El recolector de café
Al termitar la jornada de trabajo se bañaba al aire libre en calzoncillos.
Tengo 23 años de edad provengo de una familia muy católica y conservadora, soy el mas pequeño de una familia conformada por mi madre y mis hermanas, desde muy pequeños nos mudamos a vivir a una finca a las afueras de Armenia Quindio. Allí crecimos y nos hicimos profesionales yo estudie matemática pura. Para finales del mes de octubre de 2006, me quede sin trabajo y permanecí pendiente de la cosecha de café que se da para esta época en la región; se contrataron muchas personas y entre ellos estaba Felipe, un joven de dieciocho años de edad, su escultural cuerpo, su forma tan grotesca para tratar a los demás tal vez fue lo que despertó en mi el interés.
Todas las tardes le ordenaba que se quedara conmigo despulpando el café para dejarlo en agua hasta el día siguiente cuando llegaban los otros trabajadores y terminaban de lavarlo, esto le gustaba a Felipe porque le generaba más dinero extra.
Después de cada la jornada de trabajo yo veía como sin ningún reparo Felipe se acercaba hasta la alberca y se quedaba solo en pantaloncillos para ducharse al aire libre, sin temor a que lo vieran , era un espectáculo ver su inmenso bulto, sus torneadas nalgas y ese camino de bello que le llegaba hasta su pecho.
Una tarde ingrese hasta la habitación a sentarme a ver el espectáculo, cuando llego Felipe hasta mi puerta a pedirme jabón para su baño; yo de inmediato le propuse que era mejor que se bañara en mi ducha que allí encontraría lo necesario.
En mi todo se volvió confusión y caos el hombre mas apetitoso de los últimos días estaba en mi habitación completamente desnudo bañándose en mi baño, la verdad no sabia que hacer para entrar y verlo; en mi mente sonaban ideas absurdas e increíbles hasta que sonó un timbre de un celular y provenía del baño, en medio del ruido que genera el agua que cae de la ducha escuche mi nombre y la suplica "Luís por favor entra y me contestas el celular" de inmediato entre el teléfono dejo de sonar y era una llamada perdida, le grite que no era nadie y abrió la puerta envuelto en su toalla y con el bulto gigante, de inmediato se dio cuenta que yo no tuve ninguna precaución al mirarle su bulto y tal vez por su manera machista y vulgar de ser se tomo el bulto con fuerza simulando una rasquiña, , espere unos minutos y entre al baño él se estaba cepillando los dientes y me daba la espalda en ese momento yo enloquecí y mande mi mano por debajo de su toalla hasta llegar a su bulto, de inmediato salto de un lado a otro y me dijo yo sabia que a ti te gusta chupar vergas pues con la mía te vas a morir y dejo caer la toalla eso era una anaconda hermosa, se la mame y el gemía de placer hasta que llego el sabor delicioso de su leche, luego fue una embestida de cogidas me la metió hasta su pubis y mejor fue cuando me dijo a mi me la metes sin temor me gusta que me claven y fue mi oportunidad de comerme el mejor culito de un hermoso recolector de café.