El recuento de mi vida
Un solo relato para remembrar las causas de mi actitud, y las consecuencias. Contiene una foto, la única que enviaré.
Recuento de mi vida.
Mi vida a cambiado totalmente desde hace casi seis años, antes era la señora modosita que permitía insultos y golpes del marido, aunque no me golpeaba constantemente, las pocas veces que lo hizo, fue por celos injustificados, pues estaba dedicada a él, y ni siquiera con el pensamiento me veía con otro.
Nunca reclamé sus llegadas tarde, sus camisas con señas de haber estado con otra mujer, ni sus condones en su portafolio, sabía que tenía relaciones con otras, incluso casadas, a lo mejor por eso pensaba que yo era igual que esas mujeres.
Los lectores que han seguido mis relatos, sabrán como mi vida cambió, los que no, se enterarán a través de un recuento o resumen de cómo es que mi despertar sexual, algunos más importantes que otros, pero cada uno de los que intimaron conmigo, lograban llevarme al límite.
Primero porque caí en las redes del esposo de mi cuñada, que insistentemente me acosaba, logrando su objetivo en un momento de debilidad, y me gustó, así que perdí el miedo y sin temor empecé con una vida llena de placer sexual que trastornaba mis sentidos, después él mismo me compartía con amigos y clientes de su negocio. En un año varios hombres me cogieron más veces, que mi marido en once. Después de conocer mejor el sexo con mi primer amante, sin miedo me ofrecí a Iván mi vecinito, que por cierto me embarazó y era papá de mi bebé de tres años, (ya falleció, y esto mi esposo lo sabe ya), luego el mejor amigo de Iván, Sandro, fue con ellos que experimenté el doble anal, después el compadre, los amigos del compadre, también Brenda la esposa del compadre, luego otro y otro, la lista es algo larga, hasta el hermano menor de mi esposo logró hacerme suya varias veces, de hecho él me defendió una vez que a mi marido me golpeaba en la calle, después de que vio como Iván me cogía en la cocina, (¿recuadran que él mismo me lo pidió?), lo que le molestó es que no sabía que Iván ya tenía buen tiempo de ser uno de mis amantes.
Eso nos separó más hasta llegar a vivir en casas distintas, primero él se fue con su mamá, luego mi suegra me quitó a mis hijos y aproveché para trabajar, primero fue de secretaria, así conocí a una chica divorciada, que me dio la mano y me permitió vivir en su casa, luego supe que es bisexual, esto no me asustaba y pues ya estando solas en su hogar, intimamos, para mí era la segunda vez que una mujer me hacía el amor, pero empezó a hostigarme, me quería solo para ella, y aunque yo me sentía bien a su lado, extrañaba a los hombres, y terminamos nuestra incipiente relación.
De nuevo sola mi compadre que sabía donde encontrarme, me ofreció trabajo en un table dance de un amigo suyo, me gustó la idea, pero solo iba por las tardes y solo de lunes a viernes, me excitaba bailar desnuda frente a extraños, que me manosearan cuando pasaba entre ellos, y en los privados si me gustaban, los dejaba agarrar de más, y algunos tuvieron sexo sin cobro extra más que el tiempo que se excedían.
Luego trabajé una oficina de publicidad, ahí fue donde conocí a Zach, un espécimen de hombre de color como pocos, primero empezamos con sexo ocasional, luego me quería exclusivamente para él, y yo encantada con éste macho. Después me pidió que acelerara mi proceso de divorcio porque pensaba casarse conmigo, supo ganarse mi corazón, y me ilusioné como colegiala, ya todos en la oficina sabían que sería su mujer en algún momento, incluso mi jefe que nos había presentado, quizá algo le contaron de mí, porque me puso una trampa con su primo, y caí redondita, nunca pensé que me estaba probando, pues yo le era fiel, y él me pidió tener sexo con su primo, como acepté sin chistar, me hizo ver lo fácil que soy y rompió la propuesta de matrimonio.
Esa vez lloré como adolescente, pues en verdad estaba enamorada, y me quedé "enculada" de Zach, tanto que ocasionalmente tenía sexo con él, ya que si no me buscaba, yo lo hacía, y es que muy dentro de mí, tenía la esperanza de reconquistarlo, pero aparte de eso, el sexo con él, era una locura deliciosa, y me encantaba estar en medio de su primo y él, era delicioso gozar dos enormes vergas negras.
¿Se acuerdan de "kaiser"?, es el perro danés color gris que Zach tenía en su rancho, dónde me dejó sola por tres días. Dicha soledad me llevó a probar el sexo con "kaiser", y me hizo gozar al máximo dos veces, después de haber probado el sexo con el perro, pude hacerlo con "terrie", un labrador negro propiedad de un amigo íntimo; Tony, el dueño del videoclub, ¿lo recuerdan?. Y siguiendo con la experiencia zoo, llegué a tener mi mascota propia, otro hermoso labrador color café, al que llamamos "chocolate", he cogido con esta preciosura de animal pocas veces, ya que ahora que mi hijo se agregó a la lista de amantes, no me da oportunidad de intimar con mi "chocolate".
Sí, estoy en una etapa en la que todos los días, a veces doble ración, y si estoy cansada o en mis días, me coge por el ano o se masturba en mis nalgas o me los echa en la boca, ya saciado vuelve a sus labores, y es que a sus casi diecisiete años, está lleno energía, fuerzas, ganas y... de leche.
Mi relación con él, nunca fue planeada, quizá por él, pero fueron las circunstancias; primero porque de niño me observaba cuando me cambiaba, y le gustaba tocarme, a veces lo reprimía, después supe por él mismo, que fue testigo de cómo algunos hombres me poseían en la casa cuando su padre estaba ausente, incluyendo a su padrino y su tío Oscar, el cuñado de mi marido. Luego la influencia de su mejor amigo; Héctor, pues al parecer éste, le metió la idea de desearme. Y todo empezó cuando su amigo me cortejaba, me gustó el chico porque es un galán, parecía uno de esos que salen en las telenovelas de jovencitos. Y yo de caliente prácticamente le facilité las cosas, pero no sabía que mi hijo estaba enterado, y aquella vez en que Héctor me había atado y vendado los ojos, como acostumbraba, permitió que Brandon me diera por el culo, yo creyendo que era Héctor, movía mis nalgas de gusto, pero cuando mi hijo se vino en mi recto, al parecer se arrepintió, yo no sabía que había alguien más aparte de Héctor, hasta que escuché que discutían, fue en eso que me quise desatar pero caí de bruces y me golpeé la cabeza, mi hijo me vistió y me llevó al hospital, después supe lo que había sucedido.
Después de eso estaba confundida, me sentía un desastre, y créanme, pensé hacer cosas terribles para olvidar eso, me daba vergüenza ver a mi hijo, y nos evadíamos uno al otro. Me sentía una mala madre, que no merece el cariño de mis otros hijos, ni el de Brandon, al que he arrastrado al más horrible pecado.
Y todavía hay un dejo de remordimiento en mi corazón, pero se me olvida por completo cuando Brandon me hace suya con esas ganas incontenibles de sexo, y espero que esta depresión acabe pronto para que me permita disfrutar plenamente, o que tenga fuerza para resistirme y rechazarlo, o bien, que mi hijo pierda ese deseo insano que tiene por mí. No sé que suceda primero, quizá seguirá haciéndome suya por mucho tiempo.
Cuando estaba separada de mi marido, me buscaba ocasionalmente, teníamos intimidad como amantes, no como esposos, yo sabía que tenía a alguien con quién pensaba casarse; su secretaria. Pero me buscaba cuando tenía ganas de coger con alguien como yo, y de verdad que lo hacíamos mejor que cuando éramos un matrimonio "normal", ahora no me importaba lo que pensara de mí si gemía o gritaba como loca gozando, y él se excitaba diciéndome cosas que nunca se atrevió a decirme antes, así empezó a cogerme por el culo, porque aunque él fue el primer hombre en mi vida, Oscar fue el que estrenó mi culo.
Por lo general cuando me buscaba traía algunas copas, yo cogía con él como la mejor de las putas para demostrarle lo que se había perdido, y que ya no le pertenecía sino a ratos y cuando yo quisiera, y además, me dejaba dinero, según él para ayudarme, yo lo sentía como paga por mis servicios y me gustaba, ya tenía experiencia como prostituta, y no me molestaba algo de dinero, mis nalgas lo valen.
Prácticamente cogía con él mucho más que cuando estábamos juntos, y si sabía de mi relación con otros, nunca me dijo nada, eso sí, cuando empecé con Zach, mi negrito, le advertí que no me buscara, y respetó mi decisión. Cuando lo enteré de que esa relación había terminado, volvió a buscarme, y pues lo atendía si yo tenía ganas.
En diciembre del año pasado, me pidió que considerara una oportunidad de no divorciarnos, empezó a cambiar, su trato se hacía especial, complaciéndome en todo, hasta en cosas que ni siquiera le pedía. me convenció de volver con él, pero le puse como condición que me comprara otra casa, en una zona más exclusiva, sin perder tiempo al mes ya estaba la casa lista, vendió la anterior, me compró una camioneta familiar del año, y de nuevo soy la señora "de Yado" ante los demás, aunque mi suegrita esté reventando de coraje. Y como no va a estar enojada, si descubrió que su yerno consentido, me daba unas santas cogidas en la propia casa que su hijo me había dado, (¿recuerdan el relato donde cuento que por tonta imprimí el relato donde Oscar me hace suya?, pues lo acababa de imprimir para leerlo en mi intimidad, en eso ella llegó a visitarme, me puse nerviosa y accidentalmente dejé la hoja impresa con el relato, en el escritorio donde estaba la computadora, no imaginaba que ella iba a entrar ahí mientras yo le preparaba café, y lo leyó). Todavía siento la bofetada que me dio, hasta me zumbaron los oídos y me dejó viendo estrellas, quiso darme otra bofetada pero se lo impedí y apretándola con coraje de las manos, la eché de mi casa, desde esa vez, rompí toda relación con ella, en el fondo le agradezco que no haya hecho mayor el problema contando lo sucedido.
Volviendo al recuento de mi vida, algo pasa con mi marido, pues me siento abandonada, al parecer tiene mucho trabajo, el caso es que ahora Brandon ocupa su lugar en mi cama cuando él sale de viaje me satisface plenamente. No creo que sospeche algo de esto, ni quiero pensar que haría si así fuera, quizá volvería a ser el hombre violento de antes, no sé.
Como les comento, Brandon es muy ardiente y me pide sexo a cada rato, y hoy jueves dos de agosto, me puse a pensar en lo que sucede conmigo. Mi esposo me acaba de coger, se vació en mi vagina, me cogió con prisa ya que se le hacía tarde pero el señor quería deslecharse, apenas se va y entra Brandon, ni siquiera alcanzo a limpiarme cuando se baja sus calzoncillos y rebota su verga que me hace mamar, acaricia mi vagina llena de semen de su papá, no sé si sepa eso, o piense que son mis jugos. Su verga chorreando de líquido preseminal roza mi cara, lamo sus huevos y lo escucho suspirar, pone mis piernas en sus hombros, no pierde tiempo, de una estocada me penetra y empieza la danza sexual de nuestros cuerpos, no llevaba ni diez arremetidas cuando aprieto mis piernas en su espalda para sentir mejor mi venida mientras su feroz verga complementa el placer. Pasó mi pierna izquierda por su cabeza para ponerme de perrito, sin sacar su palo de mí, me toma de las caderas y violentamente me hace hacia él, me nalguea con fuerza, (con nadie disfruto nalgadas fuertes, solo con él, por eso no permito que me peguen fuerte, pero con mi hijo es distinto, lo deseo). Mete sus dedos en mi culo mientras mis nalgas siguen tragando su miembro endurecido, acaricio sus bolas, las araño en eso sus movimientos se aceleran y me llena de semen, trato de exprimir su verga con mi vagina, es en esos momentos cuando de nuevo un orgasmo llega a mi vientre haciéndome gritar sin importarme nada, segura que nadie escucha.
Después de la locura llega la calma, está detrás de mí, besa mi espalda, mi nuca, su verga poco a poco se achica, no volteo, me quedo pensando en lo recién sucedido, se sale de mí, acaricia mi trasero, sus dedos hacen círculos en mi ano sin entrar, luego palma mis nalgas y se retira a su habitación.
Lo escucho en la cocina, la sirvienta acaba de llegar y le prepara el almuerzo, atiende a los demás que están de vacaciones escolares sin molestarme hasta que dan las tres, su hora de salida.
Acabo de ser cogida, primero por mi esposo, casi un minuto después, por mi propio hijo. Estoy sola en mi habitación, los jugos de mis dos hombres recorren mis muslos, aún siento las manos de mi hijo en mi trasero, donde dejó huellas de sus manos al darme de nalgadas.
Mi pensamiento vuela a muchas partes y situaciones, y me pregunto; ¿Cómo llegué a ser la mujer que soy?, con instintos sexuales primitivos, perversos e incestuosos, no es que me arrepienta, pues disfruto a plenitud cada momento de placer sexual, pero con mi hijo es especial, pierdo los sentidos y mis ojos se nublan de placer con solo sentirlo dentro de mí, si con otros he sido multi orgásmica, con mi hijo lo supero hasta quedar agotada, y pedirle de favor que pare. Me siento satisfecha y el deseo renace apenas me toca.
Hace poco falleció Oscar, el hombre causante de serle infiel a mi marido, y por ende, quien me hizo perder el miedo a tener aventuras sexuales. Tuvo un accidente, y estando en su velorio y su sepelio, pensaba en los momentos en que me hizo feliz, no sé si agradecerle que haya despertado a la puta que tengo dentro, o maldecir que me haya inducida a ser quien soy. Miro a su esposo y sus hijos, tristes por su ausencia, mi suegra no me quita la mirada de encima, yo la ignoro, le pido a mi hijo que nos vayamos, subimos a nuestro vehículo, mientras maneja me recargo en su pecho, y pienso que después de todo, debo agradecerle a Oscar, si no me hubiera acosado sexualmente, a lo mejor sería todavía la mujer sumisa y recatada de antes, y me habría perdido de esos momentos de placer que han llenado mi vida, y la de Brandon.