El rapto (7: Con sus esposas)

El ratón disfruta de su gato apresado.

Parece que mi príncipe ya ha despertado.

Como quiero que sepas perfectamente quien soy, te saludo de la misma forma que tu lo hiciste.

Tu cuerpo aun no ha terminado de despertar, y auque intentas mover las piernas y brazos, no tienes fuerzas suficientes. De todas formas de poco te va a servir encadenado, atado, amordazado, y con los ojos vendados. Tu polla también duerme, pero se puede ver que es de gran tamaño, lo que ya puede comprobar en mis propias carnes.

Como pienso follarme tu culo virgen te he atado de forma distinta a como tu lo hiciste: los brazos a las barras de la cabecera, y con una cadena mucho mas larga, las piernas en esas mismas barras. En el momento que empiece a trabajar tu culo tensare estas últimas de nuevo para tenerlo mas al alcance.

Poco a poco puedo ver como las cadenas se mueven y tensan respondiendo a los intentos que haces por escapar, intentos inútiles.

Hay que ver como cambian las cosas, ¿verdad? Un día estas es la cumbre, y otro estas en la mierda. No, no te canses en gruñir, refunfuñar, moverte y agobiarte. Ya sabes que nadie te va a oír aquí. O mejor aun: protesta y oponte todo lo que quieras, porque estas logrando que me ponga mas cachondo todavía.

Mientras terminas de despertarte me voy de nuevo abajo y entro la moto en la finca, aunque esta bien escondida, por si acaso pasa alguien.

Cuando vuelvo a subir se oye desde el piso de arriba un gran alboroto: si que debe de joderte estar del otro lado de la moneda. Pero no, no vas a poder escapar: son tus propias cadenas las que te retienen y te hacen mío.

Lo primero que hago es quitarte la cinta americana de los ojos, que me miran a la mascara que tapa mi rostro.

Si, yo pienso darme el gusto de que sepas quien soy, y quien ha podido contigo.

Y diciendo esto me quito la mascara.

Después te despego la mordaza. Joder, me esperaba una larga lista de improperios, gritos, insultos, y solo te oigo decir

En algún momento me tendrás que soltar, y entonces no solo te retendré una semana. Mi castigo será mucho mayor de lo que se te pase por la mente.

Te miro a los ojos fríamente y te digo que entonces, me tendré que emplear a fondo contigo.

Como única respuesta, de nuevo un tiron de las cadenas que apresan tus brazos.

Poco a poco, lentamente, me voy desnudando enfrente tuyo, hasta que quedo completamente en bolas.

Primero me tumbo encima de ti: me gusta restregarme por tu cuerpo musculoso inmóvil. Cojo tu polla y empiezo a masturbarla, mientras hago lo mismo con la mía. Saco una botellita de aceite de mi bolsa y empiezo a echártela por el cuerpo, mientras lo masajeo.

Cuando estas bien embadurnado me vuelvo a tumbar sobre ti, mientras cojo tu polla con la mano y sigo frotándola. Apretando tus cojones con fuerza consigo que abras tu puta boca y empiezo a besarla. Supongo que no lo estoy haciendo tan mal, pues tu polla parece a punto de explotar, y devuelves con gran ansia mis besos. Algunas veces vuelves a tirar de las cadenas, pero poco a poco veo que te estas rindiendo y vas disfrutando cada vez mas.

Golpeo tu boca con mi polla, mientras me siento encima de tus pectorales, y empiezas a pegarle lametones, hasta que incorporando un poco la cabeza me la empiezas a follar, a engullir, a lamer. Ya se lo mucho que te gusta chuparla, y debo reconocer que ha habido pocos que me lo hayan hecho pasar tan bien con una mamada.

Aunque estoy a punto de correrme, aguanto las ganas y quitándote la polla de la boca te digo al oído, casi susurrándote, que eso es solo el principio, y que ahora empieza lo mejor por lo menos para mi.

Voy hacia la cabecera de la cama y empiezo a tensar las cadenas para que tus piernas empiecen a doblarse y exponer tu culo. La cara te ha cambiado bastante, y ya no se ve esa actitud chulesca que tenías antes. Volviendo a mi bolsa saco una caja de condones y lubricante. También cambio mis guantes de motero por unos de latex. Echándome una cantidad generosa de lubricante en los dedos empiezo a aplicártela con movimientos circulares en tu agujero. Cuando introduzco poco a poco el dedo, te muerdes los labios entre el dolor y la furia, pero se que no vas a protestar. Lo voy introduciendo poco a poco, metiéndolo y sacándolo, cada vez mas. De vez en cuando te separo un poco las nalgas para dilatarlo. El siguiente paso es meter dos dedos a la vez, también poco a poco, cada vez mas profundo. Echo mas lubricante en los dedos y sigo… muy poco a poco. Puedo adivinar en tus labios un "por favor, para", lo que hace que me ponga aun mas cachondo. Con la mano que tengo libre te agarro la polla, y sigo masturbándotela. Sigo dilatando tu culo, cambiando de dedos, cambiándolos de posición. Ya estas listo, el siguiente paso es la penetración.

Me coloco el condón, y lo lubrico con generosidad, pues antes todo, no quiero hacerte daño. Introduzco mi polla en tu culo con movimientos suaves, cada vez mas profundamente, apoyando mis manos en ti para no perder el equilibrio. Se me escapan los quejidos de placer mientras tu tienes los ojos cerrados, y los labios apretados. Voy acelerando el ritmo mientras cambio mis manos de tus nalgas a tus muslos pasando por tu polla que agarro y masturbo. Ahora no puedes evitar proferir gemidos mezcla de dolor y placer. Mis cojones golpean contra tus nalgas con fuerza. Como me gustaría poder colocarte a cuatro patas y poderte seguir follando así. Sin embargo espero a que te corras para parar, pues para ser la primera vez tal vez sea demasiado y no quiero lastimarte. Colocándote de nuevo en la situación inicial, y quitándome el condón, vuelvo a introducírtela en la boca. Cuando me corro sobre ti, te agarro la cabeza e incorporándote te vuelvo a besar.

Esta vez es un beso distinto: un beso en el que siento algo de ternura, tanto de tu parte como de la mía… Tal vez sean solo cosas mías, pero es lo que me parece. Nuestras lenguas se unen y nuestros cuerpos desnudos parecen unirse en uno solo.

Quitándome de encima te digo que ya es hora de que me vaya, que sintiéndolo mucho voy a tener que narcotizarte de nuevo, y que entonces te soltare y me marchare. Te pregunto si quieres algo antes de que me vaya, y me respondes que fumar un cigarro, que están en el cuarto de al lado.

Aparezco con uno encendido en mis labios y otro para ti, que te enciendo dandote una calada. Apoyo en un cenicero los dos. Voy recogiendo mi ropa, y todos mis bártulos, metiéndolos en la mochila.

Cuando me doy la vuelta, casi me da un vuelco el corazón: estas de pie, fumando tan tranquilamente, y sin cadenas ni esposas que te aten. Intento huir de la habitación, darme la vuelta y salir corriendo, pero se que va a ser inútil, y que me vas a atrapar.

Sin embargo me sorprenden mucho mas tus palabras, mientras caminas desnudo hacia mi:

No salgas corriendo. Acabemos de una vez por todas con este dime y dírete. Tu me gustas, por eso te secuestré. Y supongo que si volviste a mi fue también por algo. La experiencia de hoy me ha abierto los ojos hacia nuevos sentidos, y que mejor que seguir haciéndolo contigo.

Debo suponer que mi cara era todo un poema, y mi actitud era del todo recelosa… pero todo cambio cuando, ya pegado a mi, me agarro de la cabeza y me beso, de nuevo, y esta vez sin cadenas que nos obligaran a ello.

Esta es la única botella de cloroformo que tengo aquí, y para que veas que no es ninguna estratagema puedes guardarla tu.

Diciendo esto me empuja en la cama y me la empieza a chupar.

Podrás adivinar que me toca a mí ahora.

Después de una ducha, durante la cual seguimos besándonos y follando, bajamos a la cocina, donde dices que vas a preparar la cena, una cena especial.

Me siento en una de las sillas y te veo preparar los ingredientes. Mientras tanto me dedico a preguntarte cosas algo mas personales.

"Cristian, ¿A que te dedicas?. Cristian, ¿Cuáles son tus hobbies?..."

Tu respondes a todo y también me haces preguntas, aunque hay muchas de las cosas que yo te cuento que ya sabes.

Para abrir apetito me das una copa de vino, haciendo un brindis y dándole un buen trago, que después de tanto sexo y trasiego me muero de sed.

Tu sigues cocinando y preparando todo, cuando me empiezo a sentir un poco mal.

Cristian, creo que estoy un poco mareado.

Te das la vuelta y me coges la cara. "La verdad que no tienes buena cara" me dices, y me besas de nuevo. "Lo mismo te has cogido algo de frío, o son los efectos del cloroformo"

No, no. Me siento débil, como cansado, somnoliento. ¿Qué me esta pasando, Cristian?

Cuando miro la copa de vino, me empiezo a imaginar todo. Viendo la mesa de la cocina sobre la que hay algunas cápsulas abiertas se confirman mis peores sospechas. Me pongo de pie y empiezo a caminar hacia la puerta

Cristian se dirige a mí, con una mirada encendida en su cara:

¡Idiota! ¿De verdad crees que te dije mi verdadero nombre? Cristian esto, Cristian lo otro. De verdad creías que te dejaría escapar así?

Cuando llegas a donde yo estoy me arrancas de un tiron la camiseta.

Si logra salir de esta casa serás libre para siempre, pero si no quedaras a mi merced.

Todo se va nublando a mi alrededor

Llego a la puerta y empiezo a abrirla. Todo se vuelve de color negro y el mundo se desvanece a mis pies.

.......

Antes de que caiga al suelo, lo agarro entre mis brazos, y cerrando la puerta, volvemos a entrar los dos. En mi casa. Con mis normas. Mi venganza.