El Rapto cap 4

El huracán Mariana paso por aquí...

IV

La habitación queda a oscuras después de que Araña sale, Mariana se siente tan sola tan confundida, toma fuerzas y comienza a intentar desatar los nudos consiguiendo lastimarse una y otra vez las muñecas, siente un ligero ardor y sus brazos se encuentran cansados después de tanto esfuerzo, al final el agotamiento puede más y se queda dormida.

Al día siguiente siente sus manos desatadas se siente libre y al abrir los ojos nota una bandeja de comida con un vaso de jugo al lado en la mesita de noche, se pone de pie, toma la bandeja y se para detrás de la puerta esperando que alguien abra la puerta no espera mucho Araña abre la puerta y mariana le da con la bandeja en la cabeza el queda atontado pero no le dio tan fuerte como para dejarlo inconsciente, Mariana no lo piensa dos veces sale corriendo por la puerta para encontrarse con una sala pequeña y una cocina las ventanas selladas al intentar salir nota la puerta cerrada, está consciente de que la única llave está con cierta persona en la habitación de la que acaba de salir, no quiere regresar allí, corre a la cocina buscando un cuchillo lo toma entre sus manos es una fiera y se va a defender a como dé lugar, cuando se va incorporar Araña la toma por la espalda con fuerza, comienzan a forcejear, y él logra tomar el cuchillo y lanzarlo lejos, ella trata de zafarse pero no puede, él la carga como un muñeco y aunque patalea la regresa al cuarto, la tira en la cama se coloca sobre ella el peso de su cuerpo le dificulta el movimiento, Mariana parece un animal salvaje grita patea, aun así él toma sus manos y logra colocarlas a los grilletes de la cama, Mariana se sacude con fuerza pero es inútil, toma sus piernas con rudeza lo que la hace estremecer y logra colocar los grilletes en sus pies, Mariana forma una X en la cama, ahora sí está a su merced.

M: Suéltameeee (aguantando las lágrimas)

Araña vuelve a colocarse sobre ella le da una bofetada

A: Escúchame bien, se acabó la malcriadez y los caprichos, te di un voto de confianza porque vi tus muñecas lastimadas y mira lo que haces, este golpe me lo vas a pagar muy caro y lo que intentaste hacer en la cocina no volverá a repetirse o te irá peor.

M: ¿Me vas a matar?, deberías hacerlo

Araña no responde, acaricia su rostro ella teme otra cachetada, él sonríe esa dualidad de fiera y niña asustada le encanta, lo vuelve loco, sus manos acarician su cuello y el inicio de sus senos, Mariana se sacude, pero no sirve de nada, el no piensa detenerse, besa su cuello y nota como se eriza su piel le susurra al oído

A: tu cuerpo reacciona a mí, déjate llevar, no te resistas más

La cabeza de mariana es un nido le gusta esa forma fuerte y sutil esa ambigüedad la está volviendo loca esos besos en el cuello están encendiendo el calor en cada centímetro de su cuerpo, pero al mismo tiempo su razón le dice que está loca si cede a esos impulsos, se debate y Araña lo nota y lo toma como luz verde para seguir, besa lame mordisquea su cuello el lóbulo de su oreja, Mariana deja escapar un suspiro, el continua besándola bajando a sus senos, nota como sus pezones se han puesto duros y sonríe, acaricia sus senos por encima del pijama pellizca sus pezones, los besa por encima de la ropa, Mariana muerde sus labios, el comienza a bajar hacia su vientre, baja el short del pijama junto con su tanga hasta la mitad de sus piernas la mira, los ojos de mariana están abiertos de par en par nota su respiración acelerada esta quieta a la espera de lo que vaya hacer, comienza a rozar su vagina siente un poco de humedad, no puede evitarlo debe probarla, rompe su tanga y el short para estar más cómodo, se pone entre sus piernas siente el olor de su vagina esta extasiado, la lleva depilada y es cerradita, abre los labios de su vagina, Mariana no hace el mínimo esfuerzo por detenerlo al contrario abre más sus piernas, necesita sentir su lengua, Araña comienza a lamer el clítoris juega con él con su lengua, mientras sus dedos recorren la vagina uno entra y sale con facilidad ella entra en un trance, ya no reprime sus gemidos, el comienza a morder un poco el clítoris lamer toda la vagina hasta llegar a su ano, su humedad tiene un sabor dulce, cuando siente las contracciones de su vagina que presionan sus dedos, se detiene en seco.

Mariana esta agitada no entiende por qué se detiene.

A: Ah, ¿te querías venir? Hoy no se va poder, te portaste mal y tu castigo será ese, te voy a dejar así caliente con ganas de más y no podrás ni siquiera masturbarte.

M: Hijo de tu madreeee, te odio

A: no, no me odias

La besa en los labios y ella lo rechaza él se va del cuarto riéndose, ya la tiene justo donde quería Mariana cayo en sus redes.

Mariana no consigue tranquilidad en esa cama y así como está, siente que el tiempo se detiene, está excitada con una gran necesidad de ser penetrada, de correrse a mares si es posible, y no puede si quiera tocarse ella misma, se agita se retuerce, al final de la tarde desiste siente frío, soledad, un vacío, son muchas las cosas que pasan por su mente, no entiende por qué, qué le pasa con ese hombre, el día termina y Araña no regresa.

A la mañana siguiente al abrir los ojos Araña está allí a su lado la miraba dormir. Quita los grilletes de los pies.

A: Te voy a quitar los de las manos, preparé todo en el baño para que te asees, ayer estabas castigada, espero que hoy te comportes y no intentes ninguna estupidez, está claro.

Mariana no dice nada solo observa como quita los grilletes de sus manos, ha meditado mucho y piensa hacer lo que sea para lograr que la deje ir. Araña la toma de la mano y la lleva al baño, allí tienes todo lo que necesitas, no hay agua caliente lo siento aquí no tenemos calentadores, pero me aseguré de comprar todos los productos que sé que te gustan.

Mariana mira sorprendida, no se equivocó, allí están sus jabones favoritos, la línea completa del cuidado del cabello de su marca favorita, esponja, y demás cosas hay toallas limpias todo está pulcro.

M: Gracias por todo esto, aunque aun no entiendo qué hago aquí

A: Disfruta el baño en la cama te colocaré algo de ropa

Araña cierra la puerta del baño, Mariana toma una ducha se siente tan bien volver a estar limpia, por un instante se olvida de dónde está y es como si estuviera en la comodidad de su pequeño departamento tomando un baño largo después de un día pesado de trabajo.

Al salir del baño, tal como le había dicho, sobre la cama hay ropa un poco casual y ajustada para su gusto, pero al menos es de su talla, un conjunto de ropa interior bastante sexy no puede negar que ese hombre tiene buen gusto para la lencería, sobre la mesa de noche está la crema, desodorante, perfume y demás cosas que suele usar, se da cuenta que Araña no mintió sí que la observaba y esto llevo tiempo, pero por qué ella, para qué tantas molestias, esas preguntas dan vueltas en su cabeza pero como si quisiera borrarlas sacude su cabeza.

Se sienta sobre la cama y disfruta de colocarse sus cremas, se viste, y se siente un poco incómoda con la ropa no es su estilo, entra al baño y trata de verse lo mejor posible moviendo de un lado al otro el pequeño y único espejo con el que cuenta, reconoce que no se ve mal, al contrario, se ve atractiva mucho más que con la ropa que suele usar, es un lindo body ajustado, con unas leggins que marcan su vagina y sus nalgas que, aunque no son muy grandes se notan lo bien trabajadas que están. Al salir del baño Araña está sentado sobre la cama, cuando la ve se nota lo mucho que le gusta como se ve, todo le queda a la medida, no puede evitar morder sus labios de imaginar cómo le queda el diminuto conjunto de lencería, Mariana disfruta verlo así, es un hombre diferente al que conoció hace meses, su mirada es distinta, y aunque no lo reconozca le gusta.

Mariana se sienta a su lado, nota las llaves en el bolsillo del pantalón, piensa un plan es una oportunidad y no la va perder.

A: Te ves hermosa

M: gracias

A: Te traje algo de comer (lo dice señalando la bandeja)

M: que bueno, porque tengo mucha hambre

A: jajaja pareces una niña cuando hablas así

M: era la consentida de mi mamá supongo que algunas cosas se te quedan de por vida

A: ahora soy yo quien quiere consentirte

Mariana no responde solo comienza a comer, sigue buscando pensando la manera de tomar las llaves e irse, pero cómo

A: Ten cuidado te vas atorar jajajaja

M: Tengo un día sin comer recuerdas

A: No por mí

M: para ser un malandrito de quinta, no eres mal hablado

A: las apariencias engañan quizá no tengo un título universitario como tú, pero si he hecho cursos de todo un poco, pero a diferencia de ti, mi vida ha sido muy difícil y en este medio o te conviertes en cazador o eres la presa.

M: son excusas, cada quién toma el camino que desee, he conocido personas que vienen de barrios horribles y son gente honesta, trabajadora, y ahora emprendedores, sin tener que hacer nada indebido, solo esforzarse por salir adelante

A: no conoces mi vida, como para juzgarme (se pone de pie)

M: espera, no te vayas

Mariana toma su mano y hace que vuelva a sentarse en la cama, se acerca el siente el olor de su perfume, Mariana toma las llaves con disimulo, mientras le susurra al oído.

M: tienes razón, no debo juzgar un libro por la portada

Acto seguido le lanza toda la bandeja y parte un vaso en su cabeza, Araña queda mal por el golpe está sangrando un poco, ella sale corriendo cerrando la puerta tirando cualquier cosa en su andar para hacerle difícil alcanzarla, Araña sale disparado a buscarla, Mariana intenta una llave y nada, la segunda abre la puerta de la salida, es libre, sale corriendo, afuera está haciendo el típico sol de mediodía, pero se queda casi muda, están en una casa en medio de la nada, solo hay monte de lado y lado, ve un camino y se va por allí, no se ve gente por ningún lado, corre desesperada pasan las horas y nada hasta que da con la carretera, intenta pedir la cola pero nada comienza a caminar por la orilla de la vía, siempre mirando atrás por si ve Araña cerca pero no lo ve, seguramente debe estar atontado por el golpe.

Cuando llega cerca de un puente hay una parada y allí un hombre sentado como esperando, ella se acerca y le pregunta dónde están.

H: Mi amor estamos cerca de Carache, qué hace una mujer tan bella tan solita en esta carretera tan sola (el tipo la mira de forma muy morbosa)

Mariana no avanza más, no le gusta para nada la forma como la mira, y se sabe a cientos de kilómetros de la ciudad como rayos vinieron a parar aquí, una mano sobre su brazo la saca de sus pensamientos.

H: Mami te han dicho que tienes una cuca provocativa (roza con la otra mano la vagina de Mariana)

M: viejo cochino, asqueroso

El hombre la toma de los brazos y la arrastra hacia el monte

H: el autobús me dejó pero que bueno, ahora me voy a tirar a una puta de la ciudad

M: suélteme (Mariana intenta soltarse y patearlo, pero se tropieza y cae al suelo)

El tipo aprovecha y se abalanza sobre ella, comienza a manosearla

H: que rica, hacía años que no estaba con una mujer

Mariana se trata de zafar y comienza a gritar pidiendo ayuda

H: Nadie te va escuchar así que cállese y disfrute

M: Auxilioooooo por favor

De repente el hombre cae de lado alguien se lo quitó de encima, Araña la ayuda a levantarse, está lleno de sangre por la herida de la cabeza, comienza a patear al hombre

A: te gusta, viejo verde

H: no más, me vas a matar

A: debería hacerlo

M: deberíamos llamar a la policía

A: si claro, y luego les hablas de nosotros, ¿me crees guevón?

Mariana no dice nada, él le da un empujón para que camine hacia la carretera dejando al hombre en mal estado. En la orilla de la carretera Araña llama a alguien, al colgar mira con mucha molestia a Mariana.

A: espero que cuando llegue esta persona, cierres tu boca y no se te ocurra cagarla, porque te va pesar, no hagas que me arrepienta de haberte defendido de ese viejo asqueroso

M: y cuál es la diferencia entre tú y el, qué acaso tu no me tienes aquí en contra de mi voluntad

A: dime te gustó lo que te estaba haciendo? Porque si quieres te regreso con el

M: sabes a lo que me refiero, no seas ridículo

A: no me compares con ese tipo, yo jamás te violaría, no es mi gusto

M: Ah, pero amarrarme a la pata de la cama como un perro sí es de tu gusto y tu placer

A: jajaja, eso lo hago con las desobedientes

M: Las, o sea soy la de turno, que maravilla

A: ¿celosa?

M: por favor, para nada, no eres nadie para mí

A: al menos soy mejor que el viejo aquel, y que cierto doctor baboso que debe estar ahorita siendo la perra de los pranes en el retén

Mariana iba a preguntarle cómo sabía, cuando se estaciona un viejo jeep, le abre la puerta del copiloto es un señor algo mayor.

S: Móntese

Mariana se sienta en la parte de atrás y Araña va de copiloto.

S: Mijo pero que le pasó porai

A: me cayó un vaso que estaba mal puesto en la repisa de la cocina

S: ahí te compre lo que me pediste

A: gracias viejo, déjanos aquí podemos seguir caminando, se te hace tarde recuerda que vives lejos

S: ni que los llevara en el lomo, además como haces caminar tanto a una señorita así

S: con el perdón de usted señorita, mucho gusto, Marcelino para servirle

M: Mucho gusto me llamo Mariana, debería llevarnos a algún hospital o CDI, para que lo atiendan

A: no es necesario (Araña la mira con cara de quererla matar)

S: mijita aquí los médicos que mandan son unos triponcitos estudiantes de último año de medicina, y a veces ni siquiera hay alguno, donde pudieran atenderlo sería en Trujillo, pero estamos a horas de allá y por lo que veo esa sangre es más bulla que la cabuya, hasta usted misma puede atenderlo, este no es la primera vez que se estrella.

Marcelino conduce y los lleva hasta la casa, estaciona el carro en la entrada y decide el mismo llevar las bolsas de todo lo que compró hasta la casa. Al entrar Marcelino ve el desastre, las cosas tiradas en el suelo y los mira a ambos esperando alguna explicación, Mariana se va hacia la cocina sin decir nada.

S: pero qué pasó aquí mijo

A: viejo, no sea metiche, gracias por traernos, pero mejor se va

S: si me permiten un consejo, las discusiones y gritos desgastan acaban con todo, no se vayan a dormir disgustados, siéntense hablar escúchense y si encuentran alguna solución a sus problemas hagan el esfuerzo, pero si no hay solución mejor que cada quien agarre su camino, que esto no se repita

A: gracias viejo por el sermón

S: mijito sabes que te quiero como si fueras mi propio hijo, aunque tenías años sin aparecerte por estos lares

Araña lo abraza con ternura.

A: viejito tú has sido un padre para mí, esa mujer que ves allí es el huracán que ha puesto mi vida de cabeza, lo que pasó no fue su culpa sino mía, pero te prometo que trataré de arreglar las cosas.

S: está preocupada por ti, eso se ve apenitas, dejen el orgullo, ve allá adentro y trata de no ser tan bestia

A: jajaja, viejo tú y tus vainas

S: más sabe el diablo por viejo que por diablo, te acordarás de mí

Se despiden y Araña entra a la casa cerrando con llave la puerta.

CONTINUARÁ

PD: Esta historia es de a poco la idea es que la disfruten, estoy abierta a sus sugerencias.