El rapto (6: El gato atrapado)

Los roles dan la vuelta.

Me duele la cabeza

Al principio no recuerdo donde estoy, pero poco a poco empiezo a recobrar mi lucidez.

Junto a mí, muy cerca, yace inerte otra figura., a la que enseguida pongo nombre: Cristian.

No entiendo nada… A estas alturas debería estar atado y amordazado, y enseguida empezaría una ración de sexo. Sin embargo, el que fuese mi captor permanece drogado a mi lado.

Tal vez después de mi desmayo por sus golpes cayo finalmente en el mas profundo de los sopores.

Mi mente se debate entre salir corriendo de esa casa o seguir con mi plan. Finalmente decido no desaprovechar la ocasión, y me acerco a ti. Te doy la vuelta poniéndote de cara a mi, mirando al techo y tumbándome sobre ti.

Agarro tus brazos y los pongo por encima de tu cabeza, sujetándote las manos mientras froto mi paquete sobre el tuyo. Sin poder evitarlo beso tus labios, y saborea tu boca con mi lengua.

Supongo que hemos pasado bastante tiempo noqueados, tu por el cloroformo, yo por los golpes, pues ya empiezas a despertar.

Debo pensar rápido. Idiota de mí, que con mis besos he perdido un tiempo muy valioso.

Con el dolor de espalda que aun tengo, no voy a poder transportarte lo suficientemente rápido al cuarto que si bien fue una vez mi prisión ahora lo será tuya y en tu propia casa.

Piensa rápido capullo, me digo a mi mismo, cuando de repente veo el pañuelo con el que te ataque, y que, aunque poco, aun esta lo suficientemente impregnado para atontarte.

No hace falta muchos segundos para que vuelvas a tu estado de sopor, y ahora sí, pueda arrastrarte hasta la "mazmorra", donde te subo a esa especie de cama y te esposo de pies y manos, si bien con una particularidad: las piernas irán atadas por encima de las manos, doblado sobre ti mismo, de tal forma que tu culo quedara completamente expuesto a mí: pienso desvirgarte. Cuando me mantuviste secuestrado esa semana entera en tu casa, me dijiste que eras completamente activo, que nadie había usado tu culo, y que nadie lo haría. No resulta nada creíble ahora, viéndote esposado, y desnudo.

Cuando me soltaste tras mi semana de cautiverio, me jure que te encontraría, y que te devolvería el mal (y buen rato) que me hiciste pasar.

Supongo que ya te habías informado que no conocía a nadie en Madrid, que nadie se preocuparía por mí, que no tenía ni trabajo ni amigos, y que por tanto nadie notaría mi ausencia. A mis padres me permitías llamarles cada día desde mi móvil, por lo que tampoco había problemas a ese respecto. ¡Que hijo de puta! Lo tenías todo planificado.

Si, pero se te escapo un detalle: que yo pudiera reconocerte, aun a pesar de la cantidad enorme de alcohol bebida. Y así paso, que un día que volví a Chueca te vi y me sonó tu cara. Después note como un par de veces me miraste y al ver como te miraba yo quitaste la mirada. Tal vez sean chorradas, pero sumado al hecho de que tu voz me fuese tan familiar di por hecho que habías sido tu.

Otro día que te vi decidí seguirte en mi moto, era un paso mas en mi aventura y en mi plan. Siempre iba a una distancia prudencial y dejaba varios coches en medio, para que no notaras que te seguía. De todas formas con el caso hubiese sido difícil

Tu casa, en mitad de la nada, aunque parezca increíble decir esto en Madrid, ocupaba un amplio terreno, y cuando vi como entrabas por una puerta metalizada que daba paso a un gran jardín, yo seguí mi camino.

Varios días me acerque a tu finca acechando detrás de unos arbustos, con la esperanza de encontrar la valentía y la oportunidad de ir a por ti.

Ese día llego hoy mismo.

Vi salir tu coche sobre las cinco de la tarde. Esperaba que una vez hubieses traspasado la puerta siguieras tu camino, pero no fue así, esperaste a que la puerta se cerrara para entonces partir. ¡Mierda! Una oportunidad perdida. Aunque di una vuelta a la casa, no había ningún sitio por el que pudiese trepar ni nada parecido.

Espere como una hora mas agazapado cuando vi aparecer de nuevo el coche. Pude ver tu cara mientras esperabas a que se abriera la verja. ¡Que podidamente guapo eres cabrón! ¿Para que coño necesitas secuestrar a la gente para follar, si con tan solo tu presencia podrías tener a cualquiera? Ahora es el momento. Me pongo los guantes de motero para no dejar huellas, y el pasamontañas.

Me acerco a la puerta que, poco a poco se esta empezando a cerrar. Tras atisbar el interior del jardín puedo ver como, de espaldas, estas sacando algo del maletero: un gran bulto. Ahora que no miras, puedo deslizarme hacia algún cobijo, ya en tu propiedad.

No pensé en el detalle de que el sensor de la puerta hiciera que esta se abriera de nuevo a mi paso, y quedo congelado al ver como te das la vuelta y miras directamente hacia donde yo estoy. Sin embargo el motivo es uno completamente distinto: el bulto ha salido corriendo, y de repente cae de rodillas. ¡Hijo de puta, tienes una nueva victima!

Debo ayudar a ese pobre chico…o, tal vez ¿Debo dejarle disfrutar?

Cuando os introducís en la casa, espero un buen rato fuera, y como esperaba, la puerta de la casa no esta cerrada.

Cuando empiezo a subir las escaleras de donde provienen varios sonidos, oigo el sonido de una puerta que se abre y los pasos que se acercan: corro los pocos escalones que había subido y entro en una habitación que esta abierta rezando porque justo no entres ahí. Sin embargo, vas fuera de la casa, momento que yo aprovecho para subir al piso de arriba, donde oigo como suena una canción de móvil. Enseguida los pasos a trompicones se oyen de nuevo, y hacen que entre en otra habitación cualquiera.

La curiosidad me puede y decido acercarme a la puerta del cuarto, donde se oye algún que otro gruñido. Al pasar por delante de la puerta, puedo ver como un atractivo chico con el pelo rapado, y que permanece atado, parece que me mira y me pide socorro con la mirada. Sin embargo, decido guardarme la venganza para cuando este solo, una gran venganza por todos estos chicos que has narcotizado, emborrachado, engañado, y llevado a tu guarida.

No es hasta después de algunas horas cuando te veo salir cargando con el chico sobre los hombros hacia lo que parece un cuarto de baño, pues puedo oír como se llena una bañera. Al rato volvéis al primer cuarto, para a continuación volver a salir, con el chico en brazos. Desde la ventana veo como lo introduces en el maletero del coche y partes de nuevo dirección a la ciudad.

Es ahora cuando empieza mi plan: investigo el cuarto mazmorra, cojo un pañuelo, tu botella de cloroformo. Veo como voy a colocarte, donde te voy a esperar, lo mucho que te pienso follar… El efecto sorpresa será un elemento clave Ensimismado en mis pensamientos estoy cuando vuelvo a oír el coche. Mi polla esta a mil mientras oigo de nuevo la ducha. Imagino cada gota de agua recorriendo tu cuerpo, y me imagino a mi, próximamente recorriendo cada parte de tu cuerpo.

Sales de baño, con el aura típica de un Dios: abdominales perfectos, barba incipiente cuidada hasta el mínimo detalle, labios sonrosados y gordos. Pasas con solo una toalla enrollada en tu cuerpo al lado del cuarto desde el cual te espío, y salto sobre tu espalda, tapando con el pañuelo tu boca y nariz. Tan solo notar tu cuerpo debajo del mío y ya estoy empezando a eyacular. Tan buenas me las veía que no veo venir ese primer golpe contra la pared. Aun con el dolor, y entre los gritos, mantengo el equilibrio y el pañuelo. A continuación empiezan los codazos y patadas. Finalmente, embistiéndome contra la pared, un gran dolor recorre mi cuerpo y empiezo a sentir como todo se nubla y caigo al suelo. Lo último que veo es como caes tu también, muy cerca de mí.