saca.
Mamadou, alentado por las embestidas de Cristian se animó y cogió mi cabeza apretándola con fuerza contra su vientre, de este modo su enorme polla golpeaba mi campanilla produciéndome arcadas y una abundante salivación, nada que fuera capaz de impedirme disfrutar de aquellas dos barras de carne.
Mientras taladraba mi culo, Cristian no dejaba de sobarme las tetas apretándolas, pellizcando sutilmente los pezones y masajeándolas a su antojo, sus embestidas eran ahora más suaves pero más profundas, me encantaba lo que me hacía y así tuve un increíble orgasmo. La agitación de haberme corrido provocó que aumentara la intensidad de mi boca y a los pocos segundos, esta se inundó con la leche de Mamadou, leche que tragué y degusté con el mayor de los placeres mientras también Cristian llenaba con la suya mi culo.
Durante un rato permanecimos en el sofá tomando aliento después nos levantamos para tomar un refresco y volvimos a sentarnos en el sofá, a mí me dejaron el hueco entre medias de los dos, durante algo más de media hora permanecimos hablando de Sebastián, Kali u demás amigos de estos, los dos me iban explicando cómo estaban las cosas por allí arriba, pero en mi cabeza resonaban otras cosas, sentada como estaba dejé mi vaso en la mesa, abriendo mis piernas hasta rozar con las suyas me recosté hacia atrás y estirando mis manos las posé sobre cada una de sus pollas.
El primero en reaccionar fue Cristian que inclinándome ahora sobre él dejo mi boca a la altura de su polla, mientras se la chupaba colocó su mano sobre una de mis tetas jugando de nuevo con ella, Mamadou se encargó de acariciarme el coño, pasaba la yema de su dedo a lo largo de mi rajita entreteniéndose en mi clítoris, minutos después cambió la yema de su dedo por la punta de su polla, ahora era su capullo el que recorría toda la raja presionando suavemente la entrada de mi coño, apretaba sutilmente para dar marcha atrás y volver a repasar mis labios vaginales, una y otra vez la misma historia hasta que en una de esas me clavo poco a poco hasta el fondo, pude notar cada centímetro de polla que me entraba dentro, lo notaba abriéndome las paredes y haciéndome morir de gusto.
Cristian alejo su polla de mi boca levantándose y ocupando el lugar que de Mamadou, durante un rato más ambos permanecieron ocupando el hueco que dejaba el otro, en ese rato pude volver a correrme de nuevo, después fue Mamadou el que cuando dejó el turno a Cristian, se acercó a mi culo, con las dos pollas dentro de mis agujeros tuve otro genial orgasmo después volvieron a colocarme de rodillas frente a ellos y llenaron mi boca con su lefa.
Una vez vestidos me dijeron que estarían en Madrid hasta el domingo por la noche, que por que no me libraba de mi esposo y volvíamos a vernos, les expliqué que ya teníamos planes para este fin de semana, y que tenía que enseñar la casa a algún comprador, por lo que no podría verlos otro día, les invité a pasar la noche allí ya que mi marido estaba trabajando y sería difícil escaparme de mi hija, pero insistieron en que no podían, así qué nos despedimos prometiéndoles que intentaría ir a verlos en cuanto pudiera.
De nuevo sola en casa de D. Andrés, continué con la tarea, me costó bastante recuperar el tiempo que había pasado con Mamadou y Cristian, pero al final logré dejarlo todo a punto para cuando el comprador viniera, aquella misma noche recibí la llamada de mi jefe para comentarme que le había dado mi numero al comprador, que había insistido en que tenía que ser aquella semana, por lo que seguro que pronto me llamaría.
El viernes por la mañana mi hija ya se había ido con mi hermana para ayudar a mi sobrina, mientras esperábamos a Encarna y mi cuñado, mi esposo y yo terminábamos de cargar las cosas que íbamos a necesitar, en cuanto ellos llegaran partiríamos rumbo a Guadalajara, el hombre que quería ver la casa no había dado señales de vida, por lo que todo apuntaba que había decidido posponerlo a la siguiente semana. Con mi hermana entrando en casa y todo dispuesto para salir de viaje sonó mi teléfono móvil, el número era desconocido y al contestar:
Hola, buenos días, preguntaba por Bolita.
Buenos días en que puedo ayudarle.
Verá mi nombre es Julio, y había quedado con el señor Andrés en que la llamaría para poder ver una casa que está en venta, al parecer es usted la encargada de enseñarla.
¿Hoy?, no, lo siento, salgo de viaje en 15 minutos, y hasta el lunes no regreso, llámeme la semana que viene cuando mejor le venga.
no, no, me sería imposible, debe de ser esta tarde o mañana por la mañana como muy tarde, tengo que salir de viaje por trabajo y al menos estaré dos semanas fuera, necesito verlo con urgencia, por favor, si pudiera hacer el favor de retrasar el viaje le estaría muy agradecido.
La conversación duró al menos 15 minutos más, en los que terminé aceptando enseñarle casa aquella tarde, lo que implicaba el monumental mosqueo de mi marido – más que nada porque se veía obligado a perder su fin de semana de pesca, mi hermana también se presentó voluntaria para quedarse haciéndome compañía, pero al final les dije que por mi culpa no le jodería el fin de semana a nadie y que se fueran ellos solos sin mí, les convencí diciendo que probaran a ver como estaba la cosa para más adelante irnos a pasar un fin de semana allí, sin jefes ni pesca ni leches, y a regañadientes aceptaron.
Apenas disponía de dos horas para vestirme y maquillarme antes de encontrarme con el tal Julio, mientras lo hacía recordé las palabras de Mamadou, estarían en Madrid hasta el domingo por la noche, así que sin pensarlo dos veces decidí llamarlos, les comenté que había tenido que suspender mis planes familiares por el comprador que quería ver la casa, les comenté que había quedado con él sobre las cinco, pero que seguro que a las seis ya estaría libre para ellos y tendríamos toda la noche para nosotros solos, a ambos les pareció una genial idea.
Desde la cinco de la tarde estaba donde mi jefe esperando a julio, llevaba puesto un bonito vestido con bastantes transparencias, corto hasta medio muslo y bastante ajustado a mi cuerpo, la idea era conseguir que mis morenos estuvieran en todo momento satisfechos de venir a verme, el pobre Julio sería una víctima colateral de mis arreglados planes de aquella noche, llevaba media hora esperando cuando sonó un mensaje de Julio, el hombre había sufrido un imprevisto y se retrasaría un poco, según escribió estaba ya de camino.
Llegó con cuarenta y cinco minutos de retraso pidiéndome mil disculpas, por hacerlo, era un hombre de unos 50 años alto y muy delgado, su pelo era blanco y parecía muy educado, le avisé de que no tenía importancia, pero que al cancelar mi viaje había otro señor que también quería ver la casa, y este llagaría sobre las seis, al hombre no pareció importarle y acompañándome le fui enseñando todas las habitaciones y estancias de la casa, explicándole todas las dudas que al hombre le surgían. Lo último que vio fue el patio, con la piscina y el jardín, pareció bastante satisfecho y comenzamos a hablar durante un rato, pero enseguida la puerta del patio se abrió apareciendo tras ella Mamadou y Cristian.
El hombre se despidió con prisa, disculpándose de nuevo por el retraso y haber desecho mis planes, saliendo y dejándome a solas con mis negros, apenas había cerrado la puerta Julio, se abalanzó Cristian sobre mí besándome con pasión la boca mientras con una mano apretaba una de mis tetas, Mamadou me levantó el vestido dejando al aire mi culo solamente tapado por la goma de mi tanga y el liguero que sujetaba mis medias, como su amigo se encargó de que mi otra teta no se sintiera discriminada y la agarró con fuerza. Entre los dos consiguieron que mi vestido quedara totalmente recogido en mi cintura, de esta forma mi culo seguía al descubierto, pero también mis pechos lucían con la única protección de mi sujetador, de esta guisa Cristian seguía comiéndome la boca mientras Mamadou se ponía de rodillas y comenzaba a pasar su lengua por mi coño, así andábamos cuando la puerta volvió abrirse y de nuevo apareció Julio.
El hombre se acercó hacia donde estábamos nosotros diciendo; valla por dios y yo que me volvía para dejarte una buena propina por las molestias y resulta que la propina nos la vas a dar tu a nosotros, cuando estuvo a nuestra altura se sacó la polla y preguntó, ¿quién es el último?, Mamadou y Cristian se empezaron a reírme empujaron hacia el suelo y sacaron sus pollas también.
De rodillas estuve alternando las pollas de los tres en mi boca hasta que una a una se fueron poniendo bien duras después no metimos dentro de la casa y continuamos la fiesta en el sofá, entre los tres decidieron que el primero en follarme sería julio, Mamadou y Cristian se sentaron en el sofá mientras detrás de mí se ponía julia que con ganas me la metía por el coño, mientras me follaba yo me inclinaba sobre el sofá buscando las dos pollas que allí me esperaban.
Mientras me follaba Julio aprovechaba para seguir tocándome las tetas, lo hacía de forma suave con tacto y dulzura haciendo que se multiplicara el placer de sus embestidas, salió de mi coño dejando el puesto a Cristian que no fue tan amable pero también me hacía morir de placer y el último en ocupar mi coño fue Mamadou, con él dentro de mí tuve mi primer orgasmo de la tarde. Seguía con la polla de Julio y Cristian en la boca cuando Mamadou salió de mi coño para entrar en mi culo, acto seguido fue julio quien dejo mi boca para clavarme de nuevo el coño.
Con las tres pollas en mi interior estuvimos un buen rato, me cambiaban de postura, se turnaban los agujeros mientras me sobaban y lamian todo el cuerpo y hacían de mí todo lo que querían, recuerdo haberme corrido un par de veces más siendo gustosa receptora de sus fantasías para el final decidieron tumbarme sobre la mesa del salón, Mamadou i Cristian se colocaron una a cada lado de mi cara con sus pollas sobre mis labios, ambos me las restregaban por la cara y boca, mientras julio se había subido sobre la mesa y colocando su polla entre mis pechos se comenzó a hacer una cubana, uno a uno se fueron corriendo sobre mi cuerpo dejándolo todo perdido de semen, semen que yo recogía con mis dedos llevándomelo a la boca.
Durante toda la noche del viernes y del sábado estuvimos follando los cuatro, unas veces de uno en uno, otras entre los tres, todos juntos, según las ganas de cada uno y las ocurrencias de todos. El domingo antes de comer Mamadou y Cristian se despidieron de nosotros, no sin antes hacerme prometer que intentaría subir a verlos, en cuanto julio seguimos la fiesta en mi casa, posponiendo el viaje hasta el lunes por la mañana.
Antes de marcharse mientras me follaba el culo en la ducha, me dijo que no estaba seguro de comprar o no la casa, pero que volvería a verla más de una vez, yo le contesté que lo recibiría con los brazos abiertos y las piernas también.